1. Realizado por: Padre Mamerto Menapace osb - Hno. Fernando Fortunato
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BíblicoBíblico
Gn 21, 1 - 21Gn 21, 1 - 21
3. Las cosas de Dios no son siempre fáciles de
entender. A veces son duras de pelar incluso.
Martín Fierro llega a decir en uno de sus versos:
Al que tiene que rodarAl que tiene que rodar
en su vida trabajosa,en su vida trabajosa,
a veces le pasan cosasa veces le pasan cosas
que son duras de pelar.que son duras de pelar.
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4. Y Abrahán fue de esos que tuvo queY Abrahán fue de esos que tuvo que
rodar con un vida trabajosa. Porque larodar con un vida trabajosa. Porque la
fe no simplifica las cosas. Les da unfe no simplifica las cosas. Les da un
profundo sentido pero no las simplifica.profundo sentido pero no las simplifica.
Uno no sufre menos porque tenga fe.Uno no sufre menos porque tenga fe.
Pero la fe nos posibilita otra actitudPero la fe nos posibilita otra actitud
frente al sufrimiento.frente al sufrimiento.
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5. Cuando después de tanto esperar naceCuando después de tanto esperar nace
Isaac, Dios le pide a Abrahán a través de suIsaac, Dios le pide a Abrahán a través de su
señora Sara, que despida a Ismael, el otroseñora Sara, que despida a Ismael, el otro
hijo que había tenido.hijo que había tenido.
En el capítulo 21 se
cuenta algo que a
nosotros nos parece
muy misterioso y de
mucho dolor, si no
supiéramos que al final
todo terminó bien.
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6. Cuando Sara no podía tener hijos, ella misma le había
pedido a Abrahán que le diera un hijo adoptivo a través
de su sirvienta Agar. Y así había nacido Ismael. Y ahora
que ha nacido Isaac, Sara le pide que despida a la
sirvienta, a quien ella misma le había pedido que le diera
un hijo a Abrahán.
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7. Y más cuando siente que Dios mismo le pide
que haga lo que Sara le pide.
A veces Dios se sirve de las injusticias, de los
celos, de los manejos humanos, no quizás
porque quiera que las cosas sean así, sino
porque Él está dispuesto a sacar de nuestro
pecado un misterio de gracia muy fecundo
para el día de mañana.
Aunque no hay que juzgar esta situación desde nuestro
punto de vista moral, no podemos negar lo dolorosa que
fue para Abrahán toda esta situación.
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8. Y Dios le dijo a Abrahán:
-Hacele caso a tu mujer y decile a tu sirvienta y a ese chico que
se vayan. No te preocupes, que yo velaré por él.
Dios tenía destinado a Ismael para que también él fuera padre
de un pueblo. Y para eso necesitaba que se fuera a otro lugar.
Era Dios mismo el que estaba detrás del misterio de Ismael.
También para él había una bendición, distinta de la bendición de
Isaac.
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9. Fue Dios quien aprovechando quizás del pecado, de
los celos, y de los manejos humanos de Sara, hizo
que este hijo se alejara de Abrahán, y con ello de
Isaac. Porque la historia de Isaac y la historia de
Ismael iban a ser diferentes.
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10. ¡Cuántas veces en el desentendimiento humano, detrás¡Cuántas veces en el desentendimiento humano, detrás
del cual puede estar el pecado, puede encontrarsedel cual puede estar el pecado, puede encontrarse
también la mano de Dios! Puede estar el misterio de Diostambién la mano de Dios! Puede estar el misterio de Dios
que empuja la historia.que empuja la historia.
Y esto sucedió en la historia del niño Ismael, también hijoY esto sucedió en la historia del niño Ismael, también hijo
de Abrahán, pero no el hijo de la promesa. Pero no porde Abrahán, pero no el hijo de la promesa. Pero no por
eso fue una persona que quedó sin la bendición de Dios.eso fue una persona que quedó sin la bendición de Dios.
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11. Todo hombre a quien Dios le regala la vida
tiene su misterio. No hay ninguna vida que no
tenga sentido.
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13. Génesis 21
1 Yahveh visitó a Sara como lo había dicho, e hizo Yahveh por Sara lo que había prometido.
2 Concibió Sara y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el plazo predicho por Dios.
3 Abraham puso al hijo que le había nacido y que le trajo Sara el nombre de Isaac.
4 Abraham circuncidó a su hijo Isaac a los ocho días, como se lo había mandado Dios.
5 Abraham era de cien años cuando le nació su hijo Isaac.
6 Y dijo Sara: «Dios me ha dado de qué reír; todo el que lo oiga se reirá conmigo.»
7 Y añadió: «¿Quién le habría dicho a Abraham que Sara amamantaría hijos?; pues bien, yo le he dado un hijo en
su vejez.»
8 Creció el niño y fue destetado, y Abraham hizo un gran banquete el día que destetaron a Isaac.
9 Vio Sara al hijo que Agar la egipcia había dado a Abraham jugando con su hijo Isaac,
10 dijo a Abraham: «Despide a esa criada y a su hijo, pues no va a heredar el hijo de esa criada juntamente con mi
hijo, con Isaac.»
11 Sintiólo muy mucho Abraham, por tratarse de su hijo,
12 pero Dios dijo a Abraham: «No lo sientas ni por el chico ni por tu criada. En todo lo que te dice Sara, hazle caso;
pues aunque por Isaac llevará tu nombre una descendencia,
13 también del hijo de la criada haré una gran nación, por ser descendiente tuyo.»
14 Levantóse, pues, Abraham de mañana, tomó pan y un odre de agua, y se lo dio a Agar, le puso al hombro el niño
y la despidió. Ella se fue y anduvo por el desierto de Berseba.
15 Como llegase a faltar el agua del odre, echó al niño bajo una mata,
16 y ella misma fue a sentarse enfrente, a distancia como de un tiro de arco, pues decía: «No quiero ver morir al
niño.» Sentada, pues, enfrente, sepuso a llorar a gritos.
17 Oyó Dios la voz del chico, y el Ángel de Dios llamó a Agar desde los cielos y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No
temas, porque Dios ha oído la voz del chico en donde está.
18 ¡Arriba!, levanta al chico y tenle de la mano, porque he de convertirle en una gran nación.»
19 Entonces abrió Dios los ojos de ella, y vio un pozo de agua. Fue, llenó el odre de agua y dio de beber al chico.
20 Dios asistió al chico, que se hizo mayor y vivía en el desierto, y llegó a ser gran arquero.
21 Vivía en el desierto de Parán, y su madre tomó para él una mujer del país de Egipto.
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