2. REFLEXIÓN DE LA LUZ1
Clase1:
“Suena el timbre y armada de un espejo de grandes dimensiones aparezco en el curso.
Los alumnos cuchichean y hacen especulaciones.
Chicos abran el diseño experimental, sentencio. Es el documento que con una semana
de antelación han bajado del servidor, por lo tanto cada grupo tiene en sus manos la
placa de metal y el puntero láser para realizar del experimento, además de una regla,
un semicírculo y un lápiz.
Se prepara el aula con pantalla y proyector para exhibir el video que los alumnos
también tienen en sus computadoras, mientras que el arrastre de las sillas y escritorios
indican que mis alumnos están armando sus grupos de trabajos. Es el momento de
entregarles la copia de la consigna de actividades. Se producen demoras y la “disciplina
activa” se hace notar: todos reclaman la presencia de su profesora…
Termina el video y por fin cada grupo comienza a replicar el experimento. Por supuesto
que aparecen las confusiones entre rayo, haz de luz, normal, ¿quién toma la fotografía?,
¡Quién dibuja en la hoja! ¡No sabés medir! ¿Quién sabe medir? ¿Quién escribe en la
compu? ¿Quién saca la foto? Y la presencia del asesor se hace imperativa…
Es el momento de solicitar la atención de la clase, para reorganizar los grupos, y
escuchar los planteamientos de los chicos. Se disipan las dudas y un coro de ¡ahhhhh!
Deja entrever que la explicación ha sido satisfactoria.
Se distribuyen las tareas y se les pide a los alumnos que cada uno de ellos use una regla
para medir y que tome una fotografía y la recupere en su portátil.
El trabajo continúa, pero el tiempo se va acabando: lo dice el timbre que suena con
insistencia y sólo dos de los seis grupos han avanzado en las actividades. Es el momento
de guardar todo para seguir la clase próxima.”
1 Secuencia didáctica disponibleen: https://www.scribd.com/doc/231375340/SECUENCIA-DIDACTICA-Refraccion-de-la-luz
3. Clase 2
“Retomamos la actividad que había quedado pendiente. Se reorganizan los grupos de
trabajo y se asignan tareas a cada miembro: el que fotografía, el que mide, el que
dibuja en papel, el que reconoce los rayos, la normal, el plano…
Toda esta información se debe volcar en un documento Word, por lo que los datos
obtenidos se van entregando al “escritor”. Todos hacen sus aportes, se corrigen,
discuten, pero al final siempre aparece el árbitro para dirimir conflictos. ¿Ves que era
como yo decía? Se escucha por ahí.
El resto de los grupos está más rezagado y tiene muchas dificultades: algunos no
saben bajar del servidor el video, o no manejan el procesador de textos o no saben usar
la cámara de las Netbooks. Todo se soluciona reubicando a los integrantes de los grupos
de manera que al menos un alumno posea competencias en el manejo de los recursos
propuestos que sumados a otros permitan una verdadera tarea colaborativa. Pero
evidentemente estos grupos necesitan más apoyo que el resto.
Está a punto de sonar el timbre y la clase que era de sólo ½ módulo pasó volando.
Clase 3
“La mayoría ha adelantado bastante en sus actividades, y con mucho esfuerzo han
logrado realizar el informe en un documento Word. Pero ahora, los alumnos se
complican con la elaboración de la conclusión: ¿De dónde sacamos las leyes?,
preguntan. Les sugiero consultar con la teoría que tienen cargada en el servidor, y de
esa manera los alumnos logran escribir las leyes dentro de un cuadro, que también
costó que realizaran… “un tutorial improvisado” resolvió el problema. Pero en el acto
surgen otros: ¿cómo explicamos? ¿Qué escribimos? “Deben escribir si es que se cumplen
o no las leyes que acaban de escribir, en el experimento que han realizado: les digo.”
Pero las respuestas son muy breves y ¡no hay forma de que las fundamenten!
Les pregunto ¿Por qué? ¡No sabemos, responden en coro!
Sigo indagando: ¿Qué observan de la trayectoria de los rayos? ¿Qué dimensiones tienen
los rayos de incidencia y los de reflexión? ¿Qué significa que un rayo se refleje? ¿Cuándo
lo hace?
Luego de muchas discusiones, las que se hicieron generalizadas: lograron justificar sus
respuestas…
4. Queda menos de un minuto para finalizar la clase, en el fondo se escucha una voz
chillona: profe, profe, ¿Para que trajo el espejo?
