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La Guerra de la Triple Alianza: un conflicto
                 regional
                            Carmen RUIGOMEZ GOMEZ
                             Universidad Complutense




    La Guerra de la Triple Alianza, que tuvo lugar entre 1865 y 1870, ha
recibido varios nombres, entre los que se encuentran, «Guerra del Para-
guay», o como prefieren llamarla los paraguayos, «Guerra de 70»’. En
ella se enfrentaron cuatro países sudamericanos: Brasil, Argentina y Uru-
guay contra Paraguay, que resultó el más perjudicado en este conflicto.
    Toda guerra y todo hecho histórico tiene sus bases geográficas y hu-
manas, sus antecedentes, sus causas y sus consecuencias, elementos todos
ellos que intentaremos analizar a continuación.
    El Paraguay está en el centro de América de Sur y, a modo de ejem-
pío, la frontera paraguayo-argentina que sigue el curso de los ríos Paraná,
Paraguay y Pilcomayo, quedó finalmente delimitada en virtud del trata-
do firmado el 1 de junio de 1945. Esto nos demuestra que sus fronteras
han sido fijadas de forma definitiva recientemente y con dificultad.
    En el país se superponen dos paisajes claramente diferenciados: la re-
gión oriental de fértiles tierras, con gran riqueza maderera, de clima sano
y templado, que constituye, desde este punto de vista geográfico, una con-
tinuación de la meseta del Matto Grosso brasileño. Esta región supone
aproximadamente el 40 por 100 de la superficie total del país, pero reco-
ge la mayor concentración demográfica. La otra región es la occidental o
Chaco paraguayo, una inhóspita planicie, gran cuenda sedimentaria situa-
da entre los Andes y el escudo brasileño, que constituye una continuación
de las pampas argentinas. Su población es pequeña. El Paraguay tiene otro
rasgo geográfico que le define y éste es el río de su mismo nombre y sus
afluentes que cruzan el país. Con esta introducción geográfica ya aparece
una de las posibles causas de los continuos conflictos de límites, que es

      Charles J. KOLINSKY: Historícal Dictionary ofl’araguay Metuchen (N. 13. The
Scarecrow Press, Inc. 1973,   ji.   246.




Quinto centenario, núm. ¡4. Edit. Univ. complutense. Madrid, ¡988.
256                           Carmen Ruigómez Gómez


lo que en definitiva es la Guerra de la Triple Alianza, la no existencia de
fronteras geográficas claras entre los tres países limítrofes: Brasil, Argen-
tina y Paraguay.
     En cuanto a los antecedentes puramente políticos de este conflicto te-
nemos que remontamos a la época de la Independencia e, incluso, a la co-
lonia. El Gobierno español sancionó la unidad natural de la región den-
tro de una misma agrupación político-administrativa, de ahí la creación
del Virreinato del Plata, en este virreinato se encontraba la gober-
nación de Guaira. Durante las lúchas de Independencia van a luchar dos
tendencias en el Río de la Plata: la del poder unificador, representada por
Rivadavia, basándose en las condiciones naturales del Plata, y la del es-
píritu localista, representado por Quiroga, Francia y Olañeta. Uruguay
siempre osciló entre Brasil y Buenos Aires, fue conquistado y reconquis-
tado por ambas fuerzas, pero con Artigas adquirió su propia personali-
dad nacional, finalmente sancionada por el Tratado de Río de Janeiro
que aseguraba su independencia. Por su parte Paraguay se caracteriza por
el aislamiento’motivado por su continuado régimen dictatorial.
     La inestabilidad de las fronteras políticas entre las Repúblicas del Pla-
ta se atestigua constantemente en la Historia a través de una serie de con-
flictos que han sido causa de graves perturbaciones.
     En el origen histórico de las fronteras americanas hay que distinguir
dos elementos: la doctrina y el hecho. La primera es la que se conoce con
el nombre de «uti possidetis» en 1810. Las tempranas esperanzas de que
 la unidad del Imperio español sobreviviría a la Independencia fueron
 pronto olvidadas, al predominar más la lealtad a las distintas regiones y
 ciudades que a los ideales confederales de Simón Bolívar. El principio del
«uti possidetis»2 de 1810, por el cual los límites entre dos Estados deberían
 coincidir con las anteriores divisiones administrativas coloniales, se con-
 virtió en la base aceptada por las nuevas naciones t Fue este primer cri-
 terio el que se hizo ostensible en todas las Juntas. Ahorabien, ¿cómo se en-
cauzó la cuestión de límites en el hecho histórico, en realidad? Es evi-
 dente que no fue como lo concibieron los primeros directores del movi-
 miento emancipador, así, reflexionaba Simón Bolivar (no quería que la
 América hispana anduviera dividida por el regionalismo: su pensamien-
 to, contrario a los localismos, revestía carácteres continentales)4 y escribía:
      «Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola Na-
ción con un solo vínculo que ligue sus pafles entre si y con el todo. Ya que tiene su
    2 Fórmula empleada en la diplomacia; así se dice un tratado basado en el «uti pos-

sidetis»; esto es, sobre las posesiones territoriales adquiridas por una de las pafles be-
ligerantes. (Diccionario Enciclopédico Espasa Calpe).
      Alistair HENNESSY: Thefrontier in Latín American History. Londres. Edwar
Arnold Publishers, 1978, ji. 106.
      José Joaquín CAICEDO CASTILLA: El Derecho Internacional en el sistema in-
Lo Guerra de la Triple Alianza: un conflicto...               257

origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener
un sólo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse; mas
no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, carác-
teres desemejantes dividen la América ~.»

    Bolívar aceptaba las divisiones coloniales como punto de partida ha-
cia una unificación posterior, es decir, otorgándoles el mismo carácter que
hasta entonces habían tenido las divisiones interiores dentro de una ho-
mogeneidad del conjunto de las Indias españolas. Pero destruida la obra
de Bolívar y su panamericanismo, el concepto limítrofe se transforma, la
falta de mapas, los inadecuados registros catastrales de territorios inex-
plorados y las apetencias territoriales, en definitiva, dejaron una larga lis-
ta de conflictos y disputas territoriales entre las Repúblicas americanas.
    Pasando a los hechos concretos en el Río de la Plata, en 1810 se creó
una Junta Ejecutiva que representaba la independencia del Rio de la Pla-
ta y el proyecto de aglutinar bajo su jurisdicción todas las regiones que
hablan integrado el antiguo virreinato. La Junta pidió a los gobernadores
de las provincias que se unieran al movimiento emancipador y que reco-
nocieran su supremacía hasta que se reuniera el Congreso General de las
Provincias Unidas del Río de la Plata para decidir el gobierno definitivo.
Esta invitación no cayó muy bien al Paraguay y su no contestación pro-
dujo en Buenos Aires el convencimiento de que Paraguay se negaba a in-
tegrarse en este plan general, lo que motivó un conflicto armado en el que
el general argentino Manuel Belgrano fue derrotado por los paraguayos.
A continuación se constituyó un Congreso Paraguayo independiente que
dio como resultado la concesión del poder a dos cónsules: Yegros y Fran-
cia. En 1814 Gaspar Rodríguez de Francia fue designado Dictador Su-
premo de la República y gobernó durante tres décadas.
    Analicemos la situación de estos países en el período inmediatamante
anterior al estallido de la Guerra de la Triple Alianza.
    Uruguay: En 1853 renuncia el presidente Juan Francisco Giró y le su-
cede un triunvirato integrado por Lavalle, flores y Rivera, del que sobresalió
muy pronto Venancio flores, que fue nombrado presidente. Durante su go-
bierno se producen una serie de desórdenes y un importante malestar eco-
nómico. Ante esta situación, flores pide la intervención de Brasil, que va
durar dos años. Después de producirse el Pacto de la Unión, entre flores
y Oribe, sube a la presidencia del Uruguayel colorado, liberal, Gabriel An-

teramericano. Madrid. Ed. Cultura Hispánica. Centro de Estudios Jurídicos Hispa-
noamericanos, 1910, ji. 15.
     Simón BOLíVAR: Carta de Jamaica. Kinston. 6 de septiembre de 1815. Citado
en Miguel ACOSTA SAIGNES:AntologíadeSimónBolivar México. Universidad Na-
cional Autónoma de México. Biblioteca del Estudiante Universitario núm. 104, 1981,
ji.   56.
258                          Carmen Ruigómez Gómez


tonio Pereira, entre los años 1856 y 1860. Le sucede, entre 1860 y 1864,
Bernardo Prudencia Berro, durante cuyo gobierno se produce la revolu-
ción colorada en Uruguay, de la que hablaremos más adelante como an-
tecedente inmediato de la Guerra de la Triple Alianza.
    En cuanto al Imperio del Brasil, en relación con el Rlo de la Plata, Ida-
ha flores O. de Zarza, nos indica las pautas de su política:
    a) Disgregación de los pueblos del virreinato del Río de la Plata (es-
pecialmente Paraguay y Uruguay) para evitar la formación de un estado
fuerte, que pudiera competir con el Brasil en esta zona.
    b) Expansión territorial en el Plata adueñándose de lugares estratégi-
cos.
    c) Intentar el establecimiento de monarquías en repúblicas del Río
de la Plata, para consolidar y extender su influencia.
    d) Quebrantar el equilibrio del Río de la Plata, sobre todo a raíz del
Pacto de Londres de 1861, para lo que pretendía apoderarse de las repú-
blicas más débiles del sistema, es decir, conquistar Paraguay y Uruguay.
(Por el Pacto de Londres de 1861, Inglaterra, Francia y España decidie-
ron «reconquistar » América y monarquizar sus repúblicas, para lo cual
atacaron tres puntos claves del continente: la escuadra de las tres poten-
cias atacó a México; Francia proclamó a Maximiliano como Emperador
de México; España atacó a Chile y Perú en 1869, pero Perú, Chile, Ecua-
dor y Bolivia firmaron una alianza y esta unión americana triunfó sobre
España.)
    e) Destruir la unificación argentina <en la que habla mediado el pa-
raguayo Francisco Solano López) 6•
    Durante estos años turbulentos, el Brasil, que estaba dispuesto a im-
 pedir la expansión argentina, peligrosa para su seguridad y su domina-
 ción, promovió una serie de acuerdos internacionales, como el firmado el
 25 de diciembre de 1850 entre Brasil y Paraguay, contra un posible ata-
 que de Argentina o Uruguay, en definitiva, lo que se pretendía era man-
 tener el equilibrio político en el Río de la Plata.
    En cuanto a Argentina, Juan Manuel Rosas, presidente, sigue la polí-
tica de reconstruir en el Río de la Plata el extinguido virreinato. En 1859,
se produce la unificación argentina, con la garantía del Paraguay, cuando
se firma en San José de Flores el Convenio conocido con el nombre de
«Pacto de la Unión Nacional». Sube a la presidencia Mitre, mientras el
general rebelde, Urquiza, se retira a la provincia de Entre Ríos, compor-
tándose allí como un soberano. Se pone fin al problema entre el unitaris-
mo y el federalismo, se empieza a recuperar el país económicamente y se

