1. Ciencia y Biblia
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Sesión
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EL RELATO DE LA CREACIÓN
DEL GÉNESIS
”Si Dios es grande, grande es su poder, grande su sabiduría. Alabadle, cielos y
tierra. ¡Mi Señor y mi Creador! La magnificencia de tus obras quisiera yo anun-
ciarla a los hombres en la medida en que mi limitada inteligencia puede com-
prenderla” Johannes Kepler (Descubridor de las tres leyes del movimiento pla-
netario que llevan su nombre)
Al examinar el relato del Génesis, es útil considerar dos aspectos importantes:
Primero, que éste aborda los asuntos desde el punto de vista de personas que estuvieron en la
tierra y describe los acontecimientos como los habían visto estas personas. Ello, se nota por la
manera como trata los acontecimientos del cuarto día. Allí se da una descripción del sol y la luna
como grandes lumbreras en comparación con las estrellas. Sin embargo, una gran cantidad de
estrellas son mucho mayores que nuestro sol, y la luna vendría a ser insignificante en compa-
ración con ellos. Pero, esto no es así para un observador terrestre. Por eso, como se ve desde la
tierra, el sol parece ser una “luz mayor que rige el día”, y la luna una “luz menor que domina la
noche” (Génesis 1: 14-18).
Segundo, se debe recordar que el relato de Génesis no fue escrito para mostrar el “cómo” de la
creación, sino el “qué”. Génesis informa progresivamente sobre acontecimientos importantísi-
mos, describiendo las cosas que fueron formadas, el orden en que se dio forma a éstas y el día
en que cada una apareció originalmente.
GÉNESIS 1:1,2
“En el principio”, del heb. “bareshith”
Existen diversas posturas en relación a ¿cuándo fue “el principio”?, ¿de qué “principio” está
hablando la Biblia?; ¿se refiere al “principio” de todo el universo? o ¿sólo está hablando del
“principio” de esta tierra?
En relación a “el principio” cuando Dios creó los cielos y la tierra, Younker afirma: “Los adven-
tistas del séptimo día han comprendido, generalmente, que la primera semana de la creación
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en Génesis 1 trata sólo de nuestro planeta. Hemos creído que Dios había
creado el resto del Universo, incluyendo el cielo y otros mundos habita-
dos bastante tiempo antes de la creación de la tierra.57
Al respecto Elena
de White expresa:
“El gobierno de Dios no sólo incluía los habitantes del cielo sino también
los de todos los mundos que había creado; Lucifer llegó a la conclusión
de que si pudiera arrastrar a los ángeles celestiales en su rebelión, podría
también arrastrar a todos los mundos” (Patriarcas y profetas, p. 121).
Si bien el debate sobre “el principio” continúa; hay dos aspectos fundamentales en el que sí se
está de acuerdo:58
1. Que todo lo humano tiene un principio. Sólo Dios es eterno. Las palabras con que comienzan
las Escrituras marcan un decidido contraste entre todo lo que es humano, temporal y finito,
y lo que divino, eterno e infinito (Heb. 1:10-12; Sal. 90:2,10).
2. Que Dios es antes de todo lo que existe y que es, en forma excluyente la única causa de todo
lo demás. Una verdad fundamental es que, “al formar el mundo, Dios no se valió de materia
preexistente” (3 Joyas de los Testimonios, 258).
“Creó Dios”, del heb. “bará Elohim”
El verbo “bará” significa crear o traer a la existencia algo que no existía antes (creatio ex-nihilo,
creado de la nada). Ello destruye el concepto de la eternidad de la materia. Este verbo en la
Biblia únicamente tiene a Dios como sujeto, implicando que sólo Dios es el Creador y que nadie
comparte con él esta actividad especial (Génesis 1:1, 21,27, 2:3).
Asimismo, los verbos hebreos “Asah” (hacer) y “Yatsar” (formar) que también se traducen como
“crear”, se usan alternadamente en relación a la actividad divina y/o humana; sin embargo,
estos presuponen la preexistencia de la materia (Génesis 1:11, 12, 2:9).
