La obra de teatro "El cartógrafo", escrita por Juan Mayorga y protagonizada por Blanca Portillo y José Luis García-Pérez, trata sobre la búsqueda de un antiguo mapa del gueto de Varsovia y la búsqueda de la identidad propia. La obra plantea preguntas sobre la necesidad de aprender las lecciones del pasado y evitar repetir los errores del Holocausto al no defender a los refugiados, pero no ofrece soluciones sino invita al público a reflexionar. García-Pérez destaca lo complejo y ext
TRIFOLIO DIA DE LA TIERRA.pdf Perdida libertad y educación social. • Pérdida ...
José Luis García-Pérez: europa no defendió a los judíos y ahora cae en el mismo error
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José Luis García-Pérez: «Europa no defendió a los judíos y
ahora cae en el mismo error»
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Protagoniza junto a Blanca Portillo «El cartógrafo», de Juan Mayorga, que
estará en la Naves del Matadero del 26 de enero al 26 de febrero
José Luis García-Pérez
Gonzalo Pérez
En la Varsovia actual, Blanca oye la leyenda del cartógrafo del gueto. Un viejo cartógrafo se empeñó, mientras
todo moría a su alrededor, en dibujar el mapa de aquel mundo en peligro; pero como no podía salir a buscar los
datos necesarios, salía su nieta para él. Blanca toma por verdad la leyenda y se lanza a la búsqueda del viejo
mapa y, sin saberlo, a la búsqueda de sí misma. «El cartógrafo» es una obra sobre esa búsqueda y aquella
leyenda, escrita por Juan Mayorga –que también la dirige– . Estará en las Naves del Matadero hasta el 26 de
febrero protagonizada por Blanca Portillo y José Luis García-Pérez, dos actores monumentales que, solos, dan
vida a 12 personajes.
–¿Es una obra compleja?
–Los textos de Mayorga apuntan muy alto siempre y creo que ésta es una de sus obras más completas. Yo diría
que es compleja desde dentro, pero no para el público, al que llega de forma clara y rotunda con toda su
complejidad.
–Debe ser extenuante interpretar a nueve personajes
–A mí me gusta este tipo de teatro de esfuerzo físico. Para mí es más dura la parte emocional que arrastra la
función. Como la disfrutamos de principio a fin, vale la pena este sufrimiento.
–¿Qué es «El cartógrafo»?
–No es una visión cartográfica de Varsovia, va más allá. El mapa que buscan los personajes es el de sus
propias vidas. Hay dos planos temporales, el gueto de Varsovia y el actual, buscan un mapa humano que rompa
la dictadura del presente que invita a no mirar atrás, pero cualquier presente está compuesto de miles de
pasados que no se pueden olvidar. No hay un presente sano si no está curado del pasado.
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2. –¿Dónde lo llevamos?
–Dentro de cada una de nuestras capas celulares y nos conforma como presente. Bajo cada loseta que
pisamos hay una alegría, un dolor, un nacimiento, una muerte... quizá una mentira por descubrir.
–¿Tendríamos que aprender la lección del pasado?
–Deberíamos haberla aprendido, pero por más que se dice, nunca lo hacemos. Esta obra podría suceder ahora
mismo y de hecho está ocurriendo en el Mediterráneo.
–Viendo los campos de refugiados, ¿aprendió Europa la lección del Holocausto?
–Evidentemente no. Europa no supo defender a los judíos y ahora está cayendo en el mismo error. Lo duro es
que cuando hablamos de esto nos resulta fácil hacerlo siempre en tercera persona y Europa somos nosotros.
Los judíos a los que dimos la espalda eran tan europeos como tú y yo. Ahora son nuestros vecinos los
necesitados.
–¿Buscar el mapa es buscarse uno mismo?
–Cada uno ha de hacerse su mapa y, como el cartógrafo, decidir qué dejamos dentro y qué fuera. Marcar en él
los lugares unidos a nuestras emociones. Yo no soy de hacer fotos porque pienso que los recuerdos son más
valiosos. La foto nunca me dará la emoción del recuerdo, la vivencia emocional no aparece en ella, pero si
damos la espalda al pasado, esa vivencia tampoco aparecerá.
–¿La obra toma partido o invita a reflexionar?
–No plantea soluciones, formula preguntas que invitan a la reflexión. Nuestra visión filosófica del teatro es que
éste no sirva para lanzar proclamas contundentes, sino para que el mensaje cale en el intelecto.
–Esto involucra al espectador.
–Requiere una actitud activa, como dice Mayorga. Su teatro no busca complacer, mueve a pensar, a reflexionar
y más en esta función escrita para doce personajes que hacemos dos actores. Resulta imprescindible la
imaginación y la acción emotiva e intelectual del espectador. Como un actor más. La intención final es entrar en
su alma.
–¿Qué supone un papel así para un actor?
–Te hace pensar y crecer. Además de un gran placer, es una oportunidad de crecimiento en todos los sentidos y
profesionalmente me hace sentir orgulloso.
–¿Y ser dirigido por el autor?
–También. Para mí, Mayorga es mejor autor contemporáneo y como director es muy poroso. Ha dejado al autor
en casa y aquí ha venido como director.
–Su química con Blanca es evidente.
–Me faltan palabras para definir a una actriz del tamaño de Blanca. Nos lo pasamos muy bien juntos. Me ha
dirigido y lo teníamos hablado, dijimos que la próxima sería mirándonos a los ojos en el escenario.
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2/2