Este documento discute la identidad de la familia actual y cristiana. Describe cómo la familia ha cambiado a través de los años, con varias formas emergiendo. También explora los desafíos actuales como la desintegración y el olvido de valores fundamentales como el amor. Finalmente, proporciona rasgos de una familia con identidad cristiana como el respeto a las personas, la educación en la fe y los valores, y el servicio a la sociedad.
1. y el milagro se produjo
La identidad cristiana de la familia
Del “amor hermoso” a “amar en tiempos revueltos”
La identidad cristiana de la familia
Del “amor hermoso” a “amar en tiempos revueltos”
Santander, 21.09.2015
2.
3. Vivimos una época especial, una especie de transición entre un
modelo bien conocido y otro cuyas características no sabemos en
el momento presente.
Previo
7. “Vivimos una era carente de certidumbres
religiosas y metafísicas en que se hace
difícil ser libre y en que se padece la
aflicción de estar solo en el mundo, sin
padre y sin Dios” (Octavio Paz).
1.1Identidad de la familia actual: tanteos
8. “Donde quiera que miremos vemos instituciones que
parecen iguales que siempre desde fuera, y llevan los
mismos nombres, pero (…) por dentro son bastante
diferentes. Seguimos hablando de la nación, la
familia, el trabajo, la tradición, la naturaleza, como si
todos fueran iguales que en el pasado. No lo son. La
concha exterior permanece, pero por dentro han
cambiado prácticamente en todas partes. Son lo que
llamo instituciones concha” (Anthony Giddens).
9. Morgan en el XIX nos decía que la familia nunca
permanece estacionaria, sino que pasa de una
forma inferior a otra superior a medida que la
sociedad evoluciona de un grado más bajo a otro
más alto. Los sistemas de parentesco, por el
contrario, son pasivos; sólo después de largos
intervalos registran los progresos hechos por la
familia y no sufren una modificación radical, sino
cuando se ha modificado radicalmente la familia
(L.H. Morgan, La sociedad primitiva, 435).
10. “Familia posmoderna” (Singly 1993), “familia
permeable” (Sánchez Pardo 1997), “familia
patriarcal”, “familia proteiforme” (Flaquer 1999,
1997), “familia relacional” (Donati 1998),
“polifamilia” (Rivas y Jociles 1999), “posfamiliar”
(Beck 2003), y por último la “familia mercuriana”,
llamada así por José Antonio Marina para
referirse a que su rasgo característico es el
cambio permanente y la adaptación a las nuevas
realidades.
11. Lo cierto es que la familia es por naturaleza una
realidad dinámica y cambiante.
Le es connatural acoger nuevos miembros así
como despedir a otros, crecen unos y envejecen
otros, y así siempre se está adaptando a
nuevas situaciones.
12. Se refiere al amor conyugal que funda el
matrimonio, la complementariedad sexual de
hombre y mujer que se abre a la vida, así como
al complemento de paternidad y maternidad que
se articula tanto en la autoridad y liderazgo de
ambos hacia los hijos, como en su abnegación y
entrega.
13. Es posible que en eso consista la identidad
sustancial de la familia. Pero hoy en la cultura
que compartimos ya se ha operado la
separación de la familia de al menos dos de
esas notas esenciales que H. Corral menciona:
separación de la familia del matrimonio y de la
heterosexualidad.
14. La sexualidad de la procreación, apoyada en las
posibilidades actuales que da el desarrollo
científico-técnico.
15. Al punto que hoy la familia se ha vuelto más bien
una realidad psicológica: “mi familia” (y caben
todo tipo de realidades familiares). Ahora bien,
ese mismo subrayado en el amor ha conducido a
rechazar la indisolubilidad como rasgo esencial y
reinstalar el divorcio.
16. La profecía de F. Engels
1.2Ya lo había dicho el propio F. Engels en 1884: “Pero
lo que sin duda alguna desaparecerá de la monogamia
son todos los caracteres que le han impreso las
relaciones de propiedad, a las que debe su origen.
Estos caracteres son, en primer término, la
preponderancia del hombre y, luego la
indisolubilidad del matrimonio. (…) (Origen de la
familia, la propiedad privada y el Estado).
