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Universidad de Puerto Rico en Arecibo
Departamento de ciencias Sociales
Programa de Psicología Industrial Organizacional
Trabajo de Investigación:
Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia
contra la mujer.
PSIC-3088-L55: Análisis Psicológico de los Cambios Sociales y Culturales en Puerto Rico
Presentado por: Coralys N. Santiago (840-11-8256)
Presentado a: Prof. Hilda Vilá
10 de diciembre del 2013
i
Tabla de Contenido:
Introducción:
Tema…………………………………...…………………………………….………………..1
Bibliografía Anotada………………………………………………………….…………….…1
Objetivos……………………………..………………………………………………….…….5
Metodología:
Método Biográfico…………………………………………………………………………….6
Muestra……………………………………………………….……………………………….6
Resultados:
Semejanzas y Diferencias entre las Respuestas de las Entrevistadas…………...………….…7
Palabras o Frases Clave……………………………………………………...…………….….9
Análisis de los Resultados…………………………………………...……………………….….10
Conclusiones:
A Nivel Teórico…………………………………………….………………………….…….24
A Nivel Personal………………………………………...……………………….…………..24
Bibliografía………………………………………………………………………………………26
Apéndice…………………………………………………………………………………………28
Apéndice A……………………...…...…………………………...………………………….29
Apéndice B……………………………..………………………...…….…………………….32
1
Introducción
El fin de la investigación es de solo conocer las ideas que han existido, desde principios
del siglo XX hasta la actualidad, sobre machismo y violencia contra la mujer entre las mujeres
puertorriqueñas. La investigación será una de tipo exploratorio, pues deseo únicamente
familiarizarme con el fenómeno social de la violencia contra la mujer en Puerto Rico, el cual, por
mi búsqueda de literatura, debo decir que se ha estudiado muy poco. Además se ha decidido que
la investigación sea de diseño cualitativo porque este se basa generalmente en instrumentos de
recopilación de información sin medición numérica (como realizar descripciones u
observaciones) como lo son las entrevistas. En nuestro caso, este (la entrevista) es precisamente
el instrumento más adecuado para recopilar la información que deseamos y, por ende, este es el
diseño más apropiado. Además, el propósito de este diseño de investigación es de “reconstruir”
la realidad observada por los miembros de una determinada sociedad y esto es precisamente lo
que buscamos lograr con la entrevista semiestructurada de historia de vida que hemos
desarrollado.
Tema:
El tema de la investigación es: cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y
su relación con la violencia contra la mujer.
Bibliografía Anotada:
Bosch-Fiol, E. y Ferrer-Pérez, V. (2012). Nuevo mapa de los Mitos sobre la Violencia de Género
en el siglo XXI.Psicothema 24(4), pp. 548-554.
La lectura comienza presentándonos una definición de lo que son los mitos sobre la
violencia de género; los mismos son una serie de ideas y creencias sobre este tipo de conducta
2
que, por lo general, son falsas pero que aún se sostienen con el fin de justificar dicha conducta.
Existen 3 clasificaciones para los mitos sobre la violencia de género, estas son: mitos sobre la
marginalidad, mitos sobre los maltratadores y mitos sobre las mujeres maltratadas.Los primeros
estipulan que la violencia de género ocurre solo bajo condiciones excepcionales, evitando que
sea visto como lo que es: un problema universal. Los mitos sobre los maltratadores tratan de
justificar los actos de agresión de los hombres hacia su pareja o ex pareja, buscando librarlos de
culpas (ej. Los hombres maltratadores actúan así debido a que fueron maltratados en su infancia,
son enfermos mentales, abusan de drogas y/o alcohol, o sus actos se deben a sus celos).
Contrario a las 2 clasificaciones anteriores, los mitos sobre las mujeres maltratadas las hacen
responsables de las cosas que les pasan (mito del masoquismo y mito de la personalidad de
autoderrota. Estas 3 clasificaciones son conocidas como los mitos “clásicos”.
A raíz de estos mitos se han formado unos nuevos que, aunque aparentan buscar el bien
común, realmente siguen manteniendo las mismas ideas machistas que sus antecesores. Un
ejemplo de estos nuevos mitos es el llamado Síndrome de Alienación Parental (SAP), el cual
incluye ideas tales como que las leyes penalizan acontecimientos normales entre parejas, que
muchas de las denuncias sometidas son falsas y que son los hombres las verdaderas víctimas.
Estos mitos lo que buscan es restarle importancia al problema de la violencia de género y
contribuyen a negar la existencia de un problema universal. La lectura concluye con un mapa de
conceptos donde se representan todos los mitos y la forma en que estos se potencian los unos a
los otros para regresar a los tiempos en que se negaba la existencia de este problema.
3
Cantera, L. y Blanch, J. (2010). Percepción Social de la Violencia en la Pareja desde los
Estereotipos de Género. Intervención Psicosocial, 19(2), pp.121-127.
Esta investigación se realizó con el fin de examinar el grado de apego que tienen las
personas hacia ciertos estereotipos sobre el género y sobre la violencia de género. Algunos de
estos estereotipos son la idea de que el hombre debe ser el proveedor de la familia, mientras que
la mujer se encarga del mantenimiento del hogar y la crianza de los hijos; así como la creencia de
que los hombres son duros (violentos) y las mujeres son pacíficas. La muestra consistió de 741
personas, en su mayoría mujeres españolas, mexicanas, puertorriqueñas y salvadoreñas. Primero,
las personas respondieron un Examen de Asociación Implícita y luego contestaron un
cuestionario. Una de las secciones del mismo incluía una serie de atributos, algunos catalogados
bajo el término “dureza” y otros bajo “ternura”, los cuales debían ser catalogados como típicos
de hombres o de mujeres.
Los resultados de esta investigación revelan que la muestra estudiada, en su mayoría, aún
sigue arraigada a la idea de que los hombres son quienes deben trabajar y las mujeres deben
encargarse de los hijos y el hogar. En la sección de los atributos “de hombres” y “de mujeres”
muestra cómo los participantes están de acuerdo en que los hombres, por lo general, tienden a ser
más duros y las mujeres más tiernas y coinciden en que esto no es siempre de este modo. En los
resultados resulta claro que las mujeres exaltaban, aún más que los hombres participantes, el
hecho de que las mujeres eran mayormente las víctimas (y por ende la violencia de hombre a
mujer era más frecuente que la contraria); además estas les atribuían, a los hombres, más
cualidades de dureza de las que ellos mismos se atribuían. Se sospecha que esto se puede deber a
que las mujeres tiendan a exaltar ciertas características negativas del sexo opuesto; que los
hombres tienden a minimizar sus características negativas; o quizás una combinación de ambas.
4
TriasCapella, M.; Martin-Fumadó, C.; Taranilla Castro, A.; TriasCapella, R.; Bernal Martí, X. y
Rebollo-Soria, M. (2013) Estudio Descriptivo de la Violencia de Género: Análisis de 404
casos. Revista Española de Medicina Legal. 39(1), pp.7-11.
El artículo básicamente presenta datos estadísticos (gráficas y porcentajes) sobre
características de la violencia de género como lo son: porciento de casos relacionados a alcohol o
frogas, porciento de casos relacionados a celos, edades y días de la semana en que ocurren más
casos de violencia de género, áreas del cuerpo más frecuentemente lesionadas, etc. Dichos datos
fueron recopilados de un estudio de 404 casos, estudiando tanto a las víctimas como a los
agresores, evaluados de enero a septiembre del año 2009 en L‟Hospitalet de Llobregat, España;
con el propósito de aportar al conocimiento sobre las características de dicha violencia para
identificar señales de riesgo, identificar mujeres en riesgo y tomar las medidas necesarias para
contribuir al combate de este problema universal.
Domínguez Fuentes, J.; García Leiva, P.; Cuberos Casado, I. (2008) Violencia contra las mujeres
en el ámbito doméstico: consecuencias sobre la salud psicosocial. Anales de Psicología,
24(1) junio, pp.115-120.
El artículo comienza dándonos una definición clara de lo que es la violencia contra las
mujeres: “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda
tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como
las amenazas de tales actos, la coacción o la privatización arbitraria de la libertad, tanto si se
producen en la vida pública como en la privada”; la misma aparece en la Declaración sobre la
Eliminación de la Violencia contra las Mujeres aprobada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas. El objetivo de la investigación era el conocer las formas de violencia contra la
5
mujer más comunes y sus efectos en las víctimas. Para ello se evaluaron 100 mujeres, en su
mayoría españolas, utilizando la adaptación de la Entrevista Semiestructurada para Víctimas de
Maltrato Doméstico y la Escala de Inadaptación. Se recolectó tanto información básica de cada
una como información sobre los episodios de violencia vividos (características, frecuencia,
circunstancias, el más común, el más grave, consecuencias en la salud física y psíquica, forma en
que la violencia afectó su trabajo y su vida social, etc.)
La investigación mostró que quienes sufren de maltrato son principalmente mujeres entre
las edades de 31-40. Hubo un importante porciento de mujeres que señalaron haber comenzado a
sufrir malos tratos desde el noviazgo y que así continuó luego del matrimonio. Asombroso
resulta el porciento de mujeres que alegan haber comenzado a sufrir de violencia durante
embarazos; de igual forma es asombroso el número de mujeres quienes, a pesar de su corta edad,
afirman no tener pareja luego de haber pasado por tan dolorosa experiencia. También se
reportaron altos números en la escala de inadaptación, lo cual muestra claramente cómo el
maltrato repercute en todos los ámbitos de las vidas de las mujeres. Esta inadaptación es aún
mayor dependiendo de la frecuencia e intensidad. El estudio demostró que el tipo de maltrato
más frecuente era el psicológico.
Objetivos:
Conocer las ideas que han existido, desde el siglo XX hasta la actualidad, entre las mujeres
puertorriqueñas, respecto a lo que es el maltrato (violencia contra la mujer) y las causas
originarias de dichos episodios.
Conocer las ideas que han tenido las mujeres puertorriqueñas respecto al machismo, desde
el siglo XX hasta la actualidad.
Comparar dichas ideas para ver los cambios que han ocurrido a través de los años.
6
Conocer y estudiar las razones de dichos cambios.
Método
Método Biográfico o Historia de Vida:
La Historia de Vida es un método en la investigación cualitativa que se caracteriza por
ser descriptiva, inductiva, fenomenológica, holística, humanística y de diseño flexible. Con esta,
se desea explorar el desarrollo, los episodios y el transcurrir de la vida de una persona o de una
comunidad mediante las narraciones de estas personas. Es uno de los diseños de la metodología
cualitativa más abarcadores y que mayor información brinda sobre la(s) persona(s), siendo a su
vez narrada por el(los) protagonista(s). La historia oral apela a la memoria de la(s) persona(s)
para hacer historia a partir del relato de sus recuerdos, y la fuente es el testimonio que el
individuo da dentro del contexto de una entrevista.
Muestra:
Se entrevistó a tres (3) mujeres puertorriqueñas, del área norte del país, que hayan sido
víctimas de maltrato. Se requería que las mujeres a entrevistar debieran tener distintas edades. El
rango de edades fue el siguiente: una (1) mujer de entre 20 a 30 años, una (1) mujer de entre 40 a
50 años y una (1) mujer de entre 60 a 70 años. Para esta investigación se entrevistó a una mujer
de 25 años, víctima de agresión física y maltrato psicológico por su ex pareja; una mujer de 43
años, víctima de maltrato psicológico únicamente, por parte de su ex esposo; y una mujer de 60
años, víctima de maltrato físico y psicológico por parte de su madre (psicológico) y de sus 2 ex
esposos.
7
Resultados:
La transcripción de los puntos más relevantes de la entrevista en una tabla
comparativa para identificar semejanzas y diferencias entre las expresiones de las mujeres
entrevistadas se encuentra en el apéndice 2.
Semejanzas y diferencias entre las respuestas de las entrevistadas:
En cuanto a las similitudes en la crianza, las 3 entrevistadas coincidieron en que tuvieron
crianzas fuertes en cuanto a que sus padres eran estrictos a la hora de disciplinar. La mujer de 25
años y la mujer de 43 años coinciden en que se criaron en un hogar lleno de amor, aunque sus
padres eran severos en cuanto a disciplina. Otra similitud que es muy interesante se encuentra en
las respuestas de la mujer de 25 años y la de 60 cuando se les pregunta si existían diferencias
entre lo que podían hacer los niños y las niñas. Ellas coinciden en recordar que sí había
diferencias. También existe una semejanza en cuanto a la crianza de las dos mujeres de mayor
edad, en cuanto a que, en sus respectivos hogares, quien mandaba era la madre. Una diferencia
muy marcada en cuanto a la crianza de las 3 mujeres estriba en cómo fue la crianza o infancia de
cada una, La mujer de 25 años tuvo una niñez “normal” según ella, aunque admitió que le
hubiese gustado que su madre hubiese estado más cerca de ella. Mientras que la mujer de 43
años dijo haberse criado en un hogar lleno de amor. Por último, la mujer de 60 años pasó una
niñez muy triste, puesto que sufrió maltrato por parte de su madre. Otra diferencia relacionada
con la infancia de estas mujeres la podemos notar en sus respuestas sobre si existía una distinción
entre lo que podían hacer los niños y las niñas; a lo que la mujer de 43 años fue la única en
comentar que, según recuerda, no existían dichas diferencias y que todos podían jugar juntos a lo
que fuese.
