2. Poeta español nacido en Moguer (Huelva) el 23 de
diciembre de 1881. Falleció en San Juan (Puerto
Rico) el 29 de mayo de 1958
En 1956 ganó el
PREMIO NOBEL DE
LITERATURA por el
conjunto de su obra,
designándose como
trabajo destacado de la
misma, la narración
lírica “Platero y yo”.
3. La trayectoria poética de Juan Ramón Jiménez se
suele dividir en tres etapas:
ETAPA SENSITIVA (1898ETAPA SENSITIVA (1898
-1915)-1915)
ETAPA INTELECTUAL (1916 -ETAPA INTELECTUAL (1916 -
1936)1936)
ETAPA VERDADERA (1937 -ETAPA VERDADERA (1937 -
1958)1958)
4. Etapa marcada por la influencia
de Bécquer, el Simbolismo y el
Modernismo. En ella predominan
las descripciones del paisaje, los
sentimientos vagos, la
melancolía, la música y el color,
los recuerdos y ensueños
amorosos. Se trata de una
poesía emotiva y sentimental
donde se trasluce la sensibilidad
del poeta a través del
perfeccionismo de la estructura
formal.
5. Rimas (1902),
Arias tristes (1903)
Jardines lejanos (1904)
Elegías (1907)
La Soledad Sonora (1911)
Pastorales (1911)
Laberinto (1913)
Platero y Yo (1914)
Estío (1916)
6. En esta etapa le da gran importancia al mar. El mar simboliza la
vida, la soledad, el gozo, el eterno tiempo presente. Se inicia
asimismo una evolución espiritual que lo lleva a buscar la
trascendencia. En su deseo de salvarse ante la muerte se
esfuerza por alcanzar la eternidad, que busca conseguir a través
de la belleza y la poesía más pura, centrándose en lo profundo,
en lo bello, en lo esencial.
7. Diario de un poeta recién casado (1916)
Primera antología poética (1917)
Eternidades (1918)
Piedra y cielo (1919)
Poesía (1917-23)
Belleza (1917-23)
La Estación total (1923-36)
8. Pertenece a esta etapa todo lo escrito durante su
exilio americano. Continúa replegado en sí mismo
en busca de la belleza y la perfección, que le lleva
a identificarse con Dios y la belleza en uno.
9. Animal de fondo (1949)
Tercera antología poética (1957)
En el otro costado (1936-42)
Dios deseado y deseante (1948-49)
10.
11. Alguna noche que he ido. Arias tristes (1903)
Alguna noche que he ido
solo al jardín, por los árboles
he visto un hombre enlutado
que no deja de mirarme.
Me sonríe y, lentamente,
no sé cómo, va acercándose
y sus ojos quietos tienen
un brillo extraño que atrae.
He huido, y desde mi cuarto,
a través de los cristales,
lo he visto subido a un árbol
y sin dejar de mirarme.
12. Platero y yo nos entendemos bien. Yo lo dejo ir a su aire
y él me lleva siempre a donde quiero.
Sabe Platero que al llegar al pino de La Corona, me gusta
acercarme al tronco y acariciarlo, y mirar el cielo a través
de su enorme y clara copa. Sabe que me encanta la veredilla
que entre la hierba va a la Fuente Vieja, que para mí es como
una fiesta ver el río desde la colina de los pinos.
Yo trato a Platero como si fuera un niño: si el camino
se vuelve duro y le peso un poco, me bajo para aliviarlo.
Lo beso, lo engaño, lo hago rabiar…
Él comprende bien que lo quiero, y no me guarda rencor.
Platero también me quiere, le gusta todo lo que le hago,
de nada protesta. Yo sé que soy su felicidad, y para estar
conmigo, huye de los otros hombres y hasta de los otros
burros.
Fragmento de “Platero y yo” (1914)
13. El nuevo día. Piedra y cielo (1919)
¡Ignota mina de los sueños
-solo un aroma vago, un
color desvanecido,
un acento sin nombre-,
a cuyo oro
nunca llegan los pozos de la aurora!
¡Sueños de otro hemisferio
de lo infinito!
Mariposa de luz,
la belleza se va cuando yo llego
a su rosa.
Corro, ciego, tras ella…
La medio cojo aquí y allá…
¡Solo queda en mi mano
La forma de su huida!