2. • Qué es la Bibliotecología?
– Primer acercamiento: Es el conjunto de
actividades técnicas y científicas de la información
y sus soportes, así como del lugar donde se hace
uso de ellos, con el objeto de mejorar la calidad
de los servicios y satisfacer de una mejor manera
las demandas de la sociedad.
3. Problemática de la bibliotecología
• Carencia de estudios informacionales para el
estudio de la Bibliotecología como espacio de
conocimiento autónomo
• Profundas confusiones en núcleos de
profesionales entre el devenir histórico de la
bibliotecas y el desarrollo de la propia
Bibliotecología
• Surgimiento a partir del siglo XIX y hasta la
tercera década del siglo XX con la conformación
del nuevo saber: la Documentación.
4. • La Bibliotecología ha experimentado un largo
proceso de formación, con un marcado
desarrollo de los procesos de carácter técnico,
propios de su gestión, principalmente en las
áreas del procesamiento analítico-sintético de
la información, el almacenamiento, así como
su recuperación y diseminación para
garantizar la plena satisfacción de las
necesidades de información de sus usuarios
5. • la Bibliotecología , al transcurrir por un largo
período de estancamiento en el desarrollo de
su propio cuerpo teórico-epistemológico, se
debate hoy en el centro de complejas
discusiones que redundan en estos temas;
ellas parten de los diferentes enfoques
planteados en el marco de las ciencias sociales
y que se manifiestan directamente en las
disciplinas científico-informativas y en la
Bibliotecología como parte de ellas
6. Reflexión
¿Qué fundamentos disciplinares, por su
sentido social y político, por la validez de sus
fines y valores, y por la legitimidad de sus
prácticas de intervención y transformación de
la realidad sociocultural de las comunidades
en que actúa construyen a la Bibliotecología?
7. Para ello:
El objeto o los objetos de conocimiento de la
Bibliotecología debe realizarse en el contexto
de las luchas y de los problemas de la
transmisión social del conocimiento y de la
conservación de la tradición para posibilitar la
transformación sociocultural y política de la
colectividad.
8. Tales objetos de conocimiento han de
caracterizarse por su autonomía y especificidad
en relación con las demás disciplinas de las
ciencias sociales y de la comunicación.
9. CONSIDERACIONES
Las prácticas bibliotecarias tienen que ver con el
mundo de la cultura, de las interacciones
sociales, las que no pueden ser determinadas por
la cibernética ni por la ingeniería de la
información, puesto que el mundo de la vida, de
las relaciones intersubjetivas, el mundo
comunitario, se mueve por valores y
cosmovisiones que constantemente cambian y se
le escapan del control a las teorías deterministas.
10. CONSIDERACIONES
El bibliotecario es un sujeto social, con sus
valores y cosmovisión puestos en juego en
contextos donde priman las relaciones
intersubjetivas, y por lo tanto, sus acciones
afectan a las comunidades y al mismo tiempo es
afectado por ellas, en los procesos de
intervención y transformación socio-cultural. Es
decir, el bibliotecario no puede ser un agente
externo y neutral en el ejercicio de su profesión.
11. CONSIDERACIONES
Formar bibliotecólogos con el perfil de agentes
promotores de cambio cultural y social, y
como educadores que contribuyen a la
formación de ciudadanos en una democracia
participativa.
12. La bibliotecología es una disciplina cuyas prácticas
intelectuales y sociales contribuyen a la reorientación y
reorganización del espacio político, mediante la
preservación, el acceso y uso cultural del saber producido y
acumulado por la humanidad, redimensionando la
comunicación como unión de mentes humanas que se
comunican por medio de registros gráficos, a la manera de
Shera, sirviendo de puente y motor para la transformación
social, el avance tecnológico y la formación de un espíritu
investigativo, crítico, deliberativo y científico; a la vez que
pugna por el desempeño de los profesionales como
gestores culturales, sociales y políticos.
13. La bibliotecología estudia el fenómeno comunicacional, concebido como
un proceso transformador de la sociedad, que tiene como centro la
biblioteca, entendida como institución social traductora de la
interculturalidad, en la cual el bibliotecólogo, al empoderarse de su
saber, es un interventor cultural que influye radicalmente en los
procesos de construcción simbólica y representación del mundo social o
mundo de la vida, mediante la información documental, definida como
el conocimiento registrado que se organiza, preserva y difunde.
14. En consecuencia
El saber bibliotecológico se orienta a la
comprensión del fenómeno comunicacional
que ocurre en las complejas interacciones
intersubjetivas de quienes habitan el espacio
bibliotecario movidos por las necesidades de
acceso al conocimiento y por las dinámicas
luchas de poder por el control de los
significados y de las representaciones
simbólicas del mundo de la vida.
15. Objeto de estudio
Desde la perspectiva fenomenológica
La transferencia de información, entendida como
un proceso activo de recuperación y
comunicación de la información.
En la práctica profesional, la información
registrada en cualquier soporte es el recurso
fundamental de la bibliotecología, la cual debe
ser transferida de acuerdo al contexto social en el
que está inmersa y en un proceso de servicio,
teniendo al usuario como sujeto
16. Historia de las bibliotecas
Como afirman diversos estudios
historiográficos, que señalan su génesis en las
primeras sociedades clasistas, las bibliotecas
son una de las instituciones más antiguas en la
historia de las civilizaciones, y con ellas la
práctica bibliotecaria
17. Sin embargo, aquello que se entiende hoy por
biblioteca en el plano conceptual, difiere de
los primeros intentos por definirla.
Conceptualmente, se considera como “aquel
lugar destinado al depósito de información
registrada principalmente en forma de libros”.
18. Y la Bibliotecología?
Por su parte, la Bibliotecología es la disciplina
que aborda el estudio sistemático de las
colecciones bibliográficas y la institución
bibliotecaria, tanto en su aspecto histórico
como técnico, así como en su proyección
socio-cultural.
19. Para Miguel Ángel Rendón la Bibliotecología “se
ocupa de estudiar cómo ciertos documentos,
por medio de una institución de información
puede poner en contacto a los lectores con el
mundo de la información”
20. Estas definiciones muestran los tres
elementos que estudia la Bibliotecología :
• la biblioteca,
• las colecciones y
• los usuarios.
21. En la esfera bibliotecológica, se relacionan
otras subdisciplinas:
• La bibliología: que se ocupa del estudio general del libro en sus
aspectos histórico y técnico.
• La bibliografía: considerada como una disciplina autónoma, con
fines bien delimitados, presenta sus productos generalmente en
forma de listas de asientos bibliográficos que pueden ser de uno o
varios autores; se basa fundamentalmente en la investigación,
identificación, descripción y clasificación de los recursos recopilados
para lograr una mejor orientación, tanto de los bibliotecarios como
de los usuarios en general.
• La bibliotecnia: que aborda la industria del libro, así como los
procesos relacionados con la confección y restauración del libro.
22. No obstante, a este conjunto disciplinario y a
los primeros atisbos de sistematizar la
actividad bibliotecaria a partir del siglo III
a.n.e. con la obra de Calímaco y, a pesar de
existir trabajos, aunque, dispersos sobre
catalogación y clasificación propios de aquel
tiempo, no es hasta el siglo XIX, que puede
hablarse de un comienzo de la ciencia de la
biblioteca a partir de la obra de Martin
Scherettinger
23. Martin Scherettinger
1772-1851
Con su publicación: “Versuch
eines vollständigen lerbuchs
der bibliotheswissenschaft
oder Anleitung vollkomenen
Geschäftfurung eines
Bibliothekars in
wissenschaftlicher Form
abgesfaast”
“Obras completas en
Biblioteconomía o una guía de
manejo para los bibliotecarios
escrito científicamente”
Estableció el núcleo de
conocimientos para apuntalar
a la Bibliotecología como una
disciplina formal
24. Bibliotecología es la disciplina que
aborda el estudio sistemático de las
colecciones bibliográficas y la institución
bibliotecaria, tanto en su aspecto
histórico como técnico, así como en su
proyección socio-cultural.
ACTUALMENTE
26. Bibliotecas orientales antiguas
• La inició el rey sargón II
como un conjunto
organizado de libros y
documentos es la del rey
Asirio Asurbanipal,
descubierta al excavar
Nínive.
