2. Para-Psiquica Hace casi 400 años (exactamente 389) que Sor María de Jesús empezó en el año 1620 la evangelización de varias tribus indígenas del actual estado de Texas (EE.UU..) con su cuerpo energético o inmaterial sin que su cuerpo físico o material hubiera salido jamás de su lugar de nacimiento —Agreda (Soria) — de su convento de clausura, el de las franciscanas concepcionistas.
9. Para-Psiquica Ante tan esperanzador destino esta es la tétrica visión de un futuro esclavo
Notas del editor
Tuve la suerte de participar, con más de treinta representantes de otras tantas naciones de los cinco continentes y de los organismos vaticanos convocantes, en el Encuentro Internacional sobre la New Age, celebrado en la Ciudad del Vaticano. En la penúltima sesión se pidió que se sugirieran propuestas en orden a un mejor conocimiento de lo que plantea la New Age, que pretende ser una alternativa para sustituir las religiones, éticas, medicina y dietética en Occidente y en los países occidentalizados. Una de las propuestas, aceptada por unanimidad, resaltaba la oportunidad y hasta la necesidad de celebrar simposios y de publicar estudios —también científico-técnicos — sobre la física cuántica en sus puntos de conexión con la Nueva Era, así como con los fenómenos físicos de la mística y los parapsicológicos. Conviene adelantarse a los acontecimientos, pues una vez impuesta una corriente, sobre todo si se hace en nombre de la ciencia, resulta muy difícil enderezar una interpretación torcida y hasta retorcida de cualquier realidad. Es lo que Nueva Era está tratando de divulgar cuando sostiene que todo lo místico es natural y, por lo mismo, sometido a la ciencia. Enseña también que para la «perfección» humana son necesarios la mística y sus fenómenos, no las virtudes; así lo entiende el cristianismo. En la propuesta se mencionaba en primer lugar la bilocación.
Tuve la suerte de participar, con más de treinta representantes de otras tantas naciones de los cinco continentes y de los organismos vaticanos convoyantes, en el Encuentro Internacional sobre la New Age, celebrado en la Ciudad del Vaticano. En la penúltima sesión se pidió que se sugirieran propuestas en orden a un mejor conocimiento de lo que plantea la New Age, que pretende ser una alternativa para sustituir las religiones, éticas, medicina y dietética en Occidente y en los países occidentalizados. Una de las propuestas, aceptada por unanimidad, resaltaba la oportunidad y hasta la necesidad de celebrar simposios y de publicar estudios —también científico-técnicos — sobre la física cuántica en sus puntos de conexión con la Nueva Era, así como con los fenómenos físicos de la mística y los parapsicológicos. Conviene adelantarse a los acontecimientos, pues una vez impuesta una corriente, sobre todo si se hace en nombre de la ciencia, resulta muy difícil enderezar una interpretación torcida y hasta retorcida de cualquier realidad. Es lo que Nueva Era está tratando de divulgar cuando sostiene que todo lo místico es natural y, por lo mismo, sometido a la ciencia. Enseña también que para la «perfección» humana son necesarios la mística y sus fenómenos, no las virtudes; así lo entiende el cristianismo. En la propuesta se mencionaba en primer lugar la bilocación.
El monasterio original de la primera comunidad, fue fundado en la casa de los padres de la Venerable Sor Mª de Jesús el 13 de Enero de 1619, por la madre de Sor María de Jesús, Catalina Arana, su hermana Jerónima y la misma Sor María de Jesús, junto con tres religiosas del Convento de San Luís de Burgos, como se describe en la sección de la gran decisión familiar. El monasterio en que actualmente vivimos se empezó a construir cuando sor Mª de Jesús fue nombrada Abadesa. Los que se dieron cuenta de esta fundación, declara el P. Fuenmayor, “religiosos y religiosas y seglares atribuyeron a cosa de milagro que una pobre religiosa descalza y tan destituida de medios humanos y económicos, emprendiese y concluyese en tan pocos años una fábrica tan grande como un convento é iglesia”… En el tiempo que duró la obra que sólo fueron siete años, y en los que tuvieron lugar no pocos prodigios, "Concurrían algunos días a trabajar todos los de la villa, desde la Señora más delicada hasta el más noble anciano; y todos venían a porfía desde niños, mujeres y viejos…. Fue opinión que dos hombres que trabajaban con título de maestros de obras por todo el tiempo de la fábrica con mucho afán, desinterés y silencio, fueron ángeles, porque sin cobrar sus cantidades se desaparecieron sin más gasto que lo poco que comieron.” Terminada esta maravillosa obra se fijó el día 10 de julio de 1633 para la traslación de las religiosas. “la Villa deseó hacer gran demostración de fiesta y regocijos en esta traslación… Despacharon a los lugares de la Tierra y villas de Ólvega y Matalebreras, con mandamiento del Sr. Obispo y Corregidor, para que viniesen con las cruces y pendones en procesión, y dos hachas de cada lugar y danzas. Asimismo se pregonó que saliesen todos los oficios con las mayores invenciones de fiesta que pudiesen. Y que se sacasen todos los santos de las Cofradías que suelen salir en procesión; y que la Villa vaya con sus maceros, con ropas de damasco y gorras, y se les de velas blancas a todos. Jueves a 7 de julio se sacaron del convento viejo y se llevaron al nuevo los huesos de las monjas difuntas, que fueron tres, entre ellas la Madre Vicaria Sor