Tale, the strange deaths of children and an ancient revenge that reaches people of Salvatierra.
Cuento salvaterrense, las extrañas muertes de niños y una venganza milenaria que alcanza a la gente de Salvatierra
1. La Leyenda de la Noche Negra
Tec. ISMAEL ZAMORA C.
8-Enero-2014
Salvatierra, Guanajuato
2. Acérquense, escuchen bien, esta historia les puede interesar, pos es una leyenda, de esas que
sirven para disfrazar los miedos… sucedió aquí en San Andrés de Salvatierra, en los años primeros
de esta my noble ciudad… en esos primeros años de la ciudad no todo era claridad, había muchos
secretos entrelazándose, muchos caminos siendo cubiertos con polvosas calles.
Sucedió en ese entonces que algo malo empezó a ocurrir durante las frescas noches, apareció un
niño muerto en el patio de su casa, casa de pobres en un barrio del norte, y quizá por ello no se le
dio la importancia debida por parte de las autoridades recién electas. Seis noches más tarde,
amaneció sin vida otro niño, de 3 años de edad, en una casa más hacia el centro de la ciudad, los
españoles entonces empezaron a temer por sus vástagos, pero los religiosos los tranquilizaron con
sermones y oraciones. Una que otra familia recurrió a los ritos cristiano – paganos, colocando
“protecciones”, como amuletos tras las puertas, “monas trabajadas”, altares con veladoras
blancas siempre prendidas, cruces de Caravaca impresas en cantera e insertadas en las gruesas
paredes de adobe. Porque han de saber que por eso ya no hacen casas de paredes gruesas, para
que ya no se puedan proteger con esas cruces.
Seis días después, el nueve de junio de 1654, llovía a cantaros - claro que en ese tiempo no se
inundaba la ciudad como ahora, las aguas encontraban sus caminos y llegaban al río Lerma sin
detenerse mucho tiempo en las calles - un pregonero iba de casa en casa previniendo a las familias
que tuvieran cuidado con sus niños pequeños:
-
¡Tengan cuidado, porque el mal ha regresado, la familia Aragón logró salvar a su hijo de 2
años de edad del ataque de un ser extraño, muy pequeño, quizá un duende, quizá un trol,
un demonio que trató de arrebatarle la vida a su hijo, pero lograron ahuyentarle. No dejen
a sus hijos solos esta noche, esta noche negra!.
Las familias arroparon a sus hijos e hijas, se encerraron por las noches negras atrancando las
grandes puertas de madera con grandes maderos, doble seguro, una viga atravesada de manera
horizontal y otra apoyada contra el suelo, aldabas de metal sellaron por dentro los hogares.
Amaneció con timidez el 10 de junio, temerosos los habitantes de Salvatierra salieron a sus
labores cotidianas, esperando el grito del pregonero, para bien o para mal… a las 11:11 am. Llegó
la noticia y se esparció rauda desde la ciudad hasta las haciendas, una niña de dos años de edad
había muerto en las mismas circunstancias extrañas que los otros niños: los ojos en blanco, sus
cuerpos helados, piel grisácea, pequeñas gotas de sangre alrededor de sus cunas. Comenzaron a
circular las versiones de nahuales americanos, vampiros humanos europeos y hasta de la misma
Lilith asiática, aquella primera esposa de Adán, quien abandonara a su esposo para irse al Mar rojo
a convivir con Asmodeo y demás demonios procreando abominaciones, y quien gustaba de matar
a los niños por su eterna venganza, y por ello se elaboraron los amuletos con los tres ángeles: Snvi,
Snsvi y Smnglof.
Ese día de junio el templo de San Antonio y el de San Francisco se llenaron de feligreses
aterrados: campesinos, peones y hacendados, quienes pedían protección y buscaban alguna
explicación del porqué de las muertes durante las ahora conocidas como “Noches Negras”.
3. 15 de junio, habían pasado 5 días desde el último asesinato, todos aquellos padres con niños
menores de 5 años de edad, tomaron las debidas precauciones, si una familia había logrado
espantar al demonio, ellos deberían poder también, así lo hacía un joven hacendado en su
Hacienda cercana a la ciudad, él observaba preocupado a su pequeño hijo dormir plácidamente en
su acogedora cuna, su hijo único; tomó a su esposa de la mano y juntos empezaron a rezar a Cristo
y a la Virgen del Valle, y a pesar de su miedo y su superstición, la costumbre mal enraizada de
dejar a los niños pequeños en recámara aparte de la de los padres no la abandonaron, dejaron al
pequeño bajo el resguardo de la luz de unas largas velas y de un Cristo clavado en un madero,
colgando de la pared de cantera, ese Cristo tenía los ojos cerrados.
