1. Club de lectura Ateneu de la Vall de Llémena
Quatre germanes
Jetta Carleton
Libros del Asteroide
Jetta Carleton (1913-1999) va néixer a Holden, Missouri. Després de passar la
infància amb les seves germanes grans a la granja dels seus pares va cursar estudis
universitaris. Va obtenir un màster en Literatura anglesa i va exercir com a
professora durant un temps. Poc després va mudar-se a la costa est dels Estats
Units per dedicar-se a la publicitat. Les estades estiuenques a la casa dels seus
pares li varen inspirar la seva primera i única novel·la, 'Quatre germanes', 1962,
que ràpidament es va convertir en un best-seller. El 1970 després d'abandonar el
món de la publicitat va muntar una petita editorial a Santa Fe (Nuevo Mèxico),The
Lightning Tree, amb l'ajuda de Jene Lyon, el seu marit. A mitjans dels anys 90,
després de quedar vídua, va començar a escriure una nova novel·la que mai va ser
publicada. Va morir als 86 anys.
CRÍTICA
«La transparencia de Cuatro hermanas, alejada de la sociología pedestre y la
teratología familiar, convierte la escritura de Carleton en un regalo.»
Ricardo Menéndez Salmón
«Es difícil saber què és més sorprenent: que Quatre germanes sigui la primera i a
més l’única novel·la de Jetta Carleton o que la seva escriptura capturi tan bé la
bellesa de la natura i la complexitat de les emocions humanes.»
The Washington Post
«Una vegada cada cert temps apareix un llibre que et fa donar les gràcies per
poder llegir, aquest és un d’ells.»
San Francisco News-Call Bulletin
«Una novel·la meravellosa (...) Carleton no idealitza ni tampoc ridiculitza la vida
rural a Missouri; retrata amb gran delicadesa una família plena de passions i
desitjos contradictoris.»
Chicago Tribune
2. Contraportada del llibre 'Quatre germanes'
A principis dels anys cinquanta, Matthew Soames, mestre d’una escola rural, i la
seva esposa, Callie, passen l’estiu a la granja familiar dels afores de Renfro,
Missouri, on van criar les se-ves quatre enèrgiques filles: la gran, Jessica; Leonie,
la més responsable; la indòmita Mathy, que va deixar els estudis per casar-se amb
un pilot acrobàtic, i la petita Mary Jo, que va abandonar la granja de molt jove per
treballar a la televisió a Nova York.
Com cada any, tres de les filles els visiten durant un parell de setmanes. El final de
la seva estada permet que els records facin acte de presència: les alegries,
decepcions, amors i de-senganys que van marcar el pas del temps i que semblen
haver dominat la vida de les quatre germanes. Tot i així, més enllà dels
esdeveniments passats batega l’amor profund que els ha mantingut units durant
tots aquests anys.
Quatre germanes, la primera i única novel·la de Jetta Carleton, va ser publicada
per primera vegada el 1962. El seu editor, el mític director literari de Knopf,
Robert Gottlieb, deia d’ella: «Dels centenars de novel·les que he editat, Quatre
germanes és realment l’única que he rellegit diverses vegades des de la seva
publicació i, cada cop que la torno a llegir, m’emociona tant com la primera vegada».
