2. ¿CONTRA QUIEN ES NUESTRA LUCHA?
Tenemos 7 responsabilidades
como soldados de Cristo
3. No somos ciudadanos del
mundo.
El lugar de origen de
nuestro pasaporte ha
cambiado, al momento de
recibir a Cristo como Señor
y Salvador de nuestra vida.
Es por eso que debemos
poner el nombre de Dios en
alto.
Debemos luchar para ser
Luz en medio de las
tinieblas.
4. No podemos bajar la
guardia en ningún
momento.
Las tentaciones vendrán a
bombardear nuestra vida.
El diablo nos provocará
todos los días a toda hora,
hasta que nos vea en el
suelo derrotados.
Debemos saber que la
victoria fue dada por Cristo
en la cruz y nuestro
enemigo está derrotado.
Fortalecernos en Cristo
serán importantes para no
perder las batallas diarias.
5. No debemos dejar de luchar.
Debemos borrar la palabra
rendición de nuestro
vocabulario y estar siempre en la
línea de batalla.
En ocasiones, perderemos
cosas valiosas o no recibiremos
la respuesta que queremos, pero
que eso jamás:
Detenga nuestro caminar diario
con Cristo .
Nos separe de su amor.
6. Debemos seguir las
instrucciones, la única
forma de hacerlo es
leyendo su Palabra y
meditando en ella.
Obediencia a medias es
desobediencia.
Aunque no lo sintamos o
no nos guste debemos
obedecerle.
Dios siempre quiere lo
mejor para nosotros.
7. Descuidar nuestras armas es
peligroso porque: No tendremos
forma de defendernos ni de
atacar.
Una vida de adoración nos
permite no temer a los ataques
del enemigo.
La oración nos mantiene
comunicados con nuestro señor,
para identificar las mejores
estrategias para la victoria.
Su palabra es la guía exacta que
indica sus mandatos que
ayudaran a mejorar nuestra vida.
8. Un soldado se siente orgulloso de
cumplir un mandato con éxito.
Pero…
Sentimos vergüenza cuando no
cumplimos a Dios por mediocridad.
Sentimos vergüenza cuando le
cumplimos a Dios para ser vistos
por los hombres, por hipocresía.
Al final…
Estas actitudes producen un peso
tan grande que no nos deja ser
mejores y darle todo a Dios.
9. El diablo es nuestro enemigo mortal, con su
sutileza y artimañas nos ofrecerá un pacto
que nos conducirá a la ruina.
Nos dirá que podemos cumplir nuestros
deseos, que debemos experimentar cosas
nuevas.
Nos dirá que no todo es tan malo como
parece.
Nos dirá que nadie es tan firme y puro.
Nos dirá que somos anticuados y no
hacemos lo que todos hacen.
Sólo un buen soldado de Jesús no se deja
rodear de dichas mentiras, sino que
permanece fiel todos los días de su vida.