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CIENCIAS
PSÍQUICASVolumen I Julio de 2017
DIARIO DE
Número 5
CIENCIAS
PSÍQUICAS
“Los científicos, particularmen-
te cuando dejan el campo en
que se han especializado, son
tan ordinarios, obstinados y
poco razonables como cual-
quier otro, y su privilegiada
inteligencia hace sus prejuicios
todavía más peligrosos.”
(H. J. Eysenck)
En este número
Este número va dedi-
cado a las mesas girato-
rias o mesas parlantes.
Desde los inicios del espi-
ritualismo moderno las
mesas han tenido una
parte fundamental en la
comunicación con el otro
mundo; veremos los dife-
rentes inventos que se
han utilizado en las me-
sas para la investigación
y también cómo llevar a
cabo una sesión de mesa
giratoria y veremos a la
psíquica de telequinesis
Stanislawa Tomczyk.
Hombre en estado cataléptico aguanta el peso de una mujer
En la actualidad no hay ningún médium público de fenómenos físi-
cos sobre el que no caiga sospechas fundadas de fraude. Hay perso-
nas que no son objetivos y que los defienden más por simpatía y amis-
tad al principio y después por obligación ya que si admiten que fueron
engañados creen que su reputación y todos sus testimonios pueden
ser desacreditados, pero es mejor aceptar que se ha sido engañado
que mantener la mentira. Uno ve por internet grupos espiritistas defen-
diendo a sus médiums (grupos sobretodo ingleses) a capa y espada
porque en muchos casos les reporta ingresos económicos.
La forma de luchar contra estos engaños es conocer la verdad, sea
cual sea y para eso hay que leer y ver buena información objetiva.
En portada la imagen de la materialización de Katie King, a través
de la médium física Florence Cook.
DIARIO DE
Volumen I Número 5Julio de 2017
índice
La iglesia y los fenómenos psíquicos ………………………………………………… 4
Mesas Giratorias …………………………………………………………………………………… 6
Experimentos con mesas giratorias ……………………………………………………………... 11
Cómo hacer la experiencia de las mesas ………………………………………………………. 20
Poseyendo el poder del alma de las cosas (Stanislawa Tomczyk ) …………………………. 30
Carta de Crookes a Madame B. de San Petersburgo (12-5-1900) ………………………….. 47
Sesión de materialización de Alec Harris ……………………………………………………….. 48
Extracto de una carta escrita por C.C. Massey al Coronel R. S. Olcott (17-12-1875) ……. 49
El pelo de Katie King ………………………………………………………………………………. 50
Menciones ………………………………………………………………………………………….. 50
Ilusiones ópticas …………………………………………………………………………………... 51
Núcleo de las investigaciones psíquicas ………………………………………………………... 52
Contribuciones
Donaciones literarias: Puede ayudar donando libros de autores que sean mencionados en la
web o en esta revista. Las donaciones pueden ser actas, revistas, cintas, vídeos, … relacio-
nados con la parapsicología, las ciencias psíquicas, espiritismo. También recortes de perió-
dicos, diarios, noticias, revistas, … Puede fotocopiar y escanear cualquier material relevante
como los anteriores. Puede ir a su biblioteca y sacar libros, con una cámara de fotos fotogra-
fiarlo o escanearlo. También es útil las imágenes de materializaciones, ectoplasmas, levita-
ciones, y otros fenómenos psíquicos.
Diseminación: Pase información del sitio web y estas revistas a compañeros y conocidos.
Informen a los administradores web de otros sitios si pueden incluir un enlace a la web. Es-
criba a los redactores de revistas, radios, televisiones informando de la web. Comparta en
redes sociales las fotografías, artículos, libros, revistas de la web. A través de FaceBook po-
drá compartir todo el material, comentar, darle “me gusta”, opinar. También puede utilizar
otras redes como Twitter, Vk, etc.
4
La iglesia católica en España, y seguramen-
te en el resto de los países donde está instau-
rada ha hecho, está haciendo y hará un gran
daño a los fenómenos psíquicos de proporcio-
nes incalculables. La iglesia tratará siempre de
sacar partido a todo lo que pueda sacar partido
para estar reforzada. La iglesia obtiene gran
rendimiento del “demonio”, si el demonio exis-
te, entonces ellos podrán sobrevivir ya que ella
es “la salvadora” contra los demonios. El pro-
blema radica en que un gran porcentaje de ca-
sos psíquicos no tienen nada que ver ni de le-
jos con la supuesta figura del demonio (en ca-
so de que existiera, y que probablemente no
exista). Cuando sucede un fenómeno psíquico,
por ejemplo, un poltergeist; la gente no irá co-
rriendo a buscar a un científico, aunque en es-
tado normal, en un día normal digan que sí, en
el momento de los fenómenos sus mentes irán
a la idea “¿Y si al final es un demonio de ver-
dad?”, la primera o de las primeras ideas des-
pués de decidir espera a ver si todo pasa es
llamar a un cura o un sacerdote, los cuales
suelen ir y después de hacer sus bendiciones
el poltergeist sigue igual o peor. Esto produce
que las personas entre en más pánico que ha-
bía al principio. Si la familia tiene creencias en
contra de la iglesia tal vez dejen entrar a los
investigadores para coger las riendas, pero
sino, esto entrará en una espiral de pánico.
A la iglesia le interesa esto, porque cada ca-
so de poltergiest donde sale la idea de
“demonio”, hay otra idea adjunta que es el con-
trario, “la iglesia”. Lo que se busca es que esa
familia, los amigos, la ciudad y hasta donde
llegue crean que es un demonio y se acerque
más a la iglesia.
La gente afectada por estos fenómenos
pueden ser personas con carrera universitaria,
pero de nada sirve cuando en el inconsciente
se ha grabado desde años atrás la posibilidad
de que el demonio existe y viene a cogernos;
llega un punto en el que la razón deja vía libre
a la superstición, en ese momento el caso está
perdido.
Los investigadores que hay dentro de la iglesia
no ayudan a la solución. Los exorcismos se
hace una y otra vez bajo la premisa de que es
el diablo el que está al mando del cuerpo, sin
tener en cuenta las otras explicaciones psíqui-
cas, pues a la iglesia no les interesa ni puede
admitir otra (después de descartar la posibili-
dad de la enfermedad mental).
Otra de las premisas de la iglesia es: No
existe la comunicación entre los vivos y los
muertos. Esta premisa no admite discusión pa-
ra ellos, así que a partir de ella todos los fenó-
menos psíquicos quedan explicados bajo este
manto de visión reducida. El investigador Os-
car González Quevedo era capaz de explicar
todos los fenómenos psíquicos como fenóme-
nos paranormales producidos por las perso-
nas, desde el punto animista, pero nunca admi-
tía la posibilidad de la comunicación con los
muertos, pues es una premisa (injustificada) de
la iglesia. Así afirmaba libremente que por
ejemplo William Crookes estaba equivocado;
también que las materializaciones enteras de
fallecidos eran falsas; en cambio era capaz de
admitir que existían milagros sin explicación,
eso sí, milagros asociados a la iglesia, no se
molestaba en pensar que podían ser también
parte de fenómenos psíquicos. Todo eso pro-
duce una “ceguera” en los investigadores de la
iglesia, reduciendo su capacidad investigadora.
En España la iglesia ha influido mucho ya
que después de la 1ª Guerra Mundial entre
unas cosas y otras y la llegada de la Segunda
Guerra se instauró al mando un dictador que
apoyaba a la iglesia y viceversa, durante 40
años, dejando instaurado en el inconsciente de
la gente la idea de que el demonio está al ace-
cho y si no estás cerca de la iglesia te cogerá y
te llevará al infierno, esto está grabado en la
mayoría de los subconscientes, la mayoría de
la gente ni se imagina que esas ideas están en
La iglesia y los fenómenos psíquicos
5
su mente, preparadas para salir en el momento
adecuado, el momento de la aparición de los
fenómenos psíquicos.
En el caso del cine, las películas de terror
buscan crear miedo, para eso se hacen; y no
es casualidad que la mayoría de las películas
de miedo de gran alcance tengan “el demonio”,
los fenómenos paranormales y “un sacerdote”
por en medio. Este eje de demonio-fenómenos
paranormales– sacerdote, está sustentado por
la idea inconsciente que tienen la mayoría de
personas, de esta forma la película tiene casi
todo el trabajo hecho, el miedo ya está en las
personas, ahora sólo tienen que ponerlo en
imágenes con un poco de trama y el miedo sal-
drá solo, simplemente hay que apretar la
“teclas” adecuadas que están instauradas en el
inconsciente de la mayoría de la gente de los
países cristianos, las mismas ideas que frenan
a los intentos de investigaciones psíquicas.
Esta resistencia de la gente a dejar de lado
a la iglesia durante los fenómenos psíquicos
hace que esta ciencia esté abocada al fracaso,
pues cuando un investigador llegue y la familia
no vea resultados inmediatos van a recurrir a la
iglesia que tenga resultados o no, toma-
rá el mando, si hacen algo y no funcio-
na, dirán que el demonio es más fuerte,
o que hay más de uno, la batalla del in-
vestigador para estudiar el fenómeno
está perdida, sólo queda la retirada.
La imagen de la derecha muestra cómo
la iglesia tapa la luz de la ciencia con un
manto de superstición para sacar rendi-
miento; pues ella crea una nueva verdad
artificial que manejan a su antojo y crean
también un infierno artificial donde está el
“demonio”, en vez de dejar que la ciencia
ilumine al mundo de manera natural.
Ya en 1880 Charles Darwin se preguntaba por
qué España quedó tan atrasada, encontrando
la explicación en la iglesia y su represión
6
Es la forma más simple y burda de comuni-
carse con el yo subconsciente o con inteligen-
cias extrañas. Como la “mensa divinatore”, me-
sas utilizadas con fines de adivinación en la
antigüedad. Ammianus Marcellinus describe
una mesa con una losa donde están grabadas
las letras del alfabeto, por encima de la cual se
sostenía un anillo suspendido por un hilo. Ba-
lanceándose el anillo encima de ciertas letras
se transcribían los mensajes. Tertuliano parece
ser el primero que conoció las comunicaciones
de mesa con el mundo invisible.
Poco después de los golpes en Rochester
(con las Hermanas Fox), la mesa giratoria se
convirtió en una verdadera epidemia en Améri-
ca y se extendió desde allí a Europa.
Mesas Giratorias
7
En 1852, se utilizaba a la hora del té, las
mesas llegaban para girar en Inglaterra.
Deseando poner fin a esta manía, un comité de
cuatro médicos celebró sesiones y publicó sus
hallazgos en el Medical Times y en Gazette, el
11 de junio de 1853. Sus conclusiones fueron
que los movimientos de la mesa se producían
por la acción muscular inconsciente. Unas se-
manas más tarde llegó el artículo que
Faraday publicó en The Times, en
donde la acción muscular inconscien-
te de los participantes fue demostra-
da experimentalmente.
Los mesmeristas, sin embargo,
dieron la bienvenida al movimiento
de las mesas como una demostra-
ción de la fuerza ódica, mientras que
muchos eclesiásticos afirmaron ha-
ber demostrado la participación de
fuerzas satánicas en los movimien-
tos.
El procedimiento usual es formar un círculo
alrededor de una mesa, poner las manos lige-
ramente, con las yemas de los dedos tocando
la superficie y con la luz muy ténue o en com-
pleta oscuridad, y a esperar las manifestacio-
nes. Si alguien con poderes psíquicos está pre-
sente, la mesa puede, después de un tiempo,
mostrar signos de animación. La primera de
estas señales es un movimiento tembloroso
bajo las manos de los participantes; sigue des-
pués aumentando hasta que la mesa palpita
por una misteriosa energía. Fue este fenómeno
en sus experiencias con D.D. Home lo que in-
dujo a Alejando Dumas a concebir una narra-
ción fantástica con la mesa como una inteligen-
cia misma. La concepción de un espíritu en-
trando en el mobiliario se convirtió en una idea
preferida de los escritores franceses.
La superficie de madera parece actuar como
un reservorio de la fuerza nerviosa externaliza-
da. Hereward Carrington dijo de sus sesiones
con Eusapia Palladino, que la mesa parecía
estar de alguna manera viva, como la parte tra-
sera de un perro. Después de esta etapa vibra-
toria, la mesa puede sacudirse, inclinarse, tro-
pezar y eventualmente llegar a levitar comple-
tamente.
Alejandro Dumas
8
Aparentemente hay una inteligencia detrás
de estos movimientos. Si se nombran las letras
del alfabeto en la oscuridad, la mesa, se incli-
nará y golpeará el suelo o a alguno de los asis-
tentes para señalar que en ese momento se ha
dicho la letra correcta y así transmitir un men-
saje más largo, a menudo los mensajes preten-
den venir de alguien que ha fallecido. La inteli-
gencia que se manifiesta tiene características
personales. En sesiones repetidas según el
comportamiento de la mesa o las excentricida-
des de su comportamiento puede indicar que
está presente la misma identidad. Un compor-
tamiento extraño, estúpido o torpe de la mesa
indica que en ese momento hay un nuevo visi-
tante manipulando el mueble. Pero la mesa
puede revelar mucho más que eso. Sus movi-
mientos pueden expresar humor, emoción, per-
sonalidad. Puede subir al regazo de los pre-
sentes como una señal de afecto, puede per-
seguir a alguien por toda la habitación de ma-
nera hostil.
Como medio adicional, la mesa puede tras-
mitir impresiones, mediante extraños crujidos.
P. P. Alexander cuenta en su libro
“Spiritualism: A Narrative with a Discussión”:
“En una determinada etapa del procedimien-
to, la mesa empezó a hacer extraños movi-
mientos ondulatorios y produjo, a medida que
avanzaba, un curioso acompañamiento de so-
nidos de crujidos. Mr. Home parecía sorprendi-
do. – Esto es muy curioso – dijo – es un fenó-
meno (el movimiento y crujidos a la vez) que
no recordaba nada de lo que se pensara, ex-
cepto a un barco en peligro, con sus maderas
tensadas por el fuerte mar… Todo esto llevó a
la conclusión… la mesa procedió a los rap: `Es
David´. Al instante, una dama se echó a llorar y
gritó: - ¡Oh, ese debe ser mi pobre y querido
hermano, David, que se perdió en el mar hace
algún tiempo!”
Cuando la mesa se mueve bajo el contacto,
hay una posibilidad obvia para que la mente
subconsciente actúe o también una personali-
dad secundaria que pueda transmitir ideas me-
diante la presión muscular inconsciente. Esto
es válido tanto para un médium como para los
asistente. Según Myers, “el yo-subliminal, al
igual que un telegrafista comienza su esfuerzo
con pleno conocimiento del alfabeto, pero con
un resultado débil y grosero sobre los ajustes
musculares, es por lo tanto a priori, probable-
mente que de un modo más fácil pueda comu-
nicarse utilizando la repetición de movimientos
simples, dispuestos de manera que se corres-
pondan con las letras del alfabeto”. Pero Myers
también estaba inclinado a atribuir a la mente
subconsciente el movimiento de la mesa sin
contacto. “Si una mesa se mueve cuando na-
die la toca, esto no da más probabilidad de que
sea mi difunto abuelo que sea por la actuación
de uno de los presentes. No podemos decir
cómo se mueve, pero tampoco podemos decir
quién es el que la mueve”.
Ciertamente, hay experiencias que confir-
man esta posibilidad y muestran cuán singular
y amplio puede ser el engaño. George E. Long,
un conocido del Dr. Hodgson, narra en Proce-
edings, Vol. XI. Pág. 65, una extraña experien-
cia con una silla. A través de una joven no pro-
fesional, recibió lo que se decía que era la
Hereward Carrington—1903
9
prueba más convincente del regreso del espíri-
tu:
“Lo que escribo a usted sucedió hace más o
menos dos años, yo buscaba una prueba con-
vincente del retorno del espíritu para conven-
cerme. Una joven chica, una médium espiritua-
lista, no profesional que no cobraba ni un cen-
tavo nunca utilizaba la ouija y una silla para re-
cibir los mensajes. Primero, la silla transmitió
mi nombre y mostró una disposición a ponerse
en mi regazo”, luego escribió George, “tienes
que conocerme como Jim”. Pero no lo conocía
y se lo dije. Luego sin mirar las letras del table-
ro en la mesa transmitió: “Long Island, Jim
Rowe”, y “¿No recuerdas que solía llevarte
(carry) cuando eras un muchachito?” con pala-
bras de afecto. Tuve que reconocer la verdad
en ello y también decir que como era un hom-
bre ignorante, posiblemente mi mente confun-
dió “Cary” con “carry” (llevar). Debo admitir que
estaba desconcertado en ese momento. Para
asegurarme de su poder le pedí que contara
los barrotes de la valla. De alguna manera él
no podía estar seguro de esto, incluso la mé-
dium objetó. Como último recurso, le pregunté
cuánto tiempo hacía que había dejado la tierra,
la respuesta llegó, entre trece y catorce años.
Ahora la secuela. Lo siguiente me ocurrió hace
uno o dos días, aunque los dos incidentes eran
correctos, el nombre que debía haber sido da-
do era Roe, en lugar de Rowe. En segundo lu-
gar, yo estuve ese verano en Long Island, y
entonces me pregunté cuanto tiempo llevaría
muerto Jim Roe, y se me informó que murió el
invierno pasado; así que cuando recibí esta
prueba tan convincente para los creyentes, el
hombre no estaba muerto.”
Una silla o una mesa no hay ninguna dife-
rencia una vez que el poder disponible es sufi-
ciente para manifestarse. La razón por la que
se suele utilizar la mesa para la comunicación
con espíritus es porque es un mueble que está
generalmente disponible, conveniente, permite
el contacto alrededor de ella por un número
determinado de persona, su superficie actúa
como un receptáculo para la fuerza generadora
y el espacio de debajo actúa como un gabinete
si se coloca un mantel de tela que llegue hasta
abajo. En los viejos tiempos usaban a menudo
una mesa con un agujero en medio a través de
la cual las manos materializadas eran empuja-
das hacia arriba.
Eusapia Palladino insistió en una mesa para
sesiones construida enteramente de madera.
