El poema narra un sueño en el que el autor ve su vida representada en el cielo a través de escenas mientras camina junto a Jesús. Observa dos pares de huellas en la arena excepto cuando se siente triste, donde solo ve un par. Al preguntarle a Jesús, este le explica que cuando está sufriendo, Jesús lo lleva en sus brazos por lo que no deja huellas.