Mar del plata en invierno

Mar del Plata en invierno: el silencioso dominio de la inmensidad "Tengo por Mar del Plata una pasión física tremebunda. La parte animal de mi persona se entiende de mil maravillas con este clima, con esta tierra y con todo cuanto crece en ella. Adoro estas playas kilométricas que mis pies conocen íntimamente, pues hace años las recorro descalza. Me sé de memoria la forma de todas sus rocas..." Victoria Ocampo

Mar del Plata en invierno: el silencioso dominio de la inmensidad Mar del Plata es para mí –y desde pequeño-, la libertad. Aquí tuve mis primeras vacaciones sin mis padres y aquí estreché los lazos con mi tía Elvira. Con ella tuvimos el rito de encontrarnos, hasta su muerte, aunque más no fuera, tres días en esta entrañable ciudad. 21 hermosos veranos en los que compartimos muchos silencios. Mi tía Herme, oriunda de Mar del Plata, alguna vez me dijo: “¿Cómo no voy a volver si alguna vez me fui siendo hija de un albañil y ahora vuelvo como propietaria?”. Estas son las historias que se me cruzan con Mar del Plata y las que me atan, tanto por las palabras como por los silencios. Una parte de mí necesita volver -no ya a la playa-, sino a mi historia familiar y a lo que mis tías me legaron: el lugar en donde ser yo. Allí, frente al mar, sentí la náusea de ser; sentí la necesidad de legar el legado; sentí la necesidad de volver. Hernán Neyra

Mar del Plata en invierno: el silencioso dominio de la inmensidad En esta ciudad está parte de mi vida. Estas fotos retratan algunos de los sentimientos que vivo en Mar del Plata.

Mar del Plata en invierno: el silencioso dominio de la inmensidad

Mar del Plata en invierno: el silencioso dominio de la inmensidad La relación con la naturaleza es distinta en el invierno. La soledad deja a los animales en tranquilidad. Los lobos marinos, los señores de estas playas. Siguen considerando las rocas como sus dominios. Y también la rada del puerto. A lo largo de numerosos viajes por todo el país he descubierto que comparto el gusto de los lobos marinos por los lugares. Cada rincón en la costa que me ha deslumbrado y con el que sueño con volver me cuenta como a uno de ellos.

Mar del Plata en invierno: el silencioso dominio de la inmensidad Las playas vacías abren el lugar a disputas por el territorio. Lo que los turistas hacen en verano, las gaviotas lo hacen entre sí el resto del año. Fuera de la temporada turística uno puede ver a la naturaleza en movimiento, como espectador.

Mar del Plata en invierno: el silencioso dominio de la inmensidad Los paseos y la playas vacíos. Los silencios, las luces y las sombras tímidas del invierno.

Mar del Plata en invierno: el silencioso dominio de la inmensidad Las anchas playas impensablemente vacías.

Mar del Plata en invierno: el silencioso dominio de la inmensidad En esta ciudad he sido cada uno de los personajes que retraté: me he fijado metas, las he levantado, he esperado y he desesperado también. El invierno da la excusa para la soledad, para la introspección y el encuentro consigo mismo.

Mar del Plata en invierno: el silencioso dominio de la inmensidad Para un porteño como yo la convivencia con el horizonte es extraña. Y en esta ciudad el contacto con él es permanente. Esa inmensidad se acrecienta con la soledad del invierno.

Mar del Plata en invierno: el silencioso dominio de la inmensidad Ensayo fotográfico de Hernán Neyra Buenos Aires, agosto de 2011.

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