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Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
1
Nuevos Esquemas en la Violencia:
La mujer como posible agresora
Mari R. Vélez Rivera
Febrero 2010
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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RESUMEN
En el escrito titulado Nuevos Esquemas en la Violencia: La mujer como posible
agresor se presentan las definiciones de violencia de diferentes autores y sus aspectos
culturales hasta las percepciones de los individuos. Además, se estarán mostrando los
tipos de violencia y consecuencia de los mismos. La violencia ha sido estudiada dentro
de las categorías intra familiar, de pareja, de género y domésticas entre otras. Además se
pretende mostrar cómo se manifiesta la violencia por parte de la mujer hacia el hombre
en las relaciones heterosexuales y un poco entre las lésbicas.
El objetivo del estudio es evidenciar como las mujeres han cambiado sus
esquemas hacia la violencia y cómo éstas, utilizan con más frecuencia los actos violentos
en sus relaciones interpersonales. Se propone además un nuevo esquema de violencia
considerando a la mujer como la agresora y no la víctima. El escrito pretende sacar de la
invisibilidad el mito de que la mujer solo es víctima de violencia, ya que no se visualiza a
menudo la misma, como agente agresor. Como parte de la idea central se presentan
estadísticas sobre mujeres agresoras y cómo estas se manipulan manteniéndose la visión
víctima sin mostrar al hombre como víctima de las mismas.
Como concusión no se encontraron trabajos en Puerto Rico, ni fuera de la isla
sobre la violencia en contra del hombre perpetuado por una mujer. Sin embargo se
encontraron estadísticas sobre casos presentados en los tribunales. Además la sociedad a
victimizado a la mujer y continua haciéndolo debido a que por años han sido víctimas de
maltrato por sus parejas. No se han realizado estudios sobre el hombre como víctima de
la violencia por parte de su pareja (mujer), pero existen estudios relacionados a la
violencia de parejas homosexuales (gay y lésbicas).
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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Nuevos Esquemas en la Violencia: La mujer como posible agresora
Introducción
En la época actual, la sociedad pre-moderna ha interiorizado los actos violentos a
través de los diversos medios de comunicación y hasta se ven los mismos como algo
natural. Por otro lado, y según señalan Según Báez, Carrasco y Hernández (2006), en las
estructuras jerárquicas sociales se avala el uso de la fuerza como forma de ejercer el
poder. Este es uno de los ejes conceptuales del proceso de naturalización de la violencia.
Señalan dichos autores, que históricamente se han dificultado la comprensión y el
reconocimiento de la violencia; esto ha ocurrido al instaurar pautas culturales que
permiten una percepción social sobre la violencia como natural y legitima favoreciendo
así su mantenimiento. Esto ha su vez a provocado la desensibilización de la sociedad
sobre la violencia a tal grado que cuando un hombre comente un acto violento en contra
de su familia, en ocasiones ha llegado a justificarse.
Según Domenech e Ïñiguez (2002), la violencia es una construcción social. Los
autores reconocen que cualquier individuo puede agredir. Sin embargo, Sanmartín,
(2000) considera que la agresividad es innata en el ser humano y que no conlleva
reconocer que es inevitable comportarse agresivamente, es decir que el ser humano es
agresivo por naturaleza, aunque según dichos autores ser pacífico o violento dependerá
de la cultura en que se desarrolle el individuo. En síntesis, el hombre por naturaleza es
agresivo pero a través de sus experiencias vividas y en su desarrollo cultural, él mismo
puede llegar a tener una conducta pacífica o violenta. Sin embargo, la sociedad
promueve la violencia como eje de poder motivo por el cual, el ser humano podría llegar
a la violencia si fuera necesario.
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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Hoy día, cuando se escucha sobre violencia la tendencia de las personas es pensar
en asesinatos; sin embargo, la violencia es mucho más que eso. En el argot popular,
algunos individuos consideran que la violencia es emplear la fuerza para lograr su
objetivo. En el aspecto legal se considera como una conducta intencional para causar
daño a otros. Ander-Egg (1994) define la violencia, como ejercer coacción sobre otro u
otros, ya sea por la fuerza, amenaza, intimidación, manipulación o formas de presión
psicológica, con el fin de lograr que se haga lo que se quiere. González (2003) por su
parte, la define como una acción de carácter intenso, realizada con la intensión de herir o
dañar a alguien, pero con matices diferentes como son su intensidad y su peor carga; que
no siempre está presentada con la conducta agresiva. La definición de González, postula
unas variantes positivas sobre la violencia, en el sentido de conductas de carga adaptativa
o de sobrevivencia. Sobre este sentido, es interesante lo que plantean Alonso y
Castellano, (2006) quienes sostienen que se esquematizan algunas diferencias entre la
agresividad como uno adaptativo y la violencia como un componente cultural. Así pues
la cultura y la sociedad juegan un papel crucial en la violencia de los seres humanos.
La realidad es que la violencia, se ha convertido en algo, del día a día, y para las
personas ya es normal escuchar u observar actos violentos. No obstante, cuando el ser
humanos escucha u observa sobre actos violentos, generalmente se toma posturas de
juicios ya sea favor o en contra del acto mismo o de quienes están involucrados. Estas
posturas de juicios se dan gracia a los procesos cognitivos como lo son los pensamientos
y percepciones. En dichos procesos cognitivos las emociones están presentes y en
consecuencia se produce el juicio. Estos procesos se derivan en esquemas que las
personas hacen parte de sí en su funcionamiento diario y que se mantienen estables a
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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través del tiempo. Los esquemas para la psicología cognitiva son un conjunto
almacenado de conocimiento con el que interactúa la información entrante; que tiene una
estructura interna consistente que organiza la información entrante en forma particular
(Greenberg, Rice y Elliot, 1997). Según Vander (1986) los esquemas son una estructura
cognitiva que desarrolla el individuo para abordar una clase específica de situación en su
ambiente.
Para Robins y Hayes (1997), los esquemas pueden considerarse como modelos
internos sobre aspectos del yo (self) y del mundo, que los individuos utilizan para
percibir, codificar y recuperar la información. Se van desarrollando a través de las
numerosas experiencias particulares, y son adaptativos, desde el momento en que
facilitan un procesamiento de la información más eficaz. Para Segal (1988), los
esquemas son elementos organizados a partir de conductas y experiencias pasadas que
forman un cuerpo de conocimiento y modelan la forma de percibir e interpretar el mundo
y a sí mismos/as. Young (1999) por su parte plantea que las experiencias tempranas con
los padres, hermanos y otras personas, tienen una influencia clave en el origen de los
esquemas.
Lo esquemas, son una parte importante de lo que constituye el tejido de
funcionamiento de un individuo ya que son centrales en el pensamiento y la percepción y
tienen una influencia esencial en la emoción y el comportamiento. En esencia, los
esquemas se utilizan como modelo para experiencias en la vida de un individuo y cómo
él o ella procesan la información. Es decir, las percepciones, los pensamientos, las
interacciones entre otros proporcionar la información que da forma al desarrollo de los
esquemas de cada individuo. Si las percepciones, los pensamientos, las interacciones se
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repiten forman un patrón. Mediante éste, la persona infiere observaciones que sirven de
base para formar un esquema o modelo que posteriormente se utilizan para entender el
mundo y anticipar los acontecimientos futuros. Ahora bien, se puede decir, que los
juicios a favor o en contra de la violencia estarán marcados por esquemas. Por
consiguiente, ya sean individuales o sociales, estos serán utilizados para darle significado
a la violencia.
La sociedad puertorriqueña a través de los años, se ha visto inmersa en actos de
violencia. Muchos pueden ser los factores que lo han provocado, como por ejemplo, la
situación económica por la que atraviesa el país, la falta de valores que socavan la unidad
en la familia puertorriqueña, la salud mental y los medios de comunicación, entre otros.
Pero la realidad es que casos de violencia familiar, asesinatos pasionales, entre otros son
las noticias más frecuentes en la Isla. Es lamentable ver como en la base familiar se va
perdiendo la unidad, llevando a los miembros a ser partícipes de la violencia en la misma
la cual se puede observar entre esposo y esposa, padres e hijos, y otros miembros de la
familia.
Uno de los tipos de violencia más común es la que se da entre parejas
heterosexuales, específicamente de un hombre hacia una mujer. Sin embargo, en las
parejas homosexuales, también se produce la violencia, especialmente las que se dan
entre las lésbicas (mujer-mujer). Aunque también se da la violencia entre hombre-
hombre y mujer-hombre. Siendo ésta última, el objeto de análisis del presente escrito, ya
que se pretende realizar un análisis del concepto violencia, abordándola desde la
concepción de la mujer como posible agresora. El objetivo del escrito es evidenciar
como las mujeres han cambiando sus esquemas, hacia la violencia y como éstas, utilizan
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con más frecuencia los actos violentos en sus relaciones interpersonales. En
consecuencia el artículo ha destacado con el escrito un nuevo esquema de violencia,
considerando a la mujer como la agresora y no la víctima.
Sin duda alguna son muchas las mujeres que cometen actos de violencia ya sea en
su relaciones de parejas como otras. Por ejemplo, se han dado casos de violencia en
parejas heterosexuales en donde la mujer en vez de ser víctima como socialmente se
espera, es la agresora. Por otro lado, en las parejas lésbicas aunque se observa a la mujer
como víctima también es la agresora, pues es una relación de pareja que involucra a dos
mujeres. En un estudio realizado por Báez, Carrasco y Hernández (2006), se quiso
evidenciar, que violencia en realidad afectaba tanto a mujeres como al hombre. Aunque
en su estudio los autores encontraron que la mayoría de las participantes (mujeres)
habían experimentado algún tipo de violencia física o sexual por parte de su pareja.
Encontraron además, una evidencia muy interesante respecto a los programas de
diagnósticos de violencia. Señalan Báez et al. (2006) que los programas de diagnósticos
solo le preguntaban a las mujeres si habían sido víctimas de violencia. Para dichos
autores, esta era o es una verdad a medias, ya que sesgaban y/o minimizaban la realidad
del problema. Encontraron que en algunas ocasiones la información o sea entrevista se
había manipulado con el fin de perpetuar la victimización femenina.
En otros estudios evaluados por estos autores, se encontraron que no se realizaron
esfuerzos serios para estudiar la violencia. Dichos autores pudieron observar cambios en
la definición de violencia, donde solo preguntaban a mujeres. Pero lo hombres también
son víctimas de violencia. Por ejemplo, el British Crime Service en 1996, encontró que
entre parejas entre las edades de 20 a 34 años y conviviendo, los hombres del grupo
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étnico blanco fueron los que en su mayoría sufrieron por asalto doméstico (Baéz et al;
2006).
De hecho, el estudio realizado por Báez et al (2006) evidenció que en parejas
mayores de edad, hay más victimas masculinas; también hubo un mayor porcentaje de
hombre aguantando a mujeres agresoras. Además se observaron datos de que los
hombres ocultaban las agresiones de la mujer, no diciéndolo ni amigos, médicos, policías
y aquellos hombres que lo comunicaron obtuvieron menos ayuda por parte de los
médicos y policías.
Por otro lado, Wadhan (1996) señala que se ha encontrado que las estadísticas
sobre la violencia son manipuladas. Señala dicho el autor que las mismas se manipulan
haciendo mayor énfasis en la mujer como víctima. Sin embargo, los datos reales
evidencian también actos de violencia ejercida por las mujeres hacia los hombres y hacia
otras mujeres. En la revisión literaria se encuentran pocos trabajos que hablen de la
mujer agresora. Capaldi, Kim y Shortt (2004) señalan que las mujeres no se visualizan a
menudo como agentes de agresión física.
Se entiende necesario sacar de la invisibilidad el mito de que la mujer solo es
víctima de la violencia. Se pretende a través del escrito exponer los elementos que
socialmente se dan para ver a al hombre como agresor y a la mujer como víctima y no
conceptualizar a esta última como agresora. Además se pretende, mostrar cómo se
manifiesta la violencia por parte de la mujer hacia el hombre en las relaciones
heterosexuales y un poco entre las lésbicas. Es importante examinar los roles de estas en
los estudios de agresión y en las relaciones de parejas. Asimismo estudiar a las niñas que
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han sido víctimas de violencia con el propósito de analizar su posibilidad de convertirse
en mujeres agresoras.
La mujer tiene las mismas capacidades para llevar a cabo violencia. Sanmartín,
(2000) postula que el ser humano es agresivo por naturaleza. Mirar la violencia desde
otra perspectiva que no sea la que se da de un hombre hacia una mujer es necesario, ya
que se da pero se mantiene oculta. Es necesario vencer el mito que la sociedad mantiene
sobre este fenómeno, de que las mujeres son víctimas y los hombres los agresores. Se
considera necesario abordar el tema de la mujer como agresora para visualizar el macro
de la violencia entre parejas. Si se pretende brindar servicios contra la violencia de
parejas, los profesionales de la conducta deberían expandir sus posturas a nuevas
probabilidades y formas. Evidenciando la agresividad en las mujeres, los psicólogos,
como cualquier otro profesional de la conducta tendrán una nueva manera de visualizar la
violencia. Estos podrán considerar a la mujer como agresora sin mantener esquemas
aprendidos relacionados a la mujer como víctima. Por otro lado, se aporta a no ver al
hombre como un individuo dominante y racional y a la mujer como un individuo débil y
emocional.
En este escrito, primeramente se presentó la definición del concepto violencia
desde sus diferentes definiciones, aspectos culturales y sociales; tipos de violencias y
consecuencias. Se mencionó y describió la problemática existente de las relaciones de
parejas y se hizo una comparación entre los factores sociales que afectan las relaciones
heterosexuales y las relaciones homosexuales (gay y lésbicas). Describiéndose además
cómo a través de la historia social puertorriqueña la mujer ha cambiado sus esquemas
sobre la violencia y la han llevado a ser agresora de sus parejas ya sea hombre o mujer.
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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Además se estarán presentando estudios sobre mujeres agresoras y como las estadísticas
se manipula para mantener a la visión de la mujer víctima. Sin embargo, éstos no se
presentan al hombre como víctima de las mismas mujeres.
Bases Historias-Filosófica del concepto de violencia
En todas las etapas de la historia se encuentran relatos de violencia en los
diferentes tipos. Sin embargo, aunque el concepto de violencia a veces es percibido
como agresión, se debe aclarar que éste término, proviene del sustantivo latín violentía,
cuya raíz vís significa fuerza o sea, fuerza de hacerlo. La palabra violencia cuenta con
una gama de definiciones desde los aspectos culturales hasta las percepciones de los
individuos. Todo dependerá del tipo de violencia y sus consecuencias.