Ella consideraba el pino liso como la mejor pa-
ra absorber el magnetismo vital. No permitió
ningún metal en la construcción de la mesa. No
permitió ningún metal en la construcción de la
mesa. El color de la mesa no importaba.
Richard Hodgson (1855–1905)
10
Maxwell encontró una ventaja al cubrirla con algún material blanco de textura ligera. También in-
sistió en que la mesa posiblemente debería ser montada con clavijas de madera en vez de clavos
de metal, esto es para los médiums que a veces son extremadamente sensibles a los metales.
Con médiums poderosos el movimiento de la mesa puede ocurrir en cualquier momento y revelar
una tremenda fuerza en funcionamiento. “Durante cualquier comida con la Sra. Elgie Corner
(Florence Cook) en su propia casa”, escribe Gambier Bolton en su libro La Fuerza Psíquica,
“mientras ella se dedicaba a comer y beber, (sus manos visiblemente todo el tiempo) la pesada me-
sa del comedor empezaba primero a temblar, poniendo a temblar a todos los vasos, platos, cuchi-
llos, tenedores y cucharas, todo en movimiento, luego empezaba a balancearse de un lado a otro, y
en todo momento se oían golpes y raps en la mesa, y de muchas partes diferentes se llevaban la
comida como si fuera una sala de un restaurante público.
Nandor Fodor— An Encyclopaedia of Psychic Science (1934).
Sra. Elgie Corner (Florence Cook)
11
Desde que el espiritualismo moderno co-
menzó con los fenómenos producidos por las
Hermanas Fox, las sesiones con mesas o vela-
dores aparecieron y se hicieron muy famosas,
la gente empezó a realizarlas en sus casas,
pues por entonces no había tantos entreteni-
mientos como ahora que hay muchas cosas
para hacer y entretenerse, como Internet. Por
entonces no había muchas cosas que hacer
una vez que llegaba la noche, no había ni tele-
visión, ni radio y en pocas casas había corrien-
te eléctrica, así que esto era un buen diverti-
mento para pasar la noche y si de paso podían
contactar con gente que había fallecido, pues
la noche se pasaba bien entretenida.
Cuando se ponían la familia o amigos alre-
dedor de una mesa en la oscuridad a esperar
que sucedieran fenómenos a veces la mesa se
movía de manera inesperada y levitaba.
En primer lugar se podía producir levitación
o movimiento de mesas sin que hubiera ningún
contacto físico con la mesa. En este caso no
había nada que objetar sobre si la mesa se ha-
bía movido por alguno de los presentes de ma-
nera consciente o inconsciente, pues no había
ningún contacto con la mesa.
El físico Faraday expresó su idea de que
estos movimientos de mesas eran fraudulentos
o eran movimientos inconscientes de las per-
sonas que se sentaban alrededor de la mesa,
así que diseñó unos experimentos para de-
mostrar que estos movimientos no eran produ-
cidos por ninguna fuerza desconocida. William
Crookes le respondería que eso estaba muy
bien pero que ninguno de sus montajes servi-
rían para el caso en el que la mesa se levanta-
ba del suelo sin que nadie la tocara, ningún
movimiento involuntario sobre la mesa de ma-
nera física era producido, ni voluntario ni invo-
luntario, porque la mesa no era tocada por na-
die.
Faraday diseñó algunos experimentos para
el caso en que la mesa era tocada y ésta se
movía por la habitación o se inclinaba mientras
las manos de los participantes estaban encima
Experimentos con mesas giratorias
12
De ella. Faraday describió sus experimentos
en The Athenaeum pero sin mostrar ninguna
imagen de sus montajes, así que vamos a leer
su descripción y fácilmente imaginaremos qué
es lo que hizo para sus demostraciones.
Lo primero que hizo fue poner una lámina
de cada materia que utilizaría posteriormente,
las colocó encima de las mesas para que se
moviera, las mesas se movía (siempre con
contacto de los asistentes), lo que quería evitar
es que luego si no se movía la mesa cuando
pusiera sus montajes no dijeran que es porque
le material utilizado evita que se mueva.
En este caso la mesa se mueve sin contacto de los asistentes, separada por una barrera
El físico Michael Faraday
13
La idea de Faraday era demostrar que las me-
sas se mueven por presión involuntaria de los
asistentes que están tocando la mesa, y hacia
ello van encaminados todos los aparatos que
diseñó.
Aparato 1:
Preparó 4 ó 5 piezas de cartón, y en medio
les untó una especie de pomada con cera, con
el objetivo de que las piezas de cartón resbala-
sen unas encima de otras. La última pieza so-
bre la mesa era un papel de lija para evitar que
el último cartón se moviera. Todos los carto-
nes, en el lateral tenían señaladas unas líneas
para comprobar la posición inicial y final de los
cartones unos respecto de otros. El cartón de
más arriba, donde pondrían las manos era un
poco más grande para que no vieran las líneas
que tenían los cartones de abajo. La pomada o
pegamento era lo suficientemente fuerte para
ofrecer resistencia, pero haciendo una presión
suficiente los cartones se desplazarían y que-
darían en esa nueva posición, como el pega-
mento es suficientemente fuerte no se despla-
zarían después. Lo que descubrió fue que ha-
cia donde se había movido la mesa fue hacia
donde los cartones se habían desplazado.
Aparato 2:
El siguiente paso fue observar si la mesa se
movía antes que la mano o la mano era la que
movía a la mesa. Consistía en un cartón, tenía
un fulcro alrededor del centro, pero más pe-
queño que el cartón, en el centro un alfiler fue
colocado. Una tira de papel pinchada en el
centro del cartón le permitía girar, se apoyaba
en el fulcro, y sobresalía hasta la mesa, enci-
ma de la tira se colocó una moneda para hacer
peso.
Cuando el cartón es movido, la tira de papel
queda quieta, y puede observarse hacia donde
se ha desplazado el cartón. Todo esto indicaba
que había un movimiento relativo de las manos
y las mesas. (Figura 1)
Como la tira de papel está de manera fija a
la mesa debido al peso de la moneda, si la me-
sa se mueve, la moneda no se mueve con res-
pecto a la mesa pero sí respecto al cartón, lue-
go el resto de cartón no debería de moverse,
eso quería decir que el movimiento de las ma-
nos no era el de la mesa, si es que ésta era la
que se movía primero. (Figura 2).
Aparato 3:
Este estaba formado por dos placas, una de
9x7 pulgadas y otra debajo de 9x5 pulgadas, lo
que se conseguía era que al poner la grande
sobre la pequeña queda un espacio en los dos
laterales donde se colocaron dos rodillos, de
manear que quedó una especie de plataforma
deslizante. Estos rodillos estaban sujetos a un
índice, como en una cadena, cuando gira el
pedal, la rueda se mueve, aquí era al revés, el
cilindro se movía y un índice dispuesto produ-
cía también el movimiento. El índice estaba su-
jeto a una goma elástica que le daba un poco
de tensión. Si el índice era escondido, la mesa
se movía, si era puesto a la vista de todos, la
mesa no se movía. (Figura 3)
14
Segundo aparato de Faraday, el color azul es la superficie de la mesa
Figura 1. Si el círculo de cartón donde se ponen
los dedos se desplaza por empuje de los dedos,
la tira de papel gris queda fija e indica que los de-
dos son quienes empujan a la mesa en primer lu-
gar.
Figura 2. Si la mesa es la primera que se mueve
y no los dedos, se produce un movimiento para-
normal y el círculo de cartón queda quieto y la
tira de papel apoyada en la pesa se desplazaría
respecto al cartón.
15
Como vemos los experimentos de Faraday
están destinados a detectar la adherencia que
se produce entre los dedos y las palmas de las
manos y los movimientos de las mesas cuando
hay contacto. Pero los científicos no estaban
totalmente convencidos de que esto sirva para
explicar los movimientos de las mesas con
contacto. Por ejemplo, si una mesa se eleva
del suelo sin que toque ninguna pata el suelo y
las manos están en la superficie de la mesa,
esto ningún montaje anterior serviría.
Los investigadores psíquicos no se queda-
ron de brazos cruzados; se han diseñado arte-
factos y mesas que demostrarían de una vez
por todas que los movimientos de las mesas
con contacto (sin producir levitaciones, es decir
sin que se eleve del suelo) con las manos eran
debidos a una fuerza paranormal, la “fuerza
psíquica”.
Uno de los cientos de experimentos que hi-
zo W. J. Crawford de Belfast con una mesa fue
el siguiente montaje (ver las imágenes de la
siguiente página): De la parte de arriba de una
viga de la habitación pasó un gancho, del cual
colgó una báscula. De las cuatro esquinas de
la mesa se ataron unos hilos, y estos hilos se
colgaron de la báscula, quedando la mesa ni-
velada y al vuelo. Sobre la mesa había unas
pestañas de madera para colocar las manos.
Estas pestañas de madera hacían contacto
eléctrico. Las manos eran colocadas sobre las
pestañas, si se apretaba hacia abajo, la pesta-
ña bajaba y hacía contacto eléctrico que gene-
raba un aviso a Crawford.
Durante los experimentos se pudo compro-
bar que la mesa aumentaba y disminuía de pe-
so (se veía en la báscula) pero ningún aviso
eléctrico se produjo, los participantes tenían los
dedos encima de la mesa pero en ningún mo-
mento apretaron hacia abajo.
La siguiente mesa que vamos a ver es la
inventada por Colin Brookes-Smith, un ingenie-
ro de la Sociedad para la Investigación Psíqui-
ca, una mesa para detectar los movimientos
musculares involuntarios de las personas so-
bre la mesa cuando apoyaban sus dedos enci-
ma.
Las siguientes mesas que se mostrarán en
las imágenes de más adelante están destina-
das a la médium italiana Eusapia Palladino.
La médium italiana tenía suficiente “fuerza
psíquica” para mover una mesa y hacerla levi-
tar pero a veces ella intentaba cometer fraude
a veces de manera voluntaria y otras involunta-
riamente; sólo cuando los científicos se ponían
serios con ella, era cuando aparecían los fenó-
menos indiscutibles.
La mediumnidad de Eusapia era algo dife-
rente a los demás médiums de la época, ella
no necesitaba entrar en un gabinete para pro-
ducir los fenómenos, simplemente se sentaba
delante de la mesa con su larga falda. Se com-
probó que la falda actuaba de mini-gabinete
para la médium, en esa parte oscura (debajo
de la falda) la energía psíquica se acumulaba
para producir los fenómenos, por esta razón
muchas veces, si se observan las fotografías
con detenimiento se ve como alguna de las pa-
tas de la mesa parecen estar “agarradas” por
parte de la falda, aún cuando la médium tenía
totalmente controladas sus manos y sus pies.
Esto era un quebradero de cabeza para los
científicos ya que la levitación de la mesa no
era todo lo limpia que se podría esperar para
evitar cualquier duda de los escépticos ya que
siempre podrían recudir a la posibilidad de
fraude, pese a que la médium estaba totalmen-
te controlada; así que se diseñaron unas me-
sas especialmente para las sesiones con
Eusapia Palladino.
Figura 3. Las manos sobre la lámina superior
16
Montaje de la mesa de W. J. Crawford
Mesa diseñada por Colin Brookes-Smith
17
Mesa diseñada por Colin Brookes-Smith
Colin Brookes-Smith al
lado de otros inventos
para medir los movimien-
tos de las mesas durante
las sesiones de espiritua-
lismo, a la izquierda se
muestra un montaje muy
parecido al de Crawford
18
El problema con la médium Eusapia Palladino era que su falda actuaba como un mini-gabinete, si se
fija en la pata derecha al lado de la médium, algo debajo de la falda parece empujar a la pata de la mesa
19
En el libro Eusapia Palladino and her pheno-
mena, Carrington, Hereward muestra uno de
los montajes que se hicieron para las sesiones
con Eusapia.
Las dos patas más cercanas a la médium
tiene insertadas unos conos invertidos de ma-
dera, fijados al suelo. Su forma permitía que la
mesa oscilara hacia adelante y atrás, y así se
evitaba que la médium pudiera mover la mesa
con sus pies o sus rodillas. Y el travesaño que
unía a los dos conos evitaba que la médium
levantara la mesa empujándola con las rodillas
hacia arriba.
La mesa de la derecha fue inventada por
d´Arsonval, las patas de la mesa próximas al
asiento de Eusapia Palladino están cubiertas
con madera para evitar que ellas la moviera
con los pies. Es un montaje parecido al de Ca-
rrington para eliminar el fraude durante las se-
siones de levitación de la mesa.
20
En las diferentes obras de la presente colec-
ción, hemos sido necesariamente conducidos a
dar lo que se podría llamar consejos operato-
rios. Es aquí, que respondiendo a la necesidad
muy particular, es indispensable insistir sobre
la “técnica” de la experiencia, que mal conduci-
da, puede extraviarse en deplorables torpezas
y en las peores incoherencias.
1º La ignorancia. No es prudente “Hacer
marchar a las mesas”, sin saber, por lo menos
un poco, lo que se intenta. Antes de experi-
mentar, y una vez formado el grupo, es siem-
pre muy oportuno que uno de sus miembros
sea informado sobre la naturaleza del fenó-
meno, sea por una práctica personal, sea úni-
camente por el conocimiento libresco. Así bien,
es preciso invitar a unirse a los asistentes a
alguien para quien la cuestión no sea descono-
cida, y que pueda iniciar un poco a sus coparti-
cipantes. Antes de pasar a las experiencias, la
consulta de buenos libros, por el grupo reunido
En las sesiones del Institut Général Psychologique (1906), el pequeño velador de madera blanca se
desplazaba solo y a veces se elevaba. El dispositivo fue inventado por Youriévitch, con una polea y
un cilindro registrador, servía para marcar de manera automática el momento en el que la mesita se
desplazaba. El cilindro giraba constantemente y la aguja se desplazaba hacia adelante.
Cómo hacer la experiencia de las mesas
21
Y el comentario sobre puntos de
detalle obscuros, son singularmente
útiles, no una sola vez, sino a cada
reunión. Es crear así progresiva-
mente una especie de escuela don-
de la ignorancia se ilumina, donde
se comprende mejor, el día a día, lo
que se hace, por qué y cómo se ha-
ce.
2º Credulidad. Es una gran fal-
ta, el reunirse alrededor de una me-
sa habiendo tenido el cuidado, de
dejar detrás de la puerta todo espíri-
tu crítico. Sería otra, aportar un espí-
ritu lleno de suspicacia, pero el error
es aún más desdichado cuando se
viene saturado de ciega credulidad.
Hay allí aún, un estudio que empren-
der y que terminar, para crear entre
todos una atmósfera de sana razón,
una psicología de libre examen, sin
prejuicios en uno u otro sentido: no ser, ni
“fácil” ni “refractario”, los dos estados del espí-
ritu deben intervenir por partes iguales; esto
sería una buena fórmula para comprobar los
hechos y juzgarlos con imparcialidad.
3º Establecimiento de un control. Es lo
que no se hace, lo más a menudo. Hemos de-
mostrado, sin embargo, al hablar del fraude
consciente e inconsciente, que esta medida de
precaución es muy necesaria.
No tiene nada de ofensivo, para la dignidad
de nadie, notablemente la del médium.
Hemos tenido el honor de ser varias veces
invitados a sesiones del Instituto Metapsíquico
Internacional, donde era estudiada la facultad
del médium polaco Guzik (de efectos físicos).
Se encontraba allí las más altas personalida-
des de la ciencia. Todos toleraban que se les
encadenasen las manos, por una atadura con-
tinua, de tal suerte que ni el médium, ni ellos
mismos pudiesen disponer de la libertad de
movimientos, fuera de un radio muy reducido.
No se trataba de sospechar de nadie, sino de
dar a todos la seguridad de la probidad de una
experiencia donde no podía intervenir, de
quien fuese, un factor subconsciente.
Las sesiones de mesas giratorias se desa-
rrollan lo más generalmente con un entero des-
conocimiento de este procedimiento científico
por excelencia, y es lamentable, pues esta lige-
ra molestia individual no puede alterar sensi-
blemente los resultados esperados. Lo que se-
ría nocivo, sería hacer sentir demasiado, por
ataduras demasiado estrictas, al médium, que
se desconfía de él. La buena manera es dejar-
le una cierta facilidad, sin dejar, sin embargo,
un instante de “tenerlo a la vista.”
22
4º Fotografía. A este propósito, si se tie-
ne alguna sospecha y si la sesión tiene lugar
en la obscuridad, hay imprudencia en fotogra-
fiar bruscamente (con magnesio) a los asisten-
tes y al médium. Puede resultar, para éste últi-
mo, un choque cuyos efectos—se conocen ca-
sos— son los de abolir en él la facultad me-
diúmnica.
En cuanto a los testigos, se puede tener en
los emotivos, un choque, particularmente noci-
vo, si se tiene en cuenta el estado de tensión
nerviosa que en cualquier grado acompaña a
la experiencia del curso. Tercera considera-
ción: los espiritistas están de acuerdo en pen-
sar que esta brusquedades de la luz disgusta a
los espíritus visitantes. Ellos son, al parecer,
más perturbados aun, que los asistentes.
5º Cantos y plegarias. No hay nada de ri-
dículo, sino todo lo contario, en abrir la sesión
por cánticos a media voz, y también por plega-
rias. Esta manera de preludiar corresponde,
principalmente, a los anglosajones, de los que
muchos han recibido una profunda educación
religiosa. Esta costumbre no es, sin embargo,
exclusiva de ellos. Contribuye a crear un am-
biente recogido, los cantos deben ser de carác-
ter grave y sin frivolidad. Este elemento de psi-
quismo colectivo tiene un valor cierto.
6º Fluidos armonizados. Durante los pri-
meros años en que se practicó “la mesa girato-
ria” tanto en América como en Europa, se creía
necesario alterar los sexos, en la constitución
de las cadenas de manos sobre la mesa. Era
una práctica inútil: algunas personas la obser-
van aún. En verdad, no tiene ninguna necesi-
dad de privarse de ello. La sesión será igual de
buena si dos damas son vecina, o dos o varios
señores. Lo que sí importa es que dos fluidos
poco simpatizantes no estén próximos. Sucede
en esto, como en la vida. Las gentes que no se
sienten atraídos, el uno hacia el otro, toman
sus distancias. Es el juego cotidiano de las
atracciones y repulsiones. Lo esencial es no
admitir, en un mismo grupo, a dos seres que
según la expresión corriente “no se pueden ni
ver”. Su antinomia no será nada favorable al
éxito. Y está probado, por contraste, que un
grupo formado por individualidades que … se
conciertan, tienen grandes probabilidades de
realizar sesiones afortunadas, por lo armonio-
sas.
