José Luis García-Pérez un actor con voz chispeante y palabras mágicas
Jose Luis Garcia Perez: "El teatro es la voz de la gente debe contar lo que ocurre con el texto que sea"...
1. "El teatro es la voz de la gente, debe contar lo que
ocurre con el texto que sea"
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José Luis García-Pérez. Actor
El intérprete protagoniza el montaje del 'Don Juan Tenorio' de Zorrilla que dirige Blanca Portillo con
versión de Juan Mayorga y que se representa esta semana en el Teatro Cervantes
Pablo Bujalance málaga | Actualizado 10.03.2015 - 08:03
Actor de raza, curtido en la época dorada del Centro Andaluz de Teatro, José Luis García-Pérez
(Sevilla, 1972) sostiene en su modo de hacer y entender el oficio la mejor tradición del teatro español,
así como su sabia traducción al cine. En 2011 se puso a las órdenes de Blanca Portillo en la
celebrada La avería de Dürrenmatt y recientemente ha vuelto a hacerlo para una lectura del Don Juan
Tenorio de Zorrilla con versión de Juan Mayorga y con Eduardo Velasco, Juanma Lara y Luciano
Federico (entre muchos otros) en el reparto, que se ha convertido en el montaje de mayor éxito de la
presente temporada. Desde el próximo jueves 12 y hasta el sábado 14, el envite podrá disfrutarse en
el Teatro Cervantes de Málaga.
-En las declaraciones que he leído de Blanca Portillo sobre el montaje se percibe una intención
de ajustar cuentas con Don Juan. Casi una cuestión personal.
-Sí, es una cuestión personal, pero la compartimos muchos. Casi todo el mundo cree conocer la obra
de Zorrilla, pero en la misma hay cosas que, por el contrario, a menudo se ignoran. Al principio, al
presentarse, el propio personaje habla de sí mismo como de alguien que ha asesinado a más de
setenta personas, que ha vendido mujeres y que ha sembrado la amargura a su paso. La escena
famosa con Doña Inés ocurre justo después de que Don Juan haya violado a Doña Ana de Pantoja en
su casa y justo antes de matar a su padre. Si tenemos en cuenta todo esto, el Tenorio que
presentamos es el más real posible.
-¿Y qué influencia ejerce la redención final con la que Zorrilla rescata al personaje?
-Pero Don Juan no se redime. Es Doña Inés quien lo hace por él. Así que, en realidad, la redención
también habría que relativizarla.
-¿Ni siquiera en un contexto romántico?
-Es que no creo que Don Juan Tenorio sea un personaje romántico. Sí lo es la obra, así como el
lenguaje. Pero el protagonista encarna justo lo contrario. Hay quien incluso lo considera un héroe.
Pero, a poco que uno se aproxime al texto, se dará cuenta de que esto no es así. Desde luego, la
posibilidad de que se trate de un héroe nunca estuvo en la baraja de este montaje.
-¿Y qué queda, según esta interpretación, de la encarnación de cierto arquetipo español?
-Ésa es otra idea muy extendida. Si Don Juan Tenorio posee algún rango de representatividad social,
si verdaderamente es un arquetipo, mejor apaga y vámonos. Aunque lo cierto es que en la actualidad
sigue habiendo muchos donjuanes y doñajuanas dispuestos a conseguir sus objetivos a costa de
cualquiera, a pasar por encima incluso de sí mismos. Y de estos especímenes trata la obra.
2. -Uno de los aspectos esenciales de la obra de Zorrilla es el lenguaje, con un vocabulario
abrumador. ¿En qué medida es este lenguaje protagonista en la versión de Juan Mayorga?
-La versión es extremadamente respetuosa. Es más, creo que la nuestra es una de las producciones
más fieles que se han hecho respecto al texto original. Mayorga se ha limitado a limpiar un poco
algunos de los pasajes más densos y a darle a la obra la uniformidad necesaria. Pero presentamos al
público un montaje de casi dos horas y media precisamente porque hemos queridos ser muy
respetuoso y mostrar Don Juan Tenorio con el mayor rigor posible.
