Las asambleas comunitarias constituyen la expresión organizativa de base por excelencia para la recuperación y fortalecimiento de las tierras. Son muchas las comunidades binnizá, ikoots, anpong, ayuuk, chontal y chinanteca que mantienen esta democracia directa.
"Cien Días vistos por Cinep n.° 93: el campo de la paz"
México: En el Istmo, comunalidad para la defensa de la tierra
1. México: En el Istmo, comunalidad para la defensa de la tierra
Enviado por ewituri el Lun, 06/24/2013
(Por Carlos Manzo)
Desinformémonos, 24 de junio.- Las asambleas comunitarias
constituyen la expresión organizativa de base por excelencia para la
recuperación y fortalecimiento de las tierras. Son muchas las
comunidades binnizá, ikoots, anpong, ayuuk, chontal y chinanteca
que mantienen esta democracia directa.
Oaxaca, México. Dos importantes acciones que bien enmarcan el
actual contexto de las luchas agrarias y en defensa del territorio de
los pueblos indígenas en el Istmo de Tehuantepec (importante región
pluricultural), una directa y otra jurídica, ocurrieron a inicios de junio
en el Istmo de Tehuantepec: la detención de invasores a los
Chimalapas y una denuncia contra la manipulación de contratos de
arrendamiento de tierras en Unión Hidalgo.
Nuevamente la acción jurídica y la acción directa, en función de un
objetivo lo más antineoliberal posible, desborda voluntades
gubernamentales y empresariales y muestra evidentes contrastes en
los resultados por la defensa de las tierras comunales.
Las acciones corresponden, por un lado, a la detención que los
comuneros chimas hicieran de invasores de sus tierras en la zona
oriente de Chimalapas y, por el otro, a un recurso jurídico interpuesto
por los comuneros de Unión Hidalgo contra la instalación de
aerogeneradores por parte de la empresa prestanombres DEMEX en
sus tierras comunales.
En ambos casos, la prensa regional, salvo muy rara excepción,
absorta en las campañas electorales locales, ignoró el verdadero
2. significado de estas acciones dentro de las ya históricas luchas por la
tierra en nuestra región.
«»Chimalapas, disputa por las tierras y maderas.- Los comuneros de
la zona oriente, ubicados en la comunidad de Benito Juárez,
municipio de San Miguel Chimalapas, Oaxaca, después de una
prolongada asamblea tomaron el acuerdo de realizar un recorrido por
el paraje invadido el pasado 9 de junio.
Ahí detuvieron y trasladaron a su comunidad a siete campesinos
indígenas tzotziles quienes, engañados por finqueros caciques y
madereros de Cintalapa, Chiapas, con el falso argumento de que se
trata de tierras nacionales, invadieron el territorio comunal de los
chimalapas en el paraje conocido como Agua Fría.
Los orígenes de este conflicto se remontan por lo menos a los años
setentas, cuando de la misma zona fueron expulsadas varias
empresas madereras (Sánchez Monroy) así como caciques ganaderos
y madereros coludidos con los intereses de la ‘familia chiapaneca’,
como Absalón Castellanos y su hermano Ernesto -quien en 1986
también fue detenido por comuneros chimas por invadir sus tierras.
En noviembre de 2011, el conflicto territorial en Chimalapas tomó
nuevos bríos dada la invasión y detención del cacique Tito Luna, así
como el decreto del exgobernador Juan Sabines, relativo a la creación
del nuevo municipio Belisario Domínguez en tierras comunales de los
chimas.
Al respecto, se encuentra en ciernes una controversia constitucional
interpuesta por funcionarios del gobierno oaxaqueño que apela, más
que al reconocimiento de la territorialidad indígena ancestral del
pueblo zoque, al reconocimiento de los límites del estado de Oaxaca
en su colindancia con Chiapas.
Ante la morosidad de las acciones jurídicas, la presión que
representan las invasiones a su territorio y la depredación acelerada
de sus recursos naturales, así como las irrefrenables acciones de
caciques ganaderos y madereros, generalmente chiapanecos, los
zoques de Chimalapas optaron en últimas décadas por la efectividad
de la acción directa representada por la detención de los principales
invasores a su territorio.
La detención de invasores se realizó un domingo por la mañana. Los
infractores fueron trasladados a la comunidad de Benito Juárez,
donde se les dio albergue y alimentos por un día, mientras se
lograron acuerdos mínimos con los representantes del gobierno
oaxaqueño.
3. De acuerdo con los testimonios de los comuneros, no fue sino hasta
24 horas después de las detenciones que se movilizó la policía estatal
de Oaxaca en cuatro patrullas, con alrededor de 28 elementos, así
como el ejército con sus efectivos apostados en el ejido Díaz Ordaz.