7º Mismos deseos. Lo que se ha dicho
para el acuerdo de los fluidos, se aplica muy
semejantemente, al acuerdo de las intencio-
nes, a la homogeneidad de los pensamientos.
Es contrariamente que la mitad del grupo no
piense en cuanto a los objetivos a alcanzar,
como la otra mitad.
Ejemplo: Algunos desean obtener fenóme-
nos físicos, raps, desplazamientos de muebles,
levitaciones de objetos, luciolas y luces estre-
lladas; tales otros esperan comunicaciones so-
bre sus desaparecidos o, procedentes de los
seres a quienes lloran, indicaciones sobre he-
chos por venir, noticias sobre viajeros lejanos,
etc.
Hay discordancia entre las dos formas de
deseos, de esperanzas, y esta falta de unidad
es tal, a veces, que los fenómenos producidos
no tienen más que un valor parcial, disminuido
o… sin hilación. Es mejor ponerse de acuerdo
sobre objetivos precisos. De hecho, esta con-
vención preliminar, no siempre tiene por conse-
cuencia que sea respetada durante la expe-
riencia. Se esperaba una cierta categoría de
fenómenos; se producen otros que no se
deseaban. Pero, por lo menos, la unidad de
intención no es nunca perjudicial.
8º Ni fatigados, ni enfermos. La sesión
fallida es lo más a menudo lo previsible, si se
23
encuentran en las asistencia enfermos o perso-
nas fatigadas por un exceso de trabajo físico o
intelectual. La contribución aportada por ellos,
al “bloque fluídico” del conjunto no puede ser
más que mediocre o nula, si es que no nefasta.
El hecho es comprensible desde que se re-
cuerda que le médium toma de cada uno una
parte de energía, y si se admite también que
las fuerzas X… o que los espíritus, cuentan
también sobre este auxiliar energético para in-
tervenir con el máximo de efecto. Bajo Cual-
quier ángulo que se mire, esta teoría del prés-
tamo de energías, es sostenible. En conse-
cuencia, no solamente un asistente deficitario
priva de su energía o de su fluido normalmente
activo al potencial global de la asamblea, sino
que su estado fisiológico de inferioridad, produ-
cido por enfermedad o exceso de trabajo susci-
ta una perturbación, que puede llegar hasta
arruinar la experiencia.
9º Número de asistentes. Más vale ser
pocos bien acordados que muchos con inten-
ciones dispares. La cifra de diez representan-
tes ya es un gran número máximo, y a menudo
son demasiados.
1952, grupo realizando una sesión de mesa de la casa en Michael´s Hill, Bristol
24
10º La mesa. Ella puede ser de un peso
muy variable. Hay ventaja en que sea de ma-
dera. Son utilizadas tanto las más pesadas co-
mo las más ligeras; para moverlas, todo de-
pende de las aptitudes de las personas que la
rodean. Se sabe que, a veces, una sola es ap-
ta para movilizar un mueble donde se aplica-
rían en vano los esfuerzos de varias presiones
conjugadas. Una forma de accesorio, más bien
fuera de uso, hoy en día, es la del plato, que
para ser accionado, no necesitaba más que
intervención de una o dos personas. Se em-
plearon también cestas de mimbre e incluso
sombreros, tazones.
Hubo circunstancias en que el poco peso de
estos objetos contribuyó a notables resultados:
citemos el hecho bien controlado de una fuente
abandonando su punto de apoyo, y subiendo
por sí misma, hasta el techo para después caer
bruscamente y romperse en el suelo. Otro ca-
so, no menos bien comprobado: un plato giran-
do en el aire alrededor de siete personas, acer-
cándose a ellas y después alejándose para ve-
nir a depositarse lentamente sobre una mesa.
Bellos ejemplos de levitación, pero muy raros.
11º Contacto de los meñiques. Se trata
aún de una manera de operar que nada justifi-
ca. Se ha creído que era indispensable apuntar
los dedos pequeños en la cadena (tocarse con
los meñiques entre los participantes) : ello es
inexacto. Se puede renunciar a esta práctica
pasada de moda. Si no dificulta el trabajo, tam-
poco lo ayuda en nada. Las manos espaciadas
y disociadas sobre la mesa bastan.
12º El recogimiento. Una de las principa-
les razones por las cuales las experiencias de
mesa fracasan o no satisfacen, estriba en el
hecho de que los asistentes no saben observar
la disciplina del recogimiento. Se habla dema-
siado, cuando non se distrae la atención en
conversaciones a todo tren, sobre motivos
completamente ajenos a lo que se emprende.
La idea sería el silencio completo. Si no es
posible sujetarse al mutismo, al menos es ne-
cesario no dispersarse en propósitos sosteni-
dos, y con mayor motivo, en exposiciones de
puntos de vista contradictorios, en discusiones.
La mejor actitud mental es la de pensar ex-
clusivamente en la experiencia y no desviarse
de este objetivo escuchando y añadiéndose a
las charlas. Si se tiene que hablar, o mejor di-
cho, si se estima que es necesario hablar, aun-
que sea brevemente, que sea sobre hechos
relativos a la experiencia en curso; por ejemplo
para anunciar preámbulos del fenómeno.
¿Sentís pasar una corriente de aire frío sobre
vuestras manos? ¿Experimentáis una especie
de cosquillas en los dedos y los antebrazos? Y
aún es preferible no decir anda, para evitar la
sugestión.
13º Las fórmulas sacramentales. Hay gru-
pos en que se cree en la obligación de
25
comenzar la sesión por una llamada solemne,
ritual, a las Fuerzas, a los Espíritus. Estas fór-
mulas, hechas, no son necesarias. Son preferi-
bles algunas palabras muy sencillas donde uno
de los asistentes, advierte que la experiencia
comienza y que se cuenta sobre su feliz desa-
rrollo. Este prólogo centra los pensamientos,
los reúne, sin tener el carácter de una evoca-
ción mágica o de una invocación religiosa.
14º Un director. El encargo de pronunciar
estas pocas palabras, recae naturalmente, so-
bre el asistente que está más calificado para
orientar los trabajos y en caso necesario po-
nerlos en orden. Es para él, una cuestión de
tacto, pedir a todos cierta obediencia, cuando
les aconseja hablar menos, no turbar la sesión
por ninguna razón. De la misma manera él es
el designado para hacer las preguntas al inter-
locutor invisible para responder… a la mesa, si
es ella la que pregunta, y para convertirse tan-
to como sea posible, en el portavoz de las per-
sonas que lo rodean. El papel de este verdade-
ro “director” si es bien observado, ayuda consi-
derablemente a la claridad de la sesión.
15º La paciencia. Lo que es quizás más
difícil de conseguir es la paciencia cuando la
mesa no se mueve, y parece no querer dar nin-
gún signo de vida. Entonces se produce el
enervamiento, se presagia que “no habrá na-
da” y expresarse de prisa sobre este tono des-
corazonado equivale en suma, a rehusar que
pueda producirse alguna cosa. ¡Cuántas sesio-
nes rotas en el huevo, y que habrían sido muy
bellas, sin las encartadas de los impacientes!
Que sepan bien, sin embargo, que experimen-
tadores, al fin, recompensados por magníficos
éxitos, han esperado a veces su manifestación
primera veinte o treinta tentativas, que no
En el centro al fondo el médium polaco Guzik, fotografía cerca de 1927
26
descubrirían nada de la posibilidad de conse-
guir éxito algún día.
Ellos habían tenido la sabiduría de no que-
mar sus navíos sobre la orilla, y de esperar con
confianza, el buen viento que un día les lleva-
ría a la altamar de las certidumbres.
16º Los metales, las alhajas, la seda.
Otras prevenciones fuera de moda. Otras ve-
ces se recomienda retirar las sortijas antes de
las sesiones e incluso no traerlas. Se invitaba a
las damas a evitar los vestidos de seda. Eran
precauciones superfluas y ya no se hace caso
de ellas.
17º La regularidad. Lo que tiene más im-
portancia es la regularidad en las reuniones.
Es ventajoso reunirse en días y horas fijas, y
en el mismo lugar. Ello no quiere decir que se
busque un fracaso infringiendo esta regla, pero
la práctica demuestra que tiene su utilidad. Por
otra parte, se ha visto y se ve todos los días
sesiones improvisadas con resultados admira-
bles.
18º Duración de las sesiones. Las sesio-
nes no deben ser desmesuradamente largas,
sin que se pueda decir, sin embargo, que las
más cortas sean las mejores. Lo importante es
evitar la fatiga general, que no puede contribuir
más que a disminuir los resultados. Y luego, el
médium; si hay un miembro de la reunión que
posee esta aptitud, se tiene el deber de cuidar-
lo, de no exigirle más de lo que pueda dar. Es
obrar en su interés inmediato, y es prever a lar-
go plazo. La cualidad mediúmnica ejercida sin
discernimiento ni medida, puede gastarse muy
de prisa, y cuando se dispone de este don, ad-
mirable entre todos, es muy sabio economizar-
lo. Esta es la razón mayor que se opone a las
sesiones exageradamente prolongadas. Y es
totalmente cierto, que muchas veces, la Enti-
dad, el agente que interviene, advierte que es
tiempo de cesar. Quizás este consejo proviene
del subconsciente del médium, que ha sentido
la necesidad de poner el punto final.
19º El riesgo de la obsesión. Es capital
hablar de ello. Todas las mentalidades—y el
médium, más impresionable, más sensitivo que
los otros no está exceptuado—no están igual-
mente organizadas para resistir a la seducción,
a los espejismos, al espectáculo tan turbador y
tan misterioso de las experiencias supranorma-
les. Existen desgraciadamente naturalezas
bastante poco defensivas para no poder resistir
plenamente a los peligros que comportan esta
investigaciones. Se debe decir que estén ellas
27
basadas sobre una creencia espiritista,
o simplemente aconsejadas por una cu-
riosidad científica, contienen un riesgo,
más o menos grande, de desarreglo
mental. Digámoslo francamente; han
conducido a muchas personas a la lo-
cura: no se puede negar seriamente.
Esto comienza por una credulidad
exagerada, después interviene la idea
fija, la absoluta seguridad de que se
tendrá siempre el fenómeno deseado,
la persona deseada. De ahí a la obse-
sión, no hay más que un paso que fran-
quear, y para algunos se puede ir mucho más
lejos, sobre las rutias indeseables.
Es un asunto de las amistades, de la familia,
de los amigos, el disuadir a estas víctimas de
la mesa giratoria (como de la escritura automá-
tica y de diversos otros fenómenos) de perse-
verar en un camino que pueda estar lleno de
ortigas, donde tropiezan los débiles, caen y ya
no se levantan.
20º El final de la sesión. Debe terminarse
de la misma forma que se ha empezado. Se la
ha abierto por palabras sin énfasis, casi se po-
dría decir amistosamente, en un sentimiento de
cordialidad para los visitantes desconocidos.
Algunas palabras pueden tener lugar al final,
para traducir el contento general, si la naturale-
za de los hechos observados lo justifica…
En lo que se refiere al tono del lenguaje a
emplear, observemos que no hay ninguna ne-
cesidad de darle el tono de un respeto ampulo-
so. Cualquiera que sea aquel con quien se co-
munica, no esperar otra cosa que interrogacio-
nes claras, expuestas con nitidez, sin protestas
de respeto, renovadas a cada instante. Hay
ocasiones en que una cierta familiaridad no es-
tá fuera de lugar. Es una cuestión de matices y
de oportunidad. Con un poco de costumbre se
puede, de prisa, juzgar, por la manera de ex-
presarse que aparece en las respuestas.
21º Los malos huéspedes. No se ignora
que estas conversaciones no ocurren sin des-
agradables sorpresas. Que estén en acción
una fuerza inteligente y… desconocida, o espí-
ritus de los que el espiritismo afirma la super-
vivencia, es un hecho que respuestas intolera-
bles son dadas a veces en los interrogatorios.
Son entonces, groserías, trivialidades, interpe-
laciones de verdulera u obscenas, propósitos
impíos, frívolos, burlones, irónicos, mentiroso,
arrogantes, imperiosos. Lo mejor entonces es
romper, sin oponer la injuria a la injuria. Si se
admite que son Entidades de baja esencia, se
puede tratar de clamarlas, de moralizarlas. El
espiritismo enseña que se puede llegar a ello
caritativamente, y a menudo.
Por otra parte, si no se trata de muertos…
sin educación, queda la hipótesis de que la
fuerza parlante es una composición de todas
las psiquis humanas en presencia y en colabo-
ración, y que en este instante, ellas participan
del más tenebroso de los bajos fondos de la
conciencia con la producción y el lanzamiento
de estas escorias.
Mesas Giratorias—Pascal Forthuny
28
La médium Mme. Receveur levitando una mesa el 24 de octubre de 1935. Henry
Mathouillot, un ingeniero eléctrico miembro de la Société d´Estudes Psychiques de Pa-
rís. Él tuvo sesiones con varios médiums, aquí midió una altura de 30 cm, él escribió:
“Magnífica levitación de las cuatro patas, la mesa en posición horizontal”.
29
Sesión con la médium Ada Deane. En la primera imagen se muestra cómo ponen un biplano
de madera encima de la mesa para que no haya contacto directo con ella. Las tres imágenes
siguientes son simultáneas desde diferentes cámaras. La mesa levita perfectamente
30
Historia de Stanislawa Tomczyk
Estados psíquicos a menudo revelan un profundo simbolismo con la imaginación poética. El
pájaro azul (Blue Bird) de Maeterlinck está lleno de ideas cuya base está en las verdaderas in-
vestigaciones científicas. Tyltill y Myltill giran el diamante y liberan el alma de las cosas. En la filo-
sofía esotérica tiene un significado adjunto a este incidente. Es esto una realidad duradera, la
idea y no su manifestación en la materia. La forma material es efímera, las ideas viven. Los pen-
samientos son cosas y en ese sentido las cosas tienen alma.
Señorita Tomczyk y el Doctor Ochorowitz, conferenciante en psicología en la Universidad de
Lemberg. Con rayos Invisibles rígidos que emanan de sus dedos, la señorita Tomczyk levanta
las tijeras.
Poseyendo el poder del alma de las cosas
31
Ciertas extrañas experiencias en la investi-
gación psíquica dan cierta veracidad a este
concepto, e indican la posibilidad de verificar lo
definido. Nadie podría haberse sobresaltado
más que el autor, el Dr. Julien Ochorowicz.
Mientras fue conferenciante de psicología en la
Universidad de Lemberg, él tuvo la fortuna de
descubrir a la Srta. Stanislawa Tomczyk, de
Wisla, Polonia, con poderes desconocidos que
en el fondo desconcertaban. Ella era su pa-
ciente, que con regularidad hipnotizó con obje-
tivos terapéuticos. Bajo hipnosis, la muchacha
reveló una personalidad diferente, que se co-
rrespondía con el nombre de Little Stasia.
Ella era capaz de cosas más allá del poder
normal humano. Podía parar un reloj mirándo-
lo. Podía producir el movimiento de objetos sin
contacto. Podía influir en cierto grado, de ma-
nera que un número elegido por la médium sa-
lía más a menudo que de mera casualidad.
Como una trabajadora de milagros era al-
guien sin par. Ella tenía una personalidad sin
ninguna malicia y sin realizar ningún tipo de
trucos. No sabía por qué sucedía. Pero no pen-
só que fuera el espíritu de una persona muerta.
Mientras que ella no tuvo que ser alguien y no
sufría de las limitaciones de personalidades
secundarias. El Dr. Ochorowicz la etiquetó co-
mo la “doble“, médium. Su principal razón fue
que Little Stasia demostró que tenía cuerpo.
Aquel cuerpo no era el cuerpo físico de
Tomczyk.
Ésta es una declaración alarmante. Por
suerte, Ochorowicz nos presentó una detallada
descripción de sus experimentos. El punto cul-
minante vino el 11 de septiembre de 1911,
cuando obtuvo la fotografía de una “mano eté-
rica” en una película sensible enrollada que
metió en un frasco. La película, se metió en el
frasco, que medía tres cuartos de pulgada de
diámetro. El frasco tenía un orificio de dos ter-
ceras partes de pulgada. Éste estuvo cerrado
con la mano derecha del Dr. Ochorowicz. Su
mano izquierda la puso en la rodilla y lo sostu-
vo firmemente allí. La médium entonces colocó
sus manos rodeando el frasco entre las suyas.
Ella pareció excitarse y clamaba para que se
cumpliera que una mano pequeña apareciera.
Y dijo ella:
“¡Esto es extraño! El frasco parece ampliar-
se bajo mis dedos; pero quizás es una ilusión.
Mis manos se hinchan y dejo de sentirlas.”
Un ataque de calambre siguió, la médium
gritó en voz alta, el Dr. Ochorowicz, después
rompió el frasco, desenrollando la película y
encontraron en ella impresionada una mano
grande con el pulgar a la altura del dedo índi-
ce, esto tuvo
32
que encontrarse en la habitación y apareció
sobre la película, que era de unos 13 cm de
ancho, la mano tenía las mismas caracterís-
ticas que la de la médium. En la escritura
automática, Little Stasia dio la siguiente ex-
plicación:
“Yo he entrado sin ser sentida entre el
resquicio de su mano y el orificio del frasco.
Entonces resbalé mi mano entre los plie-
gues del rollo y la luz causó que apareciera,
simplemente tuve cuidado de no velar toda
la película.”
El Dr. Ochorowicz intentó descubrir el
grosor de la “mano etérica”. Y encontró indi-
caciones de que ésta era de menos de un
milímetro. Y fue autoluminiscente. Ésta, bajo
el efecto de la sugerencia podía aumentar o
disminuir.
