PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
La hojita de los niños 13 agosto
1. La hojitade los niños
Año XIX • nº 1.369 • 13 de agosto de 2017
¡La buena noticia para todos! • Domingo 19º durante el año
ROMPECABEZAS
BÍBLICO
Mensaje de
La Palabra de Dios
para hoy
La barca es símbolo
de la comunidad;
cuando se aleja de Jesús,
aparecen las tormentas,
las dificultades,
los problemas.
Pensemos en el
grupo de amigos;
los chismes, el hablar
por atrás, el pensar sólo
en uno, hacen que
el grupo se rompa o
se estropee.
Cuando distinguimos a
Jesús en medio nuestro,
cuando recordamos que
está en nosotros como
una semilla que podemos
hacer crecer, que tenemos
la fuerza necesaria para
atravesar las tormentas
con amor, salimos adelante.
Nunca perdamos la fe en
las promesas de Jesús.
Colocar cada pieza en su lugar para leer una
frase relacionada con el texto en el cual Jesús
se acerca, caminando sobre el agua, a la bar-
ca de sus amigos.
E I E T
O S A
Y L O S
S T A B A
N L A B A
R C A D I J
E
A M
N T E T U E R
E S E L J
O D E O S
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R D
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2. La Biblia, el libro de la Palabra de Dios
Las lecturas de la misa del domingo
Segunda Lectura: Romanos 9, 1-5
ermanos: Digo la verdad en Cristo, no miento, y mi con-
ciencia me lo atestigua en el Espíritu Santo. Siento una
gran tristeza y un dolor constante en mi corazón. Yo mismo de-
searía ser maldito, separado de Cristo, en favor de mis hermanos,
los de mi propia raza. Ellos son israelitas: a ellos pertenecen la adopción filial,
la gloria, las alianzas, la legislación, el culto y las promesas. A ellos pertenecen
también los patriarcas, y de ellos desciende Cristo según su condición humana,
el cual está por encima de todo, Dios bendito eternamente. Amén.
H
espués de la multiplicación de los panes, Jesús obligó a los
discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él
a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió
a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí,
solo. La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas,
porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminan-
do sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. «Es
un fantasma», dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. Pero Jesús les dijo:
«Tranquilícense, soy yo; no teman». Entonces Pedro le respondió: «Señor, si eres
tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua». «Ven», le dijo Jesús. Y Pedro,
bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero,
al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó:
«Señor, sálvame». En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le
decía: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?». En cuanto subieron a la barca,
el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: «Ver-
daderamente, tú eres el Hijo de Dios».
Evangelio: Mateo 14, 22-33
D
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3. A fines de octubre cumplían 40 años de casados los
abuelos, los padres de Daniel, y hacían una fiesta.
Todos tenían muchas ganas de ir a la ciudad para
verlos y para encontrarse con sus amigos y com-
pañeros.
Marcela no tendría problemas con su trabajo. Tra-
bajar desde su casa había sido una gran decisión
y además, justo esa fecha coincidía con el día en
que ella tenía que presentar-
se en la oficina. Los chicos
no habían faltado nunca a la
escuela y la directora les di-
jo que no había problema si
no iban en toda la semana.
Después, ella personalmen-
te los pondría al tanto de los
temas nuevos.
Daniel, no quería cerrar la
ferretería porque además
de tuercas y tornillos, ven-
dían muchas otras cosas que
hacían falta en el pueblo.
Repuestos para autos, lavarropas, comida para
animales… Era difícil cerrar toda una semana. Por
suerte su vecino se ofreció a abrir el negocio por la
mañana. Él trabajaba por la tarde en mantenimien-
to de la escuela, la municipalidad y el hospital. A
veces lo llamaban por alguna emergencia eléctrica,
pero esperaba que esa semana no lo necesitaran.
Los abuelos seguían viviendo en la misma casa de
cuando Daniel era soltero. Habían conservado la
habitación casi tal cual la había dejado. Los Gabi-
ni no tenían problema en tirar unos colchones en
el suelo y dormir juntos durante la semana. Y los
abuelos estaban felices de tener a sus nietos, hijo y
nuera una semana para ellos solos. Por lo menos
por la mañana, porque después tenían muchas ac-
tividades.
