Conferencia 6, Ley universal Después de establecer la distinción entre las dos naturalezas, ahora queda claro que el único propósito legítimo, real y auténtico de la vida es reconocer nuestra verdadera naturaleza —la naturaleza de Dios—; sin embargo, la resolución de este planteamiento nos coloca ante un enorme conflicto: la naturaleza original es incognoscible, a pesar de que es nuestra única realidad. De manera contraria, la naturaleza física —que no es la realidad— tiene como cualidad que es cognoscible. Frente a esta situación surge una gran inquietud, ¿descubriremos la verdadera esencia de la naturaleza del Ser? Indiscutiblemente es una pretensión que queda fuera de nuestro alcance, por muy grande que sea nuestro esfuerzo; pero una posibilidad se mantiene abierta y está plasmada en los libros universales: Primero debemos reconocer a lo falso como falso y por simple añadidura la Verdad es manifestada, revelada. Ya se les dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”. Pero yo les digo, Hijos del Hombre: Honren a su Madre Terrenal y guarden todas sus leyes, para que sean largos sus días en esta Tierra, y honren a su Padre Celestial para que sea suya en los cielos la vida eterna. Evangelio de los esenios