Cuatro hermanas, por Francisco Solano
El País
Abril 2010
Los autores de una sola obra poseen, por decirlo así, una persuasión más
concentrada, y acaso no sea forzado atribuirles la cortesía de no haber escrito
nada insustancial. A Emily Brontë la muerte le impidió sumar otra novela a ‘Cumbres
borrascosas’; para Giuseppe Tomasi di Lampedusa ‘El Gatopardo’ fue el espejo roto
donde se descomponía su abolengo aristocrático. ‘Cuatro hermanas’, de Jetta
Carleton (1913-1999), se sitúa en esa órbita de excelencia. Nacida en Misuri, se
dedicó al mundo de la publicidad, y para escribir su única novela se inspiró en las
estancias veraniegas en casa de sus padres. La obra se publicó en 1962, con
extraordinario éxito, pero no tentó a Carleton a seguir escribiendo. ‘Cuatro
hermanas’ es una indagación en las exaltaciones ocultas del deseo y sus peligros, en
los secretos del dolor y la culpa de los miembros de la familia Soames, formada por
Matthew, maestro rural, su esposa Callie y sus hijas Jessica, Leoni, Mathy y Mary
Jo, quien narra la historia. La acción transcurre, fundamentalmente, en una granja
de Misuri, a la que las hijas aún acuden, ya mayores, los veranos, rendidas por la
autoridad de los padres, que «exigían el tributo y nosotras lo pagábamos». El arco
temporal abarca de los últimos años del siglo XIX a comienzos de los sesenta del
XX. Y lo que cuenta es la biografía emocional del padre, de la madre, de las hijas,
focalizando el relato en cada personaje, lo que permitirá al lector conocer un
3. mismo suceso desde ángulos distintos. De cada personaje se destaca
magníficamente su temperamento, la ansiedad de sus decisiones, las vacilaciones
del amor y los devaneos y maldades que han conformado su vida. Resulta
extraordinario el talento de Carleton para mantener emocionado al lector sin caer
en el sentimentalismo, a la vez que también sortea el costumbrismo, la cursilería y
la equívoca compasión. Hay una pausa en la que la narradora evoca «aquellos
momentos de las obras de Chéjov en que el ritmo se vuelve estático». Ese ritmo
estático es otra de las virtudes de ‘Cuatro hermanas’, novela que habría merecido,
sin duda, la aprobación de Chéjov.
Una celebración, por Manuel Arranz
Posdata
Diciembre 2009
Hay novelas que son una celebración de la vida. Pocas, desgraciadamente. Quizás
porque la vida no sea siempre una celebración. O porque no siempre sepamos
celebrarla como se merece. Pero cuando por casualidad tropezamos con una de esas
novelas, comprendemos toda la grandeza del género, comprendemos que lo que
expresa una novela no puede expresarse por ningún otro medio, y que algunos de los
tópicos sobre ella fuertemente arraigados, incluso entre críticos y novelistas,
como el de que mediante la novela podemos vivir otras vidas y aventuras que
compensan nuestra limitada y aburrida existencia, no sólo no le hacen justicia, sino
que la degradan. A la novela, y de paso a la vida.
Por lo demás, si la novela sólo sirviese para eso, el cine y la televisión la habrían
borrado del mapa hace tiempo. No, la vida que la novela nos hace vivir no es la de
ningún ridículo aventurero, es la nuestra, que en realidad es la única que nos
importa, pero de una forma más plena y más completa, más consciente, más
novelesca incluso si lo prefieren. Claro que para eso la novela tiene que alcanzar una
cierta altura. ‘Cuatro hermanas’, la primera y única novela de la norteamericana
Jetta Carleton, alcanza esa altura con creces, y pone de manifiesto una vez más
que la novela no necesita experimentar ni buscar nuevos cauces, porque los viejos
no están ni mucho menos agotados. Lo que hace falta, eso sí, lo que ha hecho falta
siempre, es tener algo que contar, alguien a quien contárselo, y, naturalmente,
saber hacerlo. Las tres cosas tienen la misma importancia, y la ausencia de
cualquiera de ellas suele arruinar toda la empresa.
Cuando los hechos son los personajes
‘Cuatro hermanas’, cuando se publicó por primera vez en Estados Unidos, alcanzó un
éxito instantáneo, y todavía hoy sigue considerándose como una de esas raras
novelas de las que más que recordar sus episodios, su trama o su argumento, uno
recuerda la sensación que le dejó su lectura. En una novela hay hechos que se
narran, lo que se conoce habitualmente como el argumento, y personajes que los
viven y los encarnan, esto es lo habitual. Pero que la descripción trascienda a los
4. hechos y los personajes tengan vida propia, eso ya es más raro. En esta novela,
aventuro la hipótesis, los hechos son los personajes. La familia Soames, las cuatro
hermanas, el padre, la madre, y todo el resto de personajes secundarios -los
personajes secundarios juegan en ocasiones papeles decisivos como todo el mundo
sabe- que van apareciendo y desapareciendo de sus vidas, pero dejando, eso sí, la
huella indeleble de su paso. El interés que despiertan esos personajes en el lector
es por lo demás un interés genuino. Nada que ver con ningún sospechoso proceso
identificatorio. No nos parecemos a ellos, ni seguramente querríamos parecernos,
pero despiertan nuestro interés como sólo algunas personas son capaces de
hacerlo, ese interés teñido de afecto irracional que es lo más parecido al amor.