-A estas alturas, ¿cómo se lleva usted con el personaje en su fuero interno?
-Me llevo muy bien con él. Como persona, lo detesto. Como actor, lo adoro. Y creo que él tiene
sentimientos afines hacia mí. Por eso intento que me sirva para ser mejor en ambos términos.
-En este sentido, dada su condición de dulce tradicional para los actores del teatro español,
¿cómo le ha permitido Don Juan crecer como intérprete?
-Don Juan me permite ser mejor actor porque requiere la puesta en marcha y la implicación, al
máximo, de todas mis habilidades. Aunque en esto también tiene mucho que ver Blanca Portillo, que
exige a sus actores mucho más allá del cien por cien. Tampoco les pone las cosas precisamente
fáciles al espectador. Así ocurrió en La avería, y así vuelve a suceder ahora. Pero entiendo que así
debe ser. El mejor teatro es el teatro que exige. La recompensa luego es mayor.
-Imagino que las funciones del Tenorio son de ésas que hacen salir a sus actores del teatro
con dos kilos de menos.
-Sí, así es. Exactamente.
-Y respecto a la exigencia, ¿tal vez uno de los problemas del teatro español actual es que la
mayoría de lo que se produce es demasiado fácil? ¿Le llega todo al público demasiado
masticado, demasiado blandito?
-Habría mucho que analizar sobre eso. La situación del teatro es hoy día muy difícil, resulta muy
complicado producir y distribuir, y te hablo como productor. Esto supone, como consecuencia directa,
que una gran parte del público se ha acostumbrado a ver cuatrocientas funciones de monólogos y ya
considera, por tanto, que eso es lo normalidad y que un esfuerzo superior constituye algo
extraordinario. En Don Juan Tenorio ha habido una apuesta decidida por hacer una gran producción,
de un tamaño monumental, con un reparto amplio y con un trabajo escenográfico y visual muy
importante, porque queremos afectar a todos los sentidos. Queremos llevar al espectador a una gran
experiencia, sobreponernos de alguna manera a la tendencia de que como mucho haya dos actores
en un escenario desnudo. Pero, respecto a lo que preguntas, sí que se percibe a menudo una falta de
intención en quienes hacen teatro. Creo que el teatro es la voz de la gente, y que por eso debe contar
lo que ocurre, con el texto que sea. El teatro que no asume este compromiso adolece de falta de
intensidad.
-¿La intención es entonces el mejor antídoto contra el IVA, mientras el Gobierno se decide a
bajarlo de una vez?
-Como te decía, nosotros tomamos la decisión de hacer una gran producción y, con ello, asumimos un
riesgo. El IVA no ayuda, claro. De entrada, te obliga a elevar el precio de las entradas. Pero hasta
ahora, y cruzo los dedos, hemos contado las funciones por llenos. Al público le encanta este Don
Juan. Y creo que sí, que si ofreces un espectáculo potente, con esa intención, la gente va a responder
a pesar del IVA. No sé cuánto cuestan las entradas en el Cervantes...
3. -Desde 11 euros la más barata hasta 30 euros la más cara. Se trata de un teatro público, eso sí.
-Pues no me parece en absoluto caro para una producción como este Don Juan Tenorio.
-¿El poder político se frota las manos cada vez que alguien dice que el teatro es caro?
-Sí, seguramente sí. Volvemos a lo mismo de antes: si se bajara el IVA sólo al 10%, las entradas
serían más baratas. O sería mayor el beneficio para las compañías y productoras, con lo cual se
podría llegar a más sitios. Pero me parece importante dejar clara la idea de que el teatro no es caro.
O, al menos, de que no debería parecerlo. Con permiso del resto de las artes, el teatro es la que más
nos define como especie. El ser humano se dedica desde sus orígenes a contar historias, a hacer de
cuentacuentos. ¿Qué precio se le puede poner a eso? ¿Cómo una dimensión tan esencial de la
humanidad va a ser cara? No tiene sentido.