En relación al término “Elohím”, Dios, aunque plural en su forma gramática, cuando se refiere al Dios ver-
dadero designa sólo un Ser Divino. Además el contexto del libro lo afirma así (Génesis 1:26; 3:22; 11:7).59
“Los cielos y la tierra”
Estas palabras se refieren a nuestro término “cosmos”. Los 41 usos del término “los cielos y la
tierra” revelan que estas palabras no significan que Dios creó el universo entero con sus miles
de galaxias en el tiempo que él creó el mundo. La Biblia presenta al lector un Dios Creador de
todo lo animado e inanimado.60
“Desordenada y vacía”
Heb. “Tóhu Wabóhu” que se traduce como “desolada y vacía”. Esto implica un estado de desolación y
57 Randall W. Younker, La creación de Dios, explorando el relato del Génesis (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1998), 28.
58 Francis Nichol, editor, Comentario bíblico adventista del séptimo día, (Mountain View, California: Pacific Press Publishing Asociation, 1981), 1: 219-229.
59 Jack B. Scott, s. v. “elohim,” en Theological Wordbook of the Old Testament [Libro Teológico del Antiguo Testamento, 2 vols. (Chicago: Moody
Press, 1980), 1:44.
60 Una interesante discusión sobre el asunto, véase en: Revista bíblico teológica, Vol. XVII, Nº1, 2003, 3-48 y 102-167.
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vaciedad, pero sin implicar que la tierra una vez fue perfecta y después quedó arruinada o desolada.61
Arthur J. Ferch señala que la frase “desordenada y vacía”, muestra un ambiente sin forma, sin
orden y sin luz, en el que no había vida vegetal ni animal; es decir, un globo cósmico que no
podía sostener la vida. Dios creó por medio de su palabra dominante (vers. 3, 6, 9, 11, 14, 20,
24; compara con Sal. 33:6-9), o empleando materiales que ya había traído a la existencia en
algún momento antes de la creación de la vida sobre la tierra.62
LA SEMANA DE LA CREACIÓN
El relato de la semana de la creación no sólo distingue entre el Creador y la criatura, sino que
también revela que la creación es el producto de la voluntad divina y no el resultado de las fuer-
zas ciegas del azar. Dios creó por medio de su palabra (vers. 3, 6, 9, 11, 14, 20,24; compare con
Salmos 33:6-9), o usando la materia63
que ya había llamado a la existencia. En última instancia,
el Creador precede a toda la materia (Hebreos 11:3).
Las explicaciones de esta sección, están basadas en el Comentario Bíblico Adventista.64
Primer día (v.3-5): Dios creó la luz (luz, heb."Or”)
Sin luz no podría haber vida. Era esencial que hubiera luz cuando el Creador comenzó la obra de
sacar orden del caos y dar comienzo a las diversas formas de vida vegetal y animal en la tierra.
Previamente la tierra había estado en oscuridad (Génesis 1:2). En el primer día Dios hizo que la tierra
fuera iluminada. Esto no significa que la luz no haya existido antes de este momento porque la pre-
sencia de Dios está asociada con la luz (Apocalipsis 22:5). No es necesario suponer que el fenómeno
físico de la luz haya sido creado por primera vez en ese momento, sino que la tierra fue iluminada.65
Segundo día (v.6-8): Dios creó la expansión o firmamento
La gran masa de “aguas” primitivas fue divida en dos cuerpos separados. “Las aguas que esta-
ban sobre la expansión” (v.7) son considerados generalmente por los comentadores como vapor
de agua. “Llamó Dios a la expansión cielos” (v.8). La palabra “Cielos” en este pasaje se refiere
al espacio atmosférico que cubre como una bóveda nuestro planeta.
Es imposible la vida sin el aire: Plantas y animales lo necesitan. Sin la atmósfera la tierra sería inha-
bitable como lo es la luna o cualquier otro planeta de nuestro sistema, porque
estaría tremendamente caliente por un lado y tremendamente fría por el otro.
Tercer día (v.9-13): Dios separó las aguas y creó la vegetación
La reunión de las aguas en un lugar sólo implica que de allí en adelante habrían
de estar reunidas en un “lugar” y retenidas por sí mismas dentro de los límites de
ese lugar, permitiendo con ello que quedara en relieve la superficie terrestre.