27. • En ella aparecieron 30.000
fragmentos de tablas de
arcilla enterradas entre los
restos del Palacio Real. Su
descubrimiento aceleró el
desciframiento de la
escritura cuneiforme.
Tabla de
arcilla
Escritura
cuneiforme
28. • En una de las tablillas se encontró el Poema
de Gilgamesh, en el que se hablaba del
diluvio. Una de sus aportaciones fue el
Colofón, que aparecía en muchas tabletas y lo
que en ellos aparece indica el elaborado
esmero con el que Asurbanípal organizó la
biblioteca. En ellos aparece el título de la obra
y datos para su catalogación
30. Bibliotecas egipcias
• La primera noticia de una biblioteca egipcia se la debemos a Diodoro de Sicilia, que en su
biblioteca histórica (escrita en el siglo I a.C.) donde cita a Hecateo de Abdera que en su viaje a
Egipto visito lo el monumento al rey Ozymandias, y en el sitúa “la biblioteca sagrada”.
• Es poca la información que tenemos de las bibliotecas egipcias a las que llamaron “casas de
los libros” -los archivos- y “casas de la vida” -las bibliotecas-. Los libros, estaban escritos en
papiro -en lugar de arcilla- por lo que todos han desaparecido. Lo que nos ha llegado es lo
que está escrito en tumbas y monumentos como el Libro de los muertos, cuyo fin era facilitar
el viaje a ultratumba.
31. • En el templo de Horus, esta la evidencia mas clara de una biblioteca
en un templo ya que en ella hay una sala con una inscripción en la
que se relacionan los 37 títulos donados por el faraón. Detrás de
una de la pétreas paredes divisorias de la fila interior de columnas
esta alojada “la biblioteca”, y el catalogo de los rollos de papiro esta
escrito en las paredes exteriores.
33. Biblioteca de Alejandría
• La Biblioteca Real de Alejandría o
Antigua Biblioteca de Alejandría,
fue en su época la más grande del
mundo. Situada en la ciudad
egipcia de Alejandría, se estima
que fue fundada a comienzos del
siglo III a. C. por Ptolomeo I como
complemento del Museo de
Alejandria, y posteriormente
ampliada por su hijo Ptolomeo II
Filadelfo, llegando a albergar una
enorme cantidad de manuscritos.
Hay que recordar que Ptolomeo I
fue general y amigo de Alejandro
Magno que tras su muerte y
descomposición del imperio,
recaló en Egipto donde fundó su
propia dinastía.
34. • La Biblioteca creció durante el reinado de
todos los Ptoloemo, que nunca se
desentendieron de ella porque todos ellos
eran cultos y aficcionados a las letras. Tras
Ptolomeo VIII, comenzó su decadencia por las
revueltas y persecuciones que forzaron la
emigración de muchos sabios.
35. • No hay demasiados datos en cuanto a la
colección de libros que esta biblioteca
conservaba. Nos quedan pequeñas crónicas como
la que cuenta Galeno (médico, siglo II d.C.) que
en sus comentarios a Hipócrates se refieren al
embargo que efectuó Alejandría sobre los libros
que se encontraban en los barcos en el puerto.
Estos eran llevados a la biblioteca, copiados con
rapidez y la copia (que no el original) entregada a
su dueño.
36. • También habla de la falsificación de obras que
eran difíciles de conseguir. Cuando entraba un
libro nuevo en la Biblioteca este se depositaba
en unos almacenes, con la etiqueta donde
constaba la procedencia, nombre del
poseedor o vendedor, responsable del texto o
el lugar.. No se sabe cuantas obras había pero
su número impresionó a los antiguos. Se cree
que pudo haber unas 90 obras repartidas en
unos 400.000 volúmenes
37. Biblioteca de Pérgamo
Fue una de las grandes bibliotecas
de la antigüedad que rivalizó con la
Biblioteca de Alejandría. Los reyes
de Pérgamo, fueron grandes
protectores del arte.
En la Acrópolis estaba el altar de
Zeus y el templo de Atenea. Junto a
éste, había un patio cerrado con
dos pórticos con columnas y
adosada a uno de ellos una gran
sala en la que parece estaba
instalada la Biblioteca. Según narra
Estrabón, fue fundada por
Eumenes II
38. En esta biblioteca se
guardaron con gran celo y
durante cien años los
manuscritos de Aristóteles,
sin hacer ediciones y sin
publicarse. Sólo cuando
llegaron a Roma y bajo la
insistencia del político y
escritor Cicerón se procedió
a editarlos y darlos a
conocer no sólo a los
estudiosos de las bibliotecas
sino a todo el que quisiera
leerlos.
Manuscrito de
Arquímedes
Organón
De
Aristóteles
39. • Además, según narra Plinio el Viejo
sobre el origen del pergamino, éste lo
inventaron los reyes de Pérgamo
porque los Ptolomeo, celosos de la
nueva biblioteca habrían prohibido su
exportación a Pérgamo. Según narra
Plutarco en sus Vidas paralelas, más
tarde, como recompensa por las
pérdidas, Marco Antonio habría
mandado al Serapeo de Alejandría
200.000 volúmenes de la biblioteca de
Pérgamo, que ya había sido saqueada
con anterioridad por causa de las luchas
políticas que hubo en Asia Menor en
aquellos años. Éste fue el fin de la
segunda gran biblioteca de la
Antigüedad
40. Bibliotecas Romanas
• Las primeras bibliotecas romanas fueron privadas,
formadas por los libros traídos de oriente por los
generales victoriosos. El primero de todos ellos fue
Lucio Emilio Paulo que regaló a sus hijos (entre
ellos, Escipión el Africano) la biblioteca personal del
último rey macedonio, Perseo. A Macedonia siguió
Atenas, Pérgamo o la misma Alejandría. Estas
primeras bibliotecas, estaban constituídas por obras
griegas aunque poco a poco, el idioma latino fue
adquiriendo mayor importancia. Con el tiempo, las
bibliotecas romanas acostumbraron a tener una
sección griega y otra romana.
Lucio Emilio Paulo
Escipión el africano
41. • Allí se fundó la primera
biblioteca pública de la que
hay constancia, por parte de
Asinio Polión (general,
historiador y poeta
romano), aunque
previamente se fundó el
Tabularium o archivo central
construído en el año 79 a.C.
Posteriormente existieron
grandes bibliotecas como la
Octaviana y Palatina,
creadas por Augusto, y la
Biblioteca Ulpia, del
Emperador Trajano
Biblioteca octaviana
Asinio Polión
Tabularium
Ulpia Trajano
Palatina
42. • El tabularium estaba
enclavado en uno de los
mejores complejos
arquitectónicos de Roma
que ocupaba 18.000 metros
cuadrados en cuyo centro
se levantaban dos templos
dedicados a Júpiter y Juno y
dos amplias salas para las
reuniones políticas y
conversaciones. Su primer
bibliotecario fue Gayo
Meliso.
Tabularium
43. En las bibliotecas de la antigua Roma los libros
se colocaban en estanterías denominadas
plutei; pegmata si los estantes se hallaban
fijados a la pared
Pegmata
44. Los espacios que formaban los elementos
verticales y horizontales eran llamados foruli y
nidi, nidos. Cuando el códice sustituyó al volumen,
se generalizó el uso del armaria, armario. Los
patricios y los romanos ricos solían disponer de su
propia biblioteca, tanto en sus casas de la ciudad
como en sus residencias campestres. Vitrubio
recomendaba destinar como biblioteca una sala
orientada hacia el este, que, además de biblioteca,
servía para recibir a los amigos
Códice dresde
Códice Calixtino
foruli
Códice
46. Consideraciones
Feudalización Los desequilibrios políticos provocaron una
decadencia económica de las ciudades y sus habitantes se
refugiaron en el campo bajo la protección de un señor. Se produjo
así una ruralización.
Se inicia de este modo, el feudalismo, el sistema político,
económico y social de la Edad Media.
El feudo era un conjunto de tierras que el rey o un noble laico o
eclesiástico (el señor) entregaba a cambio de ayuda militar o
servicios religiosos a otro noble de rango inferior (vasallo) el cual se
sometía a ellos mediante un juramento de fidelidad. Estos feudos
eran explotados por los siervos que debían entregar una parte de
sus cosechas a su señor, lo que les obligaba a vivir en unas
condiciones miserables.
