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       FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS –
           DIDACTICA GENERAL 2012

                     CASO I
         Camus, Albert - El Primer Hombre

        Después venía la clase. Con el señor Bernard
era siempre interesante por la sencilla razón de que él
amaba apasionadamente su trabajo. Fuera el sol podía            Comentario [f1]:
                                                                Cap 2: Presencia con densidad especial
aullar en las paredes leonadas mientras el calor
crepitaba incluso dentro de la sala, a pesar de que
estaba sumida en la sombra de unos estores de
gruesas rayas amarillas y blancas. También podía caer
la lluvia, como suele ocurrir en Argelia, en cataratas
interminables, convirtiendo la calle en un pozo sombrío
y húmedo: la clase apenas se distraía. Sólo las
moscas, cuando había tormenta, perturban a veces la
atención de los niños. Capturadas, aterrizaban en los           Comentario [f2]:
                                                                Int: Enseñar tiene una especie de pasión en la base, El
tinteros, donde empezaba a morirse horriblemente,               sentido del profesor es el acto pedagógico.
ahogadas en el fango violeta que llenaba los pequeños
recipientes de porcelana de tronco cónico encajadazos
en los agujeros del pupitre. Pero el método del señor
Bernard, que consistía en no aflojar en materia de
conducta y por el contrario en dar a su enseñanza un
tono viviente y divertido, triunfaba incluso sobre las
moscas. Siempre sabía sacar del armario, en el                  Comentario [f3]:
                                                                Cap 6: Una preocupación que no tiene por qué
momento oportuno, los tesoros de la colección de                ruborizarnos “la disciplina en clase”.
minerales, el herbario, las mariposas y los insectos
disecados, los mapas o… que despertaban el interés              Comentario [f4]:
                                                                Cap 3: Acto pedagógico. Su propia libertad e invención.
languideciente de sus alumnos. Era el único de la
                                                                Comentario [f5]:
escuela que había conseguido una linterna mágica y              Int: El maestro halla placer en enseñar y el alumno en
dos veces por mes hacía proyecciones sobre temas de             aprender.
                                                                Cap 1: Enseñar es organizar la confrontación con el saber
historia natural o de geografía. En aritmética había            y proporcionar las ayudas para hacerlo propio.
instituido un concurso de cálculo mental que obligaba al        Cap 4: ¿Qué tengo que pedirles a mis alumnos que hagan
                                                                hoy? ¿Con que materiales debo trabajar y que consignas
alumno a ejercitar su rapidez intelectual. Lanzaba a la         debo darles, para que todos ellos accedan a los
clase, donde todos debían estar de brazos cruzados,             conocimientos que deseo transmitirles? Esencial revertir:
                                                                ¿Qué les voy a decir? por ¿Qué les voy a pedir que
los términos de una división, una multiplicación o, a           hagan?
veces, una suma un poco complicada. “¿Cuánto suman              Enseñar es organizar situaciones de aprendizaje eficaces
                                                                Sacarle el máximo posible a la clase: ¿Qué consejos?
1267 +691?. El primero que acertaba con el resultado            ¿Qué ejercicios dar? Hacer actuar para hacer aprender.
justo ganaba un punto que se acreditaba en la                   Cap 5: ¿hay que estar motivado para trabajar o trabajar
                                                                para estar motivado? Se debe conjugar al mismo tiempo
clasificación mensual. Para lo demás utilizaba los              la motivación y el trabajo, sin que uno anteceda al otro, y
manuales con competencias y precisión… Los                      sin convertir uno de los dos elementos en condición para
                                                                que acontezca el otro. No podemos resignarnos a hacerlo
manuales eran siempre los que se empleaban en la                trabajar por simple sumisión, servidumbre o miedo al
metrópoli. Y aquellos niños que sólo conocían el siroco,        castigo. Todo nuestro esfuerzo consiste en hacer surgir la
                                                                motivación en el propio movimiento del trabajo: para
el polvo, los chaparrones prodigiosas y breves, la arena        ello proponemos tareas al alumno. Requieren esfuerzo de
de las playas y el mar llameante bajo el sol, leían             su parte. Placer vs trabajo forzado. Debemos empeñarnos
                                                                en poner en marcha un auténtico trabajo cada vez que
aplicadamente, marcando los puntos y las comas, unos            nos apoyamos en la motivación.
relatos para ellos míticos en que unos niños con gorro y        Los intelectuales bienpensantes nos acusan de rebajar los
                                                                conocimientos, de liquidar la ambición de la escuela, de
bufanda de lana, calzados con zuecos, volvían a casa            privar a nuestros alumnos de los conocimientos y de la
con un frío glaciar arrastrando haces de leña por               cultura a los que tiene derecho. No despreciar lo que
                                                                puede movilizar a los alumnos
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caminos cubiertos de nieve, hasta que divisaban el
tejado nevado de la casa y el humo de la chimenea les
hacía saber que la sopa de guisantes se cocía en el
fuego. Para Jacques esos relatos eran la encarnación
del exotismo. Soñaba con ellos, llenaba sus ejercicios
de redacción con las descripciones de un mundo que
no había visto nunca, e interrogaba incesantemente a
su abuela sobre una nevada que había caído durante
una hora, veinte años atrás, en la región de Argel. Para
él esos relatos formaban parte de la poderosa poesía              Comentario [f6]:
                                                                  Cap 3: ¿escuela o centro de enseñanza?
de la escuela, alimentada también por el olor del barniz
de las reglas y los lapiceros, por el sabor delicioso de la
correa     de     su     cartera    que     mordisqueaba
interminablemente, aplicándole con ahínco a sus
deberes, por el olor amargo y áspero de la tinta violeta,
sobre todo cuando le tocaba el turno de llenar los
tinteros con una enorme botella oscura en Cuyo tapón
se hundía un tubo acodado de vidrio y Jacques
husmeaba con felicidad el orificio del tubo, por el suave
contacto de las páginas lisas y lustrosas de ciertos
libros que despedían también un buen olor de imprenta
y cola, y finalmente, los días de lluvia, por ese olor de
lana mojada que despedían los chaquetones en el
fondo de la sala y que era como la prefiguración de ese
universo edénico donde los niños con zuecos y gorro
de lana corrían por la nieve hacia la casa caldeada.

       Sólo la escuela proporcionaba esas alegrías a
Jacques y Pierre. E indudablemente lo que con tanta
pasión amaban en ella era lo que no encontraban en
casa, donde la pobreza y la ignorancia volvían la vida
más dura, más desolada, como encerrada en sí misma;
la miseria es una fortaleza sin puente levadizo.                  Comentario [f7]:
                                                                  Int: El maestro halla placer en enseñar y el alumno en
                                                                  aprender.
       Pero no era sólo eso, porque Jacques se sentía             Conclusión: “No tenemos porqué buscar en otro lugar
                                                                  razones para tener esperanza y para luchar... ahí está, en
el más miserable de los niños durante las vacaciones,             la clase que tenemos que dar hoy...”
cuando para librarse de se chico infatigable, la abuela           “Un horizonte que desconozco si algún día podremos
                                                                  materializar en la esfera de lo político, pero del que estoy
lo mandaba con otros cincuenta niños y un puñado de               convencido que la política no puede desentenderse sin
monitores, a una colonia de vacaciones en las                     perder, ante los hombres, toda su credibilidad.
montañas del Zaccar, en Miliana, donde ocupaban una
escuela provista de dormitorios, comían y dormían
confortadamente, jugaban y se paseaban el día entero
vigilados por amables enfermeras, y con todo eso, al
llegar la noche, cuando la sombra subía a toda
velocidad por la pendiente de las montañas y desde el
cuartel vecino del clarín, en el enorme silencio de la
pequeña ciudad perdida en las montañas, a unos cien
kilómetros de cualquier lugar realmente concurrido,
empezaba a lanzar las notas melancólicas del toque de
queda, el niño sentía que lo invadía una desesperación
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sin límites y lloraba en silencio por la pobre casa,
desposeída de todo, de su infancia. 1

        No, la escuela no sólo les ofrecía una evasión de
la vida de familia. En la clase del señor Bernard por lo
menos, la escuela alimentaba en ellos un hambre más
esencial todavía para el niño que para el hombre, que
es el hambre de descubrir. En las otras clases les                    Comentario [f8]:
                                                                      Cap 1: El aprendizaje es complejo, difícil, se enfrenta a
enseñaban sin dudas muchas cosas, pero un poco                        algo que lo supera, requiere compromiso y asumir
como se ceba a un ganso. Les presentaban un                           riesgos que nadie puede hacer en su lugar, se tambalean
                                                                      las propias certezas y se necesitan puntos de referencia.
alimento ya preparado rogándoles que tuvieran a bien                  Cap 2: El Otro Mediador entre el Objeto de
tragarlo. En la clase del señor Germain, 2 sentían por                conocimiento y el Sujeto. Eleva Ayuda a Crecer
                                                                      Aprender .Acompaña hacia el Conocimiento.
primera vez que existían y que eran objeto de la más                  Conclusión: “No tenemos porqué buscar en otro lugar
alta consideración: se los juzgaba dignos de descubrir                razones para tener esperanza y para luchar... ahí está, en
                                                                      la clase que tenemos que dar hoy...”
el mundo. Más aún, el maestro no se dedicaba                          “Un horizonte que desconozco si algún día podremos
solamente a enseñarles lo que le pagaban para que                     materializar en la esfera de lo político, pero del que estoy
                                                                      convencido que la política no puede desentenderse sin
enseñara: los acogía con simplicidad en su vida                       perder, ante los hombres, toda su credibilidad.
personal, la vivía con ellos contándoles su infancia y la             Cap 3: La aventura del conocimiento.
historia de otros niños que había conocido, les exponía
                                                                      Comentario [f9]:
sus propios puntos de vista, no sus ideas, pues siendo,               Int: Enseñar tiene una especie de pasión en la base, El
por ejemplo, anticlerical como muchos de sus colegas,                 sentido del profesor es el acto pedagógico.
                                                                      Cap 2: El Otro Mediador entre el Objeto de
nunca decía en clase una sola palabra contra la religión              conocimiento y el Sujeto. Eleva Ayuda a Crecer
ni contra nada de lo que podía ser objeto de una                      Aprender .Acompaña hacia el Conocimiento.
elección o de una convicción, y en cambio condenaba
con la mayor energía lo que no admitía discusión: el
robo, la delación, la indelicadeza, la suciedad.                      Comentario [f10]:
                                                                      Cap 1: Solicitar compromiso y poner a disposición los
                                                                      recursos.
        Pero, sobre todo, les hablaba de la guerra,                   Cap 7: Todos somos profesores de escuela. En la escuela
                                                                      se descubre que hay otras formas de pensar, otras formas
todavía muy cercana y que había hecho durante cuatro                  de vida donde la gente no cree en los mismos dioses …
años, de los procedimientos de los soldados, de su                    se descubre que hay otros niños que viven de manera
                                                                      distinta …
coraje, de su paciencia y de la felicidad del armisticio.
                                                                      Comentario [f11]:
Al final de cada trimestre, antes de despedirlos para las             Cap 2: Profesión hacer vivir a los demás la alegría de
vacaciones y de vez en cuando, si el calendario lo                    descubrir lo que nosotros hemos vivido.
permitía, tenía la costumbre de leerles largos pasajes
de Les Croix de bois,3 de Dorgelés. A Jacques esas
lecturas le abrían todavía más las puertas de exotismo,
pero de un exotismo en el que rondaban el miedo y la
desgracia, aunque nunca hubiera hecho un paralelo,
salvo teórico, con el padre a quien jamás había
conocido. Sólo escuchaba con toda el alma y que le
hablaba otra vez de la nieve y de su amado invierno,
pero también de hombres singulares, vestidos con
pesadas telas encostradas de barro, que hablaban una
lengua extraña y vivían en agujeros bajo un techo de
obuses, de cohetes y de balas. El y Pierre esperaban la               Comentario [f12]:
                                                                      Cap 2: Profesión hacer vivir a los demás la alegría de
lectura con impaciencia cada vez mayor. Esa guerra de                 descubrir lo que nosotros hemos vivido.
la que todo el mundo hablaba todavía (y Jacques

1
  Ampliar, y exaltar la escuela laica.
2
  Aquí el autor da al maestro su verdadero nombre.
3
  Ver el volumen
Página 4 de 27



escuchaba en silencio, pero sin perder palabra, a
Daniel, cuando contaba a su manera la batalla de
Marne, en la que había invertido y de la que aún no
sabía cómo había vuelto cuando a ellos, los zuavos, los
habían puesto de cazadores y después a la carga,
bajaban a un barranco y no tenían a nadie delante y
avanzaban y de pronto los soldados ametralladores,
cuando estaban en mitad de la bajada, caían unos
sobre otros, y el fondo del barranco lleno de sangre, y
los que gritaban mamá, era terrible), que los
sobrevivientes no podían olvidar y cuya sombra
planeaba.                                                      Comentario [f13]:
                                                               Int: El maestro halla placer en enseñar y el alumno en
                                                               aprender.
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                      CASO II
           Pennac, Daniel - Mal de Escuela

       Pero volvamos a la cuestión del haber llegado a
ser algo.
       Febrero de 1959, septiembre de 1969. Diez
años, pues, habían transcurrido entre la calamitosa
carta que escribí a mi madre y la que mi padre enviaba
a su hijo profesor.
       Los diez años que tardé en llegar a ser algo.
       ¿De qué depende la metamorfosis del zoquete
en profesor?
       Y, en menor medida, ¿la del analfabeto en
novelista?
       Evidentemente, es la primera pregunta que se le
ocurre a uno.
       ¿Cómo llegué a ser algo?                                  Comentario [f14]:
                                                                 Cap 3: Ante todo soy profesor
       Grande es la tentación de no responder.
Alegando, por ejemplo, que la maduración no se puede
describir, ni la de los individuos ni la de las naranjas.
¿En qué momentos el adolescente más reticente
aterriza en el terreno de la realidad social? ¿Cuándo
decide jugar, por poco que sea, ese juego? ¿Pertenece
incluso al orden de la decisión? ¿Qué parte les
corresponde a la evolución orgánica, la química celular,
el entramado de la red neuronal? Otras tantas                    Comentario [f15]:
                                                                 Cap 3: Y los administradores gobiernan como si
preguntas que permiten evitar el tema.                           pudieran decidir como cuando…

       -Si lo que escribe usted de su coquetería es
cierto-podrían objetarme-, ¡esa metamorfosis es un
auténtico misterio!

       En efecto, como para no creérselo. Por lo
demás, es el destino del zoquete nunca le creen.
Mientras es un zoquete le acusan de disfrazar su
viciosa pereza con cómodas lamentaciones: “¡No nos
vengas con historias y trabajo!”. Y cuando su situación
social demuestra que lo ha conseguido, sospechan que
está alardeando: “¿Qué había sido usted un zoquete?
¡Vamos, vamos, está alardeando!”. Lo cierto es que, a
posteriori, las orejas de burro se llevan de buena gana.
Son incluso una condecoración que algunos se
atribuyen en sociedad. Te distingue de aquellos cuyo
único mérito fue seguir las trilladas sendas del saber. El
Goyha pulula de antiguos zoquetes heroicos.
Escuchamos a esos listillos en los salones, por las
ondas, hablando de sus sinsabores escolares como de
hazañas de la resistencia. Yo solo me creo estas
palabras si percibo en ellas el sonido apagado del
dolor. Pues aunque a veces uno sane de su coquetería,
Página 6 de 27



las heridas que nos infligió nunca cicatrizan por
completo. Aquella infancia no fue divertida, y
¡recordaría tampoco lo es. Resulta imposible presumir
de ella. Como si el antiguo asmático se enorgulleciera
de haber creído, mil veces, que iba a morir asfixiado.
Por ello, el zoquete que se ha librado no desea que le
compadezcan, en absoluto, lo que quiere es olvidar,
eso es todo, no pensar más en aquella vergüenza. Y
además sabe, en lo más hondo de sí mismo, que muy
bien habría podido no lograrlo. A fin de cuentas, los
zoquetes para toda la vida son los más numerosos. Yo
siempre he tenido la sensación de ser un superviviente.

        En resumen, ¿qué ocurrió en mí durante
aquellos diez años?
        ¿Cómo logré librarme?
        Una advertencia previa: adultos y niños, es bien
sabido, no tienen la misma percepción del tiempo. Diez
años no son nada para el adulto que calcula en
decenios la duración de su existencia. ¡Pasan tan
deprisa diez años cuando se tienen cincuenta!
Sensación de rapidez que, por lo demás, agudiza la
inquietud de las madres por el porvenir de sus hijos. Le
quedan cinco años para el examen de bachillerato,
¡pero si ya está aquí! ¿Cómo va a poder el pequeño
cambiar tan radicalmente en tan poco tiempo? Ahora
bien, para el pequeño cada uno de esos años vale un
milenio; para él, su futuro cabe por completo en los
pocos días que se acercan. Hablándole del porvenir es
pedirle que mida el infinito con un decímetro. La
expresión “llegar a ser algo” le paraliza sobre todo
porque expresa la inquietud o la reprobación de los
adultos. El porvenir soy yo pero peor, he aquí en líneas         Comentario [P16]:
                                                                 Cap 3: Demanda social.
generales lo que yo traducía cuando mis profesores me
aseguraban que no llegaría a nada. Al escucharles no
podía hacerme la menor representación del tiempo,
sencillamente les creía: cretino para siempre jamás,
siendo “jamás” y “siempre” las únicas unidades de
medida que el orgullo herido propone el zoquete para
sondear el tiempo.
        El tiempo… Yo ignoraba que me iba a ser
necesario envejecer para tener una percepción
logarítmica de su transcurso (Además, por entonces yo
ignoraba por completo los logaritmos, las tablas, las
funciones, las escuelas y sus encantadoras curvas…)
Pero, siendo ya profesor, supe por instinto que era inútil
blandir el futuro ante las narices de mis peores
alumnos. A cada día su afán, y cada hora en esa
jornada, siempre que estemos plenamente presentes,
juntos.
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       Pero, de niño, yo no estaba allí. Me bastaba con
entrar en un aula para salir de ella. Como uno de esos
rayos que caen de los platillos volantes, me parecía
que la mirada vertical del maestro me arrancaba de la
silla y me proyectaba instantáneamente a otra parte.
¿Adónde? ¡Precisamente a su cabeza! ¡A la cabeza del
maestro! Era el laboratorio del platillo volante. El rayo
me depositaba allí. Tomaban entonces toda la medida
de mi nulidad, volvían a escupirme luego, con otra
mirada, como un detritus, y yo rodaba abonando un
campo donde no podía comprender ni lo que me
enseñaban ni lo que la escuela esperaba de mi, puesto
que me consideraban un incapaz.                                 Comentario [f17]:
                                                                Ejemplo de??

