Jesús le dice a sus seguidores que para seguirlo deben negarse a sí mismos, cargar con su cruz y seguirlo. Pedro no entiende que Jesús debe morir, pero Jesús explica que sus seguidores también deben estar dispuestos a sacrificarse por él. Negarnos a nosotros mismos significa poner a Dios en el centro y vivir para los demás en lugar de nosotros. Tomar la cruz conlleva morir a nosotros mismos para alcanzar la verdadera libertad que es amar a Dios y a los dem
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
Seguir a Jesús con valentía
1. La valentía de seguir a Jesús
22º domingo Tiempo Ordinario - A
2. El que quiera venirse conmigo,
que se niegue a sí mismo, que
cargue con su cruz y me siga.
Si uno quiere salvar su vida, la
perderá; pero el que la pierda
por mí la encontrará.
¿De qué le sirve a un hombre
ganar el mundo entero si
malogra su vida?
Mt 16, 21-27
3. De camino hacia Jerusalén, Jesús comunica a los
suyos algo importante: seguir la voluntad de Dios
lo llevará a la ciudad donde será entregado y
muerto en cruz. Por amor al Padre dará su vida,
pasando por el desprecio, el rechazo y el dolor.
4. Pedro, que poco antes
ha confesado a Jesús
como Hijo de Dios, no
lo entiende y lo
increpa. ¡Eso no puede
sucederte! Jesús le
responde con palabras
duras. La mentalidad de
Pedro es muy humana,
aún no ha aprendido a
ver las cosas desde la
perspectiva de Dios.
5. Jesús reúne a los suyos
y los alecciona: si
quieren seguirlo,
tendrán que tomar su
cruz, negarse a sí
mismos y caminar con
él. Estos son los tres
requisitos que los
cristianos también
tenemos que tener en
cuenta si queremos
seguir a Jesús.
6. Negarse a sí mismo:
esta es la auténtica revolución espiritual. Negarse a sí
mismo es dejar de auto-adorarse y vencer el orgullo
existencial. No somos nada, apenas motitas perdidas en
el universo… Pero para Dios somos sus hijos.
7. Somos criaturas
penetradas de su
divinidad, estirpe de
Dios. Negarse a uno
mismo es abrir el
corazón y dejar que Dios
sea el eje y el centro de
nuestra vida. Es apartar
todo cuanto nos aleja de
él y renunciar al
egoísmo. La prioridad es
el otro: se trata de vivir
para los demás.
8. Pero no todo el mundo está dispuesto a negarse a sí
mismo. Dejar atrás el ego supone renunciar al poder, a
la posesión, al dominio sobre las personas. Sólo
cuando nos olvidemos de esto dejaremos que en
nosotros emerja Cristo y estaremos preparados para
afrontar la cruz.
9. Tomar la cruz
No hagamos lecturas masoquistas de este evangelio.
Dios quiere nuestra felicidad. Pero Jesús nos avisa:
alcanzar la libertad pide morir y resucitar. Pero… ¿qué
es la libertad? ¿Es acaso vivir sin ataduras ni
responsabilidades?
10. Jesús fue libre, y por ser libre pudo volcar toda su vida
por amor. El amor conlleva una entrega total, y quien
se entrega debe asumir su parte de pasión. Decir sí a
Dios nos llevará a la muerte del viernes santo, al
silencio del sábado… y a la luz del domingo de
resurrección.
11. Hoy, ser cristiano no está de moda, ni siquiera bien visto
socialmente. No nos desanimemos. Como el profeta
Jeremías, dejémonos seducir por Dios, dejemos que nos
arrebate su amor. ¿Nos sentimos amados y seducidos?
¿Nos atreveremos a proclamar su palabra sin temor?
12. Quizás lo más terrible no
sean las burlas a la fe, ni la
persecución, sino que la
gente no quiera saber nada
de Dios.
El mundo no tiene apetito
de Dios, le falta hambre de
trascendencia.
El relativismo y el
pasotismo espiritual nos
alejan de Dios y de nuestra
identidad más honda.
13. ¿De qué nos sirve tenerlo todo si nos falta Dios, el
aliento que nos da la vida?
Si no se tiene a Dios, no se tiene nada.
Por muchos bienes que acumulemos, nos faltará el amor,
la mirada, la voz que nos habla con ternura y nos llama…
Nuestra vida quedará reducida a cosas efímeras y
superficiales.
14. Lo mundano no tiene sentido si no es a la luz de Dios. Nuestra
vida no será santa si no se abre a Dios. La gran batalla a librar es
contra nosotros mismos y nuestras resistencias. Venceremos
cuando lleguemos a ofrecernos, como Cristo, al servicio del
amor, a Dios y a los demás. Entonces nuestra existencia cobrará
sentido y saborearemos la auténtica libertad.