47. • ¿Cómo se organizaba la sociedad?
La sociedad medieval estaba muy
estratificada, encontrándose distintos
escalafones dentro de una clase social. Tenía
estructura piramidal y en general, se dividía
en tres estamentos o grupos sociales
48. Estructura de la sociedad medieval
EL REY
LA NOBLEZA Y ALTOS PRELADOS
LA IGLESIA Y LOS CABALLEROS
LOS SIERVOS / TRABAJADORES (+ CAMPESINOS)/ SOLDADOS
49.
50. • Pronto Bizancio se dio cuenta
que la única forma de unir
pueblos tan distintos era
reforzando su herencia
cultural, cuyo testimonio
estaba escrito en los libros. En
pocas culturas, el libro ha
tenido tanta estima. En
Bizancio las bibliotecas eran
públicas. Los libros resultaban
muy costosos por la escasez
de materiales, por lo que las
bibliotecas privadas fueron
escasas y con poca cantidad de
fondos. Había pocos copistas y
escaso comercio.
Región de Bizancio
Cultura bizantina
51. Resulta fundamental hablar de Focio,
patriarca de Constantinopla y
causante de la separación entre la
Iglesia romana y la griega escribió la
única obra literaria que se conserva
de los bizantinos, la Myribiblion (o
Bibliotheca). Por el número de
autores que describe en ella, Focio
debió poseer una biblioteca enorme
(pues sus lecturas comprendían
varios miles de obras), aunque con
seguridad utilizaría las grandes
bibliotecas de la capital. Otras
bibliotecas privadas importantes
fueron la de Aretas y Eustacio. Este
último, una de las personas más
cultas de su época enfurecía por el
despego de los monjes hacia los
libros y su inclinación a vender los de
sus bibliotecas monacales
Eustancio
Focio
Monasterios
52. “¿Por que eres inculto debes vaciar la biblioteca de
obras que transmiten la cultura?. Déjalas en sus
armarios, pues alguien vendrá detrás de ti que si no
versado en letras, al menos las amará”.
De las públicas, las más importantes
debieron estar en la capital y entre
ellas destaca ala de los emperadores,
aunque fueron sistemáticamente
destruidas por los conquistadores
otomanos y los saqueadores cristianos
bajo la bandera de las cruzadas. Un
español, Pedro Tafur visitó la ciudad en
1437 y en su obra “Andanzas y viajes
de Pedro Tafur” cuenta su admiración
por la biblioteca sin mencionar el
número ni demasiadas características
de la biblioteca. Pero no parece que
estuvieran encadenados como en
Europa sino guardados bajo llave en
armarios. Aparte de la imperial, fueron
también importantes la biblioteca de
los patriarcas y la de los centros de
enseñanza superior.
Cruzadas
53. • Fuera de la capital, la más
importante fue la del monasterio
de San Juan de Patmos. En
Bizancio, los monasterios no
pertenecían a órdenes religiosas,
así que cada uno tenía su propia
regla. Su biblioteca comenzó con
50 libros donados por cincuenta
libros enviados por el Patriarca de
Constantinopla y de donaciones
de personas que se sentían
atraidas por la isla donde San
Juan escribiera el Apocalipsis. En
1201 tenía 330 obras (267 en
pergamino y el resto en papel).
Aparte de esta, tenemos la de
Lavra en el Monte Athos .
Monasterio de San Juan de Patmos
Lavra
54. El mundo árabe
• Cuando los árabes constituyeron su
extenso imperio que desde África
Central comprendía India, Asia
Menor, África del Norte y España,
se inició un contacto fructífero
entre las literaturas y las ciencias
griegas y árabes. Pronto
descubrieron que la escritura era
imprescindible para mantener un
gran Estado. Así que desde el
primer califa que se estableció
fuera del desierto (Muavia), todos
contaron con colecciones de libros
más o menos grandes., tanto
públicas como privadas
55. • Es probable que tradujeran las obras de
muchos historiadores clásicos como
Tucídices, Heredoto o Jenofonte pues
tuvieron gran popularidad. Pronto existieron
buenas bibliotecas ya que los califas omeyas
y abassíes las propiciaroan. Existían en este
imperio árabe grandes bibliotecas,
dependencias tanto de centros de enseñanza
como de mezquitas o de casas de príncipes,
así como de notables bibliotecas
particulares. La caligrafía gozaba de gran
prestigio y adoptó muy pronto un carácter
altamente decorativo. En la primera fase de
la evolución, el centro de las versiones al
árabe de la literatura griega se encontró en la
biblioteca en Bagdad del famoso califa
Harum Al-Raschid y su hijo Al-Mamun.
Utilizaron manuscritos griegos como textos,
más tarde también traducciones del griego al
iranio y al sirio.
Tucídices
Herodoto
Jenofonte
Harum Al-Raschid
56. • En España destaca el interés por los
libros que tuvieron los califas omeyas,
cuyo interés llegó incluso al oído del
emperador de Bizancio (que le regaló
un ejemplar de la obra de Discórides).
La biblioteca que reunió en Córdoba el
califa al-Hakam II puede considerarse
como excepcional. El mismo escribió
una Historia de al-andalus. Aunque
puede que sea exagerado, se dice que
su biblioteca almacenó más de 400.000
volúmenes y que él mismo escribió el
nombre del autor y una pequeña
sinopsis. En el resto de los posteriores
reinos de taifas hubo importantes
bibliotecas
Pedanio Discórides
57. LA ALTA EDAD MEDIA EN EUROPA
• • En los tiempos medievales,
con las invasiones bárbaras y
la caída del Imperio Romano
de Occidente, la cultura
retrocede y se refugia en los
monasterios y escritorios
catedralicios, únicos lugares
que albergan bibliotecas
dignas de tal nombre. Son
centros donde se custodia la
cultura cristiana y los restos de
la clásica, al servicio de la
Religión.Monasterio Catedralicio
58. • La España Visigoda vivió un
renacimiento cultural en
parte influida por Italia.
Podemos suponer la
existencia de una Biblioteca
Real en Toledo, aunque
desconocemos si era
propiedad de los monarcas
o de la corona.
59. • En la España bajo el dominio
visigodo se crearon escuelas
episcopales, de donde nacieron
las bibliotecas más importantes
de este periodo. En Sevilla
precisamente, consiguieron
reunir los obispos San Leandro y
posteriormente su hermano San
Isidoro una voluminosa biblioteca
familiar que serviría de base a
este ultimo para escribir sus
“Etimologías”, obra enciclopédica
de importancia capital durante
toda la Edad Media.
San Leandro
San Isidoro
60. Una de las partes que componen esta
obra está dedicada al libro y a las
bibliotecas. La biblioteca estaría
instalada en un local de hermosa
apariencia, con el suelo y techo
recubiertos de mármol verde como el
de Caristo (Etimologías XI) para que la
mirada descansara, con armarios de
madera adosados en las paredes. Por
otro lado, los monasterios visigodos,
que solían tener una escuela añeja,
contaron con pequeñas colecciones de
libros de carácter religioso. En esta
época, los libros seguían siendo
carísimos así que sólo estaban al
alcance de unos
Monasterios
visigodos
61. • En el resto de Europa se crearon
en esta época monasterios con
importantes bibliotecas, como el
de Montecasino (Italia), fundado
por San Benito, el de Vivarium
(Italia), fundado por Casiodoro, y
Luxeuil y Bobbio, fundados ambos
por San Columbano. Un discípulo
de éste, San Galo, fundó el
monasterio de Saint Gall (Suiza).
Los monjes irlandeses, en su afán
misionero y evangelizador
fundaron por ejemplo Lindisfarne
(Inglaterra).
Montecasino
Bobbio
Lindisfarne
Vivarium
62. • En Saint Riquier, monasterio
fundado por un discípulo de
San Columbano se sabe que
llegó a tener 100 monjes
trabajando en el escritorio y se
conoce un catálogo del año
831 con la descripción de 256
códices que suponen
aproximadamente 500 obras.
