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    IDEAS Y SENTIMIENTOS A TRAVÉS DE LA VOZ
•    CUALIDADES DE LA ARTICULACIÓN

     Entre las que merecen una consideración más detenida, por lo que representan en la
transmisión de las ideas y sentimientos del emisor hacia su receptor, sobre todo si este
último es colectivo, se hallan las siguientes: claridad, intensidad, flexibilidad y énfasis.

•    CLARIDAD

      La claridad o nitidez es, como en la ejecución musical, la primera cualidad de la
articulación. Ha de lograrse por tanto una transparencia máxima, mediante la acción del
maxilar inferior, de la lengua y de los labios. Únicamente con el uso diestro y enérgico de
los músculos que mueven estos miembros obtendremos una dicción bien definida.

      Ciertos hábitos viciosos que no se han corregido a tiempo, son los causantes de una
defectuosa dicción. Esta importante falla en la comunicación no puede atribuirse al
nerviosismo del emisor ni a su estado emocional en una circunstancia dada, puesto que la
dicción defectuosa falta texto        motivo que justifique el estado de tensión propio del
nerviosismo.

      Quienes hablan en público debían dejar el tiempo suficiente para que cada sonido
pueda ser percibido con claridad, en vez de amontonar una serie de sonidos que se
sobreponen en perjuicio de la dicción. Es preciso hablar despacio para articular con
claridad; una vez el maxilar, la lengua y los labios tengan una mayor flexibilidad y
precisión de movimientos, habrá llegado el momento de aumentar la velocidad, pero hasta
entonces ha de mantenerse la calma.

•      INTENSIDAD

      El factor que en mayor grado afecta a la inteligibilidad es probablemente el nivel
sonoro délas palabras, que depende a su vez, por una parte, de la distancia entre el
emisor y el receptor, y por otra, de la intensidad de los ruidos ambientales, ya que
éstos pueden enmascarar o debilitar los sonidos.

     Una voz llega más lejos cuanto más intensa o cuanto más aguda es, porque falta texto
nes es mayor. Aunque existen instrumentos para medir con precisión la intensidad sonora,
no es probable que el orador disponga de ellos, pero siempre se puede apreciar, por sus
expresiones, si los oyentes más alejados están oyendo adecuadamente lo que se dice. Es
pues una de las responsabilidades básicas de cualquier orador, conferenciante o disertante


                                                                                         37
hacer el uso más adecuado de su fuerza vocal, es decir, debe hablar con intensidad
suficiente para ser oído por todo el auditorio.
      Independientemente de la distancia que medie entre el emisor y receptor y de los
ruidos ambientales que estén presentes, hay maneras de dar más sentido y más expresividad
a la palabra, graduando, con pequeños matices diferenciales, la intensidad y el volumen de
la voz. Si el orador aspira a dar la impresión de energía, aumentará la fuerza de su voz.
Hablar en voz baja puede sugerir que no está seguro de sí o que no cree verdaderamente en
aquello que dice. A veces, para atraer más la atención y aun para provocarla, será necesario
bajar mucho el volumen de la voz; en otros casos será conveniente levantarlo más, lo cual
es un recurso muy eficaz para despertar el interés cuando esté languideciendo. Es posible
hacer reaccionar a una audiencia apática si de pronto pronunciamos una frase con
perceptible aumento de volumen, pero no debemos olvidar que ese falta texto sonoro en sí
mismo, sino por lo que supone de contraste con frases o palabras anteriores.




•    FLEXIBILIDAD

      Un discurso puede ser perfectamente inteligible, pero es posible que deje en quien lo
escucha una nebulosa sensación, frustrándose de ese modo en cierta forma la comunicación
al auditorio del pleno significado de los pensamientos, que el orador pretendía transmitir.
Esto sucede cuando la voz carece de la flexibilidad necesaria para expresar los finos
matices significativos y emocionales, de los que depende una pronunciación exacta y
agradable.
      Este tema de la flexibilidad en la voz nos lleva a preguntarnos, ¿cómo se puede variar
la voz para que el mensaje llegue al receptor de un modo más completo y preciso? ¿Cómo
hacer para que las ideas centrales se destaquen sobre las demás? La contestación a estos
interrogantes nos obliga a tratar por separado lo que concierne a la velocidad, las pausas, el
ritmo y el tono, tan importantes para dar claridad y vivacidad a la expresión oral.

•    Velocidad
     La mayor parte de los que hablan con excesiva velocidad, fatigan a quienes quisieron
escucharles los cuales por desentenderse del orador. Otros, en cambio, hablan con


                                                                                           38
desesperante lentitud. ¿A qué velocidad debe hablarse? Esto comporta a su vez otras
preguntas: ¿De qué se va a hablar? ¿A quién se va a hablar?

      En términos generales podemos decir que se habla con menor velocidad cuando los
oyentes están poco familiarizados con el asunto que se trata, o cuando el nivel intelectual de
aquellos sea muy diverso. En cambio, si se trata de un tema superficial que puede seguirse
fácilmente por el auditorio, se hablará con mayor velocidad que si se tratara de una cuestión
más seria.

     En su mayoría, las personas hablan a una velocidad de 120 a 180 palabras por minuto,
pero no es posible hacerlo a una velocidad uniforme. Lo correcto es que, como hemos
señalado en el párrafo anterior, la velocidad se ajuste al tipo de pensamiento o sentimiento
que el orador trata de transmitir.

      La rapidez en el hablar es un obstáculo para mejorar la dicción y corregir sus
defectos, pero la lentitud, por sí sola, no resuelve ni siquiera la claridad. Hay que hablar
lentamente sí, pero como un ejercicio para frenar el impulso instintivo de correr, para
acostumbrarse a utilizar más los músculos de la boca y dominarlos mejor, como una
gimnasia absolutamente indispensable que contribuya a adquirir el hábito de vocalizar y de
silabear, de suerte que no se pierda ni una sola palabra en el camino. Pero una vez lograda
una más clara vocalización, la velocidad ha de adecuarse al tema, al auditorio y al valor de
las ideas que quieran destacarse.

•    Pausas
      Las pausas sirven para puntuar los pensamientos. Del mismo modo que la coma,
punto y coma, y punto sirven para separar las palabras escritas en grupos de pensamientos,
las pausas de distinta duración nos ayudan a separar las palabras habladas en unidades que
tienen un significado en conjunto.

     La pausa permite fácilmente las inflexiones de la voz, el cambio de tono y de rit-
mo y en definitiva contribuye, si se hace buen uso de ella, a mantener más viva la
atención.

     Una parrafada sin pausas es de una monotonía aterradora. El uso inadecuado de las
mismas, resulta tan perjudicial y confuso para el oyente como el uso de inadecuada
puntuación en un escrito.

      Las pausas pueden ser: psicológicas, lógicas, afectivas y respiratorias. Las
psicológicas se producen cuando el ánimo del orador quiere permitir al auditorio un
momento de reflexión. Las lógicas se usan cuando lo exige el contexto de la frase y
generalmente son breves, cuando se va a abordar un nuevo desarrollo, en cuyo caso no
siempre será fácil distinguirlas de las pausas psicológicas. Y las respiratorias cuando
agotada la respiración, se hace forzosa la inspiración.

     Una modalidad en la pausa, es el silencio especialmente querido y deseado por el que
habla... Para hacer una pausa muy larga, y esto es precisamente el silencio, se requiere


                                                                                           39
mucho dominio de la situación y de uno mismo. Durante ese silencio, un buen orador sabe
con gestos y expresiones sobrias, mantener el interés de los oyentes. De ahí que se hable de
la "elocuencia del silencio". No ha de ser, naturalmente, un silencio colocado
anárquicamente, donde a uno se le antoje, sino un silencio justificado, como por ejemplo,
después de una pregunta incisiva, dirigida directamente al auditorio y a la que, siquiera
simbólicamente, ha de darse tiempo para que pueda ser contestada.

•    Ritmo
      La relación entre los acentos y las pausas crea esa cadencia o pulsación que se conoce
con el nombre de ritmo. Si esa relación se manifiesta por intervalos de tiempos breves o
iguales, se habrá obtenido un ritmo rápido y monótono. Si se manifiesta por intervalos de
tiempo muy alejados entre sí o muy irregulares, no se advertirá el ritmo en el primer caso, y
en el segundo será caótico.

      El ritmo está íntimamente relacionado con la velocidad en el habla. Hay momentos en
que se ha de hablar con más velocidad que otros. Los contrastes en el ritmo —al igual que
los contrastes en la modulación de la voz y del acento— tienen gran importancia para dar
expresividad y sentido a nuestra palabra y para retener más fácilmente la atención del que
escucha.

      Una persona de temperamento excitable habla siempre a un ritmo apresurado,
mientras que una persona tranquila lo hace a uno más lento. En cambio, el individuo
entusiasta pero al mismo tiempo reflexivo, procura evitar tanto un extremo como el otro y
varía su-ritmo, empleando esta variación para demostrar la intensidad de sus convicciones o
la profundidad de sus sentimientos

•    Tono
     El orador o un emisor de otra naturaleza se comunica con sus oyentes o recepto-
res, no solamente por medio de las palabras, sino también mediante un elemento
sonoro no verbal: la entonación, que juega un papel muy importante en la comu-
nicación oral, sobre todo en la oratoria.

     Para dar más sentido y mayor expresividad a la palabra deben graduarse, con
pequeños matices diferentes, la intensidad y el volumen de la voz. A menos que debamos
asumir el carácter de otro para dar mayor vivacidad a la narración o a una anécdota,
debemos hablar en el tono de voz normal, que ofrece un registro considerablemente ancho.
Quienes no saben aprovechar la oportunidad que les ofrece poder variar su voz dentro del
tono que le es normal, sino que por el contrario hablan siempre en el mismo tono, producen
una exposición monótona, carente de la vivacidad que puede proporcionar la variación del
tono si es aplicada hábilmente. Alguien ha dicho: "La entonación no debe adormecer a
causa de su monotonía, herir por la vehemencia o molestar por la ironía... a no ser que esa
sea la intención del orador por motivos determinados. Es preciso meditar bien en las
entonaciones para que se correspondan con el sentido que se quiere dar a las palabras,
duplicando, a veces, la fuerza de la persuasión".




                                                                                          40
La entonación puede ser ascendente, descendente y aun mixta. La ascendente sugiere
interrogación, indecisión, incertidumbre, duda o "suspenso". La descendente sugiere
firmeza, determinación, certeza, decisión o confianza. Una inflexión doble o mixta esto es
que sea a la vez ascendente y descendente, nos puede sugerir una situación de conflicto o
una contradicción de los significados, y se usa frecuentemente para denotar ironía o
sarcasmo, o para exponer una sugerencia.

      Estas variaciones súbitas o inflexiones graduales del tono, se usan principalmente
para transmitir las ideas con mayor facilidad, más que para expresar un matiz emocional
Por medio del empleo adecuado de estas variantes podemos lograr que el significado de una
frase sea más claro y más preciso.

•      ENFASIS

       Dar sentido a lo que se dice, acentuar lo que tiene más interés, poner énfasis (equivale
al subrayado en la expresión escrita) en aquellas partes — palabras o frases — en las que el
emisor quiere llamar la atención de los que le escuchan, es fundamental en la transmisión
oral de las ideas. Lo que es la médula de un párrafo puede pasar muchas veces inadvertida
por no cuidarse este aspecto tan un portante de la dicción. El no valora antes lo que es el
nervio del discurso, dónde ha de ponerse énfasis para que sobresalga la idea principal, hace
difícil que entren con claridad en la mente de los que escuchan las ideas básicas del
mensaje transmitido.

      Sin embargo, debemos procurar no caer en dos prácticas viciosas: por una parte el uso
exagerado de la fuerza enfática, y por otra, el uso del énfasis de una manera continua. Si
intentamos destacar un punto más allá de lo que su verdadero valor o importancia merecen,
la audiencia perderá la fe en nuestra facultad de establecer unos juicios fundamentales; si,
por otra parte, pretendemos recalcar todas las cosas por medio del énfasis, el resultado será
que ninguna de ellas logrará destacar entre sus vecinas. La mejor práctica consiste en
seleccionar las ideas realmente importantes, apoyarse únicamente en ellas, con énfasis que
merecen.




                                                                                            41
EJERCICIOS

   1. Una de las más conocidas Rimas de Bécquer se titula "Las Golondrinas". Durante
      décadas los declamadores las recitaban en tono apesadumbrado y triste, hasta que
      un gran declamador las dijo en tono colérico y de ira, hallando en el poema un
      matiz novedoso. Recite en voz alta, primero en tono de tristeza, y luego en forma
      colérica, el poema:

                          Volverán las oscuras golondrinas
                           en tu balcón sus nidos a colgar,
                          y otra vez con el ala a sus cristales
                                  jugando llamarán;

                        pero aquéllas que el vuelo refrenaban
                       tu hermosura y mi dicha al contemplar,
                     aquéllas que aprendieron nuestros nombres,
                                 ésas... ¡no volverán!

                           Volverán las tupidas madreselvas
                           de tu jardín las tapias a escalar,
                       y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
                                   sus flores abrirán.

                           pero aquéllas cuajadas de rocío,
                            cuyas gotas mirábamos temblar
                            y caer, como lágrimas del día...
                                 ésas... ¡no se abrirán!

                            Volverán del amor en tus oídos
                            las palabras ardientes a sonar;
                           tu corazón de su profundo sueño
                                  tal vez despertará;

                          pero mudo y absorto y de rodillas,
                          como se adora a Dios ante un altar,
                         como y o te he querido... desengáñate,
                                  ¡así no te querrán!

2.     Diga la siguiente frase: El país puede permitirse los gastos que el homenaje
ocasiona, en:
a) Forma interrogativa
b) Forma negativa
c) Forma dubitativa. Note la diferencia en el matiz entre la forma dubitativa y la
interrogativa.




                                                                                    42
3.     Con el objeto de subrayar exclusivamente el énfasis, haciendo abstracción del
contenido, pronuncie en ocho segundos la secuencia numérica del 1 al 20, poniendo énfasis
en los números 3, 6, 9, 12, 15, 18. Varíe el tiempo empleado y cambie los números
subrayados con la palabra.

4. Repita el ejercicio anterior intentando darle diferentes matices emocionales.

5. Repita, dándole diferentes matices emocionales, la siguiente oración: El cadáver está
tendido en la sala. Cuide el ritmo de exposición. Unas veces deberá pronunciarla más
lentamente que otras.

6. Repita varias veces en alta voz, con pausas, tono y ritmos adecuados, los textos de
   discursos que se señalan, impresos precisamente sin signos de puntuación. Hemos
   escogido estos discursos a pesar de lo extemporáneo que resultan, precisamente por la
   excesiva presencia de inflexiones y exclamaciones que requieren.

