2. Resumen de la leyenda:
Doña Ana, joven bella, de cabello rizado y negro
y ojos castaños se encontraba al cuidado de su
nana Doña Matilde, que se hizo cargo de la
pequeña Ana cuando su madre murió.
El padre de Ana era un aristrócrata de la
sociedad colonial de Guanajuato.
EL CALLEJÓN DEL BESO
3. Ana y Doña Matilde iban a misa diariamente.
Una mañana primaveral, ambas mujeres de
dirigían a la puerta de la iglesia cuando apareció
Don Carlos Romeiro, hijo de una de las familias
más prominentes de Guanajuato.
Poco después, nació el romance de Carlos y Ana,
bajo la vigilancia de Doña Matilde.
4. Pronto corrieron los rumores de la nueva pareja,
y éstos llegaron a oídos del padre de Ana, quien
decidió encerrarla en su casa para después
mandarla a un convento.
Los días pasaron, Carlos esperaba a su amada
todos los días en la iglesia sin éxito alguno.
5. Finalmente, la muchacha envió una carta al joven
caballero explicándole la situación. Doña Matilde fue
la encargada de llevar la carta.
Al principio Carlos se puso muy triste, sin saber cómo
remediar la situación. Después, tuvo una idea. Una
ventana de la casa de Ana daba a un callejón muy
estrecho, tanto que podía tocar la pared de enfrente
sacando la mano por la ventana. La casa de enfrente
tenía una ventana a la altura de la recámara de Ana.
Así que, si lograba introducirse a esa casa, podría
hablar con Ana.
6. Don Carlos compró la propiedad. Lo primero que
hizo fue espiar los movimientos de las personas de
la casa de enfrente. Cuando vio salir a Matilde, le
contó su plan para que se lo dijera a Ana.
A la hora que acordaron, se abrieron ambas
ventanas. Ana no pudo resistir más y extendiendo
la mano, lloró al tocar la de don Carlos. Al verla en
ese estado, Carlos no pudo más que levantar su
hermoso rostro y besarla.
7. En ese instante una voz hizo sobresaltar a ambos. Era el
padre de Ana, quien al presenciar la escena, tomó a su
hija del brazo y loco de ira, le clavó un puñal en el
corazón. Cuando Carlos se intentó arrojar sobre el padre
de Ana, los guardias lo detuvieron. Nada se volvió a
saber del paradero de Carlos. El padre de Ana
enloqueció, hasta que finalmente murió.
.
8. Las ventanas de aquellos balcones permanecieron cerradas para
siempre, guardando en sus interiores una de las más tristes historias de
amor del México Colonial
Bibliografía
P. MENDOZA, Blanca Estela. Leyendas de amor, misterio y terror del
México Colonial. Editores Mexicanos Unidos. México. 1ª edicion 2006. 6ª
reimpresión Octubre 2010.