La teología de la creación ha evolucionado a lo largo de la historia. En el Antiguo Testamento se enfocaba en explicar la intervención de Dios en la historia, mientras que en el Nuevo Testamento se conecta la creación con la salvación. Tomás de Aquino destacó que la creación es continua y dinámica, y que el hombre es cocreador al modificarla con su inteligencia. La creación es un acto único para Dios pero se puede entender como inicial y continua para explicarla.
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TEOLOGÍA DE LA CREACIÓN
La teología de la creación es un tema que se ha estudiado con poca dedicación, en
ocasiones ha bastado con una ligera interpretación sobre el texto del Génesis 1,1-2, 4ª; no
obstante, con la revolución copernicana y las teorías darwinistas, una rigurosa teología de
la creación se hace necesaria, porque el mundo necesita explicaciones lógico-racionales,
no dogmas o mitos.
Teología de la Creación en el Antiguo Testamento
Ante esta necesidad, valiéndose de los métodos hermenéuticos y una rigurosa exégesis
bíblica, se volvió a releer el texto sagrado, encontrando que Gn 1,1-2, 4a y Gn 2, 4b-3,
pertenecen a dos fuentes diferentes, de igual manera al comparar estos relatos con las
cosmogonías de los pueblos circunvecinos, se pudo descubrir que estos relatos no eran
originales.
En todo caso, lo que importa no es la originalidad del texto, sino el sentido en
relación con la historia, porque el pueblo de Israel, no conoció a Dios como creador, sino
como un Dios que interviene en la historia; por consiguiente, creador. Esta afirmación
encuentra su sustento en (Jos 10,5-13), porque Dios al detener el sol para favorecer a su
pueblo, se muestra con poder sobre la naturaleza que él mismo a creado. Algo parecido
ocurre en (Jue 4-5) y los frutos de la acción liberadora en (Ex 15,1-18).
Ya en el profetismo la concepción sobre la relación de Dios con la Creación va
cambiando, Dios “puede hacerse presente no ya en el huracán o en el temblor de tierra o
en el fuego, sino en la brisa (1 Re 19,11-13)” (Ruiz de la Peña, 1988)., en Amós
encontramos tres doxologías que hablan de la creación (Am 4,13; 5,8-9; 9,5-6), aunque
hayan sido introducidas con fines litúrgicos.
Posteriormente en Jeremias encontramos textos explícitos sobre la creación (Jer
32,17; 33,25-26.11). Pero “es el Deuteroisaías quien desarrolle sistemáticamente la idea
como elemento conductor de su mensaje profético: “lo mismo que se creó un pueblo de
la nada, lo recreará de nuevo.” (Is 40 ss.)”. Ello es posible y cierto porque Yahvé es el
todopoderoso, el creador de cielo y tierra (Ruiz de la Peña, 1988, pág. 27).
En esta perspectiva, para el profetismo de Israel, si Dios puede intervenir en la
historia y en la naturaleza, es porque él es el creador de todo cuanto existe, de no ser así
no podría. «él está sentado sobre el orbe terrestre, cuyos habitantes son como
saltamontes... El aniquila a los tiranos, y a los árbitros de la tierra los reduce a la nada...
Alzad a lo alto los ojos y ved: ¿quién ha hecho esto?... Dios desde siempre es Yahvé,
creador de los confines de la tierra» (Is 40,22-28); «así dice el Dios Yahvé, el que crea
los cielos y los extiende... Yo, Yahvé, te he llamado... te he destinado a ser alianza del
pueblo» (Is 42,5-6); «asi dice Yahvé, tu redentor...: yo, Yahvé, lo he hecho todo... Yo
digo a Jerusalén: ‘serás habitada', y a las ciudades de Judá: ‘seréis reconstruidas'» (Is
44,24-26).
Teología de la Creación en el Nuevo testamento
En el nuevo testamento la comprensión teológica de la creación es más completa, pues ha
pasado por una larga tradición, parece existir una gran seguridad sobre este hecho. La
palabra que había resonado -en el principio-, por la que fueron hechas todas las cosas,
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otorgaba a la creación un carácter de revelación “En el principio era la Palabra y la palabra
era Dios” (Juan 1, 1). Pero lo que se resalta es que toda la historia de la salvación, desde
la creación hasta la muerte y resurrección de Jesús es consistente. En la interpretación de
Bulmann, Dios tenía un solo plan en la historia de la salvación, la creación para el hombre
y la redención del mismo hombre mediante su propio hijo. (Bultmann, 1978).
