1. San Martin de Porres
Nombre: Edu Santos Clavijo
Grado y Seccion:6ª2
El señor de los milagros
La venerada imagen del Señor de los Milagros realizará su primer recorrido procesional
el sábado 04 de octubre desde el interior de su Monasterio hasta la iglesia las nazarenas
donde permanecerá hasta el día 18, dando inicio así a las tradicionales celebraciones
del Mes Morado.
2014
2. La Historia del Señor de los milgros
Cuenta la historia que a mediados del siglo XVII un humilde mulato pintó al Cristo
crucificado en un paño de muro, dentro del muladar de Pachamilla, una zona
donde los negros angolanos se agruparon viviendo en una pobreza absoluta.
El 13 de Noviembre de 1655, a las 2:45 de la tarde se produjo un terrible terremoto en
Lima y El Callao, derrumbando Iglesias, sepultando mansiones dejando miles de
muertos y daminificados.
Todas las paredes de la cofradía se vinieron abajo, excepto el débil muro de adobe
en el cual se encontraba pintada la imagen de Jesús. La imagen quedó intacta, sin
ningún resquebrajamiento.
La imagen atrajo gran cantidad de adoradores, que con sus cánticos y bailes
semipaganos escandalizaban a las autoridades políticas y religiosas, el Virrey ordenó
la destrucción de la imagen. Al subir un pintor la escalera para borrarla, empezó a
sentir temblores y escalofríos, teniendo que ser atendido de inmediato para proseguir
con su labor. Luego intentó nuevamente subir pero fue tanta la impresión causada
que bajó raudamente y se alejó asustado del lugar sin culminar con la tarea
encomendada.
3. Los milagros del Señor de los milagros
En 1920, varios periódicos y habitantes de Lima, hicieron eco de la repentina curación de Rosa Angélica Castro, una pobre tullida de modesta familia, que había pasado por dos operaciones y que por causas desconocidas por los
médicos, había quedado inmovilizada en ambas piernas.
Llegó octubre y con él la procesión del Señor de los Milagros. En el segundo día de andas, Rosa Angélica y su madre ingresaron al Templo de la Encarnación y al ver la imagen, suplicaron la salud que la joven tullida tanto deseaba.
Apenas la multitud había abandonado el templo, la enferma sintió una conmoción que la hizo dejar la silla, se levantó y caminó presa de un gozo indescriptible, superando sus males y agradeciendo al Cristo Moreno por su
misericordia.
Otro relato indica que Rosa Oquendo llevaba un año y dos meses padeciendo de parálisis de los miembros inferiores y pese a haber consultado a varios médicos, todo había sido inútil. El día que salió la procesión, fue conducida a la
plazuela de Mercedarias y al pasar la imagen delante del lugar donde se encontraba, ella se levantó del sillón donde estaba reclinada y siguió las andas sin sentir molestia alguna, causando sorpresa entre quienes la conocían.
Había una mujer a quien conocían como ''La Resucitada'', si bien es cierto no se trataba de una verdadera resurrección, estuvo a punto de ser enterrada viva de no ser por la protección del Señor de los Milagros. Había sido víctima de
una fuerte catalepsia que habia dado a sus miembros la rigidez cadavérica y la impedía a dar señal exterior alguna. Todo estaba en orden para su entierro y según ella, se dio cuenta de su estado y advirtiendo el peligro que corría,
empezó a encomendarse a Dios. A sus oídos llego la versión de la procesión que pasaba por delante de su casa y pidió con gran fervor al Cristo Moreno la libre del peligro en que se halla y alcanza a dar signos visibles de que aún está
con vida.
En 1935 hallamos otros dos casos. Uno es el de la Sra. Elvira R. De Dávila, curada de un tumor canceroso en el útero. Tanto el médico que la atendió como los que la examinaron en el Hospital Arzobispo Loayza, entre ellos el Dr.
Constantino Carvallo, juzgaron que el mal no tenía remedio. La enferma sacando fuerzas de flaqueza, pidió que le permitiesen abandonar el Hospital y acudió a la novena del Señor en su templo. El divino crucificado escuchó y sin
operación el tumor desapareció y se sintió sana. María Drinot Fuchs, con residencia en Magdalena del Mar, adolecía de un bulto en el vientre que a juicio de tres cirujanos exigía una intervención quirúrgica. Ella se resistió a ser
operada y prefirió acudir al Señor de los Milagros. Su fe la salvó, pues a los pocos días no le quedó rastro de su mal