En la psicología, la violencia se ha estudiado por los diferentes precursores de las
teorías psicológicas de manera biológica, aprendidas y socioculturales entre otras.
(Hidalgo, 2001). La Organización Panamericana de la Salud, (2002) ofrece una
definición uniforme estableciéndola como un comportamiento deliberado que provoca o
puede provocar, daños físicos o psicológicos a otros seres humanos. Ésta se asocia
además, aunque no necesariamente, con la agresión ya que también puede ser psicológica
o emocional a través de una amenaza u ofensa.
De otra parte, Sanmartín, (2008) expone que la violencia puede definirse como un
acto intencional donde la agresividad es deliberada, distinguiendo al hombre de algunos
animales. Declara el autor que en casi todos los tipos de violencia podría existir un factor
común dirigido hacia el intento del control, dominación, sumisión y sometimiento de la
voluntad del otro. Además expone que cualquier individuo puede cometer violencia
desde la perspectiva biológica, indicando que se actúa según lo dicta el cerebro donde el
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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mismo permanece imperturbable. El cerebro recibe estímulos externos por procesos de
educación como el ambiente y los medios socioculturales. Al ser interpretadas e
internalizadas por el hombre, estas experiencias durante el transcurso de la niñez se
pueden manifestar en la adolescencia en conductas de violencia. Vale la pena
mencionarse que este es el resultado de la interacción entre lo biológico y lo
sociocultural, que desempeñan un papel decisivo en el acto violento.
Por el contrario, Rojas (2008) señala que la violencia no nace con el ser humano
sino que la misma se aprende durante las etapas de los primeros años de infancia. Por
esta razón, los niños deben estar en un ambiente saludable, llenos de afecto, seguridad y
estímulos apropiados. Señala el autor, que la familia es la base del proceso de
socialización primaria más importante para minimizar la internalización hacia los actos
violentos en el futuro.
Galtung (1995) expuso que la violencia directa a la violencia física, es aquella que
tiene por objetivo destruir, neutralizar (herir o matar). El autor indica además que se
genera por muchos factores (múltiples formas de discriminación, intolerancia,
competencia, territorialidad, nacionalismos, adicciones, entre otras). La segunda forma
fue la violencia estructural, los cual consiste en agredir a una agrupación colectiva desde
la misma estructura política o económica. Sin embargo esta violencia en personas será
para vencer su resistencia, utilizando el abuso de autoridad en alguien que cree tener
poder sobre otro. Generalmente se da en las relaciones asimétricas, el hombre sobre la
mujer o el padre sobre el hijo, para ejercer el control. Si bien la más visible es la
violencia física, a través de golpes, que suelen dejar marcas en el cuerpo (hematomas y
traumatismos).
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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Por último la violencia cultural se refiere a los aspectos de la cultura que aportan
una legitimidad a la utilización de los instrumentos de la violencia. Así, pues pueden ser
el de una religión que justifique la realización de guerras santas o de atentados terroristas,
como la legitimidad otorgada al Estado para ejercer la violencia. Este autor abarca la
violencia desde la física hasta la cultural. Dicha violencia socialmente se da por aceptada
en los medios de comunicación y diario vivir la misma pasa casi inadvertida ante la
sociedad.
Sin embargo en la violencia familiar se penaliza por la ley aunque en ocasiones es
un delito que no suele ser denunciado. La víctima siente vergüenza y hasta culpa por
denunciar a un integrante de la familia. Sin embargo la violencia por género se ejerce de
un sexo hacia otro. Por lo general cuando se observa la violencia contra la mujer, se
incluye también las agresiones físicas y psicológicas que una mujer puede ejercer sobre
un hombre. La violencia busca imponer u obtener algo a la fuerza. Es importante tener
en cuenta que el concepto de violencia varía según la cultura y la época. Existen
manifestaciones violentas que son aprobadas por la ley y por el Estado como la pena de
muerte que es legal en numerosos países democráticos.
La violencia ha sido estudiada dentro de las categorías intrafamiliar, de parejas, de
género y doméstica entre otras. Siempre estos estudios aluden mayormente al grado de
violencia ejecutada por el hombre contra la mujer, esto ha evidenciando al hombre como
el principal actor de la misma. Es así como la mayoría de los estudios de la violencia
están enfocados en las relaciones de pareja. Toro-Alfonso y Rodríguez-Madera, (2005)
indican que la violencia en las parejas está relacionada a patrones de conductas abusivas
posiblemente observadas en las generaciones anteriores de sus familias de origen.
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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Resultando ésta como una conducta que se aprende por los hijos y se transmite
culturalmente. Se puede observar que la sociedad indirectamente enseña a los hijos la
violencia como un recurso eficaz para la sobrevivencia y a las niñas hasta cierto punto a
aceptarla y convivir con ella.
No existen grandes campañas, en repudio de la violencia contra el varón ni mayor
difusión sobre el tema. Australian Bureau of Statistics (2006), señala que en pocos países
se conocen estudios orientados a tratar este tema; pero que Australia realizó un estudio
importante en el 2005 y mostró que casi uno de cada 3 varones (29,8%) es víctima de
violencia de pareja. Además South Australian Department of Human Services (1999),
comprobó en otro estudio en el mismo país que 32,3% de los hombres reportó abuso
físico o emocional por parte de su actual o ex pareja.
Se observa como la violencia es traumática, ya que está ligada a la relación lo
social y familiar violentando el espacio social, mental, corporal e intersubjetivo. Por lo
tanto las diferentes definiciones de violencia muestran como durante la evolución del
hombre, ha sido necesaria su utilización como método de permanencia en el tiempo, bajo
la premisa de sobrevivir ante agresores, tener dominio sobre territorios, alcanzar la
supremacía en grupos sociales entre otros. Sin embargo la violencia dirigida contra el ser
amado e integrantes de la familia está siendo desvirtuada en la sociedad actual.
La Violencia de Parejas
La violencia de parejas es compleja y multifactorial pues se relacionan las
actitudes sociales como desigualdades de género, condición social, conflictos familiares,
conyugales y aspectos biográficos entre la personalidad e historia de abuso o sea familia
de origen. Según Vlassidis (2003), estas desigualdades, han sido y son un instrumento de
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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poder, que establece el dominio del fuerte frente al débil. El poder se acredita como un
objetivo disciplinario, para educar, hacer razonar, poner límites, proteger, tranquilizar
entre los agresores sobre sus víctimas. De acuerdo al autor, se justifica como una acción
natural y legítima a través de la historia y avalando su uso del mismo. Siendo éste uno de
los ejes conceptuales en el proceso de naturalización se podría ver como una
estructuración de las jerarquías que permiten el ejercicio del poder En las relaciones de
parejas y por tradición y aprendizaje social, el poder es delegado al hombre-varón.
En la familia, se dan generalmente la violencia de pareja, especialmente efectuado
por esposo en contra de su esposa. Debido a que la institución familiar es una
herméticamente cerrada, ésta constituye un espacio propicio para el cultivo apropiado de
agresiones repetidas y prolongadas. Bajo estas circunstancias la víctima pueden sentirse
incapaz de escapar del control de los agresores y/o agresoras por estar sujeta a la fuerza
física, la dependencia emocional, el aislamiento asociado o una diversidad de vínculos
económicos, legales y sociales (Corsi, 1995). De acuerdo a Huggins (1997), la violencia
de pareja es un fenómeno complejo que tenemos que visualizarlo en sus diferentes
formas de expresión y tratar de identificar el efecto de la categoría género.
La violencia de parejas es sumamente estudiada sin embargo, en las sociedades
de escenario patriarcal se remite a modo de organización sociocultural androcéntrico y
masculinista. En dichas sociedades el dominio de los hombres estructura la totalidad de
las relaciones sociales que se extienden desde la familia y la tribu hasta la comunidad, la
sociedad y el estado. De esta forma la perspectiva de género domina el modo de percibir,
de construir y de gestionar la realidad social y determina una precisa división de roles
“masculinos” y “femeninos” (Cantera 2004). Según la autora este enfoque facilita la
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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comprensión de la violencia en la pareja no como un fenómeno natural derivado de la
naturaleza sexual de las relaciones entre macho y hembra, sino como un proceso
histórico, producido y reproducido por las estructuras sociales de dominación
alimentadas por la ideología patriarcal. Indica además que en relación de parejas
homosexuales (gay y lésbicas) la violencia en la pareja, resulta casi impensable,
inimaginable, indecible, inenarrable e invisible. La violencia que practican algunas
mujeres sobre sus parejas masculinas y, muy especialmente, la que se da también en
parejas lésbicas. Tampoco la violencia en parejas gay está en condiciones de ser
socialmente visualizada, comprendida y prevenida. Por una parte, gays y lesbianas por
razón de su sexo, se ven habitualmente obligadas a pensar su sexualidad en términos
heterosexuales y, por tanto, a esconderla socialmente (Cantera, et. al 2004).
La violencia en parejas trae consigo como efecto final que se ignore u obvie que
ni las relaciones homosexuales ni en la dirección mujer-hombre existen motivos para
pensar en la existencia de dosis significativas de violencia. Por lo tanto no merece
atención social, científica, jurídica, o política entre otras.
Bases Socioculturales para la mujer en Puerto Rico
Para entender a la mujer y porque a través de los años ha sido objeto de la
violencia por parte de su pareja, es necesario hablar de la función familiar en sociedad y
conocer los diferentes roles familiares y sociales que se le han dado a la mujer. Desde los
tainos, la sociedad fue una matrilineal, donde el derecho a ser jefe de la tribu era el
predominio por la línea de la madre. Estas indígenas se encargaban del hogar en el
estado de esposa y madre. Sus roles principales fueron las tareas domésticas, la crianza
de sus hijos, más la preparación de sus hijas para el futuro en el papel de esposa y madre
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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(Mellado, 1973). Posteriormente y cuando Puerto Rico fue conquistado por los españoles
se estableció una organización social patriarcal. La sociedad taina sufrió un embate
emocional debido al cambio de la estructura social en la colonización. Los indígenas se
batieron con los pobladores y estos se pelearon entre sí (Morales, 1995). Estableciéndose
un proceso social que afectó a los indígenas hasta la extinción.
Durante la colonización, la integración familiar española marcó la nueva imagen
de la mujer en la Isla. De la mujer se esperaba que fuera esposa y madre, que atendiera el
hogar, cuidara lo niños, resolviera los problemas domésticos y enseñara a los hijos el
comportamiento social. Estas enseñanzas debían ir a tono con lo esperado por el hombre,
a quien se le consideraba el jefe de la familia. A la mujer se le exigía sumisión al hombre
un comportamiento recatado y llevar las tareas del hogar con destreza. Es así como se le
va otorgando a la mujer una posición diferente a la del hombre dentro de la sociedad.
Según el paso de los años se incrementa la violencia sexista hacia la mujer, siendo estas
víctimas de violaciones individuales o colectivas, como los matrimonios obligados, las
hijas sometidas a la vigilancia del hombre de la familia que no dudaba en castigar su
comportamiento de no estar dentro de lo esperado Esto se mantiene hasta finales del
siglo XIX que comenzó a presentarse una homogeneidad en la sociedad familiar
puertorriqueña (Acosta, 1980).
A la llegada de los norteamericanos se observó el rol de la mujer como una que
compartió las responsabilidades del hogar con su esposo. Esto se fue internalizando
durante el proceso de cambio en las generaciones venideras de la época (Vásquez, 1968)
Durante el siglo XX se tuvo momentos históricos que proveyeron cambios en los
esquemas de la mujer puertorriqueña. Por ejemplo, durante los comienzo del siglo, el
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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capitalismo extranjero fue tomando forma en la Isla y busco mano de obra barata. En un
momento histórico difícil, la mujer puertorriqueña comienza su participación en el
mercado del trabajo. Es así como la mujer en busca de una mejor calidad de vida
comienza a emplearse propulsando así la migración a las zonas urbanas. Esto les ofreció
a las mujeres una oportunidad de empleo; pero a su vez surgió un aumento en su
explotación como trabajadora asalariada (Acevedo, 1993)
Poco a poco la mujer fue ganando terreno en la sociedad. Entre el 1903 y 1924,
tres cuartas parte de los graduados de la Universidad de Puerto Rico fueron mujeres
(Acevedo, et. al., 1993). Éstas se incorporaron al mercado de trabajo profesional, y su
visión cambia nuevamente. Las mujeres se vuelven parte del sistema económico de la
Isla, y muchas se convirtieron en proveedoras de la casa. (Colon, 1996). Para el 1932, ya
la mujer obtiene el derecho al voto; un cambio político que la integró en la política del
país, alterando así de forma indirecta el estilo de pensamiento y la vida de los
puertorriqueños. Es en ese momento que la mujer puertorriqueña comienza a alzar su
voz, para opinar en las problemáticas sociales y económicas
Comienzan entonces, los movimientos feministas durante la década de los 70.
Aquí las mujeres comenzaron a contribuir ampliamente en la lucha social y la
participación era de amplios contingentes de mujeres. Se crearon grupos de
concienciación y discusión que promovieron dentro de estos movimientos la
participación de la mujer puertorriqueña. Poco a poco se comenzó a romper su
aislamiento social, comparando experiencias y comenzando a descubrir la semejanza de
muchos procesos problemáticos de su vida. Este movimiento reconoce que el Estado les
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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había establecido como personal, privada y única las posturas sociales presentada en esos
momentos (Silva, Muñoz y Torres, 2002)
A mediados de los 60’en Puerto Rico cuando surge un movimiento feminista que
defiende los intereses de la mujer, criticando las experiencias negativas en las relaciones
sociales históricas pasadas y presentes. En este momento histórico es cuando comienza a
concienciarse sobre las desigualdades causadas por los géneros y comienza a ejercer
fuerza común en la búsqueda de justicia social. Esto dio paso para que la mujer
reclamara los derechos al trabajo provocando un cambio del esquema, ampliando el
marco dado por la sociedad a la mujer. Estos cambios en la estructura social debido al
incremento de la población femenina en las fuerzas laboral, por su contribución
económica, ausencia en el hogar y la delegación de tareas del hogar a otros miembros de
la familia, provocó redefinir el concepto del matrimonio, hogar, familias o parejas, así
como los modelos de géneros tradicionales entre el hombres y la mujer (Connell 2003,
Del Valle, Apaolaza, Arbe, Cucó, Díez, Esteban, Etxeberría y Maquieira 2002 y
Arriagada 1997).