Oh no, ¡El timbre otra vez!
5. REFRACCIÓN DE LA LUZ
Clase 1
Comienza la clase y le solicito a uno de mis alumnos que llene con agua un vaso de
vidrio de grandes dimensiones que llevé al curso y por último coloco un lápiz dentro del
vaso.
Todos miran el vaso, pero nadie pregunta. Escribo en el pizarrón con letras grandes
“Refracción de la luz.” Con la ayuda de un voluntario, armamos los dispositivos para
mirar el video, y repartimos, impresas en papel, las consignas que los alumnos
comienzan a leer en voz baja. ¿Preguntas? Digo, pero el silencio me indica que no las
hay.
Hoy no se presentan tantos problemas con el uso del servidor del colegio, identifican el
documento, lo copian pero no saben cómo y dónde guardarlo en una carpeta digital…
Comenzamos la “pelea” con el Word, les cuesta ubicarlo en la portátil: repito con
algunos que hacen coro y a la vez lo escribo en la pizarra: “inicio, todos los programas,
herramientas de oficina”, etc… Luego de estos contratiempos logramos guardar el
documento.
El video termina y los alumnos se incomodan en sus asientos, tal cual pichones que
pian a la vez, se escuchan las preguntas: ¿dónde está el lienzo de dibujo?, ¿cómo lo
hago?, ¿cómo escribo una r o una î? ¿Cómo hago para que “me salga” una línea?, ¡y de
color! Esta tarea nos ocupa más del tiempo establecido. Se termina el módulo (90 min)
y apenas hubo tiempo para anotar a los integrantes de los grupos.
¡Nos vemos en la próxima clase!
6. Clase 2
Retomamos el tema. Ahora abrimos el simulador que cargaron en las netbook. Son
hábiles en el uso del simulador, y los inconvenientes surgen cuando deben hacer una
impresión de pantalla y editar la imagen obtenida (usando Paint) guardarla,
recuperarla, copiarla, pegarla, etc…
La palabra hipótesis los moviliza, no comprenden su significado. Es momento de hacer
un alto: me dirijo a toda la clase “deben escribir lo que creen que pasará, lo que
suponen que ocurrirá si se aumentan los ángulos de los rayos de luz, tengan en cuenta
lo que ocurrió en el caso del agua y del aire…”
Suena el timbre. ¡Nos vemos la próxima!
Clase 3:
El vaso con agua con el lápiz, sigue sobre el escritorio. ¿Seguimos profe? ¿Dónde
quedamos? Preguntan.
Abren otra vez el simulador y no se observan inconvenientes para hacer variar los
ángulos. Le asigno tareas a cada integrante del grupo, (que luego intercambian) para
que todos participen y colaboren. Observo que se consultan entre miembros de otros
grupos, logran las impresiones de pantalla y el pegado de las imágenes obtenidas y el
tiempo se acaba. Nos queda pendiente lo más importante: comparar los datos obtenidos
con los de la hipótesis formulada.
Clase 4: (La clase imprevista)
Cuesta retomar después de mucho tiempo transcurrido sumado al paro de los porteros…
Ahora, aparte del vaso con agua con el lápiz, hay un vaso con glicerina, también con un
lápiz sumergido…
Releen sus producciones, logran establecer las comparaciones. Cuando se dan cuenta de
que no todos obtienen los mismos resultados, se arma un alboroto que amerita una
intervención a la que todos prestan atención. “Las hipótesis no son iguales, no todos
creyeron lo mismo, es por esa razón que algunas coincidieron y otras no con los
resultados” Otra vez el ¡Ahhhhh! Que da cuenta que se entendió la explicación.
Las otras actividades fueron sobre ruedas, pero nos detuvimos en la construcción
individual. Finalmente consideré que debían hacer variar el ángulo i (30º y 60º) para el
7. agua, y realizamos los cálculos en el pizarrón, luego hicimos lo mismos cálculos con el
índice de refracción del aire…
Mientras realizábamos los cálculos, alguien dijo el lápiz parece más quebrado en un vaso
que en el otro, ¿no profe? ¿Los dos tienen la misma agua?
Luego de las deliberaciones que produjeron esas preguntas, y cuando terminó la clase
me sentí feliz.
Lic. María Mansilla Ana