      Para Cuba que sufre la primera palabra de altar se ha de tomar a Cuba para ofren-
darle nuestra vida y no de pedestal para levantarnos sobre ella y ahora después de
evocado su amadísimo nombre derramaré la ternura de mi alma sobre estas manos
generosas que si no a deshora por cierto acuden a dármele fuerzas para la agonía de la
edificación ahora puestos los ojos más arriba de nuestras cabezas y el corazón entero
sacado de mí mismo no daré las gracias egoístas a los que creen ver en mí las virtudes que
de mí y de cada cubano desean ni al cordial Carbonel ni al bravo Rivero daré gracias por
la hospitalidad magnífica de sus palabras y el fuego de su cariño generoso sino que todas
las gracias de mi alma las daré y en ellos a cuantos tienen aquí las manos puestas a la
faena de fundar por este pueblo de amor que han levantado cara a cara del dueño
codicioso que nos acecha y divide por este pueblo de virtud en donde se aprueba la fuerza
libre de nuestra patria trabajadora por este pueblo culto con la mesa de pensar al lado de
la de ganar el pan y truenos de Mirabeau junto a artes de Roland que es respuesta de
sobra a los desdeñosos de este mundo por este templo orlado de héroes y alzado sobre
corazones yo abrazo a todos los que saben amar yo traigo la estrella y traigo la paloma en
mi corazón.

                                       Discurso pronunciado por el cubano José Martí en el
                                      Liceo Cubano de Tampa el 26 de noviembre de 1891.

      Ni el amor a la verdad ni aún el amor a la justicia bastan para que un sistema de
educación obtenga del hombre lo que ha de hacer el hombre si a la par de esos dos santos
amores no desenvuelve la noción del derecho y del deber la noción del derecho para
hacerle conocer y practicar la libertad la del deber para extender prácticamente los
principios naturales de la moral desde el ciudadano hasta la patria desde la patria
obtenida hasta la pensada desde los hermanos en la patria hasta los hermanos en la
humanidad junto por tanto con el amor a la verdad y a la justicia había de inculcarse en el
espíritu de las generaciones educadas un sentimiento poderoso de la libertad un cono-
cimiento concienzudo y radical de la potencia constructora de la virtud y un tan hondo
positivo e inconmovible conocimiento del deber de amar a la patria en todo bien por todo
bien y para todo bien que nunca más resultara posible que la patria dejara de ser la madre


                                                                                        43
alma de los hijos nacidos en su regazo santo o de los hijos adoptivos que trajera a su seno
el trabajo la proscripción o el perseguimiento tenaz de un ideal.
                                        Discurso pronunciado por el puertorriqueño Eugenio
                                  María de Hostos en la investidura de los primeros maestros
                                           normales de la República Dominicana, año 1884.

      Tú oh paladín eras la resurrección de la epopeya ave Hatuei al sentirse hallada por ti
se estremeció de júbilo la tierra acepta héroe sus viriles y ruidosos entusiasmos al
saludarte al festejarte al glorificarte orgullosa y altiva el alma de la patria saluda y festeja
y glorífica en ti el hondo sentimiento del heroísmo y de la gloria saluda y festeja y glorifica
a Cuba libre al término de sus espantosas décadas sangrientas saluda y festeja y glorifica
la radiosa trinidad que ha de alzarse triunfadora en el rebelde piélago caribe saluda y
festeja y glorifica por último a América arrojando intrépida la carga de sus épicos dolores
y de sus nefandas servidumbres y encarándose a los siglos sin amos libre heroica próspera
ubérrima íntegra y gloriosa.

                              Discurso pronunciado por el dominicano Eugenio Deschamps
                             en homenaje al generalísimo Máximo Gómez, en abril de 1900.




                                                                                             44
6
              LA EXPRESIÓN CORPORAL
•      EL LENGUAJE DEL CUERPO

      Nos comunicamos con nuestros oyentes por medio de palabras y, como hemos
afirmado en el capítulo anterior, también de lo que evocan sus entonaciones, ritmos e
intensidades, pero además con ese elocuente lenguaje mudo que es la expresión corporal.

     El cuerpo, con sus movimientos o con la ausencia de ellos, interviene decisiva-
mente en la comunicación oral, de tal manera que no es fácil concebir una co-
municación a través de la palabra hablada en la que no entre en juego todo el ser del
que la pronuncia.

      En la vida cotidiana, una persona puede, sin hablarnos, comunicarnos una impresión
de simpatía, de hostilidad, de desdén o de indiferencia, por sólo el movimiento de sus
hombros, de sus manos o de sus cejas. Con razón ha dicho Henri Bergson: "En todo orador
el gesto rivaliza con la palabra. Celoso de la palabra el gesto corre detrás del pensamiento y
procura, él también, servir de intérprete".

      Permanecer inmóvil, conservar un rostro impenetrable mientras se habla, es dar lugar
a la monotonía; acaso suscitar la impresión de que somos orgullosos o estamos distantes del
público; y todo ello es privarse de un precioso medio de actuación sobre el auditorio.

      Cuando se habla ante un micrófono, se actúa de un modo rígido, casi sin libertad de
movimientos, puesto que el emisor no puede separarse del aparato que la expande, so pena
de que su voz quede ahogada. Pero normalmente los oyentes ven al orador a la vez que lo
están escuchando, por lo que la conducta física de éste cuando se encuentra en la tribuna o
el estrado, es de suma importancia. El valor del aspecto físico y de la actividad corporal es
pues, manifiesto. El auditorio aprecia el significado de la expresión facial del orador, del
modo en que se sitúa o se desplaza, del gesto de la cabeza, los brazos, los hombros y las
manos. La ligera contracción de un hombro o el movimiento expresivo de una mano son a
veces más reveladores que un centenar de palabras. Por otra parte, puesto que al orador se
le ve antes de que se le oiga, es esta primera impresión visual la que produce en el auditorio
una reacción estimativa de la sinceridad, la cordialidad y la energía de las palabras que le
dirigen.

•      PRESENTACIÓN DEL EMISOR

     Se ha dicho que el público es como el mar, porque no puede conocerse de antemano
su comportamiento. Su aproximación al mismo presenta incógnitas indescifrables que


                                                                                           45
ponen en el corazón cierta angustia o excitación, según el temperamento de cada uno. Pero,
¿está bien lanzarse ante el público como en los brazos de una bella desconocida, o como un
piloto tan seguro de sí o de su estrella que ni siquiera consulte los mapas? Importa saber
antes a qué clase de auditorio se va a hablar, su número aproximado, su nivel medio de
cultura y en general cuanto permita conocer sus preocupaciones, inquietudes y tendencias
dentro del marco de la comunicación que se le va a transmitir.




     Uno de los componentes esenciales del arte de la palabra es la presencia, que se
manifiesta generalmente por la atención que el público presta al orador. Es un
requisito previo cuidar la apariencia física, asustándola al auditorio, a la ocasión y
aun a la naturaleza del mensaje que se pretende comunicar.

      Es esencial que cuando el orador se encare con su auditorio trate de crear en los
miembros del mismo la impresión de que se dirige personalmente a cada uno de ellos. Esto
es muy importante porque el oyente tiende a rechazar al orador que parece ignorar su
identidad como individuo; en cambio, sabe valorar un ambiente de relación personal
próxima, como el que existe en un coloquio informal.

     En la imposibilidad de mirar a cada uno de los miembros del auditorio al mismo
tiempo, el orador debe comportarse como en una conversación amistosa, es decir, eligiendo
a una persona a la que se habla directamente durante unos segundos, mirándola rectamente
a los ojos durante ese tiempo, y luego trasladando la mirada a otra. Esta regla se ha
resumido del siguiente modo: "Manifiéstese buscándole los ojos al público. Fíjese
sucesivamente en este, en el otro, en aquel individuo. Olvídese de las paredes y del techo".


•      POSICIÓN

     No hay regla universal que nos diga cómo se debe permanecer mientras se pronuncia
un discurso, pero sí pueden señalarse algunas prácticas viciosas que deben desterrarse. Por
ejemplo, no es una buena norma dar la impresión de que nos amparamos detrás de la mesa,



                                                                                         46
sino que en ciertos momentos es conveniente permanecer a un lado de la misma y moverse
unos pasos para acentuar el énfasis de las palabras. Evitemos que todo el peso del cuerpo
descanse sobre los talones. Cuando se habla de pie causa mala impresión que el orador se
empine de puntillas y descienda otra vez, produciendo un movimiento de sube y baja, o
balanceándose de derecha a izquierda, apoyando el peso en cada uno de los pies alter-
nativamente.

      Algunos oradores jugarán repetidamente con el mismo botón de su chaqueta, o se
frotarán continuamente las manos con un jabón invisible, o enlazarán y desenlazarán sus
dedos, o no sabrán qué hacer con sus manos, o preferirán hablar con éstas en los bolsillos.
Podemos concluir que si se habla sentado, debe adoptarse una posición cómoda pero lo
suficientemente correcta para no acusar una falta de educación; si se hace de pie el orador
debe mantenerse erguido pero no hasta el punto de aparentar la rigidez de una estatua, con
lo cual podrá causar la impresión de que está alerta y a la expectativa, mostrando siempre la
seguridad de quien controla la situación y se controla a sí mismo.




      Que se hable en una u otra posición —sentado o de pie— dependerá de la naturaleza
del mensaje que se trata de transmitir o de la clase de comunicación que se pretende
establecer.

     Se hablará sentado cuando se trate de una mesa redonda, una reunión de staff, una
sesión de trabajo o conferencia de prensa. A veces quien habla se levanta, pero
permaneciendo en su sitio. Si decide hablar sentado puede atenuar los efectos de la
inmovilidad de la siguiente manera:

      1. Mantener derecho el busto, pero sin tiesura forzada.
      2. Dejar un espacio de unos veinte centímetros entre el abdomen y la mesa, e igual
espacio entre la espalda y el respaldo de su asiento.
      3. Aprovechar dichos espacios para avanzar el cuerpo y producir efectos de
acercamiento, confidencia o expresión de algún asunto importante; en otros casos
retrocediendo el cuerpo sugiriendo espera, despegue, mirada de conjunto.
      4. Evitar bajo la mesa el cruce y descruce continuado de las piernas y cuantos tics
puedan distraer al auditorio o provocar su hilaridad.




                                                                                          47
Para hablar de pie con el máximo de libertad y eficacia pueden seguirse algunas
reglas de carácter general, como las siguientes:

      1. Acercarse al estrado o tribuna con andar natural, desembarazado, evitando el paso
entrecortado, el aire constreñido, la marcha nerviosa, la cabeza arrogante.
      2. Durante la presentación no mirar al suelo fingiendo modestia, sino mirar
sencillamente tanto a los asistentes como al presentador.
      3. Una vez colocado en su sitio, no empezar enseguida el discurso o conferencia, sino
tomarse unos momentos para organizar las ideas y mirar a los oyentes. Treinta segundos
son suficientes.
      4. Mantenerse recto pero sin rigidez, con los pies separados unos 30 centímetros, uno
de ellos soportando la mayor parte del peso del cuerpo y el otro un poco avanzado.
      5. Siguiendo la regla anterior las piernas permanecerán flexibles, cuando, a
intervalos, se cambie el peso del cuerpo al otro pie; habrá además facilidad para que el ora-
dor se desplace dando algún paso hacia adelante o de lado.
      6. Para subrayar un punto importante —suponiendo que se hable desde un estrado o
un escenario, y no desde tribuna— será un buen efecto avanzar algunos pasos.
Retrocederlos puede significar que se van a considerar las cosas en su conjunto.
      7. Fijar los ojos en el suelo, por breve tiempo y mediante una pausa, puede sugerir
que el tema merece honda reflexión antes de volver a hacer uso de la palabra.
      8. Al finalizar el discurso o conferencia, no apresurarse a abandonar la sala, sino que,
tras una pausa final, lo bastante larga para que los oyentes puedan asimilar el significado de
las últimas frases, salir con paso firme y mesurado.




                               Flexibilidad en las piernas para
                               cambiar el peso del cuerpo de
                                         uno a otro pie.




                                                                                           48
•    GESTOS

      Los gestos —complementos de la palabra y en contadas ocasiones sustitutos de ella—
son los movimientos "a propósito" realizados por alguna parte del cuerpo, ya sea la cabeza,
los hombros, los brazos o las manos, para reforzar o demostrar lo que decimos. Si la
palabra ha de ser dicha con naturalidad y espontaneidad, el gesto es necesaria e involun-
tariamente espontáneo, sin sujeción a normas objetivizables. Dar normas sobre el gesto
equivaldría a propugnar la afectación, que podrá estar justificada en el actor de teatro, pero
nunca en el que quiera expresarse con naturalidad.

      El gesto está animado sobre todo por el mundo afectivo del que habla y es su me-
jor expresión. El gesto puede llegar a donde la palabra no llega y puede expresar con
fidelidad estados de ánimo que la palabra a veces no puede reflejar.

      El ademán nace siempre de un impulso interior, representa la respuesta natural a este
deseo de movimiento, y supone una ayuda que refuerza las ideas que se pretendía
comunicar. Por eso el orador no puede establecer por adelantado si en un momento dado
del discurso va a señalar con un índice un lugar determinado, ni si unos minutos más tarde
va a crispar sus manos en ademán belicoso. En una palabra, los gestos para ser eficaces
tienen que proceder espontáneamente de un estado de ánimo de ansiedad, entusiasmo o
emoción.

      Por otra parte los gestos, además de su utilidad para reforzar y clarificar las ideas, son
muy valiosos también en cuanto ayudan a mantener la atención de los oyentes. Del mismo
modo en que nos fijamos más en un orador que se desplaza de uno a otro punto, que en otro
que se mantiene fijo en el mismo lugar, también escucharemos con mayor atención al ora-
dor que efectúa los ademanes apropiados. A menos que pueda compensar y suplir de alguna
manera la falta de gestos, el orador no conseguirá, si no los usa, más que una respuesta
apática de los oyentes.

      Gestos y mímicas eficaces
      Algunos criterios, como los siguientes, nos podrán servir para determinar el grado de
su eficacia:
      Sinceridad. Concordancia entre lo que se siente y lo que se revela a través del gesto o
la mímica.
      Sincronismo. Cuando las palabras expresen duda será el momento precisó en que
deba aparecer un rictus dubitativo en el rostro del emisor.
      Exactitud. No bastará solamente apuntar un gesto ni abandonarlo después de haberlo
comenzado.
      Diversidad. Decían los antiguos que "las cosas dos veces repetidas agradan". Sin
embargo, más de dos veces pueden desagradar. Pero si hay que hacerlo, se deben usar
gestos variados y espaciarlos suficientemente, porque la repetición frecuente de un gesto,
acaba por importunar.
      Sencillez. Preséntese uno tal cual es, sin ademanes afectados, ni gestos preciosistas, ni
mímicas demasiado estudiadas. Evítense a toda costa las falsas sonrisas, los ojos



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deliberadamente entornados, los movimientos pedantescos o las admiraciones suspiradas,
que se apartan de la naturalidad.

                      ¿Le estorban las manos? Úselas adecuadamente.




      Gestos y gesticulación
      La ausencia de normas concretas que regulen de un modo adecuado los gestos, se
debe a la imposibilidad de una normativa, que si existiera atentaría contra la espontaneidad
y la naturalidad que son uno de los atractivos y también exigencias de una correcta
expresión hablada. El gesto es una expresión personalísima —no nos cansaremos de
repetirlo—, un desahogo en cierto modo íntimo y cada uno usa el que se adecúa a su
peculiar modo de ser.

