Este documento describe la importancia de la relación entre el creyente y Jesús para alcanzar la vida eterna. Explica que solo a través de Jesús, quien venció a la muerte al resucitar, podemos recibir la vida eterna. Para lograr esto, no basta solo con creer sino también obedecer a Jesús, uniéndonos a él como su cuerpo y esposa para ser uno solo. Esta unión estrecha con Jesús a través de la obediencia a sus mandamientos es lo que nos garantiza la salvación y vida abundante para siempre.
1. Nuestra relación con Dios – un matrimonio con Jesús
Teniendo en cuenta que la doctrina de la inmortalidad del alma es falsa y que todo
ser deja de existir cuando muere veamos como podemos alcanzar a vivir
nuevamente.
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
(Juan 11:26 RV1960)
Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
(1 Juan 5:11-12 RV1960)
La vida eterna solamente se encuentra en Jesús pues fue el único que venció a la
muerte al resucitar de entre los muertos. La resurrección es la verdadera esperanza
del creyente.
Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó;
y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.
Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.
(1 Corintios 15:16-18 RV1960)
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro.
(Romanos 6:23 RV1960)
Pero para alcanzar la resurrección para vida eterna no simplemente basta con solo
creer sino que también hay que obedecerle.
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida,
sino que la ira de Dios permanece sobre él.
(Juan 3:36 LBLA)
Esta obediencia se manifiesta en nuestra relación con Jesús que debe ser como la de
un matrimonio perfecto y no como el matrimonio imperfecto de los seres humanos.
Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como
también Cristo a la iglesia,
porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.
Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán
una sola carne.
Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.
(Efesios 5:29-32 RV1960)
Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los
que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.
(Juan 17:11 RV1960)
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2. Debemos ser uno con Jesús para que de esta forma podamos obtener vida eterna de
lo contrario al no estar unido a él no podemos recibirla.
Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,
y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.
Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
(Marcos 10:7-9 RV1960)
... la desposada, la esposa del Cordero.
(Apocalipsis 21:9 RV1960)
... de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia;
(Colosenses 1:24 RV1960)
Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y
su esposa se ha preparado.
(Apocalipsis 19:7 RV1960)
Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta
como una esposa ataviada para su marido.
(Apocalipsis 21:2 RV1960)
porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es
su cuerpo, y él es su Salvador.
(Efesios 5:23 RV1960)
Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
(1 Corintios 12:27 RV1960)
Esta relación estrecha con nuestro salvador es muy importante y la que nos
garantiza la salvación; no es el simplemente creer en el. La obediencia y sumisión
total a el nos hace uno con el otorgándonos vida en abundancia y eterna.
Este es el nuevo mandamiento de Dios, creer en su Hijo y obedecer sus
mandamientos.
Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos
amemos unos a otros como nos lo ha mandado.
(1 Juan 3:23 RV1960)
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda
tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
(Mateo 22:37-40 RV1960)
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3. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama,
será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
(Juan 14:21 RV1960)
Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y
vendremos a él, y haremos morada con él.
(Juan 14:23 RV1960)
En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y
guardamos sus mandamientos.
(1 Juan 5:2 RV1960)
Esta unidad con Cristo, como su cuerpo y como su esposa, es una clara descripción
de la importancia de como debe ser nuestra relación con el para obtener la vida
eterna que solo el nos puede dar ya que por medio de el somos liberados de perecer
para siempre.
Todos sabemos que vamos a morir algún día, que esta vida es temporera pero son
pocos los que saben que la muerte es también temporera (para el que cree y
obedece) ya que los que no creen, o creen pero no obedecen, morirán una segunda
vez y esta vez será para siempre.
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