2. Plaza cubierta de la Universidad Central de Venezuela.
Alexander Calder
(Filadelfia, EE UU, 1898-Nueva York, 1976) Escultor estadounidense nacido en
una familia de artistas.Cursó estudios de ingeniería mecánica, que más adelante
le fueron de gran utilidad. Hasta 1923 no se matriculó en una escuela de arte, en
la que comenzó haciendo esbozos rápidos de viandantes.
En 1931 ingresó en la asociación Abstraction-Creation, y el mismo año creó una
obra a la que Marcel Duchamp bautizó como móvil. Precisamente son los móviles
las creaciones que elevaron a Calder a las más altas cimas de la escultura
3. moderna. Con ellos se propuso crear obras abstractas dotadas de movimiento,
que reflejaran, gracias a su dinamismo, los efectos cambiantes de la luz.
Alexander Calder y otros artistas reunidos bajo el embrujo y la pasión del
arquitecto Carlos Raúl Villanueva, quien logró asimilarlos al proyecto que había
diseñado para construir la Ciudad Universitaria de Caracas, con la premisa de la
síntesis de las artes. Tal como lo dice Juan Calzadilla, un “Ensayo de síntesis que
resume uno de los capítulos más osados de nuestra plástica y que ha quedado
como ejemplo universal de un entendimiento recíproco entre arquitectos,
urbanistas y artistas plásticos, ejemplo que nunca volvió a darse en ninguna otra
parte del mundo con tanta generosidad y profusión como en Caracas[1].”
La maravilloso encuentro de creatividad y talento, entre los artistas de mayor y
justificado prestigio y actual trascendencia, nacionales y extranjeros, se dio por el
talento organizativo y don de gente, un paciente director de un coro de brillantes
voces congregadas en torno a un plan, un proyecto de su autoría que pudo
ejecutar felizmente Carlos Raúl Villanueva. Como lo dice el mismo Juan Calzadilla:
“Puede decirse que uno de los momentos más afortunados en la carrera del
arquitecto Carlos Raúl Villanueva fue el haber llevado a la práctica un ideal
perseguido y casi nunca logrado por artistas, teóricos y arquitectos de diferentes
épocas: la integración de las artes. Solo el optimismo y el grado de audacia con
que se plantearon las ideas artísticas durante la época en que fuera construido el
núcleo central de la Ciudad Universitaria de Caracas, pudieron haber brindado a
Villanueva la oportunidad de demostrar su concepción original de la síntesis
artística y la posibilidad de realizarla con los medios, materiales y técnicas que le
ofrecía nuestra época. La Ciudad Universitaria ha quedado así, no solo como su
obra arquitectónica más importante, sino también como un ensayo de integración
que es ejemplo único en el mundo. Más que al pensamiento humanista de
Villanueva, esta obra representa una etapa culminante del desarrollo del arte
contemporáneo, y su resultado despierta admiración en todas partes. (…)
4. La Arquitectura como arte, apegada a su función social ampliada al goce del
espíritu, atemporal e integrada, salida del pensamiento del Arquitecto como dice
Villanueva, en efecto: “No me atraen los sistemas cerrados. Me interesan todos los
aportes, las formas nuevas y todos los contenidos que ellas encierran; todos los
nuevos avances constructivos de cualquier parte que vengan, constityen un
estímulo para mí. [Carlos Raúl Villanueva. “Escritos”,
“Hoy posiblemente el punto de unión entre las dos artes resida el el campo del
color, concebido como estructura y vibración de las masas y como identificación
funcional de los espacios. Sin embargo, los espacios específicos respectivos
permanecen separados, tratándose de diferentes mundos espaciales”.
Villanueva experimenta el estallido armónico de las manifestaciones estéticas y
funcionales interpretadas en un nuevo espacio arquitectónico. Ha analizando la
herencia funcionalista de la Arquitectura colonial buscando el espacio en función
de la vida. Y este interés por la organicidad total de la arquitectura implica la
consideración de la obra de arte como parte fundamental de la cultura de una
comunidad humana. “Me preocupa el problema de una nueva síntesis –escribió
Villanueva- de los distintos medios expresivos. Es para mi una aspiración
reconducir la arquitectura, la pintura y la escultura a la cohesión íntima,
inextricable, significativa” (Idem, p. 14)[2].”