     El mejor es el que acierta a exteriorizar con el cuerpo o con algún miembro del cuer-
po, sobre todo brazos y manos, lo que desea expresar el que está hablando y cuando no
puede expresarlo con sólo la ayuda de la palabra, porque si ésta bastase el gesto sobraría.
Otra cosa sería la gesticulación, que es un movimiento anárquico e incontrolado del propio
cuerpo, un movimiento artificioso e inexpresivo (por exceso o defecto) o que no expresa lo
que pretende el que lo realiza.

      Empleo de las manos y brazos.
      Los gestos de la mano, que embarazan a tantos neófitos —y a buen número de los que
no lo son— se hacen casi siempre acompañados del brazo. Las manos, insistimos,
constituyen un pequeño problema, sobre todo para los que no están acostumbrados a
pronunciarse en público. Al principio de la disertación o discurso no se sabe qué hacer con
ellas y es como si constituyeran un verdadero estorbo. A medida que se avanza, si el que
habla va sintiendo cuanto dice y lo hace con emoción, necesita acompañar sus palabras con
el gesto de las manos y de los brazos.




                                                                                         50
Algunas reglas para su empleo adecuado
      1. En los primeros momentos debe tener de algún modo ocupadas las manos, bien sea
discretamente sujetas a la mesa, tribuna, atril o barra del micrófono; o sujetando unas
cuartillas, siempre que ello no provoque movimientos anárquicos que denoten el ner-
viosismo del que habla.
      2. Si el tema no requiere que sea expuesto de modo expresivo, su postura correcta
será mantener las manos quietas.
      3. Debe evitarse poner una mano en el bolsillo, pero es a todas luces incorrecto poner
las dos.
      4. En estos gestos, como en los demás, ha de actuarse con naturalidad, pero sin
excesiva familiaridad.




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Gestos convencionales
      Son aquellos movimientos básicos de las manos y brazos que, gracias a la rutina de la
costumbre, han llegado a constituir una especie de lenguaje por signos de carácter
universal.
      1. Señalar, indicar. Cuando el orador quiere llamar la atención sobre una idea u
objeto, apunta hacia él con el índice de la mano derecha, o de la izquierda.
      2. Dar o recibir. Tanto para una acción como para la otra, el orador extiende la mano
con la palma hacia arriba. Se usa con frecuencia este mismo gesto cuando el emisor quiere
presentar una idea nueva, o cuando pide ayuda al auditorio para la idea que expone.
      3. Rehusar, rechazar. Con un movimiento oscilante de la mano con la palma hacia el
público, se expresa generalmente la desaprobación de una idea.
      4. Apretados los puños. Expresa la intensidad de un sentimiento, como ira o firme
determinación.
      5. Precaución. De la misma manera que cuando quiere calmarse la excitación de una
persona, se apoya la mano en su espalda, el orador emplea un movimiento parecido de la
mano, como si se apoyara en una espalda imaginaria, para advertir a los oyentes del peligro
que encierra perder la ecuanimidad.
      6. División. Cuando se pretende indicar la separación neta y clara de los hechos o las
ideas en varios grupos, el orador se sirve del gesto de acercar y separar las palmas de las
manos ante sí, manteniéndolas paralelas.

      Gestos descriptivos
      Se trata de movimientos de las manos y brazos, menos tradicionales y más
individualizados, con los cuales se pretende describir o imitar directamente la idea o
concepto que se quiere comunicar. Algunos ejemplos nos servirán para ilustrar este tópico.

      1. Con el movimiento de la mano y el brazo, el orador puede ofrecer una idea del
tamaño, la forma y hasta el funcionamiento de un aparato.
      2. Blandiendo el brazo al aire puede mostrarse el vigor con que fue hecha una
agresión mediante los puños.
      3. La baja estatura de una persona, manteniendo la mano paralela al suelo a la altura
que                                                  alcanzaría la cabeza de la misma.
      4. La velocidad de un automóvil, por medio del rápido movimiento del brazo por
delante de la cara de los interlocutores.
      5. Los detalles de un movimiento complicado, con la repetición del mismo
movimiento.

      Movimiento de la cabeza y los hombros
      El gesto de encogerse de hombros y negar o asentir con la cabeza tiene, en el arte de
dirigirse al público, el mismo significado que se le atribuye en una conversación ordinaria.
Se usa también para clarificar una idea o para dar mayor énfasis a la expresión.

      Estas actividades del cuerpo tampoco pueden planearse o ejecutarse de modo
totalmente consciente o controlado. Para que no parezcan artificiales y forzadas han de
nacer del deseo interior de lograr una comunicación más eficaz. De otro modo, causarán un
perjuicio en lugar de mejorar el mensaje del orador.



                                                                                         52
Los gestos faciales
     Los psicólogos han venido interesándose, desde hace mucho, en el estudio de la
importancia de la expresión del rostro para la comunicación de ideas y sentimientos. Sin
embargo, por propia experiencia personal podemos afirmar que todas estas expresiones
hablan, a menudo, con una mayor elocuencia que las palabras.

     La expresión facial, igual que los demás gestos, ha de ser siempre natural y es-
pontánea, de modo que pueda revelar una convicción sincera y un sentimiento
profundo.

      En ocasiones, el orador, para hacer más vivida una anécdota o una historia, se sirve
del recurso de hablar y actuar como si se tratara de la persona a quien se está refiriendo. En
este proceso de imitación, es posible que combine gestos y expresiones faciales para
personificar el objeto de su narración. Es aconsejable sin embargo, que se haga un uso
prudente de este recurso, ya que una representación dramática en exceso, puede ir en
perjuicio de la idea que se trata de comunicar.




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EJERCICIOS

    1. ¿Por qué se afirma que la expresión corporal es también un medio de comunica-
ción?
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    2. ¿Qué requisitos debe tener en cuenta el orador o conferenciante para presentarse
ante un auditorio?
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   3. ¿Por qué el orador debe dar la impresión de que al hablar se dirige personalmente a
cada uno de los miembros del auditorio?
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   4. ¿Cómo debe comportarse el orador cuando se está haciendo su presentación al
auditorio?
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   5. Resuma las posiciones que debe adoptar el orador ante el auditorio.
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   6. ¿Cuándo los gestos complementan las palabras y cuándo las sustituyen?
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7. Enumere los criterios que pueden servir para determinar el grado de eficacia de
los gestos. Dé una ligera idea de tres de dichos criterios.
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    8. Trate de comunicar las siguientes ideas, repitiendo en su casa este ejercicio, sir-
viéndose únicamente de gestos:
a) Ahora o nunca. Esa es nuestra determinación.
b) ¡Qué alegría me da verte! ¿Cuándo llegaste?
c) Fue un viaje terrible, agotador, pero al fin ya estamos en casa.
d) ¡Lárgate de aquí! No quiero verte más por estos sitios.
e) ¿Puedes dedicarme unos minutos, por favor?
    9.   Suponga que está pronunciando una charla. ¿Cómo mantendría las manos en el
    curso de la misma?
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    10. Ante las situaciones que se describen seguidamente, reaccione con el gesto que le
parezca más natural y adecuado a cada una de ellas y acompáñelo de las palabras que se
sentiría animado a pronunciar:
a) Mientras hacemos fila para asistir a una conferencia una persona corpulenta nos da, sin
quererlo, un pisotón.
b) Nuestro automóvil se ha quedado sin combustible en una carretera de poco tránsito y
tratamos de que alguien acuda en nuestra ayuda.
c) Al examinar la lista de la lotería comprobamos que por un sólo número de diferencia
no hemos obtenido el premio mayor.
d) Una manifestación estudiantil huye aterrorizada ante la represión de la fuerza pública, y
usted, que transita por el lugar, trata de tomar otra dirección.
e) Un automóvil frena violentamente para no atropellar a una anciana que cruza la calle.
f) Alguien le grita para evitar que una pesada matera que está cayendo de un alto balcón
le alcance.
g) Al constatar una llamada telefónica recibimos la noticia de que hemos sido favorecidos
con un gran empleo.
h) Al rasgar un sobre que ha sido colocado sobre nuestro escritorio, advertimos que
contiene una disposición dejándonos cesante de empleo y sueldo.
    11. Sin emplear palabras, trate de representar mediante gestos, con la mayor fidelidad,
algunas de las situaciones siguientes:



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a) Ante una congestión del tránsito, el chofer de un camión está encolerizado porque teme
llegar tarde a su destino.
b) Un peatón trata de abrirse paso entre un grupo que huye anárquicamente de la fuerza
pública.
c) Presenciando un juego de béisbol un jugador da un batazo que es decisivo para el club
de sus simpatías.
d) Una persona a quien no conoce viene hacia usted en actitud hostil.
e)      Le presentan un trabajo defectuoso para el que usted ha dado con todo esmero
instrucciones precisas.
    12. Asista a la primera conferencia, disertación o charla que tenga oportunidad. Haga
    un resumen sobre las actitudes del orador en relación con los aspectos siguientes:
a) Su comportamiento mientras se hacia su presentación
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b) ¿Cómo mantuvo su contacto con el auditorio?
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_________________________________________________________________________

c) ¿Qué posición conservó a lo largo de la charla?
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_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

d) ¿Qué frases o expresiones apoyó con sus gestos?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

e) ¿Qué tipo de gestos realizó?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

   13.     Pronuncie una breve charla (no debe pasar de cinco minutos) para describir un
hecho emocionante que usted haya presenciado, tal como un intento frustrado de tomar el
poder a través de una revuelta de civiles con algún apoyo militar.
a) Emplee los gestos para expresar los detalles con la mayor fidelidad.
b) Trate de exponer los hechos con tanta naturalidad como le sea posible.
c) Utilice todos los movimientos que sean precisos para que el auditorio experimente las
mismas sensaciones que experimentó usted en presencia de los hechos.




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7
         EL RECEPTOR EN EL PROCESO
               COMUNICATIVO
•      EL RECEPTOR COMO PROTAGONISTA

     El receptor o receptores del mensaje que el emisor intenta transmitir, es tan pro-
tagonista como éste del proceso de comunicación, y ha de ser tenido muy en cuenta para
que ésta realmente se produzca. Esto es así porque tanto el emisor y su mensaje como el
oyente, integran y completan el proceso comunicativo.

      El escuchar el sonido de la propia voz puede ser una sensación placentera y que ayude
al orador a confirmar su identidad, pero no hay que confundir esto con el otro objetivo
completamente distinto, que es el de comunicar a otras personas ideas y sentimientos.
Muchos oradores se olvidan de estos hechos fundamentales y, absortos en sus propios
intereses y sugestionados por ideas que les parecen tan importantes, olvidan que se están
comunicando con personas cuyos intereses y actitudes pueden resultar completamente
distintas a las suyas.

      Entre el que habla y el que escucha ha de establecerse un hilo conductor — la palabra
— que permita el intercambio de ideas y sentimientos. Todo esfuerzo del que habla,
superior en principio al esfuerzo y a la responsabilidad del que escucha, debe orientarse a
que se consiga esta comunicación, y para ello ha de tener presente, a todas horas, la
situación anímica, nivel moral y cultural, edad, aficiones, capacidad intelectual,
receptividad, etc., del que está escuchando, porque de lo contrario no hay comunicación.

•      IMPORTANCIA DEL AUDITORIO

      Cada día debe concederse más importancia al auditorio. Una bella exposición, un
discurso perfectamente elaborado y concebido, una reunión preparada con sumo esmero,
pueden fracasar, sencillamente porque al prepararse no se haya pensado suficientemente en
el destinatario del mensaje que se pretende comunicar, en sus características mentales y en
sus circunstancias.

      No puede olvidarse, que un auditorio es un pequeño universo formado por individuos,
cada uno con sus preocupaciones, sus opiniones y su historia. Es forzoso lograr que por una
doble comente, ese universo y el orador se comuniquen, y esto se realizará adaptando la
disertación, charla, conferencia o discurso a los oyentes, y éstos a ella.




                                                                                        57
•      ANÁLISIS DEL AUDITORIO

      Lo primero que debe hacer un emisor antes de enfrentarse a sus receptores, es pre-
guntarse ¿cómo se sentirá él mismo en ese momento, respecto del mensaje que va a emitir,
si ocupa un lugar entre los oyentes? Para contestar a esta pregunta con exactitud, se
requiere un análisis completo del auditorio, ya que es evidente que un argumento que
podría convencer a unas personas, dejará indiferentes a otras, y que a un auditorio podría
interesarle en cambio lo que para otro carece de todo interés.

      Lo ideal sería que el que dirige la palabra a un grupo de personas pudiera conocer de
todas ellas lo máximo qué pudiera saberse, sin violentar la intimidad de nadie y sin faltar a
la discreción y al buen gusto. Tratándose de pequeños grupos es relativamente fácil hacerse
con una información bastante aproximada de las características singulares de todos o de
casi todos los componentes. Si uno es invitado a hablar ante un grupo o incluso ante un
público numeroso, puede obtener una información directa de aquellos mismos que le
invitan.

      De todos modos, el análisis sobre el auditorio puede llevarse a cabo, bien con la
información directa que tomemos a la audiencia, lo que generalmente es imposible, bien a
través de la información que acerca de la misma lograremos de otras personas. Cuando
ninguno de estos métodos resulte viable, podemos deducir las actitudes y creencias de los
oyentes de los datos que podamos reunir acerca de los siguientes extremos:
      1. Composición social del auditorio.
      2. Otras circunstancias que influyen en la información del auditorio.




•      COMPOSICIÓN SOCIAL DEL AUDITORIO
      Para analizar la constitución social de un auditorio, deben tenerse en cuenta los
factores siguientes:
      1. Número. Podrá tratarse de un número reducido de composición homogénea, o de
una masa numerosa sin nexos entre sí.
      2. Edad. Es un índice muy importante para determinar los intereses de quienes
escuchan. Acontecimientos históricos que requerirán largas explicaciones a una audiencia


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juvenil, necesitarían sólo ligeras referencias a una edad madura, que recordará los hechos
por haberlos vivido.
      3. Sexo. Hay auditorios enteramente masculinos o femeninos y en muchas ocasiones
mixtos con reacciones diferentes, aun cuando en muchos casos pueden coincidir los
intereses del hombre y la mujer.
4. Vocación e intereses profesionales. La vocación puede sugerir al emisor los intereses y
el grado de conocimientos de las personas, para adecuar la forma de su mensaje a estas
circunstancias.
5. Nivel educativo. Debe tenerse siempre presente la educación, tanto la escolar como la
derivada de experiencias, porque a ella habrá de ajustarse el tono y la altura de la emisión.
6. Pertenencia a asociaciones profesionales, políticas o religiosas. La organización a que
pertenecen Sugiere, por lo menos en líneas generales, la clase de personas de que se trata, así como
sus inclinaciones e intereses especiales.