Estas bibliotecas no estaban al
servicio de la población sino
de los clérigos de la institución
propietaria. Saint Riquier
63. • La dedicación a los libros en la
vida monástica tiene en gran
parte su explicación en que los
monasterios seguían la regla
de San Benito, que establecía
la división de la jornada entre
el trabajo manual, la oración y
la lectura. Esta lectura podía
ser en privado, en la celda o en
el claustro, o también en
forma de trabajo, traduciendo
o copiando libros existentes
64. Para ello, había en los monasterios
importantes un escritorio, que consistía
en una habitación aislada, con atriles y
con luz natural, donde los monjes, en su
mentalidad de autoabastecimiento a
todos los niveles, producían libros para
uso del propio monasterio. Así se iba
conformando una colección de libros
que normalmente cabían en un
armario. De ahí, que el responsable y
supervisor de los trabajos del escritorio
fuera el armarius. Asimismo, todos los
oficios relacionados con la confección
de códices tienen sus denominaciones:
copista (el que copiaba), rubricator (el
que iluminaba y dibujaba las letras
capitales) o ligator (el que
encuadernaba).
65. Una biblioteca monacal podía
estar compuesta por varios
centenares de libros. El libro por
antonomasia era la Biblia,
además de los libros necesarios
para el culto y los textos de los
Padres de la Iglesia. En mucha
menor medida, se copiaban
textos paganos de autores
clásicos latinos y griegos para
conservar las lenguas de la
Antigüedad. Por entonces, ya
existía el préstamo de libros entre
monasterios para poder copiarlos
Copistas
66. El Imperio Carolingio
Además de las bibliotecas de los
monasterios, señalamos un foco
de gran interés cultural en la
Corte Imperial de Carlomagno en
Aquisgrán. Éste, que fue
coronado en el año 800,
promovió un movimiento cultural
que recibiría el nombre de
Renacimiento Carolingio, cuyo
núcleo residía en la Escuela
Palatina, creada para el fomento
de la instrucción y el estudio de
ilustrados
67. Mandó llamar a sabios
extranjeros, entre los que es
digno de mención Alcuino de
York, un inglés de vasta cultura
y con experiencia como
bibliotecario. Éste consiguió
traer textos de toda Europa y
fundaría la Biblioteca Palatina,
que haría las funciones de lo
que hoy entendemos como
biblioteca nacional, biblioteca
universitaria, biblioteca
pública y archivo.
Alcuino de York
Biblioteca
palatina
68. LA BAJA EDAD MEDIA EN EUROPA
Una vez superado el terror al fin del
mundo que provocó el año 1000 y
que marcó la Alta Edad Media,
entramos en una época de
recuperación económica, con más
comercio, más profesiones y más
población. Las ciudades empiezan a
tomar fuerza y la actividad cultural
pasa del aislamiento del monasterio
en zonas rurales al bullicio de los
núcleos urbanos, que responden
mejor a las nuevas necesidades. Las
instituciones por excelencia de la
Baja Edad Media son la catedral y la
universidad, que nace en estrecha
conexión con la Iglesia.
69. La vida monástica entra en
decadencia en muchos
lugares, donde sus bibliotecas
y sus tesoros bibliográficos
empiezan a ser descuidados y
olvidados, aunque en algunos
casos como la de Santa María
de la Huerta o la de Poblet
aumentaron sus fondos. El
obispo inglés Richard
Aungerville de Bury da fe de
ello en su obra Philobiblion,
donde se lamenta del trato
que reciben los libros.
Sta. María de la Huerta
Poblet
Richard
Angerville de Bury
70. Los comisarios de Enrique VIII
en Inglaterra destruyeron en
sólo 3 años 800 monasterios
con sus respectivas
bibliotecas. No menos de
300.000 volúmenes. Igual
hicieron los hugonotes en
Francia o las rebeliones de los
campesinos en Alemania. La
guerra de los Treinta Años fue
la puntilla a este triste
espectáculo.
Enrique VIII
71. Bibliotecas catedralicias
Las escuelas catedralicias que nacen en la Baja Edad
Media suponen un aumento de la población
estudiantil y son reflejo de las nuevas
preocupaciones intelectuales. Muchas catedrales
tendrán importantes bibliotecas, como la de
Verona, la de York o la de Durham. En España, las
catedrales de los territorios reconquistados
tuvieron su biblioteca, como son Oviedo, León o
Gerona. La más antigua de las existentes es la
Catedral de Verona que ha funcionado
ininterrumpidamente desde el siglo V y en ella se
conservan 5 códices de esa centuria. En general
estas bibliotecas quedaron rezagadas en
comparación con las monacales aunque también se
beneficiaron del renacimiento carolingio
Verona
York
Durham
72. En el siglo XIII las
universidades alcanzan su
constitución definitiva cuya
vida ha llegado hasta nuestros
días. Son una derivación de las
escuelas catedralicias, pero
ahora tienen entidad propia, al
margen de la catedral y de las
órdenes religiosas. La
universidad de Bolonia es la
más antigua del mundo.
También ven la luz en esta
época la universidad de la
Sorbona, Oxford, Cambridge o
Toulouse.
U. De Bolonia
Sorbona
Oxford
Cambridge
Toulouse
73. En España, las universidades no se
hicieron esperar. La primera fue
fundada en Palencia en 1212, a la que
siguieron Salamanca y Valladolid. La
biblioteca de la Universidad de
Salamanca adquirió una gran
importancia, que mantiene en la
actualidad. Los libros, que a pesar de
todo siguen teniendo un fuerte sesgo
religioso, son considerados ahora un
instrumento de trabajo y de
conocimiento, de uso diario por parte
de profesores y alumnos. Por tanto
dejan de ser objetos de veneración y se
convierten en instrumentos de trabajo.
U. De Palencia
U. De Salamanca
U. De Valladolid
74. Las primeras bibliotecas universitarias son
bibliotecas de escuela o facultad. Estas
responden en muchas ocasiones al siguiente
patrón, que procede de las órdenes
mendicantes: sala de lectura de planta
basilical con bancos (como en las iglesias) y
libros encadenados colocados en atriles. Este
modelo arquitectónico perdurará durante
varios siglos. Existían además libros que no
estaban encadenados y que descansaban
normalmente en un baúl. Estos se prestaban
bajo fianza si había más ejemplares de esa
obra. Ya existían como vemos reglamentos
internos de bibliotecas. El procedimiento de
adquisición de los libros consistía
básicamente en la donación, a menudo en
forma de legados. El cargo de bibliotecario
no era relevante, por lo que el responsable
solía ser un profesor o un estudiante.
Planta catedralicia
Libros encadenados
75. En España, el rey Alfonso X
estableció en la universidad
de Salamanca el cargo de
estacionario que había de
recibir un sueldo pagado
por la universidad y a través
de la pecia, debía resolver
los problemas de los
estudiantes en sus
necesidades de libros.
Pecia
Volumen
76. Las bibliotecas reales
Además de las bibliotecas
universitarias, existen importantes
colecciones reales. La biblioteca más
importante en la Europa cristiana del s.
XIII debió de ser la del rey Alfonso X el
Sabio y su hijo Sancho IV. Para la
elaboración de la obra “Las siete
partidas” tuvo que haber en dicha
biblioteca obras jurídicas y legislativas.
La biblioteca debió contar también con
obras históricas, científicas y
recreativas, como por ejemplo de
ajedrez. Otros reyes bibliófilos que
destacaron son los franceses San Luis y
Carlos el Sabio, considerado el
auténtico fundador de la Biblioteca Real
de Francia.
Alfonso X Sancho IV
Carlo V
Biblioteca real de Francia
77. Las bibliotecas privadas
Por otro lado, muchos nobles y damas
aristocráticas fueron creando sus
propias bibliotecas, en gran parte a raíz
de libros que encargaban para su
lectura privada. Estos estaban tenían
bellas ilustraciones y estaban escritos
en su lengua vernácula. Buen ejemplo
de ello son los libros de horas, género
de gran difusión a finales de la Edad
Media. El prototipo de biblioteca
bajomedieval al servicio de la
aristocracia es la de los Duques de
Borgoña. También los nobles
castellanos de esta época tuvieron sus
bibliotecas, como la del Marqués de
Santillana. Se conserva parte de ella en
la Biblioteca Nacional de España.