No obstante, aún y a pesar de los avances sociales que las mujeres fueron
logrando y siguen logrando, fueron por mucho tiempo víctimas de violencia. A tal punto
que actualmente, se ha etiquetado la violencia entre parejas como la mujer siendo víctima
y el hombre el agresor. De acuerdo a las prácticas sociales, convicciones y creencias de
la mujer puertorriqueña a través de todos los años y que están fuertemente engranadas en
la conciencia humana, en la actualidad es difícil conversar abiertamente sobre la
violencia sin pensar en la mujer con la víctima y mucho más aún cuando los medios de
comunicación, refuerzan esto. Todavía quedan secuelas de los esquemas anteriores de la
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
19
mujer vista como una productora en la maternidad y empleada doméstica para su pareja e
hijos. Aún y a pesar de que la mujer cambió los antiguos valores, muchas fueron
abandonadas por sus parejas asumiendo ahora la jefatura del hogar.
La mujer comienza entonces el proceso de redefinir su posición y condición
social, así como aceptar o rechazar el matrimonio y/o la maternidad; dirigiéndose a la
búsqueda de la independencia o autonomía individual. Pero los cambios de esquemas
tradicionales que afectan el orden social pre-establecido dentro de la cultura, causan roces
entre los géneros (hombre-mujer), posiblemente provocando que la mujer defienda su
nueva posición jerárquica. Según Burin (2003) la mujer recibe mayor impacto en la
apertura y diversidad cultural de la sociedad en general. Eso lleva a que se experimenten
cambios en sus valores y esquemas o pensamientos sobre su nueva imagen de la mera
realización de ser un ente reproductor o doméstico.
Actualmente en los inicios del siglo XXI la mujer puertorriqueña vive periodos de
actualizaciones y transiciones constantes. Debido a estos cambios la mujer en la sociedad
puertorriqueña ha internalizado diferentes valores de cómo se debe dirigir un hogar o
establecer la familia, transformando su actitud y acciones hacia la sociedad y
principalmente hacia el hombre. La globalización ha reforzado en la mujer su nuevo
esquema de imagen, presentándola como una luchadora, jefe de familia y triunfadora en
lo empresarial. La mujer cada día, lucha más, por una posición de igualdad dentro del
matrimonio, el trabajo y hasta en la política. Sin embargo, en este proceso algunas
mujeres han optado por realizar dicho esfuerzo dirigido a través de la violencia. Aunque
es más común observar en los periódicos que un hombre asesinó a su esposa por celos o
porque decidió dejarlo y rara vez o casi nunca se encuentra un titular indicando que una
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
20
mujer asesinó a su esposo por las mismas razones; la realidad es que la mujer ha
comenzado a utilizar la violencia para lograr sus propósitos. Se han reportado agresiones
hacia el hombre por parte de la mujer.
Por otro lado, en la sociedad moderna la definición del concepto de pareja ha
cambiado y con la postmodernidad se pueden ver las modalidades de parejas lésbicas,
homosexuales entre otras. Estas relaciones también se da la violencia y hasta se ha
estableciendo una definición variable de violencia doméstica entre las parejas del mismo
sexo, quienes igualmente han sufrido de una gama de abusos físicos, verbales,
emocionales, psicológicos y económicos realizados por su parejas (Miller, Greene,
Causby, White y Lockhart, 2001).
La mujer como agresora
Es importante entender el significado social que se le ha dado a la mujer, para de
estar manera visualizarla en lo esquemas de violencia. Se sabe que la mujer ha jugado un
papel importante en la historia humana. La sociedad ha delegado a ésta a través de
generaciones un papel familiar y social en el cual se ve afectada su conducta a través del
tiempo. Por ejemplo, Bande, (2003) señala que ser mujer implica una serie de roles,
responsabilidades, comportamientos y actitudes, que se determinan desde el nacimiento y
a lo largo de toda la vida tales como reproducir, producir y comunitario. Desde la
percepción de género se hace referencia a los roles, responsabilidades y a las relaciones
socioculturales entre hombre y mujer. Este rol social ha llevado a visualizar a la mujer
con el esquema de ama de casa, madre, esposa, amiga, entre otras. De hecho, en tiempo
pasado los valores culturales enfocaban o educaban a las mujeres a soportar maltrato,
infidelidades por parte de sus esposos y este tenía el derecho de disciplinarla.
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
21
A través del tiempo la mujer ha luchado por cambiar su imagen social de
reproductora y esposa. Sin embargo, discriminadamente y utilizando como base el
ancestral concepto de la alegada debilidad femenina, son pocos los estudios sobre la
mujer agresora. Trujano, Martínez y Benítez (2002) señalan que esto se debe a las
presiones culturales ancestralmente heredadas acerca del hombre como fuerte,
invulnerable y autosuficiente. Señalan los autores que esto ha influenciado para silenciar
el fenómeno de la mujer agresora, igualmente para percibir los cambios a nivel social
sufridos en ambos sexos con respecto a la práctica de la violencia.
Báez, Carrasco, y Hernández (2006) señalan que la mayoría de los estudios a
nivel mundial, nacional y local solo se preocupan por la mujer como el sujeto sobre el
cual se ejerce violencia, y siempre se ha visualizado como una víctima. Señalan que la
violencia femenina es un fenómeno epidémico en ascenso y que está sujeto a la mayor
competitividad de la sociedad actual, por el nuevo rol de la mujer, la desaparición de los
factores inhibitorios para la conducta violenta, religiosa y moral.
Curiosamente los hombres y las mujeres han sido condicionados por el tipo de
violencia experimentada, que en el caso de los hombres puede tener lugar habitual en la
calle, asociada a un robo, pelea, ajuste de cuenta o problemas de celos. Sin embargo,
para las mujeres, la condición ha sido de ser víctimas de actos violentos sufridos en el
hogar y en la mayoría de las ocasiones a manos de su pareja (Echeburúa y Corral, 2000).
No obstante, señalan Echeburúa y Corral (2000) que no es insólito, que haya
cambio de roles respecto al esquema habitual de violencia de pareja y son casos de
mujeres agresoras y de hombre víctimas. Expone dichos autores que las mujeres jóvenes
se están comportando de un modo creciente en su agresividad. Esta situación no se
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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detecta con facilidad puesto que se produce durante el proceso de vida en la familia de
origen, del cual son víctimas y posteriormente agresoras en su rol de novias, esposas,
hermanas y madres. Este tipo de violencia es menos frecuente que la masculina. Sin
embargo, esta conducta no solamente se da por aprendizaje. Según Toro-Alfonso (2005
y 1999) una persona determina ser violenta, es una decisión consciente. Los autores
plantean que la persona escoge la agresión y la violencia como solución o alternativa,
aunque existan otras opciones para la resolución del conflicto.
En la violencia femenina existen dos modalidades de la relación: la simétrica la
complementaria. La relación simétrica es parte de la igualdad, mediante la cual, en la
interacción de los individuos cada uno posee la misma capacidad para definir la situación.
Este tipo de violencia es más psicológica que física caracterizada por la presencia de
humillaciones establecidas en situaciones simétricas en la relación de pareja. En dicha
relación los desacuerdos y los conflictos entre ambos contendientes le permiten recurrir a
medidas similares en el intento de balancear la situación a su favor. En otras palabras, no
quiere decir que no existe el maltrato psicológico sino que posee las características de ser
compartido, o sea, la pareja tiene la capacidad de maltratarse psicológicamente de forma
parecida. Se puede ver como la pareja dispone de armas relacionada acorde a sus
respectivos géneros. Las mujeres usando las palabras y el hombre el silencio llegan a
interpretar cada uno la conducta del otro como maltrato psicológico aunque sean
incapaces de enjuiciar críticamente su propio argumento (Linares, 2006).
La relación complementaria se basa en las diferencias. Este tipo de relación en
sus interacciones conflictivas tienden a confirmar dicha diferencia aumentando la
superioridad de una de las parte y relegando el sujeto inferior a una mayor opresión o
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23
violencia. Un ejemplo podría ser el rol laboral y social del hombre el cual resultaría
inferior al de su pareja, otras en la que la mujer es mucho más joven que el hombre y
plantea unos niveles altos de exigencias.
Las mujeres son educadas con el pensamiento que se basa en la perpetuación de
amor verdadero es una construcción idealizada en la posesión completa del otro. Esto se
ve en la sociedad como un orden natural que al verse amenazado se establece como un
ataque a la institución familiar y social. Es así como la cultura les enseña a las niñas que
deben ser dependientes de los hombres, mientras a este se les enseña a tener el control y
ejercer su poder sobre la misma. Los niños y niñas se crían adiestrando su mentalidad
para sospechar de las mujeres poderosas, y relacionándolas con el miedo u odio al
evidenciar la fortaleza y el sentido de independencia de está (Greene, Causby y Miller,
1999).
Pero la realidad es que es más frecuente pensar en la violencia en contra de la
mujer que viceversa. De hecho, Linares (2006) plantea que en referencia a la violencia
física contra el hombre es infrecuente por parte de la mujer y al manifestarse ocurre en
forma muy intensa. Sin embargo, se puede reconocer que muchas mujeres son violentas
y/o pueden serlo. También se puede reconocer que muchos hombres no lo son. Según
Torres Falcón (2001) el sometimiento o el control de las emociones o los sentimientos
solo pueden producirse por medio de la cercanía o intimidad. Por esta razón, en el
ejercicio del poder, en el agresor subyace la idea consciente o inconsciente, de que el otro
o la otra persona merecen el trato que el individuo violento considera. Es importante
señalar que la conducta violenta se ejerce contra quienes están en una posición jerárquica
inferior porque este proceso se sustenta en la desigualdad. Siendo éste un terreno fértil
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para la violencia agresiva se produce la depuración de otras formas que socialmente son
más tolerables. Por otro lado, la inadaptación social podría ser causa de una violencia
que se refleja en la incapacidad de manejar la frustración. Es así como el hombre al no
soportar ciertas condiciones de su vida, no es capaz de mantener cierto auto control,
volviéndose iracundo, gritando, ofendiendo, destruyendo y golpeando (Torres Falcón,
2001).
En el caso del hombre agredido, existe la inhibición social en cuanto al maltrato
del hombre, que contrario a la mujer, se ve como una vergüenza, sufren de falta de apoyo,
y está sujeta a las reacciones del entorno social que podría tratar de ridiculizarlo. Por lo
que generalmente, cuando es el hombre la víctima, mantiene silencio y se inhibe a pedir
ayuda. Por lo tanto, los hombres no reportan la violencia doméstica de su pareja (mujer)
ya que la sociedad no acepta que éste pierda el control del hogar. Esto ocurre en ambas
relaciones ya se heterosexual y homosexual. No obstante, la víctima masculina decide
mantener la violencia en secreto y sin notificarlo a las autoridades pertinentes. Merrill y
Wolfe, (2000) y Merrill, (1999) plantean que esto lleva a que la violencia continúe sin
repudio social y se continuará usando como alternativa para solucionar conflictos de
parejas.
Pero la realidad es que las mujeres son agresoras. Cantera, (2004) señala que las
mujeres que maltratan a sus parejas masculinas utilizan razones similares que los hombre.
La realidad es que la mujer puede ser agresora. No obstante, la conducta criminal
o delincuencia general femenina en general es menos estudiada que la masculina
(Rodríguez y Carlesi, 2007). Dichos autores realizaron con mujeres que cometieron
asesinatos; y concluyeron que, la violencia de género esta vincula a la desigualdad en la
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25
distribución del poder y a las relaciones asimétricas que se establecen entre varones y
mujeres que perpetuán la desvalorización de lo femenino y la subordinación a lo
masculino. Al minimizarse la violencia de la mujer agresora existen muy pocos trabajos
de la misma.
Bases correspondientes al trabajo clínico: la mujer agresora
Se pueden encontrar trabajos clínicos de poca exploración puesto que no se
estudia la mujer agresora. Esto se debe a que la mujer no tiende a maltratar su pareja con
violencia física como en el caso de los hombres, generalmente se les observa como la
mujer que comete el delito de asesinar en la mayoría de los caso a su compañero o pareja
de vida. En un estudio realzado por Rodríguez y Carlesi (2007) en Uruguay, estudiaron
la criminalidad femenina, específicamente los homicidios. Y encontraron una carencia de
investigaciones por la delincuencia femenina general. No obstante, encontraron
abundantes casos de “uxorixido”, término utilizado para significar el asesinato cometido
por un hombre contra su esposa y pareja más no así para la situación inversa.
Los autores analizaron 71 expedientes judiciales por el delito de homicidio en el
período del 1989 a 1997, encontrando que el 77 por ciento de las victimas de homicidios
fueron de sexo masculino y 18 por ciento del sexo femenino. El 39 por ciento de los
homicidios lo cometieron mujeres entre los 18 y 25 años de edad, encontrando que la
mayoría de este grupo eran mujeres solteras, seguido por el 21 por ciento que fueron
mujeres divorciadas o casadas entre las edades de 26 a 35 años. Del total de los casos,
investigados por los autores, el 39 por ciento mató al esposo y/o concubinos, un 14 por
ciento tenía algún vínculo social con la víctima, un 17 por ciento mató a sus hijos y el 11
fueron a familiares u otro tipo de relación.
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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En dicho estudio se encontró que el 25 por ciento de los casos, el delito se
cometió, luego de las mujeres haber sido víctimas de maltratos continuos por parte de
sus parejas, pero un 22.4 por ciento alega haber matado en una discusión violenta. Otro
15.4 por ciento mató por celos a sus ex parejas o amantes, compañeros y/o esposos.
Además otro grupo pequeño lo hizo por robo, defensa de violación o acosos sexual sin
tener ninguna relación con la víctima. Se concluyó que el porcentaje mayor de mujeres
dieron muerte a sus parejas por estar sometidas a maltrato, humillaciones, violencia
psicológica y física durante mucho tiempo y de forma continua. De acuerdo al estudio la
sociedad fue más condescendiente con las que manifestaron haber sido víctimas de
violencia doméstica durante años que con las otras.
En Puerto Rico se llevan estadísticas policiales que muestran los casos
denunciados de violencia doméstica. En la Oficina de Estadísticas Criminal para el 2009
se ha evidenciado entre los años del 1991 a 2006 que las mujeres tuvieron un aumento
paulatino desde el año 2000 con un total de 2,191en casos denunciados hasta el 2006 con
un total de 3,674 casos como ofensoras de violencia doméstica. Es decir, la mujer siendo
la agresora. Aunque al comparar para los mismos años, el caso de los hombres, se
evidencio que sus actos de violencia fueron excesivamente altos comparados con las
mujeres para un total de 19,277 casos.