    • OTRAS CIRCUNSTANCIAS QUE INFLUYEN EN LA
FORMACIÓN DEL AUDITORIO

Además de las señaladas, es importante que antes de iniciar la comunicación y de ser
posible, se dé respuesta a las preguntas contenidas en los epígrafes que siguen, las cuales
atañen tanto al auditorio como a las circunstancias:

1. Qué actitudes pueden esperarse del auditorio ante el tema que es objeto de la
comunicación. El conocimiento de los intereses del auditorio constituye el mejor antídoto
contra el peligro vinculado a la unilateralidad de la comunicación, que se realiza mediante
conferencias, disertaciones o discursos. Cuando el emisor conoce cuáles son las creencias y
actitudes prefijadas que forman las bases del pensamiento y la conducta de los oyentes,
pueden expresarse sus pensamientos en forma más convincente, y por lo tanto cabe esperar
de éstos mayor receptividad y más fácil aceptación, evitándose las reacciones hostiles que
pudieran surgir en caso contrario.
2. Qué conocimientos posee el auditorio acerca del tema. Saber de antemano hasta
donde llega el conocimiento de los oyentes acerca del tema que será objeto de la
comunicación y conocer su capacidad para evaluarlo y discernirlo, permitirá al emisor subir
o bajar el "diapasón", para ajustarlo a las aptitudes intelectuales de los receptores,
impidiendo de ese modo la unilateralidad de la comunicación.
3. Qué concepto tienen los receptores del emisor. Desde los tiempos de la antigua
Grecia, los técnicos reconocen que la capacidad de un auditorio para dejarse persuadir, está
íntimamente relacionada con la opinión que les merezca la honradez y la solvencia moral
de la persona que les habla.
4. Qué oportunidades de participación tienen los oyentes. Este conocimiento es
importante, porque el emisor debe prepararse mejor y organizar sus planteamientos en
forma más exhaustiva, si la audiencia tiene la ocasión de interrogarle, pedirle aclaraciones y
hasta polemizar en torno al tema que se haya abordado.
5. Condiciones físicas del lugar en que se producirá la emisión. Conviene tener una idea
previa del salón en que se va a hablar (si se trata de un local cerrado), no sólo desde el
punto acústico, sino para saber si se trata de un lugar modesto o de una sala elegante. Esto
tiene relieve porque es difícil hablar familiarmente en un lugar lujoso, mientras que sí es
dable hacerlo en una pequeña y sencilla sala llena.


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•   ADECUACIÓN AL TEMA Y AL AUDITORIO

Aun cuando se haya tenido éxito en pronunciar un discurso u ofrecer una conferencia,
porque el mensaje haya sido eficaz para un tema o un auditorio determinado, no debe
generalizarse y pensar que este método es el adecuado para cualquier tema y toda
circunstancia.
El orador o disertante debe ajustar su comportamiento, adaptándolo a las par-
ticularidades del auditorio; a la naturaleza de las ideas que pretende exponer y al
ambiente u ocasión en que se va a pronunciar su discurso o conferencia.

Sintonizar con el público es un objetivo obligado y a veces difícil, que debe imponerse a sí
mismo quien aspire a comunicar eficazmente sus ideas, sus planes o sus sentimientos. Es
mucho más fácil decir las cosas tal y como a uno le gustaría, pero esto es un error cuyo pre-
cio es el de no ser escuchados. El esfuerzo del emisor ha de orientarse a hacerse entender y
no caer en la cómoda tentación de buscar el lucimiento personal, imposible por otra parte si
el auditorio se niega a escuchar. El empeño ha de consistir en la adaptación a la circuns-
tancia concreta y huir de escucharse a sí mismo, porque como alguien dijera "es mejor bajar
la puntería y ser entendido, que subirla y ser admirado".




                                                                                          60
EJERCICIOS
 1.  ¿Por qué se afirma que tanto el emisor y su mensaje como el receptor integran y
completan el proceso comunicativo?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

  2. ¿A qué atribuye usted la importancia del auditorio en el proceso comunicativo?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

  3. ¿Cómo puede un orador o conferenciante deducir las actitudes y creencias de los
oyentes a quienes va a dirigirse?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

  4. Enumere los factores que deben tenerse en cuenta para analizar la constitución social
de un auditorio.
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

  5. Elija un tema que conozca a fondo, derivado de su experiencia de trabajo, de viajes
que haya realizado, de lecturas que haya hecho o de actividades cívicas en que haya
intervenido, y prepare un discurso de cinco minutos dirigido a un grupo de amigos. Cuando
lo haya preparado proceda en hoja aparte del siguiente modo:
a) Haga un análisis completo de los miembros del auditorio.
b) Diga de qué medios se ha valido para hacer dicho análisis.
c)     Resuma las conclusiones a que haya llegado, para servirse de ellas en próximas
situaciones.
6.     Analice sucintamente las actitudes de un auditorio respecto a un orador en las
siguientes situaciones:


                                                                                        61
a) Un orador político señalado en cierta ocasión por haber hecho mal uso de fondos
públicos confiados a su custodia, trataba de persuadir a su auditorio de la necesidad de
pagar con toda escrupulosidad los impuestos y de evitar a todo trance la evasión fiscal.
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

b) Un líder social hablaba a una congregación de agricultores de una región donde la
propiedad rural estaba bien distribuida, sobre los males e inconvenientes del latifundismo.
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

c) Un líder cooperativista disertaba para los trabajadores de una importante industria, que
tenían grandes dificultades para hacerse a un hogar propio, sobre las ventajas de constituir
una cooperativa de ahorro y crédito.
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________




                                                                                         62
8
             FINALIDADES DEL DISCURSO Y LA
                     CONFERENCIA

•      PROPÓSITOS GENERALES
     El discurso, la disertación, la conferencia o cualquier otro género de expresión oral,
debe tener como propósito final conseguir una respuesta. Por eso es importante que este
propósito esté relacionado con los intereses, aptitudes y actitudes de los oyentes.

      A través del mensaje o discurso, el orador se propone actuar sobre el pensamiento o la
conducta de los oyentes o receptores, reconociendo al mismo tiempo que su propia forma
de pensar y comportarse puede resultar también afectada, a su vez, por la respuesta que
reciba del auditorio.

      Dentro de este intercambio comunicativo, el emisor se habrá propuesto alcanzar un
cierto número de propósitos, pero sólo uno debe ser el predominante, es decir, el principal.
De acuerdo con este principio se reconocen cuatro tipos generales dentro de los propósitos
de una disertación conferencia o discurso:

      1. Entretener, buscando en el auditorio una respuesta de agrado, diversión,
complacencia.
      2. Informar, persiguiendo la clara comprensión de un asunto o de una idea o
resolviendo una incertidumbre.
      3. Convencer, si se quiere influir sobre los oyentes para modificar o transformar sus
opiniones.
      4. Persuadir, si se aspira a una respuesta de adhesión o acción.

•      SIMULTANEIDAD DE PROPÓSITOS
      El hecho de que cada discurso tenga un solo propósito general predominante, no
implica que deben descuidarse los demás. En determinadas circunstancias será necesario
entretener para después informar, y casi siempre habrá que informar para invitar al
auditorio a que actúe en determinado sentido. De hecho, la presentación únicamente
informativa de situaciones impresionantes, tiene a veces un valor de convicción, incluso de
persuasión; mientras que una alocución que se desea humorística, puede atesorar aspectos
informativos.




                                                                                         63
En todos los casos uno de los cuatro propósitos generales tendrá una importancia
primordial, en tanto que los otros serán sólo complementarios. Ha de cuidarse mucho de
que estos propósitos accesorios o secundarios no ocupen totalmente el contenido del
discurso, sino que constituyan únicamente la ayuda necesaria para alcanzar el objetivo
final.

•      ENTRETENER

      Cuando el interés se dirige principalmente a conseguir que los miembros del auditorio
se diviertan, el propósito predominante del discurso será entretener, divertir y agradar. Si se
pretende llevar una intención agradable a los receptores y hacerles olvidar la vida*cotidiana
con sus pequeños sucesos y sus apremios, el mejor medio es quizás el humor, pero también
las noticias, comentarios y reportajes curiosos o insólitos pueden servir para lograr el
mismo objetivo, sobre todo si tienen un interés humano intrínseco y resultan sorprendentes
y apropiados a la ocasión.

      Otro vehículo que ofrece grandes ventajas, tanto al emisor como a los receptores, es la
narración, puesto que el desarrollo cronológico es fácil de seguir y la renovación de los
hechos mantiene el interés; cuando el tema lo permite, se pueden crear tensiones, y avivar
la espera y la curiosidad antes de llegar al desenlace. En todos los casos tendrá siempre
gran importancia la viveza del lenguaje y la originalidad que use el orador en la exposición
de sus ideas y argumentos.




•      INFORMAR

     Cuando el objetivo principal sea el de ayudar a que los miembros del auditorio
comprendan una idea o asimilen un concepto, o cuando pretendamos ampliar su campo de
conocimientos, el propósito general del discurso, disertación o conferencia será el de
informar. El ejemplo típico es la clase, la conferencia y todo tipo de exposiciones verbales
que se dan en el mundo de los negocios y en la vida social laboral.




                                                                                            64
La característica principal de este propósito es la objetividad y aunque volvamos
sobre el tema con la extensión debida en un capítulo posterior, dejemos desde ahora sentada
la reserva de que la objetividad plena es prácticamente imposible, ya que toda palabra,
cualquiera que sea el tono en que se pronuncie, lleva en sí misma una carga afectiva que no
puede neutralizarse del todo por el solo intento que tenga el emisor de aparecer neutral, por
muchos y muy sinceros que sean sus deseos de serlo.

     Para transmitir con éxito un mensaje informativo, el emisor debe relacionar sus
ideas con el conocimiento previo que tiene el público, debe encadenarlas para que
resulten fáciles de seguir y recordar, y debe presentar ejemplos lo bastante concretos
y apoyados en datos específicos del auditorio.

      Digamos finalmente que un informe llena su propósito cuando es claro y conciso y
cuando dice todo lo que ha de decir con el número necesario de palabras y no más, y
cuando gracias a él sus destinatarios se ven enriquecidos con una noticia o una verdad que
antes no conocían.

•      CONVENCER

     El propósito de convencer —operación intelectual distinta a la de persuadir— ha de
descansar sobre realidades claras e indiscutibles que han de poder ser comprobadas y
demostradas.

      Para convencer es preciso argumentar, lo que constituye una operación lógica que
sólo es posible cuando se arranca de unas realidades que da por buenas el receptor o en
general el destinatario de la argumentación. Se trata pues de una operación eminentemente
intelectual, que emplea elementos puramente cognoscitivos y racionales, que hace trabajar
conjunta y simultáneamente la inteligencia del que habla y del que escucha haciéndoles
seguir un mismo proceso.

      Cuando se pronuncia un discurso o se dicta una conferencia cuyo propósito sea
convencer, después de expuestos los hechos o simplemente afirmados, ha de argüirse sobre
su verificación o interrogación. Ha de pasarse de una afirmación a otra subsiguiente
mediante una explicación lógica, cuya claridad hace que sea aceptada por los receptores. El
fruto normal de una sólida argumentación es el de convencer a los que la escuchan de que
son ciertos los hechos sobre los que se argumenta. El asentimiento que se produce es libre y
reflexivo, con ausencia de todo elemento impositivo. El que ha sido convencido no ha sido
en modo alguno derrotado, sino que, por el contrario, ha sido enriquecido con unas ver-
dades que antes no conocía e iluminado con unos razonamientos en los que antes no había
reparado.

•      PERSUADIR

     La persuasión, definida como un medio de influenciar la conducta por medio de
llamamientos dirigidos primariamente a las emociones, constituye en la comunicación
verbal un formidable instrumento que no se puede desconocer.


                                                                                          65
Uno puede quedar convencido, gracias a la correcta y eficaz argumentación de quien
haya hecho un buen discurso y una demostración irrebatible por su claridad, y permanecer,
sin embargo, indiferente e indeciso sin realizar ninguna acción subsiguiente. Es como si se
dijera: "Todo cuanto has dicho es de una claridad meridiana, pero yo me mantengo donde
estaba y no pienso hacer aquello a que tú me invitas". El que se pronuncia de ese modo ha
sido convencido pero no se ha dejado persuadir. El emisor no ha logrado que el receptor
realizara una acción concreta, no ha movido mínimamente su voluntad.




Aquí está precisamente la diferencia entre convencer y persuadir. La persuasión da un paso
más, arrancando de las bases precedentes —primero informar, después argüir sobre los
hechos informados y probados— y es el de intentar que el destinatario de la exposición oral
haga aquello a que es invitado, en forma libre y de manera espontánea. El emisor apela
primero a la razón y argumenta a base de los hechos que han sido objeto de comprobación,
pero cuando ya se ha hecho esta apelación al raciocinio, acude también al sentimiento
poniendo en su mensaje una carga emocional. El objetivo ahora es ciertamente el de influir
en la voluntad del que escucha, el cual ya ha asentido a los argumentos de la razón y los ha
aceptado, aunque ha permanecido estático, y de lo que se trata es de arrancarle de esa
quietud —aquí empieza la persuasión y no antes— para que adopte un gesto y tome una
decisión. Es inevitable que el sentimiento ocupe en ese momento un primer lugar, aunque
cronológicamente empiece a entrar en juego muy en último término, o sea, cuando el emi-
sor percibe con claridad que sus argumentos han sido considerados como válidos y la
información que aporta como cierta.

Dado que el discurso de persuasión se dirige de manera característica hacia las opiniones y
en tendencia a la acción de los oyentes, ha de estar compuesto por una serie bien ordenada
de argumentos, apoyada en hechos, figuras y ejemplos; sin embargo, para tener éxito en la
persuasión, hace falta algo más que hechos: debe tratarse de que los oyentes quieran creer o
actuar en la forma que se les propone. Para ello, además de la evidencia y los argumentos,
hay que introducir una llamada que capte hábilmente su atención; hay que demostrar cómo
la tesis que se defiende está relacionada directamente con los intereses de los oyentes, y
cómo logrará satisfacer algunos de sus deseos, apetencias o necesidades básicas.




                                                                                         66
•      PROPÓSITO ESPECÍFICO

El propósito .específico de un discurso la respuesta precisa que el orador o emisor
desea obtener del auditorio.

Este propósito se refiere exactamente a aquello que deseamos que la audiencia haga, crea,
sienta, comprenda o disfrute. Por ejemplo: el tema que un emisor desenvuelve ante una
asamblea de obreros azucareros, comprende las bondades y ventajas de una cooperativa de
crédito; el propósito general es persuadir a la acción, es decir, incitar a estos trabajadores a
que valoricen la idea y la pongan en movimiento; el propósito específico, será lograr un
número suficiente de adherentes para formar la cooperativa.

La formulación de un propósito específico, claro y preciso, es esencial para el éxito del
discurso, porque centra el pensamiento del auditorio y además ayuda al orador a fijar en su
propia mente el punto exacto que desea hacer comprensible para sus oyentes, la opinión
que desea que adopten, y la acción que deberían apoyar o iniciar como resultado de la
charla.