La siguiente etapa fue de desconcierto
para sus descubridores, porque en varias
“radiografías” encontraron que el anillo de la
médium aparecía en el dedo de la mano
etérica. Esto parecía indicar que :
1.- Había una especie de eslabón entre el
organismo y el objeto que llevaba.
2.- Que la noción oculta de que los obje-
tos materiales tiene cuerpo astral no se limi-
ta a los cuerpos vivos.
El anillo no siempre aparecía en las radi-
ografías. Entonces el Dr. Ochorowicz intentó
averiguar si los objetos que se llevaban con
frecuencia la sensible fácilmente podía re-
producirlos sobre la placa. Él escogió un de-
dal, el cual ella rara vez utilizaba. La mé-
dium sugirió que llevase yo el dedal en la
mano izquierda, agarrándola con la mano
derecha.
“Quizás“,ella añadió ”el dedal pasara de
su cuerpo a mi dedo”
El experimento parecía absurdo, pero el
Dr. Ochorowicz estaba dispuesto. Él cogió
una placa de su caja, la marcó y la puso so-
bre las rodillas de la médium. Ella se sentó
a la derecha. Con su mano derecha él sos-
tuvo la mano izquierda de ella, aproximada-
mente 16 pulgadas por encima de la placa,
el dedal estaba en el dedo medio de su ma-
no izquierda que él mantuvo detrás de su
rodilla izquierda. Había una lámpara roja
que estaba encendida a una distancia de
aproximadamente de 3 pies. Después de
que pasara un minuto, la médium dijo que
sentía una especie de cosquilleo en la direc-
ción de su antebrazo, donde se encontraban
sus manos. Ella exclamó:
“¡Ah!, que extraño. Algo es colocado so-
bre la punta de mi dedo...no se si es el de-
dal; siento que algo me está presionando la
punta de mi dedo.”
Cuando la placa fue desenrollada ésta
mostró que la mano de la médium tenía en
el dedo medio lo que ella llamó, en broma,
el alma de su dedal.
El Dr. Ochorowicz preguntó aturdido: ¿La
imagen era “un doble” del dedal o es la foto-
grafía de la idea de dedal?
Un examen cercano de la fotografía y la
Doctor Ochorowitz
33
comparación con el dedal demostró que los
dos se correspondía exactamente. “Era una
copia verdadera del otro, exacto en detalles y
dimensión”. Esta exactitud apoya la idea de
una impresión directa de algún objeto más bien
que una simple imagen del pensamiento. El
dedo que tiene el dedal es el más pálido de to-
dos, probablemente el Dr. Ochorowicz sugiere,
que la luz causante procedió de ella. Él se incli-
nó a la conclusión de que la mano etérica que
llevaba un dedal etérico produjo la imagen y
que el deseo mental dio la luz necesaria para
hacer que se registraran en la placa los
detalles visibles.
Sin embargo, cuando él se puso a compro-
bar su conclusión, una cosa extraña paso. De
manera desconocida para la médium, él sostu-
vo en su mano izquierda una moneda de cinco
coronas de Austria. En ese momento ella ex-
clamó:
“Veo detrás de usted un objeto blanco re-
dondo...es la luna”
“En ese mismo instante“, escribe el Dr.
Ochorowicz, “vi un destello débil cerca de mi
mano izquierda, con la que sostenía la mone-
da; esto no fue por alrededor, ni un flash, se
parecía a un pequeño meteorito, como un fino
rayo, alumbrado por encima de mi mano desde
el sitio donde estaba la médium.
Cuando la placa fue velada, mostró que era
la imagen de una luna llena.
“La luna flotando”, él escribió, “sobre el fon-
do de una nube menos luminosa y es de una
forma bastante diferente de los experimentos
precedentes.”
El experimento precedente ocurrió el 7 de
septiembre de 1911. En la noche antes, la mé-
dium fue impresionada por la magnifica luz del
cielo estrellado y en particular por la luna llena,
que ella miró durante algún tiempo con admira-
ción. Sobre la placa, en vez de la pequeña ma-
no deseada, lo que apareció fue una luna llena
encima de un fondo de nube blanca.
Había algo muy curioso sobre esta fotogra-
fía de la luna. El 17 de abril de 1912, la luna
estaba eclipsada. Los fotogramas del cinema-
tógrafo revelaron un allanamiento leve de la
imagen de la luna en la dirección del eje de ro-
tación. Esta característica aparece en la radio-
grafía del 7 de septiembre. La impresión que
se produjo fue doble y vio como si la nube no
hubiera sido duplicada. En aquel caso sólo la
luna parece que era la que se había movido.
¿Cómo podemos concebir - se pregunta el Dr.
Ochorowicz – este evidente movimiento como
una imagen mental?
Stanislawa Tomczyk
34
La siguiente sorpresa se produjo por Little
Stasia, proporcionando la prueba de que ella
no era una parte doble de la médium. Mientras
que el Dr. Ochorowicz tenía una animada con-
versación con la Srta. Tomczyk en su estado
normal, Little Stasia impresionó una imagen,
como prometió, sobre una placa fotográfica en
una habitación contigua, oscura y vacía.
El tiempo que necesitó Little Stasia fue rela-
tivamente poco. Esto era uno de los fenóme-
nos que dejaron perplejo a Ochorowicz y al
mundo de la ciencia en la que ella fue introdu-
cida. Los rayos invisibles rígidos que parecía
emitir la Srta. Tomczyk desde las yemas de
sus dedos le ayudaban, ante una comisión de
médicos, fisiólogos e ingenieros, ella podía le-
vantar las tijeras o cualquier otro objeto en el
aire a plena luz, sin ningún apoyo material. Los
rayos eran filiformes y actuaban como una lí-
nea de fuerza.
“He sentido estos hilos“, escribe el Dr.
Ochorowicz, “sobre mi cara, sobre mi pelo.
Cuando la médium separaba sus manos, el hi-
lo se hace más delgado y desaparece; esto da
la misma impresión que una tela de araña. Si
esto es cortado con tijeras, su continuidad es
inmediata, se restaura. Parece estar formada
de puntos; esto puede ser fotografiado y se ve
que ocupa más espesor que un hilo normal.
Comienza en los dedos. Innecesario comentar
que las manos de la médium fueron examina-
das cuidadosamente antes de cada experimen-
to."
Cuando estas fotografías fueron echadas,
se agrandaron en una pantalla y la estructura
psíquica se hizo visible. Se pudo observar que
había vientres y nodos a lo largo de ellos, co-
mo las ondas de una cuerda que vibra.
Cuando la Srta. Tomczyk levantó de manera
supernormal, una pelota, un número entero de
filamentos la rodeó como si fuera una red. En
una fotografía de una balanza que supernor-
malmente fue presionada, unos hilos finos,
aparecieron visibles como pelos.
El clamor de fraude es totalmente insosteni-
ble. De manera fácil es la tarea de ver si se ha
introducido pelos genuinos. Eusapia Paladino
lo intentó y fue descubierta, pero luego inme-
diatamente después realizó la hazaña median-
te el poder supernormal.
Ochorowicz conocía la existencia de tales
hilos invisibles. Hay observaciones que de-
muestran los hilos, más finos que los de araña,
algo parecido a las telarañas conecta al mé-
dium con los objetos de la habitación de mane-
ra supernormal, poniéndolos en movimiento.
La Sra. d’Esperance a menudo se quejaba de
una especie de telaraña en la cara. Margery de
Boston y muchos de sus asistentes tenían la
misma experiencia. Hace dos años, el prof.
Karl Blacher, de Riga, relataba sobre sus expe-
rimentos con Frau Ideler, ella hizo girar los hi-
los para lograr movimientos telecinéticos. Pa-
recía que tiraba de la parte interna de su mano
con las yemas de sus dedos. Los hilos pare-
cían ser de masilla, una sustancia elástica, al
principio gruesa y luego más fina, eran suaves
y secos. Incluso cuando eran manejados dismi-
nuían de manera perceptible. Un pedazo fue
asegurado y sujetado para someterlo a exa-
men, en un microscopio de la habitación de al
lado. Una ampliación de la fotografía microscó-
pica mostraba que esto no era un compuesto
de una hebra, pero son muy finos, aunque no
organizados. En su composición química, la
estructura no era conocida, ni parecida a nin-
guna tela textil.
35
Curiosamente, el fuego no tenía
ningún poder sobre aquellos hilos.
Ellos hicieron que la llama se retirara.
Pero eran conductores de electrici-
dad.
Tales fenómenos desvisten los fe-
nómenos de las sesiones milagrosas
del espiritualismo y los reduce a he-
chos de fisiología y de física. Ellos de-
jan de lado la psicología natural. Aun-
que, las inteligencias que con tanta
eficacia emplean este organismo del
médium para tales objetivos, recla-
man ser espíritus. Little Stasia era una excep-
ción. Pero entonces ella no sabía quien era.
Los espiritualistas creen que ellos pueden
ofrecer una solu-
ción, dicen que ella
era una de los mu-
chos que todavía no
había despertado
del hecho de que
había cambiado de
mundo, en otras pa-
labras que ella no
sabía que estaba
muerta.
Nandor Fodor—
Esta misteriosa gente.
Ochorowicz y su esposa
36
37
38
39
40
41
Mano impresionada por Stanislawa Tomczyk en
placas fotográficas
Imagen de los hilos psíquicos y la estructura que
tendrían en las manos para levantar los objetos
en el aire de manera invisible.
42
43
44
45
46
Marthe Beraud (“Eva C”) a la derecha, Ma-
dame Bisson, a la izquierda y Stanislawa
Tomczyk, posteriormente llamada Sra.
Feilding en el centro
A la derecha el cliché donde se impresionó la luna y a la derecha la imagen de la luna ese día
47
Publicada en Light el 12 de mayo de 1900
20 Mornington Road, Londres.
Agosto, 1874
Madame,
Me acaba de llegar la carta. Es con gran pe-
sar que no puedo darle ninguna esperanza de
que usted reciba las pruebas satisfactorias que
requiere por cualquier médium a mi disposición.
«El objetivo principal que he tenido durante los
últimos tres o cuatro años es: fijar la identidad de
una persona fallecida », y en este punto no pue-
do descuidar ninguna oportunidad. He tenido
oportunidades casi ilimitadas de investigar, más
que cualquier otro hombre en Europa. El Sr. Ho-
me apenas ha hecho una sola sesión en Inglate-
rra durante sus recientes visitas sin que yo no
estuviera en ellas, y la mayoría de sus sesiones
han sido en mi casa o en la casa de mi hermano.
Durante seis meses, Kate Fox ha estado dando
sesiones en mi casa, una o dos veces por sema-
na, y desde Navidad, la señorita Cook ha sido
casi como una más de nuestra familia, estando
más tiempo aquí que en la casa de sus padres y
dando pruebas y sesiones varias veces por se-
mana. Además de estos médiums altamente do-
tados, he tenido con frecuencia sesiones con
todos los otros buenos médiums cuyos nombres
son familiares a los espiritualistas.
Durante todo este tiempo, he deseado ardien-
temente obtener la única prueba que busco: la
prueba de que los muertos pueden regresar y
comunicarse. Nunca he tenido una prueba satis-
factoria de este caso. He tenido centenares de
comunicaciones que profesan ser amigos falleci-
dos, pero cada vez que intento conseguir la
prueba de que son realmente personas quienes
dicen ser, se derrumban. Ninguno ha sido capaz
de responder a las preguntas necesarias para
probar la identidad; y el gran problema del futuro
es para mí un misterio tan impenetrable como lo
ha sido siempre. Todo lo que me satisface es
que existen seres inteligentes invisibles, que di-
cen ser espíritus de personas fallecidas, pero las
pruebas que yo necesito todavía no las he teni-
do; aunque estoy dispuesto a admitir que mu-
chos de mis amigos declaran haber recibido
pruebas que realmente deseaban, y yo mismo
he estado muy cerca de convencerme en varias
ocasiones.
Por lo tanto, no puedo ofrecerle la menor es-
peranza de que sus preguntas sean respondidas
satisfactoriamente por cualquier médium que es-
té disponible para mí. No creo que tales pruebas
puedan obtenerse nunca, a menos que la perso-
na interesada en ellas (tú por ejemplo) también
esté presente.
La aproximación más cercana a una prueba
satisfactoria que he tenido, ha sido a través de la
mediumnidad de una dama privada que se desa-
rrolló como una médium de escritura bajo mi pro-
pio ojo, y que nunca ha dado sesiones con nadie
más. Con ella yo estaba obteniendo grandes es-
peranzas de que mis dudas fueran aclaradas;
pero lamentablemente perdió el poder.
En mi opinión, usted podría sentarse para es-
cribir en forma de mediumnidad con algún amigo
íntimo, pondría una mano sobre la suya para
controlar el exceso de poder y podría obtener
comunicaciones inteligentes. Usted, sin embargo
tendría que probar, probablemente con varios
amigos antes de dar con el más adecuado.
Siento mucho no poder darle más garantías
reconfortantes. He pasado por el mismo estado
de ánimo y sé cuán ardiente el alma anhela un
pequeño signo de vida más allá de la tumba.
En la biografía de Crookes, Fournier d´Albe mencio-
na una carta para Mme. Boydanof, una carta que es
aproximadamente de la misma fecha que ésta.
William Crookes y el mundo de los espíritus
Carta de Crookes a Madame B. de
San Petersburgo
48
Alec Harris fue un médium de materializa-
ción, en otro momento se hablará de él más
extensamente. George Cranley (Zerdini, falleci-
do no hace mucho tiempo) relata como tuvo
entre sus manos agarrando fuertemente la
mano de una figura materializada, y ésta se
disolvió entre sus manos. El médium no tuvo
ninguna intención de ofrecer pruebas a los
científicos, sólo lo hacía dentro del contexto
espiritualista. Aquí una sesión:
“Al fin hubo un movimiento de cortina del
gabinete. La figura delgada y con barba de
Rohan apareció de pie, vacilante en la abertura
que había delante del gabinete. Este guía cal-
mado y fuerte siempre daba comienzo a nues-
tras sesiones con saludos, explicaciones y con-
sejos. Tenía la costumbre de salir resueltamen-
te y hablar con cada uno de los asistentes por
turno y estrecharles las manos con sus propias
manos delgadas. Con su voz profunda y sua-
ve, daba a cada uno una cálida bienvenida…
Después de una pausa, avanzó titubeante e
inició su gesto de bienvenida tomando la mano
de cada uno de los asistentes que se encontra-
ban en la primera fila…
Rohan me soltó las manos y regresó al gabi-
nete. Tomó las cortinas negras que colgaban
para ocultar a Alec y las apartó. Levantó enton-
ces un lado por encima de la cabeza para mos-
trarnos a Alec en trance. Sentado en la silla,
resultaba perfectamente visible para todos.
Rohan, sin soltar la cortina, retrocedió y se pa-
ró junto a la ventana que estaba a cierta dis-
tancia de Alec. Era obvio que había dos entida-
des distintas frente a los asistentes.
¿Ven claramente al médium? - Preguntó
Rohan– . Mírenme aquí, parado bastante
alejado de él. ¿Seguro que nos ven a ambos?
Hubo gritos emocionantes de “Sí” y de
“¡Maravilloso!” por parte de los asistentes.
Rohan soltó la cortina
y avanzó para tomar
las manos de los que
se encontraban en la
fila de atrás. Siempre
se aseguró de saludar
a todos por igual, de
lo que vieran y lo to-
caran.
Sesión de materialización
de Alec Harris
Rohan
49
17 de diciembre de 1875
(Esta carta fue escrita antes de que Croo-
kes comenzara sus investigaciones con los
médiums)
Me senté junto a Crookes durante la cena la
otra noche, y tuve una conversación muy in-
teresante con él. De hecho, ninguno de los dos
habló ninguna palabra con nadie más en todo
el tiempo. Es un ocultista y alumno de Eliphas
Levi, a quien conoció en París. Él tiene resulta-
dos de sí mismo, pero me dijo que, como to-
dos los ocultistas profundos, había secretos
que no se podían revelar. ¿Es un iniciado en la
logia de Madame? Probablemente no, porque
no parece creer en los espíritus humanos y
dice que la magia casi en su totalidad es mala
y peligrosa.
***
C.C. Massey fue miembro original del Consejo
de la SPR y escribió importantes artículos en el
Proc. SPR, 1886-7, titulados “Las posibilidades de
la mala observación en relación con la evidencia
de los fenómenos de espiritualismo.
El Coronel H.S. Olcott fue el autor de “Gente del
Otro Mundo”, Hartford, EE.UU.
En su libro “La clave de los grandes misterios”,
París, Levi discute los fenómenos de D. D. Home,
y aunque cree que son paranormales, toma una
actitud “ocultista”, afirmando que no se originan de
seres humanos fallecidos.
Cuando se refiere a Madame, es a Madame
Blavatsky
William Crookes y el mundo de los espíritus
Extracto de una carta escrita por
C.C. Massey al Coronel
R. S. Olcott
Blavatsky y Olcott
Eliphas Levi
C. C. Massey
50
El pelo de Katie King
Sr. en respuesta a su corresponsal, el Sr.
A.G.Young, permítale decirle que en 1874
(cuando estaba trabajando en un retrato mono-
cromático de "Katie King", anterior a una pro-
ducción en acuarela de esta misma misteriosa
visitante), Sir William Crookes me prestó ama-
blemente un solo pelo tomado de una cerradu-
ra que lo había cortado del cuero cabelludo de
esa figura. Éste fue devuelto, con la observa-
ción de que no se parecía a ningún pelo hu-
mano visto nunca antes por mí, y no era redon-
do, sino angular, pero más fino, como el catgut
que utilizan los deportistas de pesca en los
arroyos claros y poco profundos.
Los rizos compuestos de este brillante mate-
rial de color ámbar debió tener una apariencia
sorprendentemente hermosa cuando fuera vis-
to bajo la luz eléctrica, quedando las sombras
suavizadas por las sábanas judiciosamente co-
locadas.
Habiendo estudiado cuidadosamente una
foto de "Katie" tomada por el difunto W. H. Ha-
rrison en 1873, y el relato de su aparición; con
todas las fotos de Katie y Miss Cook tomadas
por Sir William Crookes en 1874, junto con la
historia del mismo, estoy convencido de que no
se cometió ningún fraude ni fue posible bajo
las estrictas condiciones impuestas por Sir Wi-
lliam en su propia casa, donde la Srta. Cook se
alojó durante semanas.