8
En cuanto a sus relaciones de género, todas las entrevistadas se encuentran actualmente
separadas de sus anteriores parejas, quienes sabemos les causaron maltrato físico y/o psicológico.
Además, todas aseguran que llevaron su relación de forma distinta a la de sus padres, por
diversas razones en cada caso. Las dos mujeres de mayor edad, la de 43 y la de 60, son madres;
pero solo la mujer de 25 y la de 43 expresaron que, para ellas, una mujer completa debe ser
madre. La diferencia más notable, y un tanto alarmante, en cuanto a la sección de relaciones de
género, la podemos ver en las respuestas de las 3 mujeres sobre lo que es el feminismo. Solo una
de ellas logró contestar correctamente la pregunta, asegurando que se trata de un “Movimiento
de mujeres que luchan por que la sociedad las valore y considere tan productivas como los
hombres.”. Lo más sorprendente de este caso es que fue la mujer de 60 quien respondió esta
pregunta; sorprendente porque para la época en que ella se criaba, este movimiento era algo poco
conocido y comprendido aún. Podríamos pensar que las personas mayores conocen menos sobre
dicho movimiento, pero nos sorprende que sea todo lo contrario, al menos en este caso en
particular; puesto que las entrevistadas más jóvenes coincidieron en responder que el feminismo
es “alabarse demasiado” (mujer de 25) y “darse demasiada importancia” (mujer de 43).
En la sección de machismo y violencia doméstica, todas las entrevistadas coinciden en
su idea sobre lo que es el machismo. Las 3 básicamente respondieron que es una forma de
dominio y de privar de libertad a las mujeres, aunque, por supuesto, cada una lo expresó a su
modo particular. En cuanto a las premisas de pensamientos machistas, ninguna estuvo de
acuerdo con las mismas y expresaron sus razones para estarlo. Además, las 3 mujeres
entrevistadas entienden que la razón por la que aún se cometen actos de violencia contra las
mujeres es por la crianza: los pensamientos machistas que se siguen pasando de generación en
generación. Así también coinciden en que la violencia de género, entienden ellas, es cualquier
9
acto que dañe a una mujer. En la pregunta sobre las justificaciones de la violencia contra la
mujer, todas contestaron que no hay justificación alguna para que una mujer deba tolerar dichos
actos; así también se expresaron en desacuerdo con las premisas que presentaban posibles
justificaciones. La única diferencia, sobre las respuestas de las entrevistadas, que se puede ver en
la sección de machismo y violencia es en la pregunta: ¿Con qué fin cree usted que aún se
cometen actos de violencia contra las mujeres? La mujer de 25 años entiende que los hombres
cometen dichos actos para alimentar su ego, mientras que la mujer de 43 entiende que aún se
cometen actos de violencia porque los hombres “se creen más que las mujeres y no creen que
seamos iguales”; por otro lado, la mujer de 60 entiende que todavía se cometen estos actos
“porque las mujeres no se atreven a hablar; sienten que no tienen el valor para salir de la
situación y, por lo general, tienen una autoestima baja”.
Palabras y/o Frases Clave:
1. “complemento”: dos de las entrevistadas utilizaron esta palabra para describir lo que debe
ser un hombre. Esta palabra denota un grado de igualdad y se refiere a una pieza clave que
completa otra.
2. “Alabarse demasiado”: dos de las entrevistadas utilizaron esta frase, dicha de firmas un
tanto distintas, para explicar lo que entendían por feminismo. Esto denota un gran
desconocimiento sobre lo que realmente es el movimiento feminista y es muy lamentable
que sea así.
3. Crianza: rodas las entrevistadas entienden que la principal causa para que se mantengan los
pensamientos machistas y los hombres lleguen a cometer actos de violencia contra las
mujeres es la crianza que le dan sus padres, puesto que se continúan pasando los mismos
pensamientos machistas de generación en generación, estos no desaparecen.
10
Análisis de los Resultados:
La violencia doméstica contra la mujer es un hecho real que ha existido y aún existe en
todo el mundo. Esta se puede definir, según mencionado en el texto de Domínguez, García y
Cuberos (2008, p.115), como:
todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda
tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer,
así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privatización arbitraria de la
libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada.
Esta definición aparece en el artículo 1 de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia
contra las Mujeres aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. La violencia en
general “es siempre una forma de demostrar que se ostenta el poder mediante el empleo de la
fuerza, sea física, psicológica, económica, política, etc., e implica la existencia de un „superior‟ y
de un „subordinado‟” (Cagigas, 2000, p.310). Este tipo de violencia en particular es una de varias
formas de dominación y opresión que existen en el mundo.
Nos complace ver que las 3 mujeres entrevistadas, al preguntárseles qué era, para ellas, la
violencia contra la mujer, dieron unas definiciones muy similares a las previamente
mencionadas; quizás sus respuestas no estuvieron tan bien explicadas, pero todas concuerdan con
que la violencia contra la mujer es cualquier acto que provoque daños (físicos o mentales) a una
mujer. Además, entre los ejemplos de violencia contra la mujer, proporcionados por las
entrevistadas, se encuentran las amenazas y la privatización de su libertad, entre otros; lo cual
también concuerda con la definición de violencia previamente mencionada.
11
Según Cagigas (2000, p.307), este sistema de dominación y subordinación por el género es
el más opresor de todos y también se le conoce como patriarcado. El mismo puede ser definido
como "la relación de poder directa entre los hombres y las mujeres en las que los hombres, que
tienen intereses concretos y fundamentales en el control, uso, sumisión y opresión de las
mujeres, llevan a cabo efectivamente sus intereses", (Cagigas, 2000, p.307). Al este ser un
sistema de dominación, es natural que cause una desigualdad entre hombres y mujeres, por lo
que en las sociedades patriarcales se tiene la visión de que:
la mujer carece de relevancia y de valía en comparación con el hombre, y que son éstos
los que deben ocupar predominantemente los puestos de mayor poder en empresas, en
la política, en el gobierno y por supuesto también, dentro de la casa. Las mujeres tienen
asignados espacios físicos y simbólicos que no han sido elegidos por ellas y que no
suponen el reconocimiento ni el poder del colectivo genérico, que los hombres se
reservan para sí” (Cagigas, 2000, p.308).
Nuestras 3 entrevistadas coincidieron en sus respuestas, cuando se les preguntó qué
entendían por machismo. Básicamente respondieron que es una forma de dominio y de privar de
libertad a las mujeres, aunque, por supuesto, cada una lo expresó a su modo particular: la mujer
de 25 años respondió “Cuando los hombres se creen que las mujeres no pueden valerse por sí
mismas, ni hacer lo mismo que ellos”, mientras que la mujer de 43 dijo que se trata de “Hombres
que se creen con todo el derecho del mundo, sin pensar en que hay una igualdad entre hombre y
mujer. Le quitan la libertad de todas las mujeres“, u la mujer de 60 años mencionó que
machismo es “Cuando los hombres ven a las mujeres como objetos, donde ellos dominan sobre
ellas, y no les permiten relacionarse con los demás, ni estudiar, ni trabajar. Es básicamente una
forma de dominación”. Entre los ejemplos de machismo que las entrevistadas destacaron se
12
encuentran el menosprecio hacia la mujer, el considerarla como menos que los hombres, pensar
que las mujeres no pueden hacer o lograr lo mismo que los hombres, la violencia injustificada, el
hostigar a la mujer, el tratar de controlarla de diversas maneras, etc.
Para comprender la sociedad patriarcal en la que vivimos, es necesario conocer el origen de
dicha desigualdad. La misma comenzó hace muchísimos años con los pueblos primitivos, en los
que “por las condiciones adversas de la naturaleza y las herramientas precarias de las que
disponían, era el hombre el que salía a buscar el alimento, ayudado por su fortaleza física,
mientras que la mujer permanecía cuidando de los hijos” (Cagigas, 2000, p.308). Esta visión se
ha mantenido a lo largo de los años debido a unos ideales y estereotipos de género que se han
creado sobre cómo deben ser los hombres y las mujeres, basándose en sus diferencias biológicas
y demás factores culturales de cada país o territorio, los cuales se siguen transmitiendo de
generación en generación. Precisamente las 3 entrevistadas concuerdan en que la razón principal
por la cual aún se realizan actos de violencia y se mantienen los pensamientos machistas en
nuestra sociedad, es por la crianza que se nos ha dado (a hombres y mujeres) y la que se le sigue
dando a las nuevas generaciones. Según ellas, seguimos transmitiendo ideas y pensamientos
machistas de generación en generación, por lo cual nunca desaparecen del todo. Curioso resulta
el hecho de que las tres entrevistadas alegan haber tenido padres (varones) maravillosos, que les
dieron un buen ejemplo y dos de ellas alegan haber tenido una crianza llena de amor; sin
embargo, las 3 sufrieron de violencia física y/o verbal, lo cual pone en tela de juicio la
afirmación de que la crianza determina la conducta de las personas (en este caso, la de las
víctimas).
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Cagigas (2000, pp.310-311) destaca:
Los hombres, como género, han ostentado y ostentan el poder a nivel social y a nivel de
pareja. Ellos trabajan fuera de casa, lo que les hace ser más valorados socialmente,
tienen acceso a la información, están menos aislados, se encuentran en donde se
generan las normas de comportamiento, donde se toman las decisiones y donde se
analizan los acontecimientos, y ellos son los que interpretan la realidad social. Los
mandatos culturales, legales (derechos, privilegios) del papel del marido han legitimado
históricamente su poder y dominación sobre la mujer, promoviendo su dependencia
económica y garantizándole el uso de la violencia para controlarla. Las mujeres, en
cambio, están subordinadas a los hombres, y han estado durante muchos siglos
recluidas en sus casas. Cuando las mujeres se revuelven en su desigualdad y quieren
salir de ella, cuestionan ese sistema de relaciones de poder y se convierten en una
amenaza para los hombres, que no saben cómo argumentar el mantenimiento de la
estructura social imperante, surge la violencia, que es el único recurso para demostrar
su superioridad y que son los que mandan.
La respuesta de la mujer de 25 años y la de la mujer de 60, a la pregunta sobre cómo se
relacionan el machismo y el maltrato, nos parecen muy interesantes. La primera respondió que
cuando un hombre ve a su pareja (mujer) como cosa suya, se siente con el derecho de hacer con
ella lo que quiere, incluso llegar a maltratarla. Por otra parte, la mujer de 60 años respondió que
si un hombre es machista, tratará de dominarla, por sus aires de superioridad, y puede valerse del
maltrato para lograrlo. Si unimos ambas respuestas encontraremos que eso es exactamente lo que
nos dice la lectura mencionada previamente. Una situación que ha incentivado el que aún se
mantengan estas ideas machistas de dominación es el hecho de que muchos de estos casos de
14
violencia se mantienen, y se han mantenido, ocultos y las víctimas callan por diversas razones
que solo ellas conocen con certeza y comprenden. Las entrevistadas coincidieron en que no
debería existir ninguna justificación por la cual una mujer deba tolerar actos de violencia en su
contra, pero se les pidió que mencionaran posibles justificaciones que puedan utilizar aquellas
mujeres que sí toleren dichos actos y se mantengan junto a su pareja. Entre sus respuestas
estaban: por miedo, por amor, por ignorancia, por la crianza que recibieron o por baja autoestima
y poca fe en sí mismas. Es importante destacar que estas mujeres sufrieron de episodios leves de
violencia física y/o verbal (algunos pocos episodios, no era constante, y leves agresiones que no
les causaron daños tan severos como otros casos que hemos podido ver), y, al tiempo, se
separaron de sus parejas.