Para el año 2007 hubo 19,222 casos de violencia doméstica donde se encontró que
el 15. 4 por ciento de los casos fueron mujeres agresoras. Además entre las edades de 20
a 24 las agresoras femeninas y los masculinos cometieron un total 3,948 casos de
violencia doméstica donde 689 casos fueron las mujeres las agresoras. Se concluye que
entre las edades de 20 a 24 las mujeres tienden a agredir físicamente más a sus parejas,
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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seguido de las edades entre 25 a 29 años. En el año 2008 para un total de casos de 3,763
las mujeres entre las edades de 20 a 24 años bajaron levemente su conducta de violenta
contra los hombres donde solo 628 mujeres cometieron dicho acto, pero se mantuvo la
constante entre las edades entre 25 a 29 años al año anterior.
Además para el año 2005 los hombres solicitaron 1,804 órdenes de protección y
237 solicitaron ordenes de asecho. Para ese mismo año las mujeres solicitaron 11,171
órdenes de protección y 929 órdenes de asecho. Durante el año 2006 fueron expedidas
2,447 órdenes de protección y 536 de asecho para hombres víctimas de violencia
doméstica y para el año 2007 fueron expedidas 2,115 órdenes de protección y 490 de
asecho (Policía de Puerto Rico, 2009). Se pudo notar que las mujeres siempre tuvieron la
mayor cantidad en los tres años de órdenes de protección y asecho. Sin embargo existe
una leve baja en dichas órdenes para los hombres para el año 2007.
En otro estudio realizado por Franco del Valle, Malavé Lebrón y Toro-Alfonso
(2004) con diez personas del servicios gubernamental y privado y cincuenta lesbianas
investigaron la relación entre violencia doméstica en familia de origen y posteriormente
abusó en sus relaciones lésbicas. Según Schilit, Lie, Bush, Montagner y Reyes (1991,
indicaron que las mujeres que fueron víctimas o testigos de abuso físico, verbal,
emocional y sexual en su familia de origen, de adultas reportaron ser agresoras o víctimas
en sus relaciones. Dicho estudio se realizó en dos fases la cuantitativa y cualitativa con la
comunidad lésbica. En la etapa cualitativa se realizó una semi-entrevista, donde se
entrevistaron diez personas que laboraban en organizaciones de apoyo, alberges y
servicios existentes en Puerto Rico. La muestra fue por disponibilidad y se evaluó el
enfoque de cada organización utilizaba. En la etapa cuantitativa para tomar una muestra
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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por disponibilidad, se reclutaron cincuenta mujeres lesbianas. Estas contestaron un
cuestionario auto administrado. Se utilizó un instrumento adaptado para la investigación
y desarrollado por Toro-Alfonso y Rodríguez Madera (2005). Los servicios fluctuaban
de 1 a 28 años y se utilizaba el marco conceptual feminista incluyendo en la intervención
se incluía las áreas de salud mental y física; social y educativa; y el legal. Cuatro
entidades indicaron nunca haber intervenido con mujeres lesbianas. Hubo otras entidades
que no contaban con la disponibilidad sobre dicha población debido a las ideologías
religiosas ya que las veían como un problema. Los manejadores de estos casos indicaron
que habían recibido poco adiestramiento y talleres sobre este tema. Los restantes no
procesaron cuantitativamente cuantas habían recibido.
En la segunda etapa se encontró que las entrevistadas eran jóvenes educadas y
empleadas a tiempo completos. Más de la mitad consideraron que en su relación no
existía violencia doméstica. Sin embargo, se encontró que el maltrato emocional resultó
en dimensiones de mayor frecuencia. Aún y a pesar de que las participantes informaron
que les hizo su pareja, y viceversa se encontró que se percibían más como víctimas que
como agresoras. La conducta de mayor frecuencia reportada fue la violencia emocional.
El 90 por ciento de los participantes indicó no solicitar ayuda para manejar la violencia.
Su razón principal fue mantenerla en la intimidad sexual seguido de sus creencias y otras
porque alegadamente podrían resolver sus situaciones solas. Además se descubrió que la
transmisión de violencia familiar proviene del padre y hermanos. El estudio muestra
similaridad entre la violencia intergerencial y abuso sexual por la madre a los hijos. Éstas
refirieron buscar ayuda en sus amistades y sugieren estar a la defensiva ante una sociedad
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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opresiva. Estos planteamientos fueron concreto con los señalamientos presentados por
Bernhard (2000), Turell, (2000) y Renzetti, (1989).
En Puerto Rico existen diversos centros de ayuda para la mujer maltratada no así
para los hombres maltratados. El Estado cuenta con la ley 54, llamada Violencia
Doméstica la cual fue creada bajo la ola creciente de asesinatos que se vio en la isla. Esta
ley no cobija las relaciones lésbicas u homosexuales. Las mujeres lesbianas se ven cada
vez más marginadas dentro de los centros de ayuda por algunos ser religiosos y otros por
no estar preparados para dicha población. Los fondos de la Procurador de la Mujer van
dirigidos a la ayuda de las mujeres que sufren algún tipo de violencia doméstica. Los
hombres no tienen alberges para su situación y condición actual. El estado bajo lo
jurídico provee servicios del agresor donde éste se ve obligado a asistir y pagar su
tratamiento puesto que el servicio no es gratuito.
Según se puede notar las terapias aplicadas generalmente para la mujer víctima de
violencia doméstica y al agresor masculino son de grupo en algunos pueblos de la Isla ya
que estos centros son limitados. No existen centros de ayuda para las mujeres agresoras
por ser las menos reportadas u identificadas. De esta forma se puede resumir que aunque
las leyes deben ser iguales para todos, la ejecución de las mismas no lo son.
Los tratamientos serán los convencionales para la mujer víctima, generalmente
utilizando el modelo cognitivo, donde las experiencias del individuo determina sus
sentimientos y conducta. Sus esquemas son integrados a través del tiempo y dirigen su
estilo de vida de un modo inconsciente. Por otro lado, se utiliza el modelo
psicodinámico, que tiene el propósito de que el sujeto descubra y comprenda que eventos
de su pasada infancia forman su conducta actual. El modelo conductual enfatiza que la
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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conducta es aprendida por el medio ambiente y las personas que le rodean. El individuo
aprende su conducta maladaptativa posiblemente de otros. Las terapias se aplican de
forma individual o familiar como la experiencial psicoanalítica, estructural, estratégica,
cognitiva-conductual dependiendo de los elementos que presente el individuo o su
familia dentro de cada tratamiento. Sin embargo todo esto aplica a las mujeres víctimas,
por lo que se entiende que la mujer agresora tendría que reconocer que tiene un problema
real para ser atendida y debe buscar ayuda profesional, requerirá costearlos con sus
propios medios económicos, ya que no existe nada dirigido hacia la mujer agresora.
La poca información del comportamiento de las mujeres agresoras en las
relaciones de parejas y sus variantes ante el agresor masculino debe estudiarse. El
propósito es lograr crear programas con las terapias adecuadas para dicha población.
Conclusión y Recomendaciones
Durante la trayectoria de este artículo se ha podido constatar que la violencia de
las mujeres es vista como algo que puede darse dependiendo de ciertas variables que
influyen en los incidentes violentos contra un hombre. Al momento de la revisión
literaria no se encontraron trabajos en Puerto Rico, ni fuera de la Isla sobre la violencia
en contra del hombre, es decir perpetuada por una mujer. Solamente existen estadísticas
policiales de los casos presentados en los tribunales. Sin embargo, no existe evidencia de
aquellos que no fueron querellados, por lo que se entiende que los incidentes pueden ser
muchos más.
La literatura sobre la violencia y la agresividad reconoce que cualquier individuo
puede realizar un acto violento contra otro, sin embargo, en la sociedad se ha victimizado
a las mujeres y se continua haciendo. Por supuesto con bases para fundamentarlo pues
Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS
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por años han sido víctimas de maltrato por parte de sus parejas. Sin embargo, la literatura
no contempla la otra cara de la moneda. No hay nada sobre el hombre-varón como
víctima de la violencia por parte de su pareja mujer.
Es interesante observar, que aunque se reportan los casos y aparentemente son
más evidentes van en aumento, los investigadores no se han interesado en esta modalidad
de violencia. Se pudiese interpretar que la sociedad influye en estos esquemas de tal
manera las percepciones de los individuos no contempla la posibilidad de mujeres
agresoras. De hecho, en Puerto Rico, la Ley 54, es vista por muchos profesionales y por
la gente en general como herramienta solo para las mujeres. Por lo que el hombre
maltratado no quiere hablar debido a las expectativas sociales. La sociedad espera que el
hombre-varón sea responsable y protector tanto de la casa como de su esposa. Amparado
en esas expectativas el hombre no tiene lugar donde recurrir ya que no existen programas
ni ayudas para ellos.
Aún en la sociedad no es bien visto que una mujer pueda maltratar a un hombre,
pero la realidad es que la mujer maltratante, ha sido estudiada más en las relaciones
lésbicas que en las heterosexuales. Se puede inferir que esto es así y se tiende a pensar
que una de las dos tomará el papel que le corresponde al hombre. Esto hace ver la
relación lésbica como una heterosexual, donde la diferencia es que una va a tomar el
control y poder contra su pareja por diferentes razones que el hombre. Sin embargo, la
violencia de pareja es similar en ambos tipos de relaciones tanto heterosexual como
lésbica. La sociedad además ha afectado la forma de la mujer de ver la violencia.
A través de la historia se ha observo como los cambios políticos, sociales,
culturales, las conquistas por españoles y americanas fueron modificando los esquemas
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de la mujer de su origen taino. Esto se evidenció en la colonización española al marcar la
nueva imagen de la mujer en la isla donde la misma se le exigió sumisión al hombre. Se
enmarco a la mujer en una posición social diferente al hombre dando paso al incremento
de la violencia sexista a la misma. Durante la colonización americana la mujer se le
marco nuevamente su imagen dentro de la sociedad. Esta llegó a tener voz en la política,
entro al mundo laboral y se convirtió en proveedoras del hogar alterando de forma directa
sus pensamientos. La mujer llegó a concientizase sobre las desigualdades causadas por
los géneros y comenzando a ejercer fuerza común de justicia social. Estos eventos
provocaron un cambio en los esquemas significativamente. Llevando a redefinir los
conceptos de matrimonio, hogar, familia y pareja. La mujer a través de esto nuevos
esquemas redefinió su posición y condición social provocando roce entre los géneros
(hombre-mujer). Se mantiene un lucha hacia de igualdad dentro de sus relaciones de
parejas pero algunas de dichas mujeres han optado por utilizar la violencia para lograr sus
propósitos.
Estas agresiones han tomado un giro hacia la mujer agresora, la violencia ha
comenzado a mostrarse en las relaciones de parejas tanto heterosexuales y lésbicas. Se
ha encontrado que esta violencia no se detecta con facilidad. Según Rodríguez y Carlesi,
(2007), la mujer agresora cometió asesinato contra sus paresas por estar sometidas al
maltrato durante mucho tiempo y de forma continua. En otro estudio por Franco del
Valle, Malvé Lebrón y Toro-Alfonso (2004), realizado de mujer-mujer encontraron que
el maltrato emocional tuvo dimensiones de mayor frecuencia y las mismas agresoras
informaron sobre actos ejecutados por sus parejas y viceversa más no se percibieron
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como agresoras sino como víctimas. Esto demuestra que la violencia de la mujer va ser
definida según se defina violencia.
Actualmente el profesional de la salud mental debe comenzar a crear estadísticas
reales sobre los casos de violencia de pareja donde se establezca que la agresora es
fémina y el tipo de agresión que se utiliza. Esto llevará a tener una estadista más amplia
y real sobre el hombre víctima de violencia. El poder identificar a la mujer agresora
ayuda a romper el mito de la mujer víctima y hombre agresor. Por lo tanto se podía
establecer programas de prevención y ayuda a los hombres víctimas de maltrato.
Es importante difundir en los medios de comunicación, prensa escrita los
hallazgos sobre la violencia de pareja, mujer sobre el hombre. Además realizar estudios
de investigaciones serios donde se estudie la violencia de pareja (mujer-hombre).
Realizar investigaciones de mayor alcance, que permitan: extender el período de estudio,
ampliar la muestra, considerar otros niveles socioeconómicos, considerar otros factores
demográficos, y ambientales. Considerar otros tipos de metodología como: entrevistas
individuales y grupales participativas. Desarrollar este tipo de estudio con hombres
víctimas de violencia doméstica fuera de los tribunales o consultorios. Y por último
exhortar a los/as profesionales de la salud a no solo ser observadores/as, sino a
convertirse en verdaderos/as agentes del cambio.
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  • 1. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 1 Nuevos Esquemas en la Violencia: La mujer como posible agresora Mari R. Vélez Rivera Febrero 2010
  • 2. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 2 RESUMEN En el escrito titulado Nuevos Esquemas en la Violencia: La mujer como posible agresor se presentan las definiciones de violencia de diferentes autores y sus aspectos culturales hasta las percepciones de los individuos. Además, se estarán mostrando los tipos de violencia y consecuencia de los mismos. La violencia ha sido estudiada dentro de las categorías intra familiar, de pareja, de género y domésticas entre otras. Además se pretende mostrar cómo se manifiesta la violencia por parte de la mujer hacia el hombre en las relaciones heterosexuales y un poco entre las lésbicas. El objetivo del estudio es evidenciar como las mujeres han cambiado sus esquemas hacia la violencia y cómo éstas, utilizan con más frecuencia los actos violentos en sus relaciones interpersonales. Se propone además un nuevo esquema de violencia considerando a la mujer como la agresora y no la víctima. El escrito pretende sacar de la invisibilidad el mito de que la mujer solo es víctima de violencia, ya que no se visualiza a menudo la misma, como agente agresor. Como parte de la idea central se presentan estadísticas sobre mujeres agresoras y cómo estas se manipulan manteniéndose la visión víctima sin mostrar al hombre como víctima de las mismas. Como concusión no se encontraron trabajos en Puerto Rico, ni fuera de la isla sobre la violencia en contra del hombre perpetuado por una mujer. Sin embargo se encontraron estadísticas sobre casos presentados en los tribunales. Además la sociedad a victimizado a la mujer y continua haciéndolo debido a que por años han sido víctimas de maltrato por sus parejas. No se han realizado estudios sobre el hombre como víctima de la violencia por parte de su pareja (mujer), pero existen estudios relacionados a la violencia de parejas homosexuales (gay y lésbicas).
