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Vicepresidente
Vicente Solano Lima
Partido: Conservador Popular
Presidente: Héctor José Cámpora
Período: Mayo 1973-Julio 1973
Coalición: Partido Justicialista-
FREJULI
“Todos al frente, al frente con todo Todos
al frente, al frente con Perón Cámpora y
Solano Lima los hombres del Frente y de
Perón”
Con una música pegadiza, con aire de marcha de tribuna
futbolística, este fue el slogan de campaña del FREJULI (Frente
Justicialista para la Liberación) para las elecciones presiden-
ciales de 1973. Cámpora, el Tío, era un hombre de militancia
peronista. En cambio, la historia de Lima era otra.
¿Quién era Vicente Solano Lima?
Se preguntaban muchos de los jóvenes que habían abrazado la
militancia peronista en aquel tiempo de turbulencia, en el que
el Partido Justicialista, aun cuando sin Perón, volvía a estar
habilitado para tomar parte de una elección. ¿Por qué Lima?,
se preguntaban, en cambio, los viejos peronistas que
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recordaban la militancia antiperonista del candidato a
vicepresidente.
La verdad es que tanto Cámpora como Lima procedían del
partido conservador de la provincia de Buenos Aires.
Vicente Solano Lima nació en la ciudad de San Nicolás de los Arroyos, provincia
de Buenos Aires, el 21 de septiembre de 1901. Ingresó de joven a las filas del
Partido Conservador y fue electo diputado provincial en 1925. Fue luego
diputado nacional por dos períodos y ministro de Gobierno de la provincia de
Buenos Aires también en dos ocasiones, en las gobernaciones de Rodolfo
Moreno y Rául Díaz respectivamente. Fue uno de los primeros políticos que
debió partir al exilio, en Uruguay, durante el primer gobierno del general
Perón.
En Montevideo compró la "Librería inglesa", en la ciudad vieja, en la que
atendía personalmente al público.
En 1951 fue candidato a vicepresidente en la fórmula que encabezaba el
doctor Reynaldo Pastor.
Regresó al país tras el golpe de Estado de la Revolución Libertadora en 1955.
Al apartarse del Partido Demócrata Nacional en el período 1955-1958 funda,
en compañía de Alberto Fonrouge, el Partido Conservador Popular.
A comienzo de los años 70 participa de "La Hora del Pueblo" y mantiene varios
encuentros con Perón en su casa de Puerta de Hierro, en Madrid. Producto de
ese acercamiento, integra la delegación que acompaña a líder del justicialismo
en su primer regreso al país, el 17 de noviembre de 1972.
La candidatura de Vicente Solano Lima a la vicepresidencia, formando parte de
la fórmula que encabezaba Héctor J. Cámpora, fue motivo de mucho tironeo y
controversia dentro del Justicialismo. La creación del FREJULI respondía a la
clara convicción que se tenía en el peronismo de que, con el Partido
Justicialista sólo, no alcanzaba para ganar la elección, teniendo en cuenta,
sobre todo, la implantación del sistema de balottage. "Un solo partido no
puede resolver la crisis y por eso Perón convocó a los jefes de todas las
agrupaciones para conseguir la victoria popular", era la interpretación del
momento.
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El 11 de diciembre de 1972 el FREJULI le ofrece la candidatura presidencial a
Perón. Éste la rechaza. Además, estaba vigente una imposibilidad legal para la
postulación del líder del justicialismo ya que, con una intención claramente
prescriptiva, se había establecido que no podrían ser candidatos aquellos
ciudadanos que no tuvieran residencia en el país desde el 25 de agosto de ese
año.
La elección de Lima fue, para él, una sorpresa total. A la hora de ser nominado,
el líder del conservadurismo se encontraba en su domicilio, justo frente al hotel
Crillón, en la Plaza San Martín de Buenos Aires. Algunos amigos fueron a verlo
en las primeras horas del día y lo convencieron de la necesidad de aceptar esa
candidatura, cosa que finalmente hizo.
