El documento describe la situación étnica y el desarrollo de los grupos indígenas en el estado de Veracruz, México. Explica que en Veracruz hay cuatro regiones étnicas principales que son habitadas por diversos grupos indígenas como los huastecos, totonacos y nahuas. Además, señala que aunque los grupos indígenas han sido discriminados y obligados a ocultar sus características étnicas, en ocasiones han reivindicado sus derechos y costumbres culturales de manera
1. DICCIONARIO TEMÁTICO CIESAS81
SITUACIÓN ÉTNICA Y DESARROLLO EN EL ESTADO DE VERACRUZ
Los gobiernos surgidos de la revolución mexicana propiciaron la ruptura de
las regiones de refugio, la eliminación de relaciones dominicales coloniales y
la liberación del indio; hoy México contempla la revitalización de viejos mo-
vimientos étnicos con renovada energía en el nuevo Estado por el desarrollo
económico y social propiciado.
Como se aprecia en el artículo “Situación étnica y desarrollo en Veracruz”
(11-12), en este estado la población indígena se localiza actualmente en
todos sus municipios. Su concentración en regiones históricas y en medios
urbanos industrializados muestra por doquier el surgimiento de nuevos gru-
pos de poder que aducen su origen étnico para reivindicar derechos pecu-
liares y participación activa en la vida social y política de la nación. Falta su
reconocimiento legal y representación directa en la vida política del estado
de Veracruz.
Dos motivos sustantivos aconsejan esta reflexión sobre la población étnica:
el proceso de modernización siempre ha acontecido a costa de los derechos y
con la expoliación de recursos de los pueblos indios; la responsabilidad de los
académicos en la imagen que la sociedad tiene del indio y de las políticas
aplicadas para su desarrollo e, incluso, para su eliminación. Desde luego, esta
responsabilidad del mundo académico es limitada; ha sido más trascendente
la resistencia y los gritos de presencia de los mismos pueblos étnicos. El pano-
rama no es de una población marginal, atrasada, ejidal o explotada, sino de
grupos sociales integrados en la sociedad mexicana que desarrollan relaciones
peculiares para diferenciarse de otros ciudadanos y otros grupos sociales. Para
imponer estas diferencias, para lograr que el derecho a ser distintos se reco-
nozca, para hacer valer sus propios derechos milenarios, con frecuencia han
tenido que acudir a elaborar su historia particular, luchar por pedazos de su
tierra o crear símbolos peculiares exclusivos.
2. DICCIONARIO TEMÁTICO CIESAS 82
Los estudios arqueológicos y los documentos históricos sobre el estado de
Veracruz mencionan tres áreas culturales, aun cuando en cada una de ellas han
convivido diversos grupos étnicos: el área norte, entre el río Pánuco y el Cazones;
el área centro, entre éste y el río Papaloapan, y el área meridional, al sur del
Papaloapan y tierras istmeñas. La presencia humana en el área norte data de 5
000 años a.C. Hacia el 4000 a.C., grupos macromayas irrumpen a lo largo del
litoral del golfo de México y comienza a conformarse la cultura huasteca.
Los estudiosos del área coinciden en ubicar el gran florecimiento huasteco
entre los años 100 a.C. y 900 d.C.; es decir, 10 siglos con expansión e influencias
alternas del sur de Estados Unidos, de los mayas, de los totonacas de ElTajín y de
los nonoalcas del altiplano mexicano. Hoy, la conformación pluriétnica de la
Huasteca es también resultado de la expansión otomí y de la migración tepehua.
En el área cultural centro del estado de Veracruz, la agricultura ya estaba
presente antes del año 3000 a.C.; sus aldeas recibieron gran influjo olmeca y
a su vez contribuyeron al esplendor de Teotihuacán. Después del siglo IV de
nuestra era, los totonacas dejan muestra de su gloria en El Tajín y Zempoala
y su dominio e influjo cultural se extiende a la mayor parte de los pueblos del
territorio que hoy conforma el estado de Veracruz.
En el área sur del estado, diversos grupos sedentarios muestran ya para
1500 a.C. un espléndido manejo de útiles de pesca y embarcaciones que,
junto a la obtención de excedentes en la agricultura, hicieron posible la reali-
zación de obras monumentales en piedra basáltica transportada desde gran-
des distancias a través de suelos pantanosos. Centros ceremoniales como San
Lorenzo, La Venta, Tres Zapotes y Laguna de los Cerros son muestra de la
existencia del trabajo especializado y una organización social compleja fuerte-
mente jerarquizada en una estructura citadina.
La población nahuahablante se hace presente en el actual territorio
veracruzano desde el siglo IX en las rutas de la sierra Madre Oriental, unas
veces como emigrantes de los grandes centros de poder en disolución, otras
como conquistas implantando plazas fuertes y centros de control de las rutas
comerciales de larga distancia.
3. DICCIONARIO TEMÁTICO CIESAS83
La historia de la presencia de los grupos étnicos es continua y comproba-
ble. Como áreas étnicas siguen reconociéndose cuatro regiones: la región
huasteca, cuyos límites rebasan los estatales y donde además de huastecos exis-
ten antiguos poblados de nahuas, otomíes y tepehuas; la región totonaca, con
amplitud similar a la prehispánica; la región nahua de Zongolica y comunida-
des nahuahablantes aledañas; la región nahua-zoque-popoluca, compartida por
miembros de varias etnias.
Como resultado de un trato desigual en las relaciones sociales y de la discri-
minación, la población indígena se ha visto obligada a ocultar sistemáticamente
sus características étnicas. Sin embargo, hay tres momentos en que, superan-
do los prejuicios étnicos, se aducen razones originarias (reales o supuestas)
para reivindicar derechos y prácticas sociales propias, en momentos de solici-
tudes de tierra, ejercicio de instituciones étnicas o reivindicaciones de carác-
ter político.
Podemos observar que las vías utilizadas para las reivindicaciones siguen
instancias reconocidas en la práctica política del país: no hay negación ni
rechazo de las normas básicas ni de la forma de vida mexicana, es decir, se
admiten “las reglas del juego”; no hay motivo para hablar de separatismo,
xenofobia o similares. Se compagina la identidad étnica con la identidad na-
cional. El opositor no es el que viene de fuera para vivir en el medio indígena,
sino el que desplaza, el que anula las formas preexistentes de realizarlas, pro-
vengan de fuera o de dentro, hablen o no náhuatl.
Las situaciones étnicas actuales presentan nuevas reivindicaciones acordes
con las condiciones reinantes. Si las identidades étnicas son dinámicas y cam-
biantes en la conformación de grupos y en las reivindicaciones fundamentales,
lo persistente es un empeño en clasificar la sociedad donde hay un “nosotros”
que quiere ser distinto a “los otros” y un esfuerzo para que se reconozca el
derecho a ser diferente, a pesar de ser todos mestizos biológica y culturalmente.
PEDRO ARRIETA FERNÁNDEZ