Catalina del Santísimo Sacramento, madre de la Abadesa Sor María de Jesús; y el cuerpo del Padre Fray Francisco Coronel, padre de la misma. Sábado a 9 de julio bendijo la Iglesia nueva el Rvmo. P. Fr. Francisco Andrés de la Torre. Este día sábado vino el Sr. D. Baltasar Navarro de Arroyta, Obispo de Tarazona… Esta noche hubo hogueras en todas las casas, y luminarias; y en la de la Villa chirimías y mucha música... El domingo a las 7 de la mañana principiaron a venir (al viejo convento) todos los lugares de tierra en procesión, y a las ocho y media ya habían acabado de llegar de todos los lugares. A las 9 salieron de las casa de la villa. Fue saliendo la procesión, delante las cajas y compañía suiza del oficio de la Pelairía, todos los pendones de tierra, las cruces de los lugares y luego las de esta Villa; frailes de San Francisco y San Agustín, capellanes y beneficiados y detrás de las cruces los santos de las Cofradías en sus andas. En medio de esta procesión iban las monjas de dos en dos, con sus velas blancas doradas, y escritos sus nombres en cada una principiando por las más modernas. Hízose la procesión por la calle de los Caballeros, Puerta de Almazán al Castejón, y por el Almudí a la plaza, y por el Corral de los Toros a San Jerónimo, Casas de Diego de Castejón, y por la Puerta Ancha de San Miguel entro en el Mercadal para el convento nuevo; fueron entrando las monjas en su casa, y los demás en la Iglesia, y las cruces y pendones y santos en San Julián, porque no cabían en la Iglesia. La Villa tuvo sus asientos a dos coros al lado del evangelio, y el cabildo y religiosos al lado de la epístola. Principió la misa el Sr. Obispo, hubo grande música de Tarazona y organos. Acabada la misa se volvió la Villa a sus casas del Ayuntamiento, con la compañía de soldados, cajas y chirimías y cada uno se fue a la suya." Generaciones de hermanas han mantenido en este monasterio viva la espiritualidad Concepcionista de la Orden, que vivió en plenitud la Venerable Madre Ágreda, no sin dificultades y penas históricas, como la ocurrida durante la Invasión Francesa en España. El 24 de Noviembre de 1808 la tropas francesas saquearon las casas, los cuatro conventos que entonces existían en Ágreda, dos de religiosos, el de los Padres Franciscanos y el de los Padres agustinos, y otros dos de religiosas, el de las Madres agustinas y éste de Concepcionistas, robando toda clase de ropas y vasos sagrados, oro, plata, y otros caudales de crecida consideración. Ante las amenazas de muerte a los religiosos y religiosas que de los mismos franceses se habían oído la noche del día 24, las hermanas acordaron oportunamente salir del convento en comunidad a las primeras horas del día 25 y con la esperanza puesta en Dios y en la protección de su Venerable Madre, marcharon al cercano pueblo de La Aldehuela, donde permanecieron algunos días. Habiendo entrado en este convento los franceses, quebrantaron todas sus puertas, fracturaron las arcas y profanaron las imágenes sagradas, y llevándose numerosos objetos, también profanaron el sepulcro de la Venerable Madre Ágreda, rompieron violentamente las arcas que encerraban su cuerpo, dejando éste, gracias a Dios, sin ultraje alguno, en la misma forma en que lo habían encontrado. Apenas salieron los franceses del convento, el Rvdo. P. Fr. Manuel Baños, Guardián de San Julián (que había permanecido oculto en la villa), acompañado por el Corregidor de la Villa, el Procurador síndico y otras personas entraron al convento para inspeccionar lo que había sucedido, habiendo visto todas las cerrajas quebrantadas y abiertas las urnas, pero el Venerable cuerpo sin detrimento ni alteración conocida, resolvieron clavar en el momento la puerta del sepulcro y cerrar debidamente todas las de la clausura, regresando las religiosas pocos días después. Salvadas las vicisitudes históricas con la gracia de Dios, el amparo de la Inmaculada Virgen María y la intersección de la Venerable Madre Ágreda, este monasterio ha sido mantenido por generaciones de hermanas en buenas condiciones, tanto en sus cimientos materiales como de vida espiritual contemplativa, cumpliéndose el pasado 10 de Julio de 2008, 375 años de vida comunitaria en él. El Señor llama y reparte sus dones para bien de la Iglesia y de la humanidad. Actualmente la comunidad está formada por 11 hermanas profesas solemnes y dos novicias, que siguiendo las huellas de Santa Beatriz de Silva, fundadora de nuestra Orden y de Sor Mª de Jesús, vivimos el carisma Concepcionista Franciscano, teniendo a María Inmaculada como Madre y Maestra de nuestra comunidad.
Sor María de Jesús, tenía un gran celo por “salvar almas para el Señor”; desde su más tierna edad, Dios le concedió tener una visión del alma en gracia santificante y del alma en pecado mortal que marcó totalmente su vida, desde ese momento María Coronel Arana ya no sería la misma. A partir de allí, su espíritu se encumbraría a buscar sólo a satisfacer a su Amado, a entregarse por entera a Él. El Señor le favoreció con fenómenos exteriores, pero todos estos fenómenos místicos extraordinarios cesaron, para dar paso a una concentración de lo sobrenatural en su interior, el cual se manifestó con el fenómeno único de la bilocación que le hacía actuar a distancia de miles de kilómetros en las tierras americanas de Nuevo México. Era el año 1622. Sor María tenía sólo 20 años. La bilocación que trasladó a Sor María desde su retiro