Espero que todo esto se haga patente en
esa parte de obra (ahora lista para la prensa)
que trata de "formas fugaces", otras partes es-
tán dedicadas a las fuentes de las voces y a
etapas sucesivas del desarrollo del trance. En
él, se dan razones para pensar que "Katie
King" no era un espíritu desencarnado, siendo
una nueva teoría propuesta considerada por
los médicos más especialistas.
J. HAWKINS SIMPSON.
Esta respuesta de Simpson fue impresa en
el periódico "Light" en enero de 1901, en la pá-
gina 24 por A. G. Young de Brixton
Psypioneer – Volumen 3, nº 7, julio del 2007
Menciones
El color de pelo sería igual al de Sofía Vergara en
esta imagen, un color ámbar brillante
51
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Núcleo de las
investigaciones psíquicas
Las investigaciones psíquicas tiene como núcleo los
fenómenos de las imágenes, pero solo unas pocas cosas
todavía se estudian. Los fenómenos macroscópicos han
sido apartados por los investigadores quedándose con los
fenómenos mentales y unos pocos microscópicos, aun-
que lo espectacular está en los macroscópicos.
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Diario de ciencias psíquicas nº5 - julio 2017

  • 1. CIENCIAS PSÍQUICASVolumen I Julio de 2017 DIARIO DE Número 5
  • 2. CIENCIAS PSÍQUICAS “Los científicos, particularmen- te cuando dejan el campo en que se han especializado, son tan ordinarios, obstinados y poco razonables como cual- quier otro, y su privilegiada inteligencia hace sus prejuicios todavía más peligrosos.” (H. J. Eysenck) En este número Este número va dedi- cado a las mesas girato- rias o mesas parlantes. Desde los inicios del espi- ritualismo moderno las mesas han tenido una parte fundamental en la comunicación con el otro mundo; veremos los dife- rentes inventos que se han utilizado en las me- sas para la investigación y también cómo llevar a cabo una sesión de mesa giratoria y veremos a la psíquica de telequinesis Stanislawa Tomczyk. Hombre en estado cataléptico aguanta el peso de una mujer En la actualidad no hay ningún médium público de fenómenos físi- cos sobre el que no caiga sospechas fundadas de fraude. Hay perso- nas que no son objetivos y que los defienden más por simpatía y amis- tad al principio y después por obligación ya que si admiten que fueron engañados creen que su reputación y todos sus testimonios pueden ser desacreditados, pero es mejor aceptar que se ha sido engañado que mantener la mentira. Uno ve por internet grupos espiritistas defen- diendo a sus médiums (grupos sobretodo ingleses) a capa y espada porque en muchos casos les reporta ingresos económicos. La forma de luchar contra estos engaños es conocer la verdad, sea cual sea y para eso hay que leer y ver buena información objetiva. En portada la imagen de la materialización de Katie King, a través de la médium física Florence Cook. DIARIO DE Volumen I Número 5Julio de 2017
  • 3. índice La iglesia y los fenómenos psíquicos ………………………………………………… 4 Mesas Giratorias …………………………………………………………………………………… 6 Experimentos con mesas giratorias ……………………………………………………………... 11 Cómo hacer la experiencia de las mesas ………………………………………………………. 20 Poseyendo el poder del alma de las cosas (Stanislawa Tomczyk ) …………………………. 30 Carta de Crookes a Madame B. de San Petersburgo (12-5-1900) ………………………….. 47 Sesión de materialización de Alec Harris ……………………………………………………….. 48 Extracto de una carta escrita por C.C. Massey al Coronel R. S. Olcott (17-12-1875) ……. 49 El pelo de Katie King ………………………………………………………………………………. 50 Menciones ………………………………………………………………………………………….. 50 Ilusiones ópticas …………………………………………………………………………………... 51 Núcleo de las investigaciones psíquicas ………………………………………………………... 52 Contribuciones Donaciones literarias: Puede ayudar donando libros de autores que sean mencionados en la web o en esta revista. Las donaciones pueden ser actas, revistas, cintas, vídeos, … relacio- nados con la parapsicología, las ciencias psíquicas, espiritismo. También recortes de perió- dicos, diarios, noticias, revistas, … Puede fotocopiar y escanear cualquier material relevante como los anteriores. Puede ir a su biblioteca y sacar libros, con una cámara de fotos fotogra- fiarlo o escanearlo. También es útil las imágenes de materializaciones, ectoplasmas, levita- ciones, y otros fenómenos psíquicos. Diseminación: Pase información del sitio web y estas revistas a compañeros y conocidos. Informen a los administradores web de otros sitios si pueden incluir un enlace a la web. Es- criba a los redactores de revistas, radios, televisiones informando de la web. Comparta en redes sociales las fotografías, artículos, libros, revistas de la web. A través de FaceBook po- drá compartir todo el material, comentar, darle “me gusta”, opinar. También puede utilizar otras redes como Twitter, Vk, etc.
  • 4. 4 La iglesia católica en España, y seguramen- te en el resto de los países donde está instau- rada ha hecho, está haciendo y hará un gran daño a los fenómenos psíquicos de proporcio- nes incalculables. La iglesia tratará siempre de sacar partido a todo lo que pueda sacar partido para estar reforzada. La iglesia obtiene gran rendimiento del “demonio”, si el demonio exis- te, entonces ellos podrán sobrevivir ya que ella es “la salvadora” contra los demonios. El pro- blema radica en que un gran porcentaje de ca- sos psíquicos no tienen nada que ver ni de le- jos con la supuesta figura del demonio (en ca- so de que existiera, y que probablemente no exista). Cuando sucede un fenómeno psíquico, por ejemplo, un poltergeist; la gente no irá co- rriendo a buscar a un científico, aunque en es- tado normal, en un día normal digan que sí, en el momento de los fenómenos sus mentes irán a la idea “¿Y si al final es un demonio de ver- dad?”, la primera o de las primeras ideas des- pués de decidir espera a ver si todo pasa es llamar a un cura o un sacerdote, los cuales suelen ir y después de hacer sus bendiciones el poltergeist sigue igual o peor. Esto produce que las personas entre en más pánico que ha- bía al principio. Si la familia tiene creencias en contra de la iglesia tal vez dejen entrar a los investigadores para coger las riendas, pero sino, esto entrará en una espiral de pánico. A la iglesia le interesa esto, porque cada ca- so de poltergiest donde sale la idea de “demonio”, hay otra idea adjunta que es el con- trario, “la iglesia”. Lo que se busca es que esa familia, los amigos, la ciudad y hasta donde llegue crean que es un demonio y se acerque más a la iglesia. La gente afectada por estos fenómenos pueden ser personas con carrera universitaria, pero de nada sirve cuando en el inconsciente se ha grabado desde años atrás la posibilidad de que el demonio existe y viene a cogernos; llega un punto en el que la razón deja vía libre a la superstición, en ese momento el caso está perdido. Los investigadores que hay dentro de la iglesia no ayudan a la solución. Los exorcismos se hace una y otra vez bajo la premisa de que es el diablo el que está al mando del cuerpo, sin tener en cuenta las otras explicaciones psíqui- cas, pues a la iglesia no les interesa ni puede admitir otra (después de descartar la posibili- dad de la enfermedad mental). Otra de las premisas de la iglesia es: No existe la comunicación entre los vivos y los muertos. Esta premisa no admite discusión pa- ra ellos, así que a partir de ella todos los fenó- menos psíquicos quedan explicados bajo este manto de visión reducida. El investigador Os- car González Quevedo era capaz de explicar todos los fenómenos psíquicos como fenóme- nos paranormales producidos por las perso- nas, desde el punto animista, pero nunca admi- tía la posibilidad de la comunicación con los muertos, pues es una premisa (injustificada) de la iglesia. Así afirmaba libremente que por ejemplo William Crookes estaba equivocado; también que las materializaciones enteras de fallecidos eran falsas; en cambio era capaz de admitir que existían milagros sin explicación, eso sí, milagros asociados a la iglesia, no se molestaba en pensar que podían ser también parte de fenómenos psíquicos. Todo eso pro- duce una “ceguera” en los investigadores de la iglesia, reduciendo su capacidad investigadora. En España la iglesia ha influido mucho ya que después de la 1ª Guerra Mundial entre unas cosas y otras y la llegada de la Segunda Guerra se instauró al mando un dictador que apoyaba a la iglesia y viceversa, durante 40 años, dejando instaurado en el inconsciente de la gente la idea de que el demonio está al ace- cho y si no estás cerca de la iglesia te cogerá y te llevará al infierno, esto está grabado en la mayoría de los subconscientes, la mayoría de la gente ni se imagina que esas ideas están en La iglesia y los fenómenos psíquicos
  • 5. 5 su mente, preparadas para salir en el momento adecuado, el momento de la aparición de los fenómenos psíquicos. En el caso del cine, las películas de terror buscan crear miedo, para eso se hacen; y no es casualidad que la mayoría de las películas de miedo de gran alcance tengan “el demonio”, los fenómenos paranormales y “un sacerdote” por en medio. Este eje de demonio-fenómenos paranormales– sacerdote, está sustentado por la idea inconsciente que tienen la mayoría de personas, de esta forma la película tiene casi todo el trabajo hecho, el miedo ya está en las personas, ahora sólo tienen que ponerlo en imágenes con un poco de trama y el miedo sal- drá solo, simplemente hay que apretar la “teclas” adecuadas que están instauradas en el inconsciente de la mayoría de la gente de los países cristianos, las mismas ideas que frenan a los intentos de investigaciones psíquicas. Esta resistencia de la gente a dejar de lado a la iglesia durante los fenómenos psíquicos hace que esta ciencia esté abocada al fracaso, pues cuando un investigador llegue y la familia no vea resultados inmediatos van a recurrir a la iglesia que tenga resultados o no, toma- rá el mando, si hacen algo y no funcio- na, dirán que el demonio es más fuerte, o que hay más de uno, la batalla del in- vestigador para estudiar el fenómeno está perdida, sólo queda la retirada. La imagen de la derecha muestra cómo la iglesia tapa la luz de la ciencia con un manto de superstición para sacar rendi- miento; pues ella crea una nueva verdad artificial que manejan a su antojo y crean también un infierno artificial donde está el “demonio”, en vez de dejar que la ciencia ilumine al mundo de manera natural. Ya en 1880 Charles Darwin se preguntaba por qué España quedó tan atrasada, encontrando la explicación en la iglesia y su represión
  • 6. 6 Es la forma más simple y burda de comuni- carse con el yo subconsciente o con inteligen- cias extrañas. Como la “mensa divinatore”, me- sas utilizadas con fines de adivinación en la antigüedad. Ammianus Marcellinus describe una mesa con una losa donde están grabadas las letras del alfabeto, por encima de la cual se sostenía un anillo suspendido por un hilo. Ba- lanceándose el anillo encima de ciertas letras se transcribían los mensajes. Tertuliano parece ser el primero que conoció las comunicaciones de mesa con el mundo invisible. Poco después de los golpes en Rochester (con las Hermanas Fox), la mesa giratoria se convirtió en una verdadera epidemia en Améri- ca y se extendió desde allí a Europa. Mesas Giratorias
  • 7. 7 En 1852, se utilizaba a la hora del té, las mesas llegaban para girar en Inglaterra. Deseando poner fin a esta manía, un comité de cuatro médicos celebró sesiones y publicó sus hallazgos en el Medical Times y en Gazette, el 11 de junio de 1853. Sus conclusiones fueron que los movimientos de la mesa se producían por la acción muscular inconsciente. Unas se- manas más tarde llegó el artículo que Faraday publicó en The Times, en donde la acción muscular inconscien- te de los participantes fue demostra- da experimentalmente. Los mesmeristas, sin embargo, dieron la bienvenida al movimiento de las mesas como una demostra- ción de la fuerza ódica, mientras que muchos eclesiásticos afirmaron ha- ber demostrado la participación de fuerzas satánicas en los movimien- tos. El procedimiento usual es formar un círculo alrededor de una mesa, poner las manos lige- ramente, con las yemas de los dedos tocando la superficie y con la luz muy ténue o en com- pleta oscuridad, y a esperar las manifestacio- nes. Si alguien con poderes psíquicos está pre- sente, la mesa puede, después de un tiempo, mostrar signos de animación. La primera de estas señales es un movimiento tembloroso bajo las manos de los participantes; sigue des- pués aumentando hasta que la mesa palpita por una misteriosa energía. Fue este fenómeno en sus experiencias con D.D. Home lo que in- dujo a Alejando Dumas a concebir una narra- ción fantástica con la mesa como una inteligen- cia misma. La concepción de un espíritu en- trando en el mobiliario se convirtió en una idea preferida de los escritores franceses. La superficie de madera parece actuar como un reservorio de la fuerza nerviosa externaliza- da. Hereward Carrington dijo de sus sesiones con Eusapia Palladino, que la mesa parecía estar de alguna manera viva, como la parte tra- sera de un perro. Después de esta etapa vibra- toria, la mesa puede sacudirse, inclinarse, tro- pezar y eventualmente llegar a levitar comple- tamente. Alejandro Dumas
  • 8. 8 Aparentemente hay una inteligencia detrás de estos movimientos. Si se nombran las letras del alfabeto en la oscuridad, la mesa, se incli- nará y golpeará el suelo o a alguno de los asis- tentes para señalar que en ese momento se ha dicho la letra correcta y así transmitir un men- saje más largo, a menudo los mensajes preten- den venir de alguien que ha fallecido. La inteli- gencia que se manifiesta tiene características personales. En sesiones repetidas según el comportamiento de la mesa o las excentricida- des de su comportamiento puede indicar que está presente la misma identidad. Un compor- tamiento extraño, estúpido o torpe de la mesa indica que en ese momento hay un nuevo visi- tante manipulando el mueble. Pero la mesa puede revelar mucho más que eso. Sus movi- mientos pueden expresar humor, emoción, per- sonalidad. Puede subir al regazo de los pre- sentes como una señal de afecto, puede per- seguir a alguien por toda la habitación de ma- nera hostil. Como medio adicional, la mesa puede tras- mitir impresiones, mediante extraños crujidos. P. P. Alexander cuenta en su libro “Spiritualism: A Narrative with a Discussión”: “En una determinada etapa del procedimien- to, la mesa empezó a hacer extraños movi- mientos ondulatorios y produjo, a medida que avanzaba, un curioso acompañamiento de so- nidos de crujidos. Mr. Home parecía sorprendi- do. – Esto es muy curioso – dijo – es un fenó- meno (el movimiento y crujidos a la vez) que no recordaba nada de lo que se pensara, ex- cepto a un barco en peligro, con sus maderas tensadas por el fuerte mar… Todo esto llevó a la conclusión… la mesa procedió a los rap: `Es David´. Al instante, una dama se echó a llorar y gritó: - ¡Oh, ese debe ser mi pobre y querido hermano, David, que se perdió en el mar hace algún tiempo!” Cuando la mesa se mueve bajo el contacto, hay una posibilidad obvia para que la mente subconsciente actúe o también una personali- dad secundaria que pueda transmitir ideas me- diante la presión muscular inconsciente. Esto es válido tanto para un médium como para los asistente. Según Myers, “el yo-subliminal, al igual que un telegrafista comienza su esfuerzo con pleno conocimiento del alfabeto, pero con un resultado débil y grosero sobre los ajustes musculares, es por lo tanto a priori, probable- mente que de un modo más fácil pueda comu- nicarse utilizando la repetición de movimientos simples, dispuestos de manera que se corres- pondan con las letras del alfabeto”. Pero Myers también estaba inclinado a atribuir a la mente subconsciente el movimiento de la mesa sin contacto. “Si una mesa se mueve cuando na- die la toca, esto no da más probabilidad de que sea mi difunto abuelo que sea por la actuación de uno de los presentes. No podemos decir cómo se mueve, pero tampoco podemos decir quién es el que la mueve”. Ciertamente, hay experiencias que confir- man esta posibilidad y muestran cuán singular y amplio puede ser el engaño. George E. Long, un conocido del Dr. Hodgson, narra en Proce- edings, Vol. XI. Pág. 65, una extraña experien- cia con una silla. A través de una joven no pro- fesional, recibió lo que se decía que era la Hereward Carrington—1903
