1. “Situada al oeste de la capital, entre la carretera
que conduce al Río Virilla y la planta Electriona,
en una extensión de setecientas manzanas, de
las cuales hay cultivadas actualmente
cuatrocientas cincuenta de café. La labor
conjunta realizada por los señores Hübbe y
Peters dio, el magnífico resultado de que surgiera
a la vida de la agricultura nacional esta
hermosa finca que tiene el privilegio, entre muchos otros, de
estar distante de la capital, solo a diez minutos en automóvil,
llegándose a ella por amplia y maciza carretera asfaltada,
hasta la Uruca y de ahí a la finca que se extiende de uno y otro
lado de camino a la Electronia, siendo este trecho uno de los
más pintorescos recodos de las cercanías de San José”
De esta forma se expresaba en los años treinta, el Suplemento la
Tribuna, de la Finca la Caja, propiedad de Otto Jónathan
Hübbe Bergeest, comerciante alemán, domiciliado en
Hamburgo.
2. La historia nos cuenta que una firma denominada Hûbbe,
adquirió la Finca la Caja en la segunda Mitad del Siglo XIX y su
principal accionista era don Otto.
Algunas construcciones de las que se tiene conocimiento y que
se ubicaban en esta bella finca son: una casa de habitación
de dos pisos, fabricada en madera, misma que actualmente se
yergue en el Instituto Nacional de aprendizaje INA, 13 casas
para peones, beneficio de café, bodegas y otros.
Se sospecha que esta Escuela fue creada para que los hijos e
hijas de los peones lograran estudiar.
Años más tarde, a la muerte de don Otto Hübbe, su esposa Eliza
Hirsecom y sus dos hijos Hans y Emmi Hübbe, heredan la finca.
Emmi se casó con Ferdinand Vedoua y sus descendencia
todavía reside en Costa Rica.
A raíz de la segunda Guerra mundial, se expropia la Finca la
Caja.