1. El origen del carnaval en México
El carnaval permite el encuentro de bailes, música, juegos, máscaras y
representaciones de la vida cotidiana para constituir un ritual indígena, y de práctica
común en diferentes estados de la República Mexicana a partir de la Cuaresma.
De la palabra grecolatina Carnavale, que significa adiós a la carne, la especialista
señaló que se trata de una de las fiestas de mayor importancia para diversas etnias,
después de las fiestas a la Virgen de Guadalupe o las patronales, debido a que es una
manifestación que congrega a las comunidades, por ser una de las tradiciones más
simbólicas realizadas anualmente.
Los elementos principales de una festividad, para que sea identificada como
carnaval, se refieren a que su celebración coincida con un ciclo agrícola o biológico
como lo marca la Cuaresma a partir del mes de marzo. Otra característica de los
carnavales, es la posibilidad de un cambio de personalidad a través de un disfraz y de
las danzas que satirizan alguna faceta de la vida cotidiana.
Esta festividad, llegó a México desde Europa, a partir del siglo XVI, y retoma después,
diversos elementos de las celebraciones prehispánicas de los aztecas, como las danzas
rituales a la Diosa de la Fertilidad, realizadas en fechas cercanas al Equinoccio de
Primavera.
El carnaval se celebra, un día antes al miércoles de ceniza. A partir de entonces se
inicia la Cuaresma, que a su vez tiene lugar 40 días antes del Domingo de Ramos. Las
fechas son movibles pues dependen del día en que cae la Pascua o el Domingo de
Resurrección cada año. Es decir, el domingo siguiente (entre el 22 y 25 de abril) a la
primera luna llena, posterior al Equinoccio de primavera (entre el 22 y 25 de marzo).
Con lo anterior, se demuestra que existe una similitud entre las fechas en que se
llevaron a cabo las celebraciones prehispánicas, al inicio del ciclo agrícola, y las
festividades católicas como la Semana Santa. Al respecto, la especialista dijo: ¿En la
Época Colonial, se realizaba, en esas fechas, la fiesta de mayor expresión de creencias
y prácticas de la religión popular en Mesoamérica?
El Carnaval en los países católicos, representa la fiesta más alegre para el disfrute del
cuerpo, y concede la posibilidad de tener otra personalidad mediante el uso de
máscaras y disfraces, como parte de un espacio donde se come, bebe y danza, como si
se fuera a acabar el mundo, refirió.
Amparo Sevilla coincide con la frase de Jaques Galinier, que reza: El Señor de la
Muerte llega cada año a fecundar a las mujeres. Este hecho es considerado el mensaje
implícito del Carnaval, que a decir de la investigadora, está vinculado con la
celebración de Todos los Santos, se relaciona con el culto a los ancestros. Por ello, la
tradición asume la colocación de ofrendas, danzas, la presencia de diablos y otros
personajes que se burlan de la realidad mediante el juego.
2. El Diablo es uno de los personajes que le da vida al espíritu carnavalesco, aunque se
trata de un demonio que puede ser benévolo o causar males, según el trato que
reciba en esos días de veneración, como la ratifican algunos estudios realizados en los
estados de Puebla, Querétaro Hidalgo, San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz,
integrados en la región de la Huasteca.
Para diferenciar algunos de los carnavales que se celebran actualmente, la
especialista Amparo Sevilla, explica que en el carnaval de Pantepec, Puebla, los
pobladores otomíes se visten con las ropas de familiares fallecidos. Mientras que en
Tlalchilco, Veracruz, las creencias de los tepehuas sobre la vida y la muerte se vinculan
con los símbolos de la fertilidad. En ese sentido, los personajes recrean una boda, y las
danzas hacen referencia a la nueva cosecha.
En el estado de Chiapas, sobresale la danza Corte de Gallo, que consiste en degollar a
una de estas aves, después de un recorrido a caballo, considerando que este animal es
emblemático del Carnaval, de acuerdo con Amparo Sevilla. Inclusive citó que en la
Biblia se relaciona con la Resurrección de Cristo, además de estar asociado con el
concepto del amanecer y del nuevo ciclo de vida.