En este contexto, podemos entender que en el mensaje de Jesús sobre la creación
estaba implícita o se daba por supuesta la idea de que el padre es el creador de todo “El
mundo y todos sus seres proceden de Dios, «el Señor del cielo y la tierra» (Mt 11, 25).”
(Ruiz de la Peña, 1988, pág. 64). En los sinópticos encontramos algunos textos que hacen
alusión a un comienzo absoluto (Mt 13,35; 25,34; Lu 11,50) (con la variante de Mc
13,19), lo mismo sucede en el resto del Nuevo testamento: (Jn 17, 24; Ef 1, 4; 1 P 1, 20).
En la Teología Paulina encontramos dos textos (1 Co 8, 6 y Col 1, 15-20), que
ubican a Jesús en la misma categoría de Dios y por lo mismo cofundador del universo,
aunque también se puede diferenciar “al Padre es el principio y el fin y a Cristo es el
mediador de la creación como y porque lo es de la salvación, es decir que todo se hizo
por él y para él. La idea hunde sus raíces en santo Tomás, quien hablaba de la creación
ex nihilo para referirse al momento inicial del universo y a la creación continua que
mantenía y sostenía en Dios todo lo creado.
Tomás de Aquino, resalta la idea de que la creación ex nihilo, lo que implica que
“todo lo creado tiene en Dios su fuente absoluta” (Casadesús, 2014, pág. 72); es decir, en
esta creación Dios comunica el ser y esta comunicación debe seguir después porque “la
creación divina del ser, que es la creación, es relación continua de Dios con su creación”
(Casadesús, 2014) Por tanto, la idea de creación inicial ex nihilo y la idea de creación
continua son inseparables. Esto significa también que la Creación es dinámica se renueva
constantemente, está en cambio y ella misma con sus leyes universales está en constante
recreación.
Ahora bien, de cara a rol del ser humano en esta concepción, que dicho sea de
paso, parece ser la más adecuada, es cocreador; porque es el único ser con inteligencia y
fuerza de voluntad, capaz de modificar esa creación inicial, así también lo concibe
Gastaldi (1983), porque según TAbaczek es “el acto de mantener a la criatura en sentido”
(Tabaczek, 2016, pág. 136).
A manera de Conclusión
En el Antiguo testamento, el acto creacional, únicamente parece importar para completar
el relato faltante de la intervención de Dios en la Historia, en el Antiguo testamento en
general, se busca acoplar un relato explicativo sobre el origen de todo, al igual que el
resto de pueblos. En el profetismo se empieza a relacionar el poderío de Dios con su
fuerza creadora.
En el Nuevo Testamente, la idea de Dios como creador, esta implícita en el
mensaje de Jesús, pero ésta se convierte en el eje transversal que une el momento de la
creación con la plenitud de los tiempos. En el medio evo, Santo Tomás elabora una
teología de la Creación haciendo hincapié que ésta es inhalo, pero que no es una obra a
cabada, sino que se sigue recreando por sus propias leyes, donde el hombre al conocer
estas leyes y transformar dicha creación, adquiere la categoría de cocreador. No obstante,
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tenemos que tener presente que nosotros necesitamos hablar, para entender, de creación
ex nihilo y creación continua, pero para Dios, es el mismo acto (Tabaczek, 2016, pág.
149).
Referencias
Bultmann,R.(1978). DasEvangeliumdes Johannes. Gottingen.
Casadesús,R.y.(2014). “El conceptoclásicode creación.En R. y. Casadesús, Trinidad universo
y persona.Teología en cosmovisión evolutiva (págs.67-102). Estela:VerboDivino.
Gastaldi,I.(1983). El Hombre. Quito:Edipuce.
Ruizde la Peña,J.(1988). Teología dela Creación. Bilbao:Sal Terrae.
Tabaczek,M. (2016). Emergence andDownwardcausationreconsideredintermsof the
aristotelian-thomisticviewof causationandDivine action. Scientia etFides,4(1), 115–
149.