Para justificar y sustentar estas conductas violentas contra las mujeres, con el fin de
mantener el control sobre estas, y para continuar manteniendo ocultos dichos actos, han surgido
varios mitos sobre la violencia contra la mujer. Se trata de una serie de creencias e ideas
generalmente falsas sobre dichos actos. Estos mitos se pueden clasificar, según Bosch-Fiol, y
Ferrer-Pérez (2012), en tres categorías: mitos sobre la marginalidad, mitos sobre los
maltratadores y mitos sobre las mujeres maltratadas; todos estos son conocidos como mitos
clásicos. Los primeros estipulan que la violencia de género ocurre solo bajo condiciones
excepcionales, evitando que sea visto como lo que es: un problema universal. Entre los ejemplos
que la lectura nos presenta se encuentran que “la violencia de género sólo ocurre en países
subdesarrollados” y/o en “familias/personas con problemas” (Bosch-Fiol, & Ferrer-Pérez, 2012,
p.549). Los mitos sobre los maltratadores tratan de justificar los actos de agresión de los hombres
hacia su pareja o ex pareja, buscando librarlos de culpas. Las autoras ofrecen como ejemplos que
los hombres maltratadores actúan así debido a que fueron maltratados en su infancia, son
15
enfermos mentales, abusan de drogas y/o alcohol, o sus actos se deben a sus celos. En efecto,
estos datos pueden ser confirmados en el estudio realizado por Trias, Martin, Taranilla, Trias,
Bernal y Rebollo publicado en el 2013. Los resultados del mismo revelan que entre las
motivaciones que acompañan los actos de violencia doméstica se encuentran “el alcohol en el
39% de los casos y los celos en un 29%” (p.9); además, problemas de pareja (23%), problemas
económicos (12%), problemas familiares (10%), otros motivos (15%) y casos sin motivo
aparente (7%), donde “los motivos no eran excluyentes unos con otros en el registro” (p.9), pero
esto no justifica que se cometan dichos actos. Contrario a las 2 clasificaciones anteriores, los
mitos sobre las mujeres maltratadas las hacen responsables de las cosas que les pasan, y como
ejemplos tenemos el mito del masoquismo y el mito de la personalidad de autoderrota. Varios de
estos mitos también se mencionan en el texto de Cagigas (2000, pp.312-313):
La sociedad, la cultura patriarcal ha creado una serie de mitos falsos… Masoquismo de
la víctima: A ella le gusta / Ella lo quiere; La mujer se lo busca: Lo pide, lo merece,
Sólo les ocurre a determinadas mujeres de ciertos tipos de familias; La mujer inventa o
exagera: Los hombres están justificados o no son responsables por hechos
intencionados; los hechos son muy raros y anormales: la mujer padece algún trastorno
psicológico;
entre otros.
Bosch-Fiol, y Ferrer-Pérez (2012, p.549) incluso mencionan, en su texto, la tesis de
SusanFaludi acerca de que
durante la década de 1980 se difundieron masivamente estereotipos negativos sobre las
mujeres independientes y trabajadoras, y, en general, se atacó fuertemente al
16
movimiento de mujeres y al feminismo, básicamente debido a los avances definidos en
la década anterior en materia de igualdad y presencia de las mujeres en la vida pública;
todo esto como parte de una estrategia para mantener la sociedad patriarcal. También se han
formado unos nuevos mitos a raíz de los clásicos, que, aunque aparentan buscar el bien común,
realmente siguen manteniendo las mismas ideas machistas que sus antecesores. Un ejemplo de
estos nuevos mitos es el llamado Síndrome de Alienación Parental (SAP), el cual incluye ideas
tales como que las leyes penalizan acontecimientos normales entre parejas, que muchas de las
denuncias sometidas son falsas y que son los hombres las verdaderas víctimas. Estos mitos lo
que buscan es restarle importancia al problema de la violencia de género y contribuyen a negar la
existencia de un problema universal. En las respuestas y las historias de las 3 entrevistadas para
esta investigación, podemos darnos cuenta que ninguna de ellas mencionó ni uno solo de estos
mitos. Esperábamos encontrar la existencia de algunos de estos mitos en los pensamientos de
estas mujeres pero nos sorprendimos de no haber encontrado ni tan siquiera uno. Cabe la
posibilidad de que estos mitos existan principalmente en los pensamientos de otras mujeres que
no hayan pasado por sucesos de violencia doméstica y, por supuesto, en el pensar de muchos
hombres. Básicamente se ha hecho presión, por medio de la violencia y la creación de mitos,
para impedir que se derrumbe la sociedad patriarcal y que los hombres pierdan el poder que han
tenido, por tantos años, sobre las mujeres.
Estas medidas se han utilizado desesperadamente como un último recurso para
contrarrestar los esfuerzos quienes se oponen a dicha sociedad patriarcal y machista; como lo es
el feminismo: movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres
(Diccionario de la Real Academia Española, 2001). El feminismo también puede ser definido
como “un conjunto heterogéneo de ideologías y de movimientos políticos, culturales y
17
económicos que tienen como objetivo la igualdad de derechos entre hombres y mujeres”,
(Barcelona, 2013, parr.1); además, gracias a dicho movimiento “se han conseguido logros de
trascendental importancia como el voto femenino, la igualdad ante la ley o los derechos
reproductivos, entre otros muchos” (Barcelona, 2013, parr.2) y actualmente también trabaja en
contra de la violencia contra la mujer.
Resulta impactante y alarmante el hecho de que, de las 3 mujeres entrevistadas, solo la
mayor (60 años) pudiese dar una definición correcta al término feminismo. Se les preguntó qué
entendían por feminismo, a lo que la mujer de 60 años respondió que se trata de un “Movimiento
de mujeres que luchan por que la sociedad las valore y considere tan productivas como los
hombres”; por otro lado, la mujer de 25 años respondió que son “Mujeres que intentan dar a
entender que son mejores que los hombres. Es alabarse demasiado”, y la de 43 señaló que “El
feminismo pretende que el marido se debe rendir a los pies de la mujer. Es cuando las mujeres se
dan demasiada importancia”. Son sorprendentes estas respuestas porque podríamos pensar que
las personas mayores conocen menos sobre dicho movimiento porque para la época en que estas
personas se criaban, este movimiento era algo poco conocido y comprendido aún, pero nos
impacta ver que sea todo lo contrario, al menos en este caso en particular.
Para conocer cuán arraigados están, hombres y mujeres, a los estereotipos de género, tales
como que el hombre debe ser el proveedor de la familia, mientras que la mujer se encarga del
mantenimiento del hogar y la crianza de los hijos, así como la creencia de que los hombres son
duros (violentos) y las mujeres son pacíficas, se realizó un estudio en la Universidad Autónoma
de Barcelona en el año 2010, por parte de Cantera y Blanch. La muestra consistió de 741
personas, en su mayoría mujeres españolas, mexicanas, puertorriqueñas y salvadoreñas. Primero,
las personas respondieron un Examen de Asociación Implícita y luego contestaron un
18
cuestionario. Una de las secciones del mismo incluía una serie de atributos, algunos catalogados
bajo el término “dureza” y otros bajo “ternura”, los cuales debían ser catalogados como típicos
de hombres o de mujeres. Los resultados de esta investigación revelan que la muestra estudiada,
en su mayoría, aún sigue arraigada a la idea de que los hombres son quienes deben trabajar y las
mujeres deben encargarse de los hijos y el hogar. En la sección de los atributos “de hombres” y
“de mujeres” muestra cómo los participantes están de acuerdo en que los hombres, por lo
general, tienden a ser más duros y las mujeres más tiernas y coinciden en que esto no es siempre
de este modo. Las respuestas de nuestra entrevistada más joven (25 años) coincidieron con los
resultados del estudio, pues esta mencionó “ser proveedor” entre las características de los
hombres que se le pidió que mencionase; así como también destacó que a los hombres “Les
tocan los trabajos más fuertes por su naturaleza”.
Destaca Cagigas (2000, p.311): “Esta consideración de dominio masculino, supeditación
femenina como base estructural provoca que muchos maltratadores no sean conscientes de que
están obrando mal, y mientras se siga manteniendo en la mentalidad general parecerá normal el
menosprecio y la violencia hacia la mujer” y sobre las mujeres menciona que “no ponen la
resistencia que deberían, y más a menudo de lo que sería deseable consienten su subordinación y
llegan incluso a defender la conducta machista de los hombres” (Cagigas, 2000, p.312); hechos
que podemos ver en los resultados, mencionados anteriormente, de la investigación realizada por
Cantera y Blanch. Es precisamente el pensamiento, de que el hombre debe ser el proveedor y la
mujer el ama de casa, uno de los principales factores que mantiene los pensamientos machistas
en la sociedad del siglo XXI. Resulta sorprendente cómo aún hoy día mujeres y hombres, a pesar
de los logros por parte de los movimientos feministas y el progreso de las mujeres en el contexto
laboral, siguen manteniendo dicha creencia.
19
Domínguez, García y Cuberos (2008) llevaron a cabo una investigación, cuyo objetivo era
conocer las formas de violencia contra la mujer más comunes y sus efectos en las víctimas. Para
ello se evaluaron 100 mujeres, en su mayoría españolas, utilizando la adaptación de la Entrevista
Semiestructurada para Víctimas de Maltrato Doméstico y la Escala de Inadaptación. Se recolectó
tanto información básica de cada una como información sobre los episodios de violencia vividos
(características, frecuencia, circunstancias, el más común, el más grave, consecuencias en la
salud física y psíquica, forma en que la violencia afectó su trabajo y su vida social, etc.). Esta
puede ser comparada con el estudio realizado por Trias et al., publicado en 2013; el cual también
se realizó con el propósito de aportar al conocimiento sobre las características de dicha violencia
para así identificar señales de riesgo, identificar mujeres en riesgo y tomar las medidas
necesarias para contribuir al combate de este problema universal. Esta última investigación
nombrada constó de un estudio de 404 casos, estudiando tanto a las víctimas como a los
agresores, evaluados de enero a septiembre del año 2009 en L‟Hospitalet de Llobregat, España.
La investigación de Domínguez, García y Cuberos (2008) mostró que quienes sufren de
maltrato son principalmente mujeres entre 31 y 40 años, seguidas por mujeres entre 21 y 30
años; mientras que la segunda investigación mencionada mostró que eran mujeres entre 20 a 40
años quienes más comúnmente sufrían de este tipo de violencia. Hubo un importante porcentaje
de mujeres, en la primera investigación, que señalaron haber comenzado a sufrir malos tratos
desde el noviazgo y que así continuó luego del matrimonio. Esto concuerda con la investigación
de Trias, et. al. (2013), ya que “un dato importante aportado por nuestra investigación es que los
primeros años de la relación concentran la mayoría de episodios de violencia, con una frecuencia
decreciente según aumentan los años de relación de pareja” (p.10). Incluso el planteamiento de
Cagigas, mencionado previamente, sobre que las mujeres no ponen la resistencia correspondiente
20
en estos casos, se secunda de cierta forma en este trabajo de Trias, et. al.: “El 60% de las
víctimas refirió haber sufrido alguna otra agresión previa a pesar de que en el 81% de los casos
se trataba de la primera denuncia”.
El estudio de Domínguez, García, y Cuberos (primera investigación mencionada) demostró
que el tipo de maltrato más frecuente era el psicológico. Las 3 mujeres entrevistadas sufrieron
dicho tipo de maltrato: más específicamente, la mujer de 43 años solo experimentó este tipo de
maltrato, mientras que las otras 2 experimentaron tanto agresión física como maltrato
psicológico. Asombroso resulta el porciento de mujeres que alegan haber comenzado a sufrir de
violencia durante embarazos; de igual forma es asombroso el número de mujeres quienes, a pesar
de su corta edad, afirman no tener pareja luego de haber pasado por tan dolorosa experiencia. La
mujer de 60 años tuvo una segunda pareja, quien también la maltrató y actualmente lleva muchos
años sola. Tanto la mujer de 25 como la de 43 años se encuentran actualmente solteras, pero en
la espera de un candidato mejor y diferente a su pareja anterior; buscan no volver a caer en la
misma situación. También se reportaron altos números en la escala de inadaptación, lo cual
muestra claramente cómo el maltrato repercute en todos los ámbitos de las vidas de las mujeres,
entre estos su vida social y su capacidad de relacionarse; estas tienden a distanciarse y a limitar
sus demostraciones de afecto. Esta inadaptación es aún mayor dependiendo de la frecuencia e
intensidad.
