Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
"El despertar"
1. El despertar
Recuerdo que el 15 de Mayo de 2010, llegue a la conferencia que como cada año nos congrega el doctor
Rangel para festejar el día del maestro. La verdad no quería ir, ya que lo que más deseaba era ir a cafetería
a convivir con mis compañeros y festejar nuestro día, día que muy bien ganado lo tenemos. Llegue al
auditorio en punto y en pocos minutos empieza la conferencia del Dr. Rangel, pensé en mis adentros “será
como todos los años, dando cifras, presentando los avances del modelo educativo, que el Tec mileno va
avanzado, que las empresas sociales van viento empopa, que el doctor Rangel, quiere que sus colaboradores
estén listos para cualquier pregunta, y que no absoluticen las palabras, porque él es el único que lo puede
hacer”, “sería una hora cansada y aburrida como siempre”.
Pero en esta ocasión fue algo distinto, desde que apareció en pantalla lo vi distinto, tenía un rostro adusto,
preocupado y decepcionado. El discurso fue distinto, fue un discurso de un hombre que la vida lo había
cambiado, que algo en este proceso lo había hecho otro, no, no era el mismo, sentía en sus expresiones una
sensibilidad a flor de piel, que la realidad lo había sobrepasado y que 25 años habían sido en vano.
Antes de esta conferencia; en la intimidad de su cuarto y después de haber sufrido la matanza de dos
alumnos, de haberse enfrentado a la política, al poder judicial; como San Pablo, se le abrieron los ojos y se le
cayó esa escama que por 25 años lo tenía ciego, vi a un rector comprometido con las causas más nobles,
contra la injusticia y contra esta realidad que cada día nos lacera. El doctor Rangel era otro, era un hombre
sincero, algo le dolía, algo quería gritar, decir que “la vida sin compromiso no es vida”. Recuerdo que hubo
momentos en su discurso que cuestiono la misión de Tecnológico, nos hizo una pregunta expresa. “¿En el
Tecnológico somos realmente éticos? ¿Estamos comprometidos ante esta sociedad que necesita de
nosotros? Si no lo estamos, lo borremos de la misión, lo quitemos, porque si es solo un eslogan publicitario,
no es válido”. Cada minuto que pasaba ante las pantallas se percibía a un hombre fuerte, con una luz de
realidad, que no podía con él. En un momento de su discurso llego a decir: “Muchos grupos en el
Tecnológico de Monterrey, se cuestiona que si es mi labor andar luchando por la seguridad, o si tengo que
preocuparme solamente del destino de la institución”, “ustedes díganme que hacer y se hace, pero si no se
hace, que se borre de nuestra misión” recalcaba. En cada frase, que iba desgranando, mi atención lo tenía
ganada, y en mi interior tenía una combinación de alegría y cuestionamiento, pero el prevalecía era el de
alegría, percibía que un aire fresco de cambio entraba por las ventanas de nuestra gran institución, aire que
se convertiría en un vendaval de cambios. Pensaba ¿es este Rangel? -me cae, que parece que está
hablando el rector de la UNAM-“
Al terminar el discurso,( que duró como todos los años una hora), me levante de mi asiento, quería encontrar
cómplices, gente que me viera, que estuviera pensando lo mismo que yo; pero como siempre, había gente en
la nube, gente que lo único que tiene es estatus material y no estatus intelectual, lo que me quedo fue hablar
en voz alta y dije: “ Es el mejor discurso que he escuchado del rector”; una profesora que estaba delante de
mí, me respondió: “ Adelante, tenemos una gran responsabilidad”. Salí de ese lugar contento, con ánimos y
creyendo firmemente, que las personas tarde o temprano cambian, que no se cómo pero les llega el momento
de “realidad” que lo único que les queda es lanzarse como un acto de fe, al vació.
2. Recuerdo que a Oscar Romero, arzobispo del Salvador, había sido elegido, por sus cualidades pero más que
todo, porque era un hombre conservador y que no pasaría nada con él, pero el tiempo y la realidad lo cambio
y empezó a luchar codo con codo con el pueblo, el triste desenlace fue la muerte de Oscar por manos del
ejército.
El papá Juan XXIII, fue nombrado porque era anciano y no pasaría nada con él, y después de haber hecho un
análisis de la iglesia, convoco al vaticano II, para reformar a la iglesia “hay que abrir las ventanas de par en
par”. Fue un agente de cambio.
Ayer 22 de Junio, nos avisan que el rector de la universidad más prestigiosa de México, había dimitido y que
había presentado su renuncia al cargo que por 25 años había ejercido de una manera magistral. Su rostro, no
era el mismo era un rostro desfigurado, triste, abandonado y débil, ya no era el hombre que imponía su
voluntad, era un hombre decepcionado a tal grado que lo que más quería era “salir corriendo de allí”. Toda la
comunidad universitaria se volcó ante él para felicitarlo, agradecerle y preguntarle, él respondía con evasivas,
ante una pregunta expresa “de que si por haberse involucrado ante los asesinatos de los jóvenes, había sido
causa para que lo presionarán a su salida”, él no supo responder, no supo y no quiso responder, su respuesta
era maquillada y poco sincera, pero su rostro no, su rostro nos gritaba que quería decir la verdad, que él no se
iba por su voluntad, que el consejo había presionado su renuncia, renuncia que se empezó a gestar ese día
15 de mayo, cuando Rangel ya no fue el mismo, cuando el consejo se preocupo y dijo “ Este hombre está
cambiando hay que moverlo”.
La utopía es un lastre cruel que los seres humanos tenemos que ir cargando, cuando la realidad cambia y
cuando tu cambias, las estructuras de poder se hacen fuertes y radicales y no se puede, es luchar contra un
mostro de mil cabezas. El sentimiento que me queda es de dolor, decepción, indignación y cobardía; cobardía
si porque no soy nadie, si yo que no tengo una fuerza social como lo tienen nuestros líderes y no valgo nada,
“Soy un frijol ante un kilo de frijol”, me siento abandonado, siento que los hombres que luchan hasta el final,
son hombres que valen, son santos, son héroes. Pero los comunes y corrientes, somos débiles y solos,
“porque todo el que se mete con las estructuras sale perdiendo” y eso no me motiva, me hunde en el abismo
de mi desesperación y me condena al lastre de los sin voz.
Esta dimisión del rector del Tecnológico de Monterrey será un lastre que esta institución cargará años de los
años, pasaran muchos años para que se recupere. Tuvo la oportunidad de ser una universidad del nuevo
milenio agente real de cambio, pero no, esta universidad es y será una universidad de excelencia y nada más.
Todos los discursos que vengan sobre ética y ciudadanía serán huecas y sin sentido, una universidad que se
compromete ante su entorno es una universidad del futuro, y eso Rangel lo había entendido, lo había vivido y
quería echarlo andar.
Qué triste que se va el rector, ahora nos quedamos desamparados, abandonados y solos, necesitamos a
lideres; lideres que nos guíen a un mundo distinto, ahora no tenemos nada, buscarán a otro; si, a otro que se
adapte a las necesidades del consejo del tecnológico, y que se aseguren que después de 25 años, no salte y
se les quiera echar encima y cambiar lo establecido.
Estimado rector, cuídese, luche y esa luz que encontró no lo esconda, compártala, muchos lo necesitamos
porque aún no entendemos la realidad. El legado que usted me deja, es el rector que hace un mes vi en esa
pantalla del auditorio, cuando vi a un hombre comprometido y luchador, le pido que los años que le queden de
vida siga en pie de lucha, no tema, “porque tenemos que preguntarle algo, y usted nos tiene que responder”