Con las celebraciones de los mixtecos en Oaxaca, puede apreciarse un juego que
simboliza el duelo entre el hombre y la naturaleza; con ese fin, los hombres se visten
de diablos, mujeres, o animales como el jaguar, para que, dentro de la danza de los
tejorones (máscaras) el felino luche contra un toro o vaca.
A su vez, en el Carnaval de Tlaxcala son tradicionales las danzas de origen europeo
del Siglo XVIII, y consisten en un baile de parejas característico por el cruzamiento de
líneas. En este caso, se aprecia la clara influencia española en la indumentaria
compuesta por trajes de hombres barbados con ojos azules, sin embargo, se
incorporan materiales como las plumas de aves, de origen prehispánico.
Hoy en día, los carnavales turísticos como el de Veracruz o de Sinaloa, han perdido
todos los elementos originales del carnaval indígena, toda vez que detrás de esa
aparente alegría desbordante, que ofrece un espectáculo de desenfreno, sólo se trata
de una industria que promueve el consumo dentro de toda la serie de ofertas que
ofrece el espectáculo. ¿Lo que queda en escena, es una doble máscara de los
personajes, la máscara que cubre el rostro, y la del supuesto espíritu carnavalesco¿.
De todo ello, lo más preocupante es que su difusión hace pensar que esta festividad
consiste en un simple desfile.
Autor/Redactor: Artes e Historia México
Fuente: Amparo Sevilla Villalobos, De Carnaval a Xantolo, INAH.
3. Es una cuenta independiente en la que se incluyen 5 dias por año para justar los
calendarios, al final de 52 años habrán transcurrido 260 días, es decir un
Tonalpohualli.
Chicome y Yaretzi, la idea es representar los nemontemi.
No hay ninguna luz encendida en los Días Nefastos. Es el final del año y las noches son
mas frias sin el fuego. La gente mayor reza todo el dia. Los jovenes se levantan a la
madrugada esperar el regreso del Sol.
"¿Y si no regresa?"
Los "días nefastos" son los nemontemi, los cinco días finales del año azteca, cuando la
gente de Tenochtitlán se dedicaba a la meditación y la penitencia.
Durante esos días se apagaban todos los fuegos, esperando cada amanecer que el sol
regresara de su viaje nocturno al inframundo. En el quinto día las pleyades se
alineaban en el cenit, y la gente rezaba por que el sol volviera victorioso de su último
viaje a la parte inferior del mundo.
El último día se encendían fuegos en honor al regreso del dios sol, esta ceremonia era
conocida como la Celebración del Fuego Nuevo.
Dibujo en colaboración con Kael el hizo el trazo, yo le metí el color tinta roja y negra
de Chicomecuauhtli en 21:36
Los mexicas los llamaban así: nemontemi. Eran los cinco últimos días de su calendario
(al parecer, del 28 de enero al 1 de febrero del nuestro, aun cuando también podrían
ser del 16 al 20 de marzo). Dado que se trataba de un calendario lunar, con doce
meses de treinta días cada uno, al final el año sumaba 360 días y era necesario
ajustarlo. De ahí que se le añadieran esas cinco jornadas extra. Se trataba de días que
oficialmente no existían (nemontemi quiere decir “días nefastos”) y en los cuales
hombres, mujeres, ancianos, niños, se dedicaban a los excesos de todo tipo: alcohólicos,
gastronómicos, sexuales, dancísticos, etcétera. Eran cinco días de absoluto desorden.
4. ¿QUÉ SON LOS CARNAVALES?
Estas fechas abarcaban y lo continúan haciendo desde el domingo antes del Miércoles
de Ceniza hasta el primer domingo de Cuaresma.
Por más que uno inquiera - a no ser que se sepa latín - no es fácil averiguar el origen
de la palabra carnaval. Lo cierto es que parece provenir de “carnem levare” que
no es otra cosa sino la privación de alimentos, entre los cuales sobresale la carne.
De ahí viene Carna vale, es decir, adiós a la carne. Pero ahondando en
significados, creo que la palabra más exacta para traducir la esencia de los
carnavales es ésta: Currus narvalis. Este carro naval hacía un bello paseo romántico
en barco con ruedas. Llevaba como pasajeros a hombres y mujeres con máscaras. Al
son dela música bullanguera bailaban, cantaban sátiras contra todo y contra todos -
sobre todo contra las autoridades. Y tal era la bondad y felicidad que inundaba a
ellos y ellas que no cesaban de arrojar dulces a lo largo y ancho de su recorrido.