Libros de horas
Luis XV
Duque de Borgoña
Marqués de
Santillana
78. La Biblioteca de la
universidad de Salamanca
La universidad de Salamanca fue creada en el
año 1215. Paralelamente, puede considerarse
también como fecha de nacimiento de la
Biblioteca Universitaria el año 1254, puesto que
la Carta Magna de Alfonso X ya recogía como
antes hemos mencionado la creación del cargo
de Estacionario.
En cuanto al local, en 1470 los libros
abandonaron la casa del Estacionario y se
trasladaron a una sala exclusiva para ellos,
situada en la zona alta de la capilla. Sin embargo,
a principios del siglo XVI, la instalación del
retablo de Juan de Flandes obligó a derribar el
techo que separaba la capilla y la Biblioteca, de
modo que la Universidad debió quedar unos
cinco o seis años sin sala para sus libros. En 1509
se abordó la construcción del local actual, en la
planta alta del claustro. La falta de noticias hace
creer que sus orígenes sus fondos fueron poco
voluminosos. Se sabe que en 1471 contaba con
201 volúmenes.
79. A mediados del siglo XV recibió un centenar de libros
donado por el teólogo Juan de Segovia, Alonso Ortiz
cedió 1.199 volúmenes y por otro lado, en 1548, la
donación de Hernán Núñez de Toledo, el Comendador
Griego, conocido también por El Pinciano: casi todos
los ejemplares de esta donación llevan anotaciones
manuscritas de su propietario y, aunque el número de
obras transferidas es algo menor que en el caso
anterior, se incorporaron a la Biblioteca, además de
manuscritos, también incunables e impresos, la mayor
parte clásicos latinos y griegos, así como libros de
historia
82. Con la llegada del
renacimiento, todo cambia. No
se trata ahora de reunir libros
de interés por su contenido o
por el autor, sino de bibliófilos
que se sienten inclinados por
los ejemplares con
características especiales. Los
Medicis en Florencia son el
más claro ejemplo. La
biblioteca creada por ellos fue
de las mejores de la época
83. La Biblioteca Vaticana
Los papas debieron tener desde el principio una
colección importante de libros a su disposición
sin embargo la primera noticia que se tiene es la
biblioteca que estaba instalada en el palacio de
Letrán. Estos libros debieron desaparecer o
dispersarse con el traslado en el siglo XIV a
Aviñón. No obstante, allí crearon una importante
biblioteca con 2400 volúmenes, donde se
quedaron al regresar a Roma. Por fin, el Papa
Nicolás V fundó la biblioteca Vaticana en 1448
reuniendo unos 350 códices griegos, latinos y
hebreos heredados de su antecesor Eugenio IV
así como con sus propias adquisiciones, entre las
que estaban varios manuscritos de la biblioteca
imperial de Constantinopla. La fundación
propiamente dicha tuvo lugar cuando Sixto IV,
con la bula Ad decorem militantis Ecclesiae (15 de
junio de 1475), le asignó un presupuesto y
nombró bibliotecario a Bartolomeo Platina, quien
elaboró un primer catálogo en 1481. La biblioteca
poseía entonces más de 3.500 manuscritos, lo
que la convertía de lejos en la mayor del mundo
occidental.
Biblioteca vaticana
84. En 1527 sufrió el saqueo de Roma por los
soldados de Carlos V quienes cometieron
todo tipo de tropelías. Hacia 1587, el Papa
Sixto V encargó al arquitecto Domenico
Fontana que construyera un nuevo edificio
para albergar la biblioteca, el que se utiliza
todavía. A comienzos del siglo XVII se segregó
de la biblioteca el Archivo Secreto Vaticano,
así como la de Fulvio Orsini que había
ofrecido su biblioteca a su muerte a cambio
de una pensión vitalicia. Esta contenía
códices incluso del siglo IV. En 1623, la
Biblioteca Palatina de Heidelberg, que
contenía unos 3.500 manuscritos y 5.000
libros impresos, fue donada a la Biblioteca
Vaticana por Maximiliano I, duque de
Baviera, en agradecimiento por el apoyo que
le había prestado el Papa Gregorio XV
durante la Guerra de los Treinta Años.
Saqueo por Carlos V
Capilla sixtina
Archivo secreto vaticano
Fulvio Orsini
85. Actualmente tiene más de 700.000 obras
impresas (entre ellas 6.000 incunables) además
de 60.000 manuscritos.
86. La Biblioteca Colombina
Fue la primera biblioteca moderna española
creada por el hijo de Cristóbal Colón, Fernando
Colón. Hombre culto amante de las letras y las
matemáticas, y muy aficionado a los libros,
consiguió reunir una cantidad importante en sus
viajes por toda Europa, gracias en parte a la
ayuda económica concedida anualmente por el
emperador. Intentó crear una biblioteca abierta a
todos los eruditos de la época y que contuviese
todos los libros de todas las lenguas y facultades
o ciencias que se encontraran en todo el mundo.
Tal fue el volumen de obras que adquirió que se
vio obligado a construir un nuevo edificio en
Sevilla para albergar su biblioteca. Debió tener
cerca de 20.000 volúmenes. A pesar de todas las
precauciones tomadas en su testamento, la
biblioteca ha sufrido frecuentes robos a lo largo
de los siglos, quedando ésta reducida a una
tercera parte en la actualidad
Biblioteca Colombina
87. La Biblioteca del Escorial
• La creación de una gran biblioteca en España
la tuvo en mente Felipe II desde 1556, pero
retrasó el proyecto la corte española. La
biblioteca, pieza fundamental de cualquier
monasterio, debería estar a la altura de la
grandeza de éste y debería ser similar por la
riqueza de sus fondos a las mejores
bibliotecas europeas. La decisión real de
elegir en 1559, con la corte ya establecida en
Madrid, a San Lorenzo de El Escorial como
lugar de construcción fue una decisión
polémica, que contravino las indicaciones de
sus asesores, los cuales se inclinaban por
localidades como Salamanca, ya que
contaban con una gran tradición universitaria
y por tanto con mayor interés, a nivel
general, por los libros. Además, lo apartado
del lugar respecto de las plazas universitarias
por excelencia de la época, como la propia
Salamanca o Valladolid, fue considerado otro
problema añadido.
88. • Los primeros libros llegan en 1565. Eran
sobre todo libros en castellano y de
carácter religioso. Las primeras
adquisiciones se corresponden con 42
duplicados de libros ya existentes en
palacio. En 1566 llegó una segunda
remesa de libros, entre los que se
encontraban piezas de gran valor como
el Códice Áureo, el Apocalipsis Figurado
o, el más importante, un De baptismo
parvulorum de San Agustín,
supuestamente escrito de su puño y
Felipe II reunió un grupo de
personalidades destacadas de todo tipo
de disciplinas para asesorarse en la
adquisición de copias
Apocalipsis figurado
Códice áureo
89. La tendencia en estos años será adquirir originales y
volúmenes antiguos, pues según el criterio de la
época esto era lo que hacía a una biblioteca
«aventajada sobre otras». Envió emisarios a los
poseedores de las mejores bibliotecas para solicitar
su venta. Entre las colecciones más importantes
adquiridas figura la de Diego de Mendoza, una de las
personas más cultas de su época. Desterrado de la
corte por Felipe II se asentó en Italia desde donde
tuvo acceso a importantes obras cristianas y turcas.
Aunque se negó a venderle la biblioteca en un
principio, Felipe II fue nombrado heredero para
sanear según decía en su testamento, su conciencia y
lealtad. En 1671 sufrió un terrible incendio de 3 dias,
perdiéndose 2.000 códices irremplazables.
Actualmente cuenta con unos 40.000 volúmenes,
incluidos 600 incunables y unos 4.000 manuscritos
en latín, árabe, griego y hebreo
Diego de Mendoza
90. La Biblioteca de la Universidad
Complutense
Al comenzar el siglo XVI se crea la biblioteca de la
universidad de Alcalá por el cardenal Francisco
Jiménez Cisneros, arzobispo de Toledo y uno de
los mecenas más importantes que ha tenido el
libro en España. Gracias a su patrocinio de la
Biblia Políglota Complutense, se reunió en Alcalá
una gran colección de manuscritos -algunos
requisados en Granada-, aunque en su contra
figure la quema de 5.000 libros en la misma
ciudad. La biblioteca alcanzó en el siglo XVII los
6.000 volúmenes y gracias a agregarse la
biblioteca de la casa de los jesuitas al ser
expulsados de España por Carlos III, su número
creció enormemente. Fue también en este siglo
cuando un colegial vendió varios códices árabes a
un polvorista para fabricar cohetes. En el siglo XIX
se reunieron las bibliotecas de los distintos
colegios y posteriormente la universidad fue
trasladada a Madrid donde en 1849 abrió sus
puertas con 20.000 volúmenes. Actualmente hay
635 incunables.