61 Nichol, I:220,221.
62 Arthur J. Ferch, Orígenes y pertenencia. Guía de estudio de la Biblia 4. Edición para Maestros – Octubre-diciembre (Lima: Editorial Imprenta
Unión, 2006), 20.
63 La materia visible está compuesta por átomos invisibles. Cada célula viva contiene de 1 a 3 millones de moléculas de proteínas y de 2 a 10,000
tipos diferentes de enzimas, todo dentro de una sola célula que mide de 8 centésimas a 6 décimas de milímetro. (A. J. Ferch).
64 Nichol, 1:221.
65 Jim Gibson, Preguntas principales sobre creacionismo: Ciencia de los orígenes (California, Loma Linda University: Geoscience Research Institute,
Mayo - Agosto 2002, N. 62
Es imposible la vida sin el aire: Plantas y animales lo necesitan. Sin la atmósfera la tierra sería inha-
bitable como lo es la luna o cualquier otro planeta de nuestro sistema, porque
estaría tremendamente caliente por un lado y tremendamente fría por el otro.
La reunión de las aguas en un lugar sólo implica que de allí en adelante habrían
de estar reunidas en un “lugar” y retenidas por sí mismas dentro de los límites de
ese lugar, permitiendo con ello que quedara en relieve la superficie terrestre.
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En seguida, Dios ordenó que la tierra produzca la vegetación según su género. Esta capa de
suelo cultivable, o humus, sin lugar a dudas, contenía los minerales y los organismos necesarios
para el óptimo crecimiento, sin la cual la vegetación no puede existir.
La declaración “según su género” se refiere a los géneros de animales y plantas y no a su forma
de reproducirse. Esto anula cualquier intento de sugerir que una especie derive de otra diferente
(tal como sugiere la evolución). Es una ley natural el hecho de que los padres produzcan descen-
dientes que se parezcan a ellos (semejantes a ellos).
No obstante, se debe reconocer, que dentro de ciertos límites hay posibilidad de ciertas varia-
ciones dentro de la misma especie sin que ello signifique que como resultado de las variaciones
se produzca nuevas especies totalmente diferentes a sus ancestros.
Cuarto día (v.14-19): Dios creó las lumbreras
Lumbreras del heb. "Me'oroth" que significa: fuentes de luz, luminarias o recipientes de luz. Su
finalidad era servir como señales. Los días y los años están fijados por el movimiento de la tierra
en relación con el sol, que junto con la luna ha proporcionado a los hombres de todos lo siglos
la base de los calendarios: lunar, solar o la combinación de ambos. Estos cuerpos tienen una de-
terminada influencia sobre la agricultura, la navegación y otras ocupaciones humanas. También
influye en el curso de la vida animal y vegetal: por ejemplo, el tiempo de la procreación de los
animales y la migración de las aves (Jer. 8:7).
Quinto día (v.20-23): Dios creó los peces66
y las aves
Esto explícitamente indica que los animales marinos y alados, comenzaron
juntos en la creación, y no a través de un proceso evolutivo. El verbo
aquí usado como “produzcan” o “enjambren” también se usa con el
significado de “multiplicar abundantemente. El término no sólo se
aplica a los peces sino a todos los animales acuáticos, desde los
más grandes hasta los más pequeños y también a los reptiles.
Las grandiosas obras de Dios realizadas en los días previos fueron ciertamente admi-
rables, pero la naturaleza recibió su ornamento en el quinto día. Estos seres recibie-
ron una bendición que no fue dado ni a los productos inanimados de la creación de
Dios ni a las plantas. Esta bendición se enfoca en su propagación y aumento: “fructificad
y multiplicaos”.
Sexto día (v.24-31): Dios creó los animales terrestres y al hombre
El registro bíblico refuta la teoría evolucionista por la cual las formas superiores de vida evolu-
cionaron de las inferiores y sugiere que todavía resultaría posible producir materia viviente de la
tierra inanimada. La creación del hombre y su instalación como gobernante de la tierra pusieron
fin a la creación de todas las cosas terráqueas.
La evaluación realizada al fin del sexto día, abarca todas las obras completadas durante los días
anteriores: “…he aquí que era bueno en gran manera…” (Génesis 1:31). Cada cosa era perfecta
66 Génesis 1:20 registra la creación de la vida marina desde los animales más grandes hasta los más pequeños. El animal más grande que existe
ahora es la ballena azul que pesa 95 toneladas y tiene unos 35 metros de longitud. Esta ballena es el mamífero que crece con mayor rapidez.
