Este documento resume las diferencias entre el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento y la expiación provista por Cristo. En el AT se ofrecían sacrificios por pecados involuntarios o por ignorancia, pero no había expiación para pecados de rebelión o desobediencia deliberada. Cristo brinda perdón incluso para estos pecados más graves si hay arrepentimiento sincero, como lo demuestran los perdones a reyes como Acab y Manasés. Cristo es el único refugio y esperanza para el pecador arrepentido, sin importar lo