Este documento es una edición de "La Hojita de los Niños", un semanario religioso infantil. Contiene un mensaje bíblico sobre el amor a todos, incluso a los enemigos. También incluye un pasaje cifrado de la Biblia y la historia de un niño que pasa el verano con su tía y aprende a amarla.
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La hojita
de los niños
Año XIX • nº 1.171 • 23 de febrero de 2014
¡la buena noticia para todos! • domingo 7º durante el año
El
mEnsajE dE la
Palabra
dE
dios
Para Esta sEmana
¿A quién tenemos que amar?
Jesús nos dice que a todos. Sin embargo, el amor no es el mismo para todos:
De una forma amamos al que nos hace bien, de otra a los vecinos, de otra a los
amigos, a los familiares, a los compañeros de escuela…
Amar a otros no significa que voy a invitar a todos a mi casa para mi cumpleaños. A veces, sólo se trata de no desearles el mal.
Amar no significa que no se busque la justicia; la verdadera justicia siempre
está ligada al amor.
Clave desordenada
Descifrá las palabras escritas en clave y ordenalas para poder leer una frase de
Mateo 5, 38-48.
A
D
E
F
G H
I
J
L
b
c
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la biblia, el libro de la Palabra de dios
las
lECturas dE la misa dEl domingo
d
1
sEgunda lECtura
Corintios 3, 16-23
H
ermanos: No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo
de Dios, Dios lo destruirá a él. Porque el templo de Dios es sagrado, y ustedes
son ese templo.
¡Que nadie se engañe! Si alguno de ustedes se tiene por sabio en este mundo,
que se haga insensato para ser realmente sabio. Porque la sabiduría de este
mundo es locura delante de Dios. En efecto, dice la Escritura: «Él sorprende a
los sabios en su propia astucia», y además: «El Señor conoce los razonamientos
de los sabios y sabe que son vanos».
En consecuencia, que nadie se gloríe en los hombres, porque todo les pertenece
a ustedes: Pablo, Apolo o Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente o el futuro. Todo es de ustedes, pero ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios.
EVangElio
J
matEo 5, 38-48
esús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: «Ojo
por ojo y diente por diente». Pero yo les digo que no hagan
frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla
derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte
la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro,
camina dos con él. Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo y odiarás
a tu enemigo». Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el
sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes
aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo
mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de
extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos
como es perfecto el Padre que está en el cielo.
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nueve semanas en casa de mi tía…
CaPítulo 9 • VolVEr
dE
maría inés Casalá
y
juan Carlos Pisano - dibujo
dE
a la EsCuEla
Hania KollEnbErgEr
Un niño de 9 años debe quedarse durante el día, en el verano, al cuidado de su tía abuela porque sus
padres deben trabajar y él está en el período de vacaciones escolares.
Así comienza una relación que va a transformar a ambos.
Si querés el relato completo, pedilo a inescasala@gmail.com
Estaban por empezar las clases, y había que preparar
el delantal, los cuadernos, los lápices…
La última semana de aquel verano, nos dedicamos a
preparar lo que yo necesitaría para volver a la escuela. Esa semana disfruté como nunca de las «locuras» de la tía.
En esa época, muchos vecinos
compraban revistas deportivas, y ella les había pedido las
viejas que ya no leían.
Así fue que forramos los cuadernos con fotos de jugadores
de fútbol y autos de carrera.
A mi tía no le importaba si estaban perfectamente bien forrados. Ella me iba enseñando
cómo hacerlo, y yo seguía sus
instrucciones.
También, a partir de ese año,
yo me hice mis propias carátulas.
Mi mamá protestó un poco porque a ella le daba vergüenza que fuera con los libros así forrados y esas carátulas, pero yo me opuse a cambiarlas. Además,
cuando las maestras me felicitaron porque estaban
hechas por mí, no me dijo nada más.
Como cartuchera, la tía había conseguido una caja de
metal, y la pintamos de muchos colores.
Ella misma le había pedido a mis primos más grandes
y a los vecinos que tenían hijos en edad escolar, los
lápices que ya no usaban. Les sacamos punta, les pusimos mi nombre y separamos algunos para regalar
a otros chicos, porque había varios colores repetidos.
Los libros y los manuales los fuimos a comprar a una
feria donde vendían libros usados, en un parque cercano a su casa. Algunos logramos canjearlos por los
manuales del año anterior.