de Ágreda sobre el Atlántico hasta América fue en su tiempo algo que causó el más grande estupor, no sólo en España sino en las mismas Indias, donde ha perdurado hasta nuestros días la fama de la dama azul del Oeste que evangelizara vasta zonas de Nuevo México. Los obstáculos a la acción de los misioneros eran duros. Ante todo la hostilidad de las tribus indígenas, luego la dificultad de las lenguas autóctonas- diferentes y extrañas en su estructura-, las grandes distancias, etc. Es cuando se inician las inexplicables actuaciones de la legendaria “dama de azul” que prepara a los indios a la recepción del bautismo. De estos sucesos dejó ella misma una narración: "Paréceme que un día, después de haber recibido a nuestro Señor, me mostró Su Majestad todo el mundo, y conocí la variedad de cosas criadas; cuán admirable es el Señor en la universidad de la tierra; mostrábame con mucha claridad la multitud de criaturas y almas que había, y entre ellas cúan pocas que profesasen lo puro de la fe, y que entrasen por la puerta del bautismo a ser hijos de la santa Iglesia. Dividíase el corazón de ver que la copiosa redención no cayese sino sobre tan pocos. Conocía cumplido lo del Evangelio, que son muchos los llamados y pocos los escogidos... Entre tanta variedad de los que no profesaban y confesaban la fe, me declaró que la parte de criaturas que tenían mejor disposición para convertirse, y a que más su misericordia se inclinaba, eran los del Nuevo México y otros reinos remotos de hacia aquella parte. Él manifestarme el Altísimo su voluntad en esto, fue mover mi ánimo con nuevos afectos de amor de Dios y del prójimo, y a clamar de lo íntimo de mi alma por aquellas almas.” Era el ardor misionero de Sor María de Jesús. Desde el año 1622 al 1625 se hizo presente, como evangelizadora, lo menos 500 veces -dice en las primeras declaraciones- en las provincias de Quiviras, Jumanas y otras zonas de Nuevo México (actualmente estas zonas se encuentran ubicadas en los estados de Nuevo México, Texas y Arizona de los Estados Unidos de Norteamérica) hasta que la fama que iban adquiriendo tales hechos le aconsejó pedir a Dios que cesaran estos dones, cosa que consiguió. Los indígenas le llamaban "la dama de azul", por el manto celeste de concepcionista que llevaba. Predicó a muchos el Evangelio y hasta sufrió una especie de martirio. Por entonces ya había misioneros franciscanos en aquellas regiones. Y sugirió a los indios que se presentaran a los misioneros para que, una vez evangelizados, toda la región pudiera recibir el bautismo. Se asombraron los misioneros de ver tanta gente dispuesta y comenzaron a indagar dónde podría vivir aquella "dama de azul" que decían los nativos. El año 1630 Alonso Benavides vino a España, se dirigió al ministro general de los Frailes menores, Bernardino de Sena, y le refirió aquella historia de la evangelización de Nuevo México. Y como ya la conocía por otras referencias, le envió al convento de la Purísima Concepción de Ágreda para que comprobase la veracidad de tales revelaciones. Benavides atestiguó que la "dama de azul" no era otra que María de Ágreda y así lo consignó en sus memorias. De estas bilocaciones se hizo un doble proceso de la Inquisición en los años 1635 y 1650. Sor María de Jesús de Ágreda no sólo fue misionera ella, sino que fue sembradora de inquietudes misionales e inspiradora de vocaciones de grandes y santos misioneros. Conocemos del Beato Junípero Serra (1713-1784), el gran evangelizador y colonizador de California (EE.UU.), que llevaba siempre consigo la Mística Ciudad de Dios y que él continuaría en California, la obra comenzada por Madre Ágreda en Nuevo México. El Venerable José de Carabantes, (Fr. José Velázquez Fresnada, 1628-1694, cuya causa de beatificación se introdujo en 1910), debe su vocación misionera a María de Ágreda, quien le orientó e inculcó este gran servicio a Dios, al ir éste a consultarle sobre la voluntad del Señor en su vida; su misión se desarrollo en Cumaná (Venezuela). Fr. Antonio Margil de Jesús (1657-1726), evangelizador de México, Nicaragua, Guatemala, Costa Rica y Texas, solía leer cada noche un capítulo de la Mística Ciudad de Dios. En nuestros días María de Ágreda continúa inspirando la labor misionera en la Iglesia Católica. Hace más de 50 años el Padre James Flanagan, un sacerdote de la Arquidiócesis de Boston, leyó la versión en Inglés de la Mística Ciudad de Dios. Influenciado por el Evangelio y el libro de la MCD, fundó junto con el Padre John McHugh, la Sociedad de Nuestra Señora de la Santísima Trinidad, SOLT (por sus siglas en Inglés) oficialmente el 16 de Julio de 1958 en la Arquidiócesis de Santa Fe en Nuevo México. Desde su inicio ha tenido muchos seguidores, y actualmente esta Sociedad Apostólica expande su labor misionera en parte de América, Europa, Asia y oceanía. El Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Monseñor Ángelo Amato, en una visita no oficial al Monasterio de Sor María de Jesús, recalcó ésta faceta misionera de la Madre Ágreda y exhortó a los feligreses a ser misioneros en el estado o vocación en la cual cada uno ha sido llamado por Dios. La Dama de Azul sigue viva en el corazón de sus fieles devotos, quienes le profesan una gran devoción, no por lo “extraordinario o sobrenatural” de sus bilocaciones, sino por el amor con que anunció y sigue anunciando el Evangelio: “las maravillas que Dios hace con los hombres”(Sal 106).