La lluvia llegó ligera a eso de las 9:09 de la noche, los peones de la Hacienda encendieron las
antorchas y las velas desgastadas para iluminar los pasillos de la casona y las habitaciones de
servicio, poco a poco el frío y la lluvia los fueron arrullando, quedándose dormidos uno a uno,
hasta los fatigados padres del pequeño heredero de la Hacienda se entregaron al descanso, siendo
que un padre debe despojarse del sueño cuando se trata de cuidar de su hijo amenazado.
La noche negra del sexto día ya abrazaba a todo el valle de Guatzindeo, el azotar de una de las
ventanas despertó al joven padre español, se levantó, caminó hacia la habitación de vio a
contraluz de los relámpagos una pequeña figura de pie en el marco de la ventana, sin pensarlo dos
veces le arrojó un libro que estaba sobre una mesita cerca de él, aquel ser esquivó ágilmente el
golpe, saltó hacia el patio a través de la ventana.
-
¡Esposa!... ¡despierta!...
¿Qué pasa?
¡Cuida del niño, voy a matar a ese demonio!
¡Ten cuidado!
El hacendado salió al patio, la lluvia ya era tormenta cerrada, la visibilidad era nula, pero algunos
peones habían escudo los gritos y se acercaban, de pronto, otro grito, uno desgarrador, el de la
madre.
-
¡Mi hijo no está en su cuna, se lo llevó!
El terror se apoderó del corazón del joven español, alcanzó a ver la pequeña figura correr con
algo en brazos, entrando a la habitación contigua a la de su hijo.
-
-
Trata de abandonarlo por ahí como a los otros, de seguro ya lo mató – pensó mientras
corría desesperado, entró a la habitación, las flamas de unas velas iluminaban
tímidamente el lugar, pero aun así alcanzó a distinguir a aquel ser, se corazón se detuvo,
su sangre se congeló.
Esto no debió ser así, pero interviniste, y yo me debo alimentar, ahora deberé emigrar,
pero sin dejar testigos – el joven español murió ahí, con el más profundo terror tatuado en
su rostro, pues cuando encuentras frente a ti a ese mal que pensaste eran solo
supersticiones eres presa del horror.
4. Cuando los peones entraron al cuarto encontraron al joven amo sin vida en el suelo, luego,
entraron a la cámara principal, ahí estaba la joven madre, aferrada a su rosario, su cuello
sangraba, así como las palmas de sus manos, en la cuna, el niño lloraba, uno de los peones lo
arropó con su gabán y salieron, las mujeres de los peones atendieron a su patrona.
La lluvia había cesado, los peones y el capataz fueron a la ciudad, a la parroquia franciscana, y
entregaron el niño a uno de los monjes y le explicaron lo que habían visto y oído en esa noche
negra.
Se dice que el niño fue dado en adopción a una familia en Querétaro, la hacienda tuvo nuevos
dueños, y no se supo más del niño.
-
-
¿Por qué no le preguntaron al padre quien llevó el niño a Querétaro?
Porque después de llevarlo su salud empeoró y en cuestión de días murió, dicen que
deliraba, que enloqueció.
¿Por qué?
Es que cuando fue a la hacienda alcanzó con vida a la joven madre del niño y escuchó su
confesión antes de morir.
¿Cómo sabes eso abuelo?
Porque yo atendí a ese sacerdote en su último día de vida, murió a eso de las 9:09 de la
noche del día siete de julio de 1554, pero extendió su mano un poco antes de las 9, y con
su último aliento me dijo: “Lilith dejó descendientes desde los tiempos del inicio de la
historia, Ellos, los Lilim se alimentan con el alma y sangre de niños recién nacidos o de
corta edad porque 3 ángeles mataron a miles de hijos de Lilith; uno de Ellos se encarnó en
el hijo de los hacendados, esto no lo sabrás por nadie sino por mí, ya que esa historia se ha
borrado de los libros sagrados porque…” Y no le alcanzó el aliento para decir a quien
entregó al niño, murió mudo y angustiado.
Y el Cristo en la pared no ayudó a la familia.
Hay Cristos que fueron clavados tan fuertemente que rara vez bajan de sus paredes.
Como siempre, amables escuchas, les recuerdo, que esto es solo una leyenda… claro… hasta que
te encuentres frente a frente con el mal.