   6 Idalia FLORES O. DE ZARZA: Juan Bautista Alberdi en la defensa del Para-
guay en la Guerra contra la Triple Alianza. Buenos Aires (s. n.), 1976, pp. 157-158.
La Guerra de la Triple Alianza: un conflicto...        259


proyectan hacia el exterior, sobre todo hacia Europa, e incluso hacia Es-
paña, que reconoce su independencia en 186:3.
    El gobierno del «Dictador Perpetuo», como también se le llamaba, se
caracterizó por la autarquía (se crearon lo que se conoce con el nombre
de «estancias de la patria», núcleos económicos en los que se garantizan
los recursos ganaderos, agrícolas y artesanales destinados a cubrir las ne-
cesidades propias y las de la exportación; se niega la libre entrada de mer-
cancías extranjeras), por la confiscación de latifundios, que se dividen en
predios, y el arrendamiento de tierras a campesinos, distribución de ape-
ros y maquinaria agrícola, se suprime el diezmo eclesiástico, se rebajan
los impuestos, se amplía la alfabetización y, de cara a las relaciones in-
ternacionales, por un aislamiento para acrecentar el sentimiento naciona-
lista.
    A Francia le sucede otro dictador, Carlos Antonio López que vivió la
obsesión de conservar la independencia del país, por lo que se interesó vi-
vamente por el equipamiento militar, montando astilleros, estableciendo
el servicio militar obligatorio, fabricando armas y municiones. Durante
su mandato se produjo un importante auge económico que intranquilizó a
sus vecinos, Brasil y Argentina; asimismo desarrolló la cultura, creando
escuelas, periódicos, como «El Paraguayo Independiente», contratando
técnicos y profesores extranjeros. En otro orden, tendió vias férreas, telé-
grafos. En definitiva, podemos considerar ésta como una época de pros-
peridad. Por otro lado, restableció el servicio militar obligatorio, organizó
la armada, fundó astilleros y fábricas de armas y municiones para la de-
fensa. En cuanto a la política internacional, en 1850, Carlos Antonio Ló-
pez se negó a firmar un tratado con Brasil por el que este país surcaría
los ríos paraguayos, exigía, como requisito previo, zanjar la cuestión de
los límites entre ambas naciones, una controversia que se arrastraba des-
de antiguo y que habla generado varias tentativas brasileñas de invadir
las márgenes del río Paraguay, rechazadas porfuerzas militares guaraníes.
Finalmente firmó este tratado, por seis años, en 1856, sin solucionar el
problema de los limites. Respecto de otros países, procuró mantener re-
laciones diplomáticas y amistosas con países americanos y europeos.
   Le sucede su hijo, Francisco Solano López, gran protagonista de la
guerra de la Triple Alianza. Viajó por Europa y quedó fascinado por la
figura de Napoleón III ‘. Sigue las lineas directrices de sus dos predece-
sores, procurando el desarroUo económico dcl país y dictando una serie
de medidas para conseguirlo, medidas muy discutidas con posterioridad,
pues si bien para unos fueron un esfuerzo para mejorar, tal es el caso de
Barret, otros simplemente ven en ellas el carácter de demagógicas, Wash-

    Mario HERNANDEZ SANCHEZ-BARBA: Historia de América. Madrid. Ed.
Alhambra, 1981, tomo III, ji. 220.
260                             Carmen Ruigómez Gómez


burn ~. Al igual que su padre, no descuidó la economía, la educación y la
cultura, estableciendo becas estatales para la formación de técnicos y cien-
tíficos, se facilitó la importación de maquinaria agrícola, industrial y ele-
mentos de navegación. En cualquier caso puso especial hincapié en el de-
sarrollo militar; de todas maneras, la potencia militar de Paraguay se ba-
saba más en los hombres que en las armas. Su política básicamente la po-
demos resumir en los siguientes puntos:

    a) Consolidación y defensa de la independendia, de la paz y de la in-
tegridad de las Repúblicas de Plata, como garantía de su propia seguridad
e independencia.
    b) Política y defensa del equilibrio del Río dc la Plata y el manteni-
miento de la política de no intervención.
    c) Defensa del status quo de las naciones rioplatenses, como condi-
ción de paz y seguridad generales.
    d) Consolidación del sistema republicano y democrático del Río de
la Plata y de América.
    e) Unificación de la República Argentina.
    O Reordenación, perfeccionamiento y reorganización administrati-
va y económica de la nación y elevar el nivel cultural del pueblo.
    g) Promover el progreso económico, el desarrollo y utilización de
nuevas técnicas.
    h) Mejorar el comercio, reanudar las relaciones diplomáticas con los
países americanos y europeos.
     En cuanto a las cuestiones internacionales Francisco Solano López
 siempre vio con aprensión y vigilancia a sus grandes vecinos:
      — Por el antagonismo latente entre Brasil y Argentina.
      — Porque ambos eran hostiles a la Independencia de los Estados pe-
queños.
    Ante esto, Francisco Solano propuso un acuerdo con Brasil que no fue
escuchado. A continuación se propuso el acercamiento al otro gran veci-
no, Argentina, pero también fracasó ante el estallido de la revolución en
Uruguay, que realmente podemos considerar dentro de los límites de la
Historia de la Guerra de la Triple Alianza.
    Anteriormente Paraguay, y más concretamente Solano López, había
intervenido directamente en un asunto puramente interno de Argentina,
corno es la unificación argentina. A través del dictador Solano López se

      8   Gilbert PHELPS:   Tragedy of Paraguay. New York. St. Martin’s Press, 1975,
p. 72.
La Guerra de la Triple Alianza: un conflicto...              261


llegó al convenio entre la Confederación Argentina y Buenos Aires. En
1859 se llegó a decir en el «Nacionab> de Buenos Aires:

    «Acaso el general López, destinado por la providencia a presidir una gran nación,
compuesta de todos los países ribereños del Paraná, Paraguay y Uruguay, que guarde
el equilibrio con el Imperio del Brasil9.»
   A pesar de esto no siempre las relaciones entre Paraguay y Argentina
fueron amistosas. Parece ser que dentro de los planes del dictador Rosas,
en 1849, entraba la reconstrucción del Rio de la Plata. Se dispuso en pri-
mer lugar a invadir el Paraguay y, luego, Uruguay; también soñaba, pa-
rece ser, con someter a Bolivia, pero nada de esto ocurrió.

La Guerra de la Triple Alianza

Causas:
    El conflicto tiene unas claras causas regionales: el problema de la na-
vegación por los ríos, especialmente el Paraná y el problema, no solven-
tado tras la independencia, referente a los límites territoriales de cada nue-
va república.
    El conflicto por la navegación ya se planteó, como hemos visto, en
tiempos de Carlos Antonio López. Brasil necesitaba el libre tránsito para
acceder al Matto Grosso, su provincia más occidental, que carecía de
ferrocarriles y carreteras. Por lo tanto para el Imperio brasileño la cues-
tión de la navegación tenía prioridad sobre la cuestión de los límites IO~
    El conflicto de límites viene determinado porque Argentina reclama-
ba Misiones (el centro de las antiguas misionesjesuíticas) que flanqueaba
el Sureste de Paraguay a lo largo del río Paraná. Argentina también re-
clamabael Chaco central (entre los ríos Bermejo y Pilcomayo). Brasil que-
ría el norte y noroeste del Paraguay hasta el río Apa lI•
    Por otro lado, Solano López pensaba que si ganaba esta guerra (con
la ayuda de los disidentes argentinos, Urquiza, y los blancos paraguayos)
se hallaría en condiciones de dictar la línea política de toda la zona 12•
    Para la historiografía brasileña, el motivo de la guerra estuvo en el in-

        Idalia FLORES G. DE ZARZA:       op. cit., p. 135
   lO   Harris Gaylord WARREN: Paraguay and the Triple Aliance. The postwar deúa<-
de, 1869-18 78. Austin. Institute of Latin American Studies. The University of Texas,
ji. 8.
        Ibídem, p. 8.
     12 John Hoyt WILLJAMS: The rige andfall oftheParaguayan Republic.1800-18 70.

Austin. Institute of Latin American Studies. Ihe University of Texas, ji. 277.
262                        Carmen Ruigómez Gómez


terés de Paraguay para absorber a la república del Uruguay y las provin-
cias argentinas de Entre Ríos y Corrientes y convertirse así en un país
atlántico, con Montevideo como capital’3.
    Para la historiografía paraguaya la guerra fue consecuencia de un in-
tento por parte de Brasil de romper el equilibrio en los países del Plata.
Brasil era el mayor enemigo del equilibrio platense y Mitre cometió un
gran error promoviendo una guerra civil en Uruguay y luego uniéndose
a Brasil contra Paraguay. Muy unido a este argumento está la tesis de que
Paraguay libró una lucha de supervivencia. Los porteños soñaban con in-
troducir dentro de su área a todo el virreinato y el apetito territorial de Bra-
sil era insaciable. (Brasil ha tenido una discusión de limites con cada Es-
tado sudamericano, excepto con Chile)”. Por equilibrio político los pa-
raguayos querían decir algo más que un simple equilibrio de poder. Sig-
nificaba autodeterminación y negaba el derecho de intervención. Solano
López tenía verdadera obsesión por este concepto de «equilibrio», de ahí
que tuviera el apodo en determinados círculos de «el equilibrista» 15~
    También consideraba un peligro para Paraguay la intervención direc-
ta del Brasil en los problemas internos de los países del Plata, como se
verá al estudiar la revolución colorada del Uruguay.
    Otra razón podría ser el interés de Buenos Aires de querer continuar
siendo el único puerto privilegiado de entrada en el Río de la Plata y de
contacto con las naciones civilizadas de Europa.
    Hay también causas internacionales, pese a que esta guerra no tuvo
mucho interés por una serie de razones:
      — La lejanía.
      — Los problemas internos europeos (crecimiento del poder prusiano,
período entre la guerra de Crimea y la franco-prusiana).
      — Estaban más interesados por el intento de Napoleón III de poner
a Maximiliano de Austria como emperador de México.
      — En Estados Unidos se estaban produciendo los últimos coletazos
de la guerra civil, además del asesinato de Abraham Lincoln I6~
     Pese a esto, las potencias tenían grandes intereses en el Plata, sobre
todo Inglaterra. Estados Unidos proporcionaba a Gran Bretaña la mayor