  • 3. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 3 Nuevos Esquemas en la Violencia: La mujer como posible agresora Introducción En la época actual, la sociedad pre-moderna ha interiorizado los actos violentos a través de los diversos medios de comunicación y hasta se ven los mismos como algo natural. Por otro lado, y según señalan Según Báez, Carrasco y Hernández (2006), en las estructuras jerárquicas sociales se avala el uso de la fuerza como forma de ejercer el poder. Este es uno de los ejes conceptuales del proceso de naturalización de la violencia. Señalan dichos autores, que históricamente se han dificultado la comprensión y el reconocimiento de la violencia; esto ha ocurrido al instaurar pautas culturales que permiten una percepción social sobre la violencia como natural y legitima favoreciendo así su mantenimiento. Esto ha su vez a provocado la desensibilización de la sociedad sobre la violencia a tal grado que cuando un hombre comente un acto violento en contra de su familia, en ocasiones ha llegado a justificarse. Según Domenech e Ïñiguez (2002), la violencia es una construcción social. Los autores reconocen que cualquier individuo puede agredir. Sin embargo, Sanmartín, (2000) considera que la agresividad es innata en el ser humano y que no conlleva reconocer que es inevitable comportarse agresivamente, es decir que el ser humano es agresivo por naturaleza, aunque según dichos autores ser pacífico o violento dependerá de la cultura en que se desarrolle el individuo. En síntesis, el hombre por naturaleza es agresivo pero a través de sus experiencias vividas y en su desarrollo cultural, él mismo puede llegar a tener una conducta pacífica o violenta. Sin embargo, la sociedad promueve la violencia como eje de poder motivo por el cual, el ser humano podría llegar a la violencia si fuera necesario.
  • 4. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 4 Hoy día, cuando se escucha sobre violencia la tendencia de las personas es pensar en asesinatos; sin embargo, la violencia es mucho más que eso. En el argot popular, algunos individuos consideran que la violencia es emplear la fuerza para lograr su objetivo. En el aspecto legal se considera como una conducta intencional para causar daño a otros. Ander-Egg (1994) define la violencia, como ejercer coacción sobre otro u otros, ya sea por la fuerza, amenaza, intimidación, manipulación o formas de presión psicológica, con el fin de lograr que se haga lo que se quiere. González (2003) por su parte, la define como una acción de carácter intenso, realizada con la intensión de herir o dañar a alguien, pero con matices diferentes como son su intensidad y su peor carga; que no siempre está presentada con la conducta agresiva. La definición de González, postula unas variantes positivas sobre la violencia, en el sentido de conductas de carga adaptativa o de sobrevivencia. Sobre este sentido, es interesante lo que plantean Alonso y Castellano, (2006) quienes sostienen que se esquematizan algunas diferencias entre la agresividad como uno adaptativo y la violencia como un componente cultural. Así pues la cultura y la sociedad juegan un papel crucial en la violencia de los seres humanos. La realidad es que la violencia, se ha convertido en algo, del día a día, y para las personas ya es normal escuchar u observar actos violentos. No obstante, cuando el ser humanos escucha u observa sobre actos violentos, generalmente se toma posturas de juicios ya sea favor o en contra del acto mismo o de quienes están involucrados. Estas posturas de juicios se dan gracia a los procesos cognitivos como lo son los pensamientos y percepciones. En dichos procesos cognitivos las emociones están presentes y en consecuencia se produce el juicio. Estos procesos se derivan en esquemas que las personas hacen parte de sí en su funcionamiento diario y que se mantienen estables a
  • 5. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 5 través del tiempo. Los esquemas para la psicología cognitiva son un conjunto almacenado de conocimiento con el que interactúa la información entrante; que tiene una estructura interna consistente que organiza la información entrante en forma particular (Greenberg, Rice y Elliot, 1997). Según Vander (1986) los esquemas son una estructura cognitiva que desarrolla el individuo para abordar una clase específica de situación en su ambiente. Para Robins y Hayes (1997), los esquemas pueden considerarse como modelos internos sobre aspectos del yo (self) y del mundo, que los individuos utilizan para percibir, codificar y recuperar la información. Se van desarrollando a través de las numerosas experiencias particulares, y son adaptativos, desde el momento en que facilitan un procesamiento de la información más eficaz. Para Segal (1988), los esquemas son elementos organizados a partir de conductas y experiencias pasadas que forman un cuerpo de conocimiento y modelan la forma de percibir e interpretar el mundo y a sí mismos/as. Young (1999) por su parte plantea que las experiencias tempranas con los padres, hermanos y otras personas, tienen una influencia clave en el origen de los esquemas. Lo esquemas, son una parte importante de lo que constituye el tejido de funcionamiento de un individuo ya que son centrales en el pensamiento y la percepción y tienen una influencia esencial en la emoción y el comportamiento. En esencia, los esquemas se utilizan como modelo para experiencias en la vida de un individuo y cómo él o ella procesan la información. Es decir, las percepciones, los pensamientos, las interacciones entre otros proporcionar la información que da forma al desarrollo de los esquemas de cada individuo. Si las percepciones, los pensamientos, las interacciones se
  • 6. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 6 repiten forman un patrón. Mediante éste, la persona infiere observaciones que sirven de base para formar un esquema o modelo que posteriormente se utilizan para entender el mundo y anticipar los acontecimientos futuros. Ahora bien, se puede decir, que los juicios a favor o en contra de la violencia estarán marcados por esquemas. Por consiguiente, ya sean individuales o sociales, estos serán utilizados para darle significado a la violencia. La sociedad puertorriqueña a través de los años, se ha visto inmersa en actos de violencia. Muchos pueden ser los factores que lo han provocado, como por ejemplo, la situación económica por la que atraviesa el país, la falta de valores que socavan la unidad en la familia puertorriqueña, la salud mental y los medios de comunicación, entre otros. Pero la realidad es que casos de violencia familiar, asesinatos pasionales, entre otros son las noticias más frecuentes en la Isla. Es lamentable ver como en la base familiar se va perdiendo la unidad, llevando a los miembros a ser partícipes de la violencia en la misma la cual se puede observar entre esposo y esposa, padres e hijos, y otros miembros de la familia. Uno de los tipos de violencia más común es la que se da entre parejas heterosexuales, específicamente de un hombre hacia una mujer. Sin embargo, en las parejas homosexuales, también se produce la violencia, especialmente las que se dan entre las lésbicas (mujer-mujer). Aunque también se da la violencia entre hombre- hombre y mujer-hombre. Siendo ésta última, el objeto de análisis del presente escrito, ya que se pretende realizar un análisis del concepto violencia, abordándola desde la concepción de la mujer como posible agresora. El objetivo del escrito es evidenciar como las mujeres han cambiando sus esquemas, hacia la violencia y como éstas, utilizan
  • 7. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 7 con más frecuencia los actos violentos en sus relaciones interpersonales. En consecuencia el artículo ha destacado con el escrito un nuevo esquema de violencia, considerando a la mujer como la agresora y no la víctima. Sin duda alguna son muchas las mujeres que cometen actos de violencia ya sea en su relaciones de parejas como otras. Por ejemplo, se han dado casos de violencia en parejas heterosexuales en donde la mujer en vez de ser víctima como socialmente se espera, es la agresora. Por otro lado, en las parejas lésbicas aunque se observa a la mujer como víctima también es la agresora, pues es una relación de pareja que involucra a dos mujeres. En un estudio realizado por Báez, Carrasco y Hernández (2006), se quiso evidenciar, que violencia en realidad afectaba tanto a mujeres como al hombre. Aunque en su estudio los autores encontraron que la mayoría de las participantes (mujeres) habían experimentado algún tipo de violencia física o sexual por parte de su pareja. Encontraron además, una evidencia muy interesante respecto a los programas de diagnósticos de violencia. Señalan Báez et al. (2006) que los programas de diagnósticos solo le preguntaban a las mujeres si habían sido víctimas de violencia. Para dichos autores, esta era o es una verdad a medias, ya que sesgaban y/o minimizaban la realidad del problema. Encontraron que en algunas ocasiones la información o sea entrevista se había manipulado con el fin de perpetuar la victimización femenina. En otros estudios evaluados por estos autores, se encontraron que no se realizaron esfuerzos serios para estudiar la violencia. Dichos autores pudieron observar cambios en la definición de violencia, donde solo preguntaban a mujeres. Pero lo hombres también son víctimas de violencia. Por ejemplo, el British Crime Service en 1996, encontró que entre parejas entre las edades de 20 a 34 años y conviviendo, los hombres del grupo
  • 8. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 8 étnico blanco fueron los que en su mayoría sufrieron por asalto doméstico (Baéz et al; 2006). De hecho, el estudio realizado por Báez et al (2006) evidenció que en parejas mayores de edad, hay más victimas masculinas; también hubo un mayor porcentaje de hombre aguantando a mujeres agresoras. Además se observaron datos de que los hombres ocultaban las agresiones de la mujer, no diciéndolo ni amigos, médicos, policías y aquellos hombres que lo comunicaron obtuvieron menos ayuda por parte de los médicos y policías. Por otro lado, Wadhan (1996) señala que se ha encontrado que las estadísticas sobre la violencia son manipuladas. Señala dicho el autor que las mismas se manipulan haciendo mayor énfasis en la mujer como víctima. Sin embargo, los datos reales evidencian también actos de violencia ejercida por las mujeres hacia los hombres y hacia otras mujeres. En la revisión literaria se encuentran pocos trabajos que hablen de la mujer agresora. Capaldi, Kim y Shortt (2004) señalan que las mujeres no se visualizan a menudo como agentes de agresión física. Se entiende necesario sacar de la invisibilidad el mito de que la mujer solo es víctima de la violencia. Se pretende a través del escrito exponer los elementos que socialmente se dan para ver a al hombre como agresor y a la mujer como víctima y no conceptualizar a esta última como agresora. Además se pretende, mostrar cómo se manifiesta la violencia por parte de la mujer hacia el hombre en las relaciones heterosexuales y un poco entre las lésbicas. Es importante examinar los roles de estas en los estudios de agresión y en las relaciones de parejas. Asimismo estudiar a las niñas que
  • 9. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 9 han sido víctimas de violencia con el propósito de analizar su posibilidad de convertirse en mujeres agresoras. La mujer tiene las mismas capacidades para llevar a cabo violencia. Sanmartín, (2000) postula que el ser humano es agresivo por naturaleza. Mirar la violencia desde otra perspectiva que no sea la que se da de un hombre hacia una mujer es necesario, ya que se da pero se mantiene oculta. Es necesario vencer el mito que la sociedad mantiene sobre este fenómeno, de que las mujeres son víctimas y los hombres los agresores. Se considera necesario abordar el tema de la mujer como agresora para visualizar el macro de la violencia entre parejas. Si se pretende brindar servicios contra la violencia de parejas, los profesionales de la conducta deberían expandir sus posturas a nuevas probabilidades y formas. Evidenciando la agresividad en las mujeres, los psicólogos, como cualquier otro profesional de la conducta tendrán una nueva manera de visualizar la violencia. Estos podrán considerar a la mujer como agresora sin mantener esquemas aprendidos relacionados a la mujer como víctima. Por otro lado, se aporta a no ver al hombre como un individuo dominante y racional y a la mujer como un individuo débil y emocional. En este escrito, primeramente se presentó la definición del concepto violencia desde sus diferentes definiciones, aspectos culturales y sociales; tipos de violencias y consecuencias. Se mencionó y describió la problemática existente de las relaciones de parejas y se hizo una comparación entre los factores sociales que afectan las relaciones heterosexuales y las relaciones homosexuales (gay y lésbicas). Describiéndose además cómo a través de la historia social puertorriqueña la mujer ha cambiado sus esquemas sobre la violencia y la han llevado a ser agresora de sus parejas ya sea hombre o mujer.
  • 10. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 10 Además se estarán presentando estudios sobre mujeres agresoras y como las estadísticas se manipula para mantener a la visión de la mujer víctima. Sin embargo, éstos no se presentan al hombre como víctima de las mismas mujeres. Bases Historias-Filosófica del concepto de violencia En todas las etapas de la historia se encuentran relatos de violencia en los diferentes tipos. Sin embargo, aunque el concepto de violencia a veces es percibido como agresión, se debe aclarar que éste término, proviene del sustantivo latín violentía, cuya raíz vís significa fuerza o sea, fuerza de hacerlo. La palabra violencia cuenta con una gama de definiciones desde los aspectos culturales hasta las percepciones de los individuos. Todo dependerá del tipo de violencia y sus consecuencias. En la psicología, la violencia se ha estudiado por los diferentes precursores de las teorías psicológicas de manera biológica, aprendidas y socioculturales entre otras. (Hidalgo, 2001). La Organización Panamericana de la Salud, (2002) ofrece una definición uniforme estableciéndola como un comportamiento deliberado que provoca o puede provocar, daños físicos o psicológicos a otros seres humanos. Ésta se asocia además, aunque no necesariamente, con la agresión ya que también puede ser psicológica o emocional a través de una amenaza u ofensa. De otra parte, Sanmartín, (2008) expone que la violencia puede definirse como un acto intencional donde la agresividad es deliberada, distinguiendo al hombre de algunos animales. Declara el autor que en casi todos los tipos de violencia podría existir un factor común dirigido hacia el intento del control, dominación, sumisión y sometimiento de la voluntad del otro. Además expone que cualquier individuo puede cometer violencia desde la perspectiva biológica, indicando que se actúa según lo dicta el cerebro donde el
  • 11. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 11 mismo permanece imperturbable. El cerebro recibe estímulos externos por procesos de educación como el ambiente y los medios socioculturales. Al ser interpretadas e internalizadas por el hombre, estas experiencias durante el transcurso de la niñez se pueden manifestar en la adolescencia en conductas de violencia. Vale la pena mencionarse que este es el resultado de la interacción entre lo biológico y lo sociocultural, que desempeñan un papel decisivo en el acto violento. Por el contrario, Rojas (2008) señala que la violencia no nace con el ser humano sino que la misma se aprende durante las etapas de los primeros años de infancia. Por esta razón, los niños deben estar en un ambiente saludable, llenos de afecto, seguridad y estímulos apropiados. Señala el autor, que la familia es la base del proceso de socialización primaria más importante para minimizar la internalización hacia los actos violentos en el futuro. Galtung (1995) expuso que la violencia directa a la violencia física, es aquella que tiene por objetivo destruir, neutralizar (herir o matar). El autor indica además que se genera por muchos factores (múltiples formas de discriminación, intolerancia, competencia, territorialidad, nacionalismos, adicciones, entre otras). La segunda forma fue la violencia estructural, los cual consiste en agredir a una agrupación colectiva desde la misma estructura política o económica. Sin embargo esta violencia en personas será para vencer su resistencia, utilizando el abuso de autoridad en alguien que cree tener poder sobre otro. Generalmente se da en las relaciones asimétricas, el hombre sobre la mujer o el padre sobre el hijo, para ejercer el control. Si bien la más visible es la violencia física, a través de golpes, que suelen dejar marcas en el cuerpo (hematomas y traumatismos).