La presencia de Lima en la campaña fue muy activa. Mostró allí una gran
dureza en sus críticas a la Junta Militar que encabezaba el teniente general
Alejandro Agustín Lanusse. "Solano Montonero" terminó siendo uno de los
cánticos que la Juventud Peronista le dedicara al caudillo conservador
devenido en un furibundo defensor de las líneas más radicalizadas del jus
ticialismo.
Lima, en alguna ocasión, les recordó a los jóvenes montoneros que
sospechaban de su ideología, que por sus venas corría la sangre de Felipe
Várela, un icono del momento, rescatado del desván de la Historia por Rodolfo
Ortega Peña. Pero nunca se ocupó de mostrar las pruebas del parentesco.
He aquí dos declaraciones que ejemplifican esto:
"El gobierno peronista será revolucionario. Si no hubiera elecciones, otra será
la manera de proceder, porque entonces recrudecerá la violencia contra la
violencia oficial. En esas circunstancias los soldados montoneros y guerrilleros
se multiplicarán en todas las zonas del país. "
"Gran parte de la violencia que se ejerce en el país responde a otra ejercida por
el poder. Si el Estado es violento e injusto, si es ilegitimo y se asienta sobre las
armas, la sociedad responderá con violencia. Por eso el 11 de marzo (día de las
elecciones) es la última esperanza para la paz. El pueblo se volcará a las urnas y
si no hay urnas a las armas".
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Lima era un auténtico alsinista y, como tal, no le temía a la violencia. Había sido
policía de la bonaerense en su juventud y dirigido el tránsito en las calles de La
Plata. Quienes lo conocieron recuerdan que Lima prefería no mencionar
aquellos años ni los tiempos en que defendió a los balazos su espacio propio
en San Nicolás. Pero en 1943, cuando el presidente Castillo amenazó con
destituir al gobernador bonaerense Rodolfo Moreno, Lima elaboró un plan
que consistía en distribuir dentro de la sede del gobierno platense veinticinco
tambores con nafta, que estallarían en el momento que el ejército entrara al
edificio. El comentario de Lima fue "les dejaremos solo escombros".
El 11 de marzo de 1973 se votó en un clima de tensión. El triunfo del FREJULI
fue contundente. Quedó a décimas de obtener el 50% más uno de los votos.
Aventajó a la Unión Cívica Radical por más de 25 puntos. Ante esta
circunstancia, el radicalismo renunció a participar de la segunda vuelta. Para
darle sustento legal a la victoria del justicialismo, la Junta Militar decidió no
computar los votos en blanco, con lo cual el FREJULI superó el porcentaje del
50% requerido para ganar la elección. Así quedó consagrada la victoria de la
fórmula Cámpora-Solano Lima, quienes asumieron el poder el 25 de mayo.
Lima presidió el Senado en el 98° período legislativo en diez sesiones ordinarias
y tres Asambleas Legislativas: la primera, el26 de mayo, en honor de las
delegaciones extranjeras que participaron de los actos de asunción del
gobierno de Cámpora. En esa sesión habló el entonces presidente de Chile
Salvador Allende; la segunda, el 1° de junio, en ocasión de agasajarse a las
delegaciones extranjeras que participaron del Congreso Argentina Liberada de
la CGT; y la tercera, el 8 de junio, en la que Cámpora presentó el Acta de
Compromiso de la Reconstrucción Nacional, la Liberación y la Justicia Social. Sin
embargo el protagonismo de Solano Lima alcanzó su clímax en aquella
luctuosa tarde del 20 de junio de 1973 en la que Perón regresó definiti-
vamente a la Argentina. El presidente Cámpora había partido hacia Madrid en
cumplimiento de una promesa que había hecho durante la campaña: la de ir a
buscar al líder del justicialismo y acompañarlo en su anunciado retorno. En
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consecuencia, le correspondió a Lima hacerse cargo del Poder Ejecutivo y
acometer la tarea de organizar la gran recepción que se le ofrecería en Ezeiza a
Perón. Entonces aparecieron ya las primeras tensiones entre quienes querían
apropiarse del gran acto que se pensaba realizar a h altura del puente El
Trébol. La idea era que, desde allí, Perón hablara a la multitud que lo estaría
esperando, en un discurso que sería transmitido por la cadena nacional de
radio y televisión.