    ‘~ Joao PANDIA CALOGERAS: «Ihe Paraguayan War as seen by a Brazilian».
New York. En A Century ofBrazilian History since 1865. Issues andproblems. Alfred
A. KNOPF, 1969, p. 78.
    14 Pelhalm Norton BOX: Los orígenes de la Guerra de la Triple Alianza. Buenos
Aires. Ed. Nizza, 1958, ji. 32.
    “ Hanis Gaylord HARRIS: «The Paragwayan image of the War of the Tripfr
Aliance». New York. En A Century of Brazilian History since 1865. Issues and pro-
blems. Alfred A. KNOPF, 1969, p. 82.
    16 Gilbert PHELPS: op. cit., p. 12.
Lo Guerra de la Triple Alianza: un conflicto...        263


parte de las materias primas, algodón, para la industria textil de Man-
chester, y vio el peligro de contar con un único proveedor, sobre todo tras
la guerra civil norteamericana, por lo que los ingleses tantean otros luga-
res y se dirigen hacia el cono sur, allí se encuentran con que Solano esta-
ba en contra de la consolidación de la hegemonía extranjera 17• Los go-
biernos europeos, excepto el francés, favorecían a la Triple Alianza, y si
ofrecieron sus servicios para lograr una paz de compromiso, lo hicieron
con escaso interés. Querían la derrota del Paraguay 18
     La firma del Tratado de la Triple Alianza tuvo un eco inmediato en
el continente amencano. En el Congreso de Lima de 1864 se dijo que esta
Triple Alianta contra un país sudamericano era un peligro para el espíri-
tu americanista. Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú protestaron.
Según palabras de Natalicio Talavera: «La América del Sur tiene un in-
terés vital en esta guerra, porque en ella se discuten principios y derechos
que corresponden a todos y que no pueden quebrantarse sin detrimento
común ‘e.»
     Lo que sí podemos sacar como consecuencia de todos estos aspectos
es que la rivalidad entre Argentina y Brasil, pese al Tratado, previno de
excesivas pérdidas de territorios y la absorción por alguno de los dos pai-
ses.
     La revolución colorada del Uruguay es la primera fase de la guerra o
el desencadenante inmediato. Se inició en abril de 1863. El ambiente po-
lítico de este país se hallaba dividido en dos grupos: los colorados (libe-
rales) y los blancos (conservadores). En el momento de producirse la re-
belión se hallaba en el poder Bernardo Prudencio Berro, representante del
partidoblanco. El cabecilla de esta revolución es Venancio flores, del par-
tido colorado. Con anterioridad flores había sido vencido en Uruguay y
había huido a Buenos Aires donde se alistó en el ejército y acompañó a
Mitre en todas sus campañas en contra de Urquiza, el cual era apoyado
por Berro. Cuando Mitre es elegido presidente protege a su leal servidor,
Flores, que va a encabezar la revolución desde Buenos Aires, que se con-
vertirá en base política y militar de los rebeldes. De manera que este le-
vantamiento tenía el beneplácito absoluto de la nación argentina (aunque
es cierto que propugnó un intento de reconciliación entre flores y Aguirre
que no dio resultado), y el conflicto era alentado por la prensa porteña 20~
Pero pronto va a entrar en este escenario político la otra potencia intere-

   “ León POMER: La Guerra del Paraguay ¡Gran Negocio! Buenos Aires. Ed. Cal-

den, 1968, ji. 379.
   ‘~ Maulio CANCOGNI y Iván BORIS: El Napoleón del Plata. Barcelona. Ed. No-
guer, 1977, ji. 17
   ‘~ Natalicio TALAVERA: Lo Guerra del Paraguay. Correspondencias publicadas
en el Seminario. Buenos Aires. Ed. Nizza, 1958, ji. 95.
   20 Maulio CANCOGNI y Iván BORIS: op. cit.. ji. 54.
264                        Carmen Ruigómez Gómez


sada en la zona, Brasil que, en seguida, se puso del lado de los rebeldes
y justo un año después de estallada la revolución su parlamento vota la
intervención. Hasta este momento, el Brasil, donde habla predominado
el partido conservador, solía ayudar a los blancos, pero ahora que estaban
los liberales en el poder los brasileños apoyaron a los colorados y, por lo
tanto, a su rebelión. A lo largo de las fronteras de Uruguay y la provincia
brasileña de Río Grande do Sul siempre había existido una intensa riva-
lidad, el paisaje es exactamente igual a ambos lados de la frontera, ade-
más habla bastantes brasileños que hablan comprado tierras dentro de las
fronteras uruguayas, aprovechando este hecho, alegando daños y perjui-
cios que decía que se habían causado a sus súbditos envió una embajada,
al mando de la cual estaba Saraiva con un ultimátum, pero al no seracep-
tado motiva la intervención armada de Brasil en la Banda Oriental, que
comienza con el hundimiento de dos barcos y la consiguiente ruptura de
relaciones entre los dos países. Según otros autores, las verdaderas inten-
ciones del Brasil serían impedir que sólo fuera Buenos Aires la que se be-
neficiara de la probable victoria de flores.
    Ante esta situación, a los blancos (al presidente Berro le ha sustituido
Anastasio Aguirre) no les queda más remedio que pedir ayuda al Para-
guay. Francisco Solano López acepta el, reto y comienza la preparación mi-
litar en ci campamento de Cerro León y considera motivo de guerra la par-
ticipación armada de Brasil, ya que rompía el equilibrio rioplatense, y le
prohibió la navegación por sus aguas. Solano López pide permiso a Ar-
gentina para pasar por su territorio y le es denegado, porlo que se ve obli-
gado también a declarar la guerra a este vecino. Según la historiogra-
fía argentina esta negativa vino determinada por el temor de Mitre de que
Solano fuera a apoyar a su gran rival, Urquiza, no sin antes haber man-
dado Solano López a su ministro de Asuntos Exteriores, Berges, a Buenos
Aires a pedir explicaciones del apoyo argentino a la causa de Flores. Cuan-
do finalmente triunfa la revolución colorada en Uruguay (mientras tanto
Anastasio Aguirre ha cedido la presidencia a Tomás Villalba), Paraguay
se encuentra en guerra contra las dos grandes potencias del área: Argen-
tina y Brasil. El emperador del Brasil estaba empeñado en la campaña, ne-
cesitaba atar a sus aliados (Mitre y flores) por los lazos de una alianza
pública y oficial, a fin de asegurar el éxito de su próxima y arriesgada cam-
paña contra el Paraguay. Mitre, que hacía la comedia de la neutralidad,
no quiso comprometerse todavía en un pacto de alianza, pero prometió
 solemnemente que no permitiría al Paraguay el paso de sus ejércitos por
territorio argentino, en caso que lo solicitase para operar contra Brasil, y
esto valía lo mismo 2I~ Estos dos paises, junto con el Uruguay con un go-

   21 Juan E. O’LEARY: El Paraguay en la Un~ficación Argentina. La Guerra de la

Triple Alianza. Asunción. Instituto Colorado de Cultura, 1976, p. 114.
La Guerra de la Triple Alianza: un conflicto...               265


bierno colorado ya (flores es nombrado gobernador provisional en 1865),
firman el Tratado Secreto de la Triple Alianza.
    ¿Cuál fue la razón verdadera que hizo que Solano interviniera en la
guerra de Uruguay? Las razones son múltiples y no podemos descartar
como una de ellas el afán militarista del dictador, pero hubo otras razo-
nes de índole regional que vamos a analizar. Para Solano López era lógi-
co pensar que el Imperio brasileño, después de arreglar violentamente sus
diferencias con el Uruguay, tratara de hacer lo mismo con el Paraguay; si
Argentina o Brasil se asentaban en Montevideo, Paraguay se hubiera sen-
tido permanentemente amenazado. Francisco Solano apoya la indepen-
dencia del Uruguay, garantía de la de su país, o en palabras de Alberdi:
     «Montevideo es al Paraguay por su posición geográfica, lo que el Paraguay es al
interior del Brasil: la llave de su comunicación con el mundo exterior. Tan sujetos es-
tán los destinos del Paraguay a los de la Banda Oriental, que el día que Brasil llegase
a hacerse dueña de este país, el Paraguay podría ya considerarse como colonia brasi-
lefla, aun conservando su independencia nominal 22»

   Pero Solano López también pensaba en vencer en Uruguay y después,
con estos aliados, luchar contra el Brasil.

El desarrollo de la guerra

   Desde el punto de vista de las operaciones militares se pueden distin-
guir cuatro fases:

Primera fase:
    a) La captura (noviembre dc 1864) del vapor brasileño Marqués de
Olinda, acto que inaugura formalmente la guerra.
    b) Invasión con éxito del Matto Grosso (Brasil), provincia del norte,
por Paraguay, el objetivo era el sometimiento de esta provincia brasileña
para evitar todo peligro por el norte.
    c) Declaración de guerra contra Argentina (marzo 1865).
    d) Los dos ataques paraguayos posteriores hacia el sur, a lo largo de
los ríos Uruguay y Paraná.
    e) La total derrota del brazo en el sitio de Uruguayana y derrota de
la flota en la batalla de Riachuelo, que paró el avance del brazo oes-
te a lo largo del río Paraná.
    1) Decisión del Mariscal Francisco Solano López de retirar sus fuer-
zas y adoptar una posición defensiva en Humaitá, el principal bastión pa-
raguayo más arriba de la confluencia de los ríos Paraguay y Paraná.
   22   Ibídem, PP. 107-108.
266                           Carmen Ruigómez Gómez


Segunda fase:
    a) El eventual éxito del ejército aliado forzando un cruce del Paraná
y el establecimiento de posiciones ante Humaitá en territorio paraguayo.
    b) Los casi tres años de operaciones de sitio alrededor de Humaitá,
incluyendo las grandes batallas de Tuyuti y Curupaity.
    c) El gradual cerco del bastión paraguayo y el continua desgaste del
poder del hombre de Paraguay.
    d) El forzamiento de las defensas del río Paraguay en Humaitá y el
bombardeo de Asunción.
    e) La exitosa retirada hacia el norte del Mariscal López y las tropas
que le quedan y la caída de Humaitá.
Tercera fase:
    a) El episodio de la conspiración, durante el cual el Mariscal López
efectuó una purga de los elementos civiles de su gobierno a través de los
informes de la intriga para derrumbarle.
    b) La retirada del ejército paraguayo para fortificar posiciones a lo
largo del río Pikysyry al sur de Asunción.
    c) El renovado ataque aliado en diciembre, incluyendo las batallas
de Ytororó, Avay e Itá-Ybate, después del cual las fuerzas paraguayas fue-
ron prácticamente aniquiladas, la evacuación y ocupación de Asunción y
el pronunciamiento del brasileño Marqués de Caxías de que la guerra ha-
bía acabado.