                                                                                             67
EJERCICIOS

     1. Enumere los propósitos generales de un discurso o conferencia y resúmalos.
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

     2. ¿Cree usted que en un mismo discurso quepan todos los propósitos enunciados o
más de uno? Razone brevemente su respuesta.
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

     3. ¿Qué se persigue básicamente en un discurso para informar?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

     4. ¿Cómo se logra el éxito de un mensaje informativo?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

     5. ¿Qué operación lógica fundamental debe estar presente en un discurso para con-
vencer?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________




                                                                                   68
6. ¿Cómo definiría usted la persuasión?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

      7. ¿Cree usted que un auditorio puede quedar convencido y no persuadido? Si ad-
vierte alguna diferencia razónela brevemente e ilústrela con un ejemplo.
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

      8. Elija un tema que conozca a fondo y prepare sobre el mismo tres discursos de
cinco minutos de duración cada uno; uno para entretener, otro para informar y otro para
convencer. Si logra reunir al grupo para que escuche sus charlas, pida a los oyentes que
hagan una crítica acerca de las mismas. Haga en una hoja aparte las anotaciones
pertinentes.
      9.      Seleccione tres discursos impresos a los que tenga acceso y léalos con
detenimiento. Trate de determinar, haciendo en hoja aparte las anotaciones pertinentes, lo
siguiente:
      a) El propósito general y específico de cada uno de ellos.
      b) Hasta que punto se consiguió el propósito especifico.
      10. Haga una lista de tres ocasiones en que resulte apropiado un discurso para:
      a) Entretener.
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

     b) Informar.
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

     c) Convencer.
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________

     d) Persuadir.
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________



                                                                                       69

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La importancia de la voz en la comunicación