Uno de los protagonistas de esas jornadas, apuntó sobre esos días:
"En sucesivas reuniones conducidas por el presidente en
ejercicioo, Solano Lima, las instituciones legales del Estado
terminaron de perder el control sobre la seguridad de la
concentración a manos del subsecretario de Deportes
(Teniente Coronel Osinde). Osinde no vaciló en usar
argumentos que Righi juzgó, para sí, "tramposos y efectistas",
para asegurarse el control absoluto del palco de honor y sus
inmediaciones y mantener a los efectivos de la Policía Federal
"lejos de la vista del público". Exactamente a 1.500 metros del
teatro de los acontecimientos.
Corriéndolos por la zurda, el teniente coronel argumentó que
“él no toleraría que los mismos que nos estuvieron
persiguiendo hasta ayer sean los que custodien”. Con ese
criterio, que según él avalaban José López Rega y Perón,
rechazó el diagrama de servicios que presentó el general
Ferrazzano (jefe de la Policía Federal)...
Celoso de su espacio y de su organización, (Osinde) no dejó
que nadie metiera la nariz. El lunes 18 de junio, en la más
decisiva de las reuniones convocadas por Solano Lima,
(Osinde) cortó en seco al jefe de la Fuerza Aérea, brigadier
Héctor Luis Fautario, cuando éste quiso saber qué medidas
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adoptaría el Subcomité de Seguridad si había un desborde de
la concurrencia en dirección al aeropuerto. La pregunta del
piloto se vinculaba con una denuncia que le había transmitido
Solano Lima: La JP se aprestaría a ocupar el aeropuerto,
porque no confiaba en su jefe, el comodoro Salas. Era una
versión descabellada. Si Lima, en vez de acudir a los militares,
se hubiera limitado a preguntárselo al encargado de Asuntos
Juveniles, Dante Gullo (como lo hizo después de la masacre),
se hubiera serenado de inmediato.
En esa misma reunión, el subsecretario de Deportes maltrató
al presidente en ejercicio, diciendo que en el palco de honor
debían estar solamente "el general Perón, el doctor Cámpora,
la señora Isabel y el señor López Rega". Cuando el jefe de la
Casa Militar preguntó: "¿Y el doctor Solano Lima?", Osinde
reiteró ¿los cuatro nombres y agregó, en voz muy alta, como
para que lo escuchara el mandatario interino, que era medio
sordo: "Nadie más". Por la cara que puso, fue evidente que
Solano lo había escuchado.
El 20 de junio, la fiesta que el peronismo había soñado para dar la bienvenida a
su líder no pudo ser. A eso de la una de la tarde estalló el primer episodio de
violencia, cuando los hombres que respondían a Osinde comenzaron a
disparar sobre la Columna Sur de la Juventud Peronista que, apartándose de la
ruta 205, trató de acercarse al puente de El Trébol en donde estaba
emplazado el palco.
Lima llega, entonces, al Hotel Internacional de Ezeiza en donde se darían cita
las autoridades para esperar al "Betelgeuse" tal el nombre con el que había
sido bautizada la nave que conducía a Perón desde Madrid. Allí toma
conocimiento de lo que estaba sucediendo en la zona de la concentración y se
decide a actuar.
"Cuando llegó Solano Lima, Bacigalupo quedo admirado: el
viejito conservador daba órdenes "con gran autoridad". A
Osinde "lo sacó con cajas destempladas"y cerró la boca del
brigadier Appicella. Luego sostuvo que era necesario desviar el
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avión a Morón y pidió que lo comunicaran, urgente, con la
aeronave.
Solano Lima habló con Héctor Cámpora desde una sala
cercana a la pista. Al presidente lo sorprendió la determinación
del Vice y preguntó si los incidentes eran tan graves como para
frustrar “a millones de compañeros que viajaron para ver al
General”. Lima lo cortó de manera tajante: "Yo soy el
presidente en ejercicio y de cualquier manera es preferible la
frustración a la muerte del general Perón y de todos ustedes".