Pero lo mejor de todo fue la mochila. La mía del año
anterior no daba más. Estaba toda rota y, aunque la
tía se daba bastante maña con la costura, era imposible arreglarla. La tía tenía una valija de cuero, de las
viejas que estaba sana y con la manija fuerte.
Compró pintura blanca y
verde y le pintamos el escudo
de Ferro en los dos lados y le
mandó a poner una correa
más larga para que me la pudiera colgar. Era única y las
usé durante varios años, hasta
que se rompió de tanto uso.
El último día de aquellas vacaciones fue espectacular. Mi
tía no dejaba de mirarme y lo
hacía de una forma tan maravillosa que su mirada me
transformaba porque me hacía sentir que era alguien muy importante y necesario
para ella. Sentía que así como yo había disfrutado un
montón, ella también había cambiado.
Y el último día me lo confesó. En realidad, no había
tenido ganas de que yo fuera todos los días a su casa
ese verano porque recién se acababa de jubilar y quería descansar. Pero su hermana, mi abuela, se lo había
pedido como un favor personal. Mi abuela también
trabajaba y no podía cuidarme.
Mi tía me dijo que, en un primer momento, se había
asustado. Se preguntaba qué iba a hacer con un chico
de nueve años durante tantos días.
Además, a ella no le gustaban los chicos, y eso lo sabían todos en la familia. Nunca se había casado y se
había dedicado por completo al trabajo en el estudio
de abogacía en el cual había pasado más de cuarenta
años.
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Cuando la veíamos en los cumpleaños de la abuela,
siempre nos miraba a mí, y a mis primas y primos
muy seriamente porque nos tenía más miedo ella a
nosotros que nosotros a ella.
No sabía qué decirnos ni qué hacer con nosotros.
Pero ante el pedido de mi abuela que me cuidara,
no había podido decir que no.
Me contó que, desde ese mismo día, se había
puesto a pensar qué iba a hacer. Había recordado
que lo mejor para superar el miedo era enfrentarlo
y que había tenido que hacer memoria de lo que a
ella le había gustado hacer cuando era niña. Había
buscado y despertado en su memoria los recuerdos
de los juegos que realizaba en el patio de su casa de
la infancia. Recordar aquellos años que tenía tan
ocultos, la ayudó a rejuvenecer y a perder el miedo.
Varios años, después me dijo que, en aquel verano,
había vuelto a ser niña y a ser feliz como lo había
sido durante su niñez.
Desde aquel momento, la casa de la tía siempre fue
mi refugio. Actualmente sigue siéndolo.
Fui creciendo y mis amigos sabían que todas las semanas yo pasaba a visitar a mi tía para verla, conversar un buen rato y a tomar un té con ella. Ellos
no podían entender por qué lo hacía.
A mí no me importaba que no entendieran, mi corazón sabía dónde quería estar.
Ahora ya han pasado muchos años. Formé mi familia, tengo hijos y sigo visitándola; darle un beso y un
abrazo es revivir aquel verano excepcional.
Para pensar y
conversar con los amigos
• ¿Qué cosas nos pueden cambiar?
• ¿A qué lugares te gustaría volver siempre?
• ¿Qué somos capaces de hacer por los demás?
www.sanpablo.com.ar
La cebra y el león
son enemigos naturales,
pero es una linda idea
suponer que pueden convivir
si se respetan el uno al otro.
La hojita de los niños. Semanario religioso infantil de uso litúrgico. No reemplaza el uso de los leccionarios.
Nihil Obstat: Conferencia Episcopal Argentina. Imprimatur: Arquidiócesis de Buenos Aires. Edita: Sociedad de San Pablo.
Propietario Sociedad de San Pablo. Registro Nacional de la Propiedad Intelectual: nº 5.092.508 - 24/4/13
Dirección: P. Aderico Dolzani y Juan Carlos Pisano. Redactores: Inés Casalá y Juan Carlos Pisano.
Dibujos: Hania Kollenberger (cuento). Gladys y Margarita «Las Melli» Pérez.
Dirección y administración: Riobamba 230 C1025ABF Bs. As., Argentina.
Horario: Lunes a viernes de 9.00 a 18.00 / Teléfono (011) 5555-2424 / Fax: (011) 5555-2425
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