  • 12. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 12 Por último la violencia cultural se refiere a los aspectos de la cultura que aportan una legitimidad a la utilización de los instrumentos de la violencia. Así, pues pueden ser el de una religión que justifique la realización de guerras santas o de atentados terroristas, como la legitimidad otorgada al Estado para ejercer la violencia. Este autor abarca la violencia desde la física hasta la cultural. Dicha violencia socialmente se da por aceptada en los medios de comunicación y diario vivir la misma pasa casi inadvertida ante la sociedad. Sin embargo en la violencia familiar se penaliza por la ley aunque en ocasiones es un delito que no suele ser denunciado. La víctima siente vergüenza y hasta culpa por denunciar a un integrante de la familia. Sin embargo la violencia por género se ejerce de un sexo hacia otro. Por lo general cuando se observa la violencia contra la mujer, se incluye también las agresiones físicas y psicológicas que una mujer puede ejercer sobre un hombre. La violencia busca imponer u obtener algo a la fuerza. Es importante tener en cuenta que el concepto de violencia varía según la cultura y la época. Existen manifestaciones violentas que son aprobadas por la ley y por el Estado como la pena de muerte que es legal en numerosos países democráticos. La violencia ha sido estudiada dentro de las categorías intrafamiliar, de parejas, de género y doméstica entre otras. Siempre estos estudios aluden mayormente al grado de violencia ejecutada por el hombre contra la mujer, esto ha evidenciando al hombre como el principal actor de la misma. Es así como la mayoría de los estudios de la violencia están enfocados en las relaciones de pareja. Toro-Alfonso y Rodríguez-Madera, (2005) indican que la violencia en las parejas está relacionada a patrones de conductas abusivas posiblemente observadas en las generaciones anteriores de sus familias de origen.
  • 13. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 13 Resultando ésta como una conducta que se aprende por los hijos y se transmite culturalmente. Se puede observar que la sociedad indirectamente enseña a los hijos la violencia como un recurso eficaz para la sobrevivencia y a las niñas hasta cierto punto a aceptarla y convivir con ella. No existen grandes campañas, en repudio de la violencia contra el varón ni mayor difusión sobre el tema. Australian Bureau of Statistics (2006), señala que en pocos países se conocen estudios orientados a tratar este tema; pero que Australia realizó un estudio importante en el 2005 y mostró que casi uno de cada 3 varones (29,8%) es víctima de violencia de pareja. Además South Australian Department of Human Services (1999), comprobó en otro estudio en el mismo país que 32,3% de los hombres reportó abuso físico o emocional por parte de su actual o ex pareja. Se observa como la violencia es traumática, ya que está ligada a la relación lo social y familiar violentando el espacio social, mental, corporal e intersubjetivo. Por lo tanto las diferentes definiciones de violencia muestran como durante la evolución del hombre, ha sido necesaria su utilización como método de permanencia en el tiempo, bajo la premisa de sobrevivir ante agresores, tener dominio sobre territorios, alcanzar la supremacía en grupos sociales entre otros. Sin embargo la violencia dirigida contra el ser amado e integrantes de la familia está siendo desvirtuada en la sociedad actual. La Violencia de Parejas La violencia de parejas es compleja y multifactorial pues se relacionan las actitudes sociales como desigualdades de género, condición social, conflictos familiares, conyugales y aspectos biográficos entre la personalidad e historia de abuso o sea familia de origen. Según Vlassidis (2003), estas desigualdades, han sido y son un instrumento de
  • 14. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 14 poder, que establece el dominio del fuerte frente al débil. El poder se acredita como un objetivo disciplinario, para educar, hacer razonar, poner límites, proteger, tranquilizar entre los agresores sobre sus víctimas. De acuerdo al autor, se justifica como una acción natural y legítima a través de la historia y avalando su uso del mismo. Siendo éste uno de los ejes conceptuales en el proceso de naturalización se podría ver como una estructuración de las jerarquías que permiten el ejercicio del poder En las relaciones de parejas y por tradición y aprendizaje social, el poder es delegado al hombre-varón. En la familia, se dan generalmente la violencia de pareja, especialmente efectuado por esposo en contra de su esposa. Debido a que la institución familiar es una herméticamente cerrada, ésta constituye un espacio propicio para el cultivo apropiado de agresiones repetidas y prolongadas. Bajo estas circunstancias la víctima pueden sentirse incapaz de escapar del control de los agresores y/o agresoras por estar sujeta a la fuerza física, la dependencia emocional, el aislamiento asociado o una diversidad de vínculos económicos, legales y sociales (Corsi, 1995). De acuerdo a Huggins (1997), la violencia de pareja es un fenómeno complejo que tenemos que visualizarlo en sus diferentes formas de expresión y tratar de identificar el efecto de la categoría género. La violencia de parejas es sumamente estudiada sin embargo, en las sociedades de escenario patriarcal se remite a modo de organización sociocultural androcéntrico y masculinista. En dichas sociedades el dominio de los hombres estructura la totalidad de las relaciones sociales que se extienden desde la familia y la tribu hasta la comunidad, la sociedad y el estado. De esta forma la perspectiva de género domina el modo de percibir, de construir y de gestionar la realidad social y determina una precisa división de roles “masculinos” y “femeninos” (Cantera 2004). Según la autora este enfoque facilita la
  • 15. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 15 comprensión de la violencia en la pareja no como un fenómeno natural derivado de la naturaleza sexual de las relaciones entre macho y hembra, sino como un proceso histórico, producido y reproducido por las estructuras sociales de dominación alimentadas por la ideología patriarcal. Indica además que en relación de parejas homosexuales (gay y lésbicas) la violencia en la pareja, resulta casi impensable, inimaginable, indecible, inenarrable e invisible. La violencia que practican algunas mujeres sobre sus parejas masculinas y, muy especialmente, la que se da también en parejas lésbicas. Tampoco la violencia en parejas gay está en condiciones de ser socialmente visualizada, comprendida y prevenida. Por una parte, gays y lesbianas por razón de su sexo, se ven habitualmente obligadas a pensar su sexualidad en términos heterosexuales y, por tanto, a esconderla socialmente (Cantera, et. al 2004). La violencia en parejas trae consigo como efecto final que se ignore u obvie que ni las relaciones homosexuales ni en la dirección mujer-hombre existen motivos para pensar en la existencia de dosis significativas de violencia. Por lo tanto no merece atención social, científica, jurídica, o política entre otras. Bases Socioculturales para la mujer en Puerto Rico Para entender a la mujer y porque a través de los años ha sido objeto de la violencia por parte de su pareja, es necesario hablar de la función familiar en sociedad y conocer los diferentes roles familiares y sociales que se le han dado a la mujer. Desde los tainos, la sociedad fue una matrilineal, donde el derecho a ser jefe de la tribu era el predominio por la línea de la madre. Estas indígenas se encargaban del hogar en el estado de esposa y madre. Sus roles principales fueron las tareas domésticas, la crianza de sus hijos, más la preparación de sus hijas para el futuro en el papel de esposa y madre
  • 16. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 16 (Mellado, 1973). Posteriormente y cuando Puerto Rico fue conquistado por los españoles se estableció una organización social patriarcal. La sociedad taina sufrió un embate emocional debido al cambio de la estructura social en la colonización. Los indígenas se batieron con los pobladores y estos se pelearon entre sí (Morales, 1995). Estableciéndose un proceso social que afectó a los indígenas hasta la extinción. Durante la colonización, la integración familiar española marcó la nueva imagen de la mujer en la Isla. De la mujer se esperaba que fuera esposa y madre, que atendiera el hogar, cuidara lo niños, resolviera los problemas domésticos y enseñara a los hijos el comportamiento social. Estas enseñanzas debían ir a tono con lo esperado por el hombre, a quien se le consideraba el jefe de la familia. A la mujer se le exigía sumisión al hombre un comportamiento recatado y llevar las tareas del hogar con destreza. Es así como se le va otorgando a la mujer una posición diferente a la del hombre dentro de la sociedad. Según el paso de los años se incrementa la violencia sexista hacia la mujer, siendo estas víctimas de violaciones individuales o colectivas, como los matrimonios obligados, las hijas sometidas a la vigilancia del hombre de la familia que no dudaba en castigar su comportamiento de no estar dentro de lo esperado Esto se mantiene hasta finales del siglo XIX que comenzó a presentarse una homogeneidad en la sociedad familiar puertorriqueña (Acosta, 1980). A la llegada de los norteamericanos se observó el rol de la mujer como una que compartió las responsabilidades del hogar con su esposo. Esto se fue internalizando durante el proceso de cambio en las generaciones venideras de la época (Vásquez, 1968) Durante el siglo XX se tuvo momentos históricos que proveyeron cambios en los esquemas de la mujer puertorriqueña. Por ejemplo, durante los comienzo del siglo, el
  • 17. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 17 capitalismo extranjero fue tomando forma en la Isla y busco mano de obra barata. En un momento histórico difícil, la mujer puertorriqueña comienza su participación en el mercado del trabajo. Es así como la mujer en busca de una mejor calidad de vida comienza a emplearse propulsando así la migración a las zonas urbanas. Esto les ofreció a las mujeres una oportunidad de empleo; pero a su vez surgió un aumento en su explotación como trabajadora asalariada (Acevedo, 1993) Poco a poco la mujer fue ganando terreno en la sociedad. Entre el 1903 y 1924, tres cuartas parte de los graduados de la Universidad de Puerto Rico fueron mujeres (Acevedo, et. al., 1993). Éstas se incorporaron al mercado de trabajo profesional, y su visión cambia nuevamente. Las mujeres se vuelven parte del sistema económico de la Isla, y muchas se convirtieron en proveedoras de la casa. (Colon, 1996). Para el 1932, ya la mujer obtiene el derecho al voto; un cambio político que la integró en la política del país, alterando así de forma indirecta el estilo de pensamiento y la vida de los puertorriqueños. Es en ese momento que la mujer puertorriqueña comienza a alzar su voz, para opinar en las problemáticas sociales y económicas Comienzan entonces, los movimientos feministas durante la década de los 70. Aquí las mujeres comenzaron a contribuir ampliamente en la lucha social y la participación era de amplios contingentes de mujeres. Se crearon grupos de concienciación y discusión que promovieron dentro de estos movimientos la participación de la mujer puertorriqueña. Poco a poco se comenzó a romper su aislamiento social, comparando experiencias y comenzando a descubrir la semejanza de muchos procesos problemáticos de su vida. Este movimiento reconoce que el Estado les
  • 18. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 18 había establecido como personal, privada y única las posturas sociales presentada en esos momentos (Silva, Muñoz y Torres, 2002) A mediados de los 60’en Puerto Rico cuando surge un movimiento feminista que defiende los intereses de la mujer, criticando las experiencias negativas en las relaciones sociales históricas pasadas y presentes. En este momento histórico es cuando comienza a concienciarse sobre las desigualdades causadas por los géneros y comienza a ejercer fuerza común en la búsqueda de justicia social. Esto dio paso para que la mujer reclamara los derechos al trabajo provocando un cambio del esquema, ampliando el marco dado por la sociedad a la mujer. Estos cambios en la estructura social debido al incremento de la población femenina en las fuerzas laboral, por su contribución económica, ausencia en el hogar y la delegación de tareas del hogar a otros miembros de la familia, provocó redefinir el concepto del matrimonio, hogar, familias o parejas, así como los modelos de géneros tradicionales entre el hombres y la mujer (Connell 2003, Del Valle, Apaolaza, Arbe, Cucó, Díez, Esteban, Etxeberría y Maquieira 2002 y Arriagada 1997). No obstante, aún y a pesar de los avances sociales que las mujeres fueron logrando y siguen logrando, fueron por mucho tiempo víctimas de violencia. A tal punto que actualmente, se ha etiquetado la violencia entre parejas como la mujer siendo víctima y el hombre el agresor. De acuerdo a las prácticas sociales, convicciones y creencias de la mujer puertorriqueña a través de todos los años y que están fuertemente engranadas en la conciencia humana, en la actualidad es difícil conversar abiertamente sobre la violencia sin pensar en la mujer con la víctima y mucho más aún cuando los medios de comunicación, refuerzan esto. Todavía quedan secuelas de los esquemas anteriores de la
  • 19. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 19 mujer vista como una productora en la maternidad y empleada doméstica para su pareja e hijos. Aún y a pesar de que la mujer cambió los antiguos valores, muchas fueron abandonadas por sus parejas asumiendo ahora la jefatura del hogar. La mujer comienza entonces el proceso de redefinir su posición y condición social, así como aceptar o rechazar el matrimonio y/o la maternidad; dirigiéndose a la búsqueda de la independencia o autonomía individual. Pero los cambios de esquemas tradicionales que afectan el orden social pre-establecido dentro de la cultura, causan roces entre los géneros (hombre-mujer), posiblemente provocando que la mujer defienda su nueva posición jerárquica. Según Burin (2003) la mujer recibe mayor impacto en la apertura y diversidad cultural de la sociedad en general. Eso lleva a que se experimenten cambios en sus valores y esquemas o pensamientos sobre su nueva imagen de la mera realización de ser un ente reproductor o doméstico. Actualmente en los inicios del siglo XXI la mujer puertorriqueña vive periodos de actualizaciones y transiciones constantes. Debido a estos cambios la mujer en la sociedad puertorriqueña ha internalizado diferentes valores de cómo se debe dirigir un hogar o establecer la familia, transformando su actitud y acciones hacia la sociedad y principalmente hacia el hombre. La globalización ha reforzado en la mujer su nuevo esquema de imagen, presentándola como una luchadora, jefe de familia y triunfadora en lo empresarial. La mujer cada día, lucha más, por una posición de igualdad dentro del matrimonio, el trabajo y hasta en la política. Sin embargo, en este proceso algunas mujeres han optado por realizar dicho esfuerzo dirigido a través de la violencia. Aunque es más común observar en los periódicos que un hombre asesinó a su esposa por celos o porque decidió dejarlo y rara vez o casi nunca se encuentra un titular indicando que una
  • 20. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 20 mujer asesinó a su esposo por las mismas razones; la realidad es que la mujer ha comenzado a utilizar la violencia para lograr sus propósitos. Se han reportado agresiones hacia el hombre por parte de la mujer. Por otro lado, en la sociedad moderna la definición del concepto de pareja ha cambiado y con la postmodernidad se pueden ver las modalidades de parejas lésbicas, homosexuales entre otras. Estas relaciones también se da la violencia y hasta se ha estableciendo una definición variable de violencia doméstica entre las parejas del mismo sexo, quienes igualmente han sufrido de una gama de abusos físicos, verbales, emocionales, psicológicos y económicos realizados por su parejas (Miller, Greene, Causby, White y Lockhart, 2001). La mujer como agresora Es importante entender el significado social que se le ha dado a la mujer, para de estar manera visualizarla en lo esquemas de violencia. Se sabe que la mujer ha jugado un papel importante en la historia humana. La sociedad ha delegado a ésta a través de generaciones un papel familiar y social en el cual se ve afectada su conducta a través del tiempo. Por ejemplo, Bande, (2003) señala que ser mujer implica una serie de roles, responsabilidades, comportamientos y actitudes, que se determinan desde el nacimiento y a lo largo de toda la vida tales como reproducir, producir y comunitario. Desde la percepción de género se hace referencia a los roles, responsabilidades y a las relaciones socioculturales entre hombre y mujer. Este rol social ha llevado a visualizar a la mujer con el esquema de ama de casa, madre, esposa, amiga, entre otras. De hecho, en tiempo pasado los valores culturales enfocaban o educaban a las mujeres a soportar maltrato, infidelidades por parte de sus esposos y este tenía el derecho de disciplinarla.