La Ciudad Universitaria de Caracas es una obra universal que traduce el
lenguaje del paisaje y la luz tropicales, vinculando en forma armónica y rítmica la
arquitectura, escultura y pintura, Esculturas protagonizan el drama escénico sobre
la hierba, paredes y murales filtrantes del aire tropical, tamíz de la luz poderosa
que eleva el espacio en movimiento en narrativa y poesía de nuestra tierra.
5. Plaza cubierta de Rectorado. Universidad Central de Venezuela. Fotografía de
Diego Martintereso.
En 1954 Carlos Raúl Villanueva definió así su concepto de “Sintesis de las
artes”
“En el ambiente de las artes plásticas se formula la necesidad de una
integración de la pintura y la escultura con la arquitectura, del retorno de los
antiguos elementos del color y volumen al blanco organismo arquitectónico (…).
La idea de esta integración sólo podrá cristalizar con resultados positivos cuando
la pintura y la escultura encuentren las razones arquitectónicas de su
incorporación al ambiente construido. Es decir, sólo cuando se junte y se modele
en función de los elementos espaciales que constituyen la obra arquitectónica.”
La Plaza Cubierta es el punto central de la Ciudad Universitaria. En ella se
encuentran, vinculándose entre sí, los edificios del Rectorado, del Aula Magna y
de la Biblioteca. En su interior, o a su alrededor, se hallan obras de muchos de los
grandes artistas que participaron de esta magna arquitectura: pinturas y esculturas
de Jean Arp, Henri Laurens, Fernand Léger, Mateo Manaure, Victor Vasarely,
Pascual Navarro.
6. Además de los ya mencionados, tenemos que señalar a otros valiosos artistas
que hicieron posible la existencia de esta obra única, la Ciudad Universitaria:
Baltasar Lobo, Antoine Peusner, Sophie Taeuber-Arp, Miguel Arroyo, Armando
Barrios, Omar Carreño, Carlos González Bogen, Alirio Oramas, Alejandro Otero,
Héctor Poleo, Oswaldo Vigas, Francisco Narváez, Braulio Salazar, Jesús Soto,
Rubén Núñez, Víctor Valera, Wilfredo Lam y André Bloc.
Si seguimos derecho desde la Plaza Abierta del Rectorado, llegamos a lo que
se ha llamado el corazón de la Ciudad Universitaria, la Plaza Cubierta, en la que
se encuentran el Paraninfo, el Aula Magna, la Sala de Conciertos y la Biblioteca
Central, entre otros lugares paradigmáticos. Probablemente el lugar más famoso,
con toda justicia, el más notable, brillante y absolutamente digno de admiración, es
el Aula Magna, con las nubes o “platillos voladores” de Alexander Calder colgando
del techo. ¿Será a ellas a las que vigila el Pastor, el cual se encuentra muy cerca,
en un sitio lateral, casi a la entrada del Aula Magna?
Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela
7. La relación de Alexander Calder y los artistas participantes en el conjunto de la
ciudad universitaria con Carlos Raúl Villanueva desembocó a partir de 1951 en
amistades instantáneas y solidas, y en el caso de Calder llena de florida y creativa
correspondencia y frecuentes encuentros en Francia y Estados unidos. Villanueva
visitó al artista norteamericano en Roxbury, USA en 1951, Llevado por Sert y Miró
quienes lo vinculan a la obra de Arquitectura y el mundo hispanohablante. 10 años
antes, en 1941 Wallace Harrison, Arquitecto que tuvo relación con Villanueva le
encargan a Calder una fuente, Water Ballet que nunca llegó a construirse, Ese año
el mismo Harrison encarga a Calder un móvil para la recepción del hotel Ávila en
Caracas, 1ª obra de Alexander Calder en Venezuela. Los años siguientes trabaja
con Joan Miró hasta el año 46, año en que regresa a París. En el año 1951
Villanueva le propone trabajar en el complejo de la ciudad universitaria, a partir de
allí todo el proyecto se desarrolla por correspondencia, con la participación de
Roger Newman en la ejecución de la acústica fundamental para catalizar todo el
proceso de síntesis entre arte, arquitectura y técnica, los Guaches y modelos
aportados por Calder al proyecto del Aula Magna, al igual que una carta
explicativa y descriptiva de 8 páginas. Es interesante la expresión plástica de
estas cartas, así como el uso del Francés, Inglés y Español. Llevar esas imágenes
del papel a la realización, dependió de la pericia interpretativa del maestro
Villanueva, así como de la colaboración laboriosa del Artista Venezolano Mateo
Manaure.