Esta ofensiva armada pretendió introducirse hasta el sitio en que se
encontraban los detenidos; sin embargo, la gente los esperó con
escopetas y motosierras en las colinas que circundan los caminos,
para evitar cualquier agresión contra la comunidad.
El conocimiento de su territorio permitió a los comuneros chimas
tomar diversas precauciones ante cualquier acción armada de las
policías estatales de Oaxaca o Chiapas, así como por parte del
ejército mexicano, que mantiene un destacamento permanente en el
vecino ejido de Díaz Ordaz, a seis kilómetros de Benito Juárez.
En Benito Juárez se mantuvo a los cautivos hasta el establecimiento
de una mesa de diálogo con funcionarios del gobierno estatal y un
agente del ministerio público. A pesar de que los comuneros
solicitaron la presencia de la secretaría de gobierno de Chiapas,
únicamente estuvo la representación regional del gobierno
oaxaqueño.
En un supuesto diálogo, donde los funcionarios estatales no hicieron
mas que demostrar su ignorancia con relación a los antecedentes y
naturaleza jurídica del conflicto agrario, se logró únicamente el
restablecimiento de la mesa de diálogo que de por si tenían los
chimas con el gobierno de Gabino Cué, que hasta la fecha está
interrumpida.
Previo acuerdo de no reincidir en la invasión al territorio chima, los
indígenas chiapanecos fueron absueltos por los comuneros zoques de
la comunidad de Benito Juárez. Fue requisito para iniciar el diálogo y
la negociación que los funcionarios entraran a la comunidad sin
resguardo policiaco ni militar, para evitar situaciones como la de
noviembre de 2011 en San Miguel, cuando comuneras y niños fueran
gaseados y golpeados por la fuerza pública.
En esta ocasión, en territorio chima de la zona oriente, la policía
estatal y el ejército estuvieron en franca desventaja y se resignaron a
observar el proceso del otro lado del puente que da acceso a la
comunidad. Lograr el restablecimiento de la mesa de diálogo entre
chimas y el gobierno de Oaxaca fue un logro limitado, en opinión de
muchos comuneros participantes en las acciones y el diálogo.
«»Unión Hidalgo, la comunidad vuelve.- En Unión Hidalgo, Oaxaca,
municipio binnizá ubicado en la planicie costera, se reconstituye la
comunalidad agraria a partir de la integración de la Asamblea
4. Comunal y el Comité de Bienes Comunales de la subcomunidad
agraria de los bienes comunales de Juchitán, amparados en los
alcances jurídicos de la resolución presidencial de reconocimiento y
titulación de dichos bienes, emitida en julio de 1964.
En últimos meses, los comuneros de Unión Hidalgo acordaron en sus
reuniones evitar la instalación de parques eólicos en sus tierras
comunales -como el Palmar, el Llano y los bosques de manglar-
formulando denuncias ambientales y agrarias.
El 13 de junio se presentó uno de estos recursos ante el Tribunal
Unitario Agrario de Tuxtepec, en contra de la empresa Desarrollos
Eólicos de México (DEMEX), que opera en Unión Hidalgo por lo menos
desde el 2004 con contratos fraudulentos de arrendamiento en los
que se basan diversas empresas para la instalación de parques
eólicos en la zona.
A pesar de la supuesta efectividad de ambas acciones, la zona oriente
de Chimalapas se sigue deforestando a pasos agigantados con la
venia de los permisos expedidos por la Secretaría de Medio Ambiente
y Recursos Naturales (SEMARNAT) a favor de los caciques madereros
chiapanecos.
Mientras tanto, en la planicie costera del Pacífico, entre Unión Hidalgo
y Juchitán, las empresas eólicas en menos de un mes colaron más de
200 bases de concreto, cada una de más de 400 toneladas, para
nuevos aerogeneradores en los parques eólicos Bii Yooxho’ y Piedra
Larga.
Layú xti guidxi es la expresión con la cual se reconoce en idioma
diidxazá a las tierras comunales o tierras del pueblo. Las asambleas
comunales y comunitarias constituyen hoy por hoy la expresión
organizativa de base por excelencia, para la recuperación y
fortalecimiento tanto de las tierras como de la comunalidad, la
verdadera alternativa a la crisis político-organizativa que atraviesa el
país y el mundo por las caducas formas de democracia representativa
de los partidos políticos.
Afortunadamente son muchas las comunidades binnizá, ikoots,
anpong, ayuuk, chontal y chinanteca, entre otras, que mantenemos
en el Istmo estos ensayos de democracia directa.
Debemos fomentar la multiplicación y permanencia de las formas
organizativas asamblearias en barrios, comunidades, secciones,
municipios, agencias y pueblos, en un proceso que puede derivar en
aquella vieja utopía de nuestros ancestros en cuyo horizonte
prevalece aún, redundantemente, el sueño por la autonomía regional
del Istmo de Tehuantepec.