Amós advierte a Israel sobre los peligros de desear el día del Señor sin arrepentimiento, describiéndolo como un día de tinieblas y castigo en lugar de luz. Amós denuncia la falta de adoración verdadera y justicia en Israel, con cultos vacíos y corrupción desenfrenada. Exhorta a que corra la justicia como las aguas, anticipando juicio pero también redención futura para un remanente justo.