Biblia políglota Complutense
91. La Biblioteca Nacional Francesa
El núcleo de ella lo formó la llamada Biblioteca
del Rey, que fue una gran biblioteca puesta a
disposición del público durante el siglo XIII,
quedando dispersa a principios del siglo XV.
Francisco I la rehízo a finales de la centuria.,
uniendo su propia biblioteca con la de sus
antecesores inmediatos y con la incautación de
los fondos del condestable Borbón.
Posteriormente recibe 800 volúmenes de la
biblioteca de Catalina de Medici y a la muerte de
Luis XIV que la protegió enormemente ya contaba
con 70.000 volúmenes. Con la Revolución
Francesa sus fondos sufren sus efectos ya que la
Asamblea Nacional ordena la incautación de las
posesiones de monasterios e iglesias así como la
de los nobles emigrados. Según un informe del
abate Grégorie (1794) se recogieron en total la
sorprendente cifra de 8 millones. De ellos,
algunos fueron subastados, otros pasaron a
bibliotecas menores y 300.000 a la biblioteca
nacional entre ellos 9.000 manuscritos
Benedictinos de incalculable valor
92. La Biblioteca Nacional de Austria
Su fundación se debe a Maximiliano
II que en 1551 ordenó por decreto
que los impresores entregaran 3
ejemplares de todo lo que
produjeran. El aumento de la
colección obligó a trasladarla en el
siglo XVII al palacio imperial donde
sus 10.000 volúmenes y 1.600
manuscritos ocuparon 8 salas. En el
siglo XVII se adquirió la biblioteca de
los Fugger (15.000 volúmenes), la del
astrónomo Tycho Brahe, así como la
de importantes coleccionistas
privados. Otras incorporaciones
importantes fueron la del príncipe de
Saboya -1738- y las de los jesuitas al
disolverse la orden
93. Bibliotecas en Iberoamérica
Las bibliotecas de iberoamérica están compuestas,
en su mayoría, por libros impresos que datan del
siglo XV al XIX que se les denomina bibliotecas
novohispanas. Su formación se debe a los religiosos
de las distintas órdenes, para cumplir su misión
evangelizadora y educativa. La iglesia a través de las
distintas órdenes religiosas (franciscanos,
dominicos, agustinos, jesuitas y mercedarios)
ejerció un importante papel en el proceso
civilizador de América. Desde sus orígenes, la
instrucción, como en Europa, estuvo en manos de
los religiosos; para ello se construyeron bibliotecas
al amparo de los conventos, útiles a las escuelas
dedicadas a la enseñanza de la lectura, escritura y
doctrina de la santa fe. Más tarde los cabildos se
interesaron por la apertura de colegios a cargo de
maestros seglares y por la fundación de la Real y
Pontificia Universidad; instituciones que también
ostentaron bibliotecas de mayor o menor
importancia.
Biblioteca Histórica de Medicina
Nicolás León
94. • De acuerdo con la obra Historia de las
bibliotecas novohispanas, escrita por el
doctor Ignacio Osorio Romero (siglo XVI),
hubo bibliotecas en colegios y seminarios
conformadas por las colecciones privadas de
obispos, como la del Colegio de Santa Cruz
de Tlatelolco cuyos libros pertenecieron al
obispo Juan de Zumárraga; también
existieron en el Colegio de San José de los
naturales (1527); el Colegio de San Nicolás
Obispo (1538); en la Real y Pontificia
Universidad (1553); el Colegio Mayor de
Santa María de Todos Santos (1573); el
Colegio de San Pablo (1575) de los agustinos
en la ciudad de México; el Colegio de Santa
Cruz en Oaxaca, fundado en el último cuarto
del siglo; el de San Luis Rey (1585) de los
dominicos en Puebla. Colegio de San Nicolás Obispo
96. Este siglo trae consigo la
desaparición de la unidad
religiosa y política, por lo cual el
latín fue perdiendo importancia
como elemento de comunicación
y cultura. La guerra de los 30 años
trae consigo la destrucción de
importantes bibliotecas y el
saqueo de otras. La gran novedad
del siglo es la aparición de las
primeras bibliotecas públicas
creadas no por el monarca o una
institución pública sino por
personas concretas, además de
participar en ellas, bibliotecarios
profesionales.
Guerra de los 30 años
97. La biblioteca Bodleian,
Al iniciarse el siglo se inaugura la biblioteca
de la universidad de Oxford, llamada
Bodleian en honor de Thomas Bodley que
fue su creador. Anteriormente había en
armarios en la iglesia de Santa María una
pequeña cantidad de libros que se podían
prestar. Thomas Bodley trabajó como
profesor de esta universidad y viendo el
rápido desarrollo de la universidad de Leyden
le ofreció a Oxford costear la instalación de la
biblioteca. Se inauguró en 1602 con 300
manuscritos y 1700 volúmenes impresos,
que se triplicaron en sólo 4 años.
Curiosamente el idioma más común de los
libros era el latín, seguido del italiano,
francés, español, griego, hebreo e... inglés.
Biblioteca Bodleian
98. Los libros estaban colocados
en estantería perpendiculares
a las paredes con un pasillo
central. Los lectores estaban
situados en unos bancos fijos
frente a cada estantería, con
unas tablas que hacían de
mesas en la que descansaban
los libros que estaban
encadenados. Actualmente
posee la cantidad de 40.000
manuscritos y 4 millones de
libros impresos.
99. College of Cambridge
Mucho más modesta fue la biblioteca
del College of Cambridge inaugurada
en 1638 y que luego sería la
universidad de Hardvard. La
biblioteca comenzó con un donativo
de 380 volúmenes por parte de John
Harvard. Tras algunas donaciones
más, sufrió en 1764 un incendio que
destruyó la mayor parte de sus
volúmenes. Se sobrepuso
rápidamente alcanzando en 1895 los
300.000 volúmenes y en 1915 los
700.000. El edificio donde guarda
actualmente la sección de libros raros
-Houghton Library- conserva 3.500
incunables entre ellos, una Biblia de
Gutenberg. En la actualidad, cuenta
con 10 millones de volúmenes.
100. Trinity College
Aunque la universidad de Dublín
fue creada en 1592, la biblioteca
del Trinity College no comenzó
hasta el siglo siguiente. Entre sus
primeras adquisiciones figura la
de James Ussher que disputaron
con el cardenal Mazarino y el rey
Federico III de Dinamarca. Sus
fondos pasaron finalmente a
Dublín y lo formaban 6.000
importantes libros impresos y 700
manuscritos. Su especialidad la
constituyen los manuscritos
irlandeses, algunos tan famosos
como el libro de Kells. En la
actualidad tiene más de un millón
de volúmenes impresos y 2000
manuscritos Ussher
Libro de Kells
101. La Biblioteca Ambrosiana de Milán
Creada por el cardenal y arzobispo de Milán,
Federico Borromeo, éste ordenó a principios
de siglo la construcción de un edificio en el
centro de la ciudad entre las iglesias del
Santo Sepulcro y la de Santa María de la
Rosa. Tardó 6 años en reunir 30.000 libros
impresos y 15.000 manuscritos que adquirió
por todo el mundo. Convenció a los monjes
de Bobbio de cambiar importantes códices
precarolingios por libros modernos,
consiguiendo así más de 70 códices entre
ellos palimpsestos con discursos de Cicerón
que se creían perdidos. En 1637 adquirió el
Codex Atlanticus, álbum de dibujos de
Leonardo da Vinci. Abrió sus puertas en 1609
y estuvo abierta 4 horas diarias -gran
novedad en su tiempo-.