8. El Espacio es llevado por la proyección de la visión de Villanueva y es de
admirar las fuerzas que se despliegan en el lugar gracias a esta interacción cuya
unidad es evidente. En 1954 se inaugura finalmente el Aula Magna para la X
Conferencia Interamericana y al año siguiente Calder la conoce en su única visita
a Venezuela. En su estadía realiza varias obras, utilizando como sitio de trabajo
los talleres de la Escuela Técnica Industrial de la UCV. La “Silla del Diablo”,
destinada a Caoma (Residencia privada del Arquitecto), los stabiles-mobiles:
Estalagmita y Móvil con Hoja Horizontal (1955), junto a “Ráfagas de Nieve”
destinadas al techo de la sala de exposiciones de la misma Facultad de
Arquitectura, son algunas de las 61 obras destinadas, entre otros a la ciudad
universitaria. Este mismo 1955 se llevó a cabo su exposición individual en el
Museo de bellas Artes de Caracas, organizada por Villanueva con los Artistas
Miguel Arroyo y Alejandro Otero, de la cual nos quedan los catálogos intervenidos
por el mismo Calder y un hermoso catálogo montaje de dibujos a color de las
distintas piezas, los precios y los nombres de las personas que lo adquirieron, los
sobres y la cartas a Villanueva, esta llenas de ingenio e intimidad que nos
permiten conocer de cerca la relación de afinidad y hermandad de compartir
admiraciones y afectos naturalmente reflejo de dos personajes que se asemejan
en su afán creador y guiados por el sentido del humor y el juego debido a su
cercanía y empatía natural.
En la selección de su abundante correspondencia se puede constatar no solo
los contenidos en materia relativa a las obras y a las exposiciones sino esta
relación viva y cercana que demandaban uno de otro, noticias y próximos
encuentros. Sandy, como le llamaban, vivió en Caracas en el Hotel Potomac en
San Bernardino pero frecuentaba la casa de los Villanueva para comer. Calder
aprendió el Español en su experiencia de trabajo en el taller de Joan Miró, lo que
le fue muy útil en Venezuela, conoció a Alfredo Boulton Notable coleccionista y
mecenas de arte quien lo invita a la Isla de Margarita junta a CRV.
9. La Bienal de Venecia otorga el gran premio de escultura a Calder en 1952 por
su trabajo en el Aula Magna “Platillos acústicos”, ese año participa en la 1ª
muestra internacional de arte abstracto en la Galería “Los cuatro muros” en el
Silencio, Caracas, Organizada por Mateo Manaure y Carlos Gonzalez Bogen.
Estas referencias nos muestran lo trascendente de la estadía de Calder en el País
y deja entrever una gran impronta en los pensadores y artistas del momento.
Las obras de Calder y su presencia y participación en registros fotográficos e
intervenciones plásticas han creado, no solo en la Ciudad Universitaria sino en
“Caoma” de Villanueva han pasado a la presente generación de la Familia y al
registro de la Fundación Villanueva como testimonio de una entrañable amistad.
10. Aula Magna
El espacio contenido entre el interior e interior en expansión de este edificio es
la obra culminante de esta síntesis de las artes, esta se hace definitiva y
concluyente aquí, difícil de explicar el efecto de múltiple sensación espacial y
ambiental si no se ha tenido la experiencia de visitarla y apreciarla plenamente. La
experiencia del espacio se hace monumental en su interior y deja a todos una
percepción de escala y magnitud enriquecida del espacio. Esta obra singular,
plena y precisa, con un equilibrio reflejo del genio creativo de los artistas Calder y
Villanueva,que juntos llegaron a entenderse y expresarse en unidad magistral.
Este alucinante Planetarium de volúmenes en movimiento contenido queda como
manifiesto de la culminación de las intenciones de la síntesis.