       Aquel veredicto me ofrecía las compensaciones
de la pereza: ¿para qué deslomarse en la tarea si la
más altas autoridades consideran que la suerte está
echada Como puede verse, desarrollaba ya cierta
aptitud por la casuística. Es un rasgo de ingenio que,
cuando empecé a ejercer de profesor, encontraba
enseguida entre mis zoquetes.

        Llegó luego mi primer salvador.
        Un profesor de francés.
        A los catorce años.
        Que me descubrió como lo que era: un fabulador
sincera y alegremente suicida.                                  Comentario [f18]:
                                                                Cap 1: Enseñar es organizar la confrontación con el saber
        Pasmada, sin duda, ante mi capacidad de forjar          y proporcionar las ayudas para hacerlo propio.
excusas cada vez más inventivas para las lecciones no           Cap 2: Profesor “Escena Primitiva”, fuente de energía,
                                                                referencia.
aprendidas o los deberes no hechos, decidió exonerar
de las redacciones para encargarme una novela. Una              Comentario [f19]:
                                                                Cap 4: ¿Qué tengo que pedirles a mis alumnos que hagan
novela que yo debía redactar durante el trimestre, a            hoy? ¿Con que materiales debo trabajar y que consignas
razón de un capítulo por semana. Tema libre, pero que           debo darles, para que todos ellos accedan a los
                                                                conocimientos que deseo transmitirles? Esencial revertir:
rogaba que les entregas llegaran sin faltas de                  ¿Qué les voy a decir? por ¿Qué les voy a pedir que
ortografía, “para poder elevar el nivel de la crítica”.         hagan?
                                                                Enseñar es organizar situaciones de aprendizaje eficaces
(Recuerdo esta fórmula aunque haya olvidado la propia           Sacarle el máximo posible a la clase: ¿Qué consejos?
novela). Aquel profesor era un hombre muy anciano               ¿Que ejercicios dar? Hacer actuar para hacer aprender.
que nos consagraba los últimos años de su vida. Debía           Comentario [f20]:
                                                                Cap 5: Somos portadores de la exigencia de la calidad.
redondear su jubilación en aquel antro absolutamente            Búsqueda de calidad para que los jóvenes pueden “hacer
privado de un arrabal al norte de París. Un viejo               una obra de si mismos” (Pestalozzi).
                                                                Ser exigente consigo mismo y con los alumnos.
caballero de anticuada distinción que había descubierto         No digo que todo vale, digo que la exigencia de calidad –
al narrador que llevaba en mí. Se había dicho que, con          llevada por el deseo de alcanzar la perfección de
                                                                humanidad- es la que distingue lo que vale. Nuestro
faltas de ortografía o sin ellas, era preciso emprenderla       oficio nos obliga a enseñar.
conmigo por medio del relato si se quería tener alguna
                                                                Comentario [f21]:
posibilidad de abrirme al trabajo escolar. Escribí con          Int: Enseñar tiene una especie de pasión en la base. El
entusiasmo aquella novela. Corregía escrupulosamente            sentido del profesor es el acto pedagógico

cada palabra con la ayuda del diccionario (que, desde
aquel día, ya no me abandona) y entregaba los
capítulos con la puntualidad de un folletinista
profesional. Imagino que debía de ser un relato
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bastante triste, pues entonces estaba muy influido por
Thomas Hardy, cuyas novelas van del malentendido a
la catástrofe y de la catástrofe a la irreparable tragedia,
lo que alimentaba mi gusto por el fatum: nada que
hacer desde el comienzo, esa es mi opinión.                       Comentario [f22]:
                                                                  Cap 6: Toda autentica pedagogía estructura al grupo
                                                                  alrededor de un proyecto y lleva a cada alumno a
       No creo haber hecho progresos sustanciales en              comprometerse con una tarea gracias a la que puede
                                                                  elevarse por encima de todas las formas de conformismo
nada aquel año pero por primera vez en toda mi                    y fatalidad.
escolaridad un profesor me concedía un estatuto:
existía escolarmente para alguien, como un individuo
que tenía una línea que seguir y que la podía aguantar
duraderamente. Enorme agradecimiento hacia mi                     Comentario [f23]:
                                                                  Cap 1: La verdadera enseñar a todos los niveles adapta a
benefactor, claro está, y aunque fuese bastante                   la vez el carácter inquietante del encuentro con lo
distante, el viejo caballero se convirtió en el confidente        desconocido y el apoyo que aporta la tranquilidad
                                                                  necesaria. Siempre se enseña algo a alguien
de mis lecturas secretas.
                                                                  Comentario [f24]:
                                                                  Cap 2: El Otro Mediador entre el Objeto de
       -   ¿Qué estamos leyendo en estos momentos,                conocimiento y el Sujeto. Eleva Ayuda a Crecer
                                                                  Aprender .Acompaña hacia el Conocimiento.
           Pennachioni?
       -   Pues había lectura
       -   Por aquel entonces, yo ignoraba que la
           lectura iba a salvarme.

        En aquella época, leer no era la absurda proeza
que es hoy. Considerada como una pérdida de tiempo,
con fama de perjudicial para el trabajo escolar, la
lectura de novela nos estaba prohibida durante las
horas de estudio. De ahí mi vocación de lector                    Comentario [P25]:
                                                                  Cap 3: Se rige nuestra enseñanza con rigor.
clandestino: novelas forradas como libros de clase,
ocultas en todas partes donde era posible, lecturas
nocturnas con una linterna, dispensas de gimnasia,
todo servía para quedarme a solas con un libro. Fue el            Comentario [f26]:
                                                                  Cap 1: El aprendizaje es complejo, difícil, se enfrenta a
internado lo que despertó en mí esta afición.                     algo que lo supera, requiere compromiso y asumir
Necesitaba un mundo propio, y fue el de los libros. En            riesgos que nadie puede hacer en su lugar, se tambalean
                                                                  las propias certezas y se necesitan puntos de referencia.
mi familia, yo había visto, sobre todo, leer a los demás:         Cap 1: La verdadera enseñar a todos los niveles adapta a
mi padre fumando su pipa en el sillón, bajo el cono de            la vez el carácter inquietante del encuentro con lo
                                                                  desconocido y el apoyo que aporta la tranquilidad
luz de una lámpara, pasando distraídamente el anular              necesaria. Siempre se enseña algo a alguien.
por la impecable raya de sus cabellos y con un libro
abierto sobre las piernas cruzadas; Bernard, en nuestra
habitación, recostado, con las rodillas dobladas y la
mano derecha sosteniendo la cabeza… Había
bienestar en aquellas actitudes. En el fondo, fue la
fisiología del lector lo que me impulsó a leer. Tal vez al
comienzo solo leí para reproducir aquellas posturas y
explorar otras. Leyendo, me instalé físicamente en una
felicidad que aún perdura. ¿Qué leía? Los cuentos de
Andersen, por identificación con El patito feo, pero
también Alexandre Dumas, por el movimiento de las
espaldas, los caballos y los corazones. Y Selma
Lagerlof, el magnífico La saga de Costa Berling, aquel
pastor borracho y espléndido, expulsado por su obispo,
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del que fui el infatigable compañero de aventuras con
los demás jinetes de Ekeby; Guerra y paz, que me
regaló Bernard creo que cuando hice los trece, la
historia de amor entre Natasha y el príncipe Andrei en
la primera lectura –lo que reducía la novela a un
centenar de páginas-, la epopeya na
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                     CASO III
           Penaac, Daniel - Mal de Escuela

        Los males de gramática se curan con la
gramática, las faltas de ortografía con la práctica de la
ortografía, el miedo a leer con la lectura, el de no
comprender con la inmersión en el texto y la costumbre
de no reflexionar con el tranquilo refuerzo de una razón
estrictamente limitada al objeto que nos ocupa, aquí,
ahora, en esta aula, durante esta hora de clase, ya
puestos a ello.                                                  Comentario [f27]:
                                                                 Int: El maestro halla placer en enseñar y el alumno en
                                                                 aprender.
        Heredé esta convicción de mi propia escolaridad.         Cap 1: Enseñar es organizar la confrontación con el
                                                                 saber y proporcionar las ayudas para hacerlo propio.
Me sermonearon bastante, a menudo intentaron                     Cap 3: Puesta en marcha de la transmisión del saber?
hacerme entrar en razón, y con benevolencia, pues
entre los profesores no falta gente amable. El director
del colegio al que me había mandado mi robo
doméstico, por ejemplo. Era marino, un antiguo capitán
de navío acostumbrado a la paciencia de los océanos,
padre de familia y atento marido de una esposa que,
según se decía, padecía un mal misterioso. Un hombre
muy ocupado por los suyos y por la dirección de aquel
internado donde no faltaban casos como el mío.
¡Cuántas horas destinó, sin embargo, a convencerme
de que yo no era el idiota que pretendía ser, de que mis
sueños de exilio africano eran intento de fuga, y de que
bastaba con ponerme seriamente a trabajar para
acabar con la hipoteca que más jeremiadas hacían
gravitar sobre mis aptitudes! Me gustaba que se                  Comentario [f28]:
                                                                 Int: El maestro halla placer en enseñar y el alumno en
interesara por mi, él, que tantas preocupaciones tenía,          aprender.
y prometía enmendarme, sí, sí, enseguida. Pero, en
cuanto me encontraba de nuevo en clase de mates, o
en el estudio vespertino inclinado sobre una lección de
ciencias naturales, nada quedaba ya de la invencible
confianza que yo había obtenido de nuestra entrevista.
Y es que el director y yo no habíamos hablado de
álgebra, ni de la fotosíntesis, sino de voluntad, de
concentración, habíamos hablado de mi, yo, un yo que
era del todo capaz de progresar, estaba convencido de
ello, si realmente me lo proponía. Y ese yo, henchido            Comentario [P29]:
                                                                 Cap 3: Chisme administrativo
de súbita esperanza, juraba que se aplicaría, que no
seguiría contando historias, lamentablemente, diez
minutos más tarde, confrontando a la algebraicidad del
lenguaje matemático, ese yo se vaciaba como un globo
y, durante el estudio vespertino, yo solo era renuncia
ante la inexplicable afición de las plantas al gas
carbónico a través de la extraña clorofila. Volvía a ser
el cretino habitual que nunca comprendería nada de               Comentario [f30]:
                                                                 Cap 7: Todos somos profesores de escuela, los
nada, por la simple razón de que nunca había                     profesores no son los únicos que tienen que
comprendido nada.                                                comprometerse en el proyecto de enseñar, los directores
                                                                 de escuela también son “profesores de escuela”.
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       De esa desventura tantas veces repetida,
conservo la convicción de que era preciso hablar con
los alumnos en el único lenguaje de la materia que yo
les enseñaba. ¿Miedo a la gramática? Hagamos
gramática. ¿Falta de apetito por la literatura? ¡Leamos!        Comentario [P31]:
                                                                Cap 3: Aprendizajes exigente
Pues, por muy extraño que pueda pareceros, oh
alumnos nuestros, estáis amasados con las materias
que os enseñamos. Sois la propia materia de todas
nuestras materias. ¿Infelices en la escuela? Tal vez.
¿Sacudidos por la vida? Algunos, sí. Pero, a mi modo
de ver, hechos de palabras, todos vosotros, tejidos con
gramática, llenos de discursos, incluso los más
silenciosos o los menos armados de vocabulario,
obsesionados por vuestras representaciones del
mundo, llenos de literatura en suma, cada uno de
vosotros, os ruego.                                             Comentario [f32]:
                                                                Cap 1: Entre el amor a los alumnos y el amor al saber, no
                                                                tenemos por qué elegir. Hay que supera la representación
                                                                tradicional de oposición entre ambas (centrada en el
                                                                saber y centrada en el alumno) Primaria (paciencia y
                                                                solicitud, un maestro para todas las ciencias; secundaria
                                                                saber, impaciencia, rectitud, un profesor por saber).
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                     CASO IV
           Penaac, Daniel - Mal de Escuela


       Vanidad de las intervenciones Psicológicas
intencionadas. Penúltimo curso. Jocelyne está hecha
un mar de lágrimas. La clase no puede empezar. Nada
es más impermeable que el pesar para servir de
pantalla al saber. La risa puedes acallarla con una
mirada, pero las lágrimas…

       ¿Alguien sabe algún chiste? Tenemos que hacer
reir a Jocelyne para poder empezar. Devanaos los
sesos. Algún chiste muy divertido. Presupuesto, tres
minutos, ni uno más; Montesquieu nos aguarda.

       El chiste surge.
       Es divertido, en efecto.
       Todo el mundo se troncha, incluso Jocelyne, y la
invito a que hable conmigo durante el recreo, si lo
necesita.
       Hasta entonces, te ocupas solo de Montesquieu.
       Recreo. Jocelyne nos expone su desgracia. Sus
padres no se entienden. Se pelean de la mañana a la
noche. Se dicen barbaridades. La vida en casa es un
infierno, la situación, desgarradora. Bueno, me digo,
dos nuevos corredores de fondo que han tardado
veinte años en advertir que no funcionaban juntos, hay
divorcio en el ambiente. Jocelyne, que no es una mala
alumna, se derrumba en todas las materias. Y heme
aquí chapuceando en sus pesares. Más vale, le digo
con mucha prudencia, tal vez, el divorcio, ¿sabes
Jocelyne?, en fin… dos divorciados apaciguados te
resultarán más soportable que una pareja empecinada
en destruirse… etcétera.

       Jocelyne se deshace de nuevo en lágrimas:
-      Precisamente,     señor,    habían      decidido
divorciarse, ¡pero acaban de renunciar a ello!
¡Ah!
Bueno.
Bueno, bueno, bueno.
Bien.
Siempre es mas complicado de lo que aprendiz de
psicólogo cree.
-...
-...
-      ¿Conoces a Maisie Farange?
-      No, ¿quién es?
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-     Era la hija de Véale Farange y de su mujer cuyo
nombre he olvidado. Dos divorciados celebres en su
tiempo. Maisie era pequeña cuando se separaron, pero
no se perdió ni una migaja de todo aquello. Tendrías
que conocerla. Es una novela. De un americano. Henry
James. Lo que Maisie sabia.
Novela compleja, por otra parte que Jocelyne leyó
durante las siguientes semanas, estimulada por el
propio campo de batalla conyugal. (“¡Se sueltan los
mismos argumentos que los Farange, señor!”)
Pues si, aunque sangre con sangre autentica, la guerra
de las parejas y el pesar de los hijos no dejan de ser
menos literarios.
Dicho esto, cuando Montesquieu nos honra con su
presencia en nuestra clase, debemos estar presentes
para Montesquieu.


Su presencia en clase ... no es cómodo para los chicos
y chicas aportar 55 minutos de concentración en 5 o 6
clases sucesivas, según esa distribución tan especial
que la escuela hace del tiempo.
¡Menudos rompecabezas la distribución del tiempo!
Reparto de las clases, de las materias, de las horas, de
los alumnos, en función del número de aulas, de la
constitución de grupos parciales, del número de
materias optativas, de la disponibilidad de los
laboratorios, de los incompatibles deseos del profesor
de esto y la profesora de aquello...Cierto es que hoy en
día la cabeza del jefe de estudios se salva gracias al
ordenador, al que confía esos parámetros: “Siento lo de
su miércoles por la tarde señora Tal, es cosa del
ordenador”.
-Cincuenta y cinco minutos de francés –les explicaba
yo a mis alumnos- son una horita con su propio
nacimiento, su parte media y su final, una vida entera,
en suma.
Eso es hablar por hablar, habrían podido responderme,
una vida de literatura que enlaza con una vida de
matemática, que a su vez enlaza con toda una
existencia de historia que te propulsa sin razón alguna
a otra vida, inglesa en ese caso o alemana, o química,
o musical ... ¡son un montón de reencarnaciones en
una sola jornada! ¡Y sin lógica alguna!. Vuestra
distribución del tiempo es Alicia en un país de las
maravillas: tomas el té en casa de la liebre de marzo y
te encuentras, sin transición, jugando al cróquet con la
reina de corazones. Una jornada pasada en la
coctelera de Lewis Carroll, privada de lo maravilloso, de
toda su gimnasia. Y por añadidura, la cosa se da aires
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de rigor. Un absoluto cajón de sastre podado como un
jardín a la francesa, bosquecillo de cincuenta y cinco
minutos tras bosquecillo de cincuenta y cinco minutos.
Sólo la jornada de un psicoanalista y el salami del
charcutero pueden cortarse en rodajas tan iguales. ¡Y
todas las semanas del año! El azar sin a sorpresa, ¡el
colmo!

       Sería tentador responderles: dejad ya de
refunfuñar, queridos alumnos, y poneos en nuestro
lugar, por otra parte, vuestra comparación con el
psicoanalista no es tan mala; todos los días el pobre ve
desfilar por su consulta las desgracias del mundo, y
nosotros en nuestras clases vemos desfilar la
ignorancia en grupos de treinta y cinco y ahora fija,
durante toda nuestra vida –como percepción
logarítmica o sin ella- es mucho más larga que vuestra
demasiado breve juventud, ya veréis, ya veréis…

       Pero no, no debe pedirse nunca a un alumno
que se ponga en el lugar del profesor, la tentación de la
risa sarcástica es demasiado fuerte. Y no le propongáis
nunca que mida su tiempo con el nuestro: nuestra hora
no es realmente la suya, no evolucionamos en la
misma duración. Por lo que se refiere a hablarle de
nosotros o de él mismo, nada de nada: el tema no es
ese. Limitarnos a lo que hemos decidido: esa hora de
gramática debe ser una burbuja en el tiempo. Mi trabajo
consiste en hacer que mis alumnos sientan que existen
gramaticalmente durante esos cincuenta y cinco
minutos.

