1. La familia tiene su origen en el mismo amor con que el
Creador abraza al mundo creado, como está expresado «al
principio», en el libro del Génesis (1, 1). Jesús ofrece una
prueba suprema de ello en el evangelio: «Tanto amó Dios al
mundo que dio a su Hijo único» (Jn 3, 16). El Hijo
unigénito,consustancial al Padre,«Dios de Dios, Luz de Luz»,
entró en la historia de los hombres a través de una
familia: «El Hijo de Dios, con su encarnación, se ha unido,
en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de
hombre, ...amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen
María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo
semejante a nosotros excepto en el pecado»3. Por tanto, si
Cristo «manifiesta plenamente el hombre al propio
hombre»4, lo hace empezando por la familia en la que
eligió nacer y crecer. Se sabe que el Redentor pasó gran
parte de su vida oculta en Nazaret: «sujeto» (Lc 2, 51) como
«Hijo del hombre» a María, su Madre, y a José, el
carpintero. Esta «obediencia» filial, ?no es ya la primera
expresión de aquella obediencia suya al Padre «hasta la
muerte» (Flp 2, 8), mediante la cual redimió al mundo?
1994- AÑO DE LA FAMILIA
CARTA A LAS FAMILIAS DEL PAPA JUAN PABLO II
2. Doña Emilia siempre había tenido una salud muy delicada. Pero las cosas se agravaron cuando su
país, Polonia, entró en la guerra. Se sufría la devastación, el caos, el hambre y la carestía de las
necesidades mas elementales. Se vivía en temor e incertidumbre.
Doña Emilia se había casado muy joven y la familia tuvo que irse lejos del núcleo familiar a donde
no conocían a nadie. Poco tiempo después nació su primer hijo, Edmundo, y unos años más
tarde, nació una niña, pero esta muere a las pocas semanas en parte por las pobres condiciones
en que viven.
Catorce años después del nacimiento de Edmundo y casi diez de la muerte de su hija, Doña Emilia
queda embarazada. Fue una sorpresa tan grande a sus casi 40 años y su mala salud, que Doña
Emilia presiente que aquel embarazo es extraordinario y asegura que el niño iba a ser alguien
grande.
La situación era sumamente difícil. Sufría severos problemas renales y su sistema cardiaco se
debilitaba poco a poco debido a una afección congénita. Por otro lado, la situación política de su
país era crítica. Había recién terminado la Primera Guerra Mundial. Vivían con lo indispensable,
amenazados con la incertidumbre y el miedo de que estallase una nueva guerra.
Su edad y su salud hacían del embarazo un alto riesgo para su vida. Además su difícil condición de
vida le hacía preguntarse:
-- ¿Qué mundo puedo ofrecer a este pequeño? ¿Un hogar miserable? ¿Un pueblo en guerra?
Doña Emilia tenía buenas razones para preocuparse y el futuro cercano se encargó de
confirmarlo: a ella sólo le quedaban diez años de vida.
Trágicamente, también Edmundo, el único hermano del bebé que esperaba, viviría sólo dos años
más. Unos años más tarde, estallaría la segunda guerra mundial en la que su esposo perdería la
vida.
Aquel niño quedaría huérfano y sin hermanos, solo en el mundo. Pero Doña Emilia no dudó en
dar la vida a su hijo, aún exponiendo la suya propia. Al niño le llamaban "Lolek" aunque su
nombre es Carol.