El documento conmemora el fallecimiento del General José de San Martín el 17 de agosto de 1850. San Martín promovió la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata y cruzó los Andes para liberar a los pueblos oprimidos por los españoles. Pasó sus últimos años en el exilio en Francia, donde enfrentó dificultades económicas y la ingratitud que lo llevó al olvido. Murió lejos de su patria Argentina y no fue hasta años después que sus restos fueron repatriados y homen
1. 17 de Agosto: Paso a la inmortalidad del General José Francisco de San
Martín y Matorras
Las victorias del General San Martín son los brillos de luz que envuelven
el nombre argentino y son sus trofeos los pueblos redimidos, “nos
cubrimos con sus esplendores para llamarnos –Libertadores de
Naciones.”
Promovió la Independencia de las Provincias Unidas del río de la Plata,
Cruzó los Andes para liberar a pueblos oprimidos por los españoles.
Empuñó su “sable corvo” sólo para la emancipación de los pueblos
americanos, gesto que le valió el rechazo de sus contemporáneos, y la
búsqueda del exilio muy lejos de su Patria.
El ostracismo en la lejana Francia, fue duro, el otrora Gran Capitán y
General Libertador de América, tuvo que lidiar contra otros enemigos:
los padecimientos económicos y la ingratitud que empuja al olvido.
Un 17 de agosto de 1850, sus ojos se cerraban para siempre, su
cansado corazón de guerrero dejaba de latir y entraba El General,
victorioso, rumbo a la inmortalidad lejos de las alamedas mendocinas,
con las que tanto había soñado hacía ya mucho tiempo.
“La América independiente no muestra entre sus monumentos el
sepulcro del primero de sus soldados. La República Argentina no guarda
los despojos humanos del más glorioso de sus hijos.”, decía el
presidente Avellaneda cuando tramitaba la repatriación de los restos del
General José de San Martín.
Hoy le rendimos este sencillo homenaje a tamaña magnitud, y que
exhorta a compartir las palabras que Monseñor Dr. Pablo Cabrera dijera
frente a los restos repatriados del Libertador de América un 28 de mayo
de 1880: "Los grandes hombres no mueren, por el contrario, recién
cuando concluyen su carrera comienzan a vivir. Cuando la eternidad se
ha sentado con todo su peso sobre la losa que cubre sus cenizas,
aparece sobre su pedestal la figura del héroe bañada por el sol de la
inmortalidad. La Patria entonces pronuncia su fallo: le decreta honores e
inscribe su nombre en el granito o en el bronce, o más bien, en el
corazón agradecido de los pueblos''