Hoy tiene dos horas de su odiada asignatura de contabilidad. No es que aborrezca los números, al contrario, le apasionan. pero es que su profesor se limita a explicar los conceptos teóricos; un compañero interviene de vez en cuando tras levantar la mano..., y así durante 120 minutos. Para rematar, anuncia un examen para la semana siguiente.