  • 1. 5 IDEAS Y SENTIMIENTOS A TRAVÉS DE LA VOZ • CUALIDADES DE LA ARTICULACIÓN Entre las que merecen una consideración más detenida, por lo que representan en la transmisión de las ideas y sentimientos del emisor hacia su receptor, sobre todo si este último es colectivo, se hallan las siguientes: claridad, intensidad, flexibilidad y énfasis. • CLARIDAD La claridad o nitidez es, como en la ejecución musical, la primera cualidad de la articulación. Ha de lograrse por tanto una transparencia máxima, mediante la acción del maxilar inferior, de la lengua y de los labios. Únicamente con el uso diestro y enérgico de los músculos que mueven estos miembros obtendremos una dicción bien definida. Ciertos hábitos viciosos que no se han corregido a tiempo, son los causantes de una defectuosa dicción. Esta importante falla en la comunicación no puede atribuirse al nerviosismo del emisor ni a su estado emocional en una circunstancia dada, puesto que la dicción defectuosa falta texto motivo que justifique el estado de tensión propio del nerviosismo. Quienes hablan en público debían dejar el tiempo suficiente para que cada sonido pueda ser percibido con claridad, en vez de amontonar una serie de sonidos que se sobreponen en perjuicio de la dicción. Es preciso hablar despacio para articular con claridad; una vez el maxilar, la lengua y los labios tengan una mayor flexibilidad y precisión de movimientos, habrá llegado el momento de aumentar la velocidad, pero hasta entonces ha de mantenerse la calma. • INTENSIDAD El factor que en mayor grado afecta a la inteligibilidad es probablemente el nivel sonoro délas palabras, que depende a su vez, por una parte, de la distancia entre el emisor y el receptor, y por otra, de la intensidad de los ruidos ambientales, ya que éstos pueden enmascarar o debilitar los sonidos. Una voz llega más lejos cuanto más intensa o cuanto más aguda es, porque falta texto nes es mayor. Aunque existen instrumentos para medir con precisión la intensidad sonora, no es probable que el orador disponga de ellos, pero siempre se puede apreciar, por sus expresiones, si los oyentes más alejados están oyendo adecuadamente lo que se dice. Es pues una de las responsabilidades básicas de cualquier orador, conferenciante o disertante 37
  • 2. hacer el uso más adecuado de su fuerza vocal, es decir, debe hablar con intensidad suficiente para ser oído por todo el auditorio. Independientemente de la distancia que medie entre el emisor y receptor y de los ruidos ambientales que estén presentes, hay maneras de dar más sentido y más expresividad a la palabra, graduando, con pequeños matices diferenciales, la intensidad y el volumen de la voz. Si el orador aspira a dar la impresión de energía, aumentará la fuerza de su voz. Hablar en voz baja puede sugerir que no está seguro de sí o que no cree verdaderamente en aquello que dice. A veces, para atraer más la atención y aun para provocarla, será necesario bajar mucho el volumen de la voz; en otros casos será conveniente levantarlo más, lo cual es un recurso muy eficaz para despertar el interés cuando esté languideciendo. Es posible hacer reaccionar a una audiencia apática si de pronto pronunciamos una frase con perceptible aumento de volumen, pero no debemos olvidar que ese falta texto sonoro en sí mismo, sino por lo que supone de contraste con frases o palabras anteriores. • FLEXIBILIDAD Un discurso puede ser perfectamente inteligible, pero es posible que deje en quien lo escucha una nebulosa sensación, frustrándose de ese modo en cierta forma la comunicación al auditorio del pleno significado de los pensamientos, que el orador pretendía transmitir. Esto sucede cuando la voz carece de la flexibilidad necesaria para expresar los finos matices significativos y emocionales, de los que depende una pronunciación exacta y agradable. Este tema de la flexibilidad en la voz nos lleva a preguntarnos, ¿cómo se puede variar la voz para que el mensaje llegue al receptor de un modo más completo y preciso? ¿Cómo hacer para que las ideas centrales se destaquen sobre las demás? La contestación a estos interrogantes nos obliga a tratar por separado lo que concierne a la velocidad, las pausas, el ritmo y el tono, tan importantes para dar claridad y vivacidad a la expresión oral. • Velocidad La mayor parte de los que hablan con excesiva velocidad, fatigan a quienes quisieron escucharles los cuales por desentenderse del orador. Otros, en cambio, hablan con 38
  • 3. desesperante lentitud. ¿A qué velocidad debe hablarse? Esto comporta a su vez otras preguntas: ¿De qué se va a hablar? ¿A quién se va a hablar? En términos generales podemos decir que se habla con menor velocidad cuando los oyentes están poco familiarizados con el asunto que se trata, o cuando el nivel intelectual de aquellos sea muy diverso. En cambio, si se trata de un tema superficial que puede seguirse fácilmente por el auditorio, se hablará con mayor velocidad que si se tratara de una cuestión más seria. En su mayoría, las personas hablan a una velocidad de 120 a 180 palabras por minuto, pero no es posible hacerlo a una velocidad uniforme. Lo correcto es que, como hemos señalado en el párrafo anterior, la velocidad se ajuste al tipo de pensamiento o sentimiento que el orador trata de transmitir. La rapidez en el hablar es un obstáculo para mejorar la dicción y corregir sus defectos, pero la lentitud, por sí sola, no resuelve ni siquiera la claridad. Hay que hablar lentamente sí, pero como un ejercicio para frenar el impulso instintivo de correr, para acostumbrarse a utilizar más los músculos de la boca y dominarlos mejor, como una gimnasia absolutamente indispensable que contribuya a adquirir el hábito de vocalizar y de silabear, de suerte que no se pierda ni una sola palabra en el camino. Pero una vez lograda una más clara vocalización, la velocidad ha de adecuarse al tema, al auditorio y al valor de las ideas que quieran destacarse. • Pausas Las pausas sirven para puntuar los pensamientos. Del mismo modo que la coma, punto y coma, y punto sirven para separar las palabras escritas en grupos de pensamientos, las pausas de distinta duración nos ayudan a separar las palabras habladas en unidades que tienen un significado en conjunto. La pausa permite fácilmente las inflexiones de la voz, el cambio de tono y de rit- mo y en definitiva contribuye, si se hace buen uso de ella, a mantener más viva la atención. Una parrafada sin pausas es de una monotonía aterradora. El uso inadecuado de las mismas, resulta tan perjudicial y confuso para el oyente como el uso de inadecuada puntuación en un escrito. Las pausas pueden ser: psicológicas, lógicas, afectivas y respiratorias. Las psicológicas se producen cuando el ánimo del orador quiere permitir al auditorio un momento de reflexión. Las lógicas se usan cuando lo exige el contexto de la frase y generalmente son breves, cuando se va a abordar un nuevo desarrollo, en cuyo caso no siempre será fácil distinguirlas de las pausas psicológicas. Y las respiratorias cuando agotada la respiración, se hace forzosa la inspiración. Una modalidad en la pausa, es el silencio especialmente querido y deseado por el que habla... Para hacer una pausa muy larga, y esto es precisamente el silencio, se requiere 39
  • 4. mucho dominio de la situación y de uno mismo. Durante ese silencio, un buen orador sabe con gestos y expresiones sobrias, mantener el interés de los oyentes. De ahí que se hable de la "elocuencia del silencio". No ha de ser, naturalmente, un silencio colocado anárquicamente, donde a uno se le antoje, sino un silencio justificado, como por ejemplo, después de una pregunta incisiva, dirigida directamente al auditorio y a la que, siquiera simbólicamente, ha de darse tiempo para que pueda ser contestada. • Ritmo La relación entre los acentos y las pausas crea esa cadencia o pulsación que se conoce con el nombre de ritmo. Si esa relación se manifiesta por intervalos de tiempos breves o iguales, se habrá obtenido un ritmo rápido y monótono. Si se manifiesta por intervalos de tiempo muy alejados entre sí o muy irregulares, no se advertirá el ritmo en el primer caso, y en el segundo será caótico. El ritmo está íntimamente relacionado con la velocidad en el habla. Hay momentos en que se ha de hablar con más velocidad que otros. Los contrastes en el ritmo —al igual que los contrastes en la modulación de la voz y del acento— tienen gran importancia para dar expresividad y sentido a nuestra palabra y para retener más fácilmente la atención del que escucha. Una persona de temperamento excitable habla siempre a un ritmo apresurado, mientras que una persona tranquila lo hace a uno más lento. En cambio, el individuo entusiasta pero al mismo tiempo reflexivo, procura evitar tanto un extremo como el otro y varía su-ritmo, empleando esta variación para demostrar la intensidad de sus convicciones o la profundidad de sus sentimientos • Tono El orador o un emisor de otra naturaleza se comunica con sus oyentes o recepto- res, no solamente por medio de las palabras, sino también mediante un elemento sonoro no verbal: la entonación, que juega un papel muy importante en la comu- nicación oral, sobre todo en la oratoria. Para dar más sentido y mayor expresividad a la palabra deben graduarse, con pequeños matices diferentes, la intensidad y el volumen de la voz. A menos que debamos asumir el carácter de otro para dar mayor vivacidad a la narración o a una anécdota, debemos hablar en el tono de voz normal, que ofrece un registro considerablemente ancho. Quienes no saben aprovechar la oportunidad que les ofrece poder variar su voz dentro del tono que le es normal, sino que por el contrario hablan siempre en el mismo tono, producen una exposición monótona, carente de la vivacidad que puede proporcionar la variación del tono si es aplicada hábilmente. Alguien ha dicho: "La entonación no debe adormecer a causa de su monotonía, herir por la vehemencia o molestar por la ironía... a no ser que esa sea la intención del orador por motivos determinados. Es preciso meditar bien en las entonaciones para que se correspondan con el sentido que se quiere dar a las palabras, duplicando, a veces, la fuerza de la persuasión". 40
  • 5. La entonación puede ser ascendente, descendente y aun mixta. La ascendente sugiere interrogación, indecisión, incertidumbre, duda o "suspenso". La descendente sugiere firmeza, determinación, certeza, decisión o confianza. Una inflexión doble o mixta esto es que sea a la vez ascendente y descendente, nos puede sugerir una situación de conflicto o una contradicción de los significados, y se usa frecuentemente para denotar ironía o sarcasmo, o para exponer una sugerencia. Estas variaciones súbitas o inflexiones graduales del tono, se usan principalmente para transmitir las ideas con mayor facilidad, más que para expresar un matiz emocional Por medio del empleo adecuado de estas variantes podemos lograr que el significado de una frase sea más claro y más preciso. • ENFASIS Dar sentido a lo que se dice, acentuar lo que tiene más interés, poner énfasis (equivale al subrayado en la expresión escrita) en aquellas partes — palabras o frases — en las que el emisor quiere llamar la atención de los que le escuchan, es fundamental en la transmisión oral de las ideas. Lo que es la médula de un párrafo puede pasar muchas veces inadvertida por no cuidarse este aspecto tan un portante de la dicción. El no valora antes lo que es el nervio del discurso, dónde ha de ponerse énfasis para que sobresalga la idea principal, hace difícil que entren con claridad en la mente de los que escuchan las ideas básicas del mensaje transmitido. Sin embargo, debemos procurar no caer en dos prácticas viciosas: por una parte el uso exagerado de la fuerza enfática, y por otra, el uso del énfasis de una manera continua. Si intentamos destacar un punto más allá de lo que su verdadero valor o importancia merecen, la audiencia perderá la fe en nuestra facultad de establecer unos juicios fundamentales; si, por otra parte, pretendemos recalcar todas las cosas por medio del énfasis, el resultado será que ninguna de ellas logrará destacar entre sus vecinas. La mejor práctica consiste en seleccionar las ideas realmente importantes, apoyarse únicamente en ellas, con énfasis que merecen. 41
  • 6. EJERCICIOS 1. Una de las más conocidas Rimas de Bécquer se titula "Las Golondrinas". Durante décadas los declamadores las recitaban en tono apesadumbrado y triste, hasta que un gran declamador las dijo en tono colérico y de ira, hallando en el poema un matiz novedoso. Recite en voz alta, primero en tono de tristeza, y luego en forma colérica, el poema: Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán; pero aquéllas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar, aquéllas que aprendieron nuestros nombres, ésas... ¡no volverán! Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar, y otra vez a la tarde, aún más hermosas, sus flores abrirán. pero aquéllas cuajadas de rocío, cuyas gotas mirábamos temblar y caer, como lágrimas del día... ésas... ¡no se abrirán! Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar; tu corazón de su profundo sueño tal vez despertará; pero mudo y absorto y de rodillas, como se adora a Dios ante un altar, como y o te he querido... desengáñate, ¡así no te querrán! 2. Diga la siguiente frase: El país puede permitirse los gastos que el homenaje ocasiona, en: a) Forma interrogativa b) Forma negativa c) Forma dubitativa. Note la diferencia en el matiz entre la forma dubitativa y la interrogativa. 42
  • 7. 3. Con el objeto de subrayar exclusivamente el énfasis, haciendo abstracción del contenido, pronuncie en ocho segundos la secuencia numérica del 1 al 20, poniendo énfasis en los números 3, 6, 9, 12, 15, 18. Varíe el tiempo empleado y cambie los números subrayados con la palabra. 4. Repita el ejercicio anterior intentando darle diferentes matices emocionales. 5. Repita, dándole diferentes matices emocionales, la siguiente oración: El cadáver está tendido en la sala. Cuide el ritmo de exposición. Unas veces deberá pronunciarla más lentamente que otras. 6. Repita varias veces en alta voz, con pausas, tono y ritmos adecuados, los textos de discursos que se señalan, impresos precisamente sin signos de puntuación. Hemos escogido estos discursos a pesar de lo extemporáneo que resultan, precisamente por la excesiva presencia de inflexiones y exclamaciones que requieren. Para Cuba que sufre la primera palabra de altar se ha de tomar a Cuba para ofren- darle nuestra vida y no de pedestal para levantarnos sobre ella y ahora después de evocado su amadísimo nombre derramaré la ternura de mi alma sobre estas manos generosas que si no a deshora por cierto acuden a dármele fuerzas para la agonía de la edificación ahora puestos los ojos más arriba de nuestras cabezas y el corazón entero sacado de mí mismo no daré las gracias egoístas a los que creen ver en mí las virtudes que de mí y de cada cubano desean ni al cordial Carbonel ni al bravo Rivero daré gracias por la hospitalidad magnífica de sus palabras y el fuego de su cariño generoso sino que todas las gracias de mi alma las daré y en ellos a cuantos tienen aquí las manos puestas a la faena de fundar por este pueblo de amor que han levantado cara a cara del dueño codicioso que nos acecha y divide por este pueblo de virtud en donde se aprueba la fuerza libre de nuestra patria trabajadora por este pueblo culto con la mesa de pensar al lado de la de ganar el pan y truenos de Mirabeau junto a artes de Roland que es respuesta de sobra a los desdeñosos de este mundo por este templo orlado de héroes y alzado sobre corazones yo abrazo a todos los que saben amar yo traigo la estrella y traigo la paloma en mi corazón. Discurso pronunciado por el cubano José Martí en el Liceo Cubano de Tampa el 26 de noviembre de 1891. Ni el amor a la verdad ni aún el amor a la justicia bastan para que un sistema de educación obtenga del hombre lo que ha de hacer el hombre si a la par de esos dos santos amores no desenvuelve la noción del derecho y del deber la noción del derecho para hacerle conocer y practicar la libertad la del deber para extender prácticamente los principios naturales de la moral desde el ciudadano hasta la patria desde la patria obtenida hasta la pensada desde los hermanos en la patria hasta los hermanos en la humanidad junto por tanto con el amor a la verdad y a la justicia había de inculcarse en el espíritu de las generaciones educadas un sentimiento poderoso de la libertad un cono- cimiento concienzudo y radical de la potencia constructora de la virtud y un tan hondo positivo e inconmovible conocimiento del deber de amar a la patria en todo bien por todo bien y para todo bien que nunca más resultara posible que la patria dejara de ser la madre 43
  • 8. alma de los hijos nacidos en su regazo santo o de los hijos adoptivos que trajera a su seno el trabajo la proscripción o el perseguimiento tenaz de un ideal. Discurso pronunciado por el puertorriqueño Eugenio María de Hostos en la investidura de los primeros maestros normales de la República Dominicana, año 1884. Tú oh paladín eras la resurrección de la epopeya ave Hatuei al sentirse hallada por ti se estremeció de júbilo la tierra acepta héroe sus viriles y ruidosos entusiasmos al saludarte al festejarte al glorificarte orgullosa y altiva el alma de la patria saluda y festeja y glorífica en ti el hondo sentimiento del heroísmo y de la gloria saluda y festeja y glorifica a Cuba libre al término de sus espantosas décadas sangrientas saluda y festeja y glorifica la radiosa trinidad que ha de alzarse triunfadora en el rebelde piélago caribe saluda y festeja y glorifica por último a América arrojando intrépida la carga de sus épicos dolores y de sus nefandas servidumbres y encarándose a los siglos sin amos libre heroica próspera ubérrima íntegra y gloriosa. Discurso pronunciado por el dominicano Eugenio Deschamps en homenaje al generalísimo Máximo Gómez, en abril de 1900. 44
  • 9. 6 LA EXPRESIÓN CORPORAL • EL LENGUAJE DEL CUERPO Nos comunicamos con nuestros oyentes por medio de palabras y, como hemos afirmado en el capítulo anterior, también de lo que evocan sus entonaciones, ritmos e intensidades, pero además con ese elocuente lenguaje mudo que es la expresión corporal. El cuerpo, con sus movimientos o con la ausencia de ellos, interviene decisiva- mente en la comunicación oral, de tal manera que no es fácil concebir una co- municación a través de la palabra hablada en la que no entre en juego todo el ser del que la pronuncia. En la vida cotidiana, una persona puede, sin hablarnos, comunicarnos una impresión de simpatía, de hostilidad, de desdén o de indiferencia, por sólo el movimiento de sus hombros, de sus manos o de sus cejas. Con razón ha dicho Henri Bergson: "En todo orador el gesto rivaliza con la palabra. Celoso de la palabra el gesto corre detrás del pensamiento y procura, él también, servir de intérprete". Permanecer inmóvil, conservar un rostro impenetrable mientras se habla, es dar lugar a la monotonía; acaso suscitar la impresión de que somos orgullosos o estamos distantes del público; y todo ello es privarse de un precioso medio de actuación sobre el auditorio. Cuando se habla ante un micrófono, se actúa de un modo rígido, casi sin libertad de movimientos, puesto que el emisor no puede separarse del aparato que la expande, so pena de que su voz quede ahogada. Pero normalmente los oyentes ven al orador a la vez que lo están escuchando, por lo que la conducta física de éste cuando se encuentra en la tribuna o el estrado, es de suma importancia. El valor del aspecto físico y de la actividad corporal es pues, manifiesto. El auditorio aprecia el significado de la expresión facial del orador, del modo en que se sitúa o se desplaza, del gesto de la cabeza, los brazos, los hombros y las manos. La ligera contracción de un hombro o el movimiento expresivo de una mano son a veces más reveladores que un centenar de palabras. Por otra parte, puesto que al orador se le ve antes de que se le oiga, es esta primera impresión visual la que produce en el auditorio una reacción estimativa de la sinceridad, la cordialidad y la energía de las palabras que le dirigen. • PRESENTACIÓN DEL EMISOR Se ha dicho que el público es como el mar, porque no puede conocerse de antemano su comportamiento. Su aproximación al mismo presenta incógnitas indescifrables que 45