       Para lograrlo, no debe perderse de vista que las
horas no se parecen: las horas de la mañana no son
las de la tarde; las horas del despertar, las horas de la
digestión, las que preceden al recreo, las que le siguen,
todas son distintas. Y la hora que viene tras la clase de
mates no es como la que sigue a la de gimnasia.

       Estas diferencias no tienen demasiada
incidencia en la atención de los buenos alumnos. Estos
gozan de una bendita facultad: cambiar de piel de buen
grado, en el momento adecuado, en el lugar adecuado,
pasar del adolescente revoltoso al último atento, del
enamorado rechazado al empollón concentrado, del
juguetón estudioso, del allá al aquí, del pasado al
presente, de la matemáticas a la literatura… Su
velocidad de encarnación es lo que distingue a los
buenos alumnos de los alumnos con problemas. Estos,
como los reprochan sus profesores, están a menudo en
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otra parte. Se liberan con mayor dificultad de la hora
precedente, se arrastran por un recuerdo o se
proyectan en un deseo cualquiera de otra cosa. Su silla
es un trampolín que les lanza fuera de la clase en
cuento se sientan en ella. Eso si no se duermen. Si lo
que espero es su plena presencia mental, necesito
ayudarles a instalarse en mi clase. ¿Los medios de
conseguirlo? Eso se aprende sobre todo a la larga y
con la práctica. Una sola certeza, la presencia de mis
alumnos depende estrechamente de la mía: de mi
presencia en la clase entera y en cada individuo en
particular, de mi presencia también en mi materia, de
mi presencia física, intelectual y mental, durante los
cincuenta y cinco minutos que durará mi clase.                   Comentario [f33]:
                                                                 Cap 6: Disciplina en clase.




                     CASO V
           Pennac, Daniel - Mal de Escuela


        ¿Quiénes eran mis alumnos? Algunos de ellos el
tipo de alumnos que yo había sido a su edad y que se
encuentra un poco por todas partes en los centros
donde embarrancan los chicos y chicas eliminados por
los institutos honorables. Muchos repetían y se tenían
en muy poca estima. Otros se sentían plenamente al
margen, fuera del “sistema”. Algunos habían perdido,
hasta el vértigo, el sentido del esfuerzo, de la
perseverancia, de la obligación, es decir del trabajo: se
limitaban a dejar que pasara la vida, entregándose a
partir de los años ochenta a un consumo desenfrenado,
no sabiendo utilizarse a sí mismos y poniendo su ser
solo en lo que les era ajeno (la reflexión de Rousseau,
transportada al plano material, no les había dejado
indiferentes).

       Todos eran casos especiales. Este, excelente
alumno en su instituto de provincia, había acabado
siendo el último de la preparatoria para las grandes
escuelas a las que su expediente le había dado
acceso; aquello le había producido tanto pesar que se
le caía el pelo a puñados: ¡depresión nerviosa, a los
quince años! Aquel, con tendencias suicidas, se abría
las venas (“¿Por qué lo has hecho?” “¡Para ver qué
pasaba!”); aquella coqueteaba alternativamente con la
anorexia y la bulimia; el de más allá se escapaba de
casa, y otro más, llegado de África, estaba
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traumatizado por una sangrienta revolución; este era
hijo deuna infatigable portera; aquel, el muchacho
apático de un diplomático ausente; algunos estaban
aniquilados por los problemas familiares, otros los
utilizaban sin vergüenza alguna; esa viuda gótica de
párpados negros y labios violetas había jurado no
asombrarse por nada, cuando aquella chupa
claveteada, tupé y botas, evadida de un instituto
técnico de Cachan para reanudar con nosotros un ciclo
largo, descubría con estupor la gratuidad de la cultura.
Eran chicos y chicas de su generación, rockeros de los
años sesenta, punks o góticos de los años ochenta,
alternativos de los noventa; agarraban las modas como
se atrapan los microbios: modas vestimentarias,
musicales,     alimenticias,   lúdicas,    electrónicas,
consumían.

       La mitad de los alumnos de mis comienzos, los
de los años setenta, llenaban las clases llamadas
“especiales” de un colegio de Soissons, clases de las
que, con un humor muy profesional, nos habían dicho
que no eran precisamente “celestiales”. Algunos
estaban bajo vigilancia judicial, otros eran hijos de
aparceros portugueses, de comerciantes locales o de
aquellos terratenientes cuyos campos cubrían las
inmensas llanuras del Este, abonadas por todos los
jóvenes inmolados en el suicidio europeo de 1914-
1918. Nuestros tipos “especiales” compartían los
mismos locales que los alumnos “normales”, la misma
cantina, los mismos juegos, y aquella bendita mezcla
debía cargarse en la cuenta de la dirección. El iletrismo        Comentario [f34]:
                                                                 Cap 1: Los que enseñan a sujetos con discapacidad más
tardío no es cosa de hoy. A aquellos chicos y chicas             aportes han realizado al acto pedagógico.
“especiales” tenía yo que enseñarles de nuevo la                 Comentario [f35]:
lectura y la ortografía, con ellos interrogamos aquel lo         Int: La profesión es el trabajo por un proyecto. El
                                                                 profesor se dedica a enseñar.
al que nunca se llega porque se ignora que es solo un
estar allí, un estar ahora, un estar juntos y, a hacerlo,        Comentario [P36]:
                                                                 Cap 3: Multitudes de métodos personalizados
ser uno mismo.

        Su profesor de matemáticas y yo les habíamos
enseñado también a jugar al ajedrez. Y no lo hacían tan          Comentario [P37]:
                                                                 Cap 3: No renunciar a la magestralidad
mal. ¡palabra! Habíamos fabricado un gran tablero
mural que me regalaron cuando me marché (“Ya
haremos otro”) y que conservo piadosamente. Sus
proezas en ese juego considero difícil –era la época del
famoso campeonato Spassky-Fischer-, la confianza
que habían adquirido al derrotar a algunas clases del
instituto vecino (“Hemos ganado a los latinistas,
señor!”), no fueron ciertamente ajenos a sus progresos
en martes aquel año, ni a su obtención del certificado
de estudios primarios. Al final del curso montamos Ubú
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rey con alumnos de todas las clases. Un Ubú puestos
en escena por mi amiga Fanchon, hoy profesora en
Marsella. Otra especie de tío Jules, inoxidable en su
lucha contra todas las ignorancias. Digamos, por
añadidura, que el Padre y la Madre Ubú habían
escandalizado en su gran cama, ante las narices del
obispo local. (Vertical, la cama, para que pudiera
admirarse a la regia pareja desde el fondo del gimnasio
donde se representaba la obra).

      De 1969 a 1995, si se exceptúan dos años
pasados en un centro de alumnos muy selectos, la
mayoría de mis alumnos fueron pues, como lo fui yo
mismo, niños y adolescentes con dificultades escolares
más o menos grandes. Los más afectados presentaban             Comentario [f38]:
                                                               Cap 1: Los que enseñan a sujetos con discapacidad mas
poco más o menos los mismos síntomas que yo a su               aportes han realizado al acto pedagógico.
edad: pérdida de confianza en uno mismo, renuncia a
cualquier esfuerzo, incapacidad para la concentración,
dispersión, mitomanía, constitución de banas, alcohol a
veces, drogas también, supuestamente blandas, pero
aun así algunas mañanas tenían la mirada bien líquida.         Comentario [f39]:
                                                               Cap 1: Solicitar compromiso y poner a disposición los
                                                               recursos.
       Eran mis alumnos. (Este posesivo no indica
propiedad alguna, designa un intervalo de tiempo,
nuestros años de enseñanza en los que nuestra
responsabilidad de profesor se encuentra por completo
comprendida con estos alumnos.) Parte de mi oficio
consistía en convencer a mis alumnos más
abandonados por ellos mismos de que la cortesía
predispone a la reflexión más que una buena bofetada,
de que la vida en comunidad compromete, de que el
día y la hora de entrega de un ejercicio no son
negociables, de que unos deberes hechos de cualquier
modo deben repetirse para el día siguiente, de que
esto, de que aquello, pero de que nunca, jamás de los
jamases, ni mis colegas ni yo les dejaríamos en la
cuneta. Para que tuvieran una posibilidad de lograrlo,         Comentario [P40]:
                                                               Cap 3: Intercambio de inteligencias
era preciso enseñarles de nuevo la propia noción del
                                                               Comentario [f41]:
esfuerzo, devolverles por consiguiente el gusto por la         Int: Enseñar tiene una especie de pasión en la base, El
soledad y el silencio, y, sobre todo, el dominio del           sentido del profesor es el acto pedagógico.
                                                               Cap 1: El aprendizaje es complejo, difícil, se enfrenta a
tiempo, del aburrimiento, pues. A veces les aconsejaba         algo que lo supera, requiere compromiso y asumir
ejercicios de aburrimiento, sí, para instalarles en la         riesgos que nadie puede hacer en su lugar, se tambalean
                                                               las propias certezas y se necesitan puntos de referencia.
perseverancia. Les rogaba que no hiciesen nada: que            Cap 1: Solicitar compromiso y poner a disposición los
no se distrajeran, no consumieran nada, ni siquiera            recursos.
conversación, que tampoco trabajaran, en resumen,
que no hicieran nada, nada de nada.                            Comentario [f42]:
                                                               Int: El esfuerzo de uno apela al esfuerzo del otro y los
                                                               logros un alivio a los problemas institucionales.
      Ejercicios de aburrimiento, esta tarde, veinte
minutos sin hacer nada antes de ponerse a trabajar:
      ¿Ni siquiera escuchar música?
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        ¡De ningún modo!
        ¿Veinte minutos?
        Veinte minutos. Con el reloj en la mano. De las
cinco y veinte a las cinco cuarenta. Os vais
directamente a casa, no dirigís la palabra a nadie, no
os detenéis en ningún café, ignoráis la existencia de los
“flippers”, no conocéis a vuestros compañeros, entráis
en vuestra habitación, os sentáis en vuestra cama, no
abrís la cartera, no os ponéis de walkman, apartáis los
ojos de vuestra gameboy y esperáis veinte minutos,
mirando al vacío.
        ¿Para que?
        Por pura curiosidad. Concentraos en los minutos
que pasan, no perdáis ni uno y contádmelo mañana.
        ¿Cómo podrá comprobar usted que lo hemos
hecho?
        No podré.
        ¿Y después de los veinte minutos?
        Os lanzáis sobre los deberes como hambrientos.           Comentario [f43]:
                                                                 Int: El maestro halla placer en enseñar y el alumno en
                                                                 aprender.
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                    CASO VI
          Pennac, Daniel – Mal de Escuela


        ¡Era él un gran matemático? Y el curso
siguiente, ¿era la señorita Gi una gigantesca
historiadora? Y durante la repetición de mi último curso,
¿era el señor S. un filósofo sin par? Lo supongo, pero a
decir verdad lo ignoro; sólo sé que los tres estaban
poseídos por la pasión comunicativa de su materia.               Comentario [f44]:
                                                                 Int: Enseñar tiene una especie de pasión en la base, El
Armados con esa pasión, vinieron a buscarme al fondo             sentido del profesor es el acto pedagógico.
de mi desaliento y solo me soltaron una vez que tuve             Cap 2: Influencia de un/os profesor/es en la elección de
                                                                 ser profesor.
ambos pies sólidamente puestos en sus clases, que
                                                                 Comentario [P45]:
resultaron ser la antecámara de mi vida. No es que se            Cap 3: Perder el gusto por el trabajo
interesaran por mí más que por los otros, no, tomaban
                                                                 Comentario [f46]:
en consideración tanto a sus buenos como a sus malos             Cap 6: Condiciones de trabajo. Preparar minuciosamente
alumnos, y sabían reanimar en los segundos el deseo              el trabajo. Mantenerse firme en las consignas. Exigencias
                                                                 del trabajo. Lucha contra la dispersión.
de comprender. Acompañaban paso a paso nuestros
esfuerzos, se alegraban de nuestros progresos, no se
impacientaban por nuestras lentitudes, nunca                     Comentario [f47]:
                                                                 Cap 6: …el trabajo propuesto tiene que reunir a todos los
consideraban con nosotros de su exigencia tanto más              presentes sin excepción alguna. Cada cual debe tener un
rigurosa cuatro estaba basada en la calidad, la                  espacio para que nadie sienta la tentación de ocupar todo
                                                                 el espacio.
constancia y la generosidad de su propio trabajo. Por lo
                                                                 Comentario [f48]:
demás, no es posible imaginar profesores más                     Cap 6: Prepararse material y psicológicamente para
distintos: el señor Bal, tan tranquilo y sonriente, un           llegar hasta el final.
buda matemático, un tornado que nos arrancaba de                 Comentario [f49]:
nuestra ganga de pereza para arrastrarnos con ella por           Cap 1: Entre el amor a los alumnos y el amor al saber, no
                                                                 tenemos porque elegir. Hay que supera la representación
los tumultuosos cursos de la Histria; por lo que se              tradicional de oposición entre ambas (centrada en el
refiere al señor S., filósofo escéptico y puntiagudo             saber y centrada en el alumno) Primaria (paciencia y
                                                                 solicitud, un maestro para todas las ciencias; secundaria
(nariz puntiaguda, sombrero puntiagudo, panza                    saber, impaciencia, rectitud, un profesor por saber).
puntiaguda), inmóvil y perspicaz, me dejaba, al final del
día, zumbando de preguntas a las que ardía en que él
calificaba de exhaustivas, sugiriendo con ello que su
comodidad de corrector hubiera preferido deberes más
concisos.

       Pensándolo bien, aquellos tres profesores solo
tenían un punto en común: jamás soltaban la presa. No            Comentario [f50]:
                                                                 Cap 3: Acto pedagógico
les tomábamos el pelo con el reconocimiento de                   Conclusión: En la dinámica misma del propio acto de
nuestra ignorancia. (¿Cuántas redacciones me hizo                enseñar, en el propio acto de aprender, podremos
                                                                 encontrar con qué instituir la escuela y construir un
repetir la señorita Gi a causa de la mala ortografía?            futuro posible para los hombres.
¿Cuántas clases de más me dio el señor Bal porque                “Los profesores no tienen porvenir, son el porvenir...”
me encontraba con aspecto distraído en un pasillo o              Comentario [f51]:
soñado en un aula de estudio? “¿Y si dedicaríamos un             Int: Enseñar tiene una especie de pasión en la base, El
                                                                 sentido del profesor es el acto pedagógico.
cuartito de hora a las matemáticas, Pennacchioni, ya
puestos a ello? Vamos, solo un cuarto de hora…”) La
imagen del gesto que salva al ahogado, el puño que
tira de ti hacia arriba a pesar de su gesticulación
suicida, esa ruda imagen de vida de una mano
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agarrando firmemente el cuello de una chaqueta en la
primera que me viene a la cabeza cuando pienso en
ello. En su presencia –en su materia- nacía yo para mi          Comentario [f52]:
                                                                Cap 2: El Otro Mediador entre el Objeto de
mismo: pero un yo matemático, si puede decirlo así, un          conocimiento y el Sujeto. Eleva Ayuda a Crecer
yo historiador, un yo filósofo, un yo que, durante una          Aprender .Acompaña hacia el Conocimiento.
                                                                Cap 2: Profesión hacer vivir a los demás la alegría de
hora, me olvidaba un poco, me ponía entre paréntesis,           descubrir lo que nosotros hemos vivido.
me libraba del yo que, hasta el encuentro con aquellos          Cap 6: Los científicos y los artesanos saben que la
                                                                manera de preparar un jergón y de colocar las
maestros, me había impedido sentirme realmente allí.            herramientas que se van a utilizar es decisiva … llegar
                                                                hasta el final. Anticiparse a las necesidades.
        Y otra cosa, me parece que tenían cierto estilo.        Comentario [f53]:
                                                                Conclusión: En la dinámica misma del propio acto de
Estas artistas en la transmisión de su materia. Sus             enseñar, en el propio acto de aprender, podremos
clases eran actos de comunicación, claro está, pero de          encontrar con qué instituir la escuela y construir un
                                                                futuro posible para los hombres.
un saber dominado hasta el punto de pasar casi por              “Los profesores no tienen porvenir, son el porvenir...”
creación espontánea. Su facilidad convertía cada hora
                                                                Comentario [f54]:
en un acontecimiento que podíamos recordar como tal.            Int: La profesión es el trabajo por un proyecto. El
Podía pensarse que la señorita Gi resucitaba la                 profesor se dedica a enseñar.