En cuanto a los posibles daños psicológicos que han sufrido las mujeres víctimas de
maltrato, es importante destacar que existe la posibilidad de que hayan desarrollado lo que se
conoce como el síndrome de Estocolmo Doméstico, lo cual puede ayudarnos a comprender el
por qué muchas mujeres se mantienen en una relación donde son maltratadas. En este momento
es importante retomar el tema de los mitos sobre las mujeres maltratadas. Estos mitos (el del
21
masoquismo y el de personalidad de autoderrota, entre otros) pudieron haber surgido a raíz de
aquellos numerosos casos en que las mujeres se han mantenido junto a su pareja a pesar de los
malos tratos que han recibido. La sociedad patriarcal (incluyendo a otras féminas) entiende que a
las mujeres les gusta esta situación o que no hacen lo suficiente para salir de su situación. Lo que
no se ha analizado a profundidad son los posibles daños psicológicos que estas mujeres han
sufrido y que las llevan a mantenerse en dicha situación, como podría ser el síndrome de
Estocolmo. El mismo “es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o persona
detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con el secuestrador”
(Santiago, 2011, p.33). El síndrome de Estocolmo Doméstico, mencionado previamente, es
básicamente lo mismo que el de Estocolmo, solo que en diferente contexto.
Traemos ese síndrome como una posible explicación a estos casos puesto que, según
Santiago (2011, p.32) “En estudios realizados sobre el tema de la violencia doméstica se han
encontrado características asociadas al Síndrome de Estocolmo por el cual la mujer se identifica
con su agresor, lo defiende y justifica sus actos”. Algunas de estas características son:
sentimientos pasivos de la víctima hacia el abusador; sentimientos negativos por parte
de la víctima hacia sus familiares, amigos, o hacia las autoridades a conseguir su
liberación; apoyo a las razones y las conductas del abusador; conductas de apoyo por
parte de la víctima, a veces ayudando al abusador”, (Santiago, 2011, p.34), entre otras.
Este síndrome surge por una serie de procesos paralizantes que surgen del miedo que siente
la víctima ante las amenazas del agresor y al percibir que carece de vías o recursos para salir de
su situación, esto ocurre sobre todo en el caso de mujeres con hijos que no ven, por diversas
razones, una salida a su situación. Según Santiago (2011, p.33):
22
Esta visión de ausencia de vías de escape pudiera darse, si se llama a la policía y no
acuden, si alguien intenta persuadir a la víctima para que no llame la policía, o si llega
la policía y el agresor no es arrestado porque no lo encontraron, o si se archiva el caso
por falta de pruebas, entre otras cosas, que llevan a pensar a la víctima que no existe
escapatoria y no hay más remedio que quedarse junto al agresor.
La víctima se acostumbra entonces a vivir buscando su seguridad y para lograrlo busca siempre
complacer a su agresor; solo piensa en mantenerlo tranquilo y evitar situaciones que le puedan
causar más daño. Otra situación que lleva al desarrollo del síndrome es que los actos violentos
vayan ligados a:
la presencia de pequeños gestos de aparente amabilidad por parte del abusador hacia la
víctima”, esto “crea intensos sentimientos positivos que mezclados con el miedo, hacen
que la víctima le cueste odiarle, y llegue incluso a considerar a su verdugo como una
buena persona” (Santiago, 2011, p.35).
Podríamos decir, por su historia de vida, que la mujer de 25 años presenta las características
anteriormente mencionadas. Ella no se separó de su pareja por los actos de violencia, por el
contario, admite que se quedó a su lado por amor, porque este mostraba los mencionados gestos
de amabilidad y, me atrevo a decir que, de debilidad, presentándosele como alguien que necesita
de ella (según lo percibido en el relato de la víctima). La pareja se separó por decisión de él, por
una supuesta indecisión y confusión por parte del susodicho. La joven aún guarda sentimientos
hacia su ex pareja, aunque admite que no desea regresar con él a pesar de ello.
Ciertamente el tema de la violencia doméstica es uno muy controversial, a la vez que es
muy delicado y ha sido poco estudiado en Puerto Rico. Al estudiar a víctimas de violencia
23
doméstica podemos enfrentarnos a numerosos obstáculos como el que las personas no deseen
hablar sobre el tema, que estas personas no relaten todo lo ocurrido (por la inadaptación social
anteriormente mencionada), o que no puedan percibir la realidad de su situación (en caso de
personas con el síndrome de Estocolmo Doméstico). A pesar de todo ello, es importante y
necesario estudiar este tema más a profundidad y desde el punto de vista de las propias víctimas.
Además es importante educar a nuestra sociedad sobre lo que es realmente el feminismo y
mostrarle la importancia de que se considere a la mujer con los mismos derechos e igual
importancia que los hombres. Esta es la única forma para combatir los pensamientos machistas,
eliminar los mitos sobre la violencia de género, transformar nuestra sociedad patriarcal en una de
igualdad para ambos sexos y disminuir los casos de violencia contra la mujer.
24
Conclusiones:
A nivel teórico:
Viendo las respuestas de las entrevistadas, podemos concluir que no es posible notar
grandes cabios en la concepción del machismo y de la violencia contra la mujer. Al menos en
este caso, nuestra muestra coincide en sus definiciones sobre lo que es la violencia, lo que es el
machismo y en que no existen justificaciones para que actos de esta índole se toleren. Sus edades
y la forma de crianza parece no haber influido en la forma en que estas mujeres entienden estos 2
conceptos, ni en la forma en la que ben dichos actos. Debemos resaltar que para ver si realmente
ha habido cambios en la idea que tienen las mujeres puertorriqueñas sobre lo que es el machismo
y la violencia de género, es necesario realizar una investigación con una muestra mucho mayor.
Lo que sí fue posible observar claramente es el notable desconocimiento que tienen las mujeres
sobre lo que es realmente el feminismo al notar que las 2 mujeres más jóvenes dieron
definiciones negativas a dicho concepto.
A nivel personal:
Entiendo que es necesario que, en Puerto Rico, se estudie e investigue más sobre el tema
de la violencia doméstica, pues durante la búsqueda de literatura encontré que no había muchos
trabajos realizados en Puerto Rico: la mayoría de mis referencias son de Barcelona, España. El
método de Historia Oral me pareció excelente; este es una buena forma de adentrarse realmente
en la vida de las personas entrevistadas, a modo de conocer no solo los hechos de sus
experiencias, sino también sus opiniones, sentimientos, costumbres, formas de crianza, entre
otros tantos aspectos de sus vidas que debemos tomar en cuenta para analizar y comprender sus
ideas y conductas. Realmente el proceso de las 3 entrevistas fue una experiencia muy grata, en la
25
cual tuve la oportunidad de conocer a 3 increíbles mujeres quienes, a pesar de sus experiencias
de maltrato, buscaron mejorar su situación y se enfocan en rehacer sus vidas con entusiasmo.
26
Referencias:
Barcelona, C. (20 de enero del 2013). Cultural: Los movimientos sociales (segunda parte).
Recuperado de: http://cristinabarcelonaenlared.wordpress.com/2013/01/20/cultural-los-
movimientos-sociales-segunda-parte/
Bosch-Fiol, E. y Ferrer-Pérez, V. (2012). Nuevo mapa de los Mitos sobre la Violencia de Género
en el siglo XXI.Psicothema 24(4), pp. 548-554. Recuperado de:
http://web.ebscohost.com/ehost/detail?vid=4&sid=6c9f1f11-f187-4392-9fc7-
efe5d26e9e1b%40sessionmgr110&hid=113&bdata=JnNpdGU9ZWhvc3QtbGl2ZQ%3d%3d
#db=a9h&AN=87350270
Cagigas Arriazu, A. (2000) El patriarcado como origen de la violencia doméstica. Monte Buciero
5, pp.307-315. Recuperado de:
Cantera, L. y Blanch, J. (2010). Percepción Social de la Violencia en la Pareja desde los
Estereotipos de Género. Intervención Psicosocial, 19(2), pp.121-127. Recuperado de:
http://web.ebscohost.com/ehost/detail?vid=6&sid=6c9f1f11-f187-4392-9fc7-
efe5d26e9e1b%40sessionmgr110&hid=113&bdata=JnNpdGU9ZWhvc3QtbGl2ZQ%3d%3d
#db=a9h&AN=51955380
Domínguez Fuentes, J.; García Leiva, P.; Cuberos Casado, I. (2008) Violencia contra las mujeres
en el ámbito doméstico: consecuencias sobre la salud psicosocial. Anales de Psicología,
24(1) junio, pp.115-120. Recuperado de:
http://web.ebscohost.com/ehost/detail?vid=9&sid=6c9f1f11-f187-4392-9fc7-
efe5d26e9e1b%40sessionmgr110&hid=113&bdata=JnNpdGU9ZWhvc3QtbGl2ZQ%3d%3d
#db=psyh&AN=2008-07540-014
27
Feminismo. En el Diccionario de la Real Academia Española: vigésimo segunda edición en
línea. Recuperado de: http://lema.rae.es/drae/?val=feminismo
TriasCapella, M.; Martin-Fumadó, C.; Taranilla Castro, A.; TriasCapella, R.; Bernal Martí, X. y
Rebollo-Soria, M. (2013) Estudio Descriptivo de la Violencia de Género: Análisis de 404
casos. Revista Española de Medicina Legal. 39(1), pp.7-11. Recuperado de:
http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4121168
Santiago Bermúdez, M. V. (2011). Identificar características asociadas al síndrome de Estocolmo
en un grupo de mujeres puertorriqueñas víctimas de violencia doméstica. Recuperado de:
ProQuest LLC. (UMI: 3511543). Recuperado de:
http://search.proquest.com/docview/1022973860/141FA3D486F28EC86FF/1?accountid=44
844
28
Apéndice
29
Apéndice A:
Instrumento: Entrevista Semiestructurada
i. Guía de preguntas generales:
1. ¿Qué edad tiene?
2. ¿Cómo fue la crianza en su hogar?
3. ¿Qué me puede decir en general de la crianza en aquel entonces?
4. ¿Cómo se dividían las tareas en el hogar; a quién le tocaba hacer qué?
5. ¿Había diferencia entre lo que debían y podían hacer los varones y las hembras?
6. ¿Quién mandaba en el hogar?
7. En su juventud, ¿Qué actividades disfrutaba mucho hacer?
8. ¿Cuáles estaban prohibidas?
9. ¿Qué se consideraba malo o negativo en su juventud?
10. ¿Realizó estudios universitarios? ¿Qué estudió y en qué universidad?
11. ¿Qué representó ir a la universidad para usted y su familia?
12. ¿Otras personas de su familia habían ido a la universidad?
13. Si no estudió, ¿podría hablarme de los motivos por los que decidió y/o no pudo seguir
sus estudios universitarios?
14. ¿Cuál es su estado civil? ¿Cuánto tiempo lleva o tuvo de relación?
15. ¿Cómo compara su relación con la de sus padres? ¿Piensa que siguió el mismo patrón y
división de roles entre hombre y mujer o hubo cambios? ¿Cuáles y por qué?
16. ¿Qué es ser “mujer” para usted? (Puede ser características que deba “tener” la mujer,
ideales, roles, etc.).
30
17. Ya le pregunté qué entiende por “ser mujer”, ahora me gustaría saber ¿qué es ser un
“hombre”; cómo debe “ser”, comportarse, etc.?
18. ¿Qué entiende por “feminismo”?
ii. Guía de preguntas sobre el tema de investigación:
1. ¿Qué es para usted el machismo?
2. ¿Qué actitudes, acciones o pensamientos usted considera como machistas?
3. ¿Cree usted que el hombre deba ser la cabeza de la familia y del hogar en todo
momento?
4. ¿Cree usted que la mujer debe llegar virgen al matrimonio mientras que el hombre
no?
5. ¿Cree usted que los hombres no lloran y que aquellos que sí lo hacen, no son
masculinos?
6. Según el Cristianismo, la mujer (Eva) salió de la costilla del hombre (Adán). ¿Esto
implica que la mujer es propiedad del hombre, o inferior a este, y por ello debe seguir
sus mandatos?
7. ¿Por qué cree usted que aún se mantienen estas actitudes, acciones y pensamientos?
8. ¿Cómo cree que se relacionan el machismo y la violencia contra la mujer?
9. ¿Qué es para usted la violencia contra la mujer?
10. ¿Qué acciones usted considera como violencia contra la mujer?
11. ¿Por qué motivos entiende usted que se llega a la violencia?
12. ¿Con qué fin cree usted que aún se cometen actos de violencia contra las mujeres?
13. ¿Existen, para usted, justificaciones reales para que una mujer tolere actos violentos
por parte de su pareja? ¿Cuáles son esas justificaciones?
31
14. ¿Por qué cree usted que algunas mujeres toleran dichos actos de violencia en su
contra?
15. ¿Cree usted que la violencia es justificada cuando la mujer no ha cumplido con las
tareas del hogar?