17. Si el matrimonio fundado en el amor es el único
moral, sólo puede ser moral el matrimonio donde el
amor persiste. (…) cuando el afecto desaparezca o
sea reemplazado por un nuevo amor apasionado, el
divorcio será un beneficio lo mismo para ambas
partes que para la sociedad. Sólo que deberá
ahorrarse a la gente tener que pasar por el barrizal
inútil de un pleito de divorcio” (F. Engels, el origen
de la familia, de la Propiedad Privada y del Estado.
Del socialismo utópico al socialismo científico
(Madrid 2001)).
18. Cuestión
En medio de toda la crisis la pregunta perdura:
¿Cuál es la identidad de la familia de hoy? Para el
hombre y la mujer de hoy, esta pregunta está lejos
aún de ser respondida.
22. Familias que se desintegran no constituye ninguna
novedad. Eso ha ocurrido siempre. Entonces,
¿cuál es el problema hoy? ¿De dónde tanta
alarma y tanto pesimismo frente al futuro de la
familia? La novedad está en buena parte en que
los pilares de la “familia tradicional” hoy están
relativizados y se derrumban ante la nueva
situación vital de nuestras sociedades
económicamente más desarrolladas.
23.
24. Las nuevas situaciones familiares cobran
legitimidad social y jurídica, al tiempo que tienden
a reclamar para sí el lenguaje antes reservado
para la “familia tradicional”. Así todas las
alternativas de agrupación familiar hoy exigen ser
reconocidas como “familias”, y todas las uniones
de parejas aspiran a ser reconocidas como
“matrimonio”.
25.
26.
27. En general, las situaciones familiares que hoy son
legitimadas y elevadas a “modelos de familias” no
son nuevas. Son variantes familiares que siempre
se han dado y bien conocidas, sólo que muchas
de ellas cayeron en descrédito ante una cultura
cristiana que se sobrepuso a las culturas
anteriores sea la greco-romana, la bárbara, o la
amerindia, etc.
28. El proceso de secularización de nuestras sociedades
occidentales ha favorecido un cierto resurgimiento de viejas
prácticas (por lo demás, nunca abandonadas del todo) pero con
evidentes notas aportadas por la cultura cristiana. Como bien
apuntaba A. Müller-Armack en su libro ya citado: “Toda
secularización permanece unida al suelo confesional del que
nace” (A. Müller-Armack, El siglo sin Dios, México 1968, 24).
Por eso en los cambios que la secularización occidental ha
promovido, hay sin embargo tanto de cristiano.
“No hay peor cuña que la de la propia madera”
29. Por tanto, cabe preguntarse ¿qué es lo que se
desintegra de la familia? Una forma histórica de
ser familia. El resurgimiento de viejas, y no me
atrevo a decir abandonadas, variantes de
agrupamientos familiares, hoy bajo la égida o
protección de la legitimación social y cada vez
más también jurídica, viene parejo, a mi modo de
ver, con críticas al modelo “tradicional” de familia.
¿Qué es lo que se desintegra?
30. Se le reprocha lo que ya no se está dispuesto a
tolerar en nuestra época: machismo patriarcal,
sumisión y dependencia económica y cultural de
la mujer, la casi irrelevante consideración del
amor conyugal, de la necesidad de felicidad
subjetiva de los esposos, la hipervaloración de las
obligaciones objetivas, etc.
En otras palabras, se le reprocha su
estancamiento y falta de funcionalidad para la
sociedad actual.
33. Si analizamos la familia desde nuestra óptica
cristiana: esta se funda en el sacramento del
matrimonio “entre un varón y una mujer, signo del
amor de Dios por la humanidad y de la entrega de
Cristo por su esposa, la Iglesia. Desde esta alianza
de amor, se despliegan la paternidad y la
maternidad” (DA 433).
2.1.Familia, escuela de amor
34. “Fundada por el Creador y en posesión de sus
propias leyes, la íntima comunidad conyugal de
vida y amor está establecida sobre la alianza de
los cónyuges, es decir, sobre su consentimiento
personal e irrevocable”.