Sor María de Jesús, tenía un gran celo por “salvar almas para el Señor”; desde su más tierna edad, Dios le concedió tener una visión del alma en gracia santificante y del alma en pecado mortal que marcó totalmente su vida, desde ese momento María Coronel Arana ya no sería la misma. A partir de allí, su espíritu se encumbraría a buscar sólo a satisfacer a su Amado, a entregarse por entera a Él. El Señor le favoreció con fenómenos exteriores , pero todos estos fenómenos místicos extraordinarios cesaron, para dar paso a una concentración de lo sobrenatural en su interior, el cual se manifestó con el fenómeno único de la bilocación que le hacía actuar a distancia de miles de kilómetros en las tierras americanas de Nuevo México. Era el año 1622. Sor María tenía sólo 20 años. La bilocación que trasladó a Sor María desde su retiro de Ágreda sobre el Atlántico hasta América fue en su tiempo algo que causó el más grande estupor, no sólo en España sino en las mismas Indias, donde ha perdurado hasta nuestros días la fama de la dama azul del Oeste que evangelizara vasta zonas de Nuevo México. Los obstáculos a la acción de los misioneros eran duros. Ante todo la hostilidad de las tribus indígenas, luego la dificultad de las lenguas autóctonas- diferentes y extrañas en su estructura-, las grandes distancias, etc. Es cuando se inician las inexplicables actuaciones de la legendaria “dama de azul” que prepara a los indios a la recepción del bautismo. De estos sucesos dejó ella misma una narración: "Paréceme que un día, después de haber recibido a nuestro Señor, me mostró Su Majestad todo el mundo, y conocí la variedad de cosas criadas; cuán admirable es el Señor en la universidad de la tierra; mostrábame con mucha claridad la multitud de criaturas y almas que había, y entre ellas cúan pocas que profesasen lo puro de la fe, y que entrasen por la puerta del bautismo a ser hijos de la santa Iglesia. Dividíase el corazón de ver que la copiosa redención no cayese sino sobre tan pocos. Conocía cumplido lo del Evangelio, que son muchos los llamados y pocos los escogidos... Entre tanta variedad de los que no profesaban y confesaban la fe, me declaró que la parte de criaturas que tenían mejor disposición para convertirse, y a que más su misericordia se inclinaba, eran los del Nuevo México y otros reinos remotos de hacia aquella parte. Él manifestarme el Altísimo su voluntad en esto, fue mover mi ánimo con nuevos afectos de amor de Dios y del prójimo, y a clamar de lo íntimo de mi alma por aquellas almas.” Era el ardor misionero de Sor María de Jesús. Desde el año 1622 al 1625 se hizo presente, como evangelizadora, lo menos 500 veces -dice en las primeras declaraciones- en las provincias de Quiviras, Jumanas y otras zonas de Nuevo México (actualmente estas zonas se encuentran ubicadas en los estados de Nuevo México, Texas y Arizona de los Estados Unidos de Norteamérica) hasta que la fama que iban adquiriendo tales hechos le aconsejó pedir a Dios que cesaran estos dones, cosa que consiguió. Los indígenas le llamaban "la dama de azul", por el manto celeste de concepcionista que llevaba. Predicó a muchos el Evangelio y hasta sufrió una especie de martirio. Por entonces ya había misioneros franciscanos en aquellas regiones. Y sugirió a los indios que se presentaran a los misioneros para que, una vez evangelizados, toda la región pudiera recibir el bautismo. Se asombraron los misioneros de ver tanta gente dispuesta y comenzaron a indagar dónde podría vivir aquella "dama de azul" que decían los nativos. El año 1630 Alonso Benavides vino a España, se dirigió al ministro general de los Frailes menores, Bernardino de Sena, y le refirió aquella histo¬ria de la evangelización de Nuevo México. Y como ya la conocía por otras referencias, le envió al convento de la Purísima Concepción de Ágreda para que comprobase la veracidad de tales revelaciones. Benavides atestiguó que la "dama de azul" no era otra que María de Ágreda y así lo consignó en sus memorias. De estas bilocaciones se hizo un doble proceso de la Inquisición en los años 1635 y 1650. Sor María de Jesús de Ágreda no sólo fue misionera ella, sino que fue sembradora de inquietudes misionales e inspiradora de vocaciones de grandes y santos misioneros. Conocemos del Beato Junípero Serra (1713-1784), el gran evangelizador y colonizador de California (EE.UU.), que llevaba siempre consigo la Mística Ciudad de Dios y que él continuaría en California, la obra comenzada por Madre Ágreda en Nuevo México. El Venerable José de Carabantes , (Fr. José Velázquez Fresnada, 1628-1694, cuya causa de beatificación se introdujo en 1910), debe su vocación misionera a María de Ágreda, quien le orientó e inculcó este gran servicio a Dios, al ir éste a consultarle sobre la voluntad del Señor en su vida; su misión se desarrollo en Cumaná (Venezuela). Fr. Antonio Margil de Jesús (1657-1726), evangelizador de México, Nicaragua, Guatemala, Costa Rica y Texas, solía leer cada noche un capítulo de la Mística Ciudad de Dios. En nuestros días María de Ágreda continúa inspirando la labor misionera en la Iglesia Católica. Hace más de 50 años el Padre James Flanagan, un sacerdote de la Arquidiócesis de Boston, leyó la versión en Inglés de la Mística Ciudad de Dios. Influenciado por el Evangelio y el libro de la MCD, fundó junto con el Padre John McHugh, la Sociedad de Nuestra Señora de la Santísima Trinidad, SOLT (por sus siglas en Inglés) oficialmente el 16 de Julio de 1958 en la Arquidiócesis de Santa Fe en Nuevo México. Desde su inicio ha tenido muchos seguidores, y actualmente esta Sociedad Apostólica expande su labor misionera en parte de América, Europa, Asia y oceanía. El Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Monseñor Ángelo Amato, en una visita no oficial al Monasterio de Sor María de Jesús, recalcó ésta faceta misionera de la Madre Ágreda y exhortó a los feligreses a ser misioneros en el estado o vocación en la cual cada uno ha sido llamado por Dios. La Dama de Azul sigue viva en el corazón de sus fieles devotos, quienes le profesan una gran devoción, no por lo “ extraordinario o sobrenatural ” de sus bilocaciones, sino por el amor con que anunció y sigue anunciando el Evangelio: “ las maravillas que Dios hace con los hombres ”(Sal 106).