16. ¿Cree usted que una mujer maltratada debe callar para proteger a sus hijos?
17. ¿Cree usted que la violencia es justificada si la mujer le ha sido infiel a su pareja?
18. Muchas veces escuchamos comentar que “antes no se daban tantos casos de violencia
doméstica (específicamente contra la mujer) como hoy día”. ¿Está usted de acuerdo o
en desacuerdo con esta idea? ¿Por qué?
iii. Respuestas breves a palabras claves:
Vida
Muerte
Felicidad
Dolor
Ser humano
Puerto Rico
iv. Relato de la historia de vida de la persona entrevistada.

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Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer.

  • 1. i Universidad de Puerto Rico en Arecibo Departamento de ciencias Sociales Programa de Psicología Industrial Organizacional Trabajo de Investigación: Cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer. PSIC-3088-L55: Análisis Psicológico de los Cambios Sociales y Culturales en Puerto Rico Presentado por: Coralys N. Santiago (840-11-8256) Presentado a: Prof. Hilda Vilá 10 de diciembre del 2013
  • 2. i Tabla de Contenido: Introducción: Tema…………………………………...…………………………………….………………..1 Bibliografía Anotada………………………………………………………….…………….…1 Objetivos……………………………..………………………………………………….…….5 Metodología: Método Biográfico…………………………………………………………………………….6 Muestra……………………………………………………….……………………………….6 Resultados: Semejanzas y Diferencias entre las Respuestas de las Entrevistadas…………...………….…7 Palabras o Frases Clave……………………………………………………...…………….….9 Análisis de los Resultados…………………………………………...……………………….….10 Conclusiones: A Nivel Teórico…………………………………………….………………………….…….24 A Nivel Personal………………………………………...……………………….…………..24 Bibliografía………………………………………………………………………………………26 Apéndice…………………………………………………………………………………………28 Apéndice A……………………...…...…………………………...………………………….29 Apéndice B……………………………..………………………...…….…………………….32
  • 3. 1 Introducción El fin de la investigación es de solo conocer las ideas que han existido, desde principios del siglo XX hasta la actualidad, sobre machismo y violencia contra la mujer entre las mujeres puertorriqueñas. La investigación será una de tipo exploratorio, pues deseo únicamente familiarizarme con el fenómeno social de la violencia contra la mujer en Puerto Rico, el cual, por mi búsqueda de literatura, debo decir que se ha estudiado muy poco. Además se ha decidido que la investigación sea de diseño cualitativo porque este se basa generalmente en instrumentos de recopilación de información sin medición numérica (como realizar descripciones u observaciones) como lo son las entrevistas. En nuestro caso, este (la entrevista) es precisamente el instrumento más adecuado para recopilar la información que deseamos y, por ende, este es el diseño más apropiado. Además, el propósito de este diseño de investigación es de “reconstruir” la realidad observada por los miembros de una determinada sociedad y esto es precisamente lo que buscamos lograr con la entrevista semiestructurada de historia de vida que hemos desarrollado. Tema: El tema de la investigación es: cambios en la concepción del machismo y/o patriarcado y su relación con la violencia contra la mujer. Bibliografía Anotada: Bosch-Fiol, E. y Ferrer-Pérez, V. (2012). Nuevo mapa de los Mitos sobre la Violencia de Género en el siglo XXI.Psicothema 24(4), pp. 548-554. La lectura comienza presentándonos una definición de lo que son los mitos sobre la violencia de género; los mismos son una serie de ideas y creencias sobre este tipo de conducta
  • 4. 2 que, por lo general, son falsas pero que aún se sostienen con el fin de justificar dicha conducta. Existen 3 clasificaciones para los mitos sobre la violencia de género, estas son: mitos sobre la marginalidad, mitos sobre los maltratadores y mitos sobre las mujeres maltratadas.Los primeros estipulan que la violencia de género ocurre solo bajo condiciones excepcionales, evitando que sea visto como lo que es: un problema universal. Los mitos sobre los maltratadores tratan de justificar los actos de agresión de los hombres hacia su pareja o ex pareja, buscando librarlos de culpas (ej. Los hombres maltratadores actúan así debido a que fueron maltratados en su infancia, son enfermos mentales, abusan de drogas y/o alcohol, o sus actos se deben a sus celos). Contrario a las 2 clasificaciones anteriores, los mitos sobre las mujeres maltratadas las hacen responsables de las cosas que les pasan (mito del masoquismo y mito de la personalidad de autoderrota. Estas 3 clasificaciones son conocidas como los mitos “clásicos”. A raíz de estos mitos se han formado unos nuevos que, aunque aparentan buscar el bien común, realmente siguen manteniendo las mismas ideas machistas que sus antecesores. Un ejemplo de estos nuevos mitos es el llamado Síndrome de Alienación Parental (SAP), el cual incluye ideas tales como que las leyes penalizan acontecimientos normales entre parejas, que muchas de las denuncias sometidas son falsas y que son los hombres las verdaderas víctimas. Estos mitos lo que buscan es restarle importancia al problema de la violencia de género y contribuyen a negar la existencia de un problema universal. La lectura concluye con un mapa de conceptos donde se representan todos los mitos y la forma en que estos se potencian los unos a los otros para regresar a los tiempos en que se negaba la existencia de este problema.
  • 5. 3 Cantera, L. y Blanch, J. (2010). Percepción Social de la Violencia en la Pareja desde los Estereotipos de Género. Intervención Psicosocial, 19(2), pp.121-127. Esta investigación se realizó con el fin de examinar el grado de apego que tienen las personas hacia ciertos estereotipos sobre el género y sobre la violencia de género. Algunos de estos estereotipos son la idea de que el hombre debe ser el proveedor de la familia, mientras que la mujer se encarga del mantenimiento del hogar y la crianza de los hijos; así como la creencia de que los hombres son duros (violentos) y las mujeres son pacíficas. La muestra consistió de 741 personas, en su mayoría mujeres españolas, mexicanas, puertorriqueñas y salvadoreñas. Primero, las personas respondieron un Examen de Asociación Implícita y luego contestaron un cuestionario. Una de las secciones del mismo incluía una serie de atributos, algunos catalogados bajo el término “dureza” y otros bajo “ternura”, los cuales debían ser catalogados como típicos de hombres o de mujeres. Los resultados de esta investigación revelan que la muestra estudiada, en su mayoría, aún sigue arraigada a la idea de que los hombres son quienes deben trabajar y las mujeres deben encargarse de los hijos y el hogar. En la sección de los atributos “de hombres” y “de mujeres” muestra cómo los participantes están de acuerdo en que los hombres, por lo general, tienden a ser más duros y las mujeres más tiernas y coinciden en que esto no es siempre de este modo. En los resultados resulta claro que las mujeres exaltaban, aún más que los hombres participantes, el hecho de que las mujeres eran mayormente las víctimas (y por ende la violencia de hombre a mujer era más frecuente que la contraria); además estas les atribuían, a los hombres, más cualidades de dureza de las que ellos mismos se atribuían. Se sospecha que esto se puede deber a que las mujeres tiendan a exaltar ciertas características negativas del sexo opuesto; que los hombres tienden a minimizar sus características negativas; o quizás una combinación de ambas.
  • 6. 4 TriasCapella, M.; Martin-Fumadó, C.; Taranilla Castro, A.; TriasCapella, R.; Bernal Martí, X. y Rebollo-Soria, M. (2013) Estudio Descriptivo de la Violencia de Género: Análisis de 404 casos. Revista Española de Medicina Legal. 39(1), pp.7-11. El artículo básicamente presenta datos estadísticos (gráficas y porcentajes) sobre características de la violencia de género como lo son: porciento de casos relacionados a alcohol o frogas, porciento de casos relacionados a celos, edades y días de la semana en que ocurren más casos de violencia de género, áreas del cuerpo más frecuentemente lesionadas, etc. Dichos datos fueron recopilados de un estudio de 404 casos, estudiando tanto a las víctimas como a los agresores, evaluados de enero a septiembre del año 2009 en L‟Hospitalet de Llobregat, España; con el propósito de aportar al conocimiento sobre las características de dicha violencia para identificar señales de riesgo, identificar mujeres en riesgo y tomar las medidas necesarias para contribuir al combate de este problema universal. Domínguez Fuentes, J.; García Leiva, P.; Cuberos Casado, I. (2008) Violencia contra las mujeres en el ámbito doméstico: consecuencias sobre la salud psicosocial. Anales de Psicología, 24(1) junio, pp.115-120. El artículo comienza dándonos una definición clara de lo que es la violencia contra las mujeres: “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privatización arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”; la misma aparece en la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. El objetivo de la investigación era el conocer las formas de violencia contra la
  • 7. 5 mujer más comunes y sus efectos en las víctimas. Para ello se evaluaron 100 mujeres, en su mayoría españolas, utilizando la adaptación de la Entrevista Semiestructurada para Víctimas de Maltrato Doméstico y la Escala de Inadaptación. Se recolectó tanto información básica de cada una como información sobre los episodios de violencia vividos (características, frecuencia, circunstancias, el más común, el más grave, consecuencias en la salud física y psíquica, forma en que la violencia afectó su trabajo y su vida social, etc.) La investigación mostró que quienes sufren de maltrato son principalmente mujeres entre las edades de 31-40. Hubo un importante porciento de mujeres que señalaron haber comenzado a sufrir malos tratos desde el noviazgo y que así continuó luego del matrimonio. Asombroso resulta el porciento de mujeres que alegan haber comenzado a sufrir de violencia durante embarazos; de igual forma es asombroso el número de mujeres quienes, a pesar de su corta edad, afirman no tener pareja luego de haber pasado por tan dolorosa experiencia. También se reportaron altos números en la escala de inadaptación, lo cual muestra claramente cómo el maltrato repercute en todos los ámbitos de las vidas de las mujeres. Esta inadaptación es aún mayor dependiendo de la frecuencia e intensidad. El estudio demostró que el tipo de maltrato más frecuente era el psicológico. Objetivos: Conocer las ideas que han existido, desde el siglo XX hasta la actualidad, entre las mujeres puertorriqueñas, respecto a lo que es el maltrato (violencia contra la mujer) y las causas originarias de dichos episodios. Conocer las ideas que han tenido las mujeres puertorriqueñas respecto al machismo, desde el siglo XX hasta la actualidad. Comparar dichas ideas para ver los cambios que han ocurrido a través de los años.
  • 8. 6 Conocer y estudiar las razones de dichos cambios. Método Método Biográfico o Historia de Vida: La Historia de Vida es un método en la investigación cualitativa que se caracteriza por ser descriptiva, inductiva, fenomenológica, holística, humanística y de diseño flexible. Con esta, se desea explorar el desarrollo, los episodios y el transcurrir de la vida de una persona o de una comunidad mediante las narraciones de estas personas. Es uno de los diseños de la metodología cualitativa más abarcadores y que mayor información brinda sobre la(s) persona(s), siendo a su vez narrada por el(los) protagonista(s). La historia oral apela a la memoria de la(s) persona(s) para hacer historia a partir del relato de sus recuerdos, y la fuente es el testimonio que el individuo da dentro del contexto de una entrevista. Muestra: Se entrevistó a tres (3) mujeres puertorriqueñas, del área norte del país, que hayan sido víctimas de maltrato. Se requería que las mujeres a entrevistar debieran tener distintas edades. El rango de edades fue el siguiente: una (1) mujer de entre 20 a 30 años, una (1) mujer de entre 40 a 50 años y una (1) mujer de entre 60 a 70 años. Para esta investigación se entrevistó a una mujer de 25 años, víctima de agresión física y maltrato psicológico por su ex pareja; una mujer de 43 años, víctima de maltrato psicológico únicamente, por parte de su ex esposo; y una mujer de 60 años, víctima de maltrato físico y psicológico por parte de su madre (psicológico) y de sus 2 ex esposos.
