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Atrapados bajo los escombros
Por Moshé Rozén.
Desde Nir Itzjak, Israel,
para NUEVA SION, Buenos Aires
Recientemente, a casi ochenta años de la rebelión del gueto de Varsovia, una excavación -
con instrumental arqueológico- rescató, entre los restos del bunker de Anilevich, comandante
de la Organización Judía Combatiente, varios materiales que resistieron el fuego, la
demolición y el paso de los años. Uno de esas piezas es esta botella.
Una botella real, a diferencia se aquella imaginaria, con un escrito en su interior, la botella del
relato literario sobre las últimas horas de Iosl Rakover, un judío que le habla a Dios
momentos antes de perecer.
El hallazgo de una botella de vidrio, en perfecto estado, bajo los escombros de la calle Mila
18 nos motiva a pensar que, tal vez, también bajo los cimientos de Pasteur 633, se esconde
algun objeto.
Pero, bajo tierra, en la calle Pasteur no hay ninguna botella, así como, en superficie, no hay
Justicia. A 28 años del atentado, los interrogantes siguen abiertos: las agujas del reloj marcan
todavía las nueve horas y cincuenta y tres minutos, el almanaque indica lunes dieciocho de
julio de mil novecientos noventa y cuatro.
No hay botellas enterradas, hay vidas sepultadas: muchas más que las 85 víctimas cuyos
nombres conocemos tras 28 años de conmemoraciones.
Sabemos de Agustín Diego Lew, de 21 años. Pero muchos no saben que su madre, Norma
Heler de Lew, resultó gravemente herida en el atentado. Tal vez su herida cicatrizó pero la
pena por la pérdida de Agustín la enfermó: la mató. También Jorge Benjamín Lew, padre de
Agustín, militante de Memoria Activa, falleció prematuramente, víctima de tanta congoja.
Si habría alguna botella con algunas líneas escritas en la oscuridad y bajo asfixiantes ladrillos,
quizá sería un llamado a los responsables de indagar el crímen: nosotros no resistimos esta
detrucción, pero ustedes, señores responsables y encubridores, tampoco estarán a salvo...
En algún momento, puede ser hoy como después de 80 años, como en Varsovia con la botella,
se encontrará la oculta trama del fatal atentado. No será una botella: ha de ser, como en el
profético anuncio bíblico: "con verdad, justicia y rectitud" (Libro de Irmyahu-Jeremías. 4:2).
Julio de 2022