Los chicos fueron a visitar su escuela anterior y se
asombraron de la cantidad de chicos que había. En
la escuela de Arroyo Corto se conocían todos. Na-
die se decía “che pibe”, no era necesario, se llama-
ban por el nombre o por el sobrenombre.
Cuando entraron y la señora
de recepción cerró la puerta
de calle con llave se sintie-
ron encerrados. Lo que an-
tes les parecía normal, ahora
les llamaba la atención. Sus
amigos los recibieron con
cariño y alegría, pero ellos
habían cambiado. Ya no sa-
bían el nombre del último
jueguito o del programa de
televisión de turno y extra-
ñaban poder ir a la plaza
solos. Arreglaron que los
padres los llevaran al shopping para pasar ahí la
tarde. Carlitos no se divirtió. No podía recordar
qué era lo que le gustaba tanto antes. Las ham-
burguesas no se podían ni comparar con las que
comían en Arroyo Corto. Cuando llegaba carne pi-
cada a la escuela, el maestro las preparaba con los
estudiantes y luego las cocinaban en la parrilla con
pan amasado por la misma directora. Una de las
chicas más grandes era especialista en mayonesa
de varios gustos. Ese día era una fiesta y aprendían
más que otros: el maestro les hablaba de la produc-
ción de carne, de la siembra de trigo o de maíz, de
las costumbres de los abuelos… La comida es la
El cuento
La familia Gabini - (7 ma
parte) Unos días en la ciudad
de María Inés Casalá y aportes de Andrés Pisano Casalá • Dibujo de Hania Kollenberger
La familia Gabini decidió mudarse de la Ciudad de Buenos Aires a una localidad del sur de la pro-
vincia de Buenos Aires. Si deseas la historia completa, puedes pedirla a: inescasala@gmail.com
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4. mejor excusa para encontrarse, y encontrarse es
la posibilidad de hablar. Pero esa tarde en el local
de comida rápida, no se buscaba hablar, sino sólo
comer rápido. Tampoco se podía conversar con
el ruido de los jueguitos, los gritos de los padres
llamando a sus hijos, los cubiertos…
El viaje de vuelta hacia Arroyo Corto fue muy
diferente al de algunos meses atrás. No había tris-
teza. Había alegría de haber visitado a la familia,
a los amigos y, también de volver a casa, a su pue-
blo, a su escuela.
¿Quién era Pedro?
Pedro nació en Betsaida, una ciu-
dad que estaba a orillas del mar
de Galilea. Se dedicaba a la pesca
junto a su hermano Andrés. Aunque
tenía poca instrucción, Jesús sintió
preferencia por él y le encomendó
guiar a su Iglesia.
Curiosidades de la Hojita
por Gladys y Margarita Pérez
Las Melli
Para pensar y
conversar después
de leer el relato
www.sanpablo.com.ar
La hojita de los niños. Semanario religioso infantil de uso litúrgico. No reemplaza el uso de los leccionarios.
Nihil Obstat: Conferencia Episcopal Argentina. Imprimatur: Arquidiócesis de Buenos Aires. Edita: Sociedad de San Pablo.
Propietario Sociedad de San Pablo (Paulinos). Registro Nacional de la Propiedad Intelectual: nº 5.233.004 del 29/5/2014
Dirección: P. Aderico Dolzani. Redactora: Inés Casalá.
Dibujos: Hania Kollenberger (cuento). Gladys y Margarita «Las Melli» Pérez.
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¿Cuál fue el cambio que se produjo
en los chicos Gabini?
¿Te sucedió algo similar?
Jesús, te pedimos que siempre
sintamos tu mano que
nos protege, nos levanta,
nos abraza y nos consuela.
Que nuestra fe crezca día a día
para vencer las dificultades
que se nos presenten,
y para transformar el mundo
en un lugar donde reine el
amor y la justicia.
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