Los refugiados ambientales del valle de El Mauro en Chile fueron desplazados de manera forzosa para dar paso a un tranque de relaves mineros. Vivían de la agricultura y ganadería pero fueron expulsados brutalmente en 2001, destruyendo sus hogares. Recibieron una indemnización injusta y tuvieron que establecerse en un nuevo asentamiento con peores condiciones de vida. Su testimonio muestra el sufrimiento causado por los intereses de las grandes mineras que han desplazado a más comunidades en la región
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Refugiados ambientales. La violación de los derechos humanos en El Choapaa, Chile
1. Refugiados ambientales. La violación de los derechos
humanos en El Choapaa, Chile
Publicado el Jueves, 17 Octubre 2013. Escrito por Ana Leyton
Ellos, los refugiados ambientales del Mauro con sus rostros
transparentes y amigables van llegando a una pequeña reunión
espontánea, donde nos contarán de su vivencia, de su pena, de su
rabia y también, de esta resignación obligada que los acompaña
como un dolor inevitable.
Después de haber sido dueños de su vida y de su subsistencia,
pasaron a ser el primer grupo de refugiados ambientales del Choapa,
por causa de la instalación del mortífero tranque de relaves mineros
El Mauro de Minera Los Pelambres, hoy uno de los más grandes del
mundo que, paradojalmente, tiene el mismo nombre de la que fuera
una comunidad donde la vida les sonreía. Parece burla, ya que en el
recuerdo está muy presente, que este Mauro tóxico sepultó al otro
que fuera un hermoso valle agrícola en medio de una tierra fértil.
Dicen: “la gente moría antes por la edad, ahora muere por
enfermedad, por cáncer, por presión alta” así nos van dando cuenta
de su vida, de la que fue su microeconomía del trueque, de la riqueza
de su tierra, de las sequías que no se sintieron porque la cuenca
hidrográfica del valle proveía “para todos agüita, aún cuando estaba
escasa”.
Recuerdan la crueldad con la que fueron expulsados: “fueron crueles
con la gente, una señora que quedó viuda fue abandonada con ocho
hijos y nadie se hizo cargo de su suerte”.
“Villa Mauro”, es el nombre ficticio que le pusieron a la pequeña y
agreste población nueva, donde pudieron comprar un pobre pedazo
de terreno con los dineros que, injustamente, fuera la indemnización
2. que les dieron por quitarles el sustento de por vida. Hoy pertenecen a
la comuna de Illapel, antes a la de Los Vilos. Sus muertos quedaron
en Caimanes. Tuvieron que vender sus animales, porque el espacio
no permitía que siguieran teniéndolos.
Recuerdan que: “los Ibacache eran muy malos y participaron en la
represión ayudando a la autoridad y también el Atilio en tiempos de
dictadura”. Pero después fue una toma de decisión del gobierno,
donde dicen que la actual diputada del distrito, participó activamente
en el convencimiento de la gente, les dio a entender que los
$15.000.0000 “fueron entregados por compasión de la minera y no
porque tenían derecho a ello”.
Dicen que inicialmente “un tal Salinas y un Vivanco eran dueños del
fundo El Mauro, después la CORA entrega el fundo a 13 personas,
pero sólo Guido, Segundo y Gabriel sabían leer, entonces se
apoderaron del fundo, también el Atilio y el Jorquera, que algo tiene
que ver con un alcalde, después un abogado Gamboa se puso de
acuerdo con la minera y entonces Pelambres le compra a Muñoz” y de
esta manera se aprovecharon del analfabetismo de la gente. No
tenían título de propiedad pero habían vivido mucho más de cien años
en el Mauro.
Antes trabajaban en su propia comunidad, ahora tienen que trabajar
fuera, incluso están obligados por subsistencia a trabajar en la misma
minera que los despojó del Mauro. Las autoridades se
comprometieron a tenerles siempre trabajo pero no cumplieron y
recuerdan con nostalgia los tiempos en que eran trabajadores en su
propia tierra.
Con Allende fue la única vez que consiguieron la propiedad de la
tierra, pero los que sabían leer estafaron a los otros. Durante la
investigación, se supo que un tal Arnoldo aparece como arrendador
del fundo y después en forma incomprensible los sacaron sin que
Pelambres fuera dueño.
El proceso de desarraigo con represión comienza desde el año ’80 al
’98 hasta el 2001 que es cuando los despojan. Los reprimían con
participación de las autoridades.
Después, la propuesta fue de los $15.000.000 para que abandonaran
en dos meses las tierras o si no los tiraban a la calle. Vivían de su
propia economía, de las cabras, de la agricultura. Frente a cualquier
apuro vendían un queso o un animalito, cada uno de ellos tenían
entre 100 y 400 cabras y podían hacer hasta 5 quesos diarios…lo
perdieron todo.
Las máquinas enviadas por los poderosos llegaron de pronto en
diciembre del 2001 y en medio de lo cotidiano, del almuerzo, de los
3. niños, destrozaron el Mauro ante sus propios ojos, en el mismo
momento en que los sacaban a la fuerza de ahí. Todavía no
comprenden el porqué de tanta violencia ¿cómo pudieron en el
momento del desarraigo destruir sus hogares estando ellos
presentes? ¿Por qué tanta crueldad?
Los obligaron a salir y cuando recién salieron estuvieron hasta cinco
meses sin agua, porque nadie les cumplió con lo prometido. Desde
una tierra fértil que fuera suya durante más de cien años, fueron
obligados a llegar a una tierra infértil donde su calidad de vida
cambió considerablemente. Aún no se acostumbran, aún sufren y al
hablar de esto sus lágrimas son evidentes.
Hoy el Choapa enfrenta más de un problema de este tipo, en cada
uno de los lugares afectados por la instalación de la gran minería;
primero Pelambres atravesando desde el valle alto (Panguesillo,
Cuncumén…) hasta el Mauro, Caimanes, Los Vilos…, después la Vale
do río doce con demandas internacionales por destrucción del
planeta, instalada en tres valles agrícolas, Quilmenco, Cárcamo,
Chalinga, también dejó a su paso refugiados ambientales. Ahora la
Pucobre, de dudosa reputación en la tercera región, posicionada en
Los Pozos y ya con refugiados ambientales expulsados con engaños y
la ayuda de políticos y abogados del diablo, arremeten contaminando
Illapel y Canela, principalmente; y por llegar, el monstruo dominante
de la Xtrata Cooper, con huellas de implacable frialdad.
Las personas se ven abordadas por intermediarios inescrupulosos
contratados por estas transnacionales y entre ellos, políticos que a
cambio del engaño a las comunidades reciben dineros para financiar
sus campañas.
Cuando uno tiene la oportunidad de escuchar directamente estos
testimonios, queda en evidencia que la dictadura no terminó con
Pinochet, sino que continuó con la concertación; me refiero a la
dictadura económica y sus consecuencias, que también viola cruel y
descarnadamente los derechos humanos, sobretodo, de quienes por
razones geográficas y desprotegidos judicialmente, no tienen cómo
defenderse de la maldad e indiferencia de estos esbirros dueños de
poder y dinero obtenidos a costa del sufrimiento de otros.
Por Ana Leyton