historia, que el señor Bal redescubría las matemáticas,         Comentario [P55]:
                                                                Cap 3: Mas cerca del alumno y del saber.
que Sócrates hablaba por boca del señor S. Nos daban
                                                                Comentario [f56]:
clases tan memorables como el teorema, el tratado de            Cap 1: Enseñar es organizar la confrontación con el
paz o la idea fundamental, que aquel día eran el tema.          saber y proporcionar las ayudas para hacerlo propio.
Enseñándolo, creaban, el acontecimiento.                        Comentario [f57]:
                                                                Cap 1: Ser profesor es un oficio que asocia en un mismo
                                                                acto profesional: el saber y el seguimiento.
        Su influencia sobre nosotros se detenía ahí. Al
                                                                Comentario [f58]:
menos su influencia aparente. Al margen de la materia           Cap 2: Presencia con densidad especial.
que encargaban, no intentaban impresionarnos. No                Cap 6: Las condiciones de trabajo que podeos instaurar
                                                                durante vuestras clases y que hacen posible la
eran de esos profesores que se vanaglorian de su                transmisión.
ascendiente sobre una tropa conciencia de ser
maestros libertadores? Por lo que a nosotros se refiere,
éramos sus alumnos de matemáticas, de historia o la
filosofía, y nada más. ES cierto que nos producía un
orgullo algo esnob, como si fuéramos miembros de un
club muy selecto, pero habría sido los primeros
sorprendidos al saber que, cuarenta y cinco años más
tarde, uno de sus alumnos, convirtiendo en profesor
gracias a ellos, les había levantado una estatua solo
por haber sido su discípulo. Tanto mas cuanto, como
mi violoncelista del Blanc.Mesnil, una vez en casa ya,
al margen de la corrección de nuestros exámenes o la
preparación de sus clases, no debían de pensar mucho
en nosotros. Sin duda tenían otros intereses, una gran
curiosidad, que debían de alimentar su fuerza, lo que
explicaba entre otras cosas la densidad de su
presencia en clase. (La señorita Gi, sobre todo, me             Comentario [f59]:
                                                                Cap 2: Presencia con densidad especial.
parecía con apetito bastante para devorar el mundo y
sus bibliotecas). Estos profesores no compartían con
nosotros solo su saber, sino el propio deseo de saber.
Y me comunicaron el gusto por su transmisión. Así               Comentario [f60]:
                                                                Cap 2: Influencia de un/os profesor/es en la elección de
pues, acudíamos a sus clases con el hambre en las               ser profesor.
tripas. No diré que nos sentíamos amados por ellos,             Cap 3: No hay nada más radical para que perdamos el
                                                                gusto por el saber
pero sí considerados, sin duda (respetados, diría la
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juventud de hoy), consideración que se manifestaba
hasta en la corrección de nuestros exámenes, donde
sus anotaciones solo se dirigían a cada uno de
nosotros en particular. El modelo del género eran las
correcciones del señor Beaum, nuestro profesor de
historia en el curso preparatorio para entrar en la
Escuela Normal. Exigía que dejáramos virgen la última            Comentario [f61]:
                                                                 Cap 1: Entre el amor a los alumnos y el amor al saber, no
parte de nuestros deberes para que pudiera escribir a            tenemos por qué elegir. Hay que supera la representación
máquina –en rojo a un solo espacio- la detallada                 tradicional de oposición entre ambas (centrada en el
                                                                 saber y centrada en el alumno) Primaria (paciencia y
corrección de cada trabajo.                                      solicitud, un maestro para todas las ciencias; secundaria
                                                                 saber, impaciencia, rectitud, un profesor por saber).
       Esos profesores que conocí en los últimos años            Comentario [f62]:
                                                                 Cap 1: Ser profesor es un oficio que asocia en un mismo
de mi escolaridad que resultaron muy distintos de todos          acto profesional: el saber y el seguimiento.
aquellos que reducían sus alumnos a una masa común
y sin consistencia, “esta clase”, de la que solo hablaban
en el superlativo de inferioridad. Para estos, éramos            Comentario [f63]:
                                                                 Cap 2: Influencia de un/os profesor/es en la elección de
siempre la peor clase, de cualquier curso, de toda su            ser profesor.
carrera, nunca habían tenido una clase menos… tan…

        Parecía como si, año tras año, se dirigieran a un
público cada vez menos digno de sus enseñanzas. Se
quejaban de ello a la dirección, en los claustros, en las
reuniones de padres. Sus jeremidas despertaban en
nosotros una especial ferocidad, algo parecido a la
rabia que el náufrago pondría en arrastrar consigo,
ahogándose, el cobarde capitán que ha permitido que
el barco encallara en el arrecife. (Si, bueno, es una
imagen.. Digamos que eran sobre todos nuestros
culpables ideales, como nosotros éramos los suyos; su
rutinaria depresión alimentaba en nosotros una cómoda
maldad).

      El más terrible de todos ellos fue el señor
Broncas (Broncas es un seudónimo), triste verdugo de
mis nueve años, que hizo caer sobre mi cabeza tantos
puntos malos que todavía hoy, atrapado en la cola de
una administración, contemplo a veces el número de mi
turno como un veredicto de Broncas “N° 175,
¡Pennacchioni, siempre tan lejos del excelente!”

      O aquel profesor de ciencias naturales de último
curso a quien debo mi expulsión del instituto.
Quejándose de que la media general de “esta clase” no
superaba los 3,5/20, cometió la imprudencia de
preguntarnos la razón. Alta la frente, adelantado el
mentón, caídas las comisuras:
      Bueno, ¿alguien puede explicarme esa.. proeza?

      Yo había levantado un cortés dedo y sugerido
dos explicaciones posibles: o nuestra clase constituía
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una monstruosidad estadística (32 alumnos que no
podían superar una media de 3.5 en ciencias
naturales), o aquel famélico resultado sancionaba la
calidad de la enseñanza impartida.
       Satisfecho de mí mismo, supongo.
       Y de patitas en la calle.
       Heroico pero inútil me hizo observar un
compañero, ¿sabés la diferencia entre un profesor y
una herramienta? ¿No? Pues que el mal profe no lo
puedes reparar.                                                 Comentario [P64]:
                                                                Cap 3: Pedagogizar la organización/ organización
       A la calle, pues.                                        pedagogizada
       Furor de mi padre, claro está.
       ¡Qué tristes recuerdos aquellos años de rencor
ordinario!


                    CASO VII
          Pennac, Daniel - Mal de Escuela


        Hasta Donde puedo recordar cuando los
profesores jóvenes se sienten desalentados por una
clase, se quejan de no haber sido formados para ello.
El “ello” de hoy, perfectamente real, abarca campos tan
variados como la mala educación de los niños por la
agonizante familia, los daños culturales vinculados al
paro y a la exclusión, la subsiguiente pérdida de los
valores cívicos, la violencia en algunos centros, las
disparidades lingüísticas, el regreso de lo religioso, y
también la televisión, los juegos electrónicos, en
resumen, todo lo que alimenta más o menos, el
diagnóstico social que nos sirven cada mañana los
primeros boletines informativos.                                Comentario [f65]:
                                                                Cap 6: … los profesores se quejan de ser tomados por
                                                                televisores. Los alumnos se lamentan que aquí,
       Del “No nos han formado para ello” al “No                desgraciadamente, no se puede cambiar de canal. El
                                                                mundo a distancia contribuye, a desintegrar la atención.
estamos aquí para eso”, hay un solo paso que puede
expresarse así: “Nosotros, los profesores, no estamos
aquí para resolver dentro de la escuela los problemas
sociales que impiden la transmisión del saber, no es
nuestro oficio. Que nos adjudiquen un número
suficiente de vigilantes, de educadores, de asistentes
sociales, de psicólogos, en resumen, de especialistas
de todo género y podremos enseñar seriamente las
materias que tantos años hemos pasado estudiando”.              Comentario [P66]:
                                                                Cap 3: Demanda social de la educación
Reivindicaciones por completo justificadas, a las que
los sucesivos ministerios oponen las limitaciones del           Comentario [f67]:
                                                                Int: La finalidad del correr docente, el acto pedagógico.
presupuesto.                                                    En la clase se produce transmisión, a pesar de todas las
                                                                dificultades. Entre maestros y alumnos el acto
                                                                pedagógico fluye y se produce la transmisión del saber.
       Hemos aquí pues llegados a una nueva fase de             El acto pedagógico es el núcleo de la profesión. En la
la formación de enseñantes, que se centrará cada vez            “dimensión oculta” es donde la profesión encuentra
                                                                sentido, es lo que nos mantiene en pie.
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más en el dominio de la comunicación, con los
alumnos. Esta ayuda es indispensable, pero si los               Comentario [f68]:
                                                                Cap 1: La verdadera enseñar a todos los niveles adapta a
jóvenes profesores esperan de ella un…………                       la vez el carácter inquietante del encuentro con lo
Más que se plantean en una clase, estarán corriendo             desconocido y el apoyo que aporta la tranquilidad
                                                                necesaria. Siempre se enseña algo a alguien.
hacia nuevas desilusiones; el “sello” para el que no han
sido formados resistirá. Por decirlo todo, temo que             Comentario [P69]:
                                                                Cap 3: Frenesí de reformas institucionales
“ello” no se deje definir nunca por completo, que “ello”
sea de naturaleza distinta a la suma de los elementos
que lo constituyen objetivamente.



                    CASO VIII
          Pennac, Daniel – Mal de Escuela

        La idea de que es posible enseñar sin
dificultades se debe a una representación etérea del
alumno.      La    prudencia    pedagógica      debería
representarnos al zoquete como al alumno más normal,            Comentario [P70]:
                                                                Cap 3: Progresión de cada aluno
el que justifica plenamente la función de profesor
puesto que debemos enseñárselo todo, comenzando
por la necesidad misma de aprender. Ahora bien, no es           Comentario [f71]:
                                                                Cap 1: La verdadera enseñar a todos los niveles adapta a
así. Desde la noche de los tiempos escolares, el                la vez el carácter inquietante del encuentro con lo
alumno considerado normal es el alumno que menos                desconocido y el apoyo que aporta la tranquilidad
                                                                necesaria. Siempre se enseña algo a alguien.
resistencia opone a la enseñanza, el que nunca
dudaría de nuestro saber y no pondría a prueba
nuestra competencia, un alumno conquistado de
antemano, dotado de una comprensión inmediata, que
nos ahorraría la búsqueda de vías de acceso a su
comprensión, un alumno naturalmente habitado por la
necesidad de aprender, que dejar de ser un chiquillo
turbulento o un adolescente problemático durante
nuestra hora de clase, un alumno convencido desde la
cuna de que es preciso contener los propios apetitos y
las propias emociones con el ejercicio de la razón si no
se quiere vivir en una jungla de depredadores, un
alumno seguro de que la vida intelectual es una fuente
de placeres que pueden varias hasta el infinito,
refinarse expresamente, cuando la mayoría de nuestros
restantes placeres están condenados a la monotonía
de la repetición o al desgaste del cuerpo, en resumen,
un alumno que habría comprendido que el saber es la
única solución: solución para la esclavitud en la que
nos mantendría la ignorancia y único consuelo para
nuestra ontológica soledad.                                     Comentario [f72]:
                                                                Cap 1: Solicitar compromiso y poner a disposición los
                                                                recursos.
       La imagen de este alumno ideal se dibuja en el           Cap 1: El aprendizaje es complejo, difícil, se enfrenta a
                                                                algo que lo supera, requiere compromiso y asumir
éter cuando oigo pronunciar la frase “¡Todo se lo debo          riesgos que nadie puede hacer en su lugar, se tambalean
a la escuela de la República!”. No pongo en cuestión la         las propias certezas y se necesitan puntos de referencia.
gratitud de quien la pronuncia. “Mi padre era obrero y
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todo se lo debo a la escuela de la República”. No
minimizo tampoco los méritos de la escuela. “Soy hijo
de inmigrantes y todo se lo debo a la escuela de la
República”.

        Pero, y es más fuerte que yo, en cuanto escucho
esta manifestación pública de gratitud, veo proyectar
una película –un largometraje. A la gloria de la escuela,
es cierto, pero sobre todo a la de este niño que habría
comprendido, desde su primera hora en el parvulario,
que la escuela de la República estaba dispuesta a
garantizarle el porvenir siempre que fuese el alumno
que ella esperaba. ¡Y pobres de aquellos que no
respondan a esas expectativas! Entonces, una
vocecilla comienza a comentar la película en mi
cabeza:
        -Sí, muchacho, es verdad que le debes mucho a
la escuela de la República, una enormidad incluso,
pero no todo, no todo, en ese punto te equivocas.
Olvidas los caprichos del azar. Tal vez eras un niño
más dotado que la media, por ejemplo. O un joven
inmigrante educado por unos padres amorosos,
voluntariosos y perspicaces, como los padres de mi
amiga Kahina, que quisieron que sus tres hijas fueran
independientes y tuvieran un título para que ningún
hombre las tratase algún día como trataban a las
mujeres de su generación. Podría ser, por el contario,
como mi viejo Pierre, el producto de una tragedia
familiar, y haber encontrado tu salvación solo en los
estudios, haberse zambullido a fondo en ellos para
olvidar, mientras duraba la clase, lo que te esperaba al
volver a casa. O haber sido también, como Minne, una             Comentario [f73]:
                                                                 Int: La profesión es el trabajo por un proyecto. El
niña prisionera en su jaula de asmática y que sintió             profesor se dedica a enseñar.
deseos de aprenderlo todo enseguida para abandonar
su lecho de enferma: “Aprender para respirar –me dijo
Minne., como se abren las ventanas, aprender para
dejar de ahogarme, aprender, leer, escribir, respirar,
abrir cada vez más ventanas, aire, aire, te lo juro, el
trabajo escolar era el único modo de emprender el
futuro.                                                          Comentario [f74]:
                                                                 Cap 1: El aprendizaje es complejo, difícil, se enfrenta a
                                                                 algo que lo supera, requiere compromiso y asumir
                                                                 riesgos que nadie puede hacer en su lugar, se tambalean
                                                                 las propias certezas y se necesitan puntos de referencia.
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                      CASO IX
          Pineau, Pablo - Relatos de Escuela


      Me mandan un alumno a la dirección y entra con              Comentario [f75]:
                                                                  Cap 7: Los profesores no son los únicos que tienen que
un hosco gesto partiéndole en dos la frente                       comprometerse con el proyecto de enseñar, los directores
ensombrecida.                                                     de escuela y los responsables de centros de enseñanza
                                                                  también son profesores de escuela.
      No es necesario preguntarle nada para saber
que la vida no lo acogió en el sendero de los felices.
Tiene el cuerpo flaco, las rodillas ásperas, las zapatillas
gastadas, el guardapolvo con remiendos, las manos
nudosas y los ojos –los ojos, el espejo del alma-
preñados de angustia.

      No sé si la maestra ha podido ver todo eso,
porque generalmente la maestra, a fuerza de ver los
programas, el horario, el método, el procedimiento, el
inspector y la técnica, concluye por no ver al niño.              Comentario [f76]:
                                                                  Cap 1: Entre el amor a los alumnos y el amor al saber, no
                                                                  tenemos porque elegir. Hay que supera la representación
       Me lo han mandado “porque no hace los deberes              tradicional de oposición entre ambas (centrada en el
                                                                  saber y centrada en el alumno)Primaria(paciencia y
ni estudia la lectura y no sirve para nada”.                      solicitud, un maestro para todas las ciencias; secundaria
       Para captarme su confianza le hablo de                     saber, impaciencia, rectitud, un profesor por saber).
cualquier cosa, lo primero que se me ocurre:                      Comentario [f77]:
                                                                  Cap 2: Idea Iconoclasta: “para que nadie olvide de dónde
       - Qué lástima, cómo se ha ensuciado el patio               emana y dónde puede regenerarse continuamente el
           con esta humedad. ¿Viste?                              proyecto de enseñar”.
       - A “nosotros” nos embroma este tiempo para                Cap 3: Acto pedagógico, y ministerio en base y cúspide
                                                                  de la pirámide
           lustrar.
                                                                  Comentario [f78]:
                                                                  Cap 7: los profesores no son los únicos que tienen que
        Ya está todo, ya no hace falta averiguar nada             comprometerse con el proyecto de enseñar, los directores
                                                                  de escuela y los responsables de centros de enseñanza
más para explicarse por qué es mal alumno. Trabaja,               también son profesores de escuela.
lustra.
        -Y cuando la lustrada está floja –me dice
después de otras cosas-. Los lunes y los viernes vendo
pastillas…
        -¿y tu papá, que hace?                                    Comentario [P79]:
                                                                  Cap 3: Revestimiento de lo pedagógico
        - A mi papá lo llevaron al hospicio, estaba loco
de tanta bebida…
         ¡No me atrevo a preguntar más, ni cuántos
hermanitos son, ni qué hace la madre ni nada!

       Me quedo doblada en dos, enmudecida, porque
ya no es la primera vez que me contestan así, porque
estoy cansada de comprobar que estos llamados malos
alumnos no lo son por propia voluntad, sino porque la
vida los maltrató primero. Ya me está dando miedo
investigar nada, ya me está dando miedo acariciar un
chico porque en seguida me abre su corazoncito, y ese
corazón está siempre lleno de tragedia. ¡Y lo peor es
que el mío no se endurece a fuerza de sufrir con la
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pena de estas criaturas. Sino que se sensibiliza más y
más, a tal punto que a veces me basta sólo la fugaz
mirada de un niño para comprenderlo todo!.