35. EL DESIGNIO DE DIOS SOBRE EL MATRIMONIO Y
LA FAMILIA
11. El hombre imagen de Dios Amor
12. Matrimonio y comunión entre Dios y los hombres
13. Jesucristo, esposo de la Iglesia, y el sacramento del
matrimonio
14. Los hijos, don preciosísimo del matrimonio
15. La familia, comunión de personas
16. Matrimonio y virginidad
36.
37. El matrimonio, el matrimonio sacramento, es una
alianza de personas en el amor. Y el amor puede
ser profundizado y custodiado solamente por el
amor, aquel amor que es «derramado» en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido
dado» (Rm 5, 5)”. Esto es lo ideal.
38.
39.
40. Pero se constata que en nuestra sociedad con
frecuencia no se da o se olvida el verdadero
sentido del sacramento por desconocimiento y
porque se asume el matrimonio como un acto
social, que no lleva a un mayor compromiso. Son
más frecuentes los convivientes, el amor por
compromiso.
2.3. Olvido de lo fundamental (el amor)
41.
42. Y sin embargo, esto es lo que tenemos que
afirmar el valor de una comunidad de amor,
imagen y reflejo de la Trinidad. Ese amor que se
construye en base al diálogo, a saber escucharse
con atención, decirse el uno al otro lo que siente,
su decisión de prolongar la vida en sus hijos, que
son reflejo de su amor
Comunidad de amor
43.
44. La importancia de vivir un amor transparente y
demostrado. Qué importante es que los hijos vean
que sus padres se aman, que se prodigan
caricias, que están atentos y que saben compartir
ese amor con ellos.
Que diferente es ver un adolescente cuando se
siente querido y amado y un adolescente con
problemas, triste, cuando le falta el amor.
Todo nos lleva a reflexionar sobre el amor y este
aspecto de nuestra identidad.
Un amor demostrado
47. Una de las constataciones pastorales más
frecuente y reiterativa es la falta de implicación de
las familias en la transmisión de la fe. Las familias
envían a los niños a catequesis (ya no como
antes) y la persona que suele acompañar son las
mujeres, las madres.
Son pocas las parejas que acompañan a sus hijos
en la educación de la fe. Y la fe es un don que
viene de Dios.
Familia, educadora de la fe
48. Constatamos en nuestra sociedad la ausencia del
padre, sea por abandono, por trabajar en otro
lugar, o porque la cuestión religiosa no le interesa.
Hay un desconocimiento de la Palabra de Dios y
una fe débil por desconocimiento de su
identificación cristiana católica.
Desconocimiento, despreocupación
51. La familia no se cierra en sí misma, sino que mira al
bien común, asumiendo una función social (FC 42)
La familia es parte de la sociedad, donde va
distinguiendo como influye el individualismo, la
inseguridad, la violencia, la insolidaridad, la
insensibilidad, en forma negativa en la sociedad. Y
cómo educar y formar a sus hijos para que
contribuyan a la mejora de la sociedad como un ser
social.
Proyección social
52.
53. La familia convencida de su identidad cristiana,
educa y forma en los valores evangélicos como
defensora de la vida. Porque la vida es un don de
Dios y porque creemos en Jesús como Señor de
la vida, enseña a sus hijos a amar la vida,
defenderla, protegerla. Sólo así respetará y amará
la vida de los demás.
El valor de la vida
54.
55. El amor y el respeto por el medioambiente como
don de Dios. La tierra, el sol, el aire, el mar, son
dones de Dios. De allí el desafío para las nuevas
generaciones y para la familia en general es
cuidar y proteger el medioambiente como don de
Dios.
El valor del medioambiente
56.
57. El valor de la libertad para ser constructor de una
sociedad que tenga la capacidad de liberarse de
todo aquello que no le permita su realización
como persona libre. Y esto va unido a la verdad.
“La verdad nos hace libres”.
El valor de la libertad
58.
59. El valor de la paz. Una familia que vive en paz
busca la justicia. Y sólo puede ser constructora de
paz, cuando tiene una gran capacidad de
tolerancia, de respeto, de escucha.
El valor de la paz
60.