Cuarta fase: La guerra de la Cordillera hasta marzo de 1870.
    a) Empezando enero de 1869 el Presidente López del Paraguay llevó
a cabo la casi increíble tarea de organizar un nuevo ejército en Azcurra y
Pirebury, compuesto, prácticamente, sólo por viejos, niños y antiguos pn-
sioneros escapados.
    b) El nuevo ejército paraguayo es derrotado y forzado a retirarse en
agosto después de las victorias de Pirebury y Acosta Nu por dos ejércitos
aliados, ahora compuestos únicamente de brasileños.
    c) Durante los siguientes seis meses, hasta marzo de 1870, los super-
vivientes paraguayos que quedaban se retiraron lentamente hacia el no-
reste en una marcha trágica conocida como el Vía Crucis de la Nación.
    d) La larga guerra acaba con la acción final en Cerro Corá en la cual
López y muchos de su plana mayor mueren luchando hasta el final 23•
    Durante los cinco años que duró la guerra, cuatro pueblos se sumer-
gieron en el horror.

  23   Charles KOLINSKY: op. cii., pp. 115-116.
Lo Guerra de la Triple Alianza: un conflicto...                267


    Habría que reseñar en este momento la participación de paraguayos
en la «Legión paraguaya» en contra de Francisco Solano, luchando en el
bando de los aliados. Los opositores al régimen político de los López,
como no les era posible la acción pública en su país, emigraron a Argen-
tina y allí prosiguieron su campaña contra los López, para ello se valie-
ron fundamentalmente de la prensa. Entre estos opositores estaban Car-
los Liozaga y Fernando Iturburu que, en 1851, se habían dirigido al ge-
neral Rosas solicitando la «reincorporación de la Provincia del Paraguay
a la Confederación Argentina para lo que le propusieron una expedición
militar. En 1858 se funda en Buenos Aires, la «Sociedad Libertadora de
la República del Paraguay», que tenía como órgano portavoz el periódico
«El Grito Páraguayo». En 1864 se funda la «Asociación Paraguaya», su-
cesora de la «Sociedad». Pretendieron erigirse en un gobierno nacional
en el desierto y crearon un cuerpo de ejército, «La Legión Paraguaya»,
que formó parte del ejército argentino. Muchos paraguayos se alistaron
porque luchaban contra un gobierno, el de Francisco Solano López, no
contra todo el Paraguay 24
    Asimismo habría que conocer el punto de vista de un historiador pa-
raguayo, Gregorio Benites, sobre las verdaderas causas del fracaso del Ma-
riscal Solano López, al que ensalza ardientemente (formando, por tanto,
parte de esa historiografía paraguaya que ha forjado la figura mítica de
Solano), diciendo que el Paraguay hubiera triunfado «si su legación en In-
glaterra y Francia se hubiesen inspirado en los sentimientos del deber», y
añade:

    «Si con la energía y el fecundo genio organizador, de que dio testimonio fehacien-
te, el gobernador paraguayo, Mariscal Francisco Solano López, desde la expedición
a Matto Grosso, en 1864, hasta la última jornada de Cerro Corá en 1870, hubiese po-
dido disponer oportunamente, dc los formidables elementos que su legación en Eu-
ropa se encontraba con aptitud y con instrucciones expresas, de proveerle, pues los
tenía a su disposición, entonces, lo repito, el triunfo del Paraguay habría sido un he-
cho INFALIBLE... Los elementos a que me refiero consistían en una escuadrilla se
seis poderosos buques de guerra, en numerosos armamentos modernos, y en las sim-
patías e intervención colectiva de dos grandes potencias marítimas de Europa y Amé-
rica, en favor del Paraguay 25.»

   En lo que respecta a la cifra de muertos no todos los autores coinci-
den, aunque sí coinciden en afirmar que fue una gran catástrofe demo-
gráfica, sobre todo para Paraguay.

   24 Juan Bautista GILL AGUINAGA: Lo Asociación Paraguaya en la Guerra de la

Triple Alianza. Buenos Aires. Ed. del autor, 1959, pp. 23-35.
    25 Gregorio BENITES: Anales diplomdtico y militar de la Guerra del Paraguay.

Asunción. Est. hp. de Muñoz Enos, 1906, tomo 1, p. 5.
268                         Carmen Ruigómez Gómez


    Por lo que toca a los aliados, Kirk, el ministro americano en Argenti-
na, proporciona las siguientes cifras:
    Brasil - 168.000 muertos.
    Argentina 20.000 muertos.
                -


    Uruguay -3.000 muertos 26•
    Para otros, los muertos brasileños fueron bastantes menos, 100.000 27
y 65.000 heridos 28, 6 500.000, y la mayoría del cólera.
    La catástrofe demográfica fue importantísima para el Paraguay. Su po-
blación, en 1864, según los distintos autores iría de 400.000 a 1.200.000
habitantes no indios 29, aunque lo más probable era de unos 800.000. Los
distintos investigadores siguen sin ponerse de acuerdo con respecto al nú-
mero total de bajas, para unos un cuarto de la población, para otros dos
tercios 30, para otros 220.000 ~ para otros 100.000 32, para otros 500.000.

Resultados de la guerra
    El hecho más evidente fue el descenso de la población paraguaya como
acabamos de ver. De la población restante, la desproporción entre los
sexos se hizo alarmante. Según un autor, del cuarto de población que so-
brevivió (200.000), el 90 por 100 eran mujeres, de los 20.000 varones su-
pervivientes, las tres cuartas partes eran viejos de más de 60 años o niños
menores de 10. Según Gilbert Phelps, las mujeres y niños representaban
el 14 a 1, y las mujeres mayores de 15 años, el 4 a 1 ~. En Asunción, des-
pués de la guerra, había 6.248 varones, la mayoría niños, y 11.066 muje-
res ~ En la postguerra hubo una importante política dc inmigración que
hizo que la población se recuperara:
    1879 - 300.000 habitantes.
    1899 - 535.000 habitantes (de los cuales 100.000 eran indios)”.
    El Paraguay también sufrió un colapso económico. Pocas veces ha pa-
gado un país tan alto precio por su defensa. Fue la catástrofe más grande
       Harris Gaylord WARREN: op. cit
      26                                   the postwar decade   ...,p. 31.
       Gilbert PHELPS: op. cii., p. 269.
      27

    28 Harris Gailord WARREN: op. cii      the postwar decade..., p. 30.
    29 Ibídem, p. 32.

    30 Charles KOLINSKI: op. cii., p. 246.

    ~‘ Gilbert PHELPS: op. cit., p. 271.
    32 Michael George MULHALL y Edward Thomas MULHALL: Handbook ofthe

River Plate. (Citado en Harris Gailord WARREN. op. cii       the postwar decade...),
p. 32.
    ~ Gilbert PHELPS: op. cii., p. II.
    ~ Harris Gaylord WARREN: op. cit        the postwar decade..., p. 32.
    ~ Ibídem, p. 286.
La Guerra de la Triple Alianza: un conflicto...               269


que hubiera sufrido un país americano. Ya no había ni agricultura, ni co-
mercio, ni industria.
   Por último tuvo repercusiones políticas, ya que después de casi 60
años de estabilidad política se produce una etapa de gran inestabilidad y
anarquía. Entre 1870 y 1932 Paraguay contó con 32 presidentes, aunque
pasó de sucesivas tiranías a una precaria, en principio, democracia 36~

    Argentina y Brasil mantuvieron sus fuerzas en Paraguay durante seis
años y sus tradicionales rivalidades y sospechas aseguraron la indepen-
dencia del Paraguay. También pennitió que las ambiciones territoriales
permanecieran dentro de unos limites ~‘.
    En cuanto a los aliados, analicémoslo por separado.
    Brasil: Para este país la guerra, entre otras, tuvo consecuencias socia-
les, en lo referente a la esclavitud, ya que se incrementaron las presiones
para su abolición. En 1871 se declaró la libertad de vientres. El Estado
brasileño compraba constantemente negros para incorporarlos al ejército,
previa liberación de los mismos. Esta campafia, la proximidad del desas-
tre económico y la intensa campaña abolicionista, aceleraron la desapa-
rición definitiva de la esclavitud. Los soldados pobres exigieron mejoras
sociales, tierras, y se empezó a vislumbrar la importancia que tendría el
ejército a partir de ahora, como fuerza política independiente, y la ero-
sión contra el Imperio brasileño 3~. Desde el punto de vista económico,
Brasil gastó unos 300 millones de dólares lo que causó una grave crisis
económica, que pronto fue solapada por un período de auge económico,
visible en la construcción de carreteras, ferrocarriles, telégrafo. De alguna
manera la guerra significó el inicio de la industrialización del Brasil. Pro-
vocó, asimismo, el interés por las provincias del extremo oeste, junto a
la apertura a la navegación internacional del río Amazonas en 1866 ~
Por otro lado, se aseguró la libertad internacional para la navegación en
el río Paraná. Brasil también amplió sus fronteras hasta el río Apay Blan-
co. La representación diplomática francesa en Bahía decía después de la
guerra:

   «El estado de guerra, pese a los desastres y miserias que causa, ha contribuido po-
derosamente al progreso de la civilización brasileña. Agudizó el descontento y, como
consecuencia, hizo más necesario la economíay el trabajo; exigió un consumo de hom-
bres tan premioso y urgente que, en la ausencia de un sistema de circunscripción, el
país no pudo encontrar defensores más robustos ni más prontos que entre los escla-

   36 Mario HERNANOEZ SANCHEZ-BARBA: iberoamérica en la Edad Contem-
poránea. L La época del gran imperialismo (1870-1904), Pp. 381-382.
   ~ Gilbert PHELPS: op. ch.. p. 267.
   ~ Ibídem, PP. 270-271.
    ~ Ibídem, Pp. 268-269.
270                          Carmen Ruigómez Gómez


vos liberados en masa, que forman hoy la mayoría del ejército de operaciones en el
sur, y formarán más tarde legiones considerables de trabajadores libres 4Q»
    Para Joao Pandia Calogeras, «la guerra demostró ser una divisoria en
la Historia del Brasil. Los brasileños ven en ella su gran guerra nacional,
un sustituto en la formación de héroes, de las Guerras de Independencia
de las Repúblicas hispanoamericanas» ~‘.
    Argentina: Las antiguas reclamaciones de Argentina sobre las misio-
nes de la zona este río Paraná fueron reconocidas, pero sus aspiraciones
territoriales en el Chaco (lo que le habría dado una frontera común con
el Matto Grosso) chocaron con el Brasil. Se sometió a un arbitraje en 1878
y se fijó la frontera argentina en el río Pilcomayo. Otra consecuencia fue
que Buenos Aires se convirtió en el principal almacén del comercio a lo
largo del río y el centro rector de toda la actividad comercial. También
en la consolidación de Buenos Aires como capital indiscutible de la uni-
dad República Argentina, se esfuma, por tanto, toda <posibilidad de que
sean las provincias las que tomen la cabecera 42
    Uruguay: La guerra contribuyó a la prosperidad de Montevideo ‘Q El
estatuto independiente del país como Estado amortiguador entre Argen-
tina y Brasil se estableció permanentemente. El apoyo de los aliados a
flores permitió a los colorados volver al poder que fue desarrollando una
democracia    ~.