Su huevo apenas visible, pesa un miligramo, pero crece hasta alcanzar un peso de 29 toneladas en sólo 23 meses (Arthur J. Ferch).
Esto explícitamente indica que los animales marinos y alados, comenzaron
juntos en la creación, y no a través de un proceso evolutivo. El verbo
aquí usado como “produzcan” o “enjambren” también se usa con el
significado de “multiplicar abundantemente. El término no sólo se
aplica a los peces sino a todos los animales acuáticos, desde los
Dios ni a las plantas. Esta bendición se enfoca en su propagación y aumento: “fructificad
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en su clase, cada ser tenía la capacidad mental fijada por el Creador y estaba aparejado para
cumplir el propósito de su creación.
Séptimo día (v. 2:1-3): Dios descansó su obra
La terminación de la creación de Dios consistió en la cesación (heb. Shabath), en la bendición y
la santificación de su obra creadora en el séptimo día. La creación, en si misma, formó parte de
la terminación de la obra.
Según las palabras del texto, los seis días de la creación fueron días literales de 24 horas, pues
el mismo Decálogo declara enfáticamente que Dios habiendo trabajado seis días, descansó el
séptimo día de la semana de la creación (éxodo 20:11).
Sin embargo, el reposo de Dios no fue resultado del agotamiento o la fatiga (Isaías 40:28), sino
el cesar de una ocupación de rutina. De esta manera que el hombre disfrutaría de la comunión
con su pareja, y la oportunidad de reflexionar en el amor y la bondad de su Creador.
LOS DÍAS DE LA CREACIÓN: ¿FUERON DÍAS LITERALES?
Al margen de las evidencias científicas que avalan una
creación joven e instantánea, existe una teoría teoló-
gica denominada comúnmente como “teoría de la era-
día”, el cual trata de forzar el relato bíblico y aplicarlo a
la filosofía evolucionista.
Aunque es verdad que la palabra hebrea para “día” (yom)
puede tener varios significados dependiendo del contex-
to. Sin embargo, cuando todos los hechos se unen, es cla-
ro que Dios nos quiso decir que toda la creación se dio en
un período de seis días literales de 24 horas.
A continuación examinaremos algunas razones para considerar que los días de la creación fueron literales.
1. Cada día de la creación termina con la afirmación: "y fue la tarde y la mañana del día
primero, segundo, etc." (Génesis 1:5,8,13,19,23,31).
Un día literal tiene tarde y mañana; es decir, parte clara y parte oscura. Si fuese un largo
período de tiempo surge la interrogante: ¿Cuánto tiempo equivale a la tarde y cuánto a la
mañana? Esto se prestaría a interminables especulaciones y conjeturas.
2. La manera breve en que es narrada la creación indica lo corto del tiempo entre día y día.
Si cada día de la creación fuese un período geológico de miles o millones de años; tendría-
mos la dificultad de explicar cómo a partir del tercer día las plantas pudieron haber existido
sin luz del sol; ya que éste (el sol) fue recién creado el cuarto día; pues sabemos que los
vegetales sin la luz del sol no pueden existir.
3. En Génesis 1 la palabra hebrea traducida como "día" es YOM.
Cuando la palabra “día” es usada junto a un número ordinal, tal como “día primero”, “día
segundo”, etc., siempre se refiere a un día literal de 24 horas. Esto es verdad en el 100% de
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las veces. Y se mantiene como verdadero las 359 veces en que la palabra “día” es usada
con un número fuera de Génesis 1.
4. La observancia del sábado tiene sus raíces en la semana de la creación.
Si los primeros 6 días de la creación hubiesen sido largos períodos (“miles” o “millones de
años”), ello implicaría que el séptimo día también lo fue. En ese caso sería ilógico pensar
que Dios demande del hombre el descanso de un tiempo tan largo (Éxodo 20:8-11). Ade-
más, en el libro de Levítico 23:32 refiriéndose al reposo lo cita como un día de 24 horas.