Aunque la tesis de Lima se basaba, en parte, en el viejo rumor
de la ocupación ultraizquierdista del aeropuerto y del pateo,
contaba con indudable consenso de militares y civiles. Además,
pronto sería de noche y sería temerario llevar a Perón al
puente de El Trébol
Acompañado por Righi, Robledo, el escribano mayor de
gobierno Jorge Garrido y otros altos funcionarios, Lima partió a
Morón a esperar la máquina de Aerolíneas Argentinas. Los que
esperaban intuyeron lo que estaba pasando al ver que se
retiraban los ministros y la banda de la Fuerza Aérea.
Los relojes marcaban las cuatro y media de la tarde. La hora
del comienzo del segando tiroteo.
El Betelgeuse tocó tierra en Moran a las dieciséis y cuarenta y
nueve minutos. Allí esperaban Lima, Righi, los ministros y los
tres comandantes. Cuando se abrió la portezuela delantera,
hubo un anti-clímax, porque sólo descendió López Rega.
Enseguida se entendió por qué: el Brujo bajó a buscar al
presidente en ejercicio y al escribano Garrido para realizar,
arriba de la máquina, la ceremonia de traspaso del mando, en
la que Perón iba afirmar como testigo de honor."
Cámpora, impactado por los sucesos de Ezeiza, decide, el 22 de
junio, crear una comisión investigadora presidida por Lima e
integrada por los ministros del Interior, Esteban Righi, y de Re-
laciones Exteriores, Juan Carlos Puig. De todas maneras, la
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suerte de ese gobierno estaba echada. El 13 de julio el
presidente y el vicepresidente son forzados a renunciar.
Cuenta Lima:
“Recuerdo que fui llamado, un mediodía, a participar de una
reunión en Gaspar Campos en horas de la tarde. Me vino a ver
Lastiri. ..Yo no sabía para qué íbamos a Gaspar Campos. Allí me
encontré con Perón, Cámpora, la señora Isabel, López Rega,
Gelbard y Robledo. En los primeros momentos, Perón se
despidió, se fue arriba y nosotros pasamos al comedor. Se
produjo ahí la decisión. López Rega llevó adelante la carga
contra Cámpora. No le dieron tiempo a presentar su renuncia,
a que tomara la iniciativa”
Producido este hecho, Lima realizó declaraciones a la prensa
diciendo que: "El candidato natural del FREJULI era Perón, pero
fue vetado; ahora es la oportunidad para que presente su
candidatura. Preguntado cómo se sentía, respondió que "eran
gajes de la política".
El episodio de las renuncias de Cámpora y Lima, no estuvo
exento de controversias. Aníbal Espinosa Viale argumenta que
el vicepresidente presentó su renuncia antes que Cámpora
como una manera de forzarlo a éste a dimitir.
Benito Llambí, quien fuera ministro del tercer gobierno de
Perón, sostiene una tesis similar:
"En el desenlace final de la situación jugó un papel
fundamental el doctor Lima, que demostró no sólo su hombría
de bien, sino su carácter de verdadero y leal amigo del general
Perón. Su decisión e iniciativa de presentar su renuncia a la
vicepresidencia, no sólo señalaba claramente que debían
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cumplirse todos los pasos necesarios para lograr el fin, la
posibilidad de la candidatura del general Perón, sino que
quitaba apoyo a cualquier intento de resistir lo que a esta
altura era una necesidad para retomar el proceso de
convergencia política.
Tras su renuncia y como muestra de gratitud, Perón nombró a
Lima como secretario general de la presidencia y luego, rector
de la Universidad de Buenos Aires, cargo que desempeñó a
partir del 28 de marzo de 1974. Nunca se sintió cómodo en esa
posición y por eso presentó su renuncia el 1° de julio de ese
año, el mismo día en que Perón fallecía. Su dimisión se hizo
finalmente efectiva veinticuatro días después. Nunca más
volvería a ocupar cargos públicos.
Vicente Solano Lima falleció el 23 de abril de 1984. En la hora
del último adiós, dijo, sobre él, el senador de la UCR Luis León:
"Tuvo la humildad del estadista que trata de corregir rumbos
en busca de puertos superiores. Combatió a Yrigoyen para
después reconocerle. Discutió a Perón para después abrazarse
en su causa... Fue un hombre humilde sin estridencias, porque
nunca se lo oyó gritar, pero siempre lo escucharon"