  • 9. 9 prueba más convincente del regreso del espíri- tu: “Lo que escribo a usted sucedió hace más o menos dos años, yo buscaba una prueba con- vincente del retorno del espíritu para conven- cerme. Una joven chica, una médium espiritua- lista, no profesional que no cobraba ni un cen- tavo nunca utilizaba la ouija y una silla para re- cibir los mensajes. Primero, la silla transmitió mi nombre y mostró una disposición a ponerse en mi regazo”, luego escribió George, “tienes que conocerme como Jim”. Pero no lo conocía y se lo dije. Luego sin mirar las letras del table- ro en la mesa transmitió: “Long Island, Jim Rowe”, y “¿No recuerdas que solía llevarte (carry) cuando eras un muchachito?” con pala- bras de afecto. Tuve que reconocer la verdad en ello y también decir que como era un hom- bre ignorante, posiblemente mi mente confun- dió “Cary” con “carry” (llevar). Debo admitir que estaba desconcertado en ese momento. Para asegurarme de su poder le pedí que contara los barrotes de la valla. De alguna manera él no podía estar seguro de esto, incluso la mé- dium objetó. Como último recurso, le pregunté cuánto tiempo hacía que había dejado la tierra, la respuesta llegó, entre trece y catorce años. Ahora la secuela. Lo siguiente me ocurrió hace uno o dos días, aunque los dos incidentes eran correctos, el nombre que debía haber sido da- do era Roe, en lugar de Rowe. En segundo lu- gar, yo estuve ese verano en Long Island, y entonces me pregunté cuanto tiempo llevaría muerto Jim Roe, y se me informó que murió el invierno pasado; así que cuando recibí esta prueba tan convincente para los creyentes, el hombre no estaba muerto.” Una silla o una mesa no hay ninguna dife- rencia una vez que el poder disponible es sufi- ciente para manifestarse. La razón por la que se suele utilizar la mesa para la comunicación con espíritus es porque es un mueble que está generalmente disponible, conveniente, permite el contacto alrededor de ella por un número determinado de persona, su superficie actúa como un receptáculo para la fuerza generadora y el espacio de debajo actúa como un gabinete si se coloca un mantel de tela que llegue hasta abajo. En los viejos tiempos usaban a menudo una mesa con un agujero en medio a través de la cual las manos materializadas eran empuja- das hacia arriba. Eusapia Palladino insistió en una mesa para sesiones construida enteramente de madera. Ella consideraba el pino liso como la mejor pa- ra absorber el magnetismo vital. No permitió ningún metal en la construcción de la mesa. No permitió ningún metal en la construcción de la mesa. El color de la mesa no importaba. Richard Hodgson (1855–1905)
  • 10. 10 Maxwell encontró una ventaja al cubrirla con algún material blanco de textura ligera. También in- sistió en que la mesa posiblemente debería ser montada con clavijas de madera en vez de clavos de metal, esto es para los médiums que a veces son extremadamente sensibles a los metales. Con médiums poderosos el movimiento de la mesa puede ocurrir en cualquier momento y revelar una tremenda fuerza en funcionamiento. “Durante cualquier comida con la Sra. Elgie Corner (Florence Cook) en su propia casa”, escribe Gambier Bolton en su libro La Fuerza Psíquica, “mientras ella se dedicaba a comer y beber, (sus manos visiblemente todo el tiempo) la pesada me- sa del comedor empezaba primero a temblar, poniendo a temblar a todos los vasos, platos, cuchi- llos, tenedores y cucharas, todo en movimiento, luego empezaba a balancearse de un lado a otro, y en todo momento se oían golpes y raps en la mesa, y de muchas partes diferentes se llevaban la comida como si fuera una sala de un restaurante público. Nandor Fodor— An Encyclopaedia of Psychic Science (1934). Sra. Elgie Corner (Florence Cook)
  • 11. 11 Desde que el espiritualismo moderno co- menzó con los fenómenos producidos por las Hermanas Fox, las sesiones con mesas o vela- dores aparecieron y se hicieron muy famosas, la gente empezó a realizarlas en sus casas, pues por entonces no había tantos entreteni- mientos como ahora que hay muchas cosas para hacer y entretenerse, como Internet. Por entonces no había muchas cosas que hacer una vez que llegaba la noche, no había ni tele- visión, ni radio y en pocas casas había corrien- te eléctrica, así que esto era un buen diverti- mento para pasar la noche y si de paso podían contactar con gente que había fallecido, pues la noche se pasaba bien entretenida. Cuando se ponían la familia o amigos alre- dedor de una mesa en la oscuridad a esperar que sucedieran fenómenos a veces la mesa se movía de manera inesperada y levitaba. En primer lugar se podía producir levitación o movimiento de mesas sin que hubiera ningún contacto físico con la mesa. En este caso no había nada que objetar sobre si la mesa se ha- bía movido por alguno de los presentes de ma- nera consciente o inconsciente, pues no había ningún contacto con la mesa. El físico Faraday expresó su idea de que estos movimientos de mesas eran fraudulentos o eran movimientos inconscientes de las per- sonas que se sentaban alrededor de la mesa, así que diseñó unos experimentos para de- mostrar que estos movimientos no eran produ- cidos por ninguna fuerza desconocida. William Crookes le respondería que eso estaba muy bien pero que ninguno de sus montajes servi- rían para el caso en el que la mesa se levanta- ba del suelo sin que nadie la tocara, ningún movimiento involuntario sobre la mesa de ma- nera física era producido, ni voluntario ni invo- luntario, porque la mesa no era tocada por na- die. Faraday diseñó algunos experimentos para el caso en que la mesa era tocada y ésta se movía por la habitación o se inclinaba mientras las manos de los participantes estaban encima Experimentos con mesas giratorias
  • 12. 12 De ella. Faraday describió sus experimentos en The Athenaeum pero sin mostrar ninguna imagen de sus montajes, así que vamos a leer su descripción y fácilmente imaginaremos qué es lo que hizo para sus demostraciones. Lo primero que hizo fue poner una lámina de cada materia que utilizaría posteriormente, las colocó encima de las mesas para que se moviera, las mesas se movía (siempre con contacto de los asistentes), lo que quería evitar es que luego si no se movía la mesa cuando pusiera sus montajes no dijeran que es porque le material utilizado evita que se mueva. En este caso la mesa se mueve sin contacto de los asistentes, separada por una barrera El físico Michael Faraday
  • 13. 13 La idea de Faraday era demostrar que las me- sas se mueven por presión involuntaria de los asistentes que están tocando la mesa, y hacia ello van encaminados todos los aparatos que diseñó. Aparato 1: Preparó 4 ó 5 piezas de cartón, y en medio les untó una especie de pomada con cera, con el objetivo de que las piezas de cartón resbala- sen unas encima de otras. La última pieza so- bre la mesa era un papel de lija para evitar que el último cartón se moviera. Todos los carto- nes, en el lateral tenían señaladas unas líneas para comprobar la posición inicial y final de los cartones unos respecto de otros. El cartón de más arriba, donde pondrían las manos era un poco más grande para que no vieran las líneas que tenían los cartones de abajo. La pomada o pegamento era lo suficientemente fuerte para ofrecer resistencia, pero haciendo una presión suficiente los cartones se desplazarían y que- darían en esa nueva posición, como el pega- mento es suficientemente fuerte no se despla- zarían después. Lo que descubrió fue que ha- cia donde se había movido la mesa fue hacia donde los cartones se habían desplazado. Aparato 2: El siguiente paso fue observar si la mesa se movía antes que la mano o la mano era la que movía a la mesa. Consistía en un cartón, tenía un fulcro alrededor del centro, pero más pe- queño que el cartón, en el centro un alfiler fue colocado. Una tira de papel pinchada en el centro del cartón le permitía girar, se apoyaba en el fulcro, y sobresalía hasta la mesa, enci- ma de la tira se colocó una moneda para hacer peso. Cuando el cartón es movido, la tira de papel queda quieta, y puede observarse hacia donde se ha desplazado el cartón. Todo esto indicaba que había un movimiento relativo de las manos y las mesas. (Figura 1) Como la tira de papel está de manera fija a la mesa debido al peso de la moneda, si la me- sa se mueve, la moneda no se mueve con res- pecto a la mesa pero sí respecto al cartón, lue- go el resto de cartón no debería de moverse, eso quería decir que el movimiento de las ma- nos no era el de la mesa, si es que ésta era la que se movía primero. (Figura 2). Aparato 3: Este estaba formado por dos placas, una de 9x7 pulgadas y otra debajo de 9x5 pulgadas, lo que se conseguía era que al poner la grande sobre la pequeña queda un espacio en los dos laterales donde se colocaron dos rodillos, de manear que quedó una especie de plataforma deslizante. Estos rodillos estaban sujetos a un índice, como en una cadena, cuando gira el pedal, la rueda se mueve, aquí era al revés, el cilindro se movía y un índice dispuesto produ- cía también el movimiento. El índice estaba su- jeto a una goma elástica que le daba un poco de tensión. Si el índice era escondido, la mesa se movía, si era puesto a la vista de todos, la mesa no se movía. (Figura 3)
  • 14. 14 Segundo aparato de Faraday, el color azul es la superficie de la mesa Figura 1. Si el círculo de cartón donde se ponen los dedos se desplaza por empuje de los dedos, la tira de papel gris queda fija e indica que los de- dos son quienes empujan a la mesa en primer lu- gar. Figura 2. Si la mesa es la primera que se mueve y no los dedos, se produce un movimiento para- normal y el círculo de cartón queda quieto y la tira de papel apoyada en la pesa se desplazaría respecto al cartón.
  • 15. 15 Como vemos los experimentos de Faraday están destinados a detectar la adherencia que se produce entre los dedos y las palmas de las manos y los movimientos de las mesas cuando hay contacto. Pero los científicos no estaban totalmente convencidos de que esto sirva para explicar los movimientos de las mesas con contacto. Por ejemplo, si una mesa se eleva del suelo sin que toque ninguna pata el suelo y las manos están en la superficie de la mesa, esto ningún montaje anterior serviría. Los investigadores psíquicos no se queda- ron de brazos cruzados; se han diseñado arte- factos y mesas que demostrarían de una vez por todas que los movimientos de las mesas con contacto (sin producir levitaciones, es decir sin que se eleve del suelo) con las manos eran debidos a una fuerza paranormal, la “fuerza psíquica”. Uno de los cientos de experimentos que hi- zo W. J. Crawford de Belfast con una mesa fue el siguiente montaje (ver las imágenes de la siguiente página): De la parte de arriba de una viga de la habitación pasó un gancho, del cual colgó una báscula. De las cuatro esquinas de la mesa se ataron unos hilos, y estos hilos se colgaron de la báscula, quedando la mesa ni- velada y al vuelo. Sobre la mesa había unas pestañas de madera para colocar las manos. Estas pestañas de madera hacían contacto eléctrico. Las manos eran colocadas sobre las pestañas, si se apretaba hacia abajo, la pesta- ña bajaba y hacía contacto eléctrico que gene- raba un aviso a Crawford. Durante los experimentos se pudo compro- bar que la mesa aumentaba y disminuía de pe- so (se veía en la báscula) pero ningún aviso eléctrico se produjo, los participantes tenían los dedos encima de la mesa pero en ningún mo- mento apretaron hacia abajo. La siguiente mesa que vamos a ver es la inventada por Colin Brookes-Smith, un ingenie- ro de la Sociedad para la Investigación Psíqui- ca, una mesa para detectar los movimientos musculares involuntarios de las personas so- bre la mesa cuando apoyaban sus dedos enci- ma. Las siguientes mesas que se mostrarán en las imágenes de más adelante están destina- das a la médium italiana Eusapia Palladino. La médium italiana tenía suficiente “fuerza psíquica” para mover una mesa y hacerla levi- tar pero a veces ella intentaba cometer fraude a veces de manera voluntaria y otras involunta- riamente; sólo cuando los científicos se ponían serios con ella, era cuando aparecían los fenó- menos indiscutibles. La mediumnidad de Eusapia era algo dife- rente a los demás médiums de la época, ella no necesitaba entrar en un gabinete para pro- ducir los fenómenos, simplemente se sentaba delante de la mesa con su larga falda. Se com- probó que la falda actuaba de mini-gabinete para la médium, en esa parte oscura (debajo de la falda) la energía psíquica se acumulaba para producir los fenómenos, por esta razón muchas veces, si se observan las fotografías con detenimiento se ve como alguna de las pa- tas de la mesa parecen estar “agarradas” por parte de la falda, aún cuando la médium tenía totalmente controladas sus manos y sus pies. Esto era un quebradero de cabeza para los científicos ya que la levitación de la mesa no era todo lo limpia que se podría esperar para evitar cualquier duda de los escépticos ya que siempre podrían recudir a la posibilidad de fraude, pese a que la médium estaba totalmen- te controlada; así que se diseñaron unas me- sas especialmente para las sesiones con Eusapia Palladino. Figura 3. Las manos sobre la lámina superior
  • 16. 16 Montaje de la mesa de W. J. Crawford Mesa diseñada por Colin Brookes-Smith
  • 17. 17 Mesa diseñada por Colin Brookes-Smith Colin Brookes-Smith al lado de otros inventos para medir los movimien- tos de las mesas durante las sesiones de espiritua- lismo, a la izquierda se muestra un montaje muy parecido al de Crawford
  • 18. 18 El problema con la médium Eusapia Palladino era que su falda actuaba como un mini-gabinete, si se fija en la pata derecha al lado de la médium, algo debajo de la falda parece empujar a la pata de la mesa
  • 19. 19 En el libro Eusapia Palladino and her pheno- mena, Carrington, Hereward muestra uno de los montajes que se hicieron para las sesiones con Eusapia. Las dos patas más cercanas a la médium tiene insertadas unos conos invertidos de ma- dera, fijados al suelo. Su forma permitía que la mesa oscilara hacia adelante y atrás, y así se evitaba que la médium pudiera mover la mesa con sus pies o sus rodillas. Y el travesaño que unía a los dos conos evitaba que la médium levantara la mesa empujándola con las rodillas hacia arriba. La mesa de la derecha fue inventada por d´Arsonval, las patas de la mesa próximas al asiento de Eusapia Palladino están cubiertas con madera para evitar que ellas la moviera con los pies. Es un montaje parecido al de Ca- rrington para eliminar el fraude durante las se- siones de levitación de la mesa.
  • 20. 20 En las diferentes obras de la presente colec- ción, hemos sido necesariamente conducidos a dar lo que se podría llamar consejos operato- rios. Es aquí, que respondiendo a la necesidad muy particular, es indispensable insistir sobre la “técnica” de la experiencia, que mal conduci- da, puede extraviarse en deplorables torpezas y en las peores incoherencias. 1º La ignorancia. No es prudente “Hacer marchar a las mesas”, sin saber, por lo menos un poco, lo que se intenta. Antes de experi- mentar, y una vez formado el grupo, es siem- pre muy oportuno que uno de sus miembros sea informado sobre la naturaleza del fenó- meno, sea por una práctica personal, sea úni- camente por el conocimiento libresco. Así bien, es preciso invitar a unirse a los asistentes a alguien para quien la cuestión no sea descono- cida, y que pueda iniciar un poco a sus coparti- cipantes. Antes de pasar a las experiencias, la consulta de buenos libros, por el grupo reunido En las sesiones del Institut Général Psychologique (1906), el pequeño velador de madera blanca se desplazaba solo y a veces se elevaba. El dispositivo fue inventado por Youriévitch, con una polea y un cilindro registrador, servía para marcar de manera automática el momento en el que la mesita se desplazaba. El cilindro giraba constantemente y la aguja se desplazaba hacia adelante. Cómo hacer la experiencia de las mesas
  • 21. 21 Y el comentario sobre puntos de detalle obscuros, son singularmente útiles, no una sola vez, sino a cada reunión. Es crear así progresiva- mente una especie de escuela don- de la ignorancia se ilumina, donde se comprende mejor, el día a día, lo que se hace, por qué y cómo se ha- ce. 2º Credulidad. Es una gran fal- ta, el reunirse alrededor de una me- sa habiendo tenido el cuidado, de dejar detrás de la puerta todo espíri- tu crítico. Sería otra, aportar un espí- ritu lleno de suspicacia, pero el error es aún más desdichado cuando se viene saturado de ciega credulidad. Hay allí aún, un estudio que empren- der y que terminar, para crear entre todos una atmósfera de sana razón, una psicología de libre examen, sin prejuicios en uno u otro sentido: no ser, ni “fácil” ni “refractario”, los dos estados del espí- ritu deben intervenir por partes iguales; esto sería una buena fórmula para comprobar los hechos y juzgarlos con imparcialidad. 3º Establecimiento de un control. Es lo que no se hace, lo más a menudo. Hemos de- mostrado, sin embargo, al hablar del fraude consciente e inconsciente, que esta medida de precaución es muy necesaria. No tiene nada de ofensivo, para la dignidad de nadie, notablemente la del médium. Hemos tenido el honor de ser varias veces invitados a sesiones del Instituto Metapsíquico Internacional, donde era estudiada la facultad del médium polaco Guzik (de efectos físicos). Se encontraba allí las más altas personalida- des de la ciencia. Todos toleraban que se les encadenasen las manos, por una atadura con- tinua, de tal suerte que ni el médium, ni ellos mismos pudiesen disponer de la libertad de movimientos, fuera de un radio muy reducido. No se trataba de sospechar de nadie, sino de dar a todos la seguridad de la probidad de una experiencia donde no podía intervenir, de quien fuese, un factor subconsciente. Las sesiones de mesas giratorias se desa- rrollan lo más generalmente con un entero des- conocimiento de este procedimiento científico por excelencia, y es lamentable, pues esta lige- ra molestia individual no puede alterar sensi- blemente los resultados esperados. Lo que se- ría nocivo, sería hacer sentir demasiado, por ataduras demasiado estrictas, al médium, que se desconfía de él. La buena manera es dejar- le una cierta facilidad, sin dejar, sin embargo, un instante de “tenerlo a la vista.”