5. Los restos fósiles.
Si consideramos a los días de la creación como extensos períodos de tiempo. Los fósiles
podrían representar los restos de plantas y animales que vivieron y murieron durante esos
largos períodos,67
luego tendríamos serios problemas relacionados con el origen del peca-
do. La Biblia deja bien claro que la muerte entró en este mundo debido al pecado de Adán
(Romanos 5:12). Si los fósiles sepultados se fueron acumulando durante esos largos e inde-
finidos “días creativos”, tendríamos evidencias de que hubo muerte antes de la creación de
Adán y Eva; lo cual bíblicamente es imposible.
Se puede concluir, que la única explicación razonable y concordante con el relato bíblico para
entender el período de tiempo de la semana de creación es una semana literal. La creación tuvo
lugar exactamente en seis días. La Escritura nos dice que Dios descansó después del sexto día
cuando la creación estaba completa (Génesis 1:31 y 2:1-3).
CiTaS SelecTaS
“Así como el sábado, la semana se originó al tiempo de la creación, y fue conservada y transmi-
tida a nosotros a través de la historia bíblica. Dios mismo dio la primera semana como modelo
de las subsiguientes hasta el fin de los tiempos. Como las demás, consistió en siete días literales.
Se emplearon seis días en la obra de la creación; y en el séptimo, Dios reposó y luego bendijo
ese día y lo puso aparte como día de descanso para el hombre”.68
“La suposición de que los acontecimientos de la primera semana requirieron miles y miles
de años, ataca directamente los fundamentos del cuarto mandamiento. Representa al Creador
como si estuviese ordenando a los hombres que observaran la semana de días literales en me-
moria de largos e indefinidos períodos. Esto es distinto del método que él usa en su relación con
sus criaturas. Hace oscuro e indefinido lo que él ha hecho muy claro. Es incredulidad en la forma
más insidiosa y, por lo tanto, más peligrosa; su verdadero carácter está disfrazado de tal manera
que la sostienen y enseñan muchos que dicen creer en la Sagrada Escritura”.69
“Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el espíritu de
su boca... Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió.’ (Salmos 33:6,9). La sagrada escritura
no reconoce largos períodos en los cuales la tierra fue saliendo lentamente del caos. Acerca de
cada día de la creación, las Escrituras declaran que consistía en una tarde y una mañana, como
todos los demás días que siguieron desde entonces”.70
67 Obviamente, si el desarrollo de la vida involucró millones de años, en el proceso evolutivo la muerte ocurriría una y otra vez. La teoría de la
evolución sobre la cual se basa la escala geológica de tiempo, sugiere que la muerte es un fenómeno natural que ha ocurrido desde el momento
que comenzó la vida.
68 White, Patriarcas y profetas, 102.
69 Ibid., 103
70 Ibid.
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“Se pretende que se requieren millones de años para que la tierra evolucionara del caos, y a
fin de acomodar la Biblia a esta supuesta revelación de la ciencia, se supone que los días de la
creación han sido vastos e indefinidos períodos que abarcan miles y hasta millones de años. Se-
mejante conclusión es enteramente innecesaria. El relato bíblico está en armonía consigo mismo
y con la enseñanza de la naturaleza”.71
ConcluSioneS
1. La aparición de la tierra y todo cuanto ella contiene no fue el fruto de un accidente o casua-
lidad, sino de un Creador.
2. La aparición del hombre no obedece a una evolución a partir de seres irracionales faltos de
conceptos morales, éticos y estéticos propios del ser humano, sino que éste lleva el sello de
su Creador.
3. Toda la creación nos habla de una inteligencia suprema que la trajo a la existencia.
4. La aparición de los diversos seres vivientes tanto vegetales como animales no surgieron por
un mero cambio en los materiales inorgánicos, quienes en común de acuerdo se organizaron
llegando a ser activados. La vida sólo proviene de la vida. Dios es el dador de la vida (Hechos
17:28).
5. Lo que el mundo realmente necesita saber hoy, es que Dios creó al hombre no mediante un
largo proceso de evolución, sino en un solo momento, y que hoy es capaz de volver a crear
un nuevo hombre mediante el nuevo nacimiento. Sólo esta clase de Dios puede salvarnos
del pecado y darnos esperanza para el futuro.
71 White, La educación, 128,129.