2. LO QUE VEMOS A NUESTRO ALREDEDOR
¿Conocéis el relato mitológico de Silemón y Baucis?... Cuenta el
poeta latino Ovidio que el dios Júpiter se disfrazo una vez de
peregrino, y vino a parar a la humilde cabaña de un matrimonio
anciano. Se llamaban Filemón y Baucis, y vivían unidos desde su
juventud… Ahora bien, dos que se aman hacen también de su casa
una fuente de amor para los que moran en ella o la visitan. Por eso,
aunque ignorando la condición divina de su huésped, Filemón y
Baucis lo acogieron con una comida modesta, pero servida con buena
cara y mejor corazón… El gesto conmovió a Júpiter, quien quiso
recompensar tanta amabilidad… Primero hubo de convencerles de su
celestial naturaleza, realizando varios prodigios; y luego les concedió
facultad para que pidieran cuantos bienes desearan… Ellos se miraron,
y, comprendiéndose al punto, formularon al dios su mas ambicionado
deseo: “Concédenos, oh Júpiter – le dijeron-, la gracia de morir juntos
y al mismo tiempo…”Al día siguiente la cabaña había desaparecido
juntamente con Filemón y Baucis. En su lugar se elevaban dos
corpulentos árboles que entrelazaban sus ramas en las alturas.
3. Reflexiones:
Sólo es un cuento, pero expresa también el ideal de la armónica
convivencia del matrimonio hasta la muerte. Además, se cumple
diariamente en muchas parejas. Hay matrimonios que viven no
solamente juntos, sino perfectamente unidos, hasta que la muerte los
separa; y mucho más allá de la muerte, cuando el amor ya no vive la
amenaza de ninguna separación.
Hay familias en las que reina un amor sencillo, puro y ordenado. Y,
aunque la convivencia entre padres e hijos ha sido y será siempre
conflictiva, ellos saben humanizar el conflicto, preservar la unidad o
hallar enseguida el camino de la reconciliación.
Todos tenemos la experiencia que, cuando la desgracia nos azota, nos
acosa la necesidad y otros nos fallan, casi siempre hay alguien de la
familia a nuestro lado para comprender y ayudar… ¿Por qué se
hablará tanto hoy día de la familia como problema, y tan poco de ella
como solución?, ¿Por qué se inflará tanto el globo de los
inconvenientes y desventuras familiares? ¿Por qué referirse
continuamente a los matrimonios que desearían separarse, y silenciar
a los muchísimos más que viven y conviven felizmente?
4. Evidentemente, la vida familiar no es en ningún caso una perpetua
luna de miel. Existen tensiones, errores educativos, disgustos que unas
veces unen y otras distancian…pero, con todos los inconvenientes que
pueden concurrir bajo el techo en que vivimos, cada día recibimos allí
una ración de amor tan necesaria como la del pan. Nuestra familia ha
sido y es la mejor escuela de humanidad, el mejor abrigo contra el
desamor, y el mejor hospital para curar las heridas de la soledad.
Y si nuestras familias cumplieron aceptablemente esta misión el
pasado, con mayor razón están llamadas a desempeñarlas en el
presente y futuro. La familia es hoy más necesaria que nunca, pues los
lazos y relaciones que hoy mantienen las personas fuera de casa,
suelen ser bastantes funcionales y faltos de afecto. Por eso, se necesita
más que nunca ese espacio de convivencia formado por unos padres y
unos hermanos, en dónde el individuo restable su equilibrio afectivo.
La familia está llamada a ser ese refugio en el que la persona se
recoge, recupera su nombre y se nutre del cariño necesario.
5. NO HAY FAMILIA SIN COMUNICACIÓN
Las familias de hoy están más democratizadas y cultivan el valor
camaradería sobre el valor respeto. Por eso están en buenas
condiciones para crear el clima de confianza de donde nace la
comunicación… Sin embargo, muchas veces reina el recelo, la
desconfianza y el silencio:
-Por factores internos: cuando los padres se llevan mal, se
despreocupan por sus hijos o estos se sienten vigilados y
absorbentemente protegidos, normalmente se buscaran otros
lugares de convivencia distintos del hogar… hay hijos
inconscientes que se marchan a buscar fuera, antes de tiempo, el
calor y la palabra que se les ofrece dentro.