  • 9. 7 Resultados: La transcripción de los puntos más relevantes de la entrevista en una tabla comparativa para identificar semejanzas y diferencias entre las expresiones de las mujeres entrevistadas se encuentra en el apéndice 2. Semejanzas y diferencias entre las respuestas de las entrevistadas: En cuanto a las similitudes en la crianza, las 3 entrevistadas coincidieron en que tuvieron crianzas fuertes en cuanto a que sus padres eran estrictos a la hora de disciplinar. La mujer de 25 años y la mujer de 43 años coinciden en que se criaron en un hogar lleno de amor, aunque sus padres eran severos en cuanto a disciplina. Otra similitud que es muy interesante se encuentra en las respuestas de la mujer de 25 años y la de 60 cuando se les pregunta si existían diferencias entre lo que podían hacer los niños y las niñas. Ellas coinciden en recordar que sí había diferencias. También existe una semejanza en cuanto a la crianza de las dos mujeres de mayor edad, en cuanto a que, en sus respectivos hogares, quien mandaba era la madre. Una diferencia muy marcada en cuanto a la crianza de las 3 mujeres estriba en cómo fue la crianza o infancia de cada una, La mujer de 25 años tuvo una niñez “normal” según ella, aunque admitió que le hubiese gustado que su madre hubiese estado más cerca de ella. Mientras que la mujer de 43 años dijo haberse criado en un hogar lleno de amor. Por último, la mujer de 60 años pasó una niñez muy triste, puesto que sufrió maltrato por parte de su madre. Otra diferencia relacionada con la infancia de estas mujeres la podemos notar en sus respuestas sobre si existía una distinción entre lo que podían hacer los niños y las niñas; a lo que la mujer de 43 años fue la única en comentar que, según recuerda, no existían dichas diferencias y que todos podían jugar juntos a lo que fuese.
  • 10. 8 En cuanto a sus relaciones de género, todas las entrevistadas se encuentran actualmente separadas de sus anteriores parejas, quienes sabemos les causaron maltrato físico y/o psicológico. Además, todas aseguran que llevaron su relación de forma distinta a la de sus padres, por diversas razones en cada caso. Las dos mujeres de mayor edad, la de 43 y la de 60, son madres; pero solo la mujer de 25 y la de 43 expresaron que, para ellas, una mujer completa debe ser madre. La diferencia más notable, y un tanto alarmante, en cuanto a la sección de relaciones de género, la podemos ver en las respuestas de las 3 mujeres sobre lo que es el feminismo. Solo una de ellas logró contestar correctamente la pregunta, asegurando que se trata de un “Movimiento de mujeres que luchan por que la sociedad las valore y considere tan productivas como los hombres.”. Lo más sorprendente de este caso es que fue la mujer de 60 quien respondió esta pregunta; sorprendente porque para la época en que ella se criaba, este movimiento era algo poco conocido y comprendido aún. Podríamos pensar que las personas mayores conocen menos sobre dicho movimiento, pero nos sorprende que sea todo lo contrario, al menos en este caso en particular; puesto que las entrevistadas más jóvenes coincidieron en responder que el feminismo es “alabarse demasiado” (mujer de 25) y “darse demasiada importancia” (mujer de 43). En la sección de machismo y violencia doméstica, todas las entrevistadas coinciden en su idea sobre lo que es el machismo. Las 3 básicamente respondieron que es una forma de dominio y de privar de libertad a las mujeres, aunque, por supuesto, cada una lo expresó a su modo particular. En cuanto a las premisas de pensamientos machistas, ninguna estuvo de acuerdo con las mismas y expresaron sus razones para estarlo. Además, las 3 mujeres entrevistadas entienden que la razón por la que aún se cometen actos de violencia contra las mujeres es por la crianza: los pensamientos machistas que se siguen pasando de generación en generación. Así también coinciden en que la violencia de género, entienden ellas, es cualquier
  • 11. 9 acto que dañe a una mujer. En la pregunta sobre las justificaciones de la violencia contra la mujer, todas contestaron que no hay justificación alguna para que una mujer deba tolerar dichos actos; así también se expresaron en desacuerdo con las premisas que presentaban posibles justificaciones. La única diferencia, sobre las respuestas de las entrevistadas, que se puede ver en la sección de machismo y violencia es en la pregunta: ¿Con qué fin cree usted que aún se cometen actos de violencia contra las mujeres? La mujer de 25 años entiende que los hombres cometen dichos actos para alimentar su ego, mientras que la mujer de 43 entiende que aún se cometen actos de violencia porque los hombres “se creen más que las mujeres y no creen que seamos iguales”; por otro lado, la mujer de 60 entiende que todavía se cometen estos actos “porque las mujeres no se atreven a hablar; sienten que no tienen el valor para salir de la situación y, por lo general, tienen una autoestima baja”. Palabras y/o Frases Clave: 1. “complemento”: dos de las entrevistadas utilizaron esta palabra para describir lo que debe ser un hombre. Esta palabra denota un grado de igualdad y se refiere a una pieza clave que completa otra. 2. “Alabarse demasiado”: dos de las entrevistadas utilizaron esta frase, dicha de firmas un tanto distintas, para explicar lo que entendían por feminismo. Esto denota un gran desconocimiento sobre lo que realmente es el movimiento feminista y es muy lamentable que sea así. 3. Crianza: rodas las entrevistadas entienden que la principal causa para que se mantengan los pensamientos machistas y los hombres lleguen a cometer actos de violencia contra las mujeres es la crianza que le dan sus padres, puesto que se continúan pasando los mismos pensamientos machistas de generación en generación, estos no desaparecen.
  • 12. 10 Análisis de los Resultados: La violencia doméstica contra la mujer es un hecho real que ha existido y aún existe en todo el mundo. Esta se puede definir, según mencionado en el texto de Domínguez, García y Cuberos (2008, p.115), como: todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privatización arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada. Esta definición aparece en el artículo 1 de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. La violencia en general “es siempre una forma de demostrar que se ostenta el poder mediante el empleo de la fuerza, sea física, psicológica, económica, política, etc., e implica la existencia de un „superior‟ y de un „subordinado‟” (Cagigas, 2000, p.310). Este tipo de violencia en particular es una de varias formas de dominación y opresión que existen en el mundo. Nos complace ver que las 3 mujeres entrevistadas, al preguntárseles qué era, para ellas, la violencia contra la mujer, dieron unas definiciones muy similares a las previamente mencionadas; quizás sus respuestas no estuvieron tan bien explicadas, pero todas concuerdan con que la violencia contra la mujer es cualquier acto que provoque daños (físicos o mentales) a una mujer. Además, entre los ejemplos de violencia contra la mujer, proporcionados por las entrevistadas, se encuentran las amenazas y la privatización de su libertad, entre otros; lo cual también concuerda con la definición de violencia previamente mencionada.
  • 13. 11 Según Cagigas (2000, p.307), este sistema de dominación y subordinación por el género es el más opresor de todos y también se le conoce como patriarcado. El mismo puede ser definido como "la relación de poder directa entre los hombres y las mujeres en las que los hombres, que tienen intereses concretos y fundamentales en el control, uso, sumisión y opresión de las mujeres, llevan a cabo efectivamente sus intereses", (Cagigas, 2000, p.307). Al este ser un sistema de dominación, es natural que cause una desigualdad entre hombres y mujeres, por lo que en las sociedades patriarcales se tiene la visión de que: la mujer carece de relevancia y de valía en comparación con el hombre, y que son éstos los que deben ocupar predominantemente los puestos de mayor poder en empresas, en la política, en el gobierno y por supuesto también, dentro de la casa. Las mujeres tienen asignados espacios físicos y simbólicos que no han sido elegidos por ellas y que no suponen el reconocimiento ni el poder del colectivo genérico, que los hombres se reservan para sí” (Cagigas, 2000, p.308). Nuestras 3 entrevistadas coincidieron en sus respuestas, cuando se les preguntó qué entendían por machismo. Básicamente respondieron que es una forma de dominio y de privar de libertad a las mujeres, aunque, por supuesto, cada una lo expresó a su modo particular: la mujer de 25 años respondió “Cuando los hombres se creen que las mujeres no pueden valerse por sí mismas, ni hacer lo mismo que ellos”, mientras que la mujer de 43 dijo que se trata de “Hombres que se creen con todo el derecho del mundo, sin pensar en que hay una igualdad entre hombre y mujer. Le quitan la libertad de todas las mujeres“, u la mujer de 60 años mencionó que machismo es “Cuando los hombres ven a las mujeres como objetos, donde ellos dominan sobre ellas, y no les permiten relacionarse con los demás, ni estudiar, ni trabajar. Es básicamente una forma de dominación”. Entre los ejemplos de machismo que las entrevistadas destacaron se
  • 14. 12 encuentran el menosprecio hacia la mujer, el considerarla como menos que los hombres, pensar que las mujeres no pueden hacer o lograr lo mismo que los hombres, la violencia injustificada, el hostigar a la mujer, el tratar de controlarla de diversas maneras, etc. Para comprender la sociedad patriarcal en la que vivimos, es necesario conocer el origen de dicha desigualdad. La misma comenzó hace muchísimos años con los pueblos primitivos, en los que “por las condiciones adversas de la naturaleza y las herramientas precarias de las que disponían, era el hombre el que salía a buscar el alimento, ayudado por su fortaleza física, mientras que la mujer permanecía cuidando de los hijos” (Cagigas, 2000, p.308). Esta visión se ha mantenido a lo largo de los años debido a unos ideales y estereotipos de género que se han creado sobre cómo deben ser los hombres y las mujeres, basándose en sus diferencias biológicas y demás factores culturales de cada país o territorio, los cuales se siguen transmitiendo de generación en generación. Precisamente las 3 entrevistadas concuerdan en que la razón principal por la cual aún se realizan actos de violencia y se mantienen los pensamientos machistas en nuestra sociedad, es por la crianza que se nos ha dado (a hombres y mujeres) y la que se le sigue dando a las nuevas generaciones. Según ellas, seguimos transmitiendo ideas y pensamientos machistas de generación en generación, por lo cual nunca desaparecen del todo. Curioso resulta el hecho de que las tres entrevistadas alegan haber tenido padres (varones) maravillosos, que les dieron un buen ejemplo y dos de ellas alegan haber tenido una crianza llena de amor; sin embargo, las 3 sufrieron de violencia física y/o verbal, lo cual pone en tela de juicio la afirmación de que la crianza determina la conducta de las personas (en este caso, la de las víctimas).