  • 21. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 21 A través del tiempo la mujer ha luchado por cambiar su imagen social de reproductora y esposa. Sin embargo, discriminadamente y utilizando como base el ancestral concepto de la alegada debilidad femenina, son pocos los estudios sobre la mujer agresora. Trujano, Martínez y Benítez (2002) señalan que esto se debe a las presiones culturales ancestralmente heredadas acerca del hombre como fuerte, invulnerable y autosuficiente. Señalan los autores que esto ha influenciado para silenciar el fenómeno de la mujer agresora, igualmente para percibir los cambios a nivel social sufridos en ambos sexos con respecto a la práctica de la violencia. Báez, Carrasco, y Hernández (2006) señalan que la mayoría de los estudios a nivel mundial, nacional y local solo se preocupan por la mujer como el sujeto sobre el cual se ejerce violencia, y siempre se ha visualizado como una víctima. Señalan que la violencia femenina es un fenómeno epidémico en ascenso y que está sujeto a la mayor competitividad de la sociedad actual, por el nuevo rol de la mujer, la desaparición de los factores inhibitorios para la conducta violenta, religiosa y moral. Curiosamente los hombres y las mujeres han sido condicionados por el tipo de violencia experimentada, que en el caso de los hombres puede tener lugar habitual en la calle, asociada a un robo, pelea, ajuste de cuenta o problemas de celos. Sin embargo, para las mujeres, la condición ha sido de ser víctimas de actos violentos sufridos en el hogar y en la mayoría de las ocasiones a manos de su pareja (Echeburúa y Corral, 2000). No obstante, señalan Echeburúa y Corral (2000) que no es insólito, que haya cambio de roles respecto al esquema habitual de violencia de pareja y son casos de mujeres agresoras y de hombre víctimas. Expone dichos autores que las mujeres jóvenes se están comportando de un modo creciente en su agresividad. Esta situación no se
  • 22. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 22 detecta con facilidad puesto que se produce durante el proceso de vida en la familia de origen, del cual son víctimas y posteriormente agresoras en su rol de novias, esposas, hermanas y madres. Este tipo de violencia es menos frecuente que la masculina. Sin embargo, esta conducta no solamente se da por aprendizaje. Según Toro-Alfonso (2005 y 1999) una persona determina ser violenta, es una decisión consciente. Los autores plantean que la persona escoge la agresión y la violencia como solución o alternativa, aunque existan otras opciones para la resolución del conflicto. En la violencia femenina existen dos modalidades de la relación: la simétrica la complementaria. La relación simétrica es parte de la igualdad, mediante la cual, en la interacción de los individuos cada uno posee la misma capacidad para definir la situación. Este tipo de violencia es más psicológica que física caracterizada por la presencia de humillaciones establecidas en situaciones simétricas en la relación de pareja. En dicha relación los desacuerdos y los conflictos entre ambos contendientes le permiten recurrir a medidas similares en el intento de balancear la situación a su favor. En otras palabras, no quiere decir que no existe el maltrato psicológico sino que posee las características de ser compartido, o sea, la pareja tiene la capacidad de maltratarse psicológicamente de forma parecida. Se puede ver como la pareja dispone de armas relacionada acorde a sus respectivos géneros. Las mujeres usando las palabras y el hombre el silencio llegan a interpretar cada uno la conducta del otro como maltrato psicológico aunque sean incapaces de enjuiciar críticamente su propio argumento (Linares, 2006). La relación complementaria se basa en las diferencias. Este tipo de relación en sus interacciones conflictivas tienden a confirmar dicha diferencia aumentando la superioridad de una de las parte y relegando el sujeto inferior a una mayor opresión o
  • 23. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 23 violencia. Un ejemplo podría ser el rol laboral y social del hombre el cual resultaría inferior al de su pareja, otras en la que la mujer es mucho más joven que el hombre y plantea unos niveles altos de exigencias. Las mujeres son educadas con el pensamiento que se basa en la perpetuación de amor verdadero es una construcción idealizada en la posesión completa del otro. Esto se ve en la sociedad como un orden natural que al verse amenazado se establece como un ataque a la institución familiar y social. Es así como la cultura les enseña a las niñas que deben ser dependientes de los hombres, mientras a este se les enseña a tener el control y ejercer su poder sobre la misma. Los niños y niñas se crían adiestrando su mentalidad para sospechar de las mujeres poderosas, y relacionándolas con el miedo u odio al evidenciar la fortaleza y el sentido de independencia de está (Greene, Causby y Miller, 1999). Pero la realidad es que es más frecuente pensar en la violencia en contra de la mujer que viceversa. De hecho, Linares (2006) plantea que en referencia a la violencia física contra el hombre es infrecuente por parte de la mujer y al manifestarse ocurre en forma muy intensa. Sin embargo, se puede reconocer que muchas mujeres son violentas y/o pueden serlo. También se puede reconocer que muchos hombres no lo son. Según Torres Falcón (2001) el sometimiento o el control de las emociones o los sentimientos solo pueden producirse por medio de la cercanía o intimidad. Por esta razón, en el ejercicio del poder, en el agresor subyace la idea consciente o inconsciente, de que el otro o la otra persona merecen el trato que el individuo violento considera. Es importante señalar que la conducta violenta se ejerce contra quienes están en una posición jerárquica inferior porque este proceso se sustenta en la desigualdad. Siendo éste un terreno fértil
  • 24. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 24 para la violencia agresiva se produce la depuración de otras formas que socialmente son más tolerables. Por otro lado, la inadaptación social podría ser causa de una violencia que se refleja en la incapacidad de manejar la frustración. Es así como el hombre al no soportar ciertas condiciones de su vida, no es capaz de mantener cierto auto control, volviéndose iracundo, gritando, ofendiendo, destruyendo y golpeando (Torres Falcón, 2001). En el caso del hombre agredido, existe la inhibición social en cuanto al maltrato del hombre, que contrario a la mujer, se ve como una vergüenza, sufren de falta de apoyo, y está sujeta a las reacciones del entorno social que podría tratar de ridiculizarlo. Por lo que generalmente, cuando es el hombre la víctima, mantiene silencio y se inhibe a pedir ayuda. Por lo tanto, los hombres no reportan la violencia doméstica de su pareja (mujer) ya que la sociedad no acepta que éste pierda el control del hogar. Esto ocurre en ambas relaciones ya se heterosexual y homosexual. No obstante, la víctima masculina decide mantener la violencia en secreto y sin notificarlo a las autoridades pertinentes. Merrill y Wolfe, (2000) y Merrill, (1999) plantean que esto lleva a que la violencia continúe sin repudio social y se continuará usando como alternativa para solucionar conflictos de parejas. Pero la realidad es que las mujeres son agresoras. Cantera, (2004) señala que las mujeres que maltratan a sus parejas masculinas utilizan razones similares que los hombre. La realidad es que la mujer puede ser agresora. No obstante, la conducta criminal o delincuencia general femenina en general es menos estudiada que la masculina (Rodríguez y Carlesi, 2007). Dichos autores realizaron con mujeres que cometieron asesinatos; y concluyeron que, la violencia de género esta vincula a la desigualdad en la
  • 25. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 25 distribución del poder y a las relaciones asimétricas que se establecen entre varones y mujeres que perpetuán la desvalorización de lo femenino y la subordinación a lo masculino. Al minimizarse la violencia de la mujer agresora existen muy pocos trabajos de la misma. Bases correspondientes al trabajo clínico: la mujer agresora Se pueden encontrar trabajos clínicos de poca exploración puesto que no se estudia la mujer agresora. Esto se debe a que la mujer no tiende a maltratar su pareja con violencia física como en el caso de los hombres, generalmente se les observa como la mujer que comete el delito de asesinar en la mayoría de los caso a su compañero o pareja de vida. En un estudio realzado por Rodríguez y Carlesi (2007) en Uruguay, estudiaron la criminalidad femenina, específicamente los homicidios. Y encontraron una carencia de investigaciones por la delincuencia femenina general. No obstante, encontraron abundantes casos de “uxorixido”, término utilizado para significar el asesinato cometido por un hombre contra su esposa y pareja más no así para la situación inversa. Los autores analizaron 71 expedientes judiciales por el delito de homicidio en el período del 1989 a 1997, encontrando que el 77 por ciento de las victimas de homicidios fueron de sexo masculino y 18 por ciento del sexo femenino. El 39 por ciento de los homicidios lo cometieron mujeres entre los 18 y 25 años de edad, encontrando que la mayoría de este grupo eran mujeres solteras, seguido por el 21 por ciento que fueron mujeres divorciadas o casadas entre las edades de 26 a 35 años. Del total de los casos, investigados por los autores, el 39 por ciento mató al esposo y/o concubinos, un 14 por ciento tenía algún vínculo social con la víctima, un 17 por ciento mató a sus hijos y el 11 fueron a familiares u otro tipo de relación.
  • 26. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 26 En dicho estudio se encontró que el 25 por ciento de los casos, el delito se cometió, luego de las mujeres haber sido víctimas de maltratos continuos por parte de sus parejas, pero un 22.4 por ciento alega haber matado en una discusión violenta. Otro 15.4 por ciento mató por celos a sus ex parejas o amantes, compañeros y/o esposos. Además otro grupo pequeño lo hizo por robo, defensa de violación o acosos sexual sin tener ninguna relación con la víctima. Se concluyó que el porcentaje mayor de mujeres dieron muerte a sus parejas por estar sometidas a maltrato, humillaciones, violencia psicológica y física durante mucho tiempo y de forma continua. De acuerdo al estudio la sociedad fue más condescendiente con las que manifestaron haber sido víctimas de violencia doméstica durante años que con las otras. En Puerto Rico se llevan estadísticas policiales que muestran los casos denunciados de violencia doméstica. En la Oficina de Estadísticas Criminal para el 2009 se ha evidenciado entre los años del 1991 a 2006 que las mujeres tuvieron un aumento paulatino desde el año 2000 con un total de 2,191en casos denunciados hasta el 2006 con un total de 3,674 casos como ofensoras de violencia doméstica. Es decir, la mujer siendo la agresora. Aunque al comparar para los mismos años, el caso de los hombres, se evidencio que sus actos de violencia fueron excesivamente altos comparados con las mujeres para un total de 19,277 casos. Para el año 2007 hubo 19,222 casos de violencia doméstica donde se encontró que el 15. 4 por ciento de los casos fueron mujeres agresoras. Además entre las edades de 20 a 24 las agresoras femeninas y los masculinos cometieron un total 3,948 casos de violencia doméstica donde 689 casos fueron las mujeres las agresoras. Se concluye que entre las edades de 20 a 24 las mujeres tienden a agredir físicamente más a sus parejas,
  • 27. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 27 seguido de las edades entre 25 a 29 años. En el año 2008 para un total de casos de 3,763 las mujeres entre las edades de 20 a 24 años bajaron levemente su conducta de violenta contra los hombres donde solo 628 mujeres cometieron dicho acto, pero se mantuvo la constante entre las edades entre 25 a 29 años al año anterior. Además para el año 2005 los hombres solicitaron 1,804 órdenes de protección y 237 solicitaron ordenes de asecho. Para ese mismo año las mujeres solicitaron 11,171 órdenes de protección y 929 órdenes de asecho. Durante el año 2006 fueron expedidas 2,447 órdenes de protección y 536 de asecho para hombres víctimas de violencia doméstica y para el año 2007 fueron expedidas 2,115 órdenes de protección y 490 de asecho (Policía de Puerto Rico, 2009). Se pudo notar que las mujeres siempre tuvieron la mayor cantidad en los tres años de órdenes de protección y asecho. Sin embargo existe una leve baja en dichas órdenes para los hombres para el año 2007. En otro estudio realizado por Franco del Valle, Malavé Lebrón y Toro-Alfonso (2004) con diez personas del servicios gubernamental y privado y cincuenta lesbianas investigaron la relación entre violencia doméstica en familia de origen y posteriormente abusó en sus relaciones lésbicas. Según Schilit, Lie, Bush, Montagner y Reyes (1991, indicaron que las mujeres que fueron víctimas o testigos de abuso físico, verbal, emocional y sexual en su familia de origen, de adultas reportaron ser agresoras o víctimas en sus relaciones. Dicho estudio se realizó en dos fases la cuantitativa y cualitativa con la comunidad lésbica. En la etapa cualitativa se realizó una semi-entrevista, donde se entrevistaron diez personas que laboraban en organizaciones de apoyo, alberges y servicios existentes en Puerto Rico. La muestra fue por disponibilidad y se evaluó el enfoque de cada organización utilizaba. En la etapa cuantitativa para tomar una muestra
  • 28. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 28 por disponibilidad, se reclutaron cincuenta mujeres lesbianas. Estas contestaron un cuestionario auto administrado. Se utilizó un instrumento adaptado para la investigación y desarrollado por Toro-Alfonso y Rodríguez Madera (2005). Los servicios fluctuaban de 1 a 28 años y se utilizaba el marco conceptual feminista incluyendo en la intervención se incluía las áreas de salud mental y física; social y educativa; y el legal. Cuatro entidades indicaron nunca haber intervenido con mujeres lesbianas. Hubo otras entidades que no contaban con la disponibilidad sobre dicha población debido a las ideologías religiosas ya que las veían como un problema. Los manejadores de estos casos indicaron que habían recibido poco adiestramiento y talleres sobre este tema. Los restantes no procesaron cuantitativamente cuantas habían recibido. En la segunda etapa se encontró que las entrevistadas eran jóvenes educadas y empleadas a tiempo completos. Más de la mitad consideraron que en su relación no existía violencia doméstica. Sin embargo, se encontró que el maltrato emocional resultó en dimensiones de mayor frecuencia. Aún y a pesar de que las participantes informaron que les hizo su pareja, y viceversa se encontró que se percibían más como víctimas que como agresoras. La conducta de mayor frecuencia reportada fue la violencia emocional. El 90 por ciento de los participantes indicó no solicitar ayuda para manejar la violencia. Su razón principal fue mantenerla en la intimidad sexual seguido de sus creencias y otras porque alegadamente podrían resolver sus situaciones solas. Además se descubrió que la transmisión de violencia familiar proviene del padre y hermanos. El estudio muestra similaridad entre la violencia intergerencial y abuso sexual por la madre a los hijos. Éstas refirieron buscar ayuda en sus amistades y sugieren estar a la defensiva ante una sociedad