En una carta manuscrita de Calder datada 19 de noviembre de 1953, desde
París, Calder explicica la génesis de este proyecto.
“Conocí a Carlos Raúl Villanueva en mi propia casa en Roxbury (Conneticut,
USA), El había llegado a verme por intermedio de José Luis Sert y luego nos
encontramos en París junto a Fernand Leger en la primavera del año 52. El estaba
organizando artistas para trabajar en la Cité Universitaire y yo estaba nhaciendo el
11. decorado para Nuclea. Me pidió primero que hiciera un mobile al aire libre, hice
muchas preguntas sobre la violencia del viento en Caracas, Luego me sugirió
hacerlo en el vestíbulo del Aula Magna, yo pensé sobre esto y pensé sobre el
interior del Aula Magna….y me cuestioné, ¿porque solo debería estar en el
vestíbulo? Carlos dijo que el techo entero estaría ocupado por aparatos acústicos,
así que pedí ver los dibujos para eso, preparados por Bolt, Beraneck y Newman,
entonces no vi ninguna razón para no convertir estos aparatos en formas curvas
coloreada, así que hice un boceto o dos para explicar mi idea a Carlos y le gustó.
Así que este fue el inicio de los platillos voladores de Caracas, que creo son una
nueva invención, las fotografías lo confirman, muchas gracias Carlos”.
12. Las nubes o platillos de Calder, de formas múltiples, tendiendo lo ovalado
irregular alargado, de distintos tamaños y colores, blanco, amarillo tostado, rojo,
22 unidades, de de 4 a 8 pulgadas cada una, fabricadas de láminas de ½ pulgada
de madera laminada sobre un marco metálico. Estas armonizan con la forma
semicircular del espacio y con las curvas del escenario.
13. La geometría de los “platillos” ya está presente en los decorados para la "Nuclea",
el drama de Henri Pichette que Gerad Phillip, son en efecto novedosos. Definir
estos platillos, dibujarlos en sus distintas curvas y radios, plantear su estructura y
materiales, construirlos, colocarlos en el espacio, orientarlos e iluminarlos, dándole
valor a cada uno y al conjunto, resolviendo los problemas técnicos y a la vez
plásticos, con el concurso y guía de sus ejecutantes: Calder, Villanueva y la
colaboración en sitio de Mateo Manaure, fue sin duda un proceso guiado por el
ejercicio de la mas esclarecedora síntesis.
Calder como Ingeniero mecánico, trabaja con Newman en sus planos y es capaz
de precisar cada detalle, que transcribe en cartas a Villanueva. Por su parte
Villanueva trabaja con Newman y con todo el equipo de construcción, El dibujo de
las curvas y su ampliación a escala, la superficie convexa de los platillos, su
iluminación desde el frente o desde la parte posterior, su ajuste suspendidos en el
espacio, para variar sus posiciones de acuerdo a su respuesta acústica y al ritmo
plástico. Son todos estos temas de gran complejidad que sin embargo no se
hacen presentes al tener la experiencia de disfrutar ese espacio de luz, color,
14. música y movimiento. Una sencillez de aparente facilidad y contundente claridad,
corroborando la significación de esta obra.
En conclusión, no podía darse un mejor despliegue y contexto para la obra de
Calder. El imponer la idea de instalar los “Platillos Voladores” en el Aula Magna
fue una prueba de valentía. “Lo que hice al proponerlos nada es comparado con
tal coraje”…”Ninguno de mis móviles ha hallado un ambiente más extraordinario o
más grandioso… Es el mejor monumento a mi arte”.
15. Bibliografía:
[1] Sitio web del Museo de Arte Moderno de Mérida Juan Astorga Anta.
[2] Juan Calzadilla. “La Ciudad Universitaria, un ensayo de integración de las
artes”. En: Revista Punto, Nº 28, Caracas, agosto – septiembre de 1966.
El Aula Magna y la Síntesis de las artes. Varios autores. Dirección de Cultura
UCV.
Archivo y Biblioteca de la Fundación Villanueva. Caracas.
Calder / Miró. Edited by Elizabeth Hutton and Oliver Wick. London 2004
http://www.calder.org/