El documento describe una visión de la humanidad como un "mar de fueguitos". Cada persona brilla con su propia luz, y los fuegos varían en tamaño, color e intensidad. Algunos son serenos, otros locos y llenan el aire de chispas, mientras que otros son "fuegos bobos" que no alumbran ni queman. El narrador admira a la gente cuyo fuego arde con intensidad.