  • 29. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 29 opresiva. Estos planteamientos fueron concreto con los señalamientos presentados por Bernhard (2000), Turell, (2000) y Renzetti, (1989). En Puerto Rico existen diversos centros de ayuda para la mujer maltratada no así para los hombres maltratados. El Estado cuenta con la ley 54, llamada Violencia Doméstica la cual fue creada bajo la ola creciente de asesinatos que se vio en la isla. Esta ley no cobija las relaciones lésbicas u homosexuales. Las mujeres lesbianas se ven cada vez más marginadas dentro de los centros de ayuda por algunos ser religiosos y otros por no estar preparados para dicha población. Los fondos de la Procurador de la Mujer van dirigidos a la ayuda de las mujeres que sufren algún tipo de violencia doméstica. Los hombres no tienen alberges para su situación y condición actual. El estado bajo lo jurídico provee servicios del agresor donde éste se ve obligado a asistir y pagar su tratamiento puesto que el servicio no es gratuito. Según se puede notar las terapias aplicadas generalmente para la mujer víctima de violencia doméstica y al agresor masculino son de grupo en algunos pueblos de la Isla ya que estos centros son limitados. No existen centros de ayuda para las mujeres agresoras por ser las menos reportadas u identificadas. De esta forma se puede resumir que aunque las leyes deben ser iguales para todos, la ejecución de las mismas no lo son. Los tratamientos serán los convencionales para la mujer víctima, generalmente utilizando el modelo cognitivo, donde las experiencias del individuo determina sus sentimientos y conducta. Sus esquemas son integrados a través del tiempo y dirigen su estilo de vida de un modo inconsciente. Por otro lado, se utiliza el modelo psicodinámico, que tiene el propósito de que el sujeto descubra y comprenda que eventos de su pasada infancia forman su conducta actual. El modelo conductual enfatiza que la
  • 30. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 30 conducta es aprendida por el medio ambiente y las personas que le rodean. El individuo aprende su conducta maladaptativa posiblemente de otros. Las terapias se aplican de forma individual o familiar como la experiencial psicoanalítica, estructural, estratégica, cognitiva-conductual dependiendo de los elementos que presente el individuo o su familia dentro de cada tratamiento. Sin embargo todo esto aplica a las mujeres víctimas, por lo que se entiende que la mujer agresora tendría que reconocer que tiene un problema real para ser atendida y debe buscar ayuda profesional, requerirá costearlos con sus propios medios económicos, ya que no existe nada dirigido hacia la mujer agresora. La poca información del comportamiento de las mujeres agresoras en las relaciones de parejas y sus variantes ante el agresor masculino debe estudiarse. El propósito es lograr crear programas con las terapias adecuadas para dicha población. Conclusión y Recomendaciones Durante la trayectoria de este artículo se ha podido constatar que la violencia de las mujeres es vista como algo que puede darse dependiendo de ciertas variables que influyen en los incidentes violentos contra un hombre. Al momento de la revisión literaria no se encontraron trabajos en Puerto Rico, ni fuera de la Isla sobre la violencia en contra del hombre, es decir perpetuada por una mujer. Solamente existen estadísticas policiales de los casos presentados en los tribunales. Sin embargo, no existe evidencia de aquellos que no fueron querellados, por lo que se entiende que los incidentes pueden ser muchos más. La literatura sobre la violencia y la agresividad reconoce que cualquier individuo puede realizar un acto violento contra otro, sin embargo, en la sociedad se ha victimizado a las mujeres y se continua haciendo. Por supuesto con bases para fundamentarlo pues
  • 31. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 31 por años han sido víctimas de maltrato por parte de sus parejas. Sin embargo, la literatura no contempla la otra cara de la moneda. No hay nada sobre el hombre-varón como víctima de la violencia por parte de su pareja mujer. Es interesante observar, que aunque se reportan los casos y aparentemente son más evidentes van en aumento, los investigadores no se han interesado en esta modalidad de violencia. Se pudiese interpretar que la sociedad influye en estos esquemas de tal manera las percepciones de los individuos no contempla la posibilidad de mujeres agresoras. De hecho, en Puerto Rico, la Ley 54, es vista por muchos profesionales y por la gente en general como herramienta solo para las mujeres. Por lo que el hombre maltratado no quiere hablar debido a las expectativas sociales. La sociedad espera que el hombre-varón sea responsable y protector tanto de la casa como de su esposa. Amparado en esas expectativas el hombre no tiene lugar donde recurrir ya que no existen programas ni ayudas para ellos. Aún en la sociedad no es bien visto que una mujer pueda maltratar a un hombre, pero la realidad es que la mujer maltratante, ha sido estudiada más en las relaciones lésbicas que en las heterosexuales. Se puede inferir que esto es así y se tiende a pensar que una de las dos tomará el papel que le corresponde al hombre. Esto hace ver la relación lésbica como una heterosexual, donde la diferencia es que una va a tomar el control y poder contra su pareja por diferentes razones que el hombre. Sin embargo, la violencia de pareja es similar en ambos tipos de relaciones tanto heterosexual como lésbica. La sociedad además ha afectado la forma de la mujer de ver la violencia. A través de la historia se ha observo como los cambios políticos, sociales, culturales, las conquistas por españoles y americanas fueron modificando los esquemas
  • 32. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 32 de la mujer de su origen taino. Esto se evidenció en la colonización española al marcar la nueva imagen de la mujer en la isla donde la misma se le exigió sumisión al hombre. Se enmarco a la mujer en una posición social diferente al hombre dando paso al incremento de la violencia sexista a la misma. Durante la colonización americana la mujer se le marco nuevamente su imagen dentro de la sociedad. Esta llegó a tener voz en la política, entro al mundo laboral y se convirtió en proveedoras del hogar alterando de forma directa sus pensamientos. La mujer llegó a concientizase sobre las desigualdades causadas por los géneros y comenzando a ejercer fuerza común de justicia social. Estos eventos provocaron un cambio en los esquemas significativamente. Llevando a redefinir los conceptos de matrimonio, hogar, familia y pareja. La mujer a través de esto nuevos esquemas redefinió su posición y condición social provocando roce entre los géneros (hombre-mujer). Se mantiene un lucha hacia de igualdad dentro de sus relaciones de parejas pero algunas de dichas mujeres han optado por utilizar la violencia para lograr sus propósitos. Estas agresiones han tomado un giro hacia la mujer agresora, la violencia ha comenzado a mostrarse en las relaciones de parejas tanto heterosexuales y lésbicas. Se ha encontrado que esta violencia no se detecta con facilidad. Según Rodríguez y Carlesi, (2007), la mujer agresora cometió asesinato contra sus paresas por estar sometidas al maltrato durante mucho tiempo y de forma continua. En otro estudio por Franco del Valle, Malvé Lebrón y Toro-Alfonso (2004), realizado de mujer-mujer encontraron que el maltrato emocional tuvo dimensiones de mayor frecuencia y las mismas agresoras informaron sobre actos ejecutados por sus parejas y viceversa más no se percibieron
  • 33. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 33 como agresoras sino como víctimas. Esto demuestra que la violencia de la mujer va ser definida según se defina violencia. Actualmente el profesional de la salud mental debe comenzar a crear estadísticas reales sobre los casos de violencia de pareja donde se establezca que la agresora es fémina y el tipo de agresión que se utiliza. Esto llevará a tener una estadista más amplia y real sobre el hombre víctima de violencia. El poder identificar a la mujer agresora ayuda a romper el mito de la mujer víctima y hombre agresor. Por lo tanto se podía establecer programas de prevención y ayuda a los hombres víctimas de maltrato. Es importante difundir en los medios de comunicación, prensa escrita los hallazgos sobre la violencia de pareja, mujer sobre el hombre. Además realizar estudios de investigaciones serios donde se estudie la violencia de pareja (mujer-hombre). Realizar investigaciones de mayor alcance, que permitan: extender el período de estudio, ampliar la muestra, considerar otros niveles socioeconómicos, considerar otros factores demográficos, y ambientales. Considerar otros tipos de metodología como: entrevistas individuales y grupales participativas. Desarrollar este tipo de estudio con hombres víctimas de violencia doméstica fuera de los tribunales o consultorios. Y por último exhortar a los/as profesionales de la salud a no solo ser observadores/as, sino a convertirse en verdaderos/as agentes del cambio.
  • 34. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 34 REFERENCIAS Acevedo, Luz del Alba (1993). Género, trabajo asalariado y desarrollo industrial en Puerto Rico: la división sexual del trabajo en la manifactura. En Género y trabajo: la industria de la aguja en Puerto Rico y el Caribe hispánico, María del Carmen Baerga (ed). Rio Piedras, Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico. Acosta Belen, Edma. (1980). La mujer en la sociedad puertorriqueña. Rio Piedras, P.R. Ediciones Huracán. Alonso Varea, José Manuel y Castellano Delgado, José Manuel. (2006). Por un enfoque integral de la violencia familiar. Dossier. Intervención Psicosocial. Vol. 15, n3. Madrid. SAGE Publicaciones. Ander-Egg, E. (1994). Diccionario del Trabajador Social (11 edición ed., Vol. 25). (e. Hvmanitas, Ed.) Buenos Aires: Hvmanitas. Arriagada, Irma.(1997). Políticas sociales, familia y trabajo en la América Latina de fin de siglo. en Series Políticas Sociales, núm. 21. Naciones unidas, Comisión Nacional para América latina y el Caribe, Santiago. Australian Bureau of Statistics 2006 (2005). Personal Safety Survey. cat no 4906.0. http://www.abs.gov.au/AUSSTATS/abs@.nsf/DetailsPage/4906.02005%20(Reissu e)?OpenDocument. Pese a que se notan ciertos puntos destacados: (a) los encuestadores fueron sólo mujeres y (b) se entrevistó a un número mucho menor de hombres que mujeres. Báez R., María Eugeni; Carrasco, K., Alfredo y Hernández S., Claudia. (2006) La violencia en la pareja ¿solo las mujeres son víctimas? Programa de diplomado en Salud Pública y Salud Familiar. Tendencias en Salud Pública: Salud Familiar y Comunitaria y Promoción. Osorno, marzo-mayo del 2006 Bande, Irina. (2003). Género Honduras: Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM). Bernhard, L. (2000). “Physical and sexuak violence experienced by lesbian and heterosexual women.” Violence Against Women, 6, 68-79. Burin, Mabel. (2003). Apuntes del Diplomado Internacional de Actualización Profesional, en Feminismo, desarrollo y democracia. UNAM-CEJICH, México. Cantera Espinosa, Leonor M.. (2004). Más allá del género: nuevos enfoques de “nuevas” dimensiones y direcciones de la violencia en la pareja. Universitat Autónoma de Barcelona. Madrid.
  • 35. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 35 Capaldi, D. M., Kim, H. K., & Shortt, J. W. (2004). Women's invilmente in aggression in young adult relationships. A developmente system model. In M. Putallaz &K.L. Bierman (Eds.), Aggression, antisocial behavior, and violence among girls. A development perspective (pp. 223-241). New York: Guilford Press. Colon, Alice Mergal. (1996). Participación de la Mujer en la Historia de Puerto Rico: las primeras décadas del siglo XX. Rio Piedras. Centro de Investigaciones Sociales. Universidad de Puerto Rico. Connell, Robert. (2003) Masculinidades. Traducción de Irene Ma. Artigus, PUEG/UNAM, México. Corsi, J. (1995)., Violencia Masculina en la Pareja. Una aproximación al diagnóstico y a los modelos de intervención. Buenos Aires. Paidós. Del Valle, Teresa; Apaolaza, José Miguel, Arbe; Francisca; Josefa Cucó, Carmen Díez, María Luz Esteban, Feli Etxeberría y Virgen Maquieira. (2002). Modelos emergentes en los sistemas y las relaciones de género. Narcea, Madrid, 2002. Domenech Argemí, Miguel. e Ïñiguez Rueda, Lupicinio. (2002). La construcción social de la violencia. Universidad Autónoma de Barcelona. Atenea digital 2. Echeburúa, Enrique y Paz de Corral. (2000). Violencia en la pareja. Facultad de psicología Universidad de País Vasco. Franco Del Valle, Sandra, Malavé-Lebrón, Sarah y Toro-Alfonso, José. (2004). Violencia doméstica y las necesidades de servicios de una muestra de mujeres lesbianas en Puerto Rico. National Latino (a) Lesbian & Gay Organización (LLEGO) Washington. D.C. Galtun, J. (1995). Investigaciones teóricas. Violencia y paz: sociedad y cultura contemporánea. Madrid. Tecnos/Instituto de Cultura Juan Gil-Albert. Greenberg, L.S., Rice, L.N., y Elliot, R. (1996).Facilitando el cambio emocional. Paidós. Madrid. p678. Greene, K., Causby, V. & Millker, D. (1999). The Nature and Function of Fusion in the Dynamics of Lesbian relationships. Affilia, 14, 78-97. González, R. (2003). Jóvenes y violencia. De complejo a los operativo. Encuentros violencia social y juventud. Gobierno de Canarios. Mimeografiado. Hidalgo, Mariló. (2001). El origen de la violencia. Etimología de la Violencia. http://etimologias.dechile.net/?violencia
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  • 38. Titulillo: ESQUEMAS DE VIOLENCIA: MUJERES COMO POSIBLES AGRESORAS 38 Young, J. E. (1999). Cognitive therapy for personality disorders: A schema-focused approach (3rd edition). Sarasota, FL: Professional Resources Press. Wadham, B. (1996). Violencia masculina ¿un mito? www.equidad.org.mx/ ddeser/seminario/internas/.../violenciamasculina.pdf