  • 22. 22 4º Fotografía. A este propósito, si se tie- ne alguna sospecha y si la sesión tiene lugar en la obscuridad, hay imprudencia en fotogra- fiar bruscamente (con magnesio) a los asisten- tes y al médium. Puede resultar, para éste últi- mo, un choque cuyos efectos—se conocen ca- sos— son los de abolir en él la facultad me- diúmnica. En cuanto a los testigos, se puede tener en los emotivos, un choque, particularmente noci- vo, si se tiene en cuenta el estado de tensión nerviosa que en cualquier grado acompaña a la experiencia del curso. Tercera considera- ción: los espiritistas están de acuerdo en pen- sar que esta brusquedades de la luz disgusta a los espíritus visitantes. Ellos son, al parecer, más perturbados aun, que los asistentes. 5º Cantos y plegarias. No hay nada de ri- dículo, sino todo lo contario, en abrir la sesión por cánticos a media voz, y también por plega- rias. Esta manera de preludiar corresponde, principalmente, a los anglosajones, de los que muchos han recibido una profunda educación religiosa. Esta costumbre no es, sin embargo, exclusiva de ellos. Contribuye a crear un am- biente recogido, los cantos deben ser de carác- ter grave y sin frivolidad. Este elemento de psi- quismo colectivo tiene un valor cierto. 6º Fluidos armonizados. Durante los pri- meros años en que se practicó “la mesa girato- ria” tanto en América como en Europa, se creía necesario alterar los sexos, en la constitución de las cadenas de manos sobre la mesa. Era una práctica inútil: algunas personas la obser- van aún. En verdad, no tiene ninguna necesi- dad de privarse de ello. La sesión será igual de buena si dos damas son vecina, o dos o varios señores. Lo que sí importa es que dos fluidos poco simpatizantes no estén próximos. Sucede en esto, como en la vida. Las gentes que no se sienten atraídos, el uno hacia el otro, toman sus distancias. Es el juego cotidiano de las atracciones y repulsiones. Lo esencial es no admitir, en un mismo grupo, a dos seres que según la expresión corriente “no se pueden ni ver”. Su antinomia no será nada favorable al éxito. Y está probado, por contraste, que un grupo formado por individualidades que … se conciertan, tienen grandes probabilidades de realizar sesiones afortunadas, por lo armonio- sas. 7º Mismos deseos. Lo que se ha dicho para el acuerdo de los fluidos, se aplica muy semejantemente, al acuerdo de las intencio- nes, a la homogeneidad de los pensamientos. Es contrariamente que la mitad del grupo no piense en cuanto a los objetivos a alcanzar, como la otra mitad. Ejemplo: Algunos desean obtener fenóme- nos físicos, raps, desplazamientos de muebles, levitaciones de objetos, luciolas y luces estre- lladas; tales otros esperan comunicaciones so- bre sus desaparecidos o, procedentes de los seres a quienes lloran, indicaciones sobre he- chos por venir, noticias sobre viajeros lejanos, etc. Hay discordancia entre las dos formas de deseos, de esperanzas, y esta falta de unidad es tal, a veces, que los fenómenos producidos no tienen más que un valor parcial, disminuido o… sin hilación. Es mejor ponerse de acuerdo sobre objetivos precisos. De hecho, esta con- vención preliminar, no siempre tiene por conse- cuencia que sea respetada durante la expe- riencia. Se esperaba una cierta categoría de fenómenos; se producen otros que no se deseaban. Pero, por lo menos, la unidad de intención no es nunca perjudicial. 8º Ni fatigados, ni enfermos. La sesión fallida es lo más a menudo lo previsible, si se
  • 23. 23 encuentran en las asistencia enfermos o perso- nas fatigadas por un exceso de trabajo físico o intelectual. La contribución aportada por ellos, al “bloque fluídico” del conjunto no puede ser más que mediocre o nula, si es que no nefasta. El hecho es comprensible desde que se re- cuerda que le médium toma de cada uno una parte de energía, y si se admite también que las fuerzas X… o que los espíritus, cuentan también sobre este auxiliar energético para in- tervenir con el máximo de efecto. Bajo Cual- quier ángulo que se mire, esta teoría del prés- tamo de energías, es sostenible. En conse- cuencia, no solamente un asistente deficitario priva de su energía o de su fluido normalmente activo al potencial global de la asamblea, sino que su estado fisiológico de inferioridad, produ- cido por enfermedad o exceso de trabajo susci- ta una perturbación, que puede llegar hasta arruinar la experiencia. 9º Número de asistentes. Más vale ser pocos bien acordados que muchos con inten- ciones dispares. La cifra de diez representan- tes ya es un gran número máximo, y a menudo son demasiados. 1952, grupo realizando una sesión de mesa de la casa en Michael´s Hill, Bristol
  • 24. 24 10º La mesa. Ella puede ser de un peso muy variable. Hay ventaja en que sea de ma- dera. Son utilizadas tanto las más pesadas co- mo las más ligeras; para moverlas, todo de- pende de las aptitudes de las personas que la rodean. Se sabe que, a veces, una sola es ap- ta para movilizar un mueble donde se aplica- rían en vano los esfuerzos de varias presiones conjugadas. Una forma de accesorio, más bien fuera de uso, hoy en día, es la del plato, que para ser accionado, no necesitaba más que intervención de una o dos personas. Se em- plearon también cestas de mimbre e incluso sombreros, tazones. Hubo circunstancias en que el poco peso de estos objetos contribuyó a notables resultados: citemos el hecho bien controlado de una fuente abandonando su punto de apoyo, y subiendo por sí misma, hasta el techo para después caer bruscamente y romperse en el suelo. Otro ca- so, no menos bien comprobado: un plato giran- do en el aire alrededor de siete personas, acer- cándose a ellas y después alejándose para ve- nir a depositarse lentamente sobre una mesa. Bellos ejemplos de levitación, pero muy raros. 11º Contacto de los meñiques. Se trata aún de una manera de operar que nada justifi- ca. Se ha creído que era indispensable apuntar los dedos pequeños en la cadena (tocarse con los meñiques entre los participantes) : ello es inexacto. Se puede renunciar a esta práctica pasada de moda. Si no dificulta el trabajo, tam- poco lo ayuda en nada. Las manos espaciadas y disociadas sobre la mesa bastan. 12º El recogimiento. Una de las principa- les razones por las cuales las experiencias de mesa fracasan o no satisfacen, estriba en el hecho de que los asistentes no saben observar la disciplina del recogimiento. Se habla dema- siado, cuando non se distrae la atención en conversaciones a todo tren, sobre motivos completamente ajenos a lo que se emprende. La idea sería el silencio completo. Si no es posible sujetarse al mutismo, al menos es ne- cesario no dispersarse en propósitos sosteni- dos, y con mayor motivo, en exposiciones de puntos de vista contradictorios, en discusiones. La mejor actitud mental es la de pensar ex- clusivamente en la experiencia y no desviarse de este objetivo escuchando y añadiéndose a las charlas. Si se tiene que hablar, o mejor di- cho, si se estima que es necesario hablar, aun- que sea brevemente, que sea sobre hechos relativos a la experiencia en curso; por ejemplo para anunciar preámbulos del fenómeno. ¿Sentís pasar una corriente de aire frío sobre vuestras manos? ¿Experimentáis una especie de cosquillas en los dedos y los antebrazos? Y aún es preferible no decir anda, para evitar la sugestión. 13º Las fórmulas sacramentales. Hay gru- pos en que se cree en la obligación de
  • 25. 25 comenzar la sesión por una llamada solemne, ritual, a las Fuerzas, a los Espíritus. Estas fór- mulas, hechas, no son necesarias. Son preferi- bles algunas palabras muy sencillas donde uno de los asistentes, advierte que la experiencia comienza y que se cuenta sobre su feliz desa- rrollo. Este prólogo centra los pensamientos, los reúne, sin tener el carácter de una evoca- ción mágica o de una invocación religiosa. 14º Un director. El encargo de pronunciar estas pocas palabras, recae naturalmente, so- bre el asistente que está más calificado para orientar los trabajos y en caso necesario po- nerlos en orden. Es para él, una cuestión de tacto, pedir a todos cierta obediencia, cuando les aconseja hablar menos, no turbar la sesión por ninguna razón. De la misma manera él es el designado para hacer las preguntas al inter- locutor invisible para responder… a la mesa, si es ella la que pregunta, y para convertirse tan- to como sea posible, en el portavoz de las per- sonas que lo rodean. El papel de este verdade- ro “director” si es bien observado, ayuda consi- derablemente a la claridad de la sesión. 15º La paciencia. Lo que es quizás más difícil de conseguir es la paciencia cuando la mesa no se mueve, y parece no querer dar nin- gún signo de vida. Entonces se produce el enervamiento, se presagia que “no habrá na- da” y expresarse de prisa sobre este tono des- corazonado equivale en suma, a rehusar que pueda producirse alguna cosa. ¡Cuántas sesio- nes rotas en el huevo, y que habrían sido muy bellas, sin las encartadas de los impacientes! Que sepan bien, sin embargo, que experimen- tadores, al fin, recompensados por magníficos éxitos, han esperado a veces su manifestación primera veinte o treinta tentativas, que no En el centro al fondo el médium polaco Guzik, fotografía cerca de 1927
  • 26. 26 descubrirían nada de la posibilidad de conse- guir éxito algún día. Ellos habían tenido la sabiduría de no que- mar sus navíos sobre la orilla, y de esperar con confianza, el buen viento que un día les lleva- ría a la altamar de las certidumbres. 16º Los metales, las alhajas, la seda. Otras prevenciones fuera de moda. Otras ve- ces se recomienda retirar las sortijas antes de las sesiones e incluso no traerlas. Se invitaba a las damas a evitar los vestidos de seda. Eran precauciones superfluas y ya no se hace caso de ellas. 17º La regularidad. Lo que tiene más im- portancia es la regularidad en las reuniones. Es ventajoso reunirse en días y horas fijas, y en el mismo lugar. Ello no quiere decir que se busque un fracaso infringiendo esta regla, pero la práctica demuestra que tiene su utilidad. Por otra parte, se ha visto y se ve todos los días sesiones improvisadas con resultados admira- bles. 18º Duración de las sesiones. Las sesio- nes no deben ser desmesuradamente largas, sin que se pueda decir, sin embargo, que las más cortas sean las mejores. Lo importante es evitar la fatiga general, que no puede contribuir más que a disminuir los resultados. Y luego, el médium; si hay un miembro de la reunión que posee esta aptitud, se tiene el deber de cuidar- lo, de no exigirle más de lo que pueda dar. Es obrar en su interés inmediato, y es prever a lar- go plazo. La cualidad mediúmnica ejercida sin discernimiento ni medida, puede gastarse muy de prisa, y cuando se dispone de este don, ad- mirable entre todos, es muy sabio economizar- lo. Esta es la razón mayor que se opone a las sesiones exageradamente prolongadas. Y es totalmente cierto, que muchas veces, la Enti- dad, el agente que interviene, advierte que es tiempo de cesar. Quizás este consejo proviene del subconsciente del médium, que ha sentido la necesidad de poner el punto final. 19º El riesgo de la obsesión. Es capital hablar de ello. Todas las mentalidades—y el médium, más impresionable, más sensitivo que los otros no está exceptuado—no están igual- mente organizadas para resistir a la seducción, a los espejismos, al espectáculo tan turbador y tan misterioso de las experiencias supranorma- les. Existen desgraciadamente naturalezas bastante poco defensivas para no poder resistir plenamente a los peligros que comportan esta investigaciones. Se debe decir que estén ellas
  • 27. 27 basadas sobre una creencia espiritista, o simplemente aconsejadas por una cu- riosidad científica, contienen un riesgo, más o menos grande, de desarreglo mental. Digámoslo francamente; han conducido a muchas personas a la lo- cura: no se puede negar seriamente. Esto comienza por una credulidad exagerada, después interviene la idea fija, la absoluta seguridad de que se tendrá siempre el fenómeno deseado, la persona deseada. De ahí a la obse- sión, no hay más que un paso que fran- quear, y para algunos se puede ir mucho más lejos, sobre las rutias indeseables. Es un asunto de las amistades, de la familia, de los amigos, el disuadir a estas víctimas de la mesa giratoria (como de la escritura automá- tica y de diversos otros fenómenos) de perse- verar en un camino que pueda estar lleno de ortigas, donde tropiezan los débiles, caen y ya no se levantan. 20º El final de la sesión. Debe terminarse de la misma forma que se ha empezado. Se la ha abierto por palabras sin énfasis, casi se po- dría decir amistosamente, en un sentimiento de cordialidad para los visitantes desconocidos. Algunas palabras pueden tener lugar al final, para traducir el contento general, si la naturale- za de los hechos observados lo justifica… En lo que se refiere al tono del lenguaje a emplear, observemos que no hay ninguna ne- cesidad de darle el tono de un respeto ampulo- so. Cualquiera que sea aquel con quien se co- munica, no esperar otra cosa que interrogacio- nes claras, expuestas con nitidez, sin protestas de respeto, renovadas a cada instante. Hay ocasiones en que una cierta familiaridad no es- tá fuera de lugar. Es una cuestión de matices y de oportunidad. Con un poco de costumbre se puede, de prisa, juzgar, por la manera de ex- presarse que aparece en las respuestas. 21º Los malos huéspedes. No se ignora que estas conversaciones no ocurren sin des- agradables sorpresas. Que estén en acción una fuerza inteligente y… desconocida, o espí- ritus de los que el espiritismo afirma la super- vivencia, es un hecho que respuestas intolera- bles son dadas a veces en los interrogatorios. Son entonces, groserías, trivialidades, interpe- laciones de verdulera u obscenas, propósitos impíos, frívolos, burlones, irónicos, mentiroso, arrogantes, imperiosos. Lo mejor entonces es romper, sin oponer la injuria a la injuria. Si se admite que son Entidades de baja esencia, se puede tratar de clamarlas, de moralizarlas. El espiritismo enseña que se puede llegar a ello caritativamente, y a menudo. Por otra parte, si no se trata de muertos… sin educación, queda la hipótesis de que la fuerza parlante es una composición de todas las psiquis humanas en presencia y en colabo- ración, y que en este instante, ellas participan del más tenebroso de los bajos fondos de la conciencia con la producción y el lanzamiento de estas escorias. Mesas Giratorias—Pascal Forthuny
  • 28. 28 La médium Mme. Receveur levitando una mesa el 24 de octubre de 1935. Henry Mathouillot, un ingeniero eléctrico miembro de la Société d´Estudes Psychiques de Pa- rís. Él tuvo sesiones con varios médiums, aquí midió una altura de 30 cm, él escribió: “Magnífica levitación de las cuatro patas, la mesa en posición horizontal”.