Calendario
No cabe duda de que estas fechas tenían y tienen su calendario propio. Abarcaban y
lo continúan haciendo desde el domingo antes del Miércoles de Ceniza (este año cae
el 25 de febrero) hasta el primer domingo de Cuaresma. Vulgarmente se le conoce
como el domingo de piñata. Piñata es una olla o vasija que contiene dulces que se
cuelgan en lo alto para romperla a golpes con los ojos vendados.
Cuando se estudia el carnaval hay que reconocer que lo que está en el fondo de todo
ello son las fiestas primitivas del comienzo del año (primavera).
En la cultura romana y en todos los territorios dominados por el gran Imperio, el
carnaval se centraba en torno a las fiestas Saturnales, es decir, fiestas en honor al dios
Saturno y al dios del pan (fiestas Lupercales).
Durante ellas predominaba el desorden civil, no había unas medidas tan duras y
estrictas contra los desenfrenos morales. En todos sitios había cantos satíricos. No se
prohibía nada durante estos días. Todo estaba permitido. De ahí que arreciaran las
críticas contra los poderes instituidos, como la autoridad, el poder y la religión.
Debido a muchos excesos, ha habido a lo largo de la historia países que los han
prohibido por miedo a venganzas y por sobrepasarse en los ataques contra los
poderes.
¿Qué se resalta en el carnaval?
Hay tres elementos comunes a todos los, carnavales en las ciudades y pueblos en que
se celebran.
1) Culto al cuerpo. Esto no es de ahora. Cuando vemos los carnavales de Río de
Janeiro (al que por cierto el gobierno ha donado 40 millones de preservativos a los
jóvenes), o los bellísimos de Santa Cruz de Tenerife o los famosos de Cádiz, la
exaltación del cuerpo aparece como exorno fundamental. Y el origen radica en las
5. fiestas romanas. Los soldados imperiales elegían al más guapo y lo proclamaban rey
por un día. Las cosas han cambiado pero el fondo sigue siendo prácticamente el
mismo.
2) El disfraz. Al adentrarse en el estudio de las fiestas, es curioso observar cómo
todas ellas tienen un origen basado en lo religioso. El disfraz, antes, era una forma
empleada para librarse de la influencia de los malos espíritus. Y una forma de lograr
este objetivo, era colocarse la máscara para que no reconocieran a la verdadera
persona. Otros dicen, al contrario, que era un modo de congratularse con los espíritus
poniéndose en el rostro máscaras que, de algún modo, pudiesen imitarlos. Así se veían
libres de su maleficios y obtenían su benevolencia.
3) Lo grotesco. Este tercer elemento es, sin duda, el que más se exalta. Se trata de
una auténtica locura en la bebida, comida, ruptura con todas las normas y
costumbres y todo ello en una atmósfera en que la alegría se pasa en muchas
ocasiones por efecto de lo que se bebe y se come. Son unas fechas en las que impera
el libertinaje, días en los que muchos sienten la necesidad de hacer lo que en otros
momentos no lo pueden llevar a cabo.
La ridiculez tiene su expresión plástica en los monigotes representativos de alguien a
quien se insultan, se quema y provoca la risa entre todos los que viven los carnavales.
Aparte de estos tres elementos comunes a todos los carnavales, hay que añadir la
estética del colorido en los vestidos, carrozas, los concursos de belleza y otras muchas
actividades que promueven las comparsas y chirigotas. Su preparación dura muchos
meses.
Se están introduciendo ahora hasta en las mismas escuelas. Pienso que cuando el arte
se mantiene en sus cánones, la moral en sus sitio y el respeto, estas fiestas que
preparan a una Cuaresma de penitencia y abstinencia como camino a la glorificación
de Cristo en la Pascua, son bellas. Y todo lo que es bello, loable y bueno merece la
pena que el pueblo lo cultive hasta el extremo. Un pueblo sin alegría sana, es un
pueblo triste, decía Demócrito.