La escultura griega se enfocaba en representar la belleza ideal del cuerpo humano a través de divinidades, héroes y escenas religiosas o de lucha. Pasó por tres etapas: la arcaica fue rígida y esquemática, la clásica más natural, y la helenística expresó movimiento y sentimientos. La cerámica griega alcanzó gran desarrollo, decorándose con figuras de barro pintadas en rojo sobre negro o viceversa.