Sor María de Jesús, tenía un gran celo por “salvar almas para el Señor”; desde su más tierna edad, Dios le concedió tener una visión del alma en gracia santificante y del alma en pecado mortal que marcó totalmente su vida, desde ese momento María Coronel Arana ya no sería la misma. A partir de allí, su espíritu se encumbraría a buscar sólo a satisfacer a su Amado, a entregarse por entera a Él. El Señor le favoreció con fenómenos exteriores , pero todos estos fenómenos místicos extraordinarios cesaron, para dar paso a una concentración de lo sobrenatural en su interior, el cual se manifestó con el fenómeno único de la bilocación que le hacía actuar a distancia de miles de kilómetros en las tierras americanas de Nuevo México. Era el año 1622. Sor María tenía sólo 20 años. La bilocación que trasladó a Sor María desde su retiro de Ágreda sobre el Atlántico hasta América fue en su tiempo algo que causó el más grande estupor, no sólo en España sino en las mismas Indias, donde ha perdurado hasta nuestros días la fama de la dama azul del Oeste que evangelizara vasta zonas de Nuevo México. Los obstáculos a la acción de los misioneros eran duros. Ante todo la hostilidad de las tribus indígenas, luego la dificultad de las lenguas autóctonas- diferentes y extrañas en su estructura-, las grandes distancias, etc. Es cuando se inician las inexplicables actuaciones de la legendaria “dama de azul” que prepara a los indios a la recepción del bautismo. De estos sucesos dejó ella misma una narración: "Paréceme que un día, después de haber recibido a nuestro Señor, me mostró Su Majestad todo el mundo, y conocí la variedad de cosas criadas; cuán admirable es el Señor en la universidad de la tierra; mostrábame con mucha claridad la multitud de criaturas y almas que había, y entre ellas cúan pocas que profesasen lo puro de la fe, y que entrasen por la puerta del bautismo a ser hijos de la santa Iglesia. Dividíase el corazón de ver que la copiosa redención no cayese sino sobre tan pocos. Conocía cumplido lo del Evangelio, que son muchos los llamados y pocos los escogidos... Entre tanta variedad de los que no profesaban y confesaban la fe, me declaró que la parte de criaturas que tenían mejor disposición para convertirse, y a que más su misericordia se inclinaba, eran los del Nuevo México y otros reinos remotos de hacia aquella parte. Él manifestarme el Altísimo su voluntad en esto, fue mover mi ánimo con nuevos afectos de amor de Dios y del prójimo, y a clamar de lo íntimo de mi alma por aquellas almas.” Era el ardor misionero de Sor María de Jesús. Desde el año 1622 al 1625 se hizo presente, como evangelizadora, lo menos 500 veces -dice en las primeras declaraciones- en las provincias de Quiviras, Jumanas y otras zonas de Nuevo México (actualmente estas zonas se encuentran ubicadas en los estados de Nuevo México, Texas y Arizona de los Estados Unidos de Norteamérica) hasta que la fama que iban adquiriendo tales hechos le aconsejó pedir a Dios que cesaran estos dones, cosa que consiguió. Los indígenas le llamaban "la dama de azul", por el manto celeste de concepcionista que llevaba. Predicó a muchos el Evangelio y hasta sufrió una especie de martirio. Por entonces ya había misioneros franciscanos en aquellas regiones. Y sugirió a los indios que se presentaran a los misioneros para que, una vez evangelizados, toda la región pudiera recibir el bautismo. Se asombraron los misioneros de ver tanta gente dispuesta y comenzaron a indagar dónde podría vivir aquella "dama de azul" que decían los nativos. El año 1630 Alonso Benavides vino a España, se dirigió al ministro general de los Frailes menores, Bernardino de Sena, y le refirió aquella histo¬ria de la evangelización de Nuevo México. Y como ya la conocía por otras referencias, le envió al convento de la Purísima Concepción de Ágreda para que comprobase la veracidad de tales revelaciones. Benavides atestiguó que la "dama de azul" no era otra que María de Ágreda y así lo consignó en sus memorias. De estas bilocaciones se hizo un doble proceso de la Inquisición en los años 1635 y 1650. Sor María de Jesús de Ágreda no sólo fue misionera ella, sino que fue sembradora de inquietudes misionales e inspiradora de vocaciones de grandes y santos misioneros. Conocemos del Beato Junípero Serra (1713-1784), el gran evangelizador y colonizador de California (EE.UU.), que llevaba siempre consigo la Mística Ciudad de Dios y que él continuaría en California, la obra comenzada por Madre Ágreda en Nuevo México. El Venerable José de Carabantes , (Fr. José Velázquez Fresnada, 1628-1694, cuya causa de beatificación se introdujo en 1910), debe su vocación misionera a María de Ágreda, quien le orientó e inculcó este gran servicio a Dios, al ir éste a consultarle sobre la voluntad del Señor en su vida; su misión se desarrollo en Cumaná (Venezuela). Fr. Antonio Margil de Jesús (1657-1726), evangelizador de México, Nicaragua, Guatemala, Costa Rica y Texas, solía leer cada noche un capítulo de la Mística Ciudad de Dios. En nuestros días María de Ágreda continúa inspirando la labor misionera en la Iglesia Católica. Hace más de 50 años el Padre James Flanagan, un sacerdote de la Arquidiócesis de Boston, leyó la versión en Inglés de la Mística Ciudad de Dios. Influenciado por el Evangelio y el libro de la MCD, fundó junto con el Padre John McHugh, la Sociedad de Nuestra Señora de la Santísima Trinidad, SOLT (por sus siglas en Inglés) oficialmente el 16 de Julio de 1958 en la Arquidiócesis de Santa Fe en Nuevo México. Desde su inicio ha tenido muchos seguidores, y actualmente esta Sociedad Apostólica expande su labor misionera en parte de América, Europa, Asia y oceanía. El Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Monseñor Ángelo Amato, en una visita no oficial al Monasterio de Sor María de Jesús, recalcó ésta faceta misionera de la Madre Ágreda y exhortó a los feligreses a ser misioneros en el estado o vocación en la cual cada uno ha sido llamado por Dios. La Dama de Azul sigue viva en el corazón de sus fieles devotos, quienes le profesan una gran devoción, no por lo “ extraordinario o sobrenatural ” de sus bilocaciones, sino por el amor con que anunció y sigue anunciando el Evangelio: “ las maravillas que Dios hace con los hombres ”(Sal 106).