-Por factores externos: entre ellos los medios de comunicación,
sin duda pueden ser un instrumento para animar la vida
domestica y suscitar comentarios interesantes, pero en una
sociedad dominada por ellos, es un contra sentido que aumenta
la incomunicación en la familia.
6. CAUSAS DE LAS CRISIS MATRIMONIALES
¿CÓMO REMEDIARLAS?
Cuando después de convivir varios años dos deciden: todo ha
terminado entre nosotros dos; seguramente no han sabido
amarse, no han sabido tomar el amor como una disciplina o
como un deposito que acaba por agotarse, si solo nos
dedicamos a sacar y nunca reponer
Otro motivo de crisis puede ser la rutina, ese marchitarse las
ilusiones juveniles… por eso es necesario descubrir el secreto del
valor que atesoran las cosas sencillas.
También hay que permanecer alerta contra las miras
superficiales y egoístas. Un compañero/a con quien se ha
compartido mucho, no son como uno de esos automóviles que
puedan cambiarse. Cuando entra en juego la dignidad de las
personas y el mismo concepto del amor, hay que desterrar toda
postura frívola e inconsciente… muchas rupturas se evitarían con
un conocimiento más profundo del otro, antes del compromiso.
7. REBELIÓN A BORDO
No todos lo jóvenes son igualmente dóciles y dialogantes. Por muchos
motivos cuya culpabilidad suele estar repartida entre padres e hijos, hay
adolescentes en guerra declarada o fría contra su familia, y otros que se
van de casa. Los jóvenes están dotados de un particular instinto para
rebelarse contra la hipocresía, la injusticia, lo inservible. Por tanto,
algunas de sus rebeldías no son dañinas, ni mal sanas., sino muy
saludables para todos.
En caso de desacuerdo entre padres e hijos, hay un episodio evangélico
que puede iluminar la situación: Jesús perdido en el templo, de Lc. (2,
41-58). Se trata de un muchacho que, por ley de vida y de crecimiento, se
aleja inevitablemente de la tutela familiar… María no lo comprende y se
lo reprocha en tono dolido, aunque cariñoso. Pero Jesús no se calla, es
normal que un adolescente muestre su desacuerdo. En la familia cristiana
hay un lugar para el diálogo y la discrepancia, como condición para el
buen entendimiento… Por último, el episodio se resuelve felizmente,
gracias a la sabiduría de una madre que no pierde los nervios, y sabe
comprender. De esta manera consigue que Jesús entre en razón y,
aunque marcando una nueva distancia respecto de sus padres, vuelve a
casa.
8. HOGAR DE PUERTAS ABIERTAS
“Jesús dijo que donde varios estuvieron reunidos en su
nombre, allí estaba Él”
Hay dos modos de organizar la propia familia respecto de
la sociedad. El primero obedece a una idea de familia a la
defensiva como pequeño refugio a las peligrosas influencias
exteriores y el segundo, nuestras familias deberían ser
lugares de encuentros, hogares de puerta abierta hacia la
sociedad y la iglesia. El desinterés por la comunidad social,
además de suponer un grave fallo, empobrece y daña la
familia… por eso, en el seno de la misma, se deben cultivar
el conocimiento y la preocupación por los grandes
problemas humanos…
9. LA MÁS PEQUEÑA IGLESIA
Dice el Concilio Vaticano II, que “la familia cristiana
manifiesta la autentica naturaleza de la Iglesia, por el amor,
la unidad y la fecundidad generosa”. Esto equivale a
designar el hogar como el más pequeño templo cristiano
en el que la Fe debe expresarse con actos de culto y de
piedad.
Hoy, las mayorías de las familias viven en una sociedad
predominantemente urbana, en situaciones nada favorables
al desarrollo de una oración familiar… Así se ha llegado a
un progresivo abandono de la oración, no solo familiar
sino también individual.
10. RESUMEN DE IDEAS
La comunicación entre las personas es el alma de la vida
familiar y lo que la convierte en comunidad de amor.
Sin embargo, hay factores que pueden minar la
convivencia tanto de los esposos entre sí, como de los hijos
respecto de sus padres.
Entre los modos que pueden adoptarse para la organizar la
relación familiar hacia el exterior, uno cerrado y otro
abierto, la familia cristiana se aproxima más al segundo.
Una familia formada por creyentes es como un pequeño
templo en cuyo interior hay que hallar modos y tiempos
para expresar la Fe mediante la oración.