El documento discute cómo las personas tienden a tener creencias infundadas sobre probabilidades y causas de mortalidad debido a la información limitada a la que tienen acceso. Señala que las personas sobreestiman la probabilidad de muerte por accidentes en relación con enfermedades como la diabetes, y que es difícil para la gente acertar cuáles son realmente las causas más frecuentes de muerte. También sugiere que la publicidad y los medios de comunicación enfatizan amenazas poco probables y ocultan otras más comunes.
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Efrén Martín, gerente de y profesor de
En un estudio, se compararon OPINIONES y
ESTADÍSTICAS sobre las causas de mortalidad:
La creencia mayoritaria fue equiparar el número de
muertes por dolencia y por percance, si bien es 18
veces más probable morir por enfermedad que por
accidente.
Se juzgó 300 veces más probable morir por
accidente que por diabetes, cuando por cada
defunción accidental hay 4 por diabetes.
(Paul Slovic)
Nº 109 enero 2016 http://fvmartin.blogspot.com.es
Lo que es muy probable en nosotros es caer
en una infundada ilusión de certeza; quizá
beneficiosa para la autoconfianza, pero
perjudicial para el buen juicio. Ejemplos:
Cualquiera que no haya viajado, es un
defensor entusiasta de su tierra, gentes,
historia, cultura y gastronomía. Son juicios
poco realistas, al carecer de suficiente
muestreo, que fomentan la cohesión interna
pero tienden a alimentar el conflicto externo.
Directivos y consultores explican, pero no
pueden predecir ni controlar, la motivación.
Lo peor es que pueden dañarla al aplicar
ciegamente modas de gestión o sus propias
suposiciones, sin observar la situación real.
La publicidad crea fe ciega en la lotería
pregonando el caso de escasos ganadores;
ocultando la pléyade de perdedores, que son
desplumados por lo que Bernard Shaw
denominó el impuesto de los tontos.
Si se nos preguntase por la causa de muerte
más frecuente, sería fácil errar, como
demostró Slovic. Buena parte de la
responsabilidad es de los medios, que nos
angustian con amenazas muy graves pero
mucho menos probables que el azúcar
refinado o las grasas trans.
Confiamos en lo poco que sabemos y
olvidamos lo mucho que desconocemos, lo
que evidencia nuestrainvidencia.
Así, calculamos probabilidades y elaboramos
opiniones en base a la información que está
disponible a nuestro alcance, sin importarnos
su inexactitud. Goethe recomendaba una
ampliación radical de la visión: "El que no
sabe llevar su contabilidad por espacio de
tres mil años, se queda como un ignorante
en la oscuridad y sólo vive al día".
Podríamos estar ante la causa fundamental
del fundamentalismo de nuestras creencias;
generadas en el crisol de grupos cerrados con
un reiterativo pensamiento único, para el
que exigimos respeto al tiempo que no
respetamos el de los demás. Curiosa paradoja.
No somos conscientes de que lo que para
nosotros es meridianamente claro, no lo es
para quienes también se limitan a emplear su
memoria y tampoco utilizan la función
principal de la inteligencia: ¡cuestionar!
Parcialidades mil veces repetidas configuran
nuestra Teoría Fuerte, una cosmovisión
limitada y limitante. Para Einstein, es nuestra
propia teoría la que determina…
Lo que podemos observar