    Por último unas palabras del autor Joaquín Nabuco:
    «El más alto ejemplo que ha dejado en la Historia el sentimiento patrio de los tiem-
pos modernos. Es dudoso que haya sido igualado y circunda con la aureola del mar-
tirio el nombre del Paraguay ~.»




    40 Gustavo y Héléne BEYHAUT: América Latina. fIL De la independencia a la
Segunda Guerra Mundial. Madrid. Ed. Siglo xxí, p. 84.
       Joao PANDIA CALOGERAS: op. cit., p. 78.
      ‘~‘

    42 Gilbert PHELPS: op. ch., Pp. 267-268.
    ~ Joaquim NABIJCO: La Guerra del Paraguay Buenos Aires. Ed. Belgrano, 1977,
p. 241.
    ~ Gilbert PHELPS: op. cii., p. 267.
    ~ Joaquim NABUCO: op. ch., p. 244.

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La guerra de la triple alianza: un conflicto regional

  • 1. La Guerra de la Triple Alianza: un conflicto regional Carmen RUIGOMEZ GOMEZ Universidad Complutense La Guerra de la Triple Alianza, que tuvo lugar entre 1865 y 1870, ha recibido varios nombres, entre los que se encuentran, «Guerra del Para- guay», o como prefieren llamarla los paraguayos, «Guerra de 70»’. En ella se enfrentaron cuatro países sudamericanos: Brasil, Argentina y Uru- guay contra Paraguay, que resultó el más perjudicado en este conflicto. Toda guerra y todo hecho histórico tiene sus bases geográficas y hu- manas, sus antecedentes, sus causas y sus consecuencias, elementos todos ellos que intentaremos analizar a continuación. El Paraguay está en el centro de América de Sur y, a modo de ejem- pío, la frontera paraguayo-argentina que sigue el curso de los ríos Paraná, Paraguay y Pilcomayo, quedó finalmente delimitada en virtud del trata- do firmado el 1 de junio de 1945. Esto nos demuestra que sus fronteras han sido fijadas de forma definitiva recientemente y con dificultad. En el país se superponen dos paisajes claramente diferenciados: la re- gión oriental de fértiles tierras, con gran riqueza maderera, de clima sano y templado, que constituye, desde este punto de vista geográfico, una con- tinuación de la meseta del Matto Grosso brasileño. Esta región supone aproximadamente el 40 por 100 de la superficie total del país, pero reco- ge la mayor concentración demográfica. La otra región es la occidental o Chaco paraguayo, una inhóspita planicie, gran cuenda sedimentaria situa- da entre los Andes y el escudo brasileño, que constituye una continuación de las pampas argentinas. Su población es pequeña. El Paraguay tiene otro rasgo geográfico que le define y éste es el río de su mismo nombre y sus afluentes que cruzan el país. Con esta introducción geográfica ya aparece una de las posibles causas de los continuos conflictos de límites, que es Charles J. KOLINSKY: Historícal Dictionary ofl’araguay Metuchen (N. 13. The Scarecrow Press, Inc. 1973, ji. 246. Quinto centenario, núm. ¡4. Edit. Univ. complutense. Madrid, ¡988.
  • 2. 256 Carmen Ruigómez Gómez lo que en definitiva es la Guerra de la Triple Alianza, la no existencia de fronteras geográficas claras entre los tres países limítrofes: Brasil, Argen- tina y Paraguay. En cuanto a los antecedentes puramente políticos de este conflicto te- nemos que remontamos a la época de la Independencia e, incluso, a la co- lonia. El Gobierno español sancionó la unidad natural de la región den- tro de una misma agrupación político-administrativa, de ahí la creación del Virreinato del Plata, en este virreinato se encontraba la gober- nación de Guaira. Durante las lúchas de Independencia van a luchar dos tendencias en el Río de la Plata: la del poder unificador, representada por Rivadavia, basándose en las condiciones naturales del Plata, y la del es- píritu localista, representado por Quiroga, Francia y Olañeta. Uruguay siempre osciló entre Brasil y Buenos Aires, fue conquistado y reconquis- tado por ambas fuerzas, pero con Artigas adquirió su propia personali- dad nacional, finalmente sancionada por el Tratado de Río de Janeiro que aseguraba su independencia. Por su parte Paraguay se caracteriza por el aislamiento’motivado por su continuado régimen dictatorial. La inestabilidad de las fronteras políticas entre las Repúblicas del Pla- ta se atestigua constantemente en la Historia a través de una serie de con- flictos que han sido causa de graves perturbaciones. En el origen histórico de las fronteras americanas hay que distinguir dos elementos: la doctrina y el hecho. La primera es la que se conoce con el nombre de «uti possidetis» en 1810. Las tempranas esperanzas de que la unidad del Imperio español sobreviviría a la Independencia fueron pronto olvidadas, al predominar más la lealtad a las distintas regiones y ciudades que a los ideales confederales de Simón Bolívar. El principio del «uti possidetis»2 de 1810, por el cual los límites entre dos Estados deberían coincidir con las anteriores divisiones administrativas coloniales, se con- virtió en la base aceptada por las nuevas naciones t Fue este primer cri- terio el que se hizo ostensible en todas las Juntas. Ahorabien, ¿cómo se en- cauzó la cuestión de límites en el hecho histórico, en realidad? Es evi- dente que no fue como lo concibieron los primeros directores del movi- miento emancipador, así, reflexionaba Simón Bolivar (no quería que la América hispana anduviera dividida por el regionalismo: su pensamien- to, contrario a los localismos, revestía carácteres continentales)4 y escribía: «Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola Na- ción con un solo vínculo que ligue sus pafles entre si y con el todo. Ya que tiene su 2 Fórmula empleada en la diplomacia; así se dice un tratado basado en el «uti pos- sidetis»; esto es, sobre las posesiones territoriales adquiridas por una de las pafles be- ligerantes. (Diccionario Enciclopédico Espasa Calpe). Alistair HENNESSY: Thefrontier in Latín American History. Londres. Edwar Arnold Publishers, 1978, ji. 106. José Joaquín CAICEDO CASTILLA: El Derecho Internacional en el sistema in-
  • 3. Lo Guerra de la Triple Alianza: un conflicto... 257 origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un sólo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse; mas no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, carác- teres desemejantes dividen la América ~.» Bolívar aceptaba las divisiones coloniales como punto de partida ha- cia una unificación posterior, es decir, otorgándoles el mismo carácter que hasta entonces habían tenido las divisiones interiores dentro de una ho- mogeneidad del conjunto de las Indias españolas. Pero destruida la obra de Bolívar y su panamericanismo, el concepto limítrofe se transforma, la falta de mapas, los inadecuados registros catastrales de territorios inex- plorados y las apetencias territoriales, en definitiva, dejaron una larga lis- ta de conflictos y disputas territoriales entre las Repúblicas americanas. Pasando a los hechos concretos en el Río de la Plata, en 1810 se creó una Junta Ejecutiva que representaba la independencia del Rio de la Pla- ta y el proyecto de aglutinar bajo su jurisdicción todas las regiones que hablan integrado el antiguo virreinato. La Junta pidió a los gobernadores de las provincias que se unieran al movimiento emancipador y que reco- nocieran su supremacía hasta que se reuniera el Congreso General de las Provincias Unidas del Río de la Plata para decidir el gobierno definitivo. Esta invitación no cayó muy bien al Paraguay y su no contestación pro- dujo en Buenos Aires el convencimiento de que Paraguay se negaba a in- tegrarse en este plan general, lo que motivó un conflicto armado en el que el general argentino Manuel Belgrano fue derrotado por los paraguayos. A continuación se constituyó un Congreso Paraguayo independiente que dio como resultado la concesión del poder a dos cónsules: Yegros y Fran- cia. En 1814 Gaspar Rodríguez de Francia fue designado Dictador Su- premo de la República y gobernó durante tres décadas. Analicemos la situación de estos países en el período inmediatamante anterior al estallido de la Guerra de la Triple Alianza. Uruguay: En 1853 renuncia el presidente Juan Francisco Giró y le su- cede un triunvirato integrado por Lavalle, flores y Rivera, del que sobresalió muy pronto Venancio flores, que fue nombrado presidente. Durante su go- bierno se producen una serie de desórdenes y un importante malestar eco- nómico. Ante esta situación, flores pide la intervención de Brasil, que va durar dos años. Después de producirse el Pacto de la Unión, entre flores y Oribe, sube a la presidencia del Uruguayel colorado, liberal, Gabriel An- teramericano. Madrid. Ed. Cultura Hispánica. Centro de Estudios Jurídicos Hispa- noamericanos, 1910, ji. 15. Simón BOLíVAR: Carta de Jamaica. Kinston. 6 de septiembre de 1815. Citado en Miguel ACOSTA SAIGNES:AntologíadeSimónBolivar México. Universidad Na- cional Autónoma de México. Biblioteca del Estudiante Universitario núm. 104, 1981, ji. 56.
  • 4. 258 Carmen Ruigómez Gómez tonio Pereira, entre los años 1856 y 1860. Le sucede, entre 1860 y 1864, Bernardo Prudencia Berro, durante cuyo gobierno se produce la revolu- ción colorada en Uruguay, de la que hablaremos más adelante como an- tecedente inmediato de la Guerra de la Triple Alianza. En cuanto al Imperio del Brasil, en relación con el Rlo de la Plata, Ida- ha flores O. de Zarza, nos indica las pautas de su política: a) Disgregación de los pueblos del virreinato del Río de la Plata (es- pecialmente Paraguay y Uruguay) para evitar la formación de un estado fuerte, que pudiera competir con el Brasil en esta zona. b) Expansión territorial en el Plata adueñándose de lugares estratégi- cos. c) Intentar el establecimiento de monarquías en repúblicas del Río de la Plata, para consolidar y extender su influencia. d) Quebrantar el equilibrio del Río de la Plata, sobre todo a raíz del Pacto de Londres de 1861, para lo que pretendía apoderarse de las repú- blicas más débiles del sistema, es decir, conquistar Paraguay y Uruguay. (Por el Pacto de Londres de 1861, Inglaterra, Francia y España decidie- ron «reconquistar » América y monarquizar sus repúblicas, para lo cual atacaron tres puntos claves del continente: la escuadra de las tres poten- cias atacó a México; Francia proclamó a Maximiliano como Emperador de México; España atacó a Chile y Perú en 1869, pero Perú, Chile, Ecua- dor y Bolivia firmaron una alianza y esta unión americana triunfó sobre España.) e) Destruir la unificación argentina <en la que habla mediado el pa- raguayo Francisco Solano López) 6• Durante estos años turbulentos, el Brasil, que estaba dispuesto a im- pedir la expansión argentina, peligrosa para su seguridad y su domina- ción, promovió una serie de acuerdos internacionales, como el firmado el 25 de diciembre de 1850 entre Brasil y Paraguay, contra un posible ata- que de Argentina o Uruguay, en definitiva, lo que se pretendía era man- tener el equilibrio político en el Río de la Plata. En cuanto a Argentina, Juan Manuel Rosas, presidente, sigue la polí- tica de reconstruir en el Río de la Plata el extinguido virreinato. En 1859, se produce la unificación argentina, con la garantía del Paraguay, cuando se firma en San José de Flores el Convenio conocido con el nombre de «Pacto de la Unión Nacional». Sube a la presidencia Mitre, mientras el general rebelde, Urquiza, se retira a la provincia de Entre Ríos, compor- tándose allí como un soberano. Se pone fin al problema entre el unitaris- mo y el federalismo, se empieza a recuperar el país económicamente y se 6 Idalia FLORES O. DE ZARZA: Juan Bautista Alberdi en la defensa del Para- guay en la Guerra contra la Triple Alianza. Buenos Aires (s. n.), 1976, pp. 157-158.