61. Una familia que vive los valores que Jesús nos
comunica en el evangelio puede operar un
cambio en la mente y en el corazón de la
sociedad.
Agente de cambio
62.
63. “La familia, como comunidad educadora
fundamental e insustituible, es el vehículo
privilegiado para la transmisión de aquellos
valores religiosos y culturales que ayudan a la
persona a adquirir la propia identidad. Fundada en
el amor y abierta al don de la vida, la familia lleva
consigo el provenir mismo de la sociedad; su
papel especialísimo es el de contribuir
eficazmente a un futuro de Paz (Jornada mundial
de la Paz, 1994).
La palabra del Magisterio
66. 1. Una familia valora, ama, respeta a la persona y
promueve la realización de la misma, dándole
seguridad con amor y respeto.
Respeto a la persona
67. 2. La fe da consistencia a la familia, cuando la
Palabra de Dios ilumina sus vidas, sus proyectos
personales y comunitarios. La fe la práctica en el
amor a Dios, a sí mismo y a su prójimo. Cultiva el
valor de la solidaridad y la defensa de los
excluidos, sobre todo de niños carentes de lo
necesario para vivir. Su práctica nace de la
oración en familia.
El valor de la fe
68. 3. La familia es una comunidad de personas: Los
esposos ya no son una comunión entre el tú y del
yo, sino se abre a “nosotros”, cuando engendran
a los hijos. De esa comunión pasan a la
comunidad familiar.
Comunidad de personas
69. 4. La solidaridad con la familia humana, implica
nuestro compromiso sobre todo con las más
vulnerables y marginales.
Solidaridad
70. 5. Prodigar el amor, el acompañamiento, la
ternura, la responsabilidad y la misión compartida
de la familia, en especial con niños, adolescentes
y jóvenes, para saber inculcar los valores de la
generosidad, la capacidad de hacer bien las
cosas, inspirados por el evangelio de Jesús.
El amor
71. 6. Se convierte en una familia que sabe resistir
las dificultades y adaptarse proteicamente ante la
realidad que llega. Se convierte en una familia
resiliente.
Familia resiliente
75. En la Carta a las Familias, el papa san Juan Pablo
II comenzaba su reflexión evocando precisamente
la presencia de la Sagrada Familia en Nazaret:
“Se sabe que el Redentor pasó gran parte de su
vida oculta en Nazaret: ‘sujeto’ (Lc 2, 51) como ‘Hijo
del hombre’ a María, su Madre, y a José, el
carpintero. Esa ‘obediencia’ filial, ¿no es ya la
primera expresión de aquella obediencia suya al
Padre ‘hasta la muerte’ (Flp 2, 8), mediante la cual
redimió al mundo?” (Gratissimum sane 2). Desafíos
pastorales´…36-38.
La vida de Nazaret
76.
77. Misterio de Encarnación
Es la voluntad de Dios que decide entrar en la
historia humana como sujeto activo y pasivo la
que determina que una familia concreta pueda
convertirse en modélica para la fe cristiana.
•La aceptación de Dios y su palabra
•El don de la Palabra. Ellos mismos se
convierten en Palabra
78.
79. Los Santos Padres y la espiritualidad
cristiana nos presentan a la Familia de
Nazaret como modelo de Iglesia.
La aceptación de la comunidad en una doble
vertiente (vertical, viven abiertos a la trascendencia)
y horizontal (se convierten en familia que acoge),
pero por encima de todo acogen al otro como don de
Dios. La parábola de Nazaret nos revela que en el
fondo de la historia humana, la relación de
conyugalidad es un don Dios y exige fidelidad a un
proyecto que trasciende a los cónyuges.
Misterio de comunión
80.
81. La FN no parece diseñada por Dios para ser fin en sí
misma. Todas las personas que la integran tienen una
misión que les trasciende. Una llamada de atención a
la excesiva referencialidad de algunas de nuestras
familias.
Por consiguiente, conocimiento y aceptación del
mundo concreto. Atención a los signos de los tiempos.
La misión es un don inapreciable. La familia que vive
profundamente el sentido de la misión ve aminorados
sus problemas y consigue una significatividad mayor.