Que estén o no basados en personas reales, para nosotros es un asunto secundario
(aunque no para la autora evidentemente). A nosotros nos basta con la credibilidad
que emanan por todos sus poros. Pero una novela no se sustenta sólo en sus
personajes. En una novela hay más cosas, muchas más cosas, de las que depende
que se convierta o no en una de esas novelas de altura de las que hemos hablado al
principio. Algunas de esas cosas, como su estructura, su tiempo, su ritmo, sus
transiciones, son más o menos perceptibles por el lector y están tan
perfectamente calculadas en esta novela que casi pasan desapercibidas. Otras,
quizás las más importantes y decisivas, suelen ser imperceptibles, y no sabríamos
bien a qué atribuirlas. ¿A una inteligencia del tiempo y los afectos de este mundo?
Tal vez. Pero sobre todo hay en esta novela una desbordante humanidad que la
hace inolvidable. No sé si esta novela se puede entender a cualquier edad, o sólo
cuando ya se han vivido unos cuantos años. Un libro bellísimo. Una novela milagrosa.
Catarsis familiar, por Antonio Lozano
Magazine - La Vanguardia
noviembre 2009
Jetta Carleton escribió un único libro en sus 86 años de vida, pero tan lleno de
belleza, emoción y honestidad, que le bastó como ofrenda al mundo. La novela se
sitúa en la década de los cincuenta en una granja de Missouri. Siguiendo el ritual de
cada verano, el maestro Soames y su esposa reciben la visita de tres de sus cuatro
hijas. Este encuentro sirve para descorchar recuerdos, colocar en la balanza
alegrías y desengaños, fortalecer vínculos y hacer las paces entre personalidades y
trayectorias diversas. (Pañuelos altamente recomendables.)
Donde las mujeres, por Ricardo Menéndez Salmón
La Nueva España
octubre 2009
Desde sus inicios, Libros del Asteroide, la editorial que con sede en Barcelona
dirige Luis Solano, viene faenando en el ingente caladero de la ficción
norteamericana con singular acierto. Al descubrimiento del maestro canadiense
Robertson Davies, han seguido nombres de escritores poco o nada conocidos por
estos pagos, casos del exquisito Louis Auchincloss, el elegante William Maxwell, la
5. cáustica Ann Beattie y ese extraordinario autor, de altura chejoviana, llamado
Wallace Stegner.
El último hallazgo llegado desde el otro lado del Atlántico que Libros del Asteroide
regala a sus lectores es ‘Cuatro hermanas’, la única novela que Jetta Carleton,
nacida en 1913 y muerta en 1999, publicó en vida. Y a fe que, terminada la lectura
de esta obra, uno da por bien empleada la larga vida de Carleton, a pesar de su
escasa producción. Para qué escribir más después de haber urdido una obra como
ésta no resulta, en el caso que nos convoca, una pregunta retórica. Porque mientras
hay literaturas que con cincuenta títulos no pasan de primaria, hay otras que con un
único libro se doctoran.
Cuatro hermanas narra la historia de una familia, los Soames, originaria de
Missouri y formada por un padre, una madre y las cuatro hermanas del título, a
través de un período que comprende desde la última década del siglo diecinueve
hasta la guerra de Corea, constituyendo una de esas raras obras capaces de
transmitir una impresión tan inmediata de verdad como la que emana de la
contemplación de un paisaje o de un animal en libertad. Acostumbrados a sagas
torrenciales, a medio camino entre un realismo docente con vocación testimonial y
epígonos del realismo mágico a lo Macondo que, de Melbourne a Helsinki y de Mar
del Plata a Pekín, tanto daño han causado a la literatura de las cuatro últimas
décadas, la transparencia de Cuatro hermanas, alejada de la sociología pedestre y
la teratología familiar, convierte la escritura de Carleton en un regalo.
Con ocasión de la publicación de su novela Cultivos, se quejaba el escritor y editor
extremeño Julián Rodríguez de que detecta en la literatura contemporánea una
tendencia a detenerse ante el sentimiento, a eludir la emoción, a hurtar la autopsia.