       ¡No, no me atrevo a preguntar nada más! Pero
tengo que justificar mi autoridad en la escuela, tengo
que intentar siquiera algo para decirle a la maestra que
este alumno me ha prometido cumplir con sus deberes,
repasar la lectura, atender en clase.                           Comentario [f80]:
                                                                Cap 7: los profesores no son los únicos que tienen que
       Y después de hablar un rato, termino pidiéndole:         comprometerse con el proyecto de enseñar, los directores
       - Me traes a mí una copia nada más. Cortita, lo          de escuela y los responsables de centros de enseñanza
                                                                también son profesores de escuela.
que puedas, con lápiz, como sea. Una vez por
semana… y si puedes dos. Así yo le diré a la maestra
que me traes a mí los deberes, ¿entendido?
       Sí, me lo promete. Me lo promete y cumplirá. ¡Y
tendré en mis manos unas hojitas borroneadas, sucias,
escritas con estas manos nudosas y ásperas que
lustran zapatos de los otros para poder comprarse
zapatillas!
       ¡Primero será una copia, después el problema,
luego más, más! Yo soy maestra y tengo el deber de
pedirles trabajo para la escuela.                               Comentario [f81]:
                                                                Cap 7: los profesores no son los únicos que tienen que
       Porque si no fuera así, y me dejara llevar por el        comprometerse con el proyecto de enseñar, los directores
impulso de mi corazón, es probable que, cruzada de              de escuela y los responsables de centros de enseñanza
                                                                también son profesores de escuela.
brazos delante de estos alumnos que no tienen padre,
que comen mal y duermen peor, que cuentan diez años
y ya saben lo amargo que es ganarse la vida dijera:
       -      ¿Deberes? Ustedes no tienen que hacer
deberes. Jueguen en la calle si les queda tiempo,
aprendan lo malo, háganse miserables. Nada de
deberes. Ustedes no tienen ni el deber de ser buenos,
porque les han negado el derecho a la felicidad.                Comentario [f82]:
                                                                Int: La profesión es el trabajo por un proyecto. El
                                                                profesor se dedica a enseñar.
                                                                Comentario [f83]: Nuestro trabajo consiste en
                                                                convencer a nuestros alumnos, contra toda fatalidad, de
                                                                que un futuro diferente es posible .. subvertir su propia
                                                                historia.
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                       CASO X
          Pineau, Pablo - Relatos de Escuela


         […] Y después de inglés juego un poco con el
Lalo y me vuelvo a hacer los deberes que quiero hacer
una ilustración al problema de regla de tres, la maestra
no pidió ilustración pero quiero dibujar un molino que vi
en la revista que lo quiero dibujar y no sabía dónde
ponerlo, pero el problema es del agua de un molino. Y
me lo quiero pintar bien todo con el contorno bien
hecho en negro, y cuando tocó dibujar el aparato
digestivo del ave yo no lo hice del libro de lectura, me
copié el del libro de Zoología de Héctor, que era más
difícil y la maestra lo vio y yo creí que le iba a gustar y
dijo que era más que el aparato digestivo que estaban
los aparatos reproductores y me dijo “en el recreo veni”.
Y en el recreo fui y me agarró a explicarme todo: “Toto,
te tendría que hacer arrancar la página, pero ya que lo
hiciste tan bien te lo voy a explicar todo porque puede
venir la inspección y van a decir que dibujaste esto
como habla un loro, sin entender lo que dice”. Y me
empezó a explicar qué querían decir óvulos y genitales
y líquido del macho y todo el nacimiento porque
estaban dibujados unos racimitos amarillos y un lío de
cañitos de aquí y de allá, una especie de taza verde              Comentario [f84]:
                                                                  Cap 1: Ser profesor es un oficio que asocia en un mismo
para abajo con nombres difíciles y el dibujo estaba               acto profesional: el saber y el seguimiento.
pintado pero era feo con todas esas líneas enredadas
parecía un cuerpo de araña venenosa y arriba de todo
estaba la cabeza del ave con unas pocas plumas. Y la
maestra “¿entendés lo que te digo?” y yo “si”, y no
entendía nada porque me puse a pensar en otra cosa a
propósito y ni le oía lo que decía, que el gallo, y que el        Comentario [P85]:
                                                                  Cap 3: Poner en funcionamiento la transmisión
líquido del macho, que me aburrió y dele preguntarme
si entendía y yo le decía “si, si” y para mis adentros le
decía “escorchona”, que me explotaba la cabeza de
tanto hacer fuerzas para pensar en otra cosa.

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  • 1. Página 1 de 27 FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS – DIDACTICA GENERAL 2012 CASO I Camus, Albert - El Primer Hombre Después venía la clase. Con el señor Bernard era siempre interesante por la sencilla razón de que él amaba apasionadamente su trabajo. Fuera el sol podía Comentario [f1]: Cap 2: Presencia con densidad especial aullar en las paredes leonadas mientras el calor crepitaba incluso dentro de la sala, a pesar de que estaba sumida en la sombra de unos estores de gruesas rayas amarillas y blancas. También podía caer la lluvia, como suele ocurrir en Argelia, en cataratas interminables, convirtiendo la calle en un pozo sombrío y húmedo: la clase apenas se distraía. Sólo las moscas, cuando había tormenta, perturban a veces la atención de los niños. Capturadas, aterrizaban en los Comentario [f2]: Int: Enseñar tiene una especie de pasión en la base, El tinteros, donde empezaba a morirse horriblemente, sentido del profesor es el acto pedagógico. ahogadas en el fango violeta que llenaba los pequeños recipientes de porcelana de tronco cónico encajadazos en los agujeros del pupitre. Pero el método del señor Bernard, que consistía en no aflojar en materia de conducta y por el contrario en dar a su enseñanza un tono viviente y divertido, triunfaba incluso sobre las moscas. Siempre sabía sacar del armario, en el Comentario [f3]: Cap 6: Una preocupación que no tiene por qué momento oportuno, los tesoros de la colección de ruborizarnos “la disciplina en clase”. minerales, el herbario, las mariposas y los insectos disecados, los mapas o… que despertaban el interés Comentario [f4]: Cap 3: Acto pedagógico. Su propia libertad e invención. languideciente de sus alumnos. Era el único de la Comentario [f5]: escuela que había conseguido una linterna mágica y Int: El maestro halla placer en enseñar y el alumno en dos veces por mes hacía proyecciones sobre temas de aprender. Cap 1: Enseñar es organizar la confrontación con el saber historia natural o de geografía. En aritmética había y proporcionar las ayudas para hacerlo propio. instituido un concurso de cálculo mental que obligaba al Cap 4: ¿Qué tengo que pedirles a mis alumnos que hagan hoy? ¿Con que materiales debo trabajar y que consignas alumno a ejercitar su rapidez intelectual. Lanzaba a la debo darles, para que todos ellos accedan a los clase, donde todos debían estar de brazos cruzados, conocimientos que deseo transmitirles? Esencial revertir: ¿Qué les voy a decir? por ¿Qué les voy a pedir que los términos de una división, una multiplicación o, a hagan? veces, una suma un poco complicada. “¿Cuánto suman Enseñar es organizar situaciones de aprendizaje eficaces Sacarle el máximo posible a la clase: ¿Qué consejos? 1267 +691?. El primero que acertaba con el resultado ¿Qué ejercicios dar? Hacer actuar para hacer aprender. justo ganaba un punto que se acreditaba en la Cap 5: ¿hay que estar motivado para trabajar o trabajar para estar motivado? Se debe conjugar al mismo tiempo clasificación mensual. Para lo demás utilizaba los la motivación y el trabajo, sin que uno anteceda al otro, y manuales con competencias y precisión… Los sin convertir uno de los dos elementos en condición para que acontezca el otro. No podemos resignarnos a hacerlo manuales eran siempre los que se empleaban en la trabajar por simple sumisión, servidumbre o miedo al metrópoli. Y aquellos niños que sólo conocían el siroco, castigo. Todo nuestro esfuerzo consiste en hacer surgir la motivación en el propio movimiento del trabajo: para el polvo, los chaparrones prodigiosas y breves, la arena ello proponemos tareas al alumno. Requieren esfuerzo de de las playas y el mar llameante bajo el sol, leían su parte. Placer vs trabajo forzado. Debemos empeñarnos en poner en marcha un auténtico trabajo cada vez que aplicadamente, marcando los puntos y las comas, unos nos apoyamos en la motivación. relatos para ellos míticos en que unos niños con gorro y Los intelectuales bienpensantes nos acusan de rebajar los conocimientos, de liquidar la ambición de la escuela, de bufanda de lana, calzados con zuecos, volvían a casa privar a nuestros alumnos de los conocimientos y de la con un frío glaciar arrastrando haces de leña por cultura a los que tiene derecho. No despreciar lo que puede movilizar a los alumnos
  • 2. Página 2 de 27 caminos cubiertos de nieve, hasta que divisaban el tejado nevado de la casa y el humo de la chimenea les hacía saber que la sopa de guisantes se cocía en el fuego. Para Jacques esos relatos eran la encarnación del exotismo. Soñaba con ellos, llenaba sus ejercicios de redacción con las descripciones de un mundo que no había visto nunca, e interrogaba incesantemente a su abuela sobre una nevada que había caído durante una hora, veinte años atrás, en la región de Argel. Para él esos relatos formaban parte de la poderosa poesía Comentario [f6]: Cap 3: ¿escuela o centro de enseñanza? de la escuela, alimentada también por el olor del barniz de las reglas y los lapiceros, por el sabor delicioso de la correa de su cartera que mordisqueaba interminablemente, aplicándole con ahínco a sus deberes, por el olor amargo y áspero de la tinta violeta, sobre todo cuando le tocaba el turno de llenar los tinteros con una enorme botella oscura en Cuyo tapón se hundía un tubo acodado de vidrio y Jacques husmeaba con felicidad el orificio del tubo, por el suave contacto de las páginas lisas y lustrosas de ciertos libros que despedían también un buen olor de imprenta y cola, y finalmente, los días de lluvia, por ese olor de lana mojada que despedían los chaquetones en el fondo de la sala y que era como la prefiguración de ese universo edénico donde los niños con zuecos y gorro de lana corrían por la nieve hacia la casa caldeada. Sólo la escuela proporcionaba esas alegrías a Jacques y Pierre. E indudablemente lo que con tanta pasión amaban en ella era lo que no encontraban en casa, donde la pobreza y la ignorancia volvían la vida más dura, más desolada, como encerrada en sí misma; la miseria es una fortaleza sin puente levadizo. Comentario [f7]: Int: El maestro halla placer en enseñar y el alumno en aprender. Pero no era sólo eso, porque Jacques se sentía Conclusión: “No tenemos porqué buscar en otro lugar razones para tener esperanza y para luchar... ahí está, en el más miserable de los niños durante las vacaciones, la clase que tenemos que dar hoy...” cuando para librarse de se chico infatigable, la abuela “Un horizonte que desconozco si algún día podremos materializar en la esfera de lo político, pero del que estoy lo mandaba con otros cincuenta niños y un puñado de convencido que la política no puede desentenderse sin monitores, a una colonia de vacaciones en las perder, ante los hombres, toda su credibilidad. montañas del Zaccar, en Miliana, donde ocupaban una escuela provista de dormitorios, comían y dormían confortadamente, jugaban y se paseaban el día entero vigilados por amables enfermeras, y con todo eso, al llegar la noche, cuando la sombra subía a toda velocidad por la pendiente de las montañas y desde el cuartel vecino del clarín, en el enorme silencio de la pequeña ciudad perdida en las montañas, a unos cien kilómetros de cualquier lugar realmente concurrido, empezaba a lanzar las notas melancólicas del toque de queda, el niño sentía que lo invadía una desesperación
  • 3. Página 3 de 27 sin límites y lloraba en silencio por la pobre casa, desposeída de todo, de su infancia. 1 No, la escuela no sólo les ofrecía una evasión de la vida de familia. En la clase del señor Bernard por lo menos, la escuela alimentaba en ellos un hambre más esencial todavía para el niño que para el hombre, que es el hambre de descubrir. En las otras clases les Comentario [f8]: Cap 1: El aprendizaje es complejo, difícil, se enfrenta a enseñaban sin dudas muchas cosas, pero un poco algo que lo supera, requiere compromiso y asumir como se ceba a un ganso. Les presentaban un riesgos que nadie puede hacer en su lugar, se tambalean las propias certezas y se necesitan puntos de referencia. alimento ya preparado rogándoles que tuvieran a bien Cap 2: El Otro Mediador entre el Objeto de tragarlo. En la clase del señor Germain, 2 sentían por conocimiento y el Sujeto. Eleva Ayuda a Crecer Aprender .Acompaña hacia el Conocimiento. primera vez que existían y que eran objeto de la más Conclusión: “No tenemos porqué buscar en otro lugar alta consideración: se los juzgaba dignos de descubrir razones para tener esperanza y para luchar... ahí está, en la clase que tenemos que dar hoy...” el mundo. Más aún, el maestro no se dedicaba “Un horizonte que desconozco si algún día podremos solamente a enseñarles lo que le pagaban para que materializar en la esfera de lo político, pero del que estoy convencido que la política no puede desentenderse sin enseñara: los acogía con simplicidad en su vida perder, ante los hombres, toda su credibilidad. personal, la vivía con ellos contándoles su infancia y la Cap 3: La aventura del conocimiento. historia de otros niños que había conocido, les exponía Comentario [f9]: sus propios puntos de vista, no sus ideas, pues siendo, Int: Enseñar tiene una especie de pasión en la base, El por ejemplo, anticlerical como muchos de sus colegas, sentido del profesor es el acto pedagógico. Cap 2: El Otro Mediador entre el Objeto de nunca decía en clase una sola palabra contra la religión conocimiento y el Sujeto. Eleva Ayuda a Crecer ni contra nada de lo que podía ser objeto de una Aprender .Acompaña hacia el Conocimiento. elección o de una convicción, y en cambio condenaba con la mayor energía lo que no admitía discusión: el robo, la delación, la indelicadeza, la suciedad. Comentario [f10]: Cap 1: Solicitar compromiso y poner a disposición los recursos. Pero, sobre todo, les hablaba de la guerra, Cap 7: Todos somos profesores de escuela. En la escuela se descubre que hay otras formas de pensar, otras formas todavía muy cercana y que había hecho durante cuatro de vida donde la gente no cree en los mismos dioses … años, de los procedimientos de los soldados, de su se descubre que hay otros niños que viven de manera distinta … coraje, de su paciencia y de la felicidad del armisticio. Comentario [f11]: Al final de cada trimestre, antes de despedirlos para las Cap 2: Profesión hacer vivir a los demás la alegría de vacaciones y de vez en cuando, si el calendario lo descubrir lo que nosotros hemos vivido. permitía, tenía la costumbre de leerles largos pasajes de Les Croix de bois,3 de Dorgelés. A Jacques esas lecturas le abrían todavía más las puertas de exotismo, pero de un exotismo en el que rondaban el miedo y la desgracia, aunque nunca hubiera hecho un paralelo, salvo teórico, con el padre a quien jamás había conocido. Sólo escuchaba con toda el alma y que le hablaba otra vez de la nieve y de su amado invierno, pero también de hombres singulares, vestidos con pesadas telas encostradas de barro, que hablaban una lengua extraña y vivían en agujeros bajo un techo de obuses, de cohetes y de balas. El y Pierre esperaban la Comentario [f12]: Cap 2: Profesión hacer vivir a los demás la alegría de lectura con impaciencia cada vez mayor. Esa guerra de descubrir lo que nosotros hemos vivido. la que todo el mundo hablaba todavía (y Jacques 1 Ampliar, y exaltar la escuela laica. 2 Aquí el autor da al maestro su verdadero nombre. 3 Ver el volumen
  • 4. Página 4 de 27 escuchaba en silencio, pero sin perder palabra, a Daniel, cuando contaba a su manera la batalla de Marne, en la que había invertido y de la que aún no sabía cómo había vuelto cuando a ellos, los zuavos, los habían puesto de cazadores y después a la carga, bajaban a un barranco y no tenían a nadie delante y avanzaban y de pronto los soldados ametralladores, cuando estaban en mitad de la bajada, caían unos sobre otros, y el fondo del barranco lleno de sangre, y los que gritaban mamá, era terrible), que los sobrevivientes no podían olvidar y cuya sombra planeaba. Comentario [f13]: Int: El maestro halla placer en enseñar y el alumno en aprender.
  • 5. Página 5 de 27 CASO II Pennac, Daniel - Mal de Escuela Pero volvamos a la cuestión del haber llegado a ser algo. Febrero de 1959, septiembre de 1969. Diez años, pues, habían transcurrido entre la calamitosa carta que escribí a mi madre y la que mi padre enviaba a su hijo profesor. Los diez años que tardé en llegar a ser algo. ¿De qué depende la metamorfosis del zoquete en profesor? Y, en menor medida, ¿la del analfabeto en novelista? Evidentemente, es la primera pregunta que se le ocurre a uno. ¿Cómo llegué a ser algo? Comentario [f14]: Cap 3: Ante todo soy profesor Grande es la tentación de no responder. Alegando, por ejemplo, que la maduración no se puede describir, ni la de los individuos ni la de las naranjas. ¿En qué momentos el adolescente más reticente aterriza en el terreno de la realidad social? ¿Cuándo decide jugar, por poco que sea, ese juego? ¿Pertenece incluso al orden de la decisión? ¿Qué parte les corresponde a la evolución orgánica, la química celular, el entramado de la red neuronal? Otras tantas Comentario [f15]: Cap 3: Y los administradores gobiernan como si preguntas que permiten evitar el tema. pudieran decidir como cuando… -Si lo que escribe usted de su coquetería es cierto-podrían objetarme-, ¡esa metamorfosis es un auténtico misterio! En efecto, como para no creérselo. Por lo demás, es el destino del zoquete nunca le creen. Mientras es un zoquete le acusan de disfrazar su viciosa pereza con cómodas lamentaciones: “¡No nos vengas con historias y trabajo!”. Y cuando su situación social demuestra que lo ha conseguido, sospechan que está alardeando: “¿Qué había sido usted un zoquete? ¡Vamos, vamos, está alardeando!”. Lo cierto es que, a posteriori, las orejas de burro se llevan de buena gana. Son incluso una condecoración que algunos se atribuyen en sociedad. Te distingue de aquellos cuyo único mérito fue seguir las trilladas sendas del saber. El Goyha pulula de antiguos zoquetes heroicos. Escuchamos a esos listillos en los salones, por las ondas, hablando de sus sinsabores escolares como de hazañas de la resistencia. Yo solo me creo estas palabras si percibo en ellas el sonido apagado del dolor. Pues aunque a veces uno sane de su coquetería,
  • 6. Página 6 de 27 las heridas que nos infligió nunca cicatrizan por completo. Aquella infancia no fue divertida, y ¡recordaría tampoco lo es. Resulta imposible presumir de ella. Como si el antiguo asmático se enorgulleciera de haber creído, mil veces, que iba a morir asfixiado. Por ello, el zoquete que se ha librado no desea que le compadezcan, en absoluto, lo que quiere es olvidar, eso es todo, no pensar más en aquella vergüenza. Y además sabe, en lo más hondo de sí mismo, que muy bien habría podido no lograrlo. A fin de cuentas, los zoquetes para toda la vida son los más numerosos. Yo siempre he tenido la sensación de ser un superviviente. En resumen, ¿qué ocurrió en mí durante aquellos diez años? ¿Cómo logré librarme? Una advertencia previa: adultos y niños, es bien sabido, no tienen la misma percepción del tiempo. Diez años no son nada para el adulto que calcula en decenios la duración de su existencia. ¡Pasan tan deprisa diez años cuando se tienen cincuenta! Sensación de rapidez que, por lo demás, agudiza la inquietud de las madres por el porvenir de sus hijos. Le quedan cinco años para el examen de bachillerato, ¡pero si ya está aquí! ¿Cómo va a poder el pequeño cambiar tan radicalmente en tan poco tiempo? Ahora bien, para el pequeño cada uno de esos años vale un milenio; para él, su futuro cabe por completo en los pocos días que se acercan. Hablándole del porvenir es pedirle que mida el infinito con un decímetro. La expresión “llegar a ser algo” le paraliza sobre todo porque expresa la inquietud o la reprobación de los adultos. El porvenir soy yo pero peor, he aquí en líneas Comentario [P16]: Cap 3: Demanda social. generales lo que yo traducía cuando mis profesores me aseguraban que no llegaría a nada. Al escucharles no podía hacerme la menor representación del tiempo, sencillamente les creía: cretino para siempre jamás, siendo “jamás” y “siempre” las únicas unidades de medida que el orgullo herido propone el zoquete para sondear el tiempo. El tiempo… Yo ignoraba que me iba a ser necesario envejecer para tener una percepción logarítmica de su transcurso (Además, por entonces yo ignoraba por completo los logaritmos, las tablas, las funciones, las escuelas y sus encantadoras curvas…) Pero, siendo ya profesor, supe por instinto que era inútil blandir el futuro ante las narices de mis peores alumnos. A cada día su afán, y cada hora en esa jornada, siempre que estemos plenamente presentes, juntos.
  • 7. Página 7 de 27 Pero, de niño, yo no estaba allí. Me bastaba con entrar en un aula para salir de ella. Como uno de esos rayos que caen de los platillos volantes, me parecía que la mirada vertical del maestro me arrancaba de la silla y me proyectaba instantáneamente a otra parte. ¿Adónde? ¡Precisamente a su cabeza! ¡A la cabeza del maestro! Era el laboratorio del platillo volante. El rayo me depositaba allí. Tomaban entonces toda la medida de mi nulidad, volvían a escupirme luego, con otra mirada, como un detritus, y yo rodaba abonando un campo donde no podía comprender ni lo que me enseñaban ni lo que la escuela esperaba de mi, puesto que me consideraban un incapaz. Comentario [f17]: Ejemplo de?? Aquel veredicto me ofrecía las compensaciones de la pereza: ¿para qué deslomarse en la tarea si la más altas autoridades consideran que la suerte está echada Como puede verse, desarrollaba ya cierta aptitud por la casuística. Es un rasgo de ingenio que, cuando empecé a ejercer de profesor, encontraba enseguida entre mis zoquetes. Llegó luego mi primer salvador. Un profesor de francés. A los catorce años. Que me descubrió como lo que era: un fabulador sincera y alegremente suicida. Comentario [f18]: Cap 1: Enseñar es organizar la confrontación con el saber Pasmada, sin duda, ante mi capacidad de forjar y proporcionar las ayudas para hacerlo propio. excusas cada vez más inventivas para las lecciones no Cap 2: Profesor “Escena Primitiva”, fuente de energía, referencia. aprendidas o los deberes no hechos, decidió exonerar de las redacciones para encargarme una novela. Una Comentario [f19]: Cap 4: ¿Qué tengo que pedirles a mis alumnos que hagan novela que yo debía redactar durante el trimestre, a hoy? ¿Con que materiales debo trabajar y que consignas razón de un capítulo por semana. Tema libre, pero que debo darles, para que todos ellos accedan a los conocimientos que deseo transmitirles? Esencial revertir: rogaba que les entregas llegaran sin faltas de ¿Qué les voy a decir? por ¿Qué les voy a pedir que ortografía, “para poder elevar el nivel de la crítica”. hagan? Enseñar es organizar situaciones de aprendizaje eficaces (Recuerdo esta fórmula aunque haya olvidado la propia Sacarle el máximo posible a la clase: ¿Qué consejos? novela). Aquel profesor era un hombre muy anciano ¿Que ejercicios dar? Hacer actuar para hacer aprender. que nos consagraba los últimos años de su vida. Debía Comentario [f20]: Cap 5: Somos portadores de la exigencia de la calidad. redondear su jubilación en aquel antro absolutamente Búsqueda de calidad para que los jóvenes pueden “hacer privado de un arrabal al norte de París. Un viejo una obra de si mismos” (Pestalozzi). Ser exigente consigo mismo y con los alumnos. caballero de anticuada distinción que había descubierto No digo que todo vale, digo que la exigencia de calidad – al narrador que llevaba en mí. Se había dicho que, con llevada por el deseo de alcanzar la perfección de humanidad- es la que distingue lo que vale. Nuestro faltas de ortografía o sin ellas, era preciso emprenderla oficio nos obliga a enseñar. conmigo por medio del relato si se quería tener alguna Comentario [f21]: posibilidad de abrirme al trabajo escolar. Escribí con Int: Enseñar tiene una especie de pasión en la base. El entusiasmo aquella novela. Corregía escrupulosamente sentido del profesor es el acto pedagógico cada palabra con la ayuda del diccionario (que, desde aquel día, ya no me abandona) y entregaba los capítulos con la puntualidad de un folletinista profesional. Imagino que debía de ser un relato
  • 8. Página 8 de 27 bastante triste, pues entonces estaba muy influido por Thomas Hardy, cuyas novelas van del malentendido a la catástrofe y de la catástrofe a la irreparable tragedia, lo que alimentaba mi gusto por el fatum: nada que hacer desde el comienzo, esa es mi opinión. Comentario [f22]: Cap 6: Toda autentica pedagogía estructura al grupo alrededor de un proyecto y lleva a cada alumno a No creo haber hecho progresos sustanciales en comprometerse con una tarea gracias a la que puede elevarse por encima de todas las formas de conformismo nada aquel año pero por primera vez en toda mi y fatalidad. escolaridad un profesor me concedía un estatuto: existía escolarmente para alguien, como un individuo que tenía una línea que seguir y que la podía aguantar duraderamente. Enorme agradecimiento hacia mi Comentario [f23]: Cap 1: La verdadera enseñar a todos los niveles adapta a benefactor, claro está, y aunque fuese bastante la vez el carácter inquietante del encuentro con lo distante, el viejo caballero se convirtió en el confidente desconocido y el apoyo que aporta la tranquilidad necesaria. Siempre se enseña algo a alguien de mis lecturas secretas. Comentario [f24]: Cap 2: El Otro Mediador entre el Objeto de - ¿Qué estamos leyendo en estos momentos, conocimiento y el Sujeto. Eleva Ayuda a Crecer Aprender .Acompaña hacia el Conocimiento. Pennachioni? - Pues había lectura - Por aquel entonces, yo ignoraba que la lectura iba a salvarme. En aquella época, leer no era la absurda proeza que es hoy. Considerada como una pérdida de tiempo, con fama de perjudicial para el trabajo escolar, la lectura de novela nos estaba prohibida durante las horas de estudio. De ahí mi vocación de lector Comentario [P25]: Cap 3: Se rige nuestra enseñanza con rigor. clandestino: novelas forradas como libros de clase, ocultas en todas partes donde era posible, lecturas nocturnas con una linterna, dispensas de gimnasia, todo servía para quedarme a solas con un libro. Fue el Comentario [f26]: Cap 1: El aprendizaje es complejo, difícil, se enfrenta a internado lo que despertó en mí esta afición. algo que lo supera, requiere compromiso y asumir Necesitaba un mundo propio, y fue el de los libros. En riesgos que nadie puede hacer en su lugar, se tambalean las propias certezas y se necesitan puntos de referencia. mi familia, yo había visto, sobre todo, leer a los demás: Cap 1: La verdadera enseñar a todos los niveles adapta a mi padre fumando su pipa en el sillón, bajo el cono de la vez el carácter inquietante del encuentro con lo desconocido y el apoyo que aporta la tranquilidad luz de una lámpara, pasando distraídamente el anular necesaria. Siempre se enseña algo a alguien. por la impecable raya de sus cabellos y con un libro abierto sobre las piernas cruzadas; Bernard, en nuestra habitación, recostado, con las rodillas dobladas y la mano derecha sosteniendo la cabeza… Había bienestar en aquellas actitudes. En el fondo, fue la fisiología del lector lo que me impulsó a leer. Tal vez al comienzo solo leí para reproducir aquellas posturas y explorar otras. Leyendo, me instalé físicamente en una felicidad que aún perdura. ¿Qué leía? Los cuentos de Andersen, por identificación con El patito feo, pero también Alexandre Dumas, por el movimiento de las espaldas, los caballos y los corazones. Y Selma Lagerlof, el magnífico La saga de Costa Berling, aquel pastor borracho y espléndido, expulsado por su obispo,
  • 9. Página 9 de 27 del que fui el infatigable compañero de aventuras con los demás jinetes de Ekeby; Guerra y paz, que me regaló Bernard creo que cuando hice los trece, la historia de amor entre Natasha y el príncipe Andrei en la primera lectura –lo que reducía la novela a un centenar de páginas-, la epopeya na
  • 10. Página 10 de 27 CASO III Penaac, Daniel - Mal de Escuela Los males de gramática se curan con la gramática, las faltas de ortografía con la práctica de la ortografía, el miedo a leer con la lectura, el de no comprender con la inmersión en el texto y la costumbre de no reflexionar con el tranquilo refuerzo de una razón estrictamente limitada al objeto que nos ocupa, aquí, ahora, en esta aula, durante esta hora de clase, ya puestos a ello. Comentario [f27]: Int: El maestro halla placer en enseñar y el alumno en aprender. Heredé esta convicción de mi propia escolaridad. Cap 1: Enseñar es organizar la confrontación con el saber y proporcionar las ayudas para hacerlo propio. Me sermonearon bastante, a menudo intentaron Cap 3: Puesta en marcha de la transmisión del saber? hacerme entrar en razón, y con benevolencia, pues entre los profesores no falta gente amable. El director del colegio al que me había mandado mi robo doméstico, por ejemplo. Era marino, un antiguo capitán de navío acostumbrado a la paciencia de los océanos, padre de familia y atento marido de una esposa que, según se decía, padecía un mal misterioso. Un hombre muy ocupado por los suyos y por la dirección de aquel internado donde no faltaban casos como el mío. ¡Cuántas horas destinó, sin embargo, a convencerme de que yo no era el idiota que pretendía ser, de que mis sueños de exilio africano eran intento de fuga, y de que bastaba con ponerme seriamente a trabajar para acabar con la hipoteca que más jeremiadas hacían gravitar sobre mis aptitudes! Me gustaba que se Comentario [f28]: Int: El maestro halla placer en enseñar y el alumno en interesara por mi, él, que tantas preocupaciones tenía, aprender. y prometía enmendarme, sí, sí, enseguida. Pero, en cuanto me encontraba de nuevo en clase de mates, o en el estudio vespertino inclinado sobre una lección de ciencias naturales, nada quedaba ya de la invencible confianza que yo había obtenido de nuestra entrevista. Y es que el director y yo no habíamos hablado de álgebra, ni de la fotosíntesis, sino de voluntad, de concentración, habíamos hablado de mi, yo, un yo que era del todo capaz de progresar, estaba convencido de ello, si realmente me lo proponía. Y ese yo, henchido Comentario [P29]: Cap 3: Chisme administrativo de súbita esperanza, juraba que se aplicaría, que no seguiría contando historias, lamentablemente, diez minutos más tarde, confrontando a la algebraicidad del lenguaje matemático, ese yo se vaciaba como un globo y, durante el estudio vespertino, yo solo era renuncia ante la inexplicable afición de las plantas al gas carbónico a través de la extraña clorofila. Volvía a ser el cretino habitual que nunca comprendería nada de Comentario [f30]: Cap 7: Todos somos profesores de escuela, los nada, por la simple razón de que nunca había profesores no son los únicos que tienen que comprendido nada. comprometerse en el proyecto de enseñar, los directores de escuela también son “profesores de escuela”.
  • 11. Página 11 de 27 De esa desventura tantas veces repetida, conservo la convicción de que era preciso hablar con los alumnos en el único lenguaje de la materia que yo les enseñaba. ¿Miedo a la gramática? Hagamos gramática. ¿Falta de apetito por la literatura? ¡Leamos! Comentario [P31]: Cap 3: Aprendizajes exigente Pues, por muy extraño que pueda pareceros, oh alumnos nuestros, estáis amasados con las materias que os enseñamos. Sois la propia materia de todas nuestras materias. ¿Infelices en la escuela? Tal vez. ¿Sacudidos por la vida? Algunos, sí. Pero, a mi modo de ver, hechos de palabras, todos vosotros, tejidos con gramática, llenos de discursos, incluso los más silenciosos o los menos armados de vocabulario, obsesionados por vuestras representaciones del mundo, llenos de literatura en suma, cada uno de vosotros, os ruego. Comentario [f32]: Cap 1: Entre el amor a los alumnos y el amor al saber, no tenemos por qué elegir. Hay que supera la representación tradicional de oposición entre ambas (centrada en el saber y centrada en el alumno) Primaria (paciencia y solicitud, un maestro para todas las ciencias; secundaria saber, impaciencia, rectitud, un profesor por saber).
  • 12. Página 12 de 27 CASO IV Penaac, Daniel - Mal de Escuela Vanidad de las intervenciones Psicológicas intencionadas. Penúltimo curso. Jocelyne está hecha un mar de lágrimas. La clase no puede empezar. Nada es más impermeable que el pesar para servir de pantalla al saber. La risa puedes acallarla con una mirada, pero las lágrimas… ¿Alguien sabe algún chiste? Tenemos que hacer reir a Jocelyne para poder empezar. Devanaos los sesos. Algún chiste muy divertido. Presupuesto, tres minutos, ni uno más; Montesquieu nos aguarda. El chiste surge. Es divertido, en efecto. Todo el mundo se troncha, incluso Jocelyne, y la invito a que hable conmigo durante el recreo, si lo necesita. Hasta entonces, te ocupas solo de Montesquieu. Recreo. Jocelyne nos expone su desgracia. Sus padres no se entienden. Se pelean de la mañana a la noche. Se dicen barbaridades. La vida en casa es un infierno, la situación, desgarradora. Bueno, me digo, dos nuevos corredores de fondo que han tardado veinte años en advertir que no funcionaban juntos, hay divorcio en el ambiente. Jocelyne, que no es una mala alumna, se derrumba en todas las materias. Y heme aquí chapuceando en sus pesares. Más vale, le digo con mucha prudencia, tal vez, el divorcio, ¿sabes Jocelyne?, en fin… dos divorciados apaciguados te resultarán más soportable que una pareja empecinada en destruirse… etcétera. Jocelyne se deshace de nuevo en lágrimas: - Precisamente, señor, habían decidido divorciarse, ¡pero acaban de renunciar a ello! ¡Ah! Bueno. Bueno, bueno, bueno. Bien. Siempre es mas complicado de lo que aprendiz de psicólogo cree. -... -... - ¿Conoces a Maisie Farange? - No, ¿quién es?
  • 13. Página 13 de 27 - Era la hija de Véale Farange y de su mujer cuyo nombre he olvidado. Dos divorciados celebres en su tiempo. Maisie era pequeña cuando se separaron, pero no se perdió ni una migaja de todo aquello. Tendrías que conocerla. Es una novela. De un americano. Henry James. Lo que Maisie sabia. Novela compleja, por otra parte que Jocelyne leyó durante las siguientes semanas, estimulada por el propio campo de batalla conyugal. (“¡Se sueltan los mismos argumentos que los Farange, señor!”) Pues si, aunque sangre con sangre autentica, la guerra de las parejas y el pesar de los hijos no dejan de ser menos literarios. Dicho esto, cuando Montesquieu nos honra con su presencia en nuestra clase, debemos estar presentes para Montesquieu. Su presencia en clase ... no es cómodo para los chicos y chicas aportar 55 minutos de concentración en 5 o 6 clases sucesivas, según esa distribución tan especial que la escuela hace del tiempo. ¡Menudos rompecabezas la distribución del tiempo! Reparto de las clases, de las materias, de las horas, de los alumnos, en función del número de aulas, de la constitución de grupos parciales, del número de materias optativas, de la disponibilidad de los laboratorios, de los incompatibles deseos del profesor de esto y la profesora de aquello...Cierto es que hoy en día la cabeza del jefe de estudios se salva gracias al ordenador, al que confía esos parámetros: “Siento lo de su miércoles por la tarde señora Tal, es cosa del ordenador”. -Cincuenta y cinco minutos de francés –les explicaba yo a mis alumnos- son una horita con su propio nacimiento, su parte media y su final, una vida entera, en suma. Eso es hablar por hablar, habrían podido responderme, una vida de literatura que enlaza con una vida de matemática, que a su vez enlaza con toda una existencia de historia que te propulsa sin razón alguna a otra vida, inglesa en ese caso o alemana, o química, o musical ... ¡son un montón de reencarnaciones en una sola jornada! ¡Y sin lógica alguna!. Vuestra distribución del tiempo es Alicia en un país de las maravillas: tomas el té en casa de la liebre de marzo y te encuentras, sin transición, jugando al cróquet con la reina de corazones. Una jornada pasada en la coctelera de Lewis Carroll, privada de lo maravilloso, de toda su gimnasia. Y por añadidura, la cosa se da aires
  • 14. Página 14 de 27 de rigor. Un absoluto cajón de sastre podado como un jardín a la francesa, bosquecillo de cincuenta y cinco minutos tras bosquecillo de cincuenta y cinco minutos. Sólo la jornada de un psicoanalista y el salami del charcutero pueden cortarse en rodajas tan iguales. ¡Y todas las semanas del año! El azar sin a sorpresa, ¡el colmo! Sería tentador responderles: dejad ya de refunfuñar, queridos alumnos, y poneos en nuestro lugar, por otra parte, vuestra comparación con el psicoanalista no es tan mala; todos los días el pobre ve desfilar por su consulta las desgracias del mundo, y nosotros en nuestras clases vemos desfilar la ignorancia en grupos de treinta y cinco y ahora fija, durante toda nuestra vida –como percepción logarítmica o sin ella- es mucho más larga que vuestra demasiado breve juventud, ya veréis, ya veréis… Pero no, no debe pedirse nunca a un alumno que se ponga en el lugar del profesor, la tentación de la risa sarcástica es demasiado fuerte. Y no le propongáis nunca que mida su tiempo con el nuestro: nuestra hora no es realmente la suya, no evolucionamos en la misma duración. Por lo que se refiere a hablarle de nosotros o de él mismo, nada de nada: el tema no es ese. Limitarnos a lo que hemos decidido: esa hora de gramática debe ser una burbuja en el tiempo. Mi trabajo consiste en hacer que mis alumnos sientan que existen gramaticalmente durante esos cincuenta y cinco minutos. Para lograrlo, no debe perderse de vista que las horas no se parecen: las horas de la mañana no son las de la tarde; las horas del despertar, las horas de la digestión, las que preceden al recreo, las que le siguen, todas son distintas. Y la hora que viene tras la clase de mates no es como la que sigue a la de gimnasia. Estas diferencias no tienen demasiada incidencia en la atención de los buenos alumnos. Estos gozan de una bendita facultad: cambiar de piel de buen grado, en el momento adecuado, en el lugar adecuado, pasar del adolescente revoltoso al último atento, del enamorado rechazado al empollón concentrado, del juguetón estudioso, del allá al aquí, del pasado al presente, de la matemáticas a la literatura… Su velocidad de encarnación es lo que distingue a los buenos alumnos de los alumnos con problemas. Estos, como los reprochan sus profesores, están a menudo en
  • 15. Página 15 de 27 otra parte. Se liberan con mayor dificultad de la hora precedente, se arrastran por un recuerdo o se proyectan en un deseo cualquiera de otra cosa. Su silla es un trampolín que les lanza fuera de la clase en cuento se sientan en ella. Eso si no se duermen. Si lo que espero es su plena presencia mental, necesito ayudarles a instalarse en mi clase. ¿Los medios de conseguirlo? Eso se aprende sobre todo a la larga y con la práctica. Una sola certeza, la presencia de mis alumnos depende estrechamente de la mía: de mi presencia en la clase entera y en cada individuo en particular, de mi presencia también en mi materia, de mi presencia física, intelectual y mental, durante los cincuenta y cinco minutos que durará mi clase. Comentario [f33]: Cap 6: Disciplina en clase. CASO V Pennac, Daniel - Mal de Escuela ¿Quiénes eran mis alumnos? Algunos de ellos el tipo de alumnos que yo había sido a su edad y que se encuentra un poco por todas partes en los centros donde embarrancan los chicos y chicas eliminados por los institutos honorables. Muchos repetían y se tenían en muy poca estima. Otros se sentían plenamente al margen, fuera del “sistema”. Algunos habían perdido, hasta el vértigo, el sentido del esfuerzo, de la perseverancia, de la obligación, es decir del trabajo: se limitaban a dejar que pasara la vida, entregándose a partir de los años ochenta a un consumo desenfrenado, no sabiendo utilizarse a sí mismos y poniendo su ser solo en lo que les era ajeno (la reflexión de Rousseau, transportada al plano material, no les había dejado indiferentes). Todos eran casos especiales. Este, excelente alumno en su instituto de provincia, había acabado siendo el último de la preparatoria para las grandes escuelas a las que su expediente le había dado acceso; aquello le había producido tanto pesar que se le caía el pelo a puñados: ¡depresión nerviosa, a los quince años! Aquel, con tendencias suicidas, se abría las venas (“¿Por qué lo has hecho?” “¡Para ver qué pasaba!”); aquella coqueteaba alternativamente con la anorexia y la bulimia; el de más allá se escapaba de casa, y otro más, llegado de África, estaba
  • 16. Página 16 de 27 traumatizado por una sangrienta revolución; este era hijo deuna infatigable portera; aquel, el muchacho apático de un diplomático ausente; algunos estaban aniquilados por los problemas familiares, otros los utilizaban sin vergüenza alguna; esa viuda gótica de párpados negros y labios violetas había jurado no asombrarse por nada, cuando aquella chupa claveteada, tupé y botas, evadida de un instituto técnico de Cachan para reanudar con nosotros un ciclo largo, descubría con estupor la gratuidad de la cultura. Eran chicos y chicas de su generación, rockeros de los años sesenta, punks o góticos de los años ochenta, alternativos de los noventa; agarraban las modas como se atrapan los microbios: modas vestimentarias, musicales, alimenticias, lúdicas, electrónicas, consumían. La mitad de los alumnos de mis comienzos, los de los años setenta, llenaban las clases llamadas “especiales” de un colegio de Soissons, clases de las que, con un humor muy profesional, nos habían dicho que no eran precisamente “celestiales”. Algunos estaban bajo vigilancia judicial, otros eran hijos de aparceros portugueses, de comerciantes locales o de aquellos terratenientes cuyos campos cubrían las inmensas llanuras del Este, abonadas por todos los jóvenes inmolados en el suicidio europeo de 1914- 1918. Nuestros tipos “especiales” compartían los mismos locales que los alumnos “normales”, la misma cantina, los mismos juegos, y aquella bendita mezcla debía cargarse en la cuenta de la dirección. El iletrismo Comentario [f34]: Cap 1: Los que enseñan a sujetos con discapacidad más tardío no es cosa de hoy. A aquellos chicos y chicas aportes han realizado al acto pedagógico. “especiales” tenía yo que enseñarles de nuevo la Comentario [f35]: lectura y la ortografía, con ellos interrogamos aquel lo Int: La profesión es el trabajo por un proyecto. El profesor se dedica a enseñar. al que nunca se llega porque se ignora que es solo un estar allí, un estar ahora, un estar juntos y, a hacerlo, Comentario [P36]: Cap 3: Multitudes de métodos personalizados ser uno mismo. Su profesor de matemáticas y yo les habíamos enseñado también a jugar al ajedrez. Y no lo hacían tan Comentario [P37]: Cap 3: No renunciar a la magestralidad mal. ¡palabra! Habíamos fabricado un gran tablero mural que me regalaron cuando me marché (“Ya haremos otro”) y que conservo piadosamente. Sus proezas en ese juego considero difícil –era la época del famoso campeonato Spassky-Fischer-, la confianza que habían adquirido al derrotar a algunas clases del instituto vecino (“Hemos ganado a los latinistas, señor!”), no fueron ciertamente ajenos a sus progresos en martes aquel año, ni a su obtención del certificado de estudios primarios. Al final del curso montamos Ubú
  • 17. Página 17 de 27 rey con alumnos de todas las clases. Un Ubú puestos en escena por mi amiga Fanchon, hoy profesora en Marsella. Otra especie de tío Jules, inoxidable en su lucha contra todas las ignorancias. Digamos, por añadidura, que el Padre y la Madre Ubú habían escandalizado en su gran cama, ante las narices del obispo local. (Vertical, la cama, para que pudiera admirarse a la regia pareja desde el fondo del gimnasio donde se representaba la obra). De 1969 a 1995, si se exceptúan dos años pasados en un centro de alumnos muy selectos, la mayoría de mis alumnos fueron pues, como lo fui yo mismo, niños y adolescentes con dificultades escolares más o menos grandes. Los más afectados presentaban Comentario [f38]: Cap 1: Los que enseñan a sujetos con discapacidad mas poco más o menos los mismos síntomas que yo a su aportes han realizado al acto pedagógico. edad: pérdida de confianza en uno mismo, renuncia a cualquier esfuerzo, incapacidad para la concentración, dispersión, mitomanía, constitución de banas, alcohol a veces, drogas también, supuestamente blandas, pero aun así algunas mañanas tenían la mirada bien líquida. Comentario [f39]: Cap 1: Solicitar compromiso y poner a disposición los recursos. Eran mis alumnos. (Este posesivo no indica propiedad alguna, designa un intervalo de tiempo, nuestros años de enseñanza en los que nuestra responsabilidad de profesor se encuentra por completo comprendida con estos alumnos.) Parte de mi oficio consistía en convencer a mis alumnos más abandonados por ellos mismos de que la cortesía predispone a la reflexión más que una buena bofetada, de que la vida en comunidad compromete, de que el día y la hora de entrega de un ejercicio no son negociables, de que unos deberes hechos de cualquier modo deben repetirse para el día siguiente, de que esto, de que aquello, pero de que nunca, jamás de los jamases, ni mis colegas ni yo les dejaríamos en la cuneta. Para que tuvieran una posibilidad de lograrlo, Comentario [P40]: Cap 3: Intercambio de inteligencias era preciso enseñarles de nuevo la propia noción del Comentario [f41]: esfuerzo, devolverles por consiguiente el gusto por la Int: Enseñar tiene una especie de pasión en la base, El soledad y el silencio, y, sobre todo, el dominio del sentido del profesor es el acto pedagógico. Cap 1: El aprendizaje es complejo, difícil, se enfrenta a tiempo, del aburrimiento, pues. A veces les aconsejaba algo que lo supera, requiere compromiso y asumir ejercicios de aburrimiento, sí, para instalarles en la riesgos que nadie puede hacer en su lugar, se tambalean las propias certezas y se necesitan puntos de referencia. perseverancia. Les rogaba que no hiciesen nada: que Cap 1: Solicitar compromiso y poner a disposición los no se distrajeran, no consumieran nada, ni siquiera recursos. conversación, que tampoco trabajaran, en resumen, que no hicieran nada, nada de nada. Comentario [f42]: Int: El esfuerzo de uno apela al esfuerzo del otro y los logros un alivio a los problemas institucionales. Ejercicios de aburrimiento, esta tarde, veinte minutos sin hacer nada antes de ponerse a trabajar: ¿Ni siquiera escuchar música?
  • 18. Página 18 de 27 ¡De ningún modo! ¿Veinte minutos? Veinte minutos. Con el reloj en la mano. De las cinco y veinte a las cinco cuarenta. Os vais directamente a casa, no dirigís la palabra a nadie, no os detenéis en ningún café, ignoráis la existencia de los “flippers”, no conocéis a vuestros compañeros, entráis en vuestra habitación, os sentáis en vuestra cama, no abrís la cartera, no os ponéis de walkman, apartáis los ojos de vuestra gameboy y esperáis veinte minutos, mirando al vacío. ¿Para que? Por pura curiosidad. Concentraos en los minutos que pasan, no perdáis ni uno y contádmelo mañana. ¿Cómo podrá comprobar usted que lo hemos hecho? No podré. ¿Y después de los veinte minutos? Os lanzáis sobre los deberes como hambrientos. Comentario [f43]: Int: El maestro halla placer en enseñar y el alumno en aprender.
  • 19. Página 19 de 27 CASO VI Pennac, Daniel – Mal de Escuela ¡Era él un gran matemático? Y el curso siguiente, ¿era la señorita Gi una gigantesca historiadora? Y durante la repetición de mi último curso, ¿era el señor S. un filósofo sin par? Lo supongo, pero a decir verdad lo ignoro; sólo sé que los tres estaban poseídos por la pasión comunicativa de su materia. Comentario [f44]: Int: Enseñar tiene una especie de pasión en la base, El Armados con esa pasión, vinieron a buscarme al fondo sentido del profesor es el acto pedagógico. de mi desaliento y solo me soltaron una vez que tuve Cap 2: Influencia de un/os profesor/es en la elección de ser profesor. ambos pies sólidamente puestos en sus clases, que Comentario [P45]: resultaron ser la antecámara de mi vida. No es que se Cap 3: Perder el gusto por el trabajo interesaran por mí más que por los otros, no, tomaban Comentario [f46]: en consideración tanto a sus buenos como a sus malos Cap 6: Condiciones de trabajo. Preparar minuciosamente alumnos, y sabían reanimar en los segundos el deseo el trabajo. Mantenerse firme en las consignas. Exigencias del trabajo. Lucha contra la dispersión. de comprender. Acompañaban paso a paso nuestros esfuerzos, se alegraban de nuestros progresos, no se impacientaban por nuestras lentitudes, nunca Comentario [f47]: Cap 6: …el trabajo propuesto tiene que reunir a todos los consideraban con nosotros de su exigencia tanto más presentes sin excepción alguna. Cada cual debe tener un rigurosa cuatro estaba basada en la calidad, la espacio para que nadie sienta la tentación de ocupar todo el espacio. constancia y la generosidad de su propio trabajo. Por lo Comentario [f48]: demás, no es posible imaginar profesores más Cap 6: Prepararse material y psicológicamente para distintos: el señor Bal, tan tranquilo y sonriente, un llegar hasta el final. buda matemático, un tornado que nos arrancaba de Comentario [f49]: nuestra ganga de pereza para arrastrarnos con ella por Cap 1: Entre el amor a los alumnos y el amor al saber, no tenemos porque elegir. Hay que supera la representación los tumultuosos cursos de la Histria; por lo que se tradicional de oposición entre ambas (centrada en el refiere al señor S., filósofo escéptico y puntiagudo saber y centrada en el alumno) Primaria (paciencia y solicitud, un maestro para todas las ciencias; secundaria (nariz puntiaguda, sombrero puntiagudo, panza saber, impaciencia, rectitud, un profesor por saber). puntiaguda), inmóvil y perspicaz, me dejaba, al final del día, zumbando de preguntas a las que ardía en que él calificaba de exhaustivas, sugiriendo con ello que su comodidad de corrector hubiera preferido deberes más concisos. Pensándolo bien, aquellos tres profesores solo tenían un punto en común: jamás soltaban la presa. No Comentario [f50]: Cap 3: Acto pedagógico les tomábamos el pelo con el reconocimiento de Conclusión: En la dinámica misma del propio acto de nuestra ignorancia. (¿Cuántas redacciones me hizo enseñar, en el propio acto de aprender, podremos encontrar con qué instituir la escuela y construir un repetir la señorita Gi a causa de la mala ortografía? futuro posible para los hombres. ¿Cuántas clases de más me dio el señor Bal porque “Los profesores no tienen porvenir, son el porvenir...” me encontraba con aspecto distraído en un pasillo o Comentario [f51]: soñado en un aula de estudio? “¿Y si dedicaríamos un Int: Enseñar tiene una especie de pasión en la base, El sentido del profesor es el acto pedagógico. cuartito de hora a las matemáticas, Pennacchioni, ya puestos a ello? Vamos, solo un cuarto de hora…”) La imagen del gesto que salva al ahogado, el puño que tira de ti hacia arriba a pesar de su gesticulación suicida, esa ruda imagen de vida de una mano
  • 20. Página 20 de 27 agarrando firmemente el cuello de una chaqueta en la primera que me viene a la cabeza cuando pienso en ello. En su presencia –en su materia- nacía yo para mi Comentario [f52]: Cap 2: El Otro Mediador entre el Objeto de mismo: pero un yo matemático, si puede decirlo así, un conocimiento y el Sujeto. Eleva Ayuda a Crecer yo historiador, un yo filósofo, un yo que, durante una Aprender .Acompaña hacia el Conocimiento. Cap 2: Profesión hacer vivir a los demás la alegría de hora, me olvidaba un poco, me ponía entre paréntesis, descubrir lo que nosotros hemos vivido. me libraba del yo que, hasta el encuentro con aquellos Cap 6: Los científicos y los artesanos saben que la manera de preparar un jergón y de colocar las maestros, me había impedido sentirme realmente allí. herramientas que se van a utilizar es decisiva … llegar hasta el final. Anticiparse a las necesidades. Y otra cosa, me parece que tenían cierto estilo. Comentario [f53]: Conclusión: En la dinámica misma del propio acto de Estas artistas en la transmisión de su materia. Sus enseñar, en el propio acto de aprender, podremos clases eran actos de comunicación, claro está, pero de encontrar con qué instituir la escuela y construir un futuro posible para los hombres. un saber dominado hasta el punto de pasar casi por “Los profesores no tienen porvenir, son el porvenir...” creación espontánea. Su facilidad convertía cada hora Comentario [f54]: en un acontecimiento que podíamos recordar como tal. Int: La profesión es el trabajo por un proyecto. El Podía pensarse que la señorita Gi resucitaba la profesor se dedica a enseñar. historia, que el señor Bal redescubría las matemáticas, Comentario [P55]: Cap 3: Mas cerca del alumno y del saber. que Sócrates hablaba por boca del señor S. Nos daban Comentario [f56]: clases tan memorables como el teorema, el tratado de Cap 1: Enseñar es organizar la confrontación con el paz o la idea fundamental, que aquel día eran el tema. saber y proporcionar las ayudas para hacerlo propio. Enseñándolo, creaban, el acontecimiento. Comentario [f57]: Cap 1: Ser profesor es un oficio que asocia en un mismo acto profesional: el saber y el seguimiento. Su influencia sobre nosotros se detenía ahí. Al Comentario [f58]: menos su influencia aparente. Al margen de la materia Cap 2: Presencia con densidad especial. que encargaban, no intentaban impresionarnos. No Cap 6: Las condiciones de trabajo que podeos instaurar durante vuestras clases y que hacen posible la eran de esos profesores que se vanaglorian de su transmisión. ascendiente sobre una tropa conciencia de ser maestros libertadores? Por lo que a nosotros se refiere, éramos sus alumnos de matemáticas, de historia o la filosofía, y nada más. ES cierto que nos producía un orgullo algo esnob, como si fuéramos miembros de un club muy selecto, pero habría sido los primeros sorprendidos al saber que, cuarenta y cinco años más tarde, uno de sus alumnos, convirtiendo en profesor gracias a ellos, les había levantado una estatua solo por haber sido su discípulo. Tanto mas cuanto, como mi violoncelista del Blanc.Mesnil, una vez en casa ya, al margen de la corrección de nuestros exámenes o la preparación de sus clases, no debían de pensar mucho en nosotros. Sin duda tenían otros intereses, una gran curiosidad, que debían de alimentar su fuerza, lo que explicaba entre otras cosas la densidad de su presencia en clase. (La señorita Gi, sobre todo, me Comentario [f59]: Cap 2: Presencia con densidad especial. parecía con apetito bastante para devorar el mundo y sus bibliotecas). Estos profesores no compartían con nosotros solo su saber, sino el propio deseo de saber. Y me comunicaron el gusto por su transmisión. Así Comentario [f60]: Cap 2: Influencia de un/os profesor/es en la elección de pues, acudíamos a sus clases con el hambre en las ser profesor. tripas. No diré que nos sentíamos amados por ellos, Cap 3: No hay nada más radical para que perdamos el gusto por el saber pero sí considerados, sin duda (respetados, diría la
  • 21. Página 21 de 27 juventud de hoy), consideración que se manifestaba hasta en la corrección de nuestros exámenes, donde sus anotaciones solo se dirigían a cada uno de nosotros en particular. El modelo del género eran las correcciones del señor Beaum, nuestro profesor de historia en el curso preparatorio para entrar en la Escuela Normal. Exigía que dejáramos virgen la última Comentario [f61]: Cap 1: Entre el amor a los alumnos y el amor al saber, no parte de nuestros deberes para que pudiera escribir a tenemos por qué elegir. Hay que supera la representación máquina –en rojo a un solo espacio- la detallada tradicional de oposición entre ambas (centrada en el saber y centrada en el alumno) Primaria (paciencia y corrección de cada trabajo. solicitud, un maestro para todas las ciencias; secundaria saber, impaciencia, rectitud, un profesor por saber). Esos profesores que conocí en los últimos años Comentario [f62]: Cap 1: Ser profesor es un oficio que asocia en un mismo de mi escolaridad que resultaron muy distintos de todos acto profesional: el saber y el seguimiento. aquellos que reducían sus alumnos a una masa común y sin consistencia, “esta clase”, de la que solo hablaban en el superlativo de inferioridad. Para estos, éramos Comentario [f63]: Cap 2: Influencia de un/os profesor/es en la elección de siempre la peor clase, de cualquier curso, de toda su ser profesor. carrera, nunca habían tenido una clase menos… tan… Parecía como si, año tras año, se dirigieran a un público cada vez menos digno de sus enseñanzas. Se quejaban de ello a la dirección, en los claustros, en las reuniones de padres. Sus jeremidas despertaban en nosotros una especial ferocidad, algo parecido a la rabia que el náufrago pondría en arrastrar consigo, ahogándose, el cobarde capitán que ha permitido que el barco encallara en el arrecife. (Si, bueno, es una imagen.. Digamos que eran sobre todos nuestros culpables ideales, como nosotros éramos los suyos; su rutinaria depresión alimentaba en nosotros una cómoda maldad). El más terrible de todos ellos fue el señor Broncas (Broncas es un seudónimo), triste verdugo de mis nueve años, que hizo caer sobre mi cabeza tantos puntos malos que todavía hoy, atrapado en la cola de una administración, contemplo a veces el número de mi turno como un veredicto de Broncas “N° 175, ¡Pennacchioni, siempre tan lejos del excelente!” O aquel profesor de ciencias naturales de último curso a quien debo mi expulsión del instituto. Quejándose de que la media general de “esta clase” no superaba los 3,5/20, cometió la imprudencia de preguntarnos la razón. Alta la frente, adelantado el mentón, caídas las comisuras: Bueno, ¿alguien puede explicarme esa.. proeza? Yo había levantado un cortés dedo y sugerido dos explicaciones posibles: o nuestra clase constituía
  • 22. Página 22 de 27 una monstruosidad estadística (32 alumnos que no podían superar una media de 3.5 en ciencias naturales), o aquel famélico resultado sancionaba la calidad de la enseñanza impartida. Satisfecho de mí mismo, supongo. Y de patitas en la calle. Heroico pero inútil me hizo observar un compañero, ¿sabés la diferencia entre un profesor y una herramienta? ¿No? Pues que el mal profe no lo puedes reparar. Comentario [P64]: Cap 3: Pedagogizar la organización/ organización A la calle, pues. pedagogizada Furor de mi padre, claro está. ¡Qué tristes recuerdos aquellos años de rencor ordinario! CASO VII Pennac, Daniel - Mal de Escuela Hasta Donde puedo recordar cuando los profesores jóvenes se sienten desalentados por una clase, se quejan de no haber sido formados para ello. El “ello” de hoy, perfectamente real, abarca campos tan variados como la mala educación de los niños por la agonizante familia, los daños culturales vinculados al paro y a la exclusión, la subsiguiente pérdida de los valores cívicos, la violencia en algunos centros, las disparidades lingüísticas, el regreso de lo religioso, y también la televisión, los juegos electrónicos, en resumen, todo lo que alimenta más o menos, el diagnóstico social que nos sirven cada mañana los primeros boletines informativos. Comentario [f65]: Cap 6: … los profesores se quejan de ser tomados por televisores. Los alumnos se lamentan que aquí, Del “No nos han formado para ello” al “No desgraciadamente, no se puede cambiar de canal. El mundo a distancia contribuye, a desintegrar la atención. estamos aquí para eso”, hay un solo paso que puede expresarse así: “Nosotros, los profesores, no estamos aquí para resolver dentro de la escuela los problemas sociales que impiden la transmisión del saber, no es nuestro oficio. Que nos adjudiquen un número suficiente de vigilantes, de educadores, de asistentes sociales, de psicólogos, en resumen, de especialistas de todo género y podremos enseñar seriamente las materias que tantos años hemos pasado estudiando”. Comentario [P66]: Cap 3: Demanda social de la educación Reivindicaciones por completo justificadas, a las que los sucesivos ministerios oponen las limitaciones del Comentario [f67]: Int: La finalidad del correr docente, el acto pedagógico. presupuesto. En la clase se produce transmisión, a pesar de todas las dificultades. Entre maestros y alumnos el acto pedagógico fluye y se produce la transmisión del saber. Hemos aquí pues llegados a una nueva fase de El acto pedagógico es el núcleo de la profesión. En la la formación de enseñantes, que se centrará cada vez “dimensión oculta” es donde la profesión encuentra sentido, es lo que nos mantiene en pie.
  • 23. Página 23 de 27 más en el dominio de la comunicación, con los alumnos. Esta ayuda es indispensable, pero si los Comentario [f68]: Cap 1: La verdadera enseñar a todos los niveles adapta a jóvenes profesores esperan de ella un………… la vez el carácter inquietante del encuentro con lo Más que se plantean en una clase, estarán corriendo desconocido y el apoyo que aporta la tranquilidad necesaria. Siempre se enseña algo a alguien. hacia nuevas desilusiones; el “sello” para el que no han sido formados resistirá. Por decirlo todo, temo que Comentario [P69]: Cap 3: Frenesí de reformas institucionales “ello” no se deje definir nunca por completo, que “ello” sea de naturaleza distinta a la suma de los elementos que lo constituyen objetivamente. CASO VIII Pennac, Daniel – Mal de Escuela La idea de que es posible enseñar sin dificultades se debe a una representación etérea del alumno. La prudencia pedagógica debería representarnos al zoquete como al alumno más normal, Comentario [P70]: Cap 3: Progresión de cada aluno el que justifica plenamente la función de profesor puesto que debemos enseñárselo todo, comenzando por la necesidad misma de aprender. Ahora bien, no es Comentario [f71]: Cap 1: La verdadera enseñar a todos los niveles adapta a así. Desde la noche de los tiempos escolares, el la vez el carácter inquietante del encuentro con lo alumno considerado normal es el alumno que menos desconocido y el apoyo que aporta la tranquilidad necesaria. Siempre se enseña algo a alguien. resistencia opone a la enseñanza, el que nunca dudaría de nuestro saber y no pondría a prueba nuestra competencia, un alumno conquistado de antemano, dotado de una comprensión inmediata, que nos ahorraría la búsqueda de vías de acceso a su comprensión, un alumno naturalmente habitado por la necesidad de aprender, que dejar de ser un chiquillo turbulento o un adolescente problemático durante nuestra hora de clase, un alumno convencido desde la cuna de que es preciso contener los propios apetitos y las propias emociones con el ejercicio de la razón si no se quiere vivir en una jungla de depredadores, un alumno seguro de que la vida intelectual es una fuente de placeres que pueden varias hasta el infinito, refinarse expresamente, cuando la mayoría de nuestros restantes placeres están condenados a la monotonía de la repetición o al desgaste del cuerpo, en resumen, un alumno que habría comprendido que el saber es la única solución: solución para la esclavitud en la que nos mantendría la ignorancia y único consuelo para nuestra ontológica soledad. Comentario [f72]: Cap 1: Solicitar compromiso y poner a disposición los recursos. La imagen de este alumno ideal se dibuja en el Cap 1: El aprendizaje es complejo, difícil, se enfrenta a algo que lo supera, requiere compromiso y asumir éter cuando oigo pronunciar la frase “¡Todo se lo debo riesgos que nadie puede hacer en su lugar, se tambalean a la escuela de la República!”. No pongo en cuestión la las propias certezas y se necesitan puntos de referencia. gratitud de quien la pronuncia. “Mi padre era obrero y
  • 24. Página 24 de 27 todo se lo debo a la escuela de la República”. No minimizo tampoco los méritos de la escuela. “Soy hijo de inmigrantes y todo se lo debo a la escuela de la República”. Pero, y es más fuerte que yo, en cuanto escucho esta manifestación pública de gratitud, veo proyectar una película –un largometraje. A la gloria de la escuela, es cierto, pero sobre todo a la de este niño que habría comprendido, desde su primera hora en el parvulario, que la escuela de la República estaba dispuesta a garantizarle el porvenir siempre que fuese el alumno que ella esperaba. ¡Y pobres de aquellos que no respondan a esas expectativas! Entonces, una vocecilla comienza a comentar la película en mi cabeza: -Sí, muchacho, es verdad que le debes mucho a la escuela de la República, una enormidad incluso, pero no todo, no todo, en ese punto te equivocas. Olvidas los caprichos del azar. Tal vez eras un niño más dotado que la media, por ejemplo. O un joven inmigrante educado por unos padres amorosos, voluntariosos y perspicaces, como los padres de mi amiga Kahina, que quisieron que sus tres hijas fueran independientes y tuvieran un título para que ningún hombre las tratase algún día como trataban a las mujeres de su generación. Podría ser, por el contario, como mi viejo Pierre, el producto de una tragedia familiar, y haber encontrado tu salvación solo en los estudios, haberse zambullido a fondo en ellos para olvidar, mientras duraba la clase, lo que te esperaba al volver a casa. O haber sido también, como Minne, una Comentario [f73]: Int: La profesión es el trabajo por un proyecto. El niña prisionera en su jaula de asmática y que sintió profesor se dedica a enseñar. deseos de aprenderlo todo enseguida para abandonar su lecho de enferma: “Aprender para respirar –me dijo Minne., como se abren las ventanas, aprender para dejar de ahogarme, aprender, leer, escribir, respirar, abrir cada vez más ventanas, aire, aire, te lo juro, el trabajo escolar era el único modo de emprender el futuro. Comentario [f74]: Cap 1: El aprendizaje es complejo, difícil, se enfrenta a algo que lo supera, requiere compromiso y asumir riesgos que nadie puede hacer en su lugar, se tambalean las propias certezas y se necesitan puntos de referencia.
  • 25. Página 25 de 27 CASO IX Pineau, Pablo - Relatos de Escuela Me mandan un alumno a la dirección y entra con Comentario [f75]: Cap 7: Los profesores no son los únicos que tienen que un hosco gesto partiéndole en dos la frente comprometerse con el proyecto de enseñar, los directores ensombrecida. de escuela y los responsables de centros de enseñanza también son profesores de escuela. No es necesario preguntarle nada para saber que la vida no lo acogió en el sendero de los felices. Tiene el cuerpo flaco, las rodillas ásperas, las zapatillas gastadas, el guardapolvo con remiendos, las manos nudosas y los ojos –los ojos, el espejo del alma- preñados de angustia. No sé si la maestra ha podido ver todo eso, porque generalmente la maestra, a fuerza de ver los programas, el horario, el método, el procedimiento, el inspector y la técnica, concluye por no ver al niño. Comentario [f76]: Cap 1: Entre el amor a los alumnos y el amor al saber, no tenemos porque elegir. Hay que supera la representación Me lo han mandado “porque no hace los deberes tradicional de oposición entre ambas (centrada en el saber y centrada en el alumno)Primaria(paciencia y ni estudia la lectura y no sirve para nada”. solicitud, un maestro para todas las ciencias; secundaria Para captarme su confianza le hablo de saber, impaciencia, rectitud, un profesor por saber). cualquier cosa, lo primero que se me ocurre: Comentario [f77]: Cap 2: Idea Iconoclasta: “para que nadie olvide de dónde - Qué lástima, cómo se ha ensuciado el patio emana y dónde puede regenerarse continuamente el con esta humedad. ¿Viste? proyecto de enseñar”. - A “nosotros” nos embroma este tiempo para Cap 3: Acto pedagógico, y ministerio en base y cúspide de la pirámide lustrar. Comentario [f78]: Cap 7: los profesores no son los únicos que tienen que Ya está todo, ya no hace falta averiguar nada comprometerse con el proyecto de enseñar, los directores de escuela y los responsables de centros de enseñanza más para explicarse por qué es mal alumno. Trabaja, también son profesores de escuela. lustra. -Y cuando la lustrada está floja –me dice después de otras cosas-. Los lunes y los viernes vendo pastillas… -¿y tu papá, que hace? Comentario [P79]: Cap 3: Revestimiento de lo pedagógico - A mi papá lo llevaron al hospicio, estaba loco de tanta bebida… ¡No me atrevo a preguntar más, ni cuántos hermanitos son, ni qué hace la madre ni nada! Me quedo doblada en dos, enmudecida, porque ya no es la primera vez que me contestan así, porque estoy cansada de comprobar que estos llamados malos alumnos no lo son por propia voluntad, sino porque la vida los maltrató primero. Ya me está dando miedo investigar nada, ya me está dando miedo acariciar un chico porque en seguida me abre su corazoncito, y ese corazón está siempre lleno de tragedia. ¡Y lo peor es que el mío no se endurece a fuerza de sufrir con la
  • 26. Página 26 de 27 pena de estas criaturas. Sino que se sensibiliza más y más, a tal punto que a veces me basta sólo la fugaz mirada de un niño para comprenderlo todo!. ¡No, no me atrevo a preguntar nada más! Pero tengo que justificar mi autoridad en la escuela, tengo que intentar siquiera algo para decirle a la maestra que este alumno me ha prometido cumplir con sus deberes, repasar la lectura, atender en clase. Comentario [f80]: Cap 7: los profesores no son los únicos que tienen que Y después de hablar un rato, termino pidiéndole: comprometerse con el proyecto de enseñar, los directores - Me traes a mí una copia nada más. Cortita, lo de escuela y los responsables de centros de enseñanza también son profesores de escuela. que puedas, con lápiz, como sea. Una vez por semana… y si puedes dos. Así yo le diré a la maestra que me traes a mí los deberes, ¿entendido? Sí, me lo promete. Me lo promete y cumplirá. ¡Y tendré en mis manos unas hojitas borroneadas, sucias, escritas con estas manos nudosas y ásperas que lustran zapatos de los otros para poder comprarse zapatillas! ¡Primero será una copia, después el problema, luego más, más! Yo soy maestra y tengo el deber de pedirles trabajo para la escuela. Comentario [f81]: Cap 7: los profesores no son los únicos que tienen que Porque si no fuera así, y me dejara llevar por el comprometerse con el proyecto de enseñar, los directores impulso de mi corazón, es probable que, cruzada de de escuela y los responsables de centros de enseñanza también son profesores de escuela. brazos delante de estos alumnos que no tienen padre, que comen mal y duermen peor, que cuentan diez años y ya saben lo amargo que es ganarse la vida dijera: - ¿Deberes? Ustedes no tienen que hacer deberes. Jueguen en la calle si les queda tiempo, aprendan lo malo, háganse miserables. Nada de deberes. Ustedes no tienen ni el deber de ser buenos, porque les han negado el derecho a la felicidad. Comentario [f82]: Int: La profesión es el trabajo por un proyecto. El profesor se dedica a enseñar. Comentario [f83]: Nuestro trabajo consiste en convencer a nuestros alumnos, contra toda fatalidad, de que un futuro diferente es posible .. subvertir su propia historia.
  • 27. Página 27 de 27 CASO X Pineau, Pablo - Relatos de Escuela […] Y después de inglés juego un poco con el Lalo y me vuelvo a hacer los deberes que quiero hacer una ilustración al problema de regla de tres, la maestra no pidió ilustración pero quiero dibujar un molino que vi en la revista que lo quiero dibujar y no sabía dónde ponerlo, pero el problema es del agua de un molino. Y me lo quiero pintar bien todo con el contorno bien hecho en negro, y cuando tocó dibujar el aparato digestivo del ave yo no lo hice del libro de lectura, me copié el del libro de Zoología de Héctor, que era más difícil y la maestra lo vio y yo creí que le iba a gustar y dijo que era más que el aparato digestivo que estaban los aparatos reproductores y me dijo “en el recreo veni”. Y en el recreo fui y me agarró a explicarme todo: “Toto, te tendría que hacer arrancar la página, pero ya que lo hiciste tan bien te lo voy a explicar todo porque puede venir la inspección y van a decir que dibujaste esto como habla un loro, sin entender lo que dice”. Y me empezó a explicar qué querían decir óvulos y genitales y líquido del macho y todo el nacimiento porque estaban dibujados unos racimitos amarillos y un lío de cañitos de aquí y de allá, una especie de taza verde Comentario [f84]: Cap 1: Ser profesor es un oficio que asocia en un mismo para abajo con nombres difíciles y el dibujo estaba acto profesional: el saber y el seguimiento. pintado pero era feo con todas esas líneas enredadas parecía un cuerpo de araña venenosa y arriba de todo estaba la cabeza del ave con unas pocas plumas. Y la maestra “¿entendés lo que te digo?” y yo “si”, y no entendía nada porque me puse a pensar en otra cosa a propósito y ni le oía lo que decía, que el gallo, y que el Comentario [P85]: Cap 3: Poner en funcionamiento la transmisión líquido del macho, que me aburrió y dele preguntarme si entendía y yo le decía “si, si” y para mis adentros le decía “escorchona”, que me explotaba la cabeza de tanto hacer fuerzas para pensar en otra cosa.