  • 5. La Guerra de la Triple Alianza: un conflicto... 259 proyectan hacia el exterior, sobre todo hacia Europa, e incluso hacia Es- paña, que reconoce su independencia en 186:3. El gobierno del «Dictador Perpetuo», como también se le llamaba, se caracterizó por la autarquía (se crearon lo que se conoce con el nombre de «estancias de la patria», núcleos económicos en los que se garantizan los recursos ganaderos, agrícolas y artesanales destinados a cubrir las ne- cesidades propias y las de la exportación; se niega la libre entrada de mer- cancías extranjeras), por la confiscación de latifundios, que se dividen en predios, y el arrendamiento de tierras a campesinos, distribución de ape- ros y maquinaria agrícola, se suprime el diezmo eclesiástico, se rebajan los impuestos, se amplía la alfabetización y, de cara a las relaciones in- ternacionales, por un aislamiento para acrecentar el sentimiento naciona- lista. A Francia le sucede otro dictador, Carlos Antonio López que vivió la obsesión de conservar la independencia del país, por lo que se interesó vi- vamente por el equipamiento militar, montando astilleros, estableciendo el servicio militar obligatorio, fabricando armas y municiones. Durante su mandato se produjo un importante auge económico que intranquilizó a sus vecinos, Brasil y Argentina; asimismo desarrolló la cultura, creando escuelas, periódicos, como «El Paraguayo Independiente», contratando técnicos y profesores extranjeros. En otro orden, tendió vias férreas, telé- grafos. En definitiva, podemos considerar ésta como una época de pros- peridad. Por otro lado, restableció el servicio militar obligatorio, organizó la armada, fundó astilleros y fábricas de armas y municiones para la de- fensa. En cuanto a la política internacional, en 1850, Carlos Antonio Ló- pez se negó a firmar un tratado con Brasil por el que este país surcaría los ríos paraguayos, exigía, como requisito previo, zanjar la cuestión de los límites entre ambas naciones, una controversia que se arrastraba des- de antiguo y que habla generado varias tentativas brasileñas de invadir las márgenes del río Paraguay, rechazadas porfuerzas militares guaraníes. Finalmente firmó este tratado, por seis años, en 1856, sin solucionar el problema de los limites. Respecto de otros países, procuró mantener re- laciones diplomáticas y amistosas con países americanos y europeos. Le sucede su hijo, Francisco Solano López, gran protagonista de la guerra de la Triple Alianza. Viajó por Europa y quedó fascinado por la figura de Napoleón III ‘. Sigue las lineas directrices de sus dos predece- sores, procurando el desarroUo económico dcl país y dictando una serie de medidas para conseguirlo, medidas muy discutidas con posterioridad, pues si bien para unos fueron un esfuerzo para mejorar, tal es el caso de Barret, otros simplemente ven en ellas el carácter de demagógicas, Wash- Mario HERNANDEZ SANCHEZ-BARBA: Historia de América. Madrid. Ed. Alhambra, 1981, tomo III, ji. 220.
  • 6. 260 Carmen Ruigómez Gómez burn ~. Al igual que su padre, no descuidó la economía, la educación y la cultura, estableciendo becas estatales para la formación de técnicos y cien- tíficos, se facilitó la importación de maquinaria agrícola, industrial y ele- mentos de navegación. En cualquier caso puso especial hincapié en el de- sarrollo militar; de todas maneras, la potencia militar de Paraguay se ba- saba más en los hombres que en las armas. Su política básicamente la po- demos resumir en los siguientes puntos: a) Consolidación y defensa de la independendia, de la paz y de la in- tegridad de las Repúblicas de Plata, como garantía de su propia seguridad e independencia. b) Política y defensa del equilibrio del Río dc la Plata y el manteni- miento de la política de no intervención. c) Defensa del status quo de las naciones rioplatenses, como condi- ción de paz y seguridad generales. d) Consolidación del sistema republicano y democrático del Río de la Plata y de América. e) Unificación de la República Argentina. O Reordenación, perfeccionamiento y reorganización administrati- va y económica de la nación y elevar el nivel cultural del pueblo. g) Promover el progreso económico, el desarrollo y utilización de nuevas técnicas. h) Mejorar el comercio, reanudar las relaciones diplomáticas con los países americanos y europeos. En cuanto a las cuestiones internacionales Francisco Solano López siempre vio con aprensión y vigilancia a sus grandes vecinos: — Por el antagonismo latente entre Brasil y Argentina. — Porque ambos eran hostiles a la Independencia de los Estados pe- queños. Ante esto, Francisco Solano propuso un acuerdo con Brasil que no fue escuchado. A continuación se propuso el acercamiento al otro gran veci- no, Argentina, pero también fracasó ante el estallido de la revolución en Uruguay, que realmente podemos considerar dentro de los límites de la Historia de la Guerra de la Triple Alianza. Anteriormente Paraguay, y más concretamente Solano López, había intervenido directamente en un asunto puramente interno de Argentina, corno es la unificación argentina. A través del dictador Solano López se 8 Gilbert PHELPS: Tragedy of Paraguay. New York. St. Martin’s Press, 1975, p. 72.
  • 7. La Guerra de la Triple Alianza: un conflicto... 261 llegó al convenio entre la Confederación Argentina y Buenos Aires. En 1859 se llegó a decir en el «Nacionab> de Buenos Aires: «Acaso el general López, destinado por la providencia a presidir una gran nación, compuesta de todos los países ribereños del Paraná, Paraguay y Uruguay, que guarde el equilibrio con el Imperio del Brasil9.» A pesar de esto no siempre las relaciones entre Paraguay y Argentina fueron amistosas. Parece ser que dentro de los planes del dictador Rosas, en 1849, entraba la reconstrucción del Rio de la Plata. Se dispuso en pri- mer lugar a invadir el Paraguay y, luego, Uruguay; también soñaba, pa- rece ser, con someter a Bolivia, pero nada de esto ocurrió. La Guerra de la Triple Alianza Causas: El conflicto tiene unas claras causas regionales: el problema de la na- vegación por los ríos, especialmente el Paraná y el problema, no solven- tado tras la independencia, referente a los límites territoriales de cada nue- va república. El conflicto por la navegación ya se planteó, como hemos visto, en tiempos de Carlos Antonio López. Brasil necesitaba el libre tránsito para acceder al Matto Grosso, su provincia más occidental, que carecía de ferrocarriles y carreteras. Por lo tanto para el Imperio brasileño la cues- tión de la navegación tenía prioridad sobre la cuestión de los límites IO~ El conflicto de límites viene determinado porque Argentina reclama- ba Misiones (el centro de las antiguas misionesjesuíticas) que flanqueaba el Sureste de Paraguay a lo largo del río Paraná. Argentina también re- clamabael Chaco central (entre los ríos Bermejo y Pilcomayo). Brasil que- ría el norte y noroeste del Paraguay hasta el río Apa lI• Por otro lado, Solano López pensaba que si ganaba esta guerra (con la ayuda de los disidentes argentinos, Urquiza, y los blancos paraguayos) se hallaría en condiciones de dictar la línea política de toda la zona 12• Para la historiografía brasileña, el motivo de la guerra estuvo en el in- Idalia FLORES G. DE ZARZA: op. cit., p. 135 lO Harris Gaylord WARREN: Paraguay and the Triple Aliance. The postwar deúa<- de, 1869-18 78. Austin. Institute of Latin American Studies. The University of Texas, ji. 8. Ibídem, p. 8. 12 John Hoyt WILLJAMS: The rige andfall oftheParaguayan Republic.1800-18 70. Austin. Institute of Latin American Studies. Ihe University of Texas, ji. 277.
  • 8. 262 Carmen Ruigómez Gómez terés de Paraguay para absorber a la república del Uruguay y las provin- cias argentinas de Entre Ríos y Corrientes y convertirse así en un país atlántico, con Montevideo como capital’3. Para la historiografía paraguaya la guerra fue consecuencia de un in- tento por parte de Brasil de romper el equilibrio en los países del Plata. Brasil era el mayor enemigo del equilibrio platense y Mitre cometió un gran error promoviendo una guerra civil en Uruguay y luego uniéndose a Brasil contra Paraguay. Muy unido a este argumento está la tesis de que Paraguay libró una lucha de supervivencia. Los porteños soñaban con in- troducir dentro de su área a todo el virreinato y el apetito territorial de Bra- sil era insaciable. (Brasil ha tenido una discusión de limites con cada Es- tado sudamericano, excepto con Chile)”. Por equilibrio político los pa- raguayos querían decir algo más que un simple equilibrio de poder. Sig- nificaba autodeterminación y negaba el derecho de intervención. Solano López tenía verdadera obsesión por este concepto de «equilibrio», de ahí que tuviera el apodo en determinados círculos de «el equilibrista» 15~ También consideraba un peligro para Paraguay la intervención direc- ta del Brasil en los problemas internos de los países del Plata, como se verá al estudiar la revolución colorada del Uruguay. Otra razón podría ser el interés de Buenos Aires de querer continuar siendo el único puerto privilegiado de entrada en el Río de la Plata y de contacto con las naciones civilizadas de Europa. Hay también causas internacionales, pese a que esta guerra no tuvo mucho interés por una serie de razones: — La lejanía. — Los problemas internos europeos (crecimiento del poder prusiano, período entre la guerra de Crimea y la franco-prusiana). — Estaban más interesados por el intento de Napoleón III de poner a Maximiliano de Austria como emperador de México. — En Estados Unidos se estaban produciendo los últimos coletazos de la guerra civil, además del asesinato de Abraham Lincoln I6~ Pese a esto, las potencias tenían grandes intereses en el Plata, sobre todo Inglaterra. Estados Unidos proporcionaba a Gran Bretaña la mayor ‘~ Joao PANDIA CALOGERAS: «Ihe Paraguayan War as seen by a Brazilian». New York. En A Century ofBrazilian History since 1865. Issues andproblems. Alfred A. KNOPF, 1969, p. 78. 14 Pelhalm Norton BOX: Los orígenes de la Guerra de la Triple Alianza. Buenos Aires. Ed. Nizza, 1958, ji. 32. “ Hanis Gaylord HARRIS: «The Paragwayan image of the War of the Tripfr Aliance». New York. En A Century of Brazilian History since 1865. Issues and pro- blems. Alfred A. KNOPF, 1969, p. 82. 16 Gilbert PHELPS: op. cit., p. 12.