La literatura de Carleton es, precisamente, la antítesis de esa epoché que
Rodríguez pronostica como mal contemporáneo, pues el bisturí de la escritora
opera allí donde la gran literatura ha encontrado siempre su teatro de privilegio: a
corazón abierto. Así, el meollo de Cuatro hermanas es el conflicto entre realidad y
deseo, escudriñado de modo magistral en las motivaciones del padre Matthew y de
la madre Callie, y soberbiamente prolongado en los caracteres de cuatro hijas tan
distintas entre sí como cabe esperar de una familia amplia. Una institución, la
familiar, que, de Sherwood Anderson a E. L. Doctorow, pasando por Thomas Wolfe
o William Faulkner, ha sido escenario de buena parte de la mejor literatura
americana del siglo veinte, collar de muchas perlas al que, desde hoy, podemos
añadir una joya nueva y esplendorosa.
Els ossos de l’ànima, per Lluís Muntada
Quadern, El País
gener 2010
En la seva defensa de l’edició com a gènere literari, Roberto Calasso diu que una
col·lecció editorial és una manera d’exercir la crítica literària. Francisco Rico mai
no s’ha cansat de reiterar -i de predicar amb l’exemple del mestratge- que la
6. crítica literària ha de recuperar els camins debolits de la literatura. És sota el
vigor d’aquestes dues línies secants que Libros del Asteroide sembla fonamentar el
seu sentit editorial: una decidida aposta per la relectura de la tradició literària i
una consegüent exhumació de tresors enterrats. Després de traduir, i per tant de
revitalitzar, ‘En lloc segur’, de Wallace Stegner, arriba ara, també traduïda al ca-
talà i al castellà, l’única obra de Jetta Carleton (Holden, Missouri, 1913-1999),
‘Quatre germanes’, novel·la de rerefons autobiogràfic publicada el 1962.
Una de les claus d’aquesta gran obra és el domini del temps narratiu. La novel·la
arrenca amb una veu en primera persona, la de Mary Jo, que a partir d’un estiu de
finals dels cinquanta, a partir del temps ja culminat de la maduresa, inicia la
descripció retrospectiva dels avatars dels cinc membres que componen la seva
família: Matthew Soames, el pare, mestre d’escola i home turmentat per mantenir
l’equilibri entre les passions secretes i el decòrum que el seu estatus social
exigeix; Callie, la mare, focus d’irradiació vital, que administra amb voluntat
protectora tant els silencis com les paraules, tant els rigors morals de l’Església
metodista com les llicències que la seva devoció maternal li concedeix; Jessica,la
germana gran, sempre obligada a haver de triar entre l’imperatiu patern i el lliure
albir; Leonie, recta, abnegada i íntegra fins al punt que quan decideix transgredir
els seus propis principis morals ho fa amb la mateixa força incorruptible amb què
els va estar defensant durant anys; i Mathy, l’altra germana, vivaç i alegra,
generadora d’espais, desafiant des de la seva innocència pura, símbol de la força
magnètica que deixen les persones estimades quan desapareixen.
A través de la disposició magistral dels sis capítols, com arabescos que acaben
formant tot una impecable composició harmònica, es desplegaran les vicissituds de
cadascun dels membres d’aquesta família que va viure en una granja propera a una
ciutat provinciana de Missouri. I, amb una prosa dúctil i refinada que la magnífica
traducció de Jordi Nopca conserva, recorrent un arc històric que va des de finals
del XIX fins a mitjan segle passat, s’anirà revelant un món latent que, enterrat per
la inflació de les convencions socials i la guàrdia moral del jo, palpita en les vides
dels cinc protagonistes. D’una forma comparable a Middlemarch,de George Eliot, on
res no és el que sembla a primer cop d’ull, en aquesta obra es descobreixen les
passions ferotges que transiten un món aparentment pastoral. La por, la
pervivència, la crida de l’instint, el risc, la mentida, el fracàs, l’esperança o les
decisions irreversibles cristal·litzen en la força vital dels protagonistes d’aquesta
obra, persones creïbles i amb alè propi, que no degeneren en personatges
adotzenats per les exigències de l’artefacte literari. En una poderosa reivindicació
que allò important en literatura no és el destí sinó el trànsit, ‘Quatre germanes’
radiografia els ossos de l’ànima humana.