  • 29. 29 Sesión con la médium Ada Deane. En la primera imagen se muestra cómo ponen un biplano de madera encima de la mesa para que no haya contacto directo con ella. Las tres imágenes siguientes son simultáneas desde diferentes cámaras. La mesa levita perfectamente
  • 30. 30 Historia de Stanislawa Tomczyk Estados psíquicos a menudo revelan un profundo simbolismo con la imaginación poética. El pájaro azul (Blue Bird) de Maeterlinck está lleno de ideas cuya base está en las verdaderas in- vestigaciones científicas. Tyltill y Myltill giran el diamante y liberan el alma de las cosas. En la filo- sofía esotérica tiene un significado adjunto a este incidente. Es esto una realidad duradera, la idea y no su manifestación en la materia. La forma material es efímera, las ideas viven. Los pen- samientos son cosas y en ese sentido las cosas tienen alma. Señorita Tomczyk y el Doctor Ochorowitz, conferenciante en psicología en la Universidad de Lemberg. Con rayos Invisibles rígidos que emanan de sus dedos, la señorita Tomczyk levanta las tijeras. Poseyendo el poder del alma de las cosas
  • 31. 31 Ciertas extrañas experiencias en la investi- gación psíquica dan cierta veracidad a este concepto, e indican la posibilidad de verificar lo definido. Nadie podría haberse sobresaltado más que el autor, el Dr. Julien Ochorowicz. Mientras fue conferenciante de psicología en la Universidad de Lemberg, él tuvo la fortuna de descubrir a la Srta. Stanislawa Tomczyk, de Wisla, Polonia, con poderes desconocidos que en el fondo desconcertaban. Ella era su pa- ciente, que con regularidad hipnotizó con obje- tivos terapéuticos. Bajo hipnosis, la muchacha reveló una personalidad diferente, que se co- rrespondía con el nombre de Little Stasia. Ella era capaz de cosas más allá del poder normal humano. Podía parar un reloj mirándo- lo. Podía producir el movimiento de objetos sin contacto. Podía influir en cierto grado, de ma- nera que un número elegido por la médium sa- lía más a menudo que de mera casualidad. Como una trabajadora de milagros era al- guien sin par. Ella tenía una personalidad sin ninguna malicia y sin realizar ningún tipo de trucos. No sabía por qué sucedía. Pero no pen- só que fuera el espíritu de una persona muerta. Mientras que ella no tuvo que ser alguien y no sufría de las limitaciones de personalidades secundarias. El Dr. Ochorowicz la etiquetó co- mo la “doble“, médium. Su principal razón fue que Little Stasia demostró que tenía cuerpo. Aquel cuerpo no era el cuerpo físico de Tomczyk. Ésta es una declaración alarmante. Por suerte, Ochorowicz nos presentó una detallada descripción de sus experimentos. El punto cul- minante vino el 11 de septiembre de 1911, cuando obtuvo la fotografía de una “mano eté- rica” en una película sensible enrollada que metió en un frasco. La película, se metió en el frasco, que medía tres cuartos de pulgada de diámetro. El frasco tenía un orificio de dos ter- ceras partes de pulgada. Éste estuvo cerrado con la mano derecha del Dr. Ochorowicz. Su mano izquierda la puso en la rodilla y lo sostu- vo firmemente allí. La médium entonces colocó sus manos rodeando el frasco entre las suyas. Ella pareció excitarse y clamaba para que se cumpliera que una mano pequeña apareciera. Y dijo ella: “¡Esto es extraño! El frasco parece ampliar- se bajo mis dedos; pero quizás es una ilusión. Mis manos se hinchan y dejo de sentirlas.” Un ataque de calambre siguió, la médium gritó en voz alta, el Dr. Ochorowicz, después rompió el frasco, desenrollando la película y encontraron en ella impresionada una mano grande con el pulgar a la altura del dedo índi- ce, esto tuvo
  • 32. 32 que encontrarse en la habitación y apareció sobre la película, que era de unos 13 cm de ancho, la mano tenía las mismas caracterís- ticas que la de la médium. En la escritura automática, Little Stasia dio la siguiente ex- plicación: “Yo he entrado sin ser sentida entre el resquicio de su mano y el orificio del frasco. Entonces resbalé mi mano entre los plie- gues del rollo y la luz causó que apareciera, simplemente tuve cuidado de no velar toda la película.” El Dr. Ochorowicz intentó descubrir el grosor de la “mano etérica”. Y encontró indi- caciones de que ésta era de menos de un milímetro. Y fue autoluminiscente. Ésta, bajo el efecto de la sugerencia podía aumentar o disminuir. La siguiente etapa fue de desconcierto para sus descubridores, porque en varias “radiografías” encontraron que el anillo de la médium aparecía en el dedo de la mano etérica. Esto parecía indicar que : 1.- Había una especie de eslabón entre el organismo y el objeto que llevaba. 2.- Que la noción oculta de que los obje- tos materiales tiene cuerpo astral no se limi- ta a los cuerpos vivos. El anillo no siempre aparecía en las radi- ografías. Entonces el Dr. Ochorowicz intentó averiguar si los objetos que se llevaban con frecuencia la sensible fácilmente podía re- producirlos sobre la placa. Él escogió un de- dal, el cual ella rara vez utilizaba. La mé- dium sugirió que llevase yo el dedal en la mano izquierda, agarrándola con la mano derecha. “Quizás“,ella añadió ”el dedal pasara de su cuerpo a mi dedo” El experimento parecía absurdo, pero el Dr. Ochorowicz estaba dispuesto. Él cogió una placa de su caja, la marcó y la puso so- bre las rodillas de la médium. Ella se sentó a la derecha. Con su mano derecha él sos- tuvo la mano izquierda de ella, aproximada- mente 16 pulgadas por encima de la placa, el dedal estaba en el dedo medio de su ma- no izquierda que él mantuvo detrás de su rodilla izquierda. Había una lámpara roja que estaba encendida a una distancia de aproximadamente de 3 pies. Después de que pasara un minuto, la médium dijo que sentía una especie de cosquilleo en la direc- ción de su antebrazo, donde se encontraban sus manos. Ella exclamó: “¡Ah!, que extraño. Algo es colocado so- bre la punta de mi dedo...no se si es el de- dal; siento que algo me está presionando la punta de mi dedo.” Cuando la placa fue desenrollada ésta mostró que la mano de la médium tenía en el dedo medio lo que ella llamó, en broma, el alma de su dedal. El Dr. Ochorowicz preguntó aturdido: ¿La imagen era “un doble” del dedal o es la foto- grafía de la idea de dedal? Un examen cercano de la fotografía y la Doctor Ochorowitz
  • 33. 33 comparación con el dedal demostró que los dos se correspondía exactamente. “Era una copia verdadera del otro, exacto en detalles y dimensión”. Esta exactitud apoya la idea de una impresión directa de algún objeto más bien que una simple imagen del pensamiento. El dedo que tiene el dedal es el más pálido de to- dos, probablemente el Dr. Ochorowicz sugiere, que la luz causante procedió de ella. Él se incli- nó a la conclusión de que la mano etérica que llevaba un dedal etérico produjo la imagen y que el deseo mental dio la luz necesaria para hacer que se registraran en la placa los detalles visibles. Sin embargo, cuando él se puso a compro- bar su conclusión, una cosa extraña paso. De manera desconocida para la médium, él sostu- vo en su mano izquierda una moneda de cinco coronas de Austria. En ese momento ella ex- clamó: “Veo detrás de usted un objeto blanco re- dondo...es la luna” “En ese mismo instante“, escribe el Dr. Ochorowicz, “vi un destello débil cerca de mi mano izquierda, con la que sostenía la mone- da; esto no fue por alrededor, ni un flash, se parecía a un pequeño meteorito, como un fino rayo, alumbrado por encima de mi mano desde el sitio donde estaba la médium. Cuando la placa fue velada, mostró que era la imagen de una luna llena. “La luna flotando”, él escribió, “sobre el fon- do de una nube menos luminosa y es de una forma bastante diferente de los experimentos precedentes.” El experimento precedente ocurrió el 7 de septiembre de 1911. En la noche antes, la mé- dium fue impresionada por la magnifica luz del cielo estrellado y en particular por la luna llena, que ella miró durante algún tiempo con admira- ción. Sobre la placa, en vez de la pequeña ma- no deseada, lo que apareció fue una luna llena encima de un fondo de nube blanca. Había algo muy curioso sobre esta fotogra- fía de la luna. El 17 de abril de 1912, la luna estaba eclipsada. Los fotogramas del cinema- tógrafo revelaron un allanamiento leve de la imagen de la luna en la dirección del eje de ro- tación. Esta característica aparece en la radio- grafía del 7 de septiembre. La impresión que se produjo fue doble y vio como si la nube no hubiera sido duplicada. En aquel caso sólo la luna parece que era la que se había movido. ¿Cómo podemos concebir - se pregunta el Dr. Ochorowicz – este evidente movimiento como una imagen mental? Stanislawa Tomczyk
  • 34. 34 La siguiente sorpresa se produjo por Little Stasia, proporcionando la prueba de que ella no era una parte doble de la médium. Mientras que el Dr. Ochorowicz tenía una animada con- versación con la Srta. Tomczyk en su estado normal, Little Stasia impresionó una imagen, como prometió, sobre una placa fotográfica en una habitación contigua, oscura y vacía. El tiempo que necesitó Little Stasia fue rela- tivamente poco. Esto era uno de los fenóme- nos que dejaron perplejo a Ochorowicz y al mundo de la ciencia en la que ella fue introdu- cida. Los rayos invisibles rígidos que parecía emitir la Srta. Tomczyk desde las yemas de sus dedos le ayudaban, ante una comisión de médicos, fisiólogos e ingenieros, ella podía le- vantar las tijeras o cualquier otro objeto en el aire a plena luz, sin ningún apoyo material. Los rayos eran filiformes y actuaban como una lí- nea de fuerza. “He sentido estos hilos“, escribe el Dr. Ochorowicz, “sobre mi cara, sobre mi pelo. Cuando la médium separaba sus manos, el hi- lo se hace más delgado y desaparece; esto da la misma impresión que una tela de araña. Si esto es cortado con tijeras, su continuidad es inmediata, se restaura. Parece estar formada de puntos; esto puede ser fotografiado y se ve que ocupa más espesor que un hilo normal. Comienza en los dedos. Innecesario comentar que las manos de la médium fueron examina- das cuidadosamente antes de cada experimen- to." Cuando estas fotografías fueron echadas, se agrandaron en una pantalla y la estructura psíquica se hizo visible. Se pudo observar que había vientres y nodos a lo largo de ellos, co- mo las ondas de una cuerda que vibra. Cuando la Srta. Tomczyk levantó de manera supernormal, una pelota, un número entero de filamentos la rodeó como si fuera una red. En una fotografía de una balanza que supernor- malmente fue presionada, unos hilos finos, aparecieron visibles como pelos. El clamor de fraude es totalmente insosteni- ble. De manera fácil es la tarea de ver si se ha introducido pelos genuinos. Eusapia Paladino lo intentó y fue descubierta, pero luego inme- diatamente después realizó la hazaña median- te el poder supernormal. Ochorowicz conocía la existencia de tales hilos invisibles. Hay observaciones que de- muestran los hilos, más finos que los de araña, algo parecido a las telarañas conecta al mé- dium con los objetos de la habitación de mane- ra supernormal, poniéndolos en movimiento. La Sra. d’Esperance a menudo se quejaba de una especie de telaraña en la cara. Margery de Boston y muchos de sus asistentes tenían la misma experiencia. Hace dos años, el prof. Karl Blacher, de Riga, relataba sobre sus expe- rimentos con Frau Ideler, ella hizo girar los hi- los para lograr movimientos telecinéticos. Pa- recía que tiraba de la parte interna de su mano con las yemas de sus dedos. Los hilos pare- cían ser de masilla, una sustancia elástica, al principio gruesa y luego más fina, eran suaves y secos. Incluso cuando eran manejados dismi- nuían de manera perceptible. Un pedazo fue asegurado y sujetado para someterlo a exa- men, en un microscopio de la habitación de al lado. Una ampliación de la fotografía microscó- pica mostraba que esto no era un compuesto de una hebra, pero son muy finos, aunque no organizados. En su composición química, la estructura no era conocida, ni parecida a nin- guna tela textil.
  • 35. 35 Curiosamente, el fuego no tenía ningún poder sobre aquellos hilos. Ellos hicieron que la llama se retirara. Pero eran conductores de electrici- dad. Tales fenómenos desvisten los fe- nómenos de las sesiones milagrosas del espiritualismo y los reduce a he- chos de fisiología y de física. Ellos de- jan de lado la psicología natural. Aun- que, las inteligencias que con tanta eficacia emplean este organismo del médium para tales objetivos, recla- man ser espíritus. Little Stasia era una excep- ción. Pero entonces ella no sabía quien era. Los espiritualistas creen que ellos pueden ofrecer una solu- ción, dicen que ella era una de los mu- chos que todavía no había despertado del hecho de que había cambiado de mundo, en otras pa- labras que ella no sabía que estaba muerta. Nandor Fodor— Esta misteriosa gente. Ochorowicz y su esposa
  • 36. 36
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  • 41. 41 Mano impresionada por Stanislawa Tomczyk en placas fotográficas Imagen de los hilos psíquicos y la estructura que tendrían en las manos para levantar los objetos en el aire de manera invisible.
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  • 46. 46 Marthe Beraud (“Eva C”) a la derecha, Ma- dame Bisson, a la izquierda y Stanislawa Tomczyk, posteriormente llamada Sra. Feilding en el centro A la derecha el cliché donde se impresionó la luna y a la derecha la imagen de la luna ese día
  • 47. 47 Publicada en Light el 12 de mayo de 1900 20 Mornington Road, Londres. Agosto, 1874 Madame, Me acaba de llegar la carta. Es con gran pe- sar que no puedo darle ninguna esperanza de que usted reciba las pruebas satisfactorias que requiere por cualquier médium a mi disposición. «El objetivo principal que he tenido durante los últimos tres o cuatro años es: fijar la identidad de una persona fallecida », y en este punto no pue- do descuidar ninguna oportunidad. He tenido oportunidades casi ilimitadas de investigar, más que cualquier otro hombre en Europa. El Sr. Ho- me apenas ha hecho una sola sesión en Inglate- rra durante sus recientes visitas sin que yo no estuviera en ellas, y la mayoría de sus sesiones han sido en mi casa o en la casa de mi hermano. Durante seis meses, Kate Fox ha estado dando sesiones en mi casa, una o dos veces por sema- na, y desde Navidad, la señorita Cook ha sido casi como una más de nuestra familia, estando más tiempo aquí que en la casa de sus padres y dando pruebas y sesiones varias veces por se- mana. Además de estos médiums altamente do- tados, he tenido con frecuencia sesiones con todos los otros buenos médiums cuyos nombres son familiares a los espiritualistas. Durante todo este tiempo, he deseado ardien- temente obtener la única prueba que busco: la prueba de que los muertos pueden regresar y comunicarse. Nunca he tenido una prueba satis- factoria de este caso. He tenido centenares de comunicaciones que profesan ser amigos falleci- dos, pero cada vez que intento conseguir la prueba de que son realmente personas quienes dicen ser, se derrumban. Ninguno ha sido capaz de responder a las preguntas necesarias para probar la identidad; y el gran problema del futuro es para mí un misterio tan impenetrable como lo ha sido siempre. Todo lo que me satisface es que existen seres inteligentes invisibles, que di- cen ser espíritus de personas fallecidas, pero las pruebas que yo necesito todavía no las he teni- do; aunque estoy dispuesto a admitir que mu- chos de mis amigos declaran haber recibido pruebas que realmente deseaban, y yo mismo he estado muy cerca de convencerme en varias ocasiones. Por lo tanto, no puedo ofrecerle la menor es- peranza de que sus preguntas sean respondidas satisfactoriamente por cualquier médium que es- té disponible para mí. No creo que tales pruebas puedan obtenerse nunca, a menos que la perso- na interesada en ellas (tú por ejemplo) también esté presente. La aproximación más cercana a una prueba satisfactoria que he tenido, ha sido a través de la mediumnidad de una dama privada que se desa- rrolló como una médium de escritura bajo mi pro- pio ojo, y que nunca ha dado sesiones con nadie más. Con ella yo estaba obteniendo grandes es- peranzas de que mis dudas fueran aclaradas; pero lamentablemente perdió el poder. En mi opinión, usted podría sentarse para es- cribir en forma de mediumnidad con algún amigo íntimo, pondría una mano sobre la suya para controlar el exceso de poder y podría obtener comunicaciones inteligentes. Usted, sin embargo tendría que probar, probablemente con varios amigos antes de dar con el más adecuado. Siento mucho no poder darle más garantías reconfortantes. He pasado por el mismo estado de ánimo y sé cuán ardiente el alma anhela un pequeño signo de vida más allá de la tumba. En la biografía de Crookes, Fournier d´Albe mencio- na una carta para Mme. Boydanof, una carta que es aproximadamente de la misma fecha que ésta. William Crookes y el mundo de los espíritus Carta de Crookes a Madame B. de San Petersburgo
  • 48. 48 Alec Harris fue un médium de materializa- ción, en otro momento se hablará de él más extensamente. George Cranley (Zerdini, falleci- do no hace mucho tiempo) relata como tuvo entre sus manos agarrando fuertemente la mano de una figura materializada, y ésta se disolvió entre sus manos. El médium no tuvo ninguna intención de ofrecer pruebas a los científicos, sólo lo hacía dentro del contexto espiritualista. Aquí una sesión: “Al fin hubo un movimiento de cortina del gabinete. La figura delgada y con barba de Rohan apareció de pie, vacilante en la abertura que había delante del gabinete. Este guía cal- mado y fuerte siempre daba comienzo a nues- tras sesiones con saludos, explicaciones y con- sejos. Tenía la costumbre de salir resueltamen- te y hablar con cada uno de los asistentes por turno y estrecharles las manos con sus propias manos delgadas. Con su voz profunda y sua- ve, daba a cada uno una cálida bienvenida… Después de una pausa, avanzó titubeante e inició su gesto de bienvenida tomando la mano de cada uno de los asistentes que se encontra- ban en la primera fila… Rohan me soltó las manos y regresó al gabi- nete. Tomó las cortinas negras que colgaban para ocultar a Alec y las apartó. Levantó enton- ces un lado por encima de la cabeza para mos- trarnos a Alec en trance. Sentado en la silla, resultaba perfectamente visible para todos. Rohan, sin soltar la cortina, retrocedió y se pa- ró junto a la ventana que estaba a cierta dis- tancia de Alec. Era obvio que había dos entida- des distintas frente a los asistentes. ¿Ven claramente al médium? - Preguntó Rohan– . Mírenme aquí, parado bastante alejado de él. ¿Seguro que nos ven a ambos? Hubo gritos emocionantes de “Sí” y de “¡Maravilloso!” por parte de los asistentes. Rohan soltó la cortina y avanzó para tomar las manos de los que se encontraban en la fila de atrás. Siempre se aseguró de saludar a todos por igual, de lo que vieran y lo to- caran. Sesión de materialización de Alec Harris Rohan
  • 49. 49 17 de diciembre de 1875 (Esta carta fue escrita antes de que Croo- kes comenzara sus investigaciones con los médiums) Me senté junto a Crookes durante la cena la otra noche, y tuve una conversación muy in- teresante con él. De hecho, ninguno de los dos habló ninguna palabra con nadie más en todo el tiempo. Es un ocultista y alumno de Eliphas Levi, a quien conoció en París. Él tiene resulta- dos de sí mismo, pero me dijo que, como to- dos los ocultistas profundos, había secretos que no se podían revelar. ¿Es un iniciado en la logia de Madame? Probablemente no, porque no parece creer en los espíritus humanos y dice que la magia casi en su totalidad es mala y peligrosa. *** C.C. Massey fue miembro original del Consejo de la SPR y escribió importantes artículos en el Proc. SPR, 1886-7, titulados “Las posibilidades de la mala observación en relación con la evidencia de los fenómenos de espiritualismo. El Coronel H.S. Olcott fue el autor de “Gente del Otro Mundo”, Hartford, EE.UU. En su libro “La clave de los grandes misterios”, París, Levi discute los fenómenos de D. D. Home, y aunque cree que son paranormales, toma una actitud “ocultista”, afirmando que no se originan de seres humanos fallecidos. Cuando se refiere a Madame, es a Madame Blavatsky William Crookes y el mundo de los espíritus Extracto de una carta escrita por C.C. Massey al Coronel R. S. Olcott Blavatsky y Olcott Eliphas Levi C. C. Massey
  • 50. 50 El pelo de Katie King Sr. en respuesta a su corresponsal, el Sr. A.G.Young, permítale decirle que en 1874 (cuando estaba trabajando en un retrato mono- cromático de "Katie King", anterior a una pro- ducción en acuarela de esta misma misteriosa visitante), Sir William Crookes me prestó ama- blemente un solo pelo tomado de una cerradu- ra que lo había cortado del cuero cabelludo de esa figura. Éste fue devuelto, con la observa- ción de que no se parecía a ningún pelo hu- mano visto nunca antes por mí, y no era redon- do, sino angular, pero más fino, como el catgut que utilizan los deportistas de pesca en los arroyos claros y poco profundos. Los rizos compuestos de este brillante mate- rial de color ámbar debió tener una apariencia sorprendentemente hermosa cuando fuera vis- to bajo la luz eléctrica, quedando las sombras suavizadas por las sábanas judiciosamente co- locadas. Habiendo estudiado cuidadosamente una foto de "Katie" tomada por el difunto W. H. Ha- rrison en 1873, y el relato de su aparición; con todas las fotos de Katie y Miss Cook tomadas por Sir William Crookes en 1874, junto con la historia del mismo, estoy convencido de que no se cometió ningún fraude ni fue posible bajo las estrictas condiciones impuestas por Sir Wi- lliam en su propia casa, donde la Srta. Cook se alojó durante semanas. Espero que todo esto se haga patente en esa parte de obra (ahora lista para la prensa) que trata de "formas fugaces", otras partes es- tán dedicadas a las fuentes de las voces y a etapas sucesivas del desarrollo del trance. En él, se dan razones para pensar que "Katie King" no era un espíritu desencarnado, siendo una nueva teoría propuesta considerada por los médicos más especialistas. J. HAWKINS SIMPSON. Esta respuesta de Simpson fue impresa en el periódico "Light" en enero de 1901, en la pá- gina 24 por A. G. Young de Brixton Psypioneer – Volumen 3, nº 7, julio del 2007 Menciones El color de pelo sería igual al de Sofía Vergara en esta imagen, un color ámbar brillante
  • 52. Póngase en contacto con nosotros cienciaspsiquicas@gmail.com Consulte nuestra web: www.survivalafterdeath.blogspot.com www.thehamiltonfiles.blogspot.com También en: www.facebook.com/survivalafterdeath www.vk.com/survivalafterdeath Todos los textos, fotografías y gráfi- cas usadas en esta web son copyright © 2011-2017 de survivalafter- death.blogspot.com El resto de material es copyright de sus respectivos autores Núcleo de las investigaciones psíquicas Las investigaciones psíquicas tiene como núcleo los fenómenos de las imágenes, pero solo unas pocas cosas todavía se estudian. Los fenómenos macroscópicos han sido apartados por los investigadores quedándose con los fenómenos mentales y unos pocos microscópicos, aun- que lo espectacular está en los macroscópicos. Diferentes fenómenos psíquicos