  • 10. ponen en el corazón cierta angustia o excitación, según el temperamento de cada uno. Pero, ¿está bien lanzarse ante el público como en los brazos de una bella desconocida, o como un piloto tan seguro de sí o de su estrella que ni siquiera consulte los mapas? Importa saber antes a qué clase de auditorio se va a hablar, su número aproximado, su nivel medio de cultura y en general cuanto permita conocer sus preocupaciones, inquietudes y tendencias dentro del marco de la comunicación que se le va a transmitir. Uno de los componentes esenciales del arte de la palabra es la presencia, que se manifiesta generalmente por la atención que el público presta al orador. Es un requisito previo cuidar la apariencia física, asustándola al auditorio, a la ocasión y aun a la naturaleza del mensaje que se pretende comunicar. Es esencial que cuando el orador se encare con su auditorio trate de crear en los miembros del mismo la impresión de que se dirige personalmente a cada uno de ellos. Esto es muy importante porque el oyente tiende a rechazar al orador que parece ignorar su identidad como individuo; en cambio, sabe valorar un ambiente de relación personal próxima, como el que existe en un coloquio informal. En la imposibilidad de mirar a cada uno de los miembros del auditorio al mismo tiempo, el orador debe comportarse como en una conversación amistosa, es decir, eligiendo a una persona a la que se habla directamente durante unos segundos, mirándola rectamente a los ojos durante ese tiempo, y luego trasladando la mirada a otra. Esta regla se ha resumido del siguiente modo: "Manifiéstese buscándole los ojos al público. Fíjese sucesivamente en este, en el otro, en aquel individuo. Olvídese de las paredes y del techo". • POSICIÓN No hay regla universal que nos diga cómo se debe permanecer mientras se pronuncia un discurso, pero sí pueden señalarse algunas prácticas viciosas que deben desterrarse. Por ejemplo, no es una buena norma dar la impresión de que nos amparamos detrás de la mesa, 46
  • 11. sino que en ciertos momentos es conveniente permanecer a un lado de la misma y moverse unos pasos para acentuar el énfasis de las palabras. Evitemos que todo el peso del cuerpo descanse sobre los talones. Cuando se habla de pie causa mala impresión que el orador se empine de puntillas y descienda otra vez, produciendo un movimiento de sube y baja, o balanceándose de derecha a izquierda, apoyando el peso en cada uno de los pies alter- nativamente. Algunos oradores jugarán repetidamente con el mismo botón de su chaqueta, o se frotarán continuamente las manos con un jabón invisible, o enlazarán y desenlazarán sus dedos, o no sabrán qué hacer con sus manos, o preferirán hablar con éstas en los bolsillos. Podemos concluir que si se habla sentado, debe adoptarse una posición cómoda pero lo suficientemente correcta para no acusar una falta de educación; si se hace de pie el orador debe mantenerse erguido pero no hasta el punto de aparentar la rigidez de una estatua, con lo cual podrá causar la impresión de que está alerta y a la expectativa, mostrando siempre la seguridad de quien controla la situación y se controla a sí mismo. Que se hable en una u otra posición —sentado o de pie— dependerá de la naturaleza del mensaje que se trata de transmitir o de la clase de comunicación que se pretende establecer. Se hablará sentado cuando se trate de una mesa redonda, una reunión de staff, una sesión de trabajo o conferencia de prensa. A veces quien habla se levanta, pero permaneciendo en su sitio. Si decide hablar sentado puede atenuar los efectos de la inmovilidad de la siguiente manera: 1. Mantener derecho el busto, pero sin tiesura forzada. 2. Dejar un espacio de unos veinte centímetros entre el abdomen y la mesa, e igual espacio entre la espalda y el respaldo de su asiento. 3. Aprovechar dichos espacios para avanzar el cuerpo y producir efectos de acercamiento, confidencia o expresión de algún asunto importante; en otros casos retrocediendo el cuerpo sugiriendo espera, despegue, mirada de conjunto. 4. Evitar bajo la mesa el cruce y descruce continuado de las piernas y cuantos tics puedan distraer al auditorio o provocar su hilaridad. 47
  • 12. Para hablar de pie con el máximo de libertad y eficacia pueden seguirse algunas reglas de carácter general, como las siguientes: 1. Acercarse al estrado o tribuna con andar natural, desembarazado, evitando el paso entrecortado, el aire constreñido, la marcha nerviosa, la cabeza arrogante. 2. Durante la presentación no mirar al suelo fingiendo modestia, sino mirar sencillamente tanto a los asistentes como al presentador. 3. Una vez colocado en su sitio, no empezar enseguida el discurso o conferencia, sino tomarse unos momentos para organizar las ideas y mirar a los oyentes. Treinta segundos son suficientes. 4. Mantenerse recto pero sin rigidez, con los pies separados unos 30 centímetros, uno de ellos soportando la mayor parte del peso del cuerpo y el otro un poco avanzado. 5. Siguiendo la regla anterior las piernas permanecerán flexibles, cuando, a intervalos, se cambie el peso del cuerpo al otro pie; habrá además facilidad para que el ora- dor se desplace dando algún paso hacia adelante o de lado. 6. Para subrayar un punto importante —suponiendo que se hable desde un estrado o un escenario, y no desde tribuna— será un buen efecto avanzar algunos pasos. Retrocederlos puede significar que se van a considerar las cosas en su conjunto. 7. Fijar los ojos en el suelo, por breve tiempo y mediante una pausa, puede sugerir que el tema merece honda reflexión antes de volver a hacer uso de la palabra. 8. Al finalizar el discurso o conferencia, no apresurarse a abandonar la sala, sino que, tras una pausa final, lo bastante larga para que los oyentes puedan asimilar el significado de las últimas frases, salir con paso firme y mesurado. Flexibilidad en las piernas para cambiar el peso del cuerpo de uno a otro pie. 48
  • 13. GESTOS Los gestos —complementos de la palabra y en contadas ocasiones sustitutos de ella— son los movimientos "a propósito" realizados por alguna parte del cuerpo, ya sea la cabeza, los hombros, los brazos o las manos, para reforzar o demostrar lo que decimos. Si la palabra ha de ser dicha con naturalidad y espontaneidad, el gesto es necesaria e involun- tariamente espontáneo, sin sujeción a normas objetivizables. Dar normas sobre el gesto equivaldría a propugnar la afectación, que podrá estar justificada en el actor de teatro, pero nunca en el que quiera expresarse con naturalidad. El gesto está animado sobre todo por el mundo afectivo del que habla y es su me- jor expresión. El gesto puede llegar a donde la palabra no llega y puede expresar con fidelidad estados de ánimo que la palabra a veces no puede reflejar. El ademán nace siempre de un impulso interior, representa la respuesta natural a este deseo de movimiento, y supone una ayuda que refuerza las ideas que se pretendía comunicar. Por eso el orador no puede establecer por adelantado si en un momento dado del discurso va a señalar con un índice un lugar determinado, ni si unos minutos más tarde va a crispar sus manos en ademán belicoso. En una palabra, los gestos para ser eficaces tienen que proceder espontáneamente de un estado de ánimo de ansiedad, entusiasmo o emoción. Por otra parte los gestos, además de su utilidad para reforzar y clarificar las ideas, son muy valiosos también en cuanto ayudan a mantener la atención de los oyentes. Del mismo modo en que nos fijamos más en un orador que se desplaza de uno a otro punto, que en otro que se mantiene fijo en el mismo lugar, también escucharemos con mayor atención al ora- dor que efectúa los ademanes apropiados. A menos que pueda compensar y suplir de alguna manera la falta de gestos, el orador no conseguirá, si no los usa, más que una respuesta apática de los oyentes. Gestos y mímicas eficaces Algunos criterios, como los siguientes, nos podrán servir para determinar el grado de su eficacia: Sinceridad. Concordancia entre lo que se siente y lo que se revela a través del gesto o la mímica. Sincronismo. Cuando las palabras expresen duda será el momento precisó en que deba aparecer un rictus dubitativo en el rostro del emisor. Exactitud. No bastará solamente apuntar un gesto ni abandonarlo después de haberlo comenzado. Diversidad. Decían los antiguos que "las cosas dos veces repetidas agradan". Sin embargo, más de dos veces pueden desagradar. Pero si hay que hacerlo, se deben usar gestos variados y espaciarlos suficientemente, porque la repetición frecuente de un gesto, acaba por importunar. Sencillez. Preséntese uno tal cual es, sin ademanes afectados, ni gestos preciosistas, ni mímicas demasiado estudiadas. Evítense a toda costa las falsas sonrisas, los ojos 49
  • 14. deliberadamente entornados, los movimientos pedantescos o las admiraciones suspiradas, que se apartan de la naturalidad. ¿Le estorban las manos? Úselas adecuadamente. Gestos y gesticulación La ausencia de normas concretas que regulen de un modo adecuado los gestos, se debe a la imposibilidad de una normativa, que si existiera atentaría contra la espontaneidad y la naturalidad que son uno de los atractivos y también exigencias de una correcta expresión hablada. El gesto es una expresión personalísima —no nos cansaremos de repetirlo—, un desahogo en cierto modo íntimo y cada uno usa el que se adecúa a su peculiar modo de ser. El mejor es el que acierta a exteriorizar con el cuerpo o con algún miembro del cuer- po, sobre todo brazos y manos, lo que desea expresar el que está hablando y cuando no puede expresarlo con sólo la ayuda de la palabra, porque si ésta bastase el gesto sobraría. Otra cosa sería la gesticulación, que es un movimiento anárquico e incontrolado del propio cuerpo, un movimiento artificioso e inexpresivo (por exceso o defecto) o que no expresa lo que pretende el que lo realiza. Empleo de las manos y brazos. Los gestos de la mano, que embarazan a tantos neófitos —y a buen número de los que no lo son— se hacen casi siempre acompañados del brazo. Las manos, insistimos, constituyen un pequeño problema, sobre todo para los que no están acostumbrados a pronunciarse en público. Al principio de la disertación o discurso no se sabe qué hacer con ellas y es como si constituyeran un verdadero estorbo. A medida que se avanza, si el que habla va sintiendo cuanto dice y lo hace con emoción, necesita acompañar sus palabras con el gesto de las manos y de los brazos. 50
  • 15. Algunas reglas para su empleo adecuado 1. En los primeros momentos debe tener de algún modo ocupadas las manos, bien sea discretamente sujetas a la mesa, tribuna, atril o barra del micrófono; o sujetando unas cuartillas, siempre que ello no provoque movimientos anárquicos que denoten el ner- viosismo del que habla. 2. Si el tema no requiere que sea expuesto de modo expresivo, su postura correcta será mantener las manos quietas. 3. Debe evitarse poner una mano en el bolsillo, pero es a todas luces incorrecto poner las dos. 4. En estos gestos, como en los demás, ha de actuarse con naturalidad, pero sin excesiva familiaridad. 51
  • 16. Gestos convencionales Son aquellos movimientos básicos de las manos y brazos que, gracias a la rutina de la costumbre, han llegado a constituir una especie de lenguaje por signos de carácter universal. 1. Señalar, indicar. Cuando el orador quiere llamar la atención sobre una idea u objeto, apunta hacia él con el índice de la mano derecha, o de la izquierda. 2. Dar o recibir. Tanto para una acción como para la otra, el orador extiende la mano con la palma hacia arriba. Se usa con frecuencia este mismo gesto cuando el emisor quiere presentar una idea nueva, o cuando pide ayuda al auditorio para la idea que expone. 3. Rehusar, rechazar. Con un movimiento oscilante de la mano con la palma hacia el público, se expresa generalmente la desaprobación de una idea. 4. Apretados los puños. Expresa la intensidad de un sentimiento, como ira o firme determinación. 5. Precaución. De la misma manera que cuando quiere calmarse la excitación de una persona, se apoya la mano en su espalda, el orador emplea un movimiento parecido de la mano, como si se apoyara en una espalda imaginaria, para advertir a los oyentes del peligro que encierra perder la ecuanimidad. 6. División. Cuando se pretende indicar la separación neta y clara de los hechos o las ideas en varios grupos, el orador se sirve del gesto de acercar y separar las palmas de las manos ante sí, manteniéndolas paralelas. Gestos descriptivos Se trata de movimientos de las manos y brazos, menos tradicionales y más individualizados, con los cuales se pretende describir o imitar directamente la idea o concepto que se quiere comunicar. Algunos ejemplos nos servirán para ilustrar este tópico. 1. Con el movimiento de la mano y el brazo, el orador puede ofrecer una idea del tamaño, la forma y hasta el funcionamiento de un aparato. 2. Blandiendo el brazo al aire puede mostrarse el vigor con que fue hecha una agresión mediante los puños. 3. La baja estatura de una persona, manteniendo la mano paralela al suelo a la altura que alcanzaría la cabeza de la misma. 4. La velocidad de un automóvil, por medio del rápido movimiento del brazo por delante de la cara de los interlocutores. 5. Los detalles de un movimiento complicado, con la repetición del mismo movimiento. Movimiento de la cabeza y los hombros El gesto de encogerse de hombros y negar o asentir con la cabeza tiene, en el arte de dirigirse al público, el mismo significado que se le atribuye en una conversación ordinaria. Se usa también para clarificar una idea o para dar mayor énfasis a la expresión. Estas actividades del cuerpo tampoco pueden planearse o ejecutarse de modo totalmente consciente o controlado. Para que no parezcan artificiales y forzadas han de nacer del deseo interior de lograr una comunicación más eficaz. De otro modo, causarán un perjuicio en lugar de mejorar el mensaje del orador. 52
  • 17. Los gestos faciales Los psicólogos han venido interesándose, desde hace mucho, en el estudio de la importancia de la expresión del rostro para la comunicación de ideas y sentimientos. Sin embargo, por propia experiencia personal podemos afirmar que todas estas expresiones hablan, a menudo, con una mayor elocuencia que las palabras. La expresión facial, igual que los demás gestos, ha de ser siempre natural y es- pontánea, de modo que pueda revelar una convicción sincera y un sentimiento profundo. En ocasiones, el orador, para hacer más vivida una anécdota o una historia, se sirve del recurso de hablar y actuar como si se tratara de la persona a quien se está refiriendo. En este proceso de imitación, es posible que combine gestos y expresiones faciales para personificar el objeto de su narración. Es aconsejable sin embargo, que se haga un uso prudente de este recurso, ya que una representación dramática en exceso, puede ir en perjuicio de la idea que se trata de comunicar. 53
  • 18. EJERCICIOS 1. ¿Por qué se afirma que la expresión corporal es también un medio de comunica- ción? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 2. ¿Qué requisitos debe tener en cuenta el orador o conferenciante para presentarse ante un auditorio? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 3. ¿Por qué el orador debe dar la impresión de que al hablar se dirige personalmente a cada uno de los miembros del auditorio? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 4. ¿Cómo debe comportarse el orador cuando se está haciendo su presentación al auditorio? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 5. Resuma las posiciones que debe adoptar el orador ante el auditorio. _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 6. ¿Cuándo los gestos complementan las palabras y cuándo las sustituyen? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 54
  • 19. 7. Enumere los criterios que pueden servir para determinar el grado de eficacia de los gestos. Dé una ligera idea de tres de dichos criterios. _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 8. Trate de comunicar las siguientes ideas, repitiendo en su casa este ejercicio, sir- viéndose únicamente de gestos: a) Ahora o nunca. Esa es nuestra determinación. b) ¡Qué alegría me da verte! ¿Cuándo llegaste? c) Fue un viaje terrible, agotador, pero al fin ya estamos en casa. d) ¡Lárgate de aquí! No quiero verte más por estos sitios. e) ¿Puedes dedicarme unos minutos, por favor? 9. Suponga que está pronunciando una charla. ¿Cómo mantendría las manos en el curso de la misma? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 10. Ante las situaciones que se describen seguidamente, reaccione con el gesto que le parezca más natural y adecuado a cada una de ellas y acompáñelo de las palabras que se sentiría animado a pronunciar: a) Mientras hacemos fila para asistir a una conferencia una persona corpulenta nos da, sin quererlo, un pisotón. b) Nuestro automóvil se ha quedado sin combustible en una carretera de poco tránsito y tratamos de que alguien acuda en nuestra ayuda. c) Al examinar la lista de la lotería comprobamos que por un sólo número de diferencia no hemos obtenido el premio mayor. d) Una manifestación estudiantil huye aterrorizada ante la represión de la fuerza pública, y usted, que transita por el lugar, trata de tomar otra dirección. e) Un automóvil frena violentamente para no atropellar a una anciana que cruza la calle. f) Alguien le grita para evitar que una pesada matera que está cayendo de un alto balcón le alcance. g) Al constatar una llamada telefónica recibimos la noticia de que hemos sido favorecidos con un gran empleo. h) Al rasgar un sobre que ha sido colocado sobre nuestro escritorio, advertimos que contiene una disposición dejándonos cesante de empleo y sueldo. 11. Sin emplear palabras, trate de representar mediante gestos, con la mayor fidelidad, algunas de las situaciones siguientes: 55
  • 20. a) Ante una congestión del tránsito, el chofer de un camión está encolerizado porque teme llegar tarde a su destino. b) Un peatón trata de abrirse paso entre un grupo que huye anárquicamente de la fuerza pública. c) Presenciando un juego de béisbol un jugador da un batazo que es decisivo para el club de sus simpatías. d) Una persona a quien no conoce viene hacia usted en actitud hostil. e) Le presentan un trabajo defectuoso para el que usted ha dado con todo esmero instrucciones precisas. 12. Asista a la primera conferencia, disertación o charla que tenga oportunidad. Haga un resumen sobre las actitudes del orador en relación con los aspectos siguientes: a) Su comportamiento mientras se hacia su presentación _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ b) ¿Cómo mantuvo su contacto con el auditorio? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ c) ¿Qué posición conservó a lo largo de la charla? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ d) ¿Qué frases o expresiones apoyó con sus gestos? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ e) ¿Qué tipo de gestos realizó? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 13. Pronuncie una breve charla (no debe pasar de cinco minutos) para describir un hecho emocionante que usted haya presenciado, tal como un intento frustrado de tomar el poder a través de una revuelta de civiles con algún apoyo militar. a) Emplee los gestos para expresar los detalles con la mayor fidelidad. b) Trate de exponer los hechos con tanta naturalidad como le sea posible. c) Utilice todos los movimientos que sean precisos para que el auditorio experimente las mismas sensaciones que experimentó usted en presencia de los hechos. 56
  • 21. 7 EL RECEPTOR EN EL PROCESO COMUNICATIVO • EL RECEPTOR COMO PROTAGONISTA El receptor o receptores del mensaje que el emisor intenta transmitir, es tan pro- tagonista como éste del proceso de comunicación, y ha de ser tenido muy en cuenta para que ésta realmente se produzca. Esto es así porque tanto el emisor y su mensaje como el oyente, integran y completan el proceso comunicativo. El escuchar el sonido de la propia voz puede ser una sensación placentera y que ayude al orador a confirmar su identidad, pero no hay que confundir esto con el otro objetivo completamente distinto, que es el de comunicar a otras personas ideas y sentimientos. Muchos oradores se olvidan de estos hechos fundamentales y, absortos en sus propios intereses y sugestionados por ideas que les parecen tan importantes, olvidan que se están comunicando con personas cuyos intereses y actitudes pueden resultar completamente distintas a las suyas. Entre el que habla y el que escucha ha de establecerse un hilo conductor — la palabra — que permita el intercambio de ideas y sentimientos. Todo esfuerzo del que habla, superior en principio al esfuerzo y a la responsabilidad del que escucha, debe orientarse a que se consiga esta comunicación, y para ello ha de tener presente, a todas horas, la situación anímica, nivel moral y cultural, edad, aficiones, capacidad intelectual, receptividad, etc., del que está escuchando, porque de lo contrario no hay comunicación. • IMPORTANCIA DEL AUDITORIO Cada día debe concederse más importancia al auditorio. Una bella exposición, un discurso perfectamente elaborado y concebido, una reunión preparada con sumo esmero, pueden fracasar, sencillamente porque al prepararse no se haya pensado suficientemente en el destinatario del mensaje que se pretende comunicar, en sus características mentales y en sus circunstancias. No puede olvidarse, que un auditorio es un pequeño universo formado por individuos, cada uno con sus preocupaciones, sus opiniones y su historia. Es forzoso lograr que por una doble comente, ese universo y el orador se comuniquen, y esto se realizará adaptando la disertación, charla, conferencia o discurso a los oyentes, y éstos a ella. 57