Sor María de Jesús, tenía un gran celo por “salvar almas para el Señor”; desde su más tierna edad, Dios le concedió tener una visión del alma en gracia santificante y del alma en pecado mortal que marcó totalmente su vida, desde ese momento María Coronel Arana ya no sería la misma. A partir de allí, su espíritu se encumbraría a buscar sólo a satisfacer a su Amado, a entregarse por entera a Él. El Señor le favoreció con fenómenos exteriores , pero todos estos fenómenos místicos extraordinarios cesaron, para dar paso a una concentración de lo sobrenatural en su interior, el cual se manifestó con el fenómeno único de la bilocación que le hacía actuar a distancia de miles de kilómetros en las tierras americanas de Nuevo México. Era el año 1622. Sor María tenía sólo 20 años. La bilocación que trasladó a Sor María desde su retiro de Ágreda sobre el Atlántico hasta América fue en su tiempo algo que causó el más grande estupor, no sólo en España sino en las mismas Indias, donde ha perdurado hasta nuestros días la fama de la dama azul del Oeste que evangelizara vasta zonas de Nuevo México. Los obstáculos a la acción de los misioneros eran duros. Ante todo la hostilidad de las tribus indígenas, luego la dificultad de las lenguas autóctonas- diferentes y extrañas en su estructura-, las grandes distancias, etc. Es cuando se inician las inexplicables actuaciones de la legendaria “dama de azul” que prepara a los indios a la recepción del bautismo. De estos sucesos dejó ella misma una narración: "Paréceme que un día, después de haber recibido a nuestro Señor, me mostró Su Majestad todo el mundo, y conocí la variedad de cosas criadas; cuán admirable es el Señor en la universidad de la tierra; mostrábame con mucha claridad la multitud de criaturas y almas que había, y entre ellas cúan pocas que profesasen lo puro de la fe, y que entrasen por la puerta del bautismo a ser hijos de la santa Iglesia. Dividíase el corazón de ver que la copiosa redención no cayese sino sobre tan pocos. Conocía cumplido lo del Evangelio, que son muchos los llamados y pocos los escogidos... Entre tanta variedad de los que no profesaban y confesaban la fe, me declaró que la parte de criaturas que tenían mejor disposición para convertirse, y a que más su misericordia se inclinaba, eran los del Nuevo México y otros reinos remotos de hacia aquella parte. Él manifestarme el Altísimo su voluntad en esto, fue mover mi ánimo con nuevos afectos de amor de Dios y del prójimo, y a clamar de lo íntimo de mi alma por aquellas almas.” Era el ardor misionero de Sor María de Jesús. Desde el año 1622 al 1625 se hizo presente, como evangelizadora, lo menos 500 veces -dice en las primeras declaraciones- en las provincias de Quiviras, Jumanas y otras zonas de Nuevo México (actualmente estas zonas se encuentran ubicadas en los estados de Nuevo México, Texas y Arizona de los Estados Unidos de Norteamérica) hasta que la fama que iban adquiriendo tales hechos le aconsejó pedir a Dios que cesaran estos dones, cosa que consiguió. Los indígenas le llamaban "la dama de azul", por el manto celeste de concepcionista que llevaba. Predicó a muchos el Evangelio y hasta sufrió una especie de martirio. Por entonces ya había misioneros franciscanos en aquellas regiones. Y sugirió a los indios que se presentaran a los misioneros para que, una vez evangelizados, toda la región pudiera recibir el bautismo. Se asombraron los misioneros de ver tanta gente dispuesta y comenzaron a indagar dónde podría vivir aquella "dama de azul" que decían los nativos. El año 1630 Alonso Benavides vino a España, se dirigió al ministro general de los Frailes menores, Bernardino de Sena, y le refirió aquella histo¬ria de la evangelización de Nuevo México. Y como ya la conocía por otras referencias, le envió al convento de la Purísima Concepción de Ágreda para que comprobase la veracidad de tales revelaciones. Benavides atestiguó que la "dama de azul" no era otra que María de Ágreda y así lo consignó en sus memorias. De estas bilocaciones se hizo un doble proceso de la Inquisición en los años 1635 y 1650. Sor María de Jesús de Ágreda no sólo fue misionera ella, sino que fue sembradora de inquietudes misionales e inspiradora de vocaciones de grandes y santos misioneros. Conocemos del Beato Junípero Serra (1713-1784), el gran evangelizador y colonizador de California (EE.UU.), que llevaba siempre consigo la Mística Ciudad de Dios y que él continuaría en California, la obra comenzada por Madre Ágreda en Nuevo México. El Venerable José de Carabantes , (Fr. José Velázquez Fresnada, 1628-1694, cuya causa de beatificación se introdujo en 1910), debe su vocación misionera a María de Ágreda, quien le orientó e inculcó este gran servicio a Dios, al ir éste a consultarle sobre la voluntad del Señor en su vida; su misión se desarrollo en Cumaná (Venezuela). Fr. Antonio Margil de Jesús (1657-1726), evangelizador de México, Nicaragua, Guatemala, Costa Rica y Texas, solía leer cada noche un capítulo de la Mística Ciudad de Dios. En nuestros días María de Ágreda continúa inspirando la labor misionera en la Iglesia Católica. Hace más de 50 años el Padre James Flanagan, un sacerdote de la Arquidiócesis de Boston, leyó la versión en Inglés de la Mística Ciudad de Dios. Influenciado por el Evangelio y el libro de la MCD, fundó junto con el Padre John McHugh, la Sociedad de Nuestra Señora de la Santísima Trinidad, SOLT (por sus siglas en Inglés) oficialmente el 16 de Julio de 1958 en la Arquidiócesis de Santa Fe en Nuevo México. Desde su inicio ha tenido muchos seguidores, y actualmente esta Sociedad Apostólica expande su labor misionera en parte de América, Europa, Asia y oceanía. El Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Monseñor Ángelo Amato, en una visita no oficial al Monasterio de Sor María de Jesús, recalcó ésta faceta misionera de la Madre Ágreda y exhortó a los feligreses a ser misioneros en el estado o vocación en la cual cada uno ha sido llamado por Dios. La Dama de Azul sigue viva en el corazón de sus fieles devotos, quienes le profesan una gran devoción, no por lo “ extraordinario o sobrenatural ” de sus bilocaciones, sino por el amor con que anunció y sigue anunciando el Evangelio: “ las maravillas que Dios hace con los hombres ”(Sal 106).
