2. Estamos en el tiempo de Dios de ver el cumplimiento de muchas de sus promesas dadas a la IBE Callao
3. Ser una iglesia apasionada Ser una iglesia poderosa en Dios Ser una iglesia apasionado por los no creyentes Ser una iglesia esforzada y valiente Ser una iglesia adiestrada para toda lucha espiritual
8. Los ataques ¿Contra quienes? Apoc 12:4, 13, 17 Nuestro Adversario no conoce la compasión. Sus ataques están dirigidos a todo lo que tenga el sello de Dios y a quienes Dios ama
9. Los ataques ¿Contra quienes? La familia: A cada componente de la misma, comenzando dañando la relación de los esposos El ataque se intensifica con la llegada de los hijos
10. Los ataques ¿Contra quienes? La iglesia y sus componentes, intensificado contra el liderazgo Los ataques aumentan en la medida que la iglesia desarrolla vida de obediencia
11. Los ataques ¿Contra quienes? Contra todos los que están emprendiendo caminos para salir del estándar Los ataques buscan que vivas siempre en el mismo nivel.
17. Col 2:14-15 Dios despojó de su poder a los seres espirituales que tienen potencia y autoridad, y por medio de Cristo los humilló públicamente llevándolos como prisioneros en su desfile victorioso.
18. Adiestrándonos No vas a intentar ganar: Ya eres ganador en Cristo Jesús Rom 8:37
19. Rom 8:37-39 Pero en todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro, ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor!
21. Adiestrándonos No te alejes de tus compañeros de batalla Heb 10:24-25
22. Heb 10:24-25 Busquemos la manera de ayudarnos unos a otros a tener más amor y a hacer el bien. No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino animémonos unos a otros; y tanto más cuanto que vemos que el día del Señor se acerca
24. 1 Cor 9:26-27 Yo, por mi parte, no corro a ciegas ni peleo como si estuviera dando golpes al aire. Al contrario, castigo mi cuerpo y lo obligo a obedecerme, para no quedar yo mismo descalificado después de haber enseñado a otros.