Este documento es una carta en la que el autor recuerda una conversación que tuvo con el destinatario acerca de la naturaleza de la realidad y la mente como prisión. El autor explica que durante una clase, la profesora los sumergió en ideas sobre el futuro que los llevaron a cuestionar conceptos como el amor, la justicia y la comunicación. El autor argumenta que nuestras mentes son cárceles porque no podemos estar seguros de compartir las mismas percepciones de la realidad, y que cuanto más se busca la verdad
1. Bitácora Número #1
Te escribo ésta carta con el fin de que me recuerdes. Han pasado los años, ya no sé quien
eres y sé que no soy aquel de andar inocente que conociste, pero intento contener mi
esencia, esa que va más allá de lo transigente.
Algo hoy no ha dejado de dar vueltas en mi cabeza, ¿Recuerdas esa conversación que
tuvimos acerca de la realidad, la mente cómo cárcel y el hombre, un viernes en aquel
mirador de las palmas? Bien aquella idea me ha tomado hoy por sorpresa, (no puedo
mentirte, era algo que ya había archivado en el olvido medio, campo con posible retorno al
recuerdo, fue difícil dejarlo atrás, una adicción enfermiza para precisar, pero lo hice),
estábamos en una clase, apenas comenzando el medio día, en un salón de techo bajo
¿imaginas el calor?, era infernal, bueno, sabes que suelo exagerar los hechos o es eso, o lo
veo todo con mucha gracia, el punto, la profesora nos hablaba del futuro, de cómo serían
los días y cómo los trabajaríamos, nos habló de métodos y estrategias para ello y un sin fin
de asuntos más entre ellos sucedió algo que no comprendí, fue como el inicio de una
tragedia, pero sin tragedia, no sé si me comprendas, pero tampoco ahondaré mucho en
aquello, en el recorrido de su discurso ella comenzó a sumergirse en el mundo de las ideas,
ese que tanto vos como yo le tememos, tuvimos suerte de haber salido de aquel agujero
profundo azaroso e intangible que transgredió nuestra realidad, tuvimos suerte pues
seguimos la corriente, nos creímos la mentira, la mentira que es ésta realidad, el amor:
imperfecto, la justicia: imperfecta, la civilización: imperfecta, el odio, la felicidad, el hombre,
las palabras, las artes, las ciencias,.... la comunicación, todo imperfecto, imperfecto en el
sentido de que no es definible en su mínima unidad, impuro, de las ideas solo tenemos una
migaja, la apariencia aquello cuando mucho, está nuestra sociedad construida sobre unos
pilares inexistentes, si no amigo mío, pregúntale al político por algún término, tirale suave,
preguntale por la moral o la ética, verás que podrá responder por horas y jamás llegará a
una concepción total, jamaz te dirá la verdad, preguntale al cura por lo sagrado, al policía
por el “bien” o si gustas por el mal, no encontrarás nada más que migajas, pero ese es el
lado bello de lo que hoy amigo te planteo, con esto podemos vivir, ¿recuerdas lo que si nos
jodía la cabeza?, de seguro si, ¡De que nuestras mentes sean cárceles!, de que mis ideas
nunca pueden llegar a tus ideas sin variar en su forma, de cerciorarnos de que juntos vemos
la misma realidad, el mismo cielo azul, que percibamos el mismo sabor u olor, de que la
música la escuchamos igual, no hay certeza de nada mi amigo, y mientras más rigurosa sea
tu búsqueda más te alejarás de la verdad, más te hundirás en la cárcel, pero tranquilo, no
desfallezcas ¿crees que somos los primeros en pensarlo? Patrañas, ya muchos han tocado
de una u otra u otra forma estas densas lagunas y han salido ilesos, ¿te preguntarás cómo?
Éste sistema es muy bonito, bueno éste y todos, es que el negocio es el mismo por debajo
de la mesa y el modo para anestesiar a “los de mente activa” es el mismo, sea en el
capitalismo, sea en el socialismo o comunismo, es sumamente peligrosa una mente activa
en el pueblo, es como el cerdo que logra escapar del matadero, tranquilo amigo, este
sistema está diseñado para que se te salgan esas moscas de la cabeza, no desfallezcas.
Pd: ¿Viste el celular que me compré?