102. En la actualidad tiene
unos 800.000 volúmenes,
35.000 manuscritos y
3.000 incunables, entre
los que destacan un
palimpsesto con la
traducción al gótico de la
biblia hecha por Ulfila, un
Virgilio anotado por el
mismísimo Petrarca Biblia de Ulfila
103. España
En España la primera gran biblioteca del siglo
XVII le corresponde a Don Diego Sarmiento
de Acuña, embajador durante 8 años en
Inglaterra durante el reinado de Jaime I del
que se hizo un gran amigo. Allí adquirió
numerosos libros pero también en España.
Deseaba, según sus palabras, juntar el mayor
número posibles de libros buenos y antiguos.
A pesar de que deseaba retirarse de la vida
pública para encerrarse en su palacio y
disfrutar de sus libros, a su regreso a España
fue nombrado consejero de estado y
embajador en Alemania por Felipe IV.
Moriría 3 años después de su deseado retiro.
Tras su muerte se contabilizaron unos 15.000
volúmenes y permanecieron en Valladolid
hasta 1785 que fueron vendidos a Carlos III
donde pasaron a constituir la biblioteca
particular de los reyes que hoy se denomina,
de Palacio.
Carlos III
Diego Sarmiento de Acuña
104. Otras importantes fueron las de
don Gaspar de Guzmán conde-
duque de Olivares, la de don Juan
Francisco Pacheco Téllez de
Girón, Juan Lucas Cortés o Nicolás
Antonio, llamado el príncipe de
los bibliógrafos españoles,
gastando todos sus ingresos en la
adquisición de unos 30.000
volúmenes. Su importancia viene
de la publicación en 1672 de la
Bibliotheca Hispana Nova con la
descripción de los escritores
españoles desde 1500 hasta sus
días.
106. En este siglo se da el triunfo
definitivo de las lenguas vernáculas
sobre el latín además de la cultura
secular con respecto a la religiosa. A
la vez que el latín, desciende la
producción de libros religiosos. En
Estados Unidos aparece un nuevo
tipo de bibliotecas centradas en
torno a las parroquias, las
parroquiales. Destaca en este tipo de
bibliotecas el reverendo Thomas Bray
quien logró establecer con la ayuda
de varias asociaciones 70 bibliotecas
por todo el país aparte de fundar
distintas sociedades para su
mantenimiento, alguna de las cuales
sobrevive hoy en día.
Thomas Bray
107. El British Museum
La Biblioteca Nacional Inglesa, fue creada por
una oferta hecha al parlamento británico “en
muerte” por Sir Hans Sloane, quien fuera
presidente de la Royal Society que dejó en
muerte casi 45.000 volúmenes y una
extraordinaria colección de objetos curiosos.
A su compra a los testamentarios, se le unió
la de los condes de Oxford con 7.000
manuscritos, 40.000 documentos y 50.000
libros además de la de Robert Bruce Cotton,
pequeña (700 volúmenes) pero muy valiosa.
A pesar de esto, tardó más de un siglo en
convertirse en una institución importante y la
renovación se debió a un emigrante italiano
que llegó a Inglaterra en 1823, Antonio
Panizzi. En 1856 se convirtió en su director y
gracias a los elevados recursos que obtuvo
para la compra de libros la convirtió en una
de las colecciones más voluminosas del
mundo.
Sir Hans Sloane
Robert Bruce Cotton
Museo Británico
Panizzi
108. La Real Biblioteca
(España)
La Real Biblioteca fue fundada por Felipe V,
junto a palacio como la biblioteca necesaria
para reparar la decadencia “de los antiguos
estudios de las buenas letras y demás artes
que son necesidad” aunque posiblemente
influyera notablemente la existencia de la
Biblioteca Real Francesa.
Fundada en 1711 empieza con 2.000
volúmenes y 6.000 que fueron comprados en
Francia. Los inventarios conservados de
época de Carlos III revelan el predominio del
libro impreso en la biblioteca si bien se debe
a la iniciativa de este monarca la
incorporación a la Real Biblioteca de la
colección de manuscritos de lenguas de
América reunidos por Celestino Mutis en
1787. Los primeros 8 bibliotecarios fueron
todos jesuitas (4 franceses, un escocés y 3
españoles), aunque los más famosos fueron
Juan de Iriarte, Gregorio Mayans Siscar,
autor de la primera biografía de Cervantes, y
Tomás Antonio Sánchez
109. Las adquisiciones de libros más notables
corresponden al reinado de Carlos IV. Entre
las colecciones que ingresaron entonces cabe
destacar las bibliotecas particulares de
ilustrados como Mayans y Siscar y Francisco
de Bruna, además se añaden los numerosos
libros procedentes de las bibliotecas
particulares del conde de Mansilla y del
conde de Gondomar. De este último
conserva la Real Biblioteca no solo su
magnífica colección de libros impresos y
manuscritos sino una copiosa
correspondencia que asciende a más de
20.000 cartas. Por su especial condición de
Librería de la Corona, ingresaron también en
la Real Biblioteca fondos de carácter
archivístico procedentes del Archivo General
de Simancas y de la Secretaría de Gracia y
Justicia. Así llegaron en 1807, los manuscritos
de Francisco de Zamora, Manuel José de
Ayala Areche y la colección Muñoz.
Mayans y siscar
Francisco de Bruna
111. El rasgo más característico del siglo es la
aparición de las bibliotecas públicas en los
países anglosajones, Estados Unidos e
Inglaterra fundamentalmente con la
intención de favorecer a las clases sociales
menos pudientes, tanto para su formación
profesional como moral. Aparecen nuevos
lectores ajenos a las familias ricas, científicos
y eclesiásticos. Las tiradas aumentan y se
obligan a cambiar las máquinas de los viejos
talleres de impresión. Frente a las bibliotecas
parroquiales ahora se dan los mechanics
institutes el primero de los cuales se funda
en Glasgow donde se daban charlas a los
obreros explicándoles nociones científicas de
interés para los obreros, además de clases
propiamente dichas. Gracias a esto, se
fueron formando pequeñas colecciones de
libros que en ocasiones fueron el germen de
importantes bibliotecas.
112. En Estados Unidos la
primera biblioteca pública
se fundo en Peterborough
en 1833 y en 1854 en
Boston se creó la primera
gratuita. Hay que incidir
en la escases de libros
existentes en las colonias
americanas, así que en
ocasiones su creación no
fue tarea fácil.
113. El mayor benefactor de las bibliotecas fue
Andrew Carnegie, dominador de la industria
del acero que donó la cantidad de 56
millones de dólares (de la época, principios
del siglo XX) para la construcción de 2.509
bibliotecas en países de habla inglesa. En la
obra “El evangelio de la riqueza” expuso sus
ideas, que a ojos de hoy, podrían parecer a
muchos disparatada: “El hombre rico debía
vivir sin lujos y el exceso de sus ganancias
emplearlo en la promoción y felicidad del
hombre común”. Se consideraba distribuidor
de la riqueza, pero no su dueño.
A cambio de la biblioteca, la ciudad debía
comprometerse a contribuir a su
mantenimiento. Aunque el boom americano
empezó después de la Guerra de Secesión
(1861-65), este espectacular crecimiento no
se entendería sin la figura de Andrew
Carnegie
114. La Biblioteca del Congreso de los
Estados Unidos de Norteamérica
La biblioteca surgió con el
siglo XIX cuando el
Congreso americano se
estableció en la ciudad de
Washington. Al comienzo en
una habitación, contaba con
3.000 volúmenes en 1814.
Tras su incendio por las
tropas británicas, se rehizo
con los fondos del
presidente Jefferson a
cambio de $23.950 -6.500
volúmenes-
115. Durante la década de 1850 el
bibliotecario Charles Coffin Jewett de
la Smithsonian Institution's
agresivamente trató de mover esa
organización para convertirse en la
"Biblioteca Nacional de los Estados
Unidos". Sus esfuerzos fueron
bloqueados por el Secretario del
Smithsonian Joseph Henry, que
abogó por un enfoque en la
investigación científica y la
publicación. Henry despidió a Jewett
en julio de 1854, terminando con los
intentos del Smithsonian de
convertirse en la Biblioteca Nacional,
y en 1866 Henry transfirió del
Smithsonian's 40.000 volúmenes de
la biblioteca a la Biblioteca del
Congreso.
