1. ENSAYO: RETORNO DE LO POLÍTICO – Mouffe Chantal
El destino del sistema político democrático es muy incierto debido a que la democracia y los
grupos políticos que la conforman, están inmersos en una crisis de identidad política y
reconocimiento de los ideales de lucha que constituyen su soporte y permiten diferenciar los
unos de los otros .
Por un lado tenemos a la izquierda que ha perdido claridad en sus ideales de oposición y de lucha
por las igualdades sociales y culturales que cada día son mas ignorados por los administradores del
poder.
Por otro lado encontramos a la derecha y su representación de un modelo liberal-democrático
donde prima el derecho, la razón universal y que a la postre no se interesa por resolver los
conflictos productos del pluralismo político, étnico, cultural y religioso propios de las sociedades
de este siglo.
Esta falta de identidad colectiva afecta el sentido mismo de la democracia, por que desaparece la
oposición, la exposición y defensa de ideologías claras, fuertes y radicales, por esto, estas
sociedades deben estar dispuestas a adoptar una reformulación ideológica. Chantal considera
que:
[….] La desaparición de la oposición entre totalitarismo y democracia, que había servido como
principal frontera política para discriminar entre amigo y enemigo puede conducir a una profunda
desestabilización de las sociedades occidentales. En efecto, afecta el sentido mismo de la
democracia, pues la identidad de esta dependía en gran parte de la diferencia que se había
establecido con respecto del otro que la negaba. Por tanto, es urgente redefinir la identidad
democrática y eso no puede hacerse sino a través del establecimiento de una nueva frontera política
(p. 12).
Contrario al paradigma de <<democracia deliberativa >> que, de Jhon Rawls a Habermas
propone desactivar el antagonismo potencial existente en las relaciones sociales . Chantal
plantea como mecanismo para redefinir esa identidad democrática al antagonismo – definido
como la relación que se tiene con el enemigo- , transformándolo en agonismo – el vínculo que se
establece con el adversario-. Lo cual se convertiría en un compromiso fundamental para la
reflexión política.
Dicho con otras palabras, la autora piensa que es necesario promover el conflicto, pues como ha
desaparecido el enemigo, no existe una contraparte que le haga notar a la sociedad —que en este
caso sería el amigo— la existencia del Otro, es decir, un adversario que cuestiona las acciones
realizadas por el amigo. Lo anterior es apoyado en la idea de Derrida <<exterior constitutivo >>,
que indica que toda identidad se construye a través de pares de diferencias jerarquizadas: por
ejemplo, entre forma y materia, negro y blanco, entre hombre y mujer. Por lo tanto, según la
autora esto permite comprender la permanencia del antagonismo y su importancia en la
formación de las identidades colectivas.
2. Dentro de la democracia pluralista se deben distinguir las categorías de <<enemigo>> y de
<<adversario>>, ya que los miembros de la comunidad política no verán a el oponente como un
enemigo a eliminar, sino como un adversario de legitima existencia y al que se debe tolerar . Es
quizás esta la visión de lucha política que ha perdido la izquierda y a dado fuerzas a la extrema
derecha que no considera a su opositor como un adversario sino como un enemigo que se debe
destruir.
Chantal propone el fortalecimiento de las instituciones políticas de izquierda por medio de una
democracia radical y plural, la cual, en lugar de eliminar pasiones y relegar dichos movimientos al
ámbito de lo privado, se permita la promoción y discusión de los mismos que favorezcan el
respeto del pluralismo, es decir, el agonísmo se convertiría en la condición suficiente para la
permanencia de la democracia, pues “ Precisamente en la tensión entre el consenso – sobre los
principios- y disenso – sobre su interpretación- es donde se inscribe la dinámica agonística de la
democracia pluralista ”(p.21).
La autora propone un modelo de democracia radical y plural, que nos lleva de un antagonismo
aun agonismo como la ruta para lograr ese nuevo imaginario político, lo cual consideramos un
ideal difícil, aunque no imposible de alcanzar, para esto nuestras sociedades deben hacer
aprehensión de los valores éticos y políticos que impidan que el conflicto ideológico-político se
convierta en una guerra ideológica y quizás armada. Aunque reconocemos las fallas que están
presentando nuestros sistemas democráticos y que son muy bien expuestos por la autora,
considero esta política radical y plural debe estar apoyadas por el marco de leyes que permitan
mantener el control y orden dentro de la mismas, y además pretende darle mucho protagonismo
al conflicto (en sentido de la relación amigo/enemigo) y restándoselo a los acuerdos o consensos
lo cual podría llevar al desequilibrio o ruptura de este modelo democrático.