Sor María de Jesús, tenía un gran celo por “salvar almas para el Señor”; desde su más tierna edad, Dios le concedió tener una visión del alma en gracia santificante y del alma en pecado mortal que marcó totalmente su vida, desde ese momento María Coronel Arana ya no sería la misma. A partir de allí, su espíritu se encumbraría a buscar sólo a satisfacer a su Amado, a entregarse por entera a Él. El Señor le favoreció con fenómenos exteriores , pero todos estos fenómenos místicos extraordinarios cesaron, para dar paso a una concentración de lo sobrenatural en su interior, el cual se manifestó con el fenómeno único de la bilocación que le hacía actuar a distancia de miles de kilómetros en las tierras americanas de Nuevo México. Era el año 1622. Sor María tenía sólo 20 años. La bilocación que trasladó a Sor María desde su retiro de Ágreda sobre el Atlántico hasta América fue en su tiempo algo que causó el más grande estupor, no sólo en España sino en las mismas Indias, donde ha perdurado hasta nuestros días la fama de la dama azul del Oeste que evangelizara vasta zonas de Nuevo México. Los obstáculos a la acción de los misioneros eran duros. Ante todo la hostilidad de las tribus indígenas, luego la dificultad de las lenguas autóctonas- diferentes y extrañas en su estructura-, las grandes distancias, etc. Es cuando se inician las inexplicables actuaciones de la legendaria “dama de azul” que prepara a los indios a la recepción del bautismo. De estos sucesos dejó ella misma una narración: "Paréceme que un día, después de haber recibido a nuestro Señor, me mostró Su Majestad todo el mundo, y conocí la variedad de cosas criadas; cuán admirable es el Señor en la universidad de la tierra; mostrábame con mucha claridad la multitud de criaturas y almas que había, y entre ellas cúan pocas que profesasen lo puro de la fe, y que entrasen por la puerta del bautismo a ser hijos de la santa Iglesia. Dividíase el corazón de ver que la copiosa redención no cayese sino sobre tan pocos. Conocía cumplido lo del Evangelio, que son muchos los llamados y pocos los escogidos... Entre tanta variedad de los que no profesaban y confesaban la fe, me declaró que la parte de criaturas que tenían mejor disposición para convertirse, y a que más su misericordia se inclinaba, eran los del Nuevo México y otros reinos remotos de hacia aquella parte. Él manifestarme el Altísimo su voluntad en esto, fue mover mi ánimo con nuevos afectos de amor de Dios y del prójimo, y a clamar de lo íntimo de mi alma por aquellas almas.” Era el ardor misionero de Sor María de Jesús. Desde el año 1622 al 1625 se hizo presente, como evangelizadora, lo menos 500 veces -dice en las primeras declaraciones- en las provincias de Quiviras, Jumanas y otras zonas de Nuevo México (actualmente estas zonas se encuentran ubicadas en los estados de Nuevo México, Texas y Arizona de los Estados Unidos de Norteamérica) hasta que la fama que iban adquiriendo tales hechos le aconsejó pedir a Dios que cesaran estos dones, cosa que consiguió. Los indígenas le llamaban "la dama de azul", por el manto celeste de concepcionista que llevaba. Predicó a muchos el Evangelio y hasta sufrió una especie de martirio. Por entonces ya había misioneros franciscanos en aquellas regiones. Y sugirió a los indios que se presentaran a los misioneros para que, una vez evangelizados, toda la región pudiera recibir el bautismo. Se asombraron los misioneros de ver tanta gente dispuesta y comenzaron a indagar dónde podría vivir aquella "dama de azul" que decían los nativos. El año 1630 Alonso Benavides vino a España, se dirigió al ministro general de los Frailes menores, Bernardino de Sena, y le refirió aquella histo¬ria de la evangelización de Nuevo México. Y como ya la conocía por otras referencias, le envió al convento de la Purísima Concepción de Ágreda para que comprobase la veracidad de tales revelaciones. Benavides atestiguó que la "dama de azul" no era otra que María de Ágreda y así lo consignó en sus memorias. De estas bilocaciones se hizo un doble proceso de la Inquisición en los años 1635 y 1650. Sor María de Jesús de Ágreda no sólo fue misionera ella, sino que fue sembradora de inquietudes misionales e inspiradora de vocaciones de grandes y santos misioneros. Conocemos del Beato Junípero Serra (1713-1784), el gran evangelizador y colonizador de California (EE.UU.), que llevaba siempre consigo la Mística Ciudad de Dios y que él continuaría en California, la obra comenzada por Madre Ágreda en Nuevo México. El Venerable José de Carabantes , (Fr. José Velázquez Fresnada, 1628-1694, cuya causa de beatificación se introdujo en 1910), debe su vocación misionera a María de Ágreda, quien le orientó e inculcó este gran servicio a Dios, al ir éste a consultarle sobre la voluntad del Señor en su vida; su misión se desarrollo en Cumaná (Venezuela). Fr. Antonio Margil de Jesús (1657-1726), evangelizador de México, Nicaragua, Guatemala, Costa Rica y Texas, solía leer cada noche un capítulo de la Mística Ciudad de Dios. En nuestros días María de Ágreda continúa inspirando la labor misionera en la Iglesia Católica. Hace más de 50 años el Padre James Flanagan, un sacerdote de la Arquidiócesis de Boston, leyó la versión en Inglés de la Mística Ciudad de Dios. Influenciado por el Evangelio y el libro de la MCD, fundó junto con el Padre John McHugh, la Sociedad de Nuestra Señora de la Santísima Trinidad, SOLT (por sus siglas en Inglés) oficialmente el 16 de Julio de 1958 en la Arquidiócesis de Santa Fe en Nuevo México. Desde su inicio ha tenido muchos seguidores, y actualmente esta Sociedad Apostólica expande su labor misionera en parte de América, Europa, Asia y oceanía. El Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Monseñor Ángelo Amato, en una visita no oficial al Monasterio de Sor María de Jesús, recalcó ésta faceta misionera de la Madre Ágreda y exhortó a los feligreses a ser misioneros en el estado o vocación en la cual cada uno ha sido llamado por Dios. La Dama de Azul sigue viva en el corazón de sus fieles devotos, quienes le profesan una gran devoción, no por lo “ extraordinario o sobrenatural ” de sus bilocaciones, sino por el amor con que anunció y sigue anunciando el Evangelio: “ las maravillas que Dios hace con los hombres ”(Sal 106).