Misterio de misión
87. “Nos pasa, dice monseñor Carlos Osoro, como a los
Magos, que después de verlo y adorarlo, el viaje de
retorno lo hacemos por otro camino, el que nos
marca el Señor. Por eso, tomad conciencia del
regalo que ya tenéis, aunque, quizá, no lo sabemos
valorar: tenemos una familia, vivimos en una familia”.
De una carta siendo arzobispo de Valencia
88. “Mi regalo es, añade monseñor Osoro, que
descubráis con la gracia del Señor ese don que es la
Familia Cristiana. Descubrid lo que son las entrañas
de una familia en la que todos los miembros se
quieren como se querían en la Familia de Nazaret.
De una carta siendo arzobispo de Valencia
89. “Nos dice la Escritura que al llegar los Magos a
Belén “entraron en la casa, vieron al niño con María,
su madre, y cayendo de rodillas la adoraron” (Mt 2,
11). ¡Qué momento más profundo y esperado! Se
trata del encuentro con Jesús. “Entraron en la casa”:
esta casa en cierto modo representa la Iglesia. Y es
que, para encontrar al Salvador, hay que entrar en la
casa que es la Iglesia. Este es mi regalo: “entrad en
la casa”, en la familia, en la “iglesia doméstica”.
De una carta siendo arzobispo de Valencia
90. Invita el Arzobispo a acoger este regalo inmenso que
nos hace el Señor. “Acoged y vivid lo que es la
Familia Cristiana, dice monseñor Osoro, encontraréis
en ella una escuela para aprender a vivir el verdadero
humanismo, la fe y el amor.”
“Os invito, dice, a las Familias Cristianas a que seáis
“lugar” donde se descubra lo que hace Jesucristo en
vosotros y donde todos experimenten la cercanía de
la Iglesia madre y maestra.”
De una carta siendo arzobispo de Valencia
91.
Y termina su carta, como un regalo, proponiendo el
siguiente decálogo de la Familia Cristiana, para que
todos los que formamos parte de la misma vivamos la
misión de anunciar a Jesucristo:
De una carta siendo arzobispo de Valencia
92.
“1. “En el centro de la autorrealización de la Iglesia y
de la Familia Cristiana (iglesia doméstica) está la
conciencia de misión”. Esta conciencia la tiene la
Familia Cristiana (iglesia doméstica) que, como la
Iglesia, vive y cumple la misión que Cristo le ha
confiado. La Iglesia es consciente de que el
matrimonio y la familia constituyen uno de los bienes
más preciosos de la humanidad.
Decálogo
93. 2. “La Familia Cristiana es misterio de comunión”. La
Iglesia y por ello la familia cristiana (iglesia doméstica)
es esencialmente misterio de comunión: comunión
íntima y siempre renovada con la fuente misma de la
vida, que es la Santísima Trinidad; comunión con la
vida de amor con Cristo, Redentor del hombre. El
hombre es imagen de Dios Amor y la comunión de
amor entre Dios y los hombres encuentra una
significativa expresión en el matrimonio entre un
hombre y una mujer, que se caracteriza por la unidad
y la indisolubilidad.
Decálogo
94. 3. “Jesucristo revela la originalidad, el cometido y la fuente
para vivir la Familia Cristiana”. En Jesucristo, esposo de la
Iglesia, se revela la originalidad del matrimonio cristiano y del
don precioso del mismo que son los hijos. Son cuatro
cometidos los que tiene la familia cristiana (iglesia doméstica):
formar una comunidad de personas, servir a la vida, participar
en el desarrollo de la sociedad y tomar parte en la vida y la
misión de la Iglesia. ¿Dónde encuentra la fuente para vivir
estos cometidos? Si la Iglesia nace y renace de la Eucaristía,
la Familia Cristiana (iglesia doméstica) nace y renace también
de la Eucaristía. En ella encuentran todos los que forman parte
de la misma su vocación de servidores del amor de Cristo de
unos con otros y hacia fuera de ellos mismos.
Decálogo
95. 4. “La Familia Cristiana, inseparablemente unida al
Señor y con necesidad constante de conversión y
renovación”. Como la Iglesia, la Familia Cristiana
(iglesia doméstica) es humana y divina: esto lo
comprende mejor contemplando el misterio de la
Encarnación.
Decálogo
96. 5. “La Familia Cristiana no tiene otra vida más que la
que le da Jesucristo”. Como la Iglesia, la Familia
Cristiana (iglesia doméstica) no tiene otra vida fuera
de la que le da su Esposo y Señor. Por ello, como la
Iglesia, también la Familia Cristiana es lugar en el que
cada uno debe poder vivir una experiencia de
fraternidad auténtica que se lo hace vivir el mismo
Jesucristo que es su vida.
Decálogo
97. 6. “La esencia, contenido y misión de la Familia
Cristiana tiene su definición en el amor”. Por eso, la
Familia Cristiana (iglesia doméstica), recibe la misión
de custodiar, revelar y comunicar el amor, como
reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la
humanidad y del amor de Cristo por la Iglesia su
esposa. La Familia Cristiana transparenta el amor
mismo de Jesucristo.
Decálogo
98. 7. “La Familia Cristiana fundada y vivificada por el
amor es comunidad de personas”. La Familia
Cristiana (iglesia doméstica) es una comunidad de
personas: del hombre y de la mujer esposos, de los
padres y de los hijos, de los parientes, en los que su
primer cometido es el vivir fielmente la realidad de la
comunión para desarrollar una comunidad de
personas.
Decálogo
99. 8. “La Familia Cristiana es escuela de humanidad, de
fe, de amor, de virtudes y célula de la sociedad y de la
Iglesia”. En la Familia Cristiana (iglesia doméstica) se
fragua el futuro de la humanidad: es la primera
escuela de humanidad y de fe, la primera escuela de
amor y de solidaridad, la primera escuela de todas las
virtudes humanas y cristianas para el ser humano, es
la célula del cuerpo social y de la Iglesia.
Decálogo
100. 9. “La Familia Cristiana muestra que la Iglesia es el
corazón de la humanidad”. En la Familia Cristiana
(iglesia doméstica) se muestra cómo la Iglesia es el
corazón de la humanidad, pues el futuro del mundo y
de la Iglesia pasa a través de la familia y se fragua en
ella.
Decálogo
101. 10. “Para la Familia Cristiana evangelizar es su dicha,
vocación e identidad”. Lo mismo que para la Iglesia
evangelizar constituye su dicha y vocación, su
identidad más profunda, así tiene que ser para la
Familia Cristiana (iglesia doméstica): renovar la
humanidad con la fuerza del Evangelio (criterios de
juicio, valores, puntos de interés, líneas de
pensamiento, fuentes inspiradoras, modelos de vida).
Y todo con el testimonio y anuncio explícito.”
Decálogo
102.
103. Epílogo poético (Mario Benedetti)
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
Epílogo poético
104. tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
Epílogo poético
105. si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
Epílogo poético
106. y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso
Epílogo poético
107. si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
(Lo escuchamos)
Epílogo poético
108.
109. «Estad alegres en el
Señor; os lo repito,
estad alegres. El
Señor está cerca»
(Flp 4, 4-5).
110. BIBLIOGRAFÍA
•ÁLVAREZ DE LAS ASTURIAS, N. (ed.), Redescubrir la
familia. Diagnóstico y propuestas, Palabra, Madrid 2015.
•AUSTIN, G. (ed.), El desafío de la nueva evangelización.
Impulsos para la revitalización de la fe, Sal Terrae,
Santander 2012.
•AUSTIN, G. (ed.), El cambio de valores, Sal Terrae,
Santander 2014.
•CONCILIO VATICANO II, Documentos, BAC, Madrid 1992.
•CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Directorio de la
Pastoral Familiar de la Iglesia en España, EDICE, Madrid
2003.
•DONATI, P., La familia como raíz de la sociedad, BAC,
Madrid 2013.
•JUAN PABLO II, Familiaris consortio, BAC, Madrid 1982.
•KASPER, W., El Evangelio de la familia, Sal Terrae,
Santander 2014.
•PÓLTAWSKA, W., Diario de una amistad. La familia
Póltawski y Karol Wojtyla, San Pablo, Madrid 2011.
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