  • 15. 13 Cagigas (2000, pp.310-311) destaca: Los hombres, como género, han ostentado y ostentan el poder a nivel social y a nivel de pareja. Ellos trabajan fuera de casa, lo que les hace ser más valorados socialmente, tienen acceso a la información, están menos aislados, se encuentran en donde se generan las normas de comportamiento, donde se toman las decisiones y donde se analizan los acontecimientos, y ellos son los que interpretan la realidad social. Los mandatos culturales, legales (derechos, privilegios) del papel del marido han legitimado históricamente su poder y dominación sobre la mujer, promoviendo su dependencia económica y garantizándole el uso de la violencia para controlarla. Las mujeres, en cambio, están subordinadas a los hombres, y han estado durante muchos siglos recluidas en sus casas. Cuando las mujeres se revuelven en su desigualdad y quieren salir de ella, cuestionan ese sistema de relaciones de poder y se convierten en una amenaza para los hombres, que no saben cómo argumentar el mantenimiento de la estructura social imperante, surge la violencia, que es el único recurso para demostrar su superioridad y que son los que mandan. La respuesta de la mujer de 25 años y la de la mujer de 60, a la pregunta sobre cómo se relacionan el machismo y el maltrato, nos parecen muy interesantes. La primera respondió que cuando un hombre ve a su pareja (mujer) como cosa suya, se siente con el derecho de hacer con ella lo que quiere, incluso llegar a maltratarla. Por otra parte, la mujer de 60 años respondió que si un hombre es machista, tratará de dominarla, por sus aires de superioridad, y puede valerse del maltrato para lograrlo. Si unimos ambas respuestas encontraremos que eso es exactamente lo que nos dice la lectura mencionada previamente. Una situación que ha incentivado el que aún se mantengan estas ideas machistas de dominación es el hecho de que muchos de estos casos de
  • 16. 14 violencia se mantienen, y se han mantenido, ocultos y las víctimas callan por diversas razones que solo ellas conocen con certeza y comprenden. Las entrevistadas coincidieron en que no debería existir ninguna justificación por la cual una mujer deba tolerar actos de violencia en su contra, pero se les pidió que mencionaran posibles justificaciones que puedan utilizar aquellas mujeres que sí toleren dichos actos y se mantengan junto a su pareja. Entre sus respuestas estaban: por miedo, por amor, por ignorancia, por la crianza que recibieron o por baja autoestima y poca fe en sí mismas. Es importante destacar que estas mujeres sufrieron de episodios leves de violencia física y/o verbal (algunos pocos episodios, no era constante, y leves agresiones que no les causaron daños tan severos como otros casos que hemos podido ver), y, al tiempo, se separaron de sus parejas. Para justificar y sustentar estas conductas violentas contra las mujeres, con el fin de mantener el control sobre estas, y para continuar manteniendo ocultos dichos actos, han surgido varios mitos sobre la violencia contra la mujer. Se trata de una serie de creencias e ideas generalmente falsas sobre dichos actos. Estos mitos se pueden clasificar, según Bosch-Fiol, y Ferrer-Pérez (2012), en tres categorías: mitos sobre la marginalidad, mitos sobre los maltratadores y mitos sobre las mujeres maltratadas; todos estos son conocidos como mitos clásicos. Los primeros estipulan que la violencia de género ocurre solo bajo condiciones excepcionales, evitando que sea visto como lo que es: un problema universal. Entre los ejemplos que la lectura nos presenta se encuentran que “la violencia de género sólo ocurre en países subdesarrollados” y/o en “familias/personas con problemas” (Bosch-Fiol, & Ferrer-Pérez, 2012, p.549). Los mitos sobre los maltratadores tratan de justificar los actos de agresión de los hombres hacia su pareja o ex pareja, buscando librarlos de culpas. Las autoras ofrecen como ejemplos que los hombres maltratadores actúan así debido a que fueron maltratados en su infancia, son
  • 17. 15 enfermos mentales, abusan de drogas y/o alcohol, o sus actos se deben a sus celos. En efecto, estos datos pueden ser confirmados en el estudio realizado por Trias, Martin, Taranilla, Trias, Bernal y Rebollo publicado en el 2013. Los resultados del mismo revelan que entre las motivaciones que acompañan los actos de violencia doméstica se encuentran “el alcohol en el 39% de los casos y los celos en un 29%” (p.9); además, problemas de pareja (23%), problemas económicos (12%), problemas familiares (10%), otros motivos (15%) y casos sin motivo aparente (7%), donde “los motivos no eran excluyentes unos con otros en el registro” (p.9), pero esto no justifica que se cometan dichos actos. Contrario a las 2 clasificaciones anteriores, los mitos sobre las mujeres maltratadas las hacen responsables de las cosas que les pasan, y como ejemplos tenemos el mito del masoquismo y el mito de la personalidad de autoderrota. Varios de estos mitos también se mencionan en el texto de Cagigas (2000, pp.312-313): La sociedad, la cultura patriarcal ha creado una serie de mitos falsos… Masoquismo de la víctima: A ella le gusta / Ella lo quiere; La mujer se lo busca: Lo pide, lo merece, Sólo les ocurre a determinadas mujeres de ciertos tipos de familias; La mujer inventa o exagera: Los hombres están justificados o no son responsables por hechos intencionados; los hechos son muy raros y anormales: la mujer padece algún trastorno psicológico; entre otros. Bosch-Fiol, y Ferrer-Pérez (2012, p.549) incluso mencionan, en su texto, la tesis de SusanFaludi acerca de que durante la década de 1980 se difundieron masivamente estereotipos negativos sobre las mujeres independientes y trabajadoras, y, en general, se atacó fuertemente al
  • 18. 16 movimiento de mujeres y al feminismo, básicamente debido a los avances definidos en la década anterior en materia de igualdad y presencia de las mujeres en la vida pública; todo esto como parte de una estrategia para mantener la sociedad patriarcal. También se han formado unos nuevos mitos a raíz de los clásicos, que, aunque aparentan buscar el bien común, realmente siguen manteniendo las mismas ideas machistas que sus antecesores. Un ejemplo de estos nuevos mitos es el llamado Síndrome de Alienación Parental (SAP), el cual incluye ideas tales como que las leyes penalizan acontecimientos normales entre parejas, que muchas de las denuncias sometidas son falsas y que son los hombres las verdaderas víctimas. Estos mitos lo que buscan es restarle importancia al problema de la violencia de género y contribuyen a negar la existencia de un problema universal. En las respuestas y las historias de las 3 entrevistadas para esta investigación, podemos darnos cuenta que ninguna de ellas mencionó ni uno solo de estos mitos. Esperábamos encontrar la existencia de algunos de estos mitos en los pensamientos de estas mujeres pero nos sorprendimos de no haber encontrado ni tan siquiera uno. Cabe la posibilidad de que estos mitos existan principalmente en los pensamientos de otras mujeres que no hayan pasado por sucesos de violencia doméstica y, por supuesto, en el pensar de muchos hombres. Básicamente se ha hecho presión, por medio de la violencia y la creación de mitos, para impedir que se derrumbe la sociedad patriarcal y que los hombres pierdan el poder que han tenido, por tantos años, sobre las mujeres. Estas medidas se han utilizado desesperadamente como un último recurso para contrarrestar los esfuerzos quienes se oponen a dicha sociedad patriarcal y machista; como lo es el feminismo: movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres (Diccionario de la Real Academia Española, 2001). El feminismo también puede ser definido como “un conjunto heterogéneo de ideologías y de movimientos políticos, culturales y
  • 19. 17 económicos que tienen como objetivo la igualdad de derechos entre hombres y mujeres”, (Barcelona, 2013, parr.1); además, gracias a dicho movimiento “se han conseguido logros de trascendental importancia como el voto femenino, la igualdad ante la ley o los derechos reproductivos, entre otros muchos” (Barcelona, 2013, parr.2) y actualmente también trabaja en contra de la violencia contra la mujer. Resulta impactante y alarmante el hecho de que, de las 3 mujeres entrevistadas, solo la mayor (60 años) pudiese dar una definición correcta al término feminismo. Se les preguntó qué entendían por feminismo, a lo que la mujer de 60 años respondió que se trata de un “Movimiento de mujeres que luchan por que la sociedad las valore y considere tan productivas como los hombres”; por otro lado, la mujer de 25 años respondió que son “Mujeres que intentan dar a entender que son mejores que los hombres. Es alabarse demasiado”, y la de 43 señaló que “El feminismo pretende que el marido se debe rendir a los pies de la mujer. Es cuando las mujeres se dan demasiada importancia”. Son sorprendentes estas respuestas porque podríamos pensar que las personas mayores conocen menos sobre dicho movimiento porque para la época en que estas personas se criaban, este movimiento era algo poco conocido y comprendido aún, pero nos impacta ver que sea todo lo contrario, al menos en este caso en particular. Para conocer cuán arraigados están, hombres y mujeres, a los estereotipos de género, tales como que el hombre debe ser el proveedor de la familia, mientras que la mujer se encarga del mantenimiento del hogar y la crianza de los hijos, así como la creencia de que los hombres son duros (violentos) y las mujeres son pacíficas, se realizó un estudio en la Universidad Autónoma de Barcelona en el año 2010, por parte de Cantera y Blanch. La muestra consistió de 741 personas, en su mayoría mujeres españolas, mexicanas, puertorriqueñas y salvadoreñas. Primero, las personas respondieron un Examen de Asociación Implícita y luego contestaron un
  • 20. 18 cuestionario. Una de las secciones del mismo incluía una serie de atributos, algunos catalogados bajo el término “dureza” y otros bajo “ternura”, los cuales debían ser catalogados como típicos de hombres o de mujeres. Los resultados de esta investigación revelan que la muestra estudiada, en su mayoría, aún sigue arraigada a la idea de que los hombres son quienes deben trabajar y las mujeres deben encargarse de los hijos y el hogar. En la sección de los atributos “de hombres” y “de mujeres” muestra cómo los participantes están de acuerdo en que los hombres, por lo general, tienden a ser más duros y las mujeres más tiernas y coinciden en que esto no es siempre de este modo. Las respuestas de nuestra entrevistada más joven (25 años) coincidieron con los resultados del estudio, pues esta mencionó “ser proveedor” entre las características de los hombres que se le pidió que mencionase; así como también destacó que a los hombres “Les tocan los trabajos más fuertes por su naturaleza”. Destaca Cagigas (2000, p.311): “Esta consideración de dominio masculino, supeditación femenina como base estructural provoca que muchos maltratadores no sean conscientes de que están obrando mal, y mientras se siga manteniendo en la mentalidad general parecerá normal el menosprecio y la violencia hacia la mujer” y sobre las mujeres menciona que “no ponen la resistencia que deberían, y más a menudo de lo que sería deseable consienten su subordinación y llegan incluso a defender la conducta machista de los hombres” (Cagigas, 2000, p.312); hechos que podemos ver en los resultados, mencionados anteriormente, de la investigación realizada por Cantera y Blanch. Es precisamente el pensamiento, de que el hombre debe ser el proveedor y la mujer el ama de casa, uno de los principales factores que mantiene los pensamientos machistas en la sociedad del siglo XXI. Resulta sorprendente cómo aún hoy día mujeres y hombres, a pesar de los logros por parte de los movimientos feministas y el progreso de las mujeres en el contexto laboral, siguen manteniendo dicha creencia.
  • 21. 19 Domínguez, García y Cuberos (2008) llevaron a cabo una investigación, cuyo objetivo era conocer las formas de violencia contra la mujer más comunes y sus efectos en las víctimas. Para ello se evaluaron 100 mujeres, en su mayoría españolas, utilizando la adaptación de la Entrevista Semiestructurada para Víctimas de Maltrato Doméstico y la Escala de Inadaptación. Se recolectó tanto información básica de cada una como información sobre los episodios de violencia vividos (características, frecuencia, circunstancias, el más común, el más grave, consecuencias en la salud física y psíquica, forma en que la violencia afectó su trabajo y su vida social, etc.). Esta puede ser comparada con el estudio realizado por Trias et al., publicado en 2013; el cual también se realizó con el propósito de aportar al conocimiento sobre las características de dicha violencia para así identificar señales de riesgo, identificar mujeres en riesgo y tomar las medidas necesarias para contribuir al combate de este problema universal. Esta última investigación nombrada constó de un estudio de 404 casos, estudiando tanto a las víctimas como a los agresores, evaluados de enero a septiembre del año 2009 en L‟Hospitalet de Llobregat, España. La investigación de Domínguez, García y Cuberos (2008) mostró que quienes sufren de maltrato son principalmente mujeres entre 31 y 40 años, seguidas por mujeres entre 21 y 30 años; mientras que la segunda investigación mencionada mostró que eran mujeres entre 20 a 40 años quienes más comúnmente sufrían de este tipo de violencia. Hubo un importante porcentaje de mujeres, en la primera investigación, que señalaron haber comenzado a sufrir malos tratos desde el noviazgo y que así continuó luego del matrimonio. Esto concuerda con la investigación de Trias, et. al. (2013), ya que “un dato importante aportado por nuestra investigación es que los primeros años de la relación concentran la mayoría de episodios de violencia, con una frecuencia decreciente según aumentan los años de relación de pareja” (p.10). Incluso el planteamiento de Cagigas, mencionado previamente, sobre que las mujeres no ponen la resistencia correspondiente