Sor María de Jesús, tenía un gran celo por “salvar almas para el Señor”; desde su más tierna edad, Dios le concedió tener una visión del alma en gracia santificante y del alma en pecado mortal que marcó totalmente su vida, desde ese momento María Coronel Arana ya no sería la misma. A partir de allí, su espíritu se encumbraría a buscar sólo a satisfacer a su Amado, a entregarse por entera a Él. El Señor le favoreció con fenómenos exteriores , pero todos estos fenómenos místicos extraordinarios cesaron, para dar paso a una concentración de lo sobrenatural en su interior, el cual se manifestó con el fenómeno único de la bilocación que le hacía actuar a distancia de miles de kilómetros en las tierras americanas de Nuevo México. Era el año 1622. Sor María tenía sólo 20 años. La bilocación que trasladó a Sor María desde su retiro de Ágreda sobre el Atlántico hasta América fue en su tiempo algo que causó el más grande estupor, no sólo en España sino en las mismas Indias, donde ha perdurado hasta nuestros días la fama de la dama azul del Oeste que evangelizara vasta zonas de Nuevo México. Los obstáculos a la acción de los misioneros eran duros. Ante todo la hostilidad de las tribus indígenas, luego la dificultad de las lenguas autóctonas- diferentes y extrañas en su estructura-, las grandes distancias, etc. Es cuando se inician las inexplicables actuaciones de la legendaria “dama de azul” que prepara a los indios a la recepción del bautismo. De estos sucesos dejó ella misma una narración: "Paréceme que un día, después de haber recibido a nuestro Señor, me mostró Su Majestad todo el mundo, y conocí la variedad de cosas criadas; cuán admirable es el Señor en la universidad de la tierra; mostrábame con mucha claridad la multitud de criaturas y almas que había, y entre ellas cúan pocas que profesasen lo puro de la fe, y que entrasen por la puerta del bautismo a ser hijos de la santa Iglesia. Dividíase el corazón de ver que la copiosa redención no cayese sino sobre tan pocos. Conocía cumplido lo del Evangelio, que son muchos los llamados y pocos los escogidos... Entre tanta variedad de los que no profesaban y confesaban la fe, me declaró que la parte de criaturas que tenían mejor disposición para convertirse, y a que más su misericordia se inclinaba, eran los del Nuevo México y otros reinos remotos de hacia aquella parte. Él manifestarme el Altísimo su voluntad en esto, fue mover mi ánimo con nuevos afectos de amor de Dios y del prójimo, y a clamar de lo íntimo de mi alma por aquellas almas.” Era el ardor misionero de Sor María de Jesús. Desde el año 1622 al 1625 se hizo presente, como evangelizadora, lo menos 500 veces -dice en las primeras declaraciones- en las provincias de Quiviras, Jumanas y otras zonas de Nuevo México (actualmente estas zonas se encuentran ubicadas en los estados de Nuevo México, Texas y Arizona de los Estados Unidos de Norteamérica) hasta que la fama que iban adquiriendo tales hechos le aconsejó pedir a Dios que cesaran estos dones, cosa que consiguió. Los indígenas le llamaban "la dama de azul", por el manto celeste de concepcionista que llevaba. Predicó a muchos el Evangelio y hasta sufrió una especie de martirio. Por entonces ya había misioneros franciscanos en aquellas regiones. Y sugirió a los indios que se presentaran a los misioneros para que, una vez evangelizados, toda la región pudiera recibir el bautismo. Se asombraron los misioneros de ver tanta gente dispuesta y comenzaron a indagar dónde podría vivir aquella "dama de azul" que decían los nativos. El año 1630 Alonso Benavides vino a España, se dirigió al ministro general de los Frailes menores, Bernardino de Sena, y le refirió aquella histo¬ria de la evangelización de Nuevo México. Y como ya la conocía por otras referencias, le envió al convento de la Purísima Concepción de Ágreda para que comprobase la veracidad de tales revelaciones. Benavides atestiguó que la "dama de azul" no era otra que María de Ágreda y así lo consignó en sus memorias. De estas bilocaciones se hizo un doble proceso de la Inquisición en los años 1635 y 1650. Sor María de Jesús de Ágreda no sólo fue misionera ella, sino que fue sembradora de inquietudes misionales e inspiradora de vocaciones de grandes y santos misioneros. Conocemos del Beato Junípero Serra (1713-1784), el gran evangelizador y colonizador de California (EE.UU.), que llevaba siempre consigo la Mística Ciudad de Dios y que él continuaría en California, la obra comenzada por Madre Ágreda en Nuevo México. El Venerable José de Carabantes , (Fr. José Velázquez Fresnada, 1628-1694, cuya causa de beatificación se introdujo en 1910), debe su vocación misionera a María de Ágreda, quien le orientó e inculcó este gran servicio a Dios, al ir éste a consultarle sobre la voluntad del Señor en su vida; su misión se desarrollo en Cumaná (Venezuela). Fr. Antonio Margil de Jesús (1657-1726), evangelizador de México, Nicaragua, Guatemala, Costa Rica y Texas, solía leer cada noche un capítulo de la Mística Ciudad de Dios. En nuestros días María de Ágreda continúa inspirando la labor misionera en la Iglesia Católica. Hace más de 50 años el Padre James Flanagan, un sacerdote de la Arquidiócesis de Boston, leyó la versión en Inglés de la Mística Ciudad de Dios. Influenciado por el Evangelio y el libro de la MCD, fundó junto con el Padre John McHugh, la Sociedad de Nuestra Señora de la Santísima Trinidad, SOLT (por sus siglas en Inglés) oficialmente el 16 de Julio de 1958 en la Arquidiócesis de Santa Fe en Nuevo México. Desde su inicio ha tenido muchos seguidores, y actualmente esta Sociedad Apostólica expande su labor misionera en parte de América, Europa, Asia y oceanía. El Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Monseñor Ángelo Amato, en una visita no oficial al Monasterio de Sor María de Jesús, recalcó ésta faceta misionera de la Madre Ágreda y exhortó a los feligreses a ser misioneros en el estado o vocación en la cual cada uno ha sido llamado por Dios. La Dama de Azul sigue viva en el corazón de sus fieles devotos, quienes le profesan una gran devoción, no por lo “ extraordinario o sobrenatural ” de sus bilocaciones, sino por el amor con que anunció y sigue anunciando el Evangelio: “ las maravillas que Dios hace con los hombres ”(Sal 106).