  • 22. ANÁLISIS DEL AUDITORIO Lo primero que debe hacer un emisor antes de enfrentarse a sus receptores, es pre- guntarse ¿cómo se sentirá él mismo en ese momento, respecto del mensaje que va a emitir, si ocupa un lugar entre los oyentes? Para contestar a esta pregunta con exactitud, se requiere un análisis completo del auditorio, ya que es evidente que un argumento que podría convencer a unas personas, dejará indiferentes a otras, y que a un auditorio podría interesarle en cambio lo que para otro carece de todo interés. Lo ideal sería que el que dirige la palabra a un grupo de personas pudiera conocer de todas ellas lo máximo qué pudiera saberse, sin violentar la intimidad de nadie y sin faltar a la discreción y al buen gusto. Tratándose de pequeños grupos es relativamente fácil hacerse con una información bastante aproximada de las características singulares de todos o de casi todos los componentes. Si uno es invitado a hablar ante un grupo o incluso ante un público numeroso, puede obtener una información directa de aquellos mismos que le invitan. De todos modos, el análisis sobre el auditorio puede llevarse a cabo, bien con la información directa que tomemos a la audiencia, lo que generalmente es imposible, bien a través de la información que acerca de la misma lograremos de otras personas. Cuando ninguno de estos métodos resulte viable, podemos deducir las actitudes y creencias de los oyentes de los datos que podamos reunir acerca de los siguientes extremos: 1. Composición social del auditorio. 2. Otras circunstancias que influyen en la información del auditorio. • COMPOSICIÓN SOCIAL DEL AUDITORIO Para analizar la constitución social de un auditorio, deben tenerse en cuenta los factores siguientes: 1. Número. Podrá tratarse de un número reducido de composición homogénea, o de una masa numerosa sin nexos entre sí. 2. Edad. Es un índice muy importante para determinar los intereses de quienes escuchan. Acontecimientos históricos que requerirán largas explicaciones a una audiencia 58
  • 23. juvenil, necesitarían sólo ligeras referencias a una edad madura, que recordará los hechos por haberlos vivido. 3. Sexo. Hay auditorios enteramente masculinos o femeninos y en muchas ocasiones mixtos con reacciones diferentes, aun cuando en muchos casos pueden coincidir los intereses del hombre y la mujer. 4. Vocación e intereses profesionales. La vocación puede sugerir al emisor los intereses y el grado de conocimientos de las personas, para adecuar la forma de su mensaje a estas circunstancias. 5. Nivel educativo. Debe tenerse siempre presente la educación, tanto la escolar como la derivada de experiencias, porque a ella habrá de ajustarse el tono y la altura de la emisión. 6. Pertenencia a asociaciones profesionales, políticas o religiosas. La organización a que pertenecen Sugiere, por lo menos en líneas generales, la clase de personas de que se trata, así como sus inclinaciones e intereses especiales. • OTRAS CIRCUNSTANCIAS QUE INFLUYEN EN LA FORMACIÓN DEL AUDITORIO Además de las señaladas, es importante que antes de iniciar la comunicación y de ser posible, se dé respuesta a las preguntas contenidas en los epígrafes que siguen, las cuales atañen tanto al auditorio como a las circunstancias: 1. Qué actitudes pueden esperarse del auditorio ante el tema que es objeto de la comunicación. El conocimiento de los intereses del auditorio constituye el mejor antídoto contra el peligro vinculado a la unilateralidad de la comunicación, que se realiza mediante conferencias, disertaciones o discursos. Cuando el emisor conoce cuáles son las creencias y actitudes prefijadas que forman las bases del pensamiento y la conducta de los oyentes, pueden expresarse sus pensamientos en forma más convincente, y por lo tanto cabe esperar de éstos mayor receptividad y más fácil aceptación, evitándose las reacciones hostiles que pudieran surgir en caso contrario. 2. Qué conocimientos posee el auditorio acerca del tema. Saber de antemano hasta donde llega el conocimiento de los oyentes acerca del tema que será objeto de la comunicación y conocer su capacidad para evaluarlo y discernirlo, permitirá al emisor subir o bajar el "diapasón", para ajustarlo a las aptitudes intelectuales de los receptores, impidiendo de ese modo la unilateralidad de la comunicación. 3. Qué concepto tienen los receptores del emisor. Desde los tiempos de la antigua Grecia, los técnicos reconocen que la capacidad de un auditorio para dejarse persuadir, está íntimamente relacionada con la opinión que les merezca la honradez y la solvencia moral de la persona que les habla. 4. Qué oportunidades de participación tienen los oyentes. Este conocimiento es importante, porque el emisor debe prepararse mejor y organizar sus planteamientos en forma más exhaustiva, si la audiencia tiene la ocasión de interrogarle, pedirle aclaraciones y hasta polemizar en torno al tema que se haya abordado. 5. Condiciones físicas del lugar en que se producirá la emisión. Conviene tener una idea previa del salón en que se va a hablar (si se trata de un local cerrado), no sólo desde el punto acústico, sino para saber si se trata de un lugar modesto o de una sala elegante. Esto tiene relieve porque es difícil hablar familiarmente en un lugar lujoso, mientras que sí es dable hacerlo en una pequeña y sencilla sala llena. 59
  • 24. ADECUACIÓN AL TEMA Y AL AUDITORIO Aun cuando se haya tenido éxito en pronunciar un discurso u ofrecer una conferencia, porque el mensaje haya sido eficaz para un tema o un auditorio determinado, no debe generalizarse y pensar que este método es el adecuado para cualquier tema y toda circunstancia. El orador o disertante debe ajustar su comportamiento, adaptándolo a las par- ticularidades del auditorio; a la naturaleza de las ideas que pretende exponer y al ambiente u ocasión en que se va a pronunciar su discurso o conferencia. Sintonizar con el público es un objetivo obligado y a veces difícil, que debe imponerse a sí mismo quien aspire a comunicar eficazmente sus ideas, sus planes o sus sentimientos. Es mucho más fácil decir las cosas tal y como a uno le gustaría, pero esto es un error cuyo pre- cio es el de no ser escuchados. El esfuerzo del emisor ha de orientarse a hacerse entender y no caer en la cómoda tentación de buscar el lucimiento personal, imposible por otra parte si el auditorio se niega a escuchar. El empeño ha de consistir en la adaptación a la circuns- tancia concreta y huir de escucharse a sí mismo, porque como alguien dijera "es mejor bajar la puntería y ser entendido, que subirla y ser admirado". 60
  • 25. EJERCICIOS 1. ¿Por qué se afirma que tanto el emisor y su mensaje como el receptor integran y completan el proceso comunicativo? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 2. ¿A qué atribuye usted la importancia del auditorio en el proceso comunicativo? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 3. ¿Cómo puede un orador o conferenciante deducir las actitudes y creencias de los oyentes a quienes va a dirigirse? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 4. Enumere los factores que deben tenerse en cuenta para analizar la constitución social de un auditorio. _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 5. Elija un tema que conozca a fondo, derivado de su experiencia de trabajo, de viajes que haya realizado, de lecturas que haya hecho o de actividades cívicas en que haya intervenido, y prepare un discurso de cinco minutos dirigido a un grupo de amigos. Cuando lo haya preparado proceda en hoja aparte del siguiente modo: a) Haga un análisis completo de los miembros del auditorio. b) Diga de qué medios se ha valido para hacer dicho análisis. c) Resuma las conclusiones a que haya llegado, para servirse de ellas en próximas situaciones. 6. Analice sucintamente las actitudes de un auditorio respecto a un orador en las siguientes situaciones: 61
  • 26. a) Un orador político señalado en cierta ocasión por haber hecho mal uso de fondos públicos confiados a su custodia, trataba de persuadir a su auditorio de la necesidad de pagar con toda escrupulosidad los impuestos y de evitar a todo trance la evasión fiscal. _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ b) Un líder social hablaba a una congregación de agricultores de una región donde la propiedad rural estaba bien distribuida, sobre los males e inconvenientes del latifundismo. _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ c) Un líder cooperativista disertaba para los trabajadores de una importante industria, que tenían grandes dificultades para hacerse a un hogar propio, sobre las ventajas de constituir una cooperativa de ahorro y crédito. _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 62
  • 27. 8 FINALIDADES DEL DISCURSO Y LA CONFERENCIA • PROPÓSITOS GENERALES El discurso, la disertación, la conferencia o cualquier otro género de expresión oral, debe tener como propósito final conseguir una respuesta. Por eso es importante que este propósito esté relacionado con los intereses, aptitudes y actitudes de los oyentes. A través del mensaje o discurso, el orador se propone actuar sobre el pensamiento o la conducta de los oyentes o receptores, reconociendo al mismo tiempo que su propia forma de pensar y comportarse puede resultar también afectada, a su vez, por la respuesta que reciba del auditorio. Dentro de este intercambio comunicativo, el emisor se habrá propuesto alcanzar un cierto número de propósitos, pero sólo uno debe ser el predominante, es decir, el principal. De acuerdo con este principio se reconocen cuatro tipos generales dentro de los propósitos de una disertación conferencia o discurso: 1. Entretener, buscando en el auditorio una respuesta de agrado, diversión, complacencia. 2. Informar, persiguiendo la clara comprensión de un asunto o de una idea o resolviendo una incertidumbre. 3. Convencer, si se quiere influir sobre los oyentes para modificar o transformar sus opiniones. 4. Persuadir, si se aspira a una respuesta de adhesión o acción. • SIMULTANEIDAD DE PROPÓSITOS El hecho de que cada discurso tenga un solo propósito general predominante, no implica que deben descuidarse los demás. En determinadas circunstancias será necesario entretener para después informar, y casi siempre habrá que informar para invitar al auditorio a que actúe en determinado sentido. De hecho, la presentación únicamente informativa de situaciones impresionantes, tiene a veces un valor de convicción, incluso de persuasión; mientras que una alocución que se desea humorística, puede atesorar aspectos informativos. 63
  • 28. En todos los casos uno de los cuatro propósitos generales tendrá una importancia primordial, en tanto que los otros serán sólo complementarios. Ha de cuidarse mucho de que estos propósitos accesorios o secundarios no ocupen totalmente el contenido del discurso, sino que constituyan únicamente la ayuda necesaria para alcanzar el objetivo final. • ENTRETENER Cuando el interés se dirige principalmente a conseguir que los miembros del auditorio se diviertan, el propósito predominante del discurso será entretener, divertir y agradar. Si se pretende llevar una intención agradable a los receptores y hacerles olvidar la vida*cotidiana con sus pequeños sucesos y sus apremios, el mejor medio es quizás el humor, pero también las noticias, comentarios y reportajes curiosos o insólitos pueden servir para lograr el mismo objetivo, sobre todo si tienen un interés humano intrínseco y resultan sorprendentes y apropiados a la ocasión. Otro vehículo que ofrece grandes ventajas, tanto al emisor como a los receptores, es la narración, puesto que el desarrollo cronológico es fácil de seguir y la renovación de los hechos mantiene el interés; cuando el tema lo permite, se pueden crear tensiones, y avivar la espera y la curiosidad antes de llegar al desenlace. En todos los casos tendrá siempre gran importancia la viveza del lenguaje y la originalidad que use el orador en la exposición de sus ideas y argumentos. • INFORMAR Cuando el objetivo principal sea el de ayudar a que los miembros del auditorio comprendan una idea o asimilen un concepto, o cuando pretendamos ampliar su campo de conocimientos, el propósito general del discurso, disertación o conferencia será el de informar. El ejemplo típico es la clase, la conferencia y todo tipo de exposiciones verbales que se dan en el mundo de los negocios y en la vida social laboral. 64
  • 29. La característica principal de este propósito es la objetividad y aunque volvamos sobre el tema con la extensión debida en un capítulo posterior, dejemos desde ahora sentada la reserva de que la objetividad plena es prácticamente imposible, ya que toda palabra, cualquiera que sea el tono en que se pronuncie, lleva en sí misma una carga afectiva que no puede neutralizarse del todo por el solo intento que tenga el emisor de aparecer neutral, por muchos y muy sinceros que sean sus deseos de serlo. Para transmitir con éxito un mensaje informativo, el emisor debe relacionar sus ideas con el conocimiento previo que tiene el público, debe encadenarlas para que resulten fáciles de seguir y recordar, y debe presentar ejemplos lo bastante concretos y apoyados en datos específicos del auditorio. Digamos finalmente que un informe llena su propósito cuando es claro y conciso y cuando dice todo lo que ha de decir con el número necesario de palabras y no más, y cuando gracias a él sus destinatarios se ven enriquecidos con una noticia o una verdad que antes no conocían. • CONVENCER El propósito de convencer —operación intelectual distinta a la de persuadir— ha de descansar sobre realidades claras e indiscutibles que han de poder ser comprobadas y demostradas. Para convencer es preciso argumentar, lo que constituye una operación lógica que sólo es posible cuando se arranca de unas realidades que da por buenas el receptor o en general el destinatario de la argumentación. Se trata pues de una operación eminentemente intelectual, que emplea elementos puramente cognoscitivos y racionales, que hace trabajar conjunta y simultáneamente la inteligencia del que habla y del que escucha haciéndoles seguir un mismo proceso. Cuando se pronuncia un discurso o se dicta una conferencia cuyo propósito sea convencer, después de expuestos los hechos o simplemente afirmados, ha de argüirse sobre su verificación o interrogación. Ha de pasarse de una afirmación a otra subsiguiente mediante una explicación lógica, cuya claridad hace que sea aceptada por los receptores. El fruto normal de una sólida argumentación es el de convencer a los que la escuchan de que son ciertos los hechos sobre los que se argumenta. El asentimiento que se produce es libre y reflexivo, con ausencia de todo elemento impositivo. El que ha sido convencido no ha sido en modo alguno derrotado, sino que, por el contrario, ha sido enriquecido con unas ver- dades que antes no conocía e iluminado con unos razonamientos en los que antes no había reparado. • PERSUADIR La persuasión, definida como un medio de influenciar la conducta por medio de llamamientos dirigidos primariamente a las emociones, constituye en la comunicación verbal un formidable instrumento que no se puede desconocer. 65
  • 30. Uno puede quedar convencido, gracias a la correcta y eficaz argumentación de quien haya hecho un buen discurso y una demostración irrebatible por su claridad, y permanecer, sin embargo, indiferente e indeciso sin realizar ninguna acción subsiguiente. Es como si se dijera: "Todo cuanto has dicho es de una claridad meridiana, pero yo me mantengo donde estaba y no pienso hacer aquello a que tú me invitas". El que se pronuncia de ese modo ha sido convencido pero no se ha dejado persuadir. El emisor no ha logrado que el receptor realizara una acción concreta, no ha movido mínimamente su voluntad. Aquí está precisamente la diferencia entre convencer y persuadir. La persuasión da un paso más, arrancando de las bases precedentes —primero informar, después argüir sobre los hechos informados y probados— y es el de intentar que el destinatario de la exposición oral haga aquello a que es invitado, en forma libre y de manera espontánea. El emisor apela primero a la razón y argumenta a base de los hechos que han sido objeto de comprobación, pero cuando ya se ha hecho esta apelación al raciocinio, acude también al sentimiento poniendo en su mensaje una carga emocional. El objetivo ahora es ciertamente el de influir en la voluntad del que escucha, el cual ya ha asentido a los argumentos de la razón y los ha aceptado, aunque ha permanecido estático, y de lo que se trata es de arrancarle de esa quietud —aquí empieza la persuasión y no antes— para que adopte un gesto y tome una decisión. Es inevitable que el sentimiento ocupe en ese momento un primer lugar, aunque cronológicamente empiece a entrar en juego muy en último término, o sea, cuando el emi- sor percibe con claridad que sus argumentos han sido considerados como válidos y la información que aporta como cierta. Dado que el discurso de persuasión se dirige de manera característica hacia las opiniones y en tendencia a la acción de los oyentes, ha de estar compuesto por una serie bien ordenada de argumentos, apoyada en hechos, figuras y ejemplos; sin embargo, para tener éxito en la persuasión, hace falta algo más que hechos: debe tratarse de que los oyentes quieran creer o actuar en la forma que se les propone. Para ello, además de la evidencia y los argumentos, hay que introducir una llamada que capte hábilmente su atención; hay que demostrar cómo la tesis que se defiende está relacionada directamente con los intereses de los oyentes, y cómo logrará satisfacer algunos de sus deseos, apetencias o necesidades básicas. 66
  • 31. PROPÓSITO ESPECÍFICO El propósito .específico de un discurso la respuesta precisa que el orador o emisor desea obtener del auditorio. Este propósito se refiere exactamente a aquello que deseamos que la audiencia haga, crea, sienta, comprenda o disfrute. Por ejemplo: el tema que un emisor desenvuelve ante una asamblea de obreros azucareros, comprende las bondades y ventajas de una cooperativa de crédito; el propósito general es persuadir a la acción, es decir, incitar a estos trabajadores a que valoricen la idea y la pongan en movimiento; el propósito específico, será lograr un número suficiente de adherentes para formar la cooperativa. La formulación de un propósito específico, claro y preciso, es esencial para el éxito del discurso, porque centra el pensamiento del auditorio y además ayuda al orador a fijar en su propia mente el punto exacto que desea hacer comprensible para sus oyentes, la opinión que desea que adopten, y la acción que deberían apoyar o iniciar como resultado de la charla. 67
  • 32. EJERCICIOS 1. Enumere los propósitos generales de un discurso o conferencia y resúmalos. _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 2. ¿Cree usted que en un mismo discurso quepan todos los propósitos enunciados o más de uno? Razone brevemente su respuesta. _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 3. ¿Qué se persigue básicamente en un discurso para informar? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 4. ¿Cómo se logra el éxito de un mensaje informativo? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 5. ¿Qué operación lógica fundamental debe estar presente en un discurso para con- vencer? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 68
  • 33. 6. ¿Cómo definiría usted la persuasión? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 7. ¿Cree usted que un auditorio puede quedar convencido y no persuadido? Si ad- vierte alguna diferencia razónela brevemente e ilústrela con un ejemplo. _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 8. Elija un tema que conozca a fondo y prepare sobre el mismo tres discursos de cinco minutos de duración cada uno; uno para entretener, otro para informar y otro para convencer. Si logra reunir al grupo para que escuche sus charlas, pida a los oyentes que hagan una crítica acerca de las mismas. Haga en una hoja aparte las anotaciones pertinentes. 9. Seleccione tres discursos impresos a los que tenga acceso y léalos con detenimiento. Trate de determinar, haciendo en hoja aparte las anotaciones pertinentes, lo siguiente: a) El propósito general y específico de cada uno de ellos. b) Hasta que punto se consiguió el propósito especifico. 10. Haga una lista de tres ocasiones en que resulte apropiado un discurso para: a) Entretener. _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ b) Informar. _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ c) Convencer. _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ d) Persuadir. _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ 69