7. Quatre germanes, por Gemma Casamajó
Time Out
novembre 2009
Quatre germanes té molts trumfos. Fa companyia, commou i no et deixa a
l’estacada. La novel·la neix d’un cos ben dotat per l’escriptura. Un cos, el de la
nord-americana Jetta Carleton (1913-1999), que, tanmateix, ni abans ni després
publicà cap altra obra tot i que aquesta es convertí, l’any 1962, en un best-seller
elogiat per crítics i lectors. Reclinada sobre les sòlides espatlles del realisme rural
nord-americà, l’autora escriu un llibre inspirat en la seva pròpia vida i en un
paisatge que coneix a fons, el de l’oest de Missouri, que converteix gairebé en
protagonista, tal i com ho feia Txékhov en moltes de les seves peces teatrals.
Descrit per la narradora i suggerit pels personatges, aquest entorn natural és un
excel·lent exemple de descripció figurativa clavada i indispensable que s’estén com
una taca d’oli al llarg del llibre però que mai està fora de si.
La novel·la posa call a mesura que avança. I s’endureix no només la trama sinó la
vida i les interioritats dels personatges. Esdevé necessari, doncs, avançar cent
pàgines per descobrir que Quatre germanes no és Donetes, de Louisa May Alcott,
tot i que les reminiscències inicials hi puguin portar.
Dividit en sis llargs capítols, dedicats cadascun a un personatge, el llibre explica la
història d’una família amb quatre filles que van créixer combinant una gramàtica
impecable i estranyes revoltes i que avui, ja adultes i construïdes de fràgils
materials sensibles, encara passen els estius on van ser criades: a la granja
familiar dels pares, Matthew, un mestre que, per a elles, era «com Déu i com el
temps», i Callie, una treballadora tan dura i flexible com una noguera jove.
Carleton controla el pols de la novel·la: el seu curs i discurs. I tot i que està molt
ben dotada per a la conversa i que en l’obra hi predomina el diàleg, el gran tresor
de Quatre Germanes són algunes descripcions i narracions a l’aguait de la
complicada condició humana. L’autora embasta la vora de la literatura i ens deixa el
testimoni sensible d’una dona que inclina una mirada no nostàlgica lleugerament
enrere i ens retorna el present.
Cuatro hermanas, novela rio
Luís Martín Gonzalez
www.leergratis.com
La expresión ‘novela-río’ procede de la teoría literaria francesa, concretamente de
su expresión ‘roman-fleuve’, que se suele utilizar para referirse a aquel grupo de
narraciones que cuentan la historia de una familia y que, en su conjunto –aunque
cada una lleve su propio título y pueda leerse independientemente- conforman una
unidad.
8. El máximo paradigma de ellas es ‘En busca del tiempo perdido’, de Marcel Proust,
pero también puede aplicárseles este calificativo a ‘La comedia humana’, de Balzac,
a ‘La saga de los Rougon-Macquart’, de Émile Zola o, por citar una en castellano,
‘Cien años de soledad ’, la popular obra de Gabriel García Márquez.
También se aplica este calificativo a aquella novela que, aunque única, narra
igualmente la vida de una familia durante un extenso periodo de tiempo. Por citar
un ejemplo de un autor muy conocido, mencionaremos ‘Los Buddenbrook’, de
Thomas Mann.
Del mismo modo, ‘Cuatro hermanas’, la novela de Jetta Carleton que acaba de
publicar la Editorial Libros del Asteroide puede conceptuarse como una ‘novela-río’.
Carleton (Holden, Mussouri, 1913-1999) es, por otra parte, uno de esos casos
curiosos en la historia literaria de autor que publica una novela y nunca vuelve a dar
a la luz otra a pesar del éxito obtenido.
‘Cuatro hermanas’, aparecida en 1962, fue un auténtico best-seller en Estados
Unidos. Cuenta la historia de una familia de Missouri, los Soames –padre, madre y
cuatro hijas-, desde finales del siglo XIX hasta la Guerra de Corea. No es muy
difícil adivinar tras los protagonistas a la familia de la propia autora, también de
ese estado e igualmente formada por los mismos miembros (padre, madre y
hermanas). Quizá por ello la obra transmite verdad desde las primeras páginas. No
hallaremos en ella psicología barata ni problemáticas extrañas.
Lo que sí muestra es el conflicto entre realidad y deseo, entre las aspiraciones
juveniles de todos ellos y lo que la cruda vida les ha permitido lograr. Pero, por
encima de todo ello, se alza majestuoso el profundo amor que los ha mantenido
unidos durante todo ese tiempo.