  • 22. 20 en estos casos, se secunda de cierta forma en este trabajo de Trias, et. al.: “El 60% de las víctimas refirió haber sufrido alguna otra agresión previa a pesar de que en el 81% de los casos se trataba de la primera denuncia”. El estudio de Domínguez, García, y Cuberos (primera investigación mencionada) demostró que el tipo de maltrato más frecuente era el psicológico. Las 3 mujeres entrevistadas sufrieron dicho tipo de maltrato: más específicamente, la mujer de 43 años solo experimentó este tipo de maltrato, mientras que las otras 2 experimentaron tanto agresión física como maltrato psicológico. Asombroso resulta el porciento de mujeres que alegan haber comenzado a sufrir de violencia durante embarazos; de igual forma es asombroso el número de mujeres quienes, a pesar de su corta edad, afirman no tener pareja luego de haber pasado por tan dolorosa experiencia. La mujer de 60 años tuvo una segunda pareja, quien también la maltrató y actualmente lleva muchos años sola. Tanto la mujer de 25 como la de 43 años se encuentran actualmente solteras, pero en la espera de un candidato mejor y diferente a su pareja anterior; buscan no volver a caer en la misma situación. También se reportaron altos números en la escala de inadaptación, lo cual muestra claramente cómo el maltrato repercute en todos los ámbitos de las vidas de las mujeres, entre estos su vida social y su capacidad de relacionarse; estas tienden a distanciarse y a limitar sus demostraciones de afecto. Esta inadaptación es aún mayor dependiendo de la frecuencia e intensidad. En cuanto a los posibles daños psicológicos que han sufrido las mujeres víctimas de maltrato, es importante destacar que existe la posibilidad de que hayan desarrollado lo que se conoce como el síndrome de Estocolmo Doméstico, lo cual puede ayudarnos a comprender el por qué muchas mujeres se mantienen en una relación donde son maltratadas. En este momento es importante retomar el tema de los mitos sobre las mujeres maltratadas. Estos mitos (el del
  • 23. 21 masoquismo y el de personalidad de autoderrota, entre otros) pudieron haber surgido a raíz de aquellos numerosos casos en que las mujeres se han mantenido junto a su pareja a pesar de los malos tratos que han recibido. La sociedad patriarcal (incluyendo a otras féminas) entiende que a las mujeres les gusta esta situación o que no hacen lo suficiente para salir de su situación. Lo que no se ha analizado a profundidad son los posibles daños psicológicos que estas mujeres han sufrido y que las llevan a mantenerse en dicha situación, como podría ser el síndrome de Estocolmo. El mismo “es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con el secuestrador” (Santiago, 2011, p.33). El síndrome de Estocolmo Doméstico, mencionado previamente, es básicamente lo mismo que el de Estocolmo, solo que en diferente contexto. Traemos ese síndrome como una posible explicación a estos casos puesto que, según Santiago (2011, p.32) “En estudios realizados sobre el tema de la violencia doméstica se han encontrado características asociadas al Síndrome de Estocolmo por el cual la mujer se identifica con su agresor, lo defiende y justifica sus actos”. Algunas de estas características son: sentimientos pasivos de la víctima hacia el abusador; sentimientos negativos por parte de la víctima hacia sus familiares, amigos, o hacia las autoridades a conseguir su liberación; apoyo a las razones y las conductas del abusador; conductas de apoyo por parte de la víctima, a veces ayudando al abusador”, (Santiago, 2011, p.34), entre otras. Este síndrome surge por una serie de procesos paralizantes que surgen del miedo que siente la víctima ante las amenazas del agresor y al percibir que carece de vías o recursos para salir de su situación, esto ocurre sobre todo en el caso de mujeres con hijos que no ven, por diversas razones, una salida a su situación. Según Santiago (2011, p.33):
  • 24. 22 Esta visión de ausencia de vías de escape pudiera darse, si se llama a la policía y no acuden, si alguien intenta persuadir a la víctima para que no llame la policía, o si llega la policía y el agresor no es arrestado porque no lo encontraron, o si se archiva el caso por falta de pruebas, entre otras cosas, que llevan a pensar a la víctima que no existe escapatoria y no hay más remedio que quedarse junto al agresor. La víctima se acostumbra entonces a vivir buscando su seguridad y para lograrlo busca siempre complacer a su agresor; solo piensa en mantenerlo tranquilo y evitar situaciones que le puedan causar más daño. Otra situación que lleva al desarrollo del síndrome es que los actos violentos vayan ligados a: la presencia de pequeños gestos de aparente amabilidad por parte del abusador hacia la víctima”, esto “crea intensos sentimientos positivos que mezclados con el miedo, hacen que la víctima le cueste odiarle, y llegue incluso a considerar a su verdugo como una buena persona” (Santiago, 2011, p.35). Podríamos decir, por su historia de vida, que la mujer de 25 años presenta las características anteriormente mencionadas. Ella no se separó de su pareja por los actos de violencia, por el contario, admite que se quedó a su lado por amor, porque este mostraba los mencionados gestos de amabilidad y, me atrevo a decir que, de debilidad, presentándosele como alguien que necesita de ella (según lo percibido en el relato de la víctima). La pareja se separó por decisión de él, por una supuesta indecisión y confusión por parte del susodicho. La joven aún guarda sentimientos hacia su ex pareja, aunque admite que no desea regresar con él a pesar de ello. Ciertamente el tema de la violencia doméstica es uno muy controversial, a la vez que es muy delicado y ha sido poco estudiado en Puerto Rico. Al estudiar a víctimas de violencia
  • 25. 23 doméstica podemos enfrentarnos a numerosos obstáculos como el que las personas no deseen hablar sobre el tema, que estas personas no relaten todo lo ocurrido (por la inadaptación social anteriormente mencionada), o que no puedan percibir la realidad de su situación (en caso de personas con el síndrome de Estocolmo Doméstico). A pesar de todo ello, es importante y necesario estudiar este tema más a profundidad y desde el punto de vista de las propias víctimas. Además es importante educar a nuestra sociedad sobre lo que es realmente el feminismo y mostrarle la importancia de que se considere a la mujer con los mismos derechos e igual importancia que los hombres. Esta es la única forma para combatir los pensamientos machistas, eliminar los mitos sobre la violencia de género, transformar nuestra sociedad patriarcal en una de igualdad para ambos sexos y disminuir los casos de violencia contra la mujer.
  • 26. 24 Conclusiones: A nivel teórico: Viendo las respuestas de las entrevistadas, podemos concluir que no es posible notar grandes cabios en la concepción del machismo y de la violencia contra la mujer. Al menos en este caso, nuestra muestra coincide en sus definiciones sobre lo que es la violencia, lo que es el machismo y en que no existen justificaciones para que actos de esta índole se toleren. Sus edades y la forma de crianza parece no haber influido en la forma en que estas mujeres entienden estos 2 conceptos, ni en la forma en la que ben dichos actos. Debemos resaltar que para ver si realmente ha habido cambios en la idea que tienen las mujeres puertorriqueñas sobre lo que es el machismo y la violencia de género, es necesario realizar una investigación con una muestra mucho mayor. Lo que sí fue posible observar claramente es el notable desconocimiento que tienen las mujeres sobre lo que es realmente el feminismo al notar que las 2 mujeres más jóvenes dieron definiciones negativas a dicho concepto. A nivel personal: Entiendo que es necesario que, en Puerto Rico, se estudie e investigue más sobre el tema de la violencia doméstica, pues durante la búsqueda de literatura encontré que no había muchos trabajos realizados en Puerto Rico: la mayoría de mis referencias son de Barcelona, España. El método de Historia Oral me pareció excelente; este es una buena forma de adentrarse realmente en la vida de las personas entrevistadas, a modo de conocer no solo los hechos de sus experiencias, sino también sus opiniones, sentimientos, costumbres, formas de crianza, entre otros tantos aspectos de sus vidas que debemos tomar en cuenta para analizar y comprender sus ideas y conductas. Realmente el proceso de las 3 entrevistas fue una experiencia muy grata, en la
  • 27. 25 cual tuve la oportunidad de conocer a 3 increíbles mujeres quienes, a pesar de sus experiencias de maltrato, buscaron mejorar su situación y se enfocan en rehacer sus vidas con entusiasmo.
  • 28. 26 Referencias: Barcelona, C. (20 de enero del 2013). Cultural: Los movimientos sociales (segunda parte). Recuperado de: http://cristinabarcelonaenlared.wordpress.com/2013/01/20/cultural-los- movimientos-sociales-segunda-parte/ Bosch-Fiol, E. y Ferrer-Pérez, V. (2012). Nuevo mapa de los Mitos sobre la Violencia de Género en el siglo XXI.Psicothema 24(4), pp. 548-554. Recuperado de: http://web.ebscohost.com/ehost/detail?vid=4&sid=6c9f1f11-f187-4392-9fc7- efe5d26e9e1b%40sessionmgr110&hid=113&bdata=JnNpdGU9ZWhvc3QtbGl2ZQ%3d%3d #db=a9h&AN=87350270 Cagigas Arriazu, A. (2000) El patriarcado como origen de la violencia doméstica. Monte Buciero 5, pp.307-315. Recuperado de: Cantera, L. y Blanch, J. (2010). Percepción Social de la Violencia en la Pareja desde los Estereotipos de Género. Intervención Psicosocial, 19(2), pp.121-127. Recuperado de: http://web.ebscohost.com/ehost/detail?vid=6&sid=6c9f1f11-f187-4392-9fc7- efe5d26e9e1b%40sessionmgr110&hid=113&bdata=JnNpdGU9ZWhvc3QtbGl2ZQ%3d%3d #db=a9h&AN=51955380 Domínguez Fuentes, J.; García Leiva, P.; Cuberos Casado, I. (2008) Violencia contra las mujeres en el ámbito doméstico: consecuencias sobre la salud psicosocial. Anales de Psicología, 24(1) junio, pp.115-120. Recuperado de: http://web.ebscohost.com/ehost/detail?vid=9&sid=6c9f1f11-f187-4392-9fc7- efe5d26e9e1b%40sessionmgr110&hid=113&bdata=JnNpdGU9ZWhvc3QtbGl2ZQ%3d%3d #db=psyh&AN=2008-07540-014
  • 29. 27 Feminismo. En el Diccionario de la Real Academia Española: vigésimo segunda edición en línea. Recuperado de: http://lema.rae.es/drae/?val=feminismo TriasCapella, M.; Martin-Fumadó, C.; Taranilla Castro, A.; TriasCapella, R.; Bernal Martí, X. y Rebollo-Soria, M. (2013) Estudio Descriptivo de la Violencia de Género: Análisis de 404 casos. Revista Española de Medicina Legal. 39(1), pp.7-11. Recuperado de: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4121168 Santiago Bermúdez, M. V. (2011). Identificar características asociadas al síndrome de Estocolmo en un grupo de mujeres puertorriqueñas víctimas de violencia doméstica. Recuperado de: ProQuest LLC. (UMI: 3511543). Recuperado de: http://search.proquest.com/docview/1022973860/141FA3D486F28EC86FF/1?accountid=44 844
  • 31. 29 Apéndice A: Instrumento: Entrevista Semiestructurada i. Guía de preguntas generales: 1. ¿Qué edad tiene? 2. ¿Cómo fue la crianza en su hogar? 3. ¿Qué me puede decir en general de la crianza en aquel entonces? 4. ¿Cómo se dividían las tareas en el hogar; a quién le tocaba hacer qué? 5. ¿Había diferencia entre lo que debían y podían hacer los varones y las hembras? 6. ¿Quién mandaba en el hogar? 7. En su juventud, ¿Qué actividades disfrutaba mucho hacer? 8. ¿Cuáles estaban prohibidas? 9. ¿Qué se consideraba malo o negativo en su juventud? 10. ¿Realizó estudios universitarios? ¿Qué estudió y en qué universidad? 11. ¿Qué representó ir a la universidad para usted y su familia? 12. ¿Otras personas de su familia habían ido a la universidad? 13. Si no estudió, ¿podría hablarme de los motivos por los que decidió y/o no pudo seguir sus estudios universitarios? 14. ¿Cuál es su estado civil? ¿Cuánto tiempo lleva o tuvo de relación? 15. ¿Cómo compara su relación con la de sus padres? ¿Piensa que siguió el mismo patrón y división de roles entre hombre y mujer o hubo cambios? ¿Cuáles y por qué? 16. ¿Qué es ser “mujer” para usted? (Puede ser características que deba “tener” la mujer, ideales, roles, etc.).
  • 32. 30 17. Ya le pregunté qué entiende por “ser mujer”, ahora me gustaría saber ¿qué es ser un “hombre”; cómo debe “ser”, comportarse, etc.? 18. ¿Qué entiende por “feminismo”? ii. Guía de preguntas sobre el tema de investigación: 1. ¿Qué es para usted el machismo? 2. ¿Qué actitudes, acciones o pensamientos usted considera como machistas? 3. ¿Cree usted que el hombre deba ser la cabeza de la familia y del hogar en todo momento? 4. ¿Cree usted que la mujer debe llegar virgen al matrimonio mientras que el hombre no? 5. ¿Cree usted que los hombres no lloran y que aquellos que sí lo hacen, no son masculinos? 6. Según el Cristianismo, la mujer (Eva) salió de la costilla del hombre (Adán). ¿Esto implica que la mujer es propiedad del hombre, o inferior a este, y por ello debe seguir sus mandatos? 7. ¿Por qué cree usted que aún se mantienen estas actitudes, acciones y pensamientos? 8. ¿Cómo cree que se relacionan el machismo y la violencia contra la mujer? 9. ¿Qué es para usted la violencia contra la mujer? 10. ¿Qué acciones usted considera como violencia contra la mujer? 11. ¿Por qué motivos entiende usted que se llega a la violencia? 12. ¿Con qué fin cree usted que aún se cometen actos de violencia contra las mujeres? 13. ¿Existen, para usted, justificaciones reales para que una mujer tolere actos violentos por parte de su pareja? ¿Cuáles son esas justificaciones?
  • 33. 31 14. ¿Por qué cree usted que algunas mujeres toleran dichos actos de violencia en su contra? 15. ¿Cree usted que la violencia es justificada cuando la mujer no ha cumplido con las tareas del hogar? 16. ¿Cree usted que una mujer maltratada debe callar para proteger a sus hijos? 17. ¿Cree usted que la violencia es justificada si la mujer le ha sido infiel a su pareja? 18. Muchas veces escuchamos comentar que “antes no se daban tantos casos de violencia doméstica (específicamente contra la mujer) como hoy día”. ¿Está usted de acuerdo o en desacuerdo con esta idea? ¿Por qué? iii. Respuestas breves a palabras claves: Vida Muerte Felicidad Dolor Ser humano Puerto Rico iv. Relato de la historia de vida de la persona entrevistada.