116. • El 24 de diciembre de 1851 el mayor incendio
de la Biblioteca en la historia destruyó 35.000
libros, aproximadamente dos tercios de sus
fondos (colección de 55.000 libros), entre ellos
dos terceras partes de la donación original de
Jefferson. Rápidamente en 1852 el Congreso
consignó $ 168.700 para reemplazar la
pérdida de libros pero no para la adquisición
de nuevos materiales.
117. La Biblioteca del Congreso se
reafirmó durante la segunda mitad
del siglo XIX en virtud del
Bibliotecario Ainsworth Rand
Spofford, que dirigió la Biblioteca de
1865 a 1897. En 1865 contaba ya con
82.000 volúmenes 7 empleados y
luego, ayudado por una expansión
global del gobierno federal y un clima
político favorable, Spofford construyó
un amplio apoyo bipartidista para la
biblioteca como una biblioteca
nacional y con un recurso legislativo,
se inició la recopilación exhaustiva de
autores americanos de cualquier
materia , y llevado a la construcción
de un nuevo edificio para albergar a
la Biblioteca, y transformó el puesto
de bibliotecario del Congreso en una
posición de fortaleza e
independencia.
118. Entre 1865 y 1870, el Congreso consignó fondos para la
construcción del Edificio Thomas Jefferson. La
Biblioteca adquirió también la gran biblioteca del
Smithsoniano y del historiador Peter Force. En 1876, la
Biblioteca del Congreso de 300.000 volúmenes, estaba
vinculada con la Biblioteca Pública de Boston como la
biblioteca más grande de la nación. Cuando la
biblioteca se trasladó desde el edificio del Capitolio
para su nueva sede en 1897, había más de 840.000
volúmenes, el 40% de las cuales habían sido adquiridos
a través de depósito de derechos de autor.
119. Actualmente, la colección
de la Biblioteca del
Congreso incluye más de 30
millones de libros en 470
idiomas, más de 61 millones
de manuscritos y la
colección más grande de
libros raros y valiosos,
incluyendo una de las
únicas cuatro copias en
perfecto estado de la Biblia
de Gutenberg, y el borrador
de la Declaración de
Independencia. Edificio MadisonEdificio Thomas Jefferson
120. • A la vez que la Biblioteca del
Congreso, existen dos
bibliotecas complementarias
que reciben el nombre de
nacionales. Por un lado la
Biblioteca Nacional de
Medicina en Behesda fundada
en 1836 que cuenta
acutalmente con 2 millones de
volúmenes y la National
Agricultural Library fundada en
1862 con un fondo similar a la
anterior especializada en
materias agrarias y científicas
121. Las bibliotecas en Rusia
Las más importantes son dos. Por
un lado la Pública e Imperial de
San Petersburgo, fundada a
finales del XIX cuando Catalina la
Grande quiso fundar una gran
biblioteca a base de libros
incautados por las tropas rusas
en Varsovia. Pronto compraron
distintas colecciones nacionales
que se sumaron a los 250.000
que trajeron de Varsovia. Tras la
Revolución Soviética, se sumaron
a sus fondos varios millones de
obras procedentes de bibliotecas
incautadas. En la actualidad
posee 20 millones de piezas entre
las que figuran 5.000 incunables.
122. • Por otro lado tenemos la
Biblioteca Nacional de
Moscú que abrió en 1862
como parte del museo
fundado por el conde
Rumiantsev. Gozó pronto de
depósito legar lo cual le
permitió aumentar sus
fondos además de
conseguir importantes
donaciones de escritores y
científicos rusos como
Tolstoi, Dostoievski, Chejov
o Medeleyev. Actualmente
tiene 30 millones de libros
123. Las bibliotecas en Iberoamérica
En Iberoamérica las bibliotecas se
forman con fondos procedentes
de las misiones jesuitas que
abandonan la zona a finales del
siglo XVIII. En Argentina La
Biblioteca Nacional fue creada
por un decreto de la Primera
Junta el 13 de septiembre de
1810, bajo el nombre de
Biblioteca Pública de Buenos
Aires. En 1823 la biblioteca
contaba con más de 17.000
volúmenes y en 1893 la Biblioteca
ya contaba con 62.707
volúmenes, entre ellos 21
incunables.
124. En Perú, en 1821 el general
don José de San Martín y
Matorras fundó en Lima la
"Biblioteca Nacional del Perú"
donando 700 libros de su
propiedad. El 10 de marzo de
1881, tras la entrada y
ocupación de Lima por parte
del ejército chileno durante la
Guerra del Pacífico, se saquea
la Biblioteca, aunque muchos
de sus libros se abandonan en
el camino de regreso pasando
a propiedad de particulares.
125. La Biblioteca Nacional de
México fue fundada el 30
de noviembre de 1867 por
el entonces presidente
Benito Juárez, quien por
decreto estableció
definitivamente su sede en
el templo de San Agustín. La
biblioteca fue inaugurada el
2 de abril de 1884 y abrió
sus puertas con
aproximadamente 91 mil
volúmenes.
126. Pero la más importante de iberoamérica
es la de Brasil, que actualmente contiene
unos 8 millones de títulos. Su historia
comienza con el terremoto de Lisboa de
1755. Tras éste, el entonces rey de
Portugal José I y el primer ministro, el
Marqués de Pompal, comenzaron a juntar
lo que quedó de la Real Biblioteca y lo
llevaron para organizar, en el Palacio da
Ajuda (Palacio de Ayuda), una nueva
biblioteca que rápidamente se tornó
importante por el acervo que recopiló, en
1807, de alrededor 60,000 piezas, entre
libros, manuscritos, incunables, mapas,
monedas y medallas. Este acervo fue
traído a Brasil después de la llegada de la
familia real en 1808 como resultado de la
invasión a Portugal por parte del Ejército
francés comandado por Napoleón
Bonaparte.
127. Tras la Independencia de
Brasil en 1822, paso a ser
propiedad del Imperio de
Brasil, después de la compra
que quedó constatada en el
Tratado de Amizade e
Aliança (Tratado de Amistad
y Alianza) firmado entre
Brasil e Portugal el 29 de
agosto de 1825, Entonces
pasó a ser nombrada como
la Biblioteca Imperial e
Pública da Corte
128. La Biblioteca de Cortes
Tras la Revolución Francesa y el consiguiente
saqueo de las bibliotecas españolas por
tropas francesas e inglesas (se cree que se
destruyeron o desmantelaron 2.000
bibliotecas), entraron en España nuevas
ideas sobre la redistribución de los fondos
bibliográficos existentes en los viejos
monasterios. Bartolomé José Gallardo es
nombrado bibliotecario de la nueva
Biblioteca de Cortes que empezó con fondos
sacados de dos bibliotecas de Cádiz, la de
Guardias Marinas y la de Medicina y Cirugía.
Sus fondos se nutrían de incautaciones pues
las Cortes no destinaron fondos para la
adquisición de libros. Así, de los 2.000
iniciales pasaron a 10.000 la mayoría
apresados a súbditos franceses o españoles
afrancesados. Consiguió de las Cortes la
aprobación del Reglamento de Bibliotecas
Provinciales por la que cada capital debía
contar con una de ellas.
129. • En 1814, restablecido Fernando
VII en el trono, la Biblioteca fue
disuelta y Gallardo huyó de
España junto a otros liberales y
de Lisboa pasó a Bristol y desde
allí a Londres. Allí compuso una
durísima silva donde juzga a
todos los reyes españoles, desde
los Católicos hasta Fernando VII,
denunciando su mediocridad,
crueldad y poco valer y
demostrando en esa tarea no
escaso conocimiento de la
historia de España. Le puso el
mismo título que una obra de
Manuel José Quintana, El
panteón de El Escorial.
130. • En 1820, la sublevación del general Riego
implantaba de nuevo el régimen liberal. Se
abrieron las Cortes y su Biblioteca a cuyo frente
se puso de nuevo Gallardo. Intentó recuperar los
antiguos fondos así como comprar nuevas obras.
Tras la intervención de los Cien Mil Hijos de San
Luis en 1823, finaliza el trienio liberal y la
Biblioteca se cierra en 1834. Los fondos se
dispersaron, unos quedaron en Cádiz, otros
pasaron a la Biblioteca Nacional y otros a la
Academia de Historia