  • 9. Lo Guerra de la Triple Alianza: un conflicto... 263 parte de las materias primas, algodón, para la industria textil de Man- chester, y vio el peligro de contar con un único proveedor, sobre todo tras la guerra civil norteamericana, por lo que los ingleses tantean otros luga- res y se dirigen hacia el cono sur, allí se encuentran con que Solano esta- ba en contra de la consolidación de la hegemonía extranjera 17• Los go- biernos europeos, excepto el francés, favorecían a la Triple Alianza, y si ofrecieron sus servicios para lograr una paz de compromiso, lo hicieron con escaso interés. Querían la derrota del Paraguay 18 La firma del Tratado de la Triple Alianza tuvo un eco inmediato en el continente amencano. En el Congreso de Lima de 1864 se dijo que esta Triple Alianta contra un país sudamericano era un peligro para el espíri- tu americanista. Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú protestaron. Según palabras de Natalicio Talavera: «La América del Sur tiene un in- terés vital en esta guerra, porque en ella se discuten principios y derechos que corresponden a todos y que no pueden quebrantarse sin detrimento común ‘e.» Lo que sí podemos sacar como consecuencia de todos estos aspectos es que la rivalidad entre Argentina y Brasil, pese al Tratado, previno de excesivas pérdidas de territorios y la absorción por alguno de los dos pai- ses. La revolución colorada del Uruguay es la primera fase de la guerra o el desencadenante inmediato. Se inició en abril de 1863. El ambiente po- lítico de este país se hallaba dividido en dos grupos: los colorados (libe- rales) y los blancos (conservadores). En el momento de producirse la re- belión se hallaba en el poder Bernardo Prudencio Berro, representante del partidoblanco. El cabecilla de esta revolución es Venancio flores, del par- tido colorado. Con anterioridad flores había sido vencido en Uruguay y había huido a Buenos Aires donde se alistó en el ejército y acompañó a Mitre en todas sus campañas en contra de Urquiza, el cual era apoyado por Berro. Cuando Mitre es elegido presidente protege a su leal servidor, Flores, que va a encabezar la revolución desde Buenos Aires, que se con- vertirá en base política y militar de los rebeldes. De manera que este le- vantamiento tenía el beneplácito absoluto de la nación argentina (aunque es cierto que propugnó un intento de reconciliación entre flores y Aguirre que no dio resultado), y el conflicto era alentado por la prensa porteña 20~ Pero pronto va a entrar en este escenario político la otra potencia intere- “ León POMER: La Guerra del Paraguay ¡Gran Negocio! Buenos Aires. Ed. Cal- den, 1968, ji. 379. ‘~ Maulio CANCOGNI y Iván BORIS: El Napoleón del Plata. Barcelona. Ed. No- guer, 1977, ji. 17 ‘~ Natalicio TALAVERA: Lo Guerra del Paraguay. Correspondencias publicadas en el Seminario. Buenos Aires. Ed. Nizza, 1958, ji. 95. 20 Maulio CANCOGNI y Iván BORIS: op. cit.. ji. 54.
  • 10. 264 Carmen Ruigómez Gómez sada en la zona, Brasil que, en seguida, se puso del lado de los rebeldes y justo un año después de estallada la revolución su parlamento vota la intervención. Hasta este momento, el Brasil, donde habla predominado el partido conservador, solía ayudar a los blancos, pero ahora que estaban los liberales en el poder los brasileños apoyaron a los colorados y, por lo tanto, a su rebelión. A lo largo de las fronteras de Uruguay y la provincia brasileña de Río Grande do Sul siempre había existido una intensa riva- lidad, el paisaje es exactamente igual a ambos lados de la frontera, ade- más habla bastantes brasileños que hablan comprado tierras dentro de las fronteras uruguayas, aprovechando este hecho, alegando daños y perjui- cios que decía que se habían causado a sus súbditos envió una embajada, al mando de la cual estaba Saraiva con un ultimátum, pero al no seracep- tado motiva la intervención armada de Brasil en la Banda Oriental, que comienza con el hundimiento de dos barcos y la consiguiente ruptura de relaciones entre los dos países. Según otros autores, las verdaderas inten- ciones del Brasil serían impedir que sólo fuera Buenos Aires la que se be- neficiara de la probable victoria de flores. Ante esta situación, a los blancos (al presidente Berro le ha sustituido Anastasio Aguirre) no les queda más remedio que pedir ayuda al Para- guay. Francisco Solano López acepta el, reto y comienza la preparación mi- litar en ci campamento de Cerro León y considera motivo de guerra la par- ticipación armada de Brasil, ya que rompía el equilibrio rioplatense, y le prohibió la navegación por sus aguas. Solano López pide permiso a Ar- gentina para pasar por su territorio y le es denegado, porlo que se ve obli- gado también a declarar la guerra a este vecino. Según la historiogra- fía argentina esta negativa vino determinada por el temor de Mitre de que Solano fuera a apoyar a su gran rival, Urquiza, no sin antes haber man- dado Solano López a su ministro de Asuntos Exteriores, Berges, a Buenos Aires a pedir explicaciones del apoyo argentino a la causa de Flores. Cuan- do finalmente triunfa la revolución colorada en Uruguay (mientras tanto Anastasio Aguirre ha cedido la presidencia a Tomás Villalba), Paraguay se encuentra en guerra contra las dos grandes potencias del área: Argen- tina y Brasil. El emperador del Brasil estaba empeñado en la campaña, ne- cesitaba atar a sus aliados (Mitre y flores) por los lazos de una alianza pública y oficial, a fin de asegurar el éxito de su próxima y arriesgada cam- paña contra el Paraguay. Mitre, que hacía la comedia de la neutralidad, no quiso comprometerse todavía en un pacto de alianza, pero prometió solemnemente que no permitiría al Paraguay el paso de sus ejércitos por territorio argentino, en caso que lo solicitase para operar contra Brasil, y esto valía lo mismo 2I~ Estos dos paises, junto con el Uruguay con un go- 21 Juan E. O’LEARY: El Paraguay en la Un~ficación Argentina. La Guerra de la Triple Alianza. Asunción. Instituto Colorado de Cultura, 1976, p. 114.
  • 11. La Guerra de la Triple Alianza: un conflicto... 265 bierno colorado ya (flores es nombrado gobernador provisional en 1865), firman el Tratado Secreto de la Triple Alianza. ¿Cuál fue la razón verdadera que hizo que Solano interviniera en la guerra de Uruguay? Las razones son múltiples y no podemos descartar como una de ellas el afán militarista del dictador, pero hubo otras razo- nes de índole regional que vamos a analizar. Para Solano López era lógi- co pensar que el Imperio brasileño, después de arreglar violentamente sus diferencias con el Uruguay, tratara de hacer lo mismo con el Paraguay; si Argentina o Brasil se asentaban en Montevideo, Paraguay se hubiera sen- tido permanentemente amenazado. Francisco Solano apoya la indepen- dencia del Uruguay, garantía de la de su país, o en palabras de Alberdi: «Montevideo es al Paraguay por su posición geográfica, lo que el Paraguay es al interior del Brasil: la llave de su comunicación con el mundo exterior. Tan sujetos es- tán los destinos del Paraguay a los de la Banda Oriental, que el día que Brasil llegase a hacerse dueña de este país, el Paraguay podría ya considerarse como colonia brasi- lefla, aun conservando su independencia nominal 22» Pero Solano López también pensaba en vencer en Uruguay y después, con estos aliados, luchar contra el Brasil. El desarrollo de la guerra Desde el punto de vista de las operaciones militares se pueden distin- guir cuatro fases: Primera fase: a) La captura (noviembre dc 1864) del vapor brasileño Marqués de Olinda, acto que inaugura formalmente la guerra. b) Invasión con éxito del Matto Grosso (Brasil), provincia del norte, por Paraguay, el objetivo era el sometimiento de esta provincia brasileña para evitar todo peligro por el norte. c) Declaración de guerra contra Argentina (marzo 1865). d) Los dos ataques paraguayos posteriores hacia el sur, a lo largo de los ríos Uruguay y Paraná. e) La total derrota del brazo en el sitio de Uruguayana y derrota de la flota en la batalla de Riachuelo, que paró el avance del brazo oes- te a lo largo del río Paraná. 1) Decisión del Mariscal Francisco Solano López de retirar sus fuer- zas y adoptar una posición defensiva en Humaitá, el principal bastión pa- raguayo más arriba de la confluencia de los ríos Paraguay y Paraná. 22 Ibídem, PP. 107-108.
  • 12. 266 Carmen Ruigómez Gómez Segunda fase: a) El eventual éxito del ejército aliado forzando un cruce del Paraná y el establecimiento de posiciones ante Humaitá en territorio paraguayo. b) Los casi tres años de operaciones de sitio alrededor de Humaitá, incluyendo las grandes batallas de Tuyuti y Curupaity. c) El gradual cerco del bastión paraguayo y el continua desgaste del poder del hombre de Paraguay. d) El forzamiento de las defensas del río Paraguay en Humaitá y el bombardeo de Asunción. e) La exitosa retirada hacia el norte del Mariscal López y las tropas que le quedan y la caída de Humaitá. Tercera fase: a) El episodio de la conspiración, durante el cual el Mariscal López efectuó una purga de los elementos civiles de su gobierno a través de los informes de la intriga para derrumbarle. b) La retirada del ejército paraguayo para fortificar posiciones a lo largo del río Pikysyry al sur de Asunción. c) El renovado ataque aliado en diciembre, incluyendo las batallas de Ytororó, Avay e Itá-Ybate, después del cual las fuerzas paraguayas fue- ron prácticamente aniquiladas, la evacuación y ocupación de Asunción y el pronunciamiento del brasileño Marqués de Caxías de que la guerra ha- bía acabado. Cuarta fase: La guerra de la Cordillera hasta marzo de 1870. a) Empezando enero de 1869 el Presidente López del Paraguay llevó a cabo la casi increíble tarea de organizar un nuevo ejército en Azcurra y Pirebury, compuesto, prácticamente, sólo por viejos, niños y antiguos pn- sioneros escapados. b) El nuevo ejército paraguayo es derrotado y forzado a retirarse en agosto después de las victorias de Pirebury y Acosta Nu por dos ejércitos aliados, ahora compuestos únicamente de brasileños. c) Durante los siguientes seis meses, hasta marzo de 1870, los super- vivientes paraguayos que quedaban se retiraron lentamente hacia el no- reste en una marcha trágica conocida como el Vía Crucis de la Nación. d) La larga guerra acaba con la acción final en Cerro Corá en la cual López y muchos de su plana mayor mueren luchando hasta el final 23• Durante los cinco años que duró la guerra, cuatro pueblos se sumer- gieron en el horror. 23 Charles KOLINSKY: op. cii., pp. 115-116.
  • 13. Lo Guerra de la Triple Alianza: un conflicto... 267 Habría que reseñar en este momento la participación de paraguayos en la «Legión paraguaya» en contra de Francisco Solano, luchando en el bando de los aliados. Los opositores al régimen político de los López, como no les era posible la acción pública en su país, emigraron a Argen- tina y allí prosiguieron su campaña contra los López, para ello se valie- ron fundamentalmente de la prensa. Entre estos opositores estaban Car- los Liozaga y Fernando Iturburu que, en 1851, se habían dirigido al ge- neral Rosas solicitando la «reincorporación de la Provincia del Paraguay a la Confederación Argentina para lo que le propusieron una expedición militar. En 1858 se funda en Buenos Aires, la «Sociedad Libertadora de la República del Paraguay», que tenía como órgano portavoz el periódico «El Grito Páraguayo». En 1864 se funda la «Asociación Paraguaya», su- cesora de la «Sociedad». Pretendieron erigirse en un gobierno nacional en el desierto y crearon un cuerpo de ejército, «La Legión Paraguaya», que formó parte del ejército argentino. Muchos paraguayos se alistaron porque luchaban contra un gobierno, el de Francisco Solano López, no contra todo el Paraguay 24 Asimismo habría que conocer el punto de vista de un historiador pa- raguayo, Gregorio Benites, sobre las verdaderas causas del fracaso del Ma- riscal Solano López, al que ensalza ardientemente (formando, por tanto, parte de esa historiografía paraguaya que ha forjado la figura mítica de Solano), diciendo que el Paraguay hubiera triunfado «si su legación en In- glaterra y Francia se hubiesen inspirado en los sentimientos del deber», y añade: «Si con la energía y el fecundo genio organizador, de que dio testimonio fehacien- te, el gobernador paraguayo, Mariscal Francisco Solano López, desde la expedición a Matto Grosso, en 1864, hasta la última jornada de Cerro Corá en 1870, hubiese po- dido disponer oportunamente, dc los formidables elementos que su legación en Eu- ropa se encontraba con aptitud y con instrucciones expresas, de proveerle, pues los tenía a su disposición, entonces, lo repito, el triunfo del Paraguay habría sido un he- cho INFALIBLE... Los elementos a que me refiero consistían en una escuadrilla se seis poderosos buques de guerra, en numerosos armamentos modernos, y en las sim- patías e intervención colectiva de dos grandes potencias marítimas de Europa y Amé- rica, en favor del Paraguay 25.» En lo que respecta a la cifra de muertos no todos los autores coinci- den, aunque sí coinciden en afirmar que fue una gran catástrofe demo- gráfica, sobre todo para Paraguay. 24 Juan Bautista GILL AGUINAGA: Lo Asociación Paraguaya en la Guerra de la Triple Alianza. Buenos Aires. Ed. del autor, 1959, pp. 23-35. 25 Gregorio BENITES: Anales diplomdtico y militar de la Guerra del Paraguay. Asunción. Est. hp. de Muñoz Enos, 1906, tomo 1, p. 5.
  • 14. 268 Carmen Ruigómez Gómez Por lo que toca a los aliados, Kirk, el ministro americano en Argenti- na, proporciona las siguientes cifras: Brasil - 168.000 muertos. Argentina 20.000 muertos. - Uruguay -3.000 muertos 26• Para otros, los muertos brasileños fueron bastantes menos, 100.000 27 y 65.000 heridos 28, 6 500.000, y la mayoría del cólera. La catástrofe demográfica fue importantísima para el Paraguay. Su po- blación, en 1864, según los distintos autores iría de 400.000 a 1.200.000 habitantes no indios 29, aunque lo más probable era de unos 800.000. Los distintos investigadores siguen sin ponerse de acuerdo con respecto al nú- mero total de bajas, para unos un cuarto de la población, para otros dos tercios 30, para otros 220.000 ~ para otros 100.000 32, para otros 500.000. Resultados de la guerra El hecho más evidente fue el descenso de la población paraguaya como acabamos de ver. De la población restante, la desproporción entre los sexos se hizo alarmante. Según un autor, del cuarto de población que so- brevivió (200.000), el 90 por 100 eran mujeres, de los 20.000 varones su- pervivientes, las tres cuartas partes eran viejos de más de 60 años o niños menores de 10. Según Gilbert Phelps, las mujeres y niños representaban el 14 a 1, y las mujeres mayores de 15 años, el 4 a 1 ~. En Asunción, des- pués de la guerra, había 6.248 varones, la mayoría niños, y 11.066 muje- res ~ En la postguerra hubo una importante política dc inmigración que hizo que la población se recuperara: 1879 - 300.000 habitantes. 1899 - 535.000 habitantes (de los cuales 100.000 eran indios)”. El Paraguay también sufrió un colapso económico. Pocas veces ha pa- gado un país tan alto precio por su defensa. Fue la catástrofe más grande Harris Gaylord WARREN: op. cit 26 the postwar decade ...,p. 31. Gilbert PHELPS: op. cii., p. 269. 27 28 Harris Gailord WARREN: op. cii the postwar decade..., p. 30. 29 Ibídem, p. 32. 30 Charles KOLINSKI: op. cii., p. 246. ~‘ Gilbert PHELPS: op. cit., p. 271. 32 Michael George MULHALL y Edward Thomas MULHALL: Handbook ofthe River Plate. (Citado en Harris Gailord WARREN. op. cii the postwar decade...), p. 32. ~ Gilbert PHELPS: op. cii., p. II. ~ Harris Gaylord WARREN: op. cit the postwar decade..., p. 32. ~ Ibídem, p. 286.
  • 15. La Guerra de la Triple Alianza: un conflicto... 269 que hubiera sufrido un país americano. Ya no había ni agricultura, ni co- mercio, ni industria. Por último tuvo repercusiones políticas, ya que después de casi 60 años de estabilidad política se produce una etapa de gran inestabilidad y anarquía. Entre 1870 y 1932 Paraguay contó con 32 presidentes, aunque pasó de sucesivas tiranías a una precaria, en principio, democracia 36~ Argentina y Brasil mantuvieron sus fuerzas en Paraguay durante seis años y sus tradicionales rivalidades y sospechas aseguraron la indepen- dencia del Paraguay. También pennitió que las ambiciones territoriales permanecieran dentro de unos limites ~‘. En cuanto a los aliados, analicémoslo por separado. Brasil: Para este país la guerra, entre otras, tuvo consecuencias socia- les, en lo referente a la esclavitud, ya que se incrementaron las presiones para su abolición. En 1871 se declaró la libertad de vientres. El Estado brasileño compraba constantemente negros para incorporarlos al ejército, previa liberación de los mismos. Esta campafia, la proximidad del desas- tre económico y la intensa campaña abolicionista, aceleraron la desapa- rición definitiva de la esclavitud. Los soldados pobres exigieron mejoras sociales, tierras, y se empezó a vislumbrar la importancia que tendría el ejército a partir de ahora, como fuerza política independiente, y la ero- sión contra el Imperio brasileño 3~. Desde el punto de vista económico, Brasil gastó unos 300 millones de dólares lo que causó una grave crisis económica, que pronto fue solapada por un período de auge económico, visible en la construcción de carreteras, ferrocarriles, telégrafo. De alguna manera la guerra significó el inicio de la industrialización del Brasil. Pro- vocó, asimismo, el interés por las provincias del extremo oeste, junto a la apertura a la navegación internacional del río Amazonas en 1866 ~ Por otro lado, se aseguró la libertad internacional para la navegación en el río Paraná. Brasil también amplió sus fronteras hasta el río Apay Blan- co. La representación diplomática francesa en Bahía decía después de la guerra: «El estado de guerra, pese a los desastres y miserias que causa, ha contribuido po- derosamente al progreso de la civilización brasileña. Agudizó el descontento y, como consecuencia, hizo más necesario la economíay el trabajo; exigió un consumo de hom- bres tan premioso y urgente que, en la ausencia de un sistema de circunscripción, el país no pudo encontrar defensores más robustos ni más prontos que entre los escla- 36 Mario HERNANOEZ SANCHEZ-BARBA: iberoamérica en la Edad Contem- poránea. L La época del gran imperialismo (1870-1904), Pp. 381-382. ~ Gilbert PHELPS: op. ch.. p. 267. ~ Ibídem, PP. 270-271. ~ Ibídem, Pp. 268-269.
  • 16. 270 Carmen Ruigómez Gómez vos liberados en masa, que forman hoy la mayoría del ejército de operaciones en el sur, y formarán más tarde legiones considerables de trabajadores libres 4Q» Para Joao Pandia Calogeras, «la guerra demostró ser una divisoria en la Historia del Brasil. Los brasileños ven en ella su gran guerra nacional, un sustituto en la formación de héroes, de las Guerras de Independencia de las Repúblicas hispanoamericanas» ~‘. Argentina: Las antiguas reclamaciones de Argentina sobre las misio- nes de la zona este río Paraná fueron reconocidas, pero sus aspiraciones territoriales en el Chaco (lo que le habría dado una frontera común con el Matto Grosso) chocaron con el Brasil. Se sometió a un arbitraje en 1878 y se fijó la frontera argentina en el río Pilcomayo. Otra consecuencia fue que Buenos Aires se convirtió en el principal almacén del comercio a lo largo del río y el centro rector de toda la actividad comercial. También en la consolidación de Buenos Aires como capital indiscutible de la uni- dad República Argentina, se esfuma, por tanto, toda <posibilidad de que sean las provincias las que tomen la cabecera 42 Uruguay: La guerra contribuyó a la prosperidad de Montevideo ‘Q El estatuto independiente del país como Estado amortiguador entre Argen- tina y Brasil se estableció permanentemente. El apoyo de los aliados a flores permitió a los colorados volver al poder que fue desarrollando una democracia ~. Por último unas palabras del autor Joaquín Nabuco: «El más alto ejemplo que ha dejado en la Historia el sentimiento patrio de los tiem- pos modernos. Es dudoso que haya sido igualado y circunda con la aureola del mar- tirio el nombre del Paraguay ~.» 40 Gustavo y Héléne BEYHAUT: América Latina. fIL De la independencia a la Segunda Guerra Mundial. Madrid. Ed. Siglo xxí, p. 84. Joao PANDIA CALOGERAS: op. cit., p. 78. ‘~‘ 42 Gilbert PHELPS: op. ch., Pp. 267-268. ~ Joaquim NABIJCO: La Guerra del Paraguay Buenos Aires. Ed. Belgrano, 1977, p. 241. ~ Gilbert PHELPS: op. cii., p. 267. ~ Joaquim NABUCO: op. ch., p. 244.