2. Lecciones de los maestros , George Steiner El maestro toma en sus manos lo más íntimo de sus alumnos, la materia frágil e incendiaria de sus posibilidades. Es una aventura que no se parece a ninguna otra: ser el correo de lo esencial, ser cómplice de una posibilidad trascendente. Si lo despertamos, ese niño exasperante de la última fila tal vez escriba versos, tal vez conjeture el teorema que mantendrá ocupados a los siglos .
3. El primer hombre, Albert Camus Con el señor Bernard era siempre interesante porque él amaba apasionadamente su trabajo. Sólo las moscas, cuando había tormenta, perturbaban a veces la atención de los niños. Pero su método, que consistía en no aflojar en materia de conducta y por el contrario en dar a su enseñanza un tono viviente y divertido, triunfaba incluso sobre las moscas…
4. El primer hombre, Albert Camus … En las otras clases les enseñaban sin duda muchas cosas, pero un poco como se ceba a un ganso. Les presentaban un alimento ya preparado rogándoles que tuvieran a bien tragarlo. En la clase del señor Bernard, sentían por primera vez que existían y que eran objeto de la más alta consideración: se los juzgaba dignos de descubrir el mundo.
5. Educar, enseñar, transmitir es esencialmente un acto amoroso, artístico y ético. Amoroso porque se trata de alumbrar el deseo del deseo. Artístico porque enseñar requiere de plasticidad, inventiva, obsesión, terquedad, una pericia que siempre exige un afinamiento y una búsqueda de profundización en la obra. Y ético porque lo que está detrás del acto de educar no es ser prisionero de la norma y la costumbre, sino de hacernos responsables ante el otro. Se trata de dar lugar a lo imprevisible